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El señor BUSTOS (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado señor Pablo Lorenzini.
El señor LORENZINI.-
Señor Presidente , la pregunta es la siguiente: ¿qué sistema político queremos? ¿El que esté de acuerdo con lo que piensan los parlamentarios, el Gobierno o los partidos políticos? No. Necesitamos un sistema de representación popular en el cual la ciudadanía esté representada y se sienta cómoda.
Por lo tanto, si hay real voluntad del Ejecutivo en esa dirección, preguntémosle directamente a la ciudadanía. ¡Para qué pasar por este Congreso! ¿Por qué no hacemos un plebiscito y que la ciudadanía se pronuncie sobre lo que quiere?
(Aplausos en las tribunas)
Mis colegas se van a enojar por lo que voy a decir, pero algunos comentan que muchos diputados no estarían sentados en estos escaños si no fuera por el sistema binominal.
(Aplausos en las tribunas)
En mi distrito, un candidato sacó el 26 por ciento y no es diputado, sin embargo, aquí hay diputados que fueron elegidos con un 7, 8 y 9 por ciento.
Entonces, en primer lugar, los diputados debemos aceptar la democracia: que sean los ciudadanos los que elijan a los diputados y senadores. Que no prime esta cuestión de los cupos repartidos. ¿En qué país del mundo sólo van dos candidatos?
Además, deberíamos recordar la propuesta seria que hace tiempo presentó el ex senador Edgardo Boeninger en cuanto a revisar el panorama electoral de todo el país.
A propósito de esto, cuando usted va para Santiago en las tardes, señor Presidente , bien resguardado por sus escoltas, tiene tiempo para mirar para el lado y ve Curacaví, ¿piensa que ese pueblito es Santiago?
Cuando voy a mi distrito, por no tener otro camino paso por el puente Loncomilla, que no es de mi distrito, por lo cual se enoja el diputado Tarud. Con esto, quiero decir que la distribución tampoco tiene lógica.
¿Cuántos senadores tiene Santiago o el sur? Es evidente que esto carece de la lógica que, tal vez, tuvo en su minuto.
¿Qué significa esto? ¿Que Chile Primero, el Partido Humanista o el Partido Comunista no tienen opción? ¿Que hoy, amistosamente, los colorines, ex DC, no tienen opción? O sea, ¿cómo aplicamos esto, primero, a los actuales políticos?
Sigamos viendo, ¿cuántos son los adultos mayores del país? Un millón ochocientos mil. Miro a mi alrededor, y no veo más de dos o tres. ¿Dónde están representados? Los deportistas, ¿dónde están representados? Los jóvenes, ¿dónde están representados?
Este proyecto es una señal del Ejecutivo. Me parece bien. El diputado Burgos expresó ayer que era jurídico. Está bien, se debe avanzar en esa dirección, demostrar que existe interés por hacerlo. Pero es un tema político. ¿Dónde se resuelven los temas políticos? En un sistema presidencial, como el chileno, todo se resuelve en La Moneda.
Y cuando uno reclama, incluso desde aquí dentro y ejerce su voto, sus propios partidos le llaman la atención. Pronto trataremos un proyecto de ley en el que se pondrán en práctica las órdenes de partido. Al final, todo se hace en La Moneda; es decir, estamos en un sistema presidencial.
Sin embargo, este tema es político. ¿Y quienes representan políticamente a los ciudadanos? Sólo la Presidenta de la República y los parlamentarios; no los ministros elegidos a dedo. El tema democrático debe resolverse aquí en el Congreso Nacional. No con proyectos armados entre cuatro paredes, discutidos al interior del Gobierno.
Emplazo a la Oposición, varios de sus dirigentes lo han dicho, a redactar un proyecto de verdad, aquí y de inmediato.
Hace cuatro o cinco años, Gabriel Ascencio propuso una iniciativa para incorporar a las “minorías”. Van entre comillas, porque todavía no han sido medidas. ¡Qué sabemos cuántos adherentes tienen estos movimientos, estos partidos! Hay que medirlas.
Vamos a aprobar el proyecto, porque es simbólico y va en el camino correcto.
¿Cuándo nos vamos a atrever los parlamentarios, los partidos y los bloques, porque esto está armado para bloques y cierto tipo de parlamentarios, a discutir aquí y que sea electo quien obtenga más votos, el respaldo ciudadano, más allá de quien tenga el poder?
Por eso, la discusión no es ésta. Uno como parlamentario dice: Está bien que sean 120, 130, 140 ó 150 diputados, como en los tiempos en que mi padre también lo era. Póngale 200, si quiere, ministro , pero con esto usted no está arreglando la representatividad.
Bueno, usted hace lo que puede. Me extraña que el proyecto no sea aprobado, porque en realidad, en el fondo, esto no cambia nada. Lo que debemos hacer es consultar a la ciudadanía. Lo invito a realizar un plebiscito bien claro sobre lo que quiere la gente, sobre cómo desea ser representada.
¿Y por qué no establecer un sistema unicameral? Antes se planteó la idea. En países más desarrollados que el nuestro ese sistema ha funcionado bien. Después de veinte años, tenemos la necesidad de replantearnos el tema. Contamos con las propuestas de Boeninger y del diputado Ascencio , que el Gobierno nunca recogió.
¿Quién está detrás de esto? Por eso, la gente se confunde y la Oposición también. Se dice que no es un tema político, ni del Gobierno ni de la Oposición, en circunstancias de que es transversal, de los ciudadanos, de los chilenos. Por lo tanto, dejemos que ellos decidan. Después, vendrán proyectos de probidad y otros. ¡Ésa no es la fórmula!
¿Cuál será? ¿Permitirle al Partido Comunista estar representado por dos diputados y un senador por descarte? Se van a sentir cómodos, porque es un avance simbólico. Pero el asunto es que se midan, porque así como pueden tener diez diputados y cinco senadores, también puede ser que no obtengan ninguno. La gente debe decidir qué pasa con su rayita.
Me parece que no estamos entrando en la discusión de fondo. Muchos parlamentarios aspiran a ser ministros y viceversa, por lo que, obviamente, se autoprotegen. Hagamos un rediseño de verdad y cambiemos el sistema binominal por uno proporcional. ¡Libertad! ¡Nada de dos candidatos según el pacto que se conforme! ¡Que el sistema sea abierto! ¿O tenemos miedo a medirnos?
Anuncio mi voto favorable al proyecto. Es cierto que constituye una buena señal, pero es una señal retórica y teórica. Señor ministro , juéguesela en La Moneda y preséntenos un proyecto completo. Examinémoslo antes de las elecciones para que la ciudadanía sepa como vota cada parlamentario y advierta si está defendiendo su cupo o quiere que todos los estamentos de nuestra sociedad estén representados.
La discusión sobre esta materia no debe generarse en términos políticos de Gobierno-Oposición, sino como un debate ciudadano. Todos los estamentos tienen la posibilidad de medirse. No puede saberse lo que pasará. ¿Por qué no hacerlo? ¿Por qué tienen que haber pactos por omisión? ¿En qué país democrático se ha visto que, a través de pactos por omisión, se obtengan alcaldías, diputaciones y senadurías? Eso no tiene ninguna lógica.
Observen lo que ocurre con las primarias. Y en esto hablo de mi propio partido. ¿Por qué no convocar a primarias? ¡Porque la designación debe resolverse “a dedo”! Señor Ravinet , partamos por aplicar ese sistema para elegir el candidato que nos representará en las elecciones municipales de la comuna de Santiago ¡Que la gente elija a sus candidatos, como ocurre en Estados Unidos, y no las cúpulas partidarias! Pero no, aquí algunos comienzan a asustarse y otros se enojan. ¡Quienes contamos con el respaldo ciudadano no le tenemos miedo a ese mecanismo! La gente es la que debe elegir. Llamemos a plebiscito y con eso solucionamos el tema.
He dicho
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