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- rdf:value = " El señor BURGOS.-
Señor Presidente, en primer lugar, el fundamento para citar a esta sesión dice “conocer y analizar las denuncias de intervencionismo electoral, en las que ha incurrido el Gobierno con el afán de favorecer las postulaciones parlamentarias y presidencial,”. Es decir, hay una aseveración dado que no se pretende analizar ni investigar, sino que se afirma taxativamente “ha incurrido”. Me parece una mala forma de actuar en un parlamento, ya que se hacen afirmaciones sin analizar ni escuchar.
Esta cuestión previa es indicativa del ánimo con que se inicia una sesión de este tipo.
En segundo lugar, cualquiera sea el resultado del domingo próximo, ya sea que gane nuestra candidata, como esperamos legítimamente, o que gane el candidato de la Alianza, como esperan legítimamente ellos, hay que cuidar al país en forma seria. Cuando se sostiene, como he escuchado en las ilustres intervenciones de los diputados que me han antecedido, que éste es un país corrupto o que estamos en una dictadura, obviamente que no se hace un bien al país, cualquiera sea el próximo presidente , Michelle Bachelet o Sebastián Piñera , porque Chile es reconocido en el mundo, no por nosotros, sino que por las instituciones que se preocupan del tema de la transparencia, como un país que está entre los menos corruptos. Cuando los inversionistas extranjeros toman la decisión de invertir en la minería, en la agricultura, en la pesca, siempre tienen en consideración que en nuestro país no campea la corrupción, gracias al gobierno, a la oposición y a todos los chilenos.
A todos nos corresponde cuidar el país; pero, en particular, a los parlamentarios, ya que debemos reconocer los hechos como son, en lugar de señalar, debido a la proximidad de una campaña presidencial, que éste es un país corrupto, porque no lo es. Como en toda sociedad, por cierto que hay atisbos y, en ocasiones, situaciones concretas de corrupción. Lo importante es saber que funcionan las instituciones.
Al respecto, voy a citar un ejemplo ocurrido en la Quinta Región, donde un camarada, alcalde de la comuna de Quillota, entendió que se habían cometido actos contrarios a la probidad. Hizo lo que tenía que hacer: denunciarlo públicamente y, luego, pidió a la fiscalía que iniciara un proceso. Hoy no sólo hay un fiscal, que tiene la facultad punitiva de perseguir los delitos, sino que también el Consejo de Defensa del Estado se hizo parte en el asunto. Se formalizó un proceso. Ésa es la forma de hacer las cosas.
Si se considera que lo sucedido en Indap es un acto que atenta contra los principios de probidad, pues hagan la denuncia o que parlamentarios presenten un proyecto de acuerdo para crear una comisión investigadora sobre lo que ha pasado en Indap. No tenemos inconveniente en que se inicie una investigación judicial y que aquí revisemos el tema. Pero partir del supuesto definitivo, irredargüible, sin escuchar a nadie y, como alguien señaló, decirlo a los telespectadores y al mundo, de que éste es un país corrupto, es malo para Michelle Bachelet , para Sebastián Piñera y para los chilenos.
La ciudadanía nos exige fiscalización, pero también responsabilidad. Si vamos a transitar por el camino de la descalificación al expresar que estamos ante una suerte de dictadura, lo que es falso, o decir que nuestro país es el más corrupto del mundo, lo que es absolutamente falso, dañaremos al país y, por ende, a cualquiera que lo presida a partir de marzo próximo.
He dicho.
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