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- rdf:value = " MODIFICACIÓN DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA EN RELACIÓN CON LA ELECCIÓN DE DIPUTADOS Y SENADORES. Primer trámite constitucional.El señor WALKER ( Presidente ).
En segundo lugar, corresponde tratar el proyecto de reforma constitucional, originado en moción, en primer trámite constitucional, que modifica el artículo 51 de la Carta Fundamental, en lo referido a la elección de diputados y senadores.
Diputado informante de la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia es el señor Edmundo Eluchans.
Antecedentes:
-Moción, boletín 5429-07, sesión 93ª, en 30 de octubre de 2007. Documentos de la Cuenta Nº 31.
-Primer Informe de la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia, sesión 116ª, en 13 de diciembre de 2007. Documentos de la Cuenta Nº 5.
El señor WALKER (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado informante.
El señor ELUCHANS.-
Señor Presidente , en representación de la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia vengo en informar, en primer trámite constitucional y primero reglamentario, el proyecto de ley, originado en moción del diputado Edmundo Eluchans y copatrocinada por los diputados Jorge Burgos , Juan Bustos , Alberto Cardemil y Guillermo Ceroni , que modifica el artículo 51 de la Constitución Política de la República en lo referido a la elección de diputados y senadores.
En atención a la sencillez de la iniciativa, la Comisión acordó prescindir del trámite de las audiencias públicas a que se refiere el artículo 211 del Reglamento de la Corporación.
Ideas matrices o fundamentales del proyecto.
La idea central del proyecto tiene por objeto modificar el artículo 51 de la Constitución Política para limitar la reelección sucesiva de senadores y diputados, por una vez, en el primer caso, y por dos, en el segundo.
Constancias reglamentarias.
Para los efectos de lo establecido en los números 4º, 5º y 7º del artículo 287 del Reglamento de la Corporación, la Comisión dejó constancia de lo siguiente:
1. Que la disposición única del proyecto no es de la competencia de la Comisión de Hacienda.
2. Que se aprobó la idea de legislar por mayoría de votos (7 votos a favor y 2 en contra).
3. Que la comisión rechazó las siguientes indicaciones:
a) De las diputadas señoras María Antonieta Saa y Laura Soto y del señor Pedro Araya , para reemplazar, en la oración final del artículo único, la expresión “dos” por “tres”.
b) De los mismos diputados, en subsidio de la anterior, para reemplazar en el artículo único la frase “Los senadores podrán ser reelegidos sucesivamente en el cargo sólo por una vez”, por la siguiente: “Los senadores no podrán ser reelegidos sucesivamente en su cargo.”
Se designó diputado informante al señor Edmundo Eluchans.
Quórum de votación.
Conforme con lo establecido en el artículo 127 de la Constitución Política, por tratarse de una reforma constitucional que recae en su Capítulo V, requiere un quórum de aprobación de las tres quintas partes de los diputados y senadores en ejercicio.
Indicaciones declaradas inadmisibles.
El Presidente de la Comisión declaró inadmisibles las siguientes indicaciones:
a) De las diputadas señoras Saa y Soto y del señor Araya para intercalar en el artículo único, después del punto seguido que sigue a la expresión “conjuntamente”, lo siguiente: “Resultarán electos los Diputados y Senadores que obtengan las primeras mayorías individuales del proceso electoral.”
b) De los mismos diputados para derogar el artículo 109 bis de la ley Nº 18.700.
Proyectos de reforma constitucional relacionados con la materia.
Es muy importante precisar esto y sería bueno que la honorable Cámara sepa que con anterioridad a este proyecto que estoy informando, que vamos a debatir y, a lo mejor, a votar esta tarde, en los últimos años, se han presentado diversos proyectos que me voy a permitir leer para los efectos de dejar la constancia correspondiente.
Durante el análisis de la iniciativa -como digo- se tuvieron a la vista los siguientes proyectos de reforma constitucional directamente relacionados con este objetivo:
1) Limita reelección de parlamentarios. Boletín Nº 2181-07. Moción del diputado señor Maximiano Errázuriz.
2) Limita reelección de diputados e impide la de senadores. Boletín Nº 2652-07. Moción de los diputados señores Sergio Aguiló y Carlos Montes.
3) Limita la reelección de diputados y senadores. Boletín Nº 4115-07. Moción de las diputadas señoras Karla Rubilar y Ximena Valcarce y de los diputados señores René Aedo y Francisco Chahuán.
4) Establece un límite a la reelección para los cargos de diputado , senador y concejal. Boletín Nº 4499-07. Moción de la diputada señora Ximena Vidal y de los señores René Alinco , Marco Enríquez-Ominami , Ramón Farías y Tucapel Jiménez.
5) Limita la reelección de diputados y senadores. Boletín Nº 4701-07. Moción del diputado señor Rodrigo González.
6) Modifica el artículo 51 de la Constitución Política de la República, estableciendo reglas especiales en materia de reelección de cargos parlamentarios. Boletín Nº 4891-07. Moción de las diputadas señoras Denise Pascal y Clemira Pacheco y señores Marcelo Díaz , Fidel Espinoza , Fulvio Rossi , Raúl Súnico y Alfonso De Urresti.
Antecedentes.
1.- Los patrocinantes de la moción fundamentan la iniciativa señalando que el desprestigio de la política y de quienes actúan en ella es un fenómeno que va en aumento, circunstancia que hace que parte importante de la ciudadanía no confíe en las autoridades e, incluso, no manifieste interés en participar en los procesos eleccionarios. Agregan que es común que gente valiosa, preparada y con vocación de servicio público se margine completamente de las actividades políticas y no asuma responsabilidades, por considerar que se les niegan las oportunidades y porque las tareas en el servicio público estarían reservadas para quienes hacen carrera política.
Por otra parte, les parece fuera de toda duda que el hecho de que haya personas que ejercen determinados cargos por sucesivos períodos de tiempo atenta contra la renovación de las ideas y propuestas, contra la eficiencia y el correcto ejercicio de los cargos y contra la seriedad, respetabilidad e independencia de las instituciones en que se cumplen dichas funciones, sin perjuicio, además, de que pueda constituirse en una fuente de corrupción.
Agregan que lo que corresponde es aportar al servicio público, para lo cual resulta primordial que lleguen a él los mejores, los que debieran competir sin afrontar las trabas en que se traduce el hecho de que quienes detentan los cargos los mantengan indefinidamente.
Estiman gravemente riesgosa para el sistema democrático la reelección indefinida en los cargos de elección popular, por cuanto ello fomentaría el clientelismo político y la falta de renovación y de acceso de nuevas personas al servicio público. Se declaran partidarios de que en una democracia moderna exista una efectiva alternancia en el poder, facilitando la renovación de ideas y de personas, en beneficio de un régimen político que debe estar cada vez más cerca de la gente y al servicio de sus necesidades.
2.- El inciso segundo del artículo 51 de la Constitución Política expresa: “Las elecciones de diputados y de senadores se efectuarán conjuntamente. Los parlamentarios podrán ser reelegidos en sus cargos”.
Discusión del proyecto.
a) Discusión en general.
Durante el debate acerca de la idea de legislar, el diputado Eluchans explicó los términos de la iniciativa, señalando que su finalidad era limitar la reelección indefinida de los parlamentarios, moción que se había complementado con otra que limitaba también la reelección de alcaldes y concejales y que se encontraba pendiente en la Comisión de Gobierno Interior de la Cámara.
Agregó que lo que se planteaba era que los senadores pudieran ser reelegidos sólo por una vez, es decir, no podrían permanecer más de 16 años consecutivos en el Senado, y para volver deberían dejar pasar un período completo.
En el caso de los diputados, éstos podrían ser reelegidos hasta por dos veces, es decir, podrían desempeñar sucesivamente hasta tres períodos, debiendo dejar pasar uno para volver otra vez.
Fundamentando la conveniencia de establecer la limitación, señaló que quienes son parlamentarios y quienes se dedican a la política en general, no gozan de mucho prestigio ante la opinión pública, que los considera como personas que se mantienen indefinidamente en los cargos para los que han sido elegidos, impidiendo el ingreso de gente nueva y valiosa a la actividad.
El diputado Araya dijo coincidir con las finalidades de la iniciativa, aun cuando no con sus fundamentos, porque no veía razón para que se considerara que gente que había entregado sus esfuerzos y su tiempo a la actividad pública diera lugar, por ese solo hecho, a no producir en el país una renovación de las ideas o a facilitar la corrupción. No obstante apoyar el proyecto, creía que el factor principal del descrédito de la actividad parlamentaria residía en el sistema electoral vigente, que permitía, en muchos casos, conocer anticipadamente quien sería electo o, existiendo sólo dos cupos, declarar elegido al que obtiene el tercer lugar.
Asimismo, creía necesario efectuar una discusión completa sobre el tema, analizando un nuevo estatuto parlamentario.
La diputada señora Laura Soto dijo no estar de acuerdo con la iniciativa por estimar, al igual que el diputado señor Araya , que el factor principal del descrédito de la actividad política provenía del sistema electoral binominal imperante. Por último, señaló que para ella era fundamental la soberanía popular.
La diputada señora Marisol Turres discrepó asimismo de la iniciativa, por cuanto creía que existía una renovación natural de la representación parlamentaria, la que en cada elección alcanzaba alrededor del 40 por ciento. En todo caso, en lo que se refería a la permanencia en el cargo, señaló que sólo 14 diputados lo eran desde 1990.
No veía la razón para limitar la permanencia, por cuanto se trata de personas que aportan, y si bien era dificultoso competir con alguien que detenta el cargo, ello también dependía de la calidad del trabajo efectuado y de la decisión del electorado, que siempre va a apoyar al parlamentario que lo representa bien.
Por último, no creía que por medio de una ley pudiera enfrentarse el desprestigio de la actividad política.
El diputado Jorge Burgos , junto con recordar que una iniciativa similar no había prosperado al tratarse la reforma constitucional de 2005, explicó que los niveles de participación en los actos eleccionarios eran realmente preocupantes, porque revelaban gran falta de interés, especialmente en la juventud. Más de la mitad de los chilenos con derecho a votar no lo hacían, fundamentalmente porque no estaban inscritos.
Respecto de la falta de interés, propia de países europeos y que contrastó con lo sucedido en el plebiscito de 1988, en que hubo una alta participación, dijo que no creía que la reelección indefinida fuera su única causa, pero que estaba entre ellas, y si bien había temas más importantes que podrían mejorar los niveles de participación, como el cambio del sistema electoral, pensaba también que no se contaba con los votos necesarios para ello, por lo que se allanaba a tratar esta iniciativa, ya que había más argumentos a favor de establecer límites a la reelección de los que se esgrimían para sostener lo contrario.
El diputado Cristián Monckeberg consideró necesario debatir este asunto, pero, en todo caso, creía que debía tratarse en conjunto con las demás iniciativas tendientes no sólo a perfeccionar el sistema binominal, sobre el cual su colectividad política ya había hecho una proposición, sino también a tratar la elección de los consejeros regionales, la autoridad regional y los mecanismos para evitar la intervención electoral.
Respecto de la falta de renovación de los cuadros políticos, pensaba que la razón podría residir en la falta de la inscripción automática y el voto voluntario.
En cuanto a la finalidad perseguida por el proyecto, dijo no estar de acuerdo con la limitación, porque confiaba en la soberanía popular y en la libertad y si el electorado, disponiendo de su voto, quería mantener en el cargo a alguien que lo ocupaba por cuatro, seis o más años, esa decisión debería respetarse.
El diputado Guillermo Ceroni dijo apoyar el proyecto porque lo creía conveniente para la realidad y porque se encontraba entre las materias que era posible abordar desde el punto de vista político. Dijo que él también creía y respetaba la libertad y la soberanía popular, pero pensaba que ésta podía expresarse dentro de un sistema que permitiera la competencia, pero que no se daba en forma adecuada con el sistema binominal, el que debería modificarse. No obstante, como la realidad demostraba que ello no era políticamente posible, creía que, al menos, podría cambiarse lo que aquí se trataba, de manera que mediante esta fórmula y en base a la limitación que se establecía, pudiera incorporarse gente nueva al Congreso.
El diputado Alberto Cardemil efectuó una serie de consideraciones destinadas a reconocer el papel que habían protagonizado los parlamentarios en este período, al que llamó de transición y que ya tocaba a su fin. A su juicio, ninguno de los parlamentarios estaba en política por motivos o intereses personales, sino por vocación de servicio, pero la política tenía dos caras: una puramente idealista y otra personal, movida por el amor propio y el deseo de que se acogieran los aportes que se efectuaran. Esto último constituiría el factor que llevaría a no dejar la actividad, razón por la que pensaba que el proyecto resultaba necesario y que se constituiría en una ayuda a la etapa que comenzaba.
El diputado Juan Bustos dijo estar de acuerdo con la iniciativa y ser uno de sus patrocinantes, recordando, además, que su colectividad política había aprobado esta limitación en un congreso celebrado en 1998. Igualmente, se habían presentado en el mismo sentido varios proyectos de ley que no habían tenido mayor éxito, porque para eso se requería de un acuerdo entre todos los sectores.
En todo caso, pensaba que esta modificación debería postergarse, porque en primer lugar habría que sustituir el sistema binominal, lo que implicaría una modificación de fondo y abriría la posibilidad de participación a todos. Insistió en la necesidad de buscar y acordar formas realistas de modificación del sistema binominal, a fin de lograr mayor participación y permitir que la voluntad ciudadana pudiera expresarse realmente y no en la forma sesgada actual.
El diputado señor Saffirio dijo ser partidario del proyecto porque consideraba que el congelamiento de las clases políticas en cualquier sociedad era negativo, por el serio riesgo de autismo que ello implicaba. Citó al efecto un par de ejemplos históricos y añadió que hoy la situación era bastante más complicada.
En cuanto al dato aportado por la diputada señora Turres acerca de la mantención en el cargo desde 1990 de sólo 14 Diputados, estimaba que era una cantidad importante, equivalente a más del 10 por ciento del total, pero que no reflejaba la verdad porque muchos de quienes no seguían en la Corporación, lo hacían ahora en el Senado. Señaló que en Costa Rica existía un buen sistema, consistente en que sus parlamentarios no pueden serlo por más de cuatro años, pudiendo, luego de vueltos a la sociedad civil, ser nuevamente candidatos. Esto permitía efectuar otras actividades.
Asimismo, estimaba que en Chile, la combinación existente de un sistema binominal en un esquema de dos bloques que lograban casi el 90 por ciento del electorado y la reelección indefinida, constituía una barrera casi infranqueable para el ingreso de caras nuevas a la actividad política. Creía que si no era posible el acuerdo para cambiar el sistema por uno proporcional corregido, por lo menos, debería aprobarse el cambio que proponía este proyecto, pues tiene el mérito de contar con el apoyo de integrantes de ambas coaliciones.
A su juicio, la actual situación afectaba la legitimidad de las instituciones y de los grupos dirigentes, situación que iría en aumento y que no creía que pudiera corregirse con un mecanismo de inscripción automática y voto voluntario, ya que se trataría de un fenómeno que alcanzaría a todas las clases políticas, debido a la velocidad del cambio social, la corrupción y la banalidad.
Por todo lo anterior, pensaba que cualquier autolimitación sería positiva ya que abriría las puertas a la competencia. Dijo, por último, ser partidario de períodos iguales para diputados y senadores, porque ya no existiría la razón del efecto moderador propio de la Cámara Alta que se argumentaba en el pasado. Propondría cinco años para todos y dos reelecciones.
Finalmente, quien habla, refiriéndose a algunas críticas formuladas en relación con los fundamentos de la moción, precisó que lo que se decía en ellos, no era necesariamente su opinión personal, sino que expresaba más bien la opinión de la ciudadanía, como claramente se desprendía del texto. Procedió, en seguida, a dar lectura a algunos párrafos del citado texto y reiteró que no había acusado a nadie y que no se había incorporado a la actividad política buscando el desprestigio de persona alguna. Por el contrario, pensaba que esta era una actividad noble y que quienes se dedicaban a ella eran generalmente personas muy respetables.
Cerrado finalmente el debate, se aprobó la idea de legislar por mayoría de votos. (7 votos a favor y 2 en contra).
b) Discusión en particular.
Durante la discusión en particular del proyecto, la Comisión llegó a los siguientes acuerdos.
Artículo único.
Esta disposición reemplaza el inciso segundo del artículo 51 de la Constitución Política para establecer que “Las elecciones de diputados y senadores se efectuarán conjuntamente. Los senadores podrán ser reelegidos sucesivamente en el cargo sólo por una vez; los diputados, en cambio, podrán ser reelegidos sucesivamente en el cargo por dos períodos.”.
La diputada señora Turres consideró que el texto propuesto no parecía lo suficientemente claro, por cuanto no especificaba si el tope de reelecciones se refería al cargo mismo de parlamentario o se establecía en relación al distrito o circunscripción que se representaba, de tal manera que bastaría con levantar la candidatura por un lugar distinto para que el tope quedara sin aplicación, dudas que sustentó también el diputado señor Bustos, recordando lo que ocurría en la práctica con los fiscales regionales, quienes duraban en el cargo ocho años y no podían ser reelegidos, pero que soslayaban tal impedimento por la vía de postular antes del término de su período, por otra región.
Quien informa precisó que el tope afectaba al cargo, de tal manera que postular por un distrito o circunscripción diferente no habilitaba para postularse nuevamente en forma sucesiva, opinión que reforzó el diputado señor Ceroni señalando que si bien el parlamentario era elegido por un sector determinado del país, su cargo era de diputado o senador de la República. No era ese el caso de los fiscales regionales cuyo cargo estaba adscrito a un sector determinado del país.
Las diputadas señoras Saa y Soto y el diputado señor Araya presentaron indicación para reemplazar en la oración final del artículo único, la expresión “dos” por “tres”, y, en subsidio, para el caso de no acogerse la indicación señalada, propusieron sustituir la oración “Los senadores podrán ser reelegidos sucesivamente en el cargo sólo por una vez.”, por la siguiente: “Los senadores no podrán ser reelegidos sucesivamente en su cargo.”.
El diputado señor Araya fundamentó la proposición, señalando que tanto ella, como también la subsidiaria, siempre dentro de la idea de limitar las reelecciones, pretendían equiparar la duración en el cargo de senadores y diputados, es decir, en ambos casos, no podría permanecerse en dichos cargos por más de 16 años.
Ante la observación del diputado señor Eluchans en cuanto a que la propuesta contempla un máximo de 12 años para los diputados, pero que había percibido cierta tendencia en el sentido señalado en la indicación, es decir, equiparar la duración máxima en 16 años, para lo cual los diputados deberían poder ser reelegidos sucesivamente hasta por tres veces, el diputado señor Burgos hizo presente que la cuestión en debate no decía relación con el establecimiento de simetrías en años de duración, sino con el número de reelecciones, motivo por el cual se inclinaba por el proyecto original.
El diputado señor Ceroni señaló que para los efectos buscados por este proyecto, tres reelecciones sucesivas significaban mucho tiempo en el cargo, por lo que consideraba que dos, es decir, 12 años de permanencia, parecían suficientes, opinión con la que coincidió el diputado señor Bustos, quien agregó que le parecía muy difícil que la indicación, especialmente la subsidiaria, fuera acogida en el Senado, lo cual daría lugar al trámite de comisión mixta y a la correspondiente dilación en la aprobación de la reforma.
Cerrado el debate, se rechazó la indicación, tanto la principal como la subsidiaria, por mayoría de votos. (3 votos a favor, 6 en contra y 1 abstención).
Los mismos diputados, señoras Saa y Soto y señor Araya , presentaron una nueva indicación a este artículo, para intercalar después del punto seguido (.) que sigue a la palabra “conjuntamente”, lo siguiente: “Resultarán electos los diputados y senadores que obtengan las primeras mayorías individuales del proceso electoral.”.
El diputado señor Eluchans hizo presente la inadmisibilidad de la indicación por no decir relación con las ideas matrices del proyecto, objeción que acogió el diputado señor Burgos , Presidente de la Comisión , declarándola inadmisible por la razón señalada, no obstante compartir el fondo de la proposición.
Las diputadas señoras Saa y Soto y el diputado señor Araya presentaron una nueva indicación para agregar el siguiente artículo 2º al proyecto:
“Derógase el artículo 109 bis de la ley Nº 18.700.”.
La indicación fue declarada inadmisible por el diputado señor Burgos en virtud de lo dispuesto en el artículo 15 de la ley Nº 18.918, orgánica constitucional del Congreso Nacional, que prohíbe presentar conjuntamente proyectos de reforma constitucional y de ley.
Puesto en votación el artículo único, fue aprobado en los mismos términos por mayoría de votos. (8 votos a favor y 2 en contra).
Artículo nuevo.
Ante las observaciones formuladas por la diputada señora Turres en cuanto a la necesidad de precisar a partir de cuando se haría aplicable esta reforma, toda vez que le parecía poco presentable que la norma rigiera para los nuevos parlamentarios que se incorporaran a futuro en el Congreso, dejando a los actuales como si empezaran, para tales efectos, de cero, el diputado señor Eluchans precisó que la norma solamente podía producir efectos desde el momento en que entrara en vigencia, por lo que, no podría aplicarse hacia atrás y, en consecuencia, los períodos servidos por los actuales parlamentarios no podrían considerarse.
A raíz de lo anterior, la Comisión consideró la proposición formulada en la moción de las diputadas señoras Rubilar y Valcarce y de los diputados señores Aedo y Chahuán para incorporar una norma transitoria en la Constitución que hacía aplicable el límite establecido para las reelecciones a partir de las próximas elecciones, pero considerando que el actual período era el primero.
El diputado señor Eluchans coincidió con la conveniencia de incorporar una norma transitoria, pero no con el efecto retroactivo que le daba la moción citada, opinión que acogió la diputada señora Soto quien sostuvo que las condiciones para el ejercicio del cargo deberían conocerse anticipadamente.
De acuerdo a lo anterior, los diputados señores Araya , Bustos , Cardemil , Eluchans y Cristián Monckeberg y señora Soto presentaron una indicación para agregar la siguiente disposición transitoria en la Constitución Política:
“Vigésima primera.- Lo dispuesto en el inciso segundo del artículo 51, tendrá aplicación sólo a partir de las elecciones parlamentarias del año 2009.”.
Puesta en votación, fue aprobada por mayoría de votos. (8 votos a favor y 2 en contra).
Por las razones señaladas, esta Comisión recomienda aprobar el proyecto de conformidad al siguiente texto:
“Proyecto de reforma constitucional:
Artículo único. Introdúcense las siguientes modificaciones en la Constitución Política de la República:
1. Sustitúyese el inciso segundo del artículo 51 por el siguiente:
“Las elecciones de diputados y de senadores se efectuarán conjuntamente. Los senadores podrán ser reelegidos sucesivamente en el cargo sólo por una vez; los diputados, en cambio, podrán ser reelegidos sucesivamente en el cargo por dos períodos.”.
2. Agrégase la siguiente disposición transitoria:
“Vigésima primera. Lo dispuesto en el inciso segundo del artículo 51, tendrá aplicación sólo a partir de las elecciones parlamentarias del año 2009.”.
Es todo cuanto puedo informar.
He dicho.
El señor WALKER (Presidente).-
En discusión.
Tiene la palabra el honorable diputado Ignacio Urrutia.
El señor URRUTIA.-
Señor Presidente , de ser aprobada la moción, lo más probable es que, cuando esté en régimen, ninguno de los diputados aquí presentes estemos en nuestras funciones. Por lo tanto, legislamos para los futuros diputados y senadores. Eso nos da una libertad absoluta, ya que lo que estamos haciendo no interfiere con nosotros.
En las últimas elecciones, la Cámara de Diputados se ha renovado en un tercio aproximadamente. No es un tema menor. Nadie puede decir que aquí la gente está atornillada, pues cuarenta diputados no son reelegidos en cada elección. También es cierto que algunos diputados van a cumplir veinte años de ejercicio al final del presente período legislativo. Para algunos puede ser excesivo; para otros, experiencia acumulada, que sirve para legislar mejor.
No puedo dejar de transmitir lo que ocurre en países donde no está permitida la reelección. En ellos, los parlamentarios tienen oficinas cerca del Congreso Nacional, pero no vuelven nunca más a sus distritos. Si bien es cierto la Constitución Política nos indica que debemos ser legisladores y fiscalizadores, no lo es menos que también la gente que vota por nosotros nos exige que permanezcamos lo más seguido posible en los distritos por los cuales fuimos elegidos. Mucha gente no comprende nuestra labor. De hecho, una señora me llamó hace un tiempo y me preguntó: “¿Dónde está, diputado ?” Le respondí: “Aquí, voy camino a Valparaíso.” Me dijo: “¿Y qué va a hacer allá “iñor”, si yo voté por usted para que estuviera aquí en la zona.” La gente nos pide no sólo que vengamos a Valparaíso, sino que también estemos lo máximo posible en nuestros distritos, atendiendo sus problemas y necesidades.
Como dije, en los países donde no hay reelección los parlamentarios no van nunca más a sus distritos, porque no tienen ninguna motivación para ello. ¿Para qué van a volver, si no tienen ninguna posibilidad de postular nuevamente a su cargo? Al final, las personas que votaron por ellos se desilusionan, porque sienten que eligieron a un parlamentario que no volvió nunca más a la zona por la que fue elegido.
Además, siento que el proyecto le quita a la ciudadanía su derecho a elegir a la persona que quiera. Si fuera cierto que estamos amarrados al Congreso Nacional, no se habría renovado un tercio de la Cámara de Diputados, como ha ocurrido durante los últimos años, y seguirían en sus cargos -no me incluyo, porque soy parte de los diputados nuevos- los diputados elegidos en 1989. Sin embargo, la ciudadanía ha ido renovando el Congreso Nacional en un tercio durante los últimos años.
Se argumenta que el sistema binominal no permite la renovación. ¿Quién dijo eso? Cuando un diputado va a la reelección, siempre va acompañado de un competidor del partido aliado. Por lo tanto, la ciudadanía tiene derecho a reelegirlo o a elegir a su compañero de lista. Nada limita a la ciudadanía a ejercer ese derecho. No me parece correcto quitarle atribuciones a la ciudadanía para que elija libremente a quien quiera.
Me parece que estamos ante un proyecto que lo único que hará es que los parlamentarios que resulten elegidos no vuelvan nunca más a sus distritos o circunscripciones. En consecuencia, la gente se sentirá mucho más desilusionada que hoy. Quienes creen que la política está desprestigiada por las reelecciones están sumamente equivocados. La política está desprestigiada por otras razones. Recordemos la cantidad de diputados desaforados que hubo en el período pasado. Eso provoca desprestigio. Los diputados que se dedican a la farándula también desprestigian la política. Hay muchas otras razones. Por eso, no estoy de acuerdo con el proyecto. Algunos dicen que el actual sistema de elecciones no es popular. Me da lo mismo que sea popular o no. Creo que si el proyecto se aprueba -reitero-, la gente se sentirá más desilusionada, pues verá que el parlamentario por el que votaron no volvió nunca más a la zona por la que fue elegido.
He dicho.
El señor ORTIZ (Presidente accidental).-
Tiene la palabra el diputado Gonzalo Duarte.
El señor DUARTE.-
Señor Presidente , quiero manifestar algunas reflexiones en torno a este proyecto, asumiendo que aborda un tema que se ha debatido en distintas oportunidades en la Cámara de Diputados durante los últimos años. Al leer el informe, pude percatarme de que hubo seis mociones orientadas a limitar la reelección de parlamentarios, presentadas por 24 diputados en total. Una, por el diputado Maximiano Errázuriz ; otra, por los diputados Sergio Aguiló y Carlos Montes ; otra, por las diputadas Karla Rubilar y Ximena Valcarce y por los diputados René Aedo y Francisco Chahuán ; otra, por las diputadas Ximena Vidal y por los diputados René Alinco , Marco Enríquez-Ominami , Ramón Farías y Tucapel Jiménez ; otra, por el diputado Rodrigo González , y otra, por las diputadas Denise Pascal y Clemira Pacheco y por los diputados Marcelo Díaz , Fidel Espinoza , Fulvio Rossi , Raúl Súnico y Alfonso De Urresti. Ello demuestra que este tema ha sido objeto de controversia durante muchos años en la Cámara de Diputados y, probablemente, lo seguirá siendo en el futuro.
Me siento llamado a respaldar el proyecto y a establecer la limitación, porque tengo la convicción de que es conveniente. Estimo que la reelección indefinida de parlamentarios en un sistema democrático no estimula la incorporación a la política, sobre todo en el contexto del sistema binominal que nos rige. Con mucha franqueza debemos decir que este mecanismo otorga una ventaja a la reelección de los parlamentarios en ejercicio que es evidente. Si ha habido cambios, ha sido básicamente por la decisión individual de los parlamentarios, pero no nos engañemos entre nosotros, no es porque existan condiciones de competencia equitativas para evitar la reelección. Eso no es así.
En segundo lugar, la discusión sobre el sistema de reelección y su limitación constituye también una señal hacia la sociedad, en el sentido de que, cada cierto número de años, los actores políticos estamos disponibles a reinsertarnos en la vida normal de la ciudadanía.
A mi juicio, para un sistema político democrático es sano y conveniente que, cada cierto tiempo, quienes ejercen funciones de representación ciudadana deban dejarlas y volver a desarrollar sus tareas propias en un contexto diferente.
En mi opinión, lo más dañino para el prestigio de la función parlamentaria es la percepción ciudadana de que los parlamentarios constituimos una suerte de gueto o un verdadero sindicato que intenta defender, mantener y mejorar en forma permanente sus prerrogativas y, con ello, evitar que otros se incorporen al ejercicio de la función.
Por lo tanto, la existencia de dicha limitación contribuirá al mejoramiento de dicha percepción y permitirá dar una señal de renovación respecto de la función parlamentaria.
La combinación existente en la actualidad, es decir, el sistema binominal con un esquema de dos bloques, en la práctica elige más del 90 por ciento de los parlamentarios. Eso es lo que ocurre de hecho.
El mecanismo de reelección indefinida es un aspecto que, a lo menos en cierta medida, contribuye a generar esa imagen de gueto, de grupo privilegiado de ciudadanos chilenos protegido por la institucionalidad política. Por injusto que eso pueda ser, en la práctica, es lo que expresa la ciudadanía. Al respecto, como aquí se mencionó, existe una contradicción, porque la ciudadanía espera que sus diputados estemos en los distritos, nos desempeñemos en la forma más cercana posible a la gente y tengamos una función lo más representativa, pero, al mismo tiempo, se genera esa sustantiva imagen de desprestigio.
No cabe duda alguna de que una limitación legal de esa naturaleza implicará, necesariamente, el establecimiento de mecanismos e incentivos que permitan la renovación. A mi juicio, esa limitación es un incentivo claro y fundamental y, por eso, comparto la opinión de quienes sostienen su conveniencia.
Un período de doce años es más que razonable. Hoy, en la actividad laboral ordinaria de cualquier ciudadano en la economía contemporánea, la permanencia en un mismo trabajo durante un período de doce años constituye un hecho excepcional, porque lo normal en la economía moderna es una cierta rotación ocupacional. Hoy, es perfectamente posible que algún parlamentario desempeñe su labor durante diecisiete, veinte, veinticuatro o veinticinco años, como de hecho ocurre con algunos senadores. Por lo tanto, la iniciativa es absolutamente conveniente.
Finalmente, recuerdo a los colegas que, en su último congreso ideológico, la Democracia Cristiana acordó impulsar la limitación de la reelección parlamentaria. En ese sentido, saludo la forma como asumieron la materia en la Comisión de Constitución los diputados señores Burgos , Saffirio y Araya , porque interpretaron dicho acuerdo unánime alcanzado en el mencionado congreso ideológico.
Por las razones expuestas, voy a respaldar el proyecto de reforma constitucional en los mismos términos en que lo aprobó la Comisión de Constitución.
He dicho.
El señor ORTIZ (Presidente accidental).-
Tiene la palabra el diputado señor Guillermo Ceroni.
El señor CERONI.-
Señor Presidente, en primer lugar, mi reconocimiento al esfuerzo del diputado Edmundo Eluchans, autor de la iniciativa, quien nos invitó a suscribirla como copatrocinantes.
A mi juicio, su aprobación transversal en la Comisión de Constitución corrobora el gran mérito de este proyecto de reforma constitucional. Por lo tanto, estoy convencido de que la Cámara también le prestará su apoyo, máxime por tratarse de una materia que durante mucho tiempo se ha querido sacar adelante.
Durante años, muchos parlamentarios impulsaron diferentes mociones en ese sentido; pero, lamentablemente, no llegaron a feliz término, de lo cual se deja constancia en el informe.
La democracia implica la posibilidad de que la gente se exprese en forma libre y plena, en especial en las elecciones, y pueda elegir a sus representantes sin limitaciones. Ésa es la cuestión de fondo.
Sin embargo, en el país existe el sistema binominal, que impide la adecuada expresión de la gente en relación con la elección de quienes desea que la representen. Como es obvio, la gente decide, pero lo hace por medio de un fórceps, es decir, totalmente limitada, porque los candidatos no representan la variedad y cantidad que, a lo mejor, la ciudadanía desearía para decidir en forma libre.
Ese sistema obliga a analizar la materia y a tomar otras decisiones, de manera que la ciudadanía cuente con alternativas más variadas. Al respecto, deseo aclarar que esta discusión no tendría sentido si en el país existiera un sistema proporcional, con un gran abanico de candidatos, y la gente pudiera elegir con más posibilidades.
Creo que cometen un error quienes sostienen que la iniciativa restará el derecho a la ciudadanía de elegir a quien desee. Lo que se busca es la existencia de mayor rotación y alternancia en los cargos de parlamentarios y que, en el futuro, existan más opciones para elegir.
Reitero que si en Chile existiera un sistema proporcional, lo adecuado y democrático sería posibilitar las reelecciones en forma indefinida, como ocurre en la mayoría de los países. Pero el sistema binominal, a lo que se suma la reelección indefinida de parlamentarios, agrava aún más la situación, porque se entorpece la expresión democrática de la gente. Cómo no va a ser así, si el sistema binominal y la reelección indefinida hacen que la oferta de candidatos sea cada vez más restringida, lo que posibilita que los parlamentarios permanezcamos con gran facilidad en el poder. Al respecto, es bueno recordar que los partidos deciden sobre sus candidatos y, con el actual sistema, siempre privilegiarán a los probados y que tengan mejores opciones. Jamás cometerán el error político de llevar candidatos nuevos y débiles.
Algunos sostienen que todo se debería dejar en manos de la gente, porque ella debería decidir sobre la continuación de sus representantes. Si bien desde el punto de vista teórico dicho criterio puede ser correcto, en la práctica, debido a las limitaciones que mencioné, no se expresa un ejercicio realmente democrático, por lo que las alternativas para la gente son limitadas y poco democráticas.
En suma, en este sistema la ciudadanía vota, pero no elige de la forma como debiera ser en algún sistema realmente democrático. Además, la gente desea la renovación de la clase política y del Congreso Nacional.
En mi opinión, se debe evitar que el ejercicio parlamentario se convierta en una forma de vida. En ese sentido, se debe entender la función parlamentaria como un servicio al país y evitar que el interés por la vocación pública -materia complicada- se convierta en un mero interés por mantenerse en lo público como alternativa a lo privado, porque en eso puede estar el origen de una verdadera corrupción.
En algunas situaciones, la mantención durante tanto tiempo en los cargos puede convertirse en un modo de vida, lo que no es adecuado.
Cuando uno ve las estadísticas, de los 38 senadores en ejercicio, 23 ya fueron diputados inmediatamente antes de postularse al actual cargo, y 21 ingresaron al Congreso en 1990. Es decir, llevan ya 17 años. Muchos de nosotros también llevamos varios años como parlamentarios. Si el proyecto fuera aprobado tal como está, permitiría, en teoría, a los que van a terminar este período, completar 16 años como diputados, y después, si desean postular a senadores. Los más antiguos podrían, incluso, completar 28 años como diputados, y un grupo de ellos que yo me he atrevido a llamarlos “venerables”, entre los cuales me cuento, podríamos llegar a completar 32 años si quisiéramos o pudiéramos. Todo ello, aparte de las aspiraciones senatoriales. Los senadores más antiguos podrían completar 36 años en su cargo y 24 los más jóvenes.
¿Acaso esto es poco o quizás exagerado? Creo que no resiste ningún análisis y la gente quiere que esto se oxigene más. Todo ello, reitero, en el contexto del sistema binominal de votación, que no permite que se elijan otros candidatos, porque si cualquiera de nosotros estuviera enfrentado a un abanico mayor, esta discusión no tendría sentido.
Lo anterior, bajo ningún punto de vista implica descalificación a nadie ni menos al trabajo parlamentario que se realiza y que soy el primero en defender. Aquí, los que han sido reelectos y los que ya estaban han hecho un trabajo serio y por algo están acá. No hay duda de que han hecho un trabajo concienzudo, pero debe darse una salida. Estoy cierto de que si hacemos un plebiscito o lo que sea, la ciudadanía estaría totalmente de acuerdo con este proyecto de ley. Aún más, creo que la ciudadanía encontraría que es exagerado en cuanto al tiempo de permanencia en los cargos.
En la Comisión, algunos diputados planteamos que esto rigiera de inmediato, es decir, que el actual período se contabilizara, con lo cual a los diputados nos quedarían dos reelecciones, y a los senadores, solamente una. Eso no prosperó, pero, por lo menos que prospere esto, digo yo.
Hoy, más que nunca, la gente nos pide gestos como éste, de profunda democracia. Hay que escuchar atentamente lo que nos dice la ciudadanía y dar este paso, porque, en mi opinión, la aprobación del proyecto será positivo para el país y, sin duda, para nuestro sistema democrático.
He apoyado y voy a apoyar gustoso la iniciativa. Me alegro de que haya sido aprobada transversalmente en la Comisión de Constitución y hago un llamado a la Sala en el sentido de que también, en forma transversal, hagamos este gesto y demos un gran paso. El Senado, si tiene dudas, será cuestión de ellos; pero, nosotros, demostremos nuestro sentido de la democracia aprobando esta iniciativa en forma contundente, ojalá unánime.
He dicho.
El señor ORTIZ ( Presidente accidental ).-
Tiene la palabra el diputado Francisco Chahuán.
El señor CHAHUÁN.-
Señor Presidente , cuando llevé a cabo mi campaña parlamentaria, el 2005, para optar al cargo de diputado por el distrito Nº 14, tuve intenso contacto con sectores juveniles de las comunas de Viña del Mar y de Concón, lo que me permitió obtener valiosas experiencias.
Por una parte, esos jóvenes se mostraban sorprendidos por el hecho de que yo intentara competir con un diputado en ejercicio, de mi misma coalición, que pretendía reelegirse por un tercer período. Consideraban que era prácticamente imposible vencerlo, dadas las estructuras de apoyo que va creando el parlamentario que ejerce el cargo, como asimismo el contacto fluido con los medios de comunicación y autoridades que dicha posición le brinda, todo lo cual otorga muchas ventajas para una reelección.
Por otra parte, pude constatar que una de las causas que más incide en el desinterés que se aprecia en la juventud por la actividad política, que ha alcanzado niveles alarmantes, como lo revelan recientes encuestas, radica precisamente en que estiman que no existe renovación de figuras para ejercer los cargos políticos que establece nuestra Constitución, ya que siempre se repiten los mismos nombres, por lo que se produce una especie de anquilosamiento de los representantes de la soberanía popular.
De acuerdo a recientes estudios, alrededor de dos millones de jóvenes que se encuentran en edad de ejercer su derecho a voto no se inscriben en los registros electorales porque, además de considerar que existe desprestigio de la denominada “clase política”, no se sienten atraídos a postular a cargos de elección popular por la misma razón ya expuesta, vale decir, porque no se encuentran en condiciones de competir con quienes han hecho, más que una profesionalización de la política, una verdadera forma de actividad laboral permanente, lo que asimismo deviene en una especie de autoritarismo legislativo.
Por esa razón, después de comprobar que los diversos proyectos presentados anteriormente con este propósito no habían logrado su objetivo, me comprometí con los jóvenes de mi distrito a que, en caso de ser elegido, impulsaría nuevas mociones destinadas a limitar la reelección de los cargos de representación popular. Fue así como los dos primeros proyectos de ley que presenté, al inicio de mi período parlamentario, fueron el que reforma la Constitución Política para limitar la reelección de diputados y senadores, y el que modifica la ley orgánica constitucional de municipalidades para limitar también la reelección de alcaldes y concejales. De ambas mociones se dio cuenta en la Sala el 22 de marzo de 2006.
Esos proyectos fueron remitidos a las respectivas Comisiones legislativas para su estudio y debate; pero, lamentablemente, como ocurre en la mayoría de nuestras mociones, no tuvieron el impulso necesario para su oportuno tratamiento, puesto que requerían, del entonces ministro secretario general de la Presidencia , el patrocinio gubernamental y la urgencia que se precisaba. Se intentó ese trámite en dos ocasiones con el actual secretario general de la Presidencia.
Posteriormente, dirigí una carta al Presidente de la Cámara de Diputados , señor Patricio Walter , a fin de que arbitrara las medidas para poner en tabla esta moción presentada por los diputados de RN y de la cual era autor. Soy autor también de los siguientes proyectos: el que establece descuentos a las dietas de los honorables por sesiones no asistidas; la obligación del test de pelo; la modificación del reglamento para prohibir la celebración de sesiones de Sala simultáneamente con las de Comisión; la renunciabilidad del fuero parlamentario y el fideicomiso ciego, entre otros, que apuntan claramente en el sentido de que el Congreso Nacional debe revitalizar la confianza de los electores.
Posteriormente, se presentaron mociones similares y la última de ella tuvo la gran suerte de lograr el objetivo de ser debatida en la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia en un plazo rápido, de lo cual no podemos sino alegrarnos. Es la que ahora se somete a nuestra aprobación.
Señor Presidente , el ejercicio de cargos de representación popular, tanto en el Congreso Nacional como en las municipalidades, si bien no es la única, constituye una de las más importantes formas de desarrollar la vocación de servicio público. En el ámbito juvenil, tanto en el campo universitario como en el del segmento de profesionales, es posible encontrar personas que realmente sienten esa vocación y están dispuestas a practicarla; pero no logran entusiasmarse, porque consideran que, dadas las actuales condiciones imperantes, no les resulta posible optar a estos cargos debido a que la competencia que deben enfrentar es una desventaja por las razones antedichas.
Al desincentivarse esos jóvenes en sus legítimas aspiraciones de servicio a la comunidad, caen inexorablemente en el individualismo que es otro fenómeno que la reciente encuesta a que me refería ha detectado en este segmento, lo que también es preocupante, porque revela falta de preocupación tanto por los demás miembros de la sociedad como por la marcha del país en su condición política.
Por este motivo, y para que la juventud se sienta plenamente integrada al núcleo social, es necesario reencantarla y una de las formas, para el logro de ese propósito, es precisamente fomentar la renovación de las figuras de la actividad política, limitando la reelección de parlamentarios por una sola vez, en el caso de los senadores, y por dos períodos, en el caso de los diputados. Ellos pueden optar a nueva elección en el período subsiguiente, con lo cual se fomenta la alternancia en el poder legislativo. De este modo, además de evitarse el clientelismo político, que tarde o temprano produce focos de corrupción, se obtiene una igualdad de oportunidades para todos aquellos ciudadanos que quieren entregar su aporte, que siente el llamado a servir a sus semejantes y no a servirse de los cargos, que es lo que puede ocurrir con la reelección permanente.
El ejercicio del cargo parlamentario requiere de gestión eficiente, misión que no se enseña en las universidades, ni siquiera a quienes hemos cursado estudios jurídicos hasta obtener el título de abogado. De esta forma, sólo se puede llevar a cabo mediante un contacto fluido con los electores, captando sus problemas e inquietudes, para tratar de obtener las mejores soluciones destinadas a resolverlos, apoyados por buenos equipos asesores, dentro del escaso espacio de acción que disponemos, dado el poderosos sistema presidencial actualmente vigente y que nos impide tener iniciativa legal en una amplia gama de materias.
Lo importante es evitar la marginación de muchas personas que se desempeñan en el mundo privado y que están dispuestas a entregar las experiencias que les han permitido alcanzar el éxito en sus respectivas actividades. Se trata de personas que, con gran desprendimiento, podrían aspirar a los cargos legislativos de representación popular.
El ejercicio del cargo no está exento de sacrificios y renuncias, que experimentamos permanentemente; esta actividad nos exige a estar cercanos a nuestros representados, postergando, la mayor de las veces, a nuestras familias y otros compromisos personales, incluso en fines de semana y festivos, pero a la vez nos da la satisfacción de servir de la mejor forma a quienes nos han entregado su confianza.
Por todas esas razones, pido a los honorables colegas que no tengan miedo a la alternancia, a la renovación de las personas en esta noble actividad; a lo que sí debemos temer es al enquistamiento en los cargos, negando las oportunidades a otros ciudadanos que están plenamente dispuestos a entregar generosamente su aporte. Por eso, solicito que demos nuestra entusiasta aprobación a esta reforma constitucional.
Existen varias alternativas para generar la alternancia. Una de ellas es limitar la reelección indefinida de diputados y senadores, limitación que también debiera alcanzar a alcaldes y concejales, para lo cual se han presentado un sinnúmero de proyectos de ley. Otra, es establecer un sistema binominal corregido, que dé a los electores mayores alternativas, ojalá con más de dos candidatos por pacto. La idea es lograr un compromiso y con esto estoy dando cumplimiento al que adquirí durante mi campaña de querer más democracia, más opciones, más posibilidades para que la ciudadanía pueda elegir y lograr así la alternancia en el poder.
Llamo a los diputados a dar la prueba de la blancura del Congreso y aprobar una norma que precisamente afecta nuestros intereses.
No quiero terminar esta intervención sin antes mencionar a todos y cada uno de los diputados que presentaron mociones para limitar la reelección. Me refiero a las diputadas señoras Karla Rubilar , Ximena Valcarce , Ximena Vidal , Denise Pascal , Clemira Pacheco , María Antonieta Saa y Laura Soto y a los diputados señores Maximiano Errázuriz , Sergio Aguiló , Carlos Montes , René Aedo , René Alinco , Marco Enríquez-Ominami , Ramón Farías , Tucapel Jiménez , Rodrigo González , Marcelo Díaz , Fidel Espinoza , Fulvio Rossi , Raúl Súnico , Alfonso de Urresti , Pedro Araya , Jorge Burgos , Juan Bustos , Alberto Cardemil , Guillermo Ceroni , Eduardo Saffirio y el que habla. Hago especial mención del diputado Edmundo Eluchans , que ha encabezado esta cruzada para aprobar un proyecto tan emblemático.
Hoy más que nunca es necesario dar muestra de confianza para volver a creer en el Congreso.
He dicho.
El señor LATORRE (Presidente accidental).-
Hago presente que hay 26 diputados inscritos para usar de la palabra, lo que hace muy interesante esta sesión.
Tiene la palabra la diputada señora Denise Pascal.
La señora PASCAL (doña Denise).-
Señor Presidente , la gran cantidad de diputados inscritos para intervenir y la de mociones presentadas en el último tiempo para limitar la reelección de diputados y senadores, reflejan la importancia de la materia.
Reconozco el mérito de los diputados Eluchans, Burgos, Bustos, Cardemil y Ceroni, autores de la moción, para poner en discusión el tema. Muchos de nosotros presentamos mociones en el mismo sentido durante 2006 y 2007; desgraciadamente, nunca llegamos a un camino propositivo como el de ahora.
Es cierto que el proyecto genera controversias en muchos de nosotros, como hemos escuchado a algunos diputados, y que existe inquietud transversal sobre el tema; sin embargo, es indispensable discutirlo, sobre todo cuando tenemos un sistema binominal que no permite llevar un número adecuado de candidatos para que la gente pueda elegir a sus representantes. A lo mejor, si tuviéramos un sistema proporcional, cualquier fuera la forma, no estaríamos en esta discusión de limitar la reelección de diputados y senadores.
Algunos colegas han dicho que la última renovación de diputados fue de 40 por ciento; pero nos olvidamos que esa renovación es impuesta por nuestros partidos. De los independientes, que han estado en listas paralelas, o de la izquierda extraconcertación o extraparlamentaria, son pocos los que ocupan un escaño en esta Cámara. Por lo tanto, el recambio está limitado por el sistema binominal. Ojalá que algún día tengamos uno proporcional, en cualquier de sus formas.
Pero el límite a la reelección también debiera alcanzar a alcaldes, concejales y consejeros regionales. Tenemos alcaldes que están en sus cargos desde 1992 y que el próximo año van nuevamente a la reelección.
Pienso que es negativo que una persona se mantenga en un cargo de elección popular durante tanto tiempo. No desconozco el aporte que han hecho muchos diputados que cumplen su cuarto período. Muchos de ellos son una gran contribución a nuestra democracia y a nuestras leyes; sin embargo, debemos abrir las puertas para que venga el entusiasmo de personas jóvenes o de otro tipo de gente.
También me parece importante revisar el número de mujeres que llega al Congreso. De 120 diputados, sólo 18 somos mujeres. No cabe duda que tenemos que pensar en un piso mínimo de candidatas, una ley de cuotas, que dé mayores opciones a las mujeres para presentarse a cargos de representación popular.
Por otra parte, el sistema de reelección indefinida se contrapone con la no reelección del cargo de Presidente de la República. Si queremos ser coherentes, tenemos que limitar la reelección de diputados y senadores, pero también la de alcaldes, concejales y consejeros regionales. Respecto de estos últimos, en la próxima sesión de la Comisión de Gobierno Interior veremos una propuesta en tal sentido.
El que nosotros mismos abramos la puerta es señal de que escuchamos a la gente. El diputado Chahúan nos decía que durante su campaña se le planteó el tema de las caras nuevas y de la gente que se repostulaba. En el nivel local existe necesidad de caras nuevas, de concejales y de alcaldes; lo mismo ocurre con diputados y senadores.
La moción es una muy buena propuesta, es un avance en la discusión de la democracia moderna, para que tengamos alternancia en el poder y facilidad para renovar ideas y personas en beneficio del régimen político, que debe estar cada vez más cerca de la gente y al servicio de sus necesidades. Cuando las personas ocupan cargos públicos en forma indefinida pierden su iniciativa y la capacidad de crear cosas nuevas, porque se sienten muy asegurados en sus puestos. No obstante, considero que sucede al revés cuando las personas ocupan esos cargos con un límite de tiempo, ya que eso los lleva a estar más cerca de su gente y a entenderla mejor.
Por lo tanto, señor Presidente, votaré a favor del proyecto, porque creo que es muy importante para nuestra democracia. No obstante, me parece muy interesante esta discusión y escuchar las opiniones de los colegas.
He dicho.
El señor LATORRE ( Presidente accidental ).-
Tiene la palabra el diputado señor José Pérez.
El señor PÉREZ.-
Señor Presidente , invitaría a los estudiosos diputados que presentaron el proyecto para que se preocupen de algo que sí es alarmante, cual es la reelección sucesiva de alcaldes, muchos de los cuales hacen aparecer a las obras financiadas con recursos del Estado como realizadas por ellos. Ahí tenemos una situación que se repite elección tras elección, ya que los alcaldes quedan apernados per sécula seculórum en el cargo como consecuencia de la gestión que están realizando gobiernos que asignan recursos importantes para distintas obras, como los de la Concertación. Éste es un tema preocupante.
En cambio, los diputados no disponemos de recursos, ya que nuestra acción se circunscribe a legislar, a fiscalizar y a hacer gestión no sólo a nivel nacional, sino que fundamentalmente en nuestra región y en nuestro distrito.
Quiero ser muy consecuente con lo que pienso.
Como está concebido el proyecto, no afecta a ninguno de los diputados presentes. De tal manera que no estamos hablando por nosotros, sino que por lo que será el futuro del Congreso chileno, ya que nunca se han dispuesto restricciones para reelegir a diputados y senadores en la historia del país.
Seríamos tremendamente mezquinos si estuviéramos estableciendo estas limitaciones a espaldas del pueblo, que es el único que tiene derecho a elegir si su representante es el diputado A , B ó C.
Por lo tanto, el proyecto es inconstitucional y antidemocrático por esencia, porque jamás debemos quitar ese derecho que tiene el pueblo de decidir quiénes serán sus representantes.
Aquí no se trata de caras nuevas o de caras viejas, sino que de parlamentarios eficientes, que cumplen su rol adecuadamente y a quienes el electorado de su distrito decidirá al final de cada período si regresa o no al Congreso, el cual, a su vez, se está renovando permanentemente en un tercio, ya que alrededor de cuarenta diputados no regresan al Congreso en cada elección, porque es el pueblo el que le pasa la factura, lo que me parece bastante bien.
Quiero recordar a las señoras y a los señores diputados que una norma de la ley de juntas de vecinos impedía hace algunos años la reelección por más de dos períodos de los presidentes de las juntas de vecinos. No obstante, el Congreso tuvo que modificarla, por la sencilla razón de que los buenos presidentes de las juntas de vecinos no podían ejercer un tercer o un cuarto período.
Algunos colegas de la Cámara de Diputados llevan cinco períodos consecutivos, dado que son reelegidos por el pueblo pues han hecho una buena labor.
Por lo anterior, jamás estaré dispuesto a quitar atribuciones al soberano, que es el pueblo, el cual debe decidir en definitiva quiénes serán sus representantes a todo nivel.
Por consiguiente, estimado Presidente , quiero que quede claramente establecido que votaré en contra del proyecto, porque me parece inconstitucional y antidemocrático, ya que quita al pueblo el legítimo derecho de decidir en materias tan fundamentales como es la elección de los diputados y de los senadores que los representarán.
He dicho.
El señor WALKER (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado señor Juan Lobos.
El señor LOBOS.-
Señor Presidente , a uno se le vienen a la mente algunas cosas que se han dicho en la Sala en relación con el proyecto. Por ejemplo, hemos escuchado una serie de sofismas para justificar el proyecto, como que es necesario aprobar la iniciativa para oxigenar el Congreso. Desde el punto de vista médico, se empleó una mala palabra, porque la oxidación produce eventualmente la muerte.
Los diputados que ocupan sus cargos durante varios períodos y que están de acuerdo con el proyecto debieran haber actuado de manera más consecuente, para lo que bastaba con que los cedieran espontáneamente.
No existe razón alguna para que el Congreso y la ciudadanía chilena se priven de un Antonio Leal o de un Carlos Montes, por el hecho de llevar varios períodos como diputados. He nombrado a gente de otras bancadas para que no me digan que estoy defendiendo a los jurásicos de nuestro sector.
Incluso, se ha argumentado que se hace una carrera política desde concejal a alcalde, desde alcalde a diputado, desde diputado a senador y desde senador a Presidente. En la actualidad, existe un par de ex Presidentes que están ganosos por repetirse el plato, porque creen que todavía pueden aportar algo a la patria.
También se ha dicho que la gente del mundo privado no puede llegar a aquí, porque es muy difícil. Soy un ejemplo de lo contrario. Estaba metido en una consulta médica, trabajando en las trincheras de la medicina, cuando me propusieron llegar al Congreso, y aquí estoy. Hay varios diputados que han vivido una situación similar.
He buscado el espíritu del proyecto, pero no lo encuentro. Sólo descubro algunos fantasmas. Un tercio de la Cámara se renueva en cada elección. El soberano levanta el pulgar y reelige a quienes lo han hecho bien; a los otros les baja el pulgar y deben ceder el lugar a quien ha designado para reemplazarlo.
La democracia radica en seguir la voluntad popular. Para eso hay que creer realmente que existe la voluntad popular, que tenemos un pueblo que piensa y que es capaz de elegir. Cuando se empieza a poner protecciones a la democracia, se cae en algo con que muchos se han llenado la boca, cual es que la democracia protegida es espuria. Bueno, aquí estamos tratando de proteger la democracia a la fuerza, se le está poniendo una mordaza más.
Además, estamos despreciando la experiencia y la opinión de nuestro pueblo o de nuestra “chusma inconsciente”, como la llamara un antiguo Presidente.
Vuelvo al fantasma que me ronda, que no es otra cosa que el autobeneficio. Uno de los personajes de la saga cinematográfica “El Padrino” dice: “Nada personal; sólo negocios”. Aquí sucede al revés, porque todo es personal, pues resulta fácil caer simpático a la prensa al presentar algunos proyectos que son muy vendibles en ciertos programas de corte farandulero incluso.
Sin embargo, no vine al Congreso para ser simpático. Más simpático para mí era quedarme en mi consulta, donde estaba bastante mejor pagado que aquí y con menos estrés; pero uno tiene un sentido de trascendencia, ya que quiere trabajar para el país, porque queremos dejar el legado de haber hecho algo útil, deseamos devolverle un poco la mano a la patria que nos educó, que nos dio la posibilidad de ejercer nuestra profesión, de ganarnos el pan, de formar una familia y de educar a nuestros hijos, por lo que resulta justo retribuir todo eso.
Personalmente, no quiero apernarme en esta función, por lo que no me hago cargo de ese razonamiento. Tampoco quiero ser simpático con la prensa, pues no vine a eso, sino a legislar.
A mi juicio, en este caso se quiere actuar con mano mora, con el objeto de que todos nos hagamos cómplices en la eliminación, por secretaría, de la posibilidad de que algunos parlamentarios puedan postular a la reelección, debido a que tenemos a algún otro candidato o a que deseamos postular como senadores en la circunscripción electoral que actualmente ocupa otro parlamentario, porque me imagino que más de algún diputado tendrá la legítima pretensión de ascender rápido. Eso me parece loable, pero no creo que se esté haciendo por la vía de la legalidad.
Desde que asumí como diputado he logrado aprender parte del funcionamiento del sistema y darme cuenta de que los tiempos del proceso legislativo son bastante prolongados, el cual comienza con un período de aprendizaje. En lo personal, considero que todavía estoy en pañales. Me falta aprender muchas cosas para ejercer el cargo a cabalidad, pero tengo esperanzas de poder hacerlo en mi segundo período como diputado , siempre que el bien amado pueblo me honre con la reelección.
Lo mismo ocurre para seguir el proceso de una ley. Por ejemplo, en ocasiones, da sana envidia escuchar hablar en la Comisión de Agricultura, Silvicultura y Desarrollo Rural a la diputada señora Alejandra Sepúlveda y al diputado señor Ramón Barros , quienes tienen la experiencia necesaria en el cargo para referirse al adendum de 2002, el cual recordaron que fue un compromiso que adquirió el ministro de Agricultura de la época, con motivo de la discusión de un proyecto de ley en beneficio de la agricultura. Ellos lo pueden hacer porque poseen la vis a tergo que les proporciona la experiencia de haber estado presentes cuando esa iniciativa se discutió por primera vez, lo que les permite efectuar su seguimiento.
De hecho, hoy estamos tratando proyectos que algunos recién conocemos, porque cuando ingresaron a tramitación o cuando se vieron por primera vez en esta Sala no éramos diputados. Por lo tanto, es muy útil para el país que a los cargos de diputados y de senadores no se les imprima su fecha de caducidad, puesto que no somos yogur ni leche, sino seres humanos.
En consecuencia, mientras como diputados actuemos de manera inteligente en el proceso legislativo o en nuestro trabajo distrital, con la necesaria cercanía con el electorado, no hay nada de malo que éste nos elija, no una, sino muchas veces, porque estamos cumpliendo a cabalidad el objeto para el cual fuimos elegidos.
En consecuencia, aspiro a que sea la capacidad personal, el trabajo serio y la cercanía con el respectivo electorado, en resumen, el buen o mal trabajo parlamentario, lo que tome en cuenta el pueblo el electorado a la hora de definir cuánto va a durar un diputado o un senador.
He dicho.
El señor WALKER (Presidente).-
Tiene la palabra la honorable diputada Laura Soto.
La señora SOTO (doña Laura).-
Señor Presidente , cuando alguien tiene una afección al corazón no se deja llevar por el simpático mensaje del spot publicitario en que aparece un señor que arregla una cocina y un médico que le dice: “yo soy igual, también arreglo cañerías”, luego de lo cual le ofrece una pastilla. Creo que nadie, en su sano juicio, que tenga una afección al corazón va a aceptar eso, puesto que es casi un placebo.
Señalo ese ejemplo porque, a mi juicio, este proyecto es prácticamente un placebo.
Si somos demócratas debemos respetar la soberanía popular, es decir, que es el pueblo el que tiene el derecho a elegir a sus representantes, cualesquiera sean éstos, cualesquiera sean sus años, su religión y el origen que tengan.
El proyecto en discusión no da cuenta de esa realidad. A confesión de parte, relevo de prueba, porque el diputado informante , señor Edmundo Eluchans , dijo que había escuchado, que no era su opinión, que ésa era la motivación de la ciudadanía.
La verdad sea dicha, la ciudadanía durante el último tiempo lo único que ha hecho es disparar en contra los políticos, con el objeto de desprestigiarnos, de lo cual no nos podemos hacer cargo.
Nuestro deber es hacer bien nuestro trabajo. Si queremos hacerlo bien, por favor, no nos engañemos a nosotros mismos ni a la ciudadanía. Estamos ante un cerrajón. Estamos como Houdini, en el fondo del mar, llenos de trabas. Al igual que él, no podemos salir a la superficie, porque tenemos un sistema binominal. Por lo tanto, lo primero que debemos hacer es atacar los intereses pequeños, puesto que a muchos sólo les importa qué les tocará.
El sistema binominal está vivo y coleando, pero algunos creen que son demócratas, porque están de acuerdo con que no haya reelección.
No obstante, aún hay más, puesto que cabe recordar que los jóvenes no se interesan en la política, entre otras razones, porque los adultos no les damos espacios. Ellos tienen mucha energía y no quieren perder su tiempo en cuestiones que consideran inútiles. Por lo tanto, debemos establecer la inscripción automática en los registros electorales, pero el voto debe ser voluntario, pero informado, porque en la actualidad más de 1.200.000 jóvenes no participan en los procesos eleccionarios.
Por otra parte, algunos no deben temer a que se autorice a votar a los compatriotas que viven en el extranjero, porque no es posible que sean casi los únicos que no pueden hacerlo.
No nos hagamos los lesos. Con este proyecto se está haciendo demagogia, puesto que el tema se ha transformado casi en un placebo. Por eso, tal como muy bien lo señaló el diputado señor Nicolás Monckeberg en la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia, hay que partir por abordar el tema del binominal, la inscripción automática y también el derecho de nuestros compatriotas a votar en el extranjero. Sólo así tendremos seriedad y la ciudadanía nos aquilatará el día de mañana.
Debe ser la soberanía popular la que determine quiénes continúan o no en los cargos de diputados y senadores, aunque, como dijo el diputado señor Ceroni , tal vez los señores senadores, a quienes muchos tienen una especie de temor reverencial, nos pueden enmendar la película. Si es lo que quieren, que lo hagan, pero debo manifestar que me parece que no estamos haciendo lo correcto.
He dicho.
El señor WALKER (Presidente).-
Tiene la palabra el honorable diputado Sergio Ojeda.
El señor OJEDA.-
Señor Presidente , el proyecto no tiene efecto retroactivo, de manera que no afecta a ninguno de los parlamentarios presentes, pero tengo mi posición respecto de la institucionalidad, la democracia y la alternancia en el poder sobre la base de mis principios, mi doctrina y la filosofía jurídica.
En cuanto a lo que muchos han señalado, en el sentido de que se deben renovar las caras en el Congreso Nacional, a mi juicio, no se debe perder la experiencia y la sabiduría de los que llevan años como parlamentarios.
Al respecto, hay un contransentido cuando se achacan o se imputan todos los hechos de corrupción a los que están por años en el cargo y que se mantienen en el poder, puesto que desde 1990 prácticamente todos los diputados que han sido desaforados estuvieron durante un período. Sólo uno de ellos había cumplido dos períodos, de tal forma que no concuerdo con los argumentos de la iniciativa, porque no es efectivo que la reelección indefinida lleve necesariamente al desprestigio de la política y que debido a ello la ciudadanía no confíe en las autoridades e, incluso, manifieste su desinterés en participar en los procesos eleccionarios.
Tampoco es efectivo que la elección indefinida de diputados y de senadores esté en contra de la renovación de las ideas propuestas, de la eficiencia, del correcto ejercicio de los cargos y de la seriedad, de la respetabilidad e independencia de las instituciones, y que pueden constituirse en una fuente de corrupción.
Se dice que las reelecciones indefinidas impiden que los nuevos vengan a aportar y que lleguen los mejores, y hablan del clientelismo político, de la falta de renovación y de alternancia en el poder.
Señor Presidente , no sé si estos argumentos habrán sido extraídos de los diputados que hemos estado tantos años acá y que hemos demostrado este tipo de característica, o este tipo de vicios o de defectos. Pero creo que no.
Desechamos estas argumentaciones porque no tienen consistencia jurídica, política o constitucional, y más que ello, desconsideran a quienes han dado muestras de una entrega abnegada al servicio público en el Congreso Nacional, porque subvaloran su aporte y también hieren su sensibilidad.
Hay once diputados que vienen desde 1990, y los voy a nombrar, porque quiero rendirles un homenaje y establecer hacia ellos una consideración especial: José Miguel Ortiz , Juan Masferrer , Patricio Melero , María Angélica Cristi , Sergio Correa , Jorge Ulloa , Pedro Álvarez-Salamanca , René Manuel García , Carlos Montes , Sergio Aguiló y quien habla. El aporte a la consolidación de la democracia de parte de estos diputados ha sido vital y enorme.
Han pasado por la Cámara de Diputados más de 450 diputados; algunos permanecieron un período, otros dos o tres, y así sucesivamente.
Es el pueblo el que ha limitado el período en las urnas manifestando su voluntad a favor o en contra. Si estuvieron un período, es porque el pueblo no quiso reelegirlos; los que estuvieron dos, igual, y si han prolongado en el tiempo su investidura es porque el pueblo los ha considerado. El que no ha rendido, sencillamente no ha sido reelecto. El que ha hecho un buen trabajo, la ciudadanía lo ha reelegido reiterándole su confianza.
En la Décima Región de Los Lagos, mi región, desde 1990 ha habido una renovación casi total, con mi sola excepción. Ha habido 22 diputados. Hoy 8 diputados han sido elegidos a través del tiempo.
No se diga entonces que no ha habido renovación, porque sí la ha habido, y la habrá siempre porque esta renovación es y será natural, y es la ciudadanía, sabia e inteligente, la que determina, porque conoce perfectamente quién le ha servido, quién los interpreta y quiénes no.
Entonces, hablemos del principio de la soberanía nacional, que reside esencialmente en la nación, y depende de los mecanismos que existen para permitir que el pueblo decida en forma directa.
Aquí hay selección y limitación, y la limitación la hace la ciudadanía, el pueblo, pero también los partidos, porque yo he sido sometido a cuatro elecciones primarias internas. Entonces, son los partidos los que proponen y el pueblo decide.
Busquemos el desprestigio de la política de que tanto hablan en otra cosa, pero no en los parlamentarios que han permanecido durante años. Tampoco utilicemos estos argumentos, que son baladí, de poca consistencia, como pretexto de desmerecer o restar valor a los parlamentarios que con justificada razón son reelectos por varios períodos.
Por ejemplo, busquémoslo en el aberrante sistema binominal, que es absolutamente atentatorio a la pluralidad y a la diversidad, que sí podría permitir la elección de otras personas que aspiran a estos cargos si fuera sustituido por un régimen o sistema proporcional.
Es ahí donde debemos encontrar una de las causas del hastío o del cansancio político de que se habla, o de la falta de interés por la política que existe en la juventud. Busquémoslo en el sistema electoral añejo que no contempla la inscripción automática y el voto voluntario.
¿Cuánto tiempo tiene el proyecto en el Congreso Nacional? No le hemos dado tramitación y es lo que la gente quiere. También es una de las causas de la desmotivación política.
También busquémoslo, y aquí se dijo, en la farándula, porque de repente no vemos diputados, sino actores que empequeñecen a la política y rebajan la labor parlamentaria; busquémoslo en aquellos que no pueden vivir sin un foco o una cámara al frente; busquémoslo en las facultades disminuidas del Congreso Nacional frente al Ejecutivo , el presidencialismo excesivamente extremo.
¿Cuántas veces nos piden que legislemos sobre alguna materia y tenemos que responder a nuestros electores que no tenemos facultad para eso? Hay que hablar con un ministro. A veces tenemos amarradas las manos.
Si debemos recurrir a algo, regulemos el trabajo parlamentario para que sea eficiente y creativo. Hagámoslo generando instrumentos de fiscalización de buen desempeño. Por ejemplo, se me ocurre la asistencia, la puntualidad a las sesiones, y también proponer mecanismos de agilización en la tramitación de los proyectos. ¿Qué pasa con las urgencias? No tenemos ningún manejo respecto de ello.
Señor Presidente , lamento que aquellos diputados que apoyan el proyecto no hayan sido generosos con los diputados que han entregado su vida al servicio público. Pero reconozco y agradezco las palabras muy amables de los diputados señores Pedro Araya y Cristián Monckeberg y de las diputadas señoras Laura Soto y Marisol Turres , que se refirieron justamente al esfuerzo de los parlamentarios que están muchos años, quienes prácticamente han abandonado todo, sus familias, muchos no han visto crecer a sus hijos. En momentos en que más lo necesitaron, no estuvieron con ellos justamente por su compromiso con el trabajo legislativo en el Congreso Nacional.
¿Es ese el modo de vida que hablan aquí? No, señor Presidente , es esforzado andar durante años más de un millón de horas arriba de un avión, más de mil viajes, arriesgando la vida. No lamentamos que sea así, porque es el espíritu de servicio público, el espíritu de sacrificio por sobre la comodidad y los intereses personales y familiares.
Aquellos que dicen que la permanencia indefinida de los parlamentarios resta idea, que contribuye a la corrupción y que impide la renovación, no son aceptados por las razones que ya he señalado.
El aporte de los diputados ha sido grande en esta Cámara, y lo estoy diciendo porque me da la impresión de que aquí no se tomó ningún antecedente respecto del esfuerzo, del trabajo y del currículo de la gente que ha estado durante tantos años.
Tal vez eso lo han visto en el extranjero, en otros lados, pero Chile es Chile, tenemos otra idiosincrasia, donde la gente quiere a sus diputados que están en los distritos, que van a los barrios, a los campos, que están en la sala de sesiones y tiene un continuo y permanente contacto con ellos; están allá y están acá. Hacen un trabajo completo.
Hay que ver la hoja de vida de las sesiones de sala y de comisiones de los diputados que han estado por varios períodos en esta Cámara.
En general, creo que es mucho más negativo limitar, porque si a veces hay diputados que no se entregan el todo por el todo, menos lo va a haber si saben que en dos períodos más se van a tener que ir; tratarán de ahorrar, no van a ir al distrito y van a decir: total, tengo que irme. Entonces, va a haber menos exigencia.
El Congreso Nacional comenzó a funcionar en 1990. Quienes nos incorporamos en esos años, sentíamos los martillazos, veíamos pasar a los maestros. Todos quienes estamos desde ese tiempo, hemos observado un gran esfuerzo, una mística, porque se ha trabajado y creado muchos organismos, y se ha legado una institucionalidad que es un ejemplo en América y el mundo.
Desde luego, la libertad, el derecho a presentar proyectos y el pensar de determinada manera nos permite ser también respetuosos respecto de los fundamentos de ellos. Pero, por principio, por doctrina y por filosofía, creo que limitar el período significa limitar la voluntad popular, la soberanía nacional. La alternancia en el poder se hace sobre la base de las decisiones del pueblo, de la ciudadanía, y no de mecanismos fríos, como los que se quieren imponer en esta oportunidad.
He dicho.
El señor WALKER (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado don René Manuel García.
El señor GARCÍA (don René Manuel).-
Señor Presidente , me gustaría empezar mi intervención con una pregunta: ¿dónde están los que presentaron este proyecto? Hay uno o dos; el resto, no está.
Cuando vemos esto, nos damos cuenta de que les entra una fiebre de democracia. Para mí, este proyecto es una absoluta y profunda falta de respeto al elector. Cuando uno va a la reelección, el pueblo soberano es el que elige; el pueblo es el que decide quien vuelve o no vuelve.
El año pasado, hubo cuarenta y cinco diputados que no volvieron a esta Sala. Si queremos democracia, dejemos que la gente elija; pero no me vengan con promesas electorales. O sea, hacen promesas baratas para ser elegidos y después emporcan su propio nido. Eso me cae pésimo. Si uno lee la prensa, hay parlamentarios que se dedican a enlodar a la Cámara de Diputados, como si ellos no fueran parlamentarios. Entonces, ¡fantástico! Después, dicen: “Aquí esto, aquí lo otro”. Ellos no son parlamentarios; vienen aquí a pelar, a hacer cosas que no corresponde a la dignidad que debiera tener toda persona que forma parte de la Cámara de Diputados.
Pregunto a los que están presentando este proyecto: ¿qué hubiera sido de los grandes líderes de este país? ¿Dónde hubiera estado don Eduardo Frei Montalva, don Salvador Allende, don Francisco Bulnes ? -por nombrar a algunos-, todos, hombres que dieron su vida a la política, y no me vengan a decir que esa gente hizo carrera política, porque fueron grandes hombres, algunos de los cuales llegaron a la Presidencia de la República , y fueron dedicados.
Como dijo el senador Allamand: la política es sin llorar. Aquí he visto a gente que dice: “Estoy aquí y no he visto crecer a mis hijos, no he visto esto, no he visto lo otro”. Nadie los obligó a estar aquí. Nadie. Si uno está aquí es porque tiene vocación de servicio. Y cuando le pregunto a los que presentaron el proyecto: ¿no sería mucho más digno que los que tienen menos de un 20 por ciento de los votos, se vayan voluntariamente?
El señor MONTES.-
Muy bien.
El señor GARCÍA (don René Manuel).-
Pregunto eso, porque hay personas que se atribuyen representación popular y han salido a la rastra, y después vienen a levantar banderas de democracia. La democracia no puede ser dirigida, si no, pregúntenle a quienes estaban con el señor Chávez. ¡Por la boca muere el pez! Doce horas antes de su elección, el señor Chávez dijo: “los que votan sí, votan por Chávez; los que votan no, votan por W.Bush”. Ganó Bush. ¡Qué curioso! Y aquí queremos hacer lo mismo. Entonces, meten el sistema binominal, y una serie de cosas. Si realmente quieren que haya más personas para que la gente pueda elegir, pongamos cuatro candidatos por pacto, en lugar de dos. ¡Hagámoslo! Así la gente va a poder elegir a quien quiera. Esa es una manera de ventilar. Pero no se puede ventilar un Congreso Nacional por medio de una ley. O sea, los que están aquí están convencidos de que esto debe renovarse por ley.
Con mucho respeto, debo decir que, durante el último período, van a crear una tropa de flojos, porque el que sale elegido por tercera vez, sabe que se va a ir para afuera. ¿Usted cree que va a ir al distrito? ¿Usted cree que le va a pagar a sus empleados? ¿Usted cree que va a tener sede? ¿Usted cree que le va a importar lo que hace la gente? La verdad es que no les va a importar.
Aquí hay gente que lo único que le interesa es que se abran dos senadurías más en Iquique; otras dos, en Valdivia. Ahí está. ¡Mire que son democráticos! Dejan de ser diputados para ir al Senado.
¡Tremenda renovación! Se cambian de bando y siguen en lo mismo. Y me dicen que hay concejales que están metidos y que han hecho carrera política, con 380 mil pesos. ¡Miren, que tremenda carrera están haciendo con 380 mil pesos! ¡Qué entretenido!
Es curioso como es la democracia. Muchas veces -lo digo con todo respeto-, aquí se habla de que hay sólo catorce señoras parlamentarias. Está bien, son catorce. La Presidenta de la República dijo que iba a nombrar ministros y ministras; que los seremis iban a ser hombres y mujeres, en igual número; nombrados a dedo, pero no ha sido capaz de poner la mitad de cada uno. O sea, la democracia también es por decreto, para que sean nombradas más mujeres. A las mujeres que están en este hemiciclo nadie les regaló su cupo, y las felicito porque están aquí; se lo han ganado. Esa mujer que está aquí, muchas veces deja a su hijo en la casa, cuando se tiene que ir el hijo ya tiene doce años. Las felicito. Sigan aquí. Pero no podemos sacar a las personas por ley.
Debiéramos cambiar el proyecto de ley y decir que algunos senadores en ejercicio no se deben presentar nuevamente para que dejen libre el cupo. Eso es lo que buscan. Algunos se desesperan. Tengo entendido que en Viña del Mar hay un senador que anunció que no iba a ir a la reelección, y ahora anunció que va a ir. Puede haber desesperación. Hay que sacarlo del camino.
La verdad es que, cuando uno está en política, tiene que darse y trabajar por la gente. ¿Cuál es el mejor síntoma de que uno tiene que abandonar la política? Cuando ya empiezan a sentirse cansados: estamos en diciembre, tan largo el año; estamos en enero, ¡pucha! no descansé nada en las vacaciones; entonces, la verdad es que se quejan por todo. Y mire si les interesa la democracia, la renovación, y escuchar la discusión sobre este proyecto tan importante sobre la democracia dirigida. No está ni la mitad de los parlamentarios en la Sala. Y les garantizo que la quieren seguir dirigiendo. Les apuesto lo que quieran que hoy no van a votar el proyecto. Se lo doy por escrito. No lo van a votar, porque ellos son demócratas, pero están con la calculadora en la mano. Hay diecisiete parlamentarios que andan afuera; hay otros que están acá. Presentemos indicaciones para que vaya a Comisión, y no lo votemos ahora. ¡Miren que democráticos son! Esa es la democracia. Nosotros decidiendo por nuestros electores si nos eligen o no nos eligen. Este proyecto es una falta de respeto al electorado, es como decirles: “Usted, no tiene derecho a elegir más a tal persona, le vamos a poner a otra”. Hagamos lo que quieren. Pero, lo único que les sé decir es que la democracia no se construye con proyectos de ley, perjudicando a sus propios pares; la democracia se construye, cuando la gente elige o no elige. Esa es la verdadera democracia. Muchas veces, a los propios que estamos aquí, nos dicen refiriéndose a tal o cual diputado : “Ese gallo no va nunca a las sesiones, no sirve para nada”; y esto y lo otro.
Se lo digo de verdad, señor Presidente. Nunca he hablado mal de un colega, porque tengo entendido que cuando uno pela a un colega, también está pelando a sus electores, porque son ellos los que lo eligieron. Por de pronto, creo que quienes están aquí es porque se lo merecen, no porque les hayan regalado el cargo. Para mí, eso es democracia.
(Hablan varios señores diputados a la vez).
A lo mejor, el señor Rossi se ríe porque él está acostumbrado a eso: ...………………………………. Eso le gusta. Pero me parece que es una falta de respeto...
El señor WALKER ( Presidente ).-
Señor diputado , le ruego que retire las expresiones antirreglamentarias.
El señor GARCÍA (don René Manuel).-
Retiro todo lo que quiera. El colega siempre se molesta cuando le dicen algunas cosas, pero él les puede decir a los demás lo que se le antoje. La democracia es para el lado de él no más, no para el de nosotros. La verdad es que todos tenemos algo que decir en esta Cámara, y entre todos tenemos que construir a Chile.
“No voy a votar en contra de los recursos para el Transantiago porque ello involucra a la Presidenta de la República ”. En verdad, me parece algo increíble. Los ex presidentes de la República son dioses omnipotentes, de los cuales no se puede decir nada. Es decir, el país se dirige solo. ¡Fíjense qué curioso! Cuando no les resultan las cosas, los ministros …
El señor WALKER (Presidente).-
Señor diputado, le ruego que se refiera a la materia en debate.
El señor GARCÍA (don René Manuel).-
Lógico, como lo han hecho todos los demás. Le pido que revise los discursos, señor Presidente.
(Hablan varios señores diputados a la vez).
Es muy amplio este tema. Entonces, dicen que no hay que hablar del Presidente de la República, como si el país se dirigiera solo. Cuando no les resulta algo, los propios ministros y, muchas veces, la Presidenta de la República -lo digo con mucho respeto- dicen que el Congreso no aprueba los proyectos de ley, como si no fuera ella la que fija las urgencias. Esto es un desprestigio total.
Antes de hacer estas acomodaciones a través de una reforma constitucional, sería preferible aumentar el número de parlamentarios que puedan postular. Ahora, si no quieren un sistema binominal -es una opinión personal, no la de mi partido-, es muy fácil: no hagamos más pactos y que cada partido lleve los candidatos que quiera y que salgan elegidos los que tengan las primeras mayorías. Eso también es democracia. Pero, no, hay que tenerlos aquí o allá y escogerlos con pinzas.
Creía que éste era un proyecto justo y, por eso, lo iba a votar a favor; pero aquí sólo he escuchado argumentaciones que no son de fondo. Sólo se han mezclado los temas sin llegar al problema de fondo, porque el proyecto no soluciona nada. Ahora, si quieren ser tan democráticos, establezcamos que ningún diputado podrá postular al cargo de senador -presenté una indicación en ese sentido- y que ningún senador podrá postular al de diputado.
Hagamos transparencia total, hasta que no quede nadie con experiencia. Quiero enviar un mensaje a los honorables colegas de todas las bancadas que llegan por primera vez a la Cámara: sólo se es un verdadero parlamentario cuando uno es reelegido. Veremos qué pasa el 2009 y cuántos son reelegidos y cuántos no lo son.
Por lo tanto, con mucho entusiasmo y placer, porque creo que este proyecto no conduce a nada, voy a votarlo en contra.
He dicho.
El señor WALKER (Presidente).-
Tiene la palabra el honorable diputado Fulvio Rossi.
El señor ROSSI.-
Señor Presidente , en realidad, contestar la cantidad de sandeces que he escuchado esta tarde sería una gran pérdida de tiempo y desprestigio para el Parlamento. De manera que voy a hacer como que no escuché nada durante los doce minutos que ocupó el diputado que me antecedió en el uso de la palabra.
El señor GARCÍA (don René Manuel).-
................................. .
-Los puntos suspensivos corresponden a expresiones eliminadas de acuerdo con el artículo 10 del Reglamento.
El señor WALKER ( Presidente ).-
Llamo al orden al diputado señor René Manuel García.
El señor ROSSI.-
Esto demuestra el machismo que seguramente practica el diputado García.
-Hablan varios señores diputados a la vez.
El señor WALKER ( Presidente ).-
Llamo al orden al diputado señor García.
Puede continuar el diputado señor Rossi.
El señor ROSSI.-
Señor Presidente, creo que todo el mundo tiene derecho a expresar opiniones disímiles respecto de este proyecto; nadie es poseedor de la verdad absoluta.
Ahora bien, no se puede pensar que si el proyecto se aprueba habrá verdadera democracia y participación, y que si se rechaza, ocurrirá lo contrario. Yo comparto las ideas matrices del proyecto. Incluso, entiendo muy bien el argumento que se ha dado, en cuanto a que es positivo renovar las élites, incorporar rostros nuevos. Se ha dicho que hay que oxigenar el Parlamento, que no debe oxidarse, como decía mi colega Juan Lobos. Pero la verdad es que también tiene sentido desde el punto de vista de generar igualdad de oportunidades, porque, en realidad, no hay una cancha pareja para todos los que postulan a estos cargos. Como se ha dicho aquí, los parlamentarios disponemos de recursos públicos -comparto lo que dijo el diputado José Pérez -, por cierto, igual que los alcaldes; pero ellos disponen de muchísimos más recursos públicos que nosotros. Pero, al fin y al cabo, disponemos de recursos públicos: tenemos una oficina y funcionarios que, obviamente, nos hacen la campaña. Por lo tanto -como digo-, la cancha no es pareja.
Desde ese punto de vista, indudablemente, este proyecto apunta a que exista un mayor grado de igualdad de oportunidades y una efectiva participación en los procesos eleccionarios.
Por otro lado, estoy convencido de que este proyecto es insuficiente para conseguir el objetivo que se persigue. Sin embargo, lo vamos a aprobar de todas maneras, pero debería ir acompañado, necesariamente, de una serie de modificaciones a nuestra legislación en materia electoral.
Aquí se ha hablado del sistema binominal. Sin duda, tenemos que terminar con ese sistema porque, de lo contrario, vamos a seguir teniendo un sistema electoral que genera apatía en la juventud y, fundamentalmente, automarginación de los grupos emergentes, porque se sienten excluidos. Aquí siempre se ha dicho que el sistema binominal tiene una gran virtud: el bipartidismo, que obliga a hacer pactos; pero, como contrapartida, las posturas más radicales y los grupos emergentes se sienten excluidos de este sistema electoral. Creo que es conveniente para la democracia modificar o, tal vez, terminar con el sistema binominal.
Asimismo, creo que este proyecto debe ir acompañado -así lo dijo la diputada Laura Soto - de otras iniciativas. El Gobierno acaba de fijarle urgencia al proyecto que establece la inscripción automática y el voto voluntario. Creo que es muy importante que todos los jóvenes estén inscritos y tengan derecho a votar. Así, podrán ejercer ese derecho si se sienten interpretados por los distintos candidatos. De esta manera los problemas de la juventud van a ser planteados por los candidatos en sus campañas, y no como ocurre hoy en que a los candidatos no les resulta atractivo convencer a los jóvenes para que participen en actos democráticos, como las elecciones; no forman parte del padrón electoral. En las elecciones, las campañas de los distintos candidatos no apuntan a los jóvenes. Por eso, creo que es fundamental aprobar ese proyecto de ley.
Tampoco se ha dicho que es necesario regular la relación que debe existir entre política y dinero. Hay varias iniciativas sobre la materia. Nos resulta incomprensible que las empresas -no las personas- puedan contribuir con aportes a las campañas. Todos sabemos muy bien que los empresarios no se caracterizan precisamente por su virtud, por su generosidad, por su bondad y altruismo. En determinados asuntos expresan, a través del parlamentario, la voluntad de los grupos de intereses. Creo que eso distorsiona los cimientos de la democracia.
Finalmente, aquí también se ha hablado del voto de los chilenos residentes en el extranjero. Al parecer, en el último tiempo, ha ido cambiando la visión de la Oposición respecto de esta materia.
Por lo tanto, voy a votar a favor del proyecto -tengo entendido que la mayoría de mi bancada también lo hará así-, porque creo que es una señal importante, no para descalificar a los parlamentarios que tienen varios períodos, sino para ir renovando la política, para emparejar la cancha y para perfeccionar nuestra democracia.
He dicho.
El señor WALKER ( Presidente ).-
Tiene la palabra el honorable diputado José Antonio Kast.
El señor KAST.-
Señor Presidente , en el diseño del proyecto que se nos presenta se fueron esbozando varios argumentos. Uno de los principales de quienes sostenían esta moción se refiere al desprestigio de la clase política, que va en aumento.
Asimismo, señalaron que el proyecto apuntaba en la dirección correcta, por cuanto ayudaría a resolver los problemas de desprestigio.
A mi juicio, el problema no es ése, porque si nos referimos al desprestigio de la clase política, debiéramos asumir cosas bastante más profundas que la reelección parlamentaria. Hay muchos países -aquí se mencionaron varios- donde no hay límites en la reelección y los problemas que enfrentan son iguales o peores que los nuestros. Hay otros países donde se permite una sola reelección y los problemas son mucho más profundos, incluso, que en esos otros países.
Habría que preguntarse si el desprestigio de la clase política tiene o no su origen en la reelección parlamentaria. A mi juicio, no es así. Ocurre mucho más por el intervencionismo electoral, por el lobby a parlamentarios que tengan o no derecho a la reelección. También por el intento de algunos de tratar de influir en el nombramiento de ciertas personas en cargos públicos y por tratar de imponer, vía tribunales supremos, votaciones a los parlamentarios que tengan una opinión distinta de la de su partido. En definitiva, por el abuso que cometen muchas personas en el desempeño de su cargo, no por la reelección.
En los argumentos del proyecto también se dice que gente valiosa, preparada, con vocación de servicio público, se margina completamente de la actividad pública. Dicho argumento no corresponde.
Conozco mucha gente valiosa, preparada, con vocación de servicio, que no se ha marginado de la actividad pública por existir o no reelección. Aquí hay muchos ejemplos de personas valiosas que han dedicado tiempo, esfuerzo y sacrificio al ejercicio de la labor parlamentaria. Por lo tanto, no me parece que ése sea un argumento válido.
Se dice también que se reserva la participación a los que hacen carrera política y que no entran al servicio público, a la política, personas del mundo privado. No sé si el haber sido concejal de la comuna de Buin quiere decir que hice carrera política para llegar a ser parlamentario, pero yo ejercía como abogado y me dedicaba a cosas privadas antes de ingresar a la actividad parlamentaria y no siento que he hecho una carrera política por el hecho de sentarme aquí como diputado.
De los 33 diputados del partido que represento, 18 provienen del mundo privado; no fueron concejales, no fueron alcaldes ni han sido cores. Más de la mitad de mi bancada no hizo lo que alguien podría denominar carrera política, y yo me incluyo entre los que se dice que hicieron carrera política, porque fui concejal.
Luego se dice que atenta contra la renovación de ideas y propuestas, contra la eficiencia del Parlamento, contra el correcto ejercicio de los cargos, contra la seriedad, contra la respetabilidad e independencia. Además, deja entrever una eventual corrupción que se podría originar en la reelección.
No comparto ninguno de esos argumentos. Creo que ha dependido mucho de las distintas presidencias de la Cámara haber ido mejorando la eficiencia y la asistencia. Si vemos la asistencia de hoy, nos daremos cuenta de que es mucho mayor que la de hace dos períodos.
Después se argumenta que es riesgoso para el sistema democrático y que fomenta el clientelismo político. Tampoco comparto ese juicio.
Alguien planteó que éste es un proyecto popular. Convengo con que para la opinión pública es súper razonable presentar un proyecto como éste, pero el hecho de que se restrinja la reelección parlamentaria no va a mejorar la imagen de desprestigio de la clase política.
Con el propósito de esgrimir argumentos más de fondo, muchos de los que se pronuncian a favor de la iniciativa y también los que suscribieron el proyecto llevan varios períodos como diputados. El diputado Cardemil está en su quinto período, lo mismo el diputado Ceroni. El diputado Bustos está en su cuarto período.
Entonces, debemos preguntarnos, legítimamente, si necesitan una ley para cumplir lo que ellos mismos proponen. Si uno no quiere ser reelegido, no necesita de una ley. Cada uno es libre de retirarse cuando cumple uno, dos o tres períodos; nadie lo obliga a presentarse a una reelección. Si uno realmente cree en eso, bueno, cuando cumpla su tercer período, debe decir: “Mire, me retiro; me cambio de distrito”.
Yo, en mi zona, ya he planteado la solución y estoy trabajando para que haya gente joven que me reemplace cuando cumpla mi tercer período, pero lo hago por convicción, no por ley. En eso deben trabajar los partidos políticos, deben renovarse desde el interior, no por una ley que los obligue.
Invito a los diputados que apoyan este proyecto a que hagan un compromiso, aquí y ahora, y digan: “Miren, yo me voy a retirar ahora, porque ya cumplí cuatro períodos -o cinco períodos- y no voy a presentarme para un quinto o sexto período”. Tienen dos años para preparar a la persona que los reemplazará. Pero háganlo libremente, ¿por qué necesitan una ley para retirarse? Cada uno puede planificar el retiro de su distrito.
Yo no tengo intención de retirarme de la política, yo quiero seguir y quizás cambiarme de distrito. Y si pierdo, bueno, perderé en otro distrito, compitiendo lealmente con otro candidato.
Pero invito a los que suscribieron esta moción y que llevan más de tres períodos en la Cámara de Diputados a asumir aquí el compromiso de retirarse libremente, porque no necesitan una ley para hacerlo.
Además, es bastante discutible que el que lleva cinco períodos y suscribe este proyecto crea o no en él, porque ya sabe que en tres períodos más, es decir, en 12 años, lo más probable es que vaya de candidato a senador, que se haya retirado o lo hayan retirado, o si Dios así lo dispone, lo haya llamado a su santo reino.
Pero no necesitamos hacer por ley algo que podemos hacer voluntariamente. Se quiere imponer por ley que algunos parlamentarios se retiren. Carlos Montes, en su última elección, para un quinto período, sacó el 48 por ciento de los votos; la diputada señora María Angélica Cristi obtuvo el 40 por ciento de la votación; el diputado Sergio Ojeda sacó el 38 por ciento de los votos; el diputado René Manuel García obtuvo cerca del 39 por ciento de la votación. ¿Y pretenden retirarlos por ley, cuando han hecho una muy buena gestión?
El diputado Carlos Montes ha sido mencionado como uno de los mejores diputados en todos sus períodos como parlamentario. ¿Por ley lo van a retirar?
Después se dice que no hay renovación y se menciona una precisión bastante correcta en cuanto a la oxigenación, pero si revisamos el historial de la Cámara desde 1990, nos damos cuenta de que los parlamentarios que han permanecido desde el primer período son sólo 11 de 120. Eso significa que ha habido bastante renovación. En promedio, en cada elección parlamentaria se renueva un tercio de la Cámara de Diputados, es decir, 40 nuevos diputados. Desde el inicio de su actividad hasta ahora, sólo 43 diputados llevan más de tres períodos; 11 llevan cinco, 13 llevan 4 y 22 diputados llevan tres períodos.
A los que suscribieron la moción y que llevan más de tres períodos de ejercicio parlamentario, les insisto que debieran retirarse voluntariamente.
Para finalizar, quiero reiterar el concepto de la voluntariedad y de que son los partidos políticos los llamados a renovarse internamente. Son los mismos partidos los que deben preparar a sus jóvenes para que asuman cargos de responsabilidad política y pública. Si los partidos no hacen ese trabajo con las juventudes, si los diputados actuales no se dan el trabajo de formar nuevas generaciones, efectivamente éste se va a transformar en un Parlamento envejecido, pero ésa no es razón para que se imponga el retiro por ley, puesto que existen condiciones para que cada uno lo haga en forma responsable, independiente y voluntaria.
He dicho.
-Aplausos.
El señor PAYA.-
Señor Presidente, punto de Reglamento.
El señor WALKER (Presidente).-
Tiene la palabra su señoría.
El señor PAYA.-
Señor Presidente , deseo que me informe cuántos diputados restan por intervenir y cuál es la hora de término del Orden del día.
El señor WALKER (Presidente).-
Quedan por intervenir alrededor de 25 inscritos y el término del Orden del Día es a las 21, hora en que procederemos a votar.
El señor GARCÍA (don René Manuel).-
Señor Presidente , ¿no hay posibilidad de insertar nuestros discursos y votar hoy el proyecto, en el cual estamos todos tan interesados?
El señor WALKER ( Presidente ).-
Si los diputados quieren insertar su discurso, lo pueden hacer. En caso contrario, como el proyecto no tiene urgencia, según el Reglamento, la discusión puede quedar pendiente para otra sesión, al igual como acordamos el otro día con otro proyecto de ley.
Tiene la palabra la diputada señora Ximena Vidal.
La señora VIDAL (doña Ximena).-
Señor Presidente , es difícil intervenir en esta discusión, ya que a medida que aumentan las opiniones que se comparten en este hemiciclo, me pierdo en el sinsentido de los argumentos.
Por su intermedio, señor Presidente , y con mucho respeto pregunto, ¿qué tiene que ver la cantidad de cosas que dijo el diputado García?
Soy promotora de la idea de limitar los períodos de reelección parlamentaria. Hago bien mis tareas parlamentarias. Lo demuestra el 35 por ciento, equivalente a 52 mil personas, que votó por mí para ser reelegida.
La ley obliga e iguala las condiciones para todos. Este proyecto apunta en esa dirección. Permite ampliar el espectro de representación popular, mínimamente, estamos claros; débilmente, estamos claros, porque nunca contamos con los votos de la Alianza por Chile para cambiar el sistema electoral, entregando los derechos de elegir verdaderamente a todos los hijos e hijas de Chile.
Entonces, ¿de qué estamos hablando si no somos capaces de votar adecuada y profundamente para perfeccionar esta democracia? Tampoco somos capaces de votar un proyecto que apunta tibiamente a mejorar nuestro sistema político.
No es el desprestigio la motivación para apoyar la idea de legislar, diputado Kast -por su intermedio, señor Presidente-. Como está demostrado, somos muchos los diputados que tuvimos la idea de legislar al respecto, porque hay diversas maneras de ver el mundo y de mejorarlo.
Este proyecto no es el único que interpreta a muchos de nosotros, representantes no mediáticos de la ciudadanía ni para mejorar la imagen de este Parlamento.
Me parece extraño que este proyecto se ponga en discusión en este horario, justamente porque aquí no está muy claro que haya voluntad política real para apoyar estas modificaciones.
Los emplazamientos del diputado Kast no nos interesan. Sabemos que es partidario de la libertad sin restricciones en lo económico y ahora en lo político. Pero siempre con restricciones en lo valórico. Estamos a favor de buscar el equilibrio justo y necesario para profundizar la democracia.
Uno de los argumentos que no resiste análisis, desde mi punto de vista, es cuando se dice que están en contra de este proyecto sobre límites de reelección a cargos de elección popular, porque quieren votar por una modificación profunda de la ley electoral o porque debemos cambiar el sistema binominal.
¡Eso queremos todos! ¡Hagámoslo de una vez por todas! Pero eso nada tiene que ver con este proyecto.
Quienes defendemos la idea de legislar sobre esta iniciativa -soy autora de una similar presentada a principios de 2006, con la firma de los diputados Tucapel Jiménez , Marco Enriquez-Ominami, René Alinco y Ramón Farías , como consta en esta nueva propuesta legal-, estamos convencidos de que es necesario avanzar en esa dirección, ya que ni la Alianza por Chile ni la Concertación han sido capaces de llegar al acuerdo político necesario y urgente para profundizar la democracia como corresponde al país desarrollado que queremos construir.
No contamos con un sistema electoral realmente democrático. En 16 años, moros y cristianos han defendido un argumento falaz. La idea es que aunque la gente lo pida, como se dijo en este hemiciclo hoy en la tarde, le negamos el derecho a votar por la persona que quiere. Ahora, sucede todo lo contrario. Estamos abriendo un poco el abanico para que la gente tenga la posibilidad de elegir, no sólo de votar, a otros. No como es ahora; prácticamente, una dictadura, en la que gana el que tiene más recursos financieros o empata el que obtiene menos votos con el que saca más.
¡Eso es una vergüenza! ¿Qué clase de democracia tenemos? ¡La de los empates ficticios! No es la democracia que quiere la mayoría de la ciudadanía de la cual soy representante. Si no somos capaces de realizar las modificaciones profundas que necesitamos, como cambiar el sistema binominal, al menos seamos capaces no sólo de dar una señal en el afán de salvar la imagen negativa que tiene la ciudadanía del Congreso Nacional.
No se trata de contestar a una evaluación mediática. Al menos, mi intención y motivación al presentar, en 2006, los proyectos de límite a la reelección de cargos de diputados, senadores, concejales y alcaldes va en el sentido de abrir las posibilidades de participación real, de acuerdo con las normas reales en el país real que vivimos para responder, tal vez insuficientemente, pero responder al fin a algunas de las expectativas que la ciudadanía nos expresa día a día.
Lo que no me gusta de este proyecto es que no toma en cuenta los otros cargos de elección popular. Sólo se refiere a los parlamentarios, en circunstancias de que es importante tener una mirada que integre todos los cargos de elección popular. Incluso, el de Presidente o Presidenta de la República debería recuperar la posibilidad de reelección.
Recordemos que cuando votamos en el período anterior algunas reformas constitucionales, en el acuerdo político “metieron como cuchufleta”, como decimos coloquialmente, la restricción para la reelección presidencial. Eso me da vergüenza.
Por eso, no me gustan los acuerdos políticos que pasan por encima de las normas legales establecidas, que no respetan las ideas legislativas precedentes. Si no se discuten, se las saltan.
Al revisar la legislación comparada, podemos apreciar que en México y Costa Rica hay límites para la reelección. Cuando vemos que muchas democracias no optan por el límite de períodos, es porque cuentan con sistemas electorales representativos de verdad; no como nosotros.
Creo en las políticas de acción positiva, porque son necesarias de implementar en democracias que están creciendo, como la nuestra, debido a su reciente recuperación.
Mientras no contemos con el marco democrático para el desarrollo integral que necesitamos como país, al menos demos un paso que signifique entregar más posibilidades para que los ciudadanos más que votar, puedan elegir, porque como dice el escritor Eduardo Galeano , los votantes votan, pero no eligen. Quiero que la gente tenga más posibilidades de elegir a sus representantes.
Por eso, con fuerza apoyo este proyecto. A pesar de que nuestra propuesta legislativa no se consideró, daré mi voto a esta iniciativa, esperando que voten favorablemente la indicación que presenté para integrar a los concejales. Los alcaldes deben ir en otro proyecto que también he presentado para actuar legislativamente en consecuencia. Esto es porque los alcaldes van en la ley orgánica de municipalidades, no en la orgánica constitucional que estamos modificando.
He dicho.
El señor WALKER ( Presidente ).-
La discusión de este proyecto quedará pendiente para una próxima sesión.
El señor LOBOS.-
Señor Presidente, pido que recabe el acuerdo de la Sala para votar este proyecto.
El señor WALKER ( Presidente ).-
¿Habría acuerdo para acceder a la petición del diputado Juan Lobos?
No hay acuerdo.
Por haber cumplido con su objeto, se levanta la sesión.
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