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- rdf:value = " La señora PASCAL (doña Denise).-
Señor Presidente , hablamos de desalojo económico y desigualdad social.
A propósito del salario ético, es el momento de hacer un llamado a la memoria y situarnos en el origen de las desigualdades económicas en nuestro país.
La concentración de la riqueza no es fruto de la casualidad, sino que responde en gran medida a las privatizaciones realizadas entre 1980 y 1990, que nos dejaron una gran desigualdad entre el 10 por ciento más rico y el 10 por ciento más pobre.
La Derecha hoy nos habla de reforma laboral, pero no podemos olvidar que fue cómplice del desalojo económico que terminó con las empresas de todos los chilenos en manos de unos pocos.
La concentración de la riqueza, la desigualdad y la indiferencia de los grandes grupos económicos siguen vigentes y se expresan en la precarización del trabajo y en la gran brecha salarial.
Los responsables tienen nombre y apellido, así como también quienes se beneficiaron de esta acción, y están consignados en el informe de la Comisión de Privatizaciones de la Cámara, que entregó sus conclusiones en 2005. Se trata de militares y civiles de la derecha política y económica de ayer y de hoy. La misma que nos habla del salario ético, la misma que nos habla del chorreo, la misma que se ha mantenido muda frente a las fusiones empresariales, la tercerización y las privatizaciones.
Se trata de grupos económicos, que periódicamente aparecen en Forbes como los más ricos del mundo; de familias que hicieron su fortuna y se fortalecieron con las privatizaciones. En su mayoría, son personas que ostentaron cargos en el Estado y que ejercieron como interventores de las empresas públicas de la época.
Son grupos que perduran hasta hoy y que han aumentado su importancia en la economía nacional e internacional. Se trata de conocidos grupos, entre ellos, los Angelini, los Luksic, los Matte , los Said y los Yuraszeck. En el caso de este último, encabezado por José Yuraszeck -que antes no existía como empresario-, surgió gracias a la dictadura, que facilitó que muchos se aprovecharan del denominado “capitalismo popular” y del cuantioso financiamiento del Estado.
Entre los participantes de las privatizaciones destacan Büchi, de Castro, Cauas y Cáceres, entre otros.
Pero no sólo actuaron los civiles en el desalojo económico, sino que también participó la familia militar, que en nombre del capitalismo popular compró acciones de Endesa y otras empresas a través de subterfugios legales.
Lamentablemente, en esa época no había diputados ni senadores que fiscalizaran como lo hacemos hoy.
No es necesario abundar en más ejemplos para demostrar que las privatizaciones sentaron las bases para la concentración económica, la exclusión y la desigual.
Hoy ya no son las privatizaciones, sino las fusiones las que se han vuelto una práctica habitual entre los grandes grupos económicos, concentrando aún más la riqueza. Ejemplo de esto es la absorción del consorcio D&S por Falabella, que dio origen al segundo holding más grande del país, inmediatamente después de Copec. A estas fusiones se suma la de SalfaCorp y la Inmobiliaria Aconcagua, de la cual nace la constructora más grande del país, cuyo dueño, entre otros, es el señor Sebastián Piñera.
Estas fusiones económicas dan cuenta de una dura realidad y de la necesidad de fortalecer la regulación o endurecer la acción de instituciones como la Fiscalía Económica, la Dirección del Trabajo, o mejor que eso, cambiar las relaciones entre trabajadores y empresarios.
Si bien en la Concertación debemos reconocer que no hemos sido capaces de revertir esa situación, y vemos como se sigue concentrando el poder económico y se fortalece la acción monopolizadora, está claro que no podemos seguir impávidos frente a la consolidación de este modelo económico.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) plantea la necesidad de fortalecer el diálogo de los trabajadores a través de la negociación colectiva. Recordemos cómo se ha usado la subcontratación, cómo se ha dividido a los trabajadores, cómo se les ha impedido sindicarse, o crean sindicatos débiles, cómo se amenaza a las organizaciones cuando tratan de defender sus derechos.
Es el momento de hablar de un pacto social, que nos lleve a un Chile más igualitario, con salarios más dignos y trabajadores más felices.
He dicho.
"
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