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El señor LORENZINI (Presidente accidental).-
Tiene la palabra el diputado señor Jaime Mulet.
El señor MULET.-
Señor Presidente , en los últimos días los temas laborales en el país han cobrado mayor fuerza, razón por la cual esta iniciativa, que modifica la ley Nº 19.886, de bases sobre contratos administrativos de suministros y prestación de servicios, constituye un paso en la dirección correcta.
En relación con lo señalado, ayer y anteayer hemos observado con preocupación el debate que se ha generado a raíz de los efectos que ha causado la ley de subcontratación, lo que motivó que la Dirección del Trabajo, de conformidad con la interpretación que efectuó de ese cuerpo legal, ordenara a Codelco contratar en su planta a cerca de cinco mil trabajadores y trabajadoras y que esa empresa del Estado, como es de público conocimiento, recurriera a los tribunales de justicia por la vía del recurso de protección, puesto que estima inadecuada esa interpretación.
Las modificaciones introducidas por el Senado constituyen un avance significativo en materia de respeto a los derechos de los trabajadores por parte de las empresas contratistas, puesto que, como lo han señalado los diputados que me antecedieron en el uso de la palabra, favorece especialmente a las manipuladoras de alimentos que prestan servicios en los establecimientos escolares y preescolares.
Hace diez años tengo el honor de representar a uno de los distritos pertenecientes a la Región de Atacama, de la cual soy oriundo, y en cada recorrido que he efectuado por sus distintas zonas, durante las visitas a algunos de sus colegios, en las que he conversado con profesores y alumnos, las manipuladoras de alimentos de esos establecimientos se me han acercado para preguntarme hasta cuándo deberán seguir soportando la situación de injusticia que las afecta, debido a que sus contratos duran solamente hasta diciembre, de modo que en enero y febrero no perciben remuneraciones y carecen de protección social, con excepción de las pocas que en algunas oportunidades prestan servicio en los campamentos escolares de verano.
Resulta indignante que durante tanto tiempo esas trabajadoras hayan debido soportar tan injustos atropellos a sus derechos, en circunstancias de que, en reiteradas ocasiones, aprobamos proyectos de acuerdo para solicitar, al menos a los Presidentes de la República que hemos tenido en los últimos diez años, que se corrija esa situación por la vía de una propuesta legislativa. Sin embargo, no fuimos escuchados.
Quiero felicitar a los autores de este proyecto, cuyas modificaciones introducidas por el Senado estamos debatiendo. Si mal no recuerdo, es fruto de una moción de quienes tuvieron la capacidad de interpretar como corresponde la Constitución Política y, por la vía de la moción, establecer obligaciones y efectuar las correcciones pertinentes, con el objeto de asegurar la protección de los trabajadores y la libre competencia en la provisión de bienes y servicios a la administración del Estado.
En el caso de las trabajadoras indirectas de las empresas contratistas de la Junaeb, que son miles, y algunos hombres, en justicia merecen ser beneficiados.
El Senado mediante sus propuestas perfecciona el proyecto. Sin duda, la Cámara tiene que aprobarlo y, al parecer, todo avanza en ese sentido, lo que me alegra mucho, porque a veces, y hay que decirlo, en temas de naturaleza laboral como éste, que impone obligaciones a la empresas contratistas que a la vez son mandantes del Estado, y del Ministerio de Educación en el caso de la Junaeb, muchas veces no existe unanimidad en el Parlamento. Pero hoy se ve una buena disposición, quizás porque la plata va a salir del Fisco. Ojalá se vea la misma disposición cuando los recursos tengan que salir de las empresas privadas, en situaciones similares, para corregir injusticias tan grandes.
Me preocupa un aspecto, aunque es muy importante aprobar el proyecto. ¿Qué pasa con la gente que lleva 20 años en esta situación? Conozco muchos casos.
A principios de este año una manipuladora, a quien conozco, me decía que llevaba 20 años trabajando desde marzo a diciembre, y ahora siendo una mujer adulta, sin la agilidad que tenía hace 20 años, fue discriminada brutalmente por la nueva empresa concesionaria que entrega la alimentación en mi región y no le renovaron el contrato, con la injusticia de no tener vacaciones. Le señalaron que no podía seguir trabajando porque estaba muy vieja o muy gorda -la verdad es que no recuerdo bien-; que no les servía. Esta persona, con el precario sistema previsional que se deriva de las injustas condiciones de contratación, optó por jubilar. Ya había pasado los 60 años de edad. Pero la jubilación que obtuvo después de 20 años de trabajo como manipuladora, con el ingreso mínimo y los vacíos correspondientes a los meses de verano, creo que en el nuevo sistema le correspondieron 11 ó 12 mil pesos mensuales. Eso fue lo que en definitiva obtuvo después de 20 años de trabajo.
No me he olvidado de esa señora, porque insistí en una intervención en esta Cámara para que se estudiara la discriminación de la cual había sido objeto. No obtuve ningún resultado positivo. Al menos me desahogué, pero no ayudé a esa señora y se cometió esa injusticia. Veinte años en esa situación.
¿Cuántas otras habrá por todo Chile desde que la Junaeb optó por el sistema de privatizar la alimentación y a sus funcionarios durante el régimen militar?
Entonces, aquí hay responsabilidades hacia atrás. Ya veremos de qué manera corregimos esas injusticias cometidas en contra de miles de mujeres trabajadoras. Seguramente, con la reforma previsional podremos hacerlo.
El proyecto hace justicia al menos en este aspecto que he querido recalcar. Me he detenido en las trabajadoras de mi región, de Vallenar, de Huasco, de Freirina, de los sectores rurales de Tierra Amarilla, de Caldera, de todos los rincones de la región, porque donde hay una escuela hay una manipuladora.
Estas personas a la vez tienen relación directa con la comunidad escolar e indirectamente son parte del proceso educativo, en especial de las escuelas más pequeñas. Incluso, muchas veces enseñan a alimentarse a los pequeños en los comedores, donde los atienden en el desayuno o sólo en el almuerzo, de acuerdo con la vulnerabilidad del establecimiento educacional.
Termino mis palabras felicitando a los autores del proyecto, por la forma inteligente en que buscaron legislar, pues asumieron atribuciones parlamentarias para solucionar un problema que otros creíamos que sólo se podía hacer por la vía del mensaje. Además, nos alegramos de que en la Corporación tenga un amplio respaldo.
Creo que las manipuladoras y algunos manipuladores, que son los menos, tienen algo que celebrar después de muchos años.
Así como lo hizo cuando aprobó la ley de subcontratación, la Cámara de Diputados, el Senado, el Congreso Nacional, está dando un paso importantísimo en la búsqueda de la justicia social.
He dicho.
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