-
http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/651354/seccion/akn651354-po1-ds7-ds27
- bcnres:tieneTipoParticipacion = bcnres:Intervencion
- bcnres:tieneEmisor = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/3108
- rdf:type = bcnres:SeccionRecurso
- rdf:type = bcnres:Participacion
- bcnres:tieneCalidad = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/cargo/1
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/3486
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/3982
- rdf:value = "
El señor LETELIER, don Felipe (Vicepresidente).
Tiene la palabra el diputado señor Eduardo Díaz.
El señor DÍAZ.-
Señor Presidente, en relación con las indicaciones al artículo 1º de la Constitución, y en el contexto de las demandas de los chilenos de origen indígena, éstos señalaron claramente que el tema del reconocimiento constitucional no estaba dentro de sus prioridades, sin perjuicio de lo cual, en caso de abordarse, debe hacerse correctamente, sin discriminar a nadie y a partir de los hechos históricos.
Respaldo y hago propia la política indígena del gobierno del Presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle , que se materializó en los diálogos comunales de Mideplán de 1999. Esta fue la más participativa encuesta en terreno, con los interesados en forma directa, sin intermediarios. Es el instrumento válido para hacer un correcto diagnóstico del tema y actuar en consecuencia.
El universo seleccionado para este estudio incluyó 658 comunidades, lo que implicó la participación de 3.599 dirigentes. Allí se expresaron las demandas principales de los campesinos chilenos de origen araucano, las que se agrupan en los siguientes ámbitos y orden de prioridades:
Infraestructura y servicios, 39 por ciento; económico productivo, 30,32 por ciento; tierras, 10,85 por ciento; sociopolítico, 6,91 por ciento; rescate cultural, 1,50 por ciento.
Hago propia dicha forma de actuar del Presidente Frei, porque escuchando a los destinatarios y sus prioridades es como hay que diseñar las políticas públicas para que sean exitosas. Herencia de esos diálogos y de esa política es, por ejemplo, el programa “Orígenes”, que ataca el problema de la pobreza de los chilenos de origen araucano en su real dimensión, atiende la demanda principal de pobreza para entregar a las comunidades la oportunidad de cuidar la cultura ancestral: desarrollo con identidad.
Hay que pagar la deuda que la nación tiene con los compatriotas de origen indígena, que son los más pobres, más excluidos, más discriminados y más marginados del bienestar y de los beneficios del desarrollo.
La política pública en materia indígena debe trazarse escuchando a los que participaron en los diálogos y actuar según el orden de prelación de sus demandas. La reforma constitucional se enmarca en el 6,91 por ciento del ámbito sociopolítico antes visto.
Sobre el reconocimiento constitucional, hay que tener presente la historia de algunos de sus elementos. Desde el siglo XV, la corona de Castilla consideró que los primeros ocupantes que poblaban América , a su llegada, eran seres humanos con alma, igual a los castellanos que conquistaban, y encomendó y exigió su respeto y evangelización. Podemos ver las historias de Francisco de Vittoria, Fray Bartolomé de Las Casas y los trabajos de los jesuitas, dominicos y franciscanos. De esta forma, se indujo a un profundo mestizaje y aculturamiento que se plasmó en la formación de un pueblo chileno esencialmente mestizo.
Los araucanos siempre vivieron en estado tribal, es decir, conformando tribus que no luchaban por su soberanía territorial. Éstos llegaron a ser fieles leales de la corona de Castilla hasta después de la Independencia de Chile y avanzada la República. De tal modo, los principales conflictos durante el Chile monárquico se produjeron por el trueque y el robo de mujeres y caballos, teniendo entre sus protagonistas a mestizos de todos los bandos en conflicto.
Los araucanos, junto a los castellanos, pasaron a conformar la matriz en que se forjó el pueblo chileno, y defendieron a Chile, como el que más, en la guerra contra la Confederación Perú-Boliviana y en la del Pacífico. Un gran ejemplo es Juan Lorenzo Colipí , héroe de las batallas del puente Buin y del puente Llaclla.
El pueblo chileno recibió, además, el aporte étnico, durante los siglos XIX y XX, de croatas, chinos, italianos, árabes, palestinos, judíos, alemanes, coreanos, japoneses y muchos otros, y considero francamente injusto ignorarlos y discriminarlos en cualquier texto constitucional. Nunca Chile ha manifestado asomos de xenofobia.
Dejando establecido que no es prioridad de los chilenos de origen indígena un reconocimiento, estamos dispuestos a hacerlo, pero de manera integradora, no discriminatoria, considerando el rico mestizaje del país. Lo contrario, sería traicionar nuestra historia al construir artificialmente grupos étnicos antagónicos entre sí y distintos al pueblo chileno. El camino debe ser de mayor unidad e integración, en lugar de centrarse en la división y discriminación.
Un ejemplo de cómo puede hacerse bien este reconocimiento lo encontramos en el derecho comparado, artículo 7º de la nueva Constitución colombiana, cuyo texto señala: “El Estado reconoce y protege la diversidad étnica y cultural de la nación colombiana.”.
La indicación que propuse, que fue rechazada en la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia, pero que hoy se repone, cumple todos esos objetivos. Por eso, hago un llamado a los diputados para aprobarla.
La actual propuesta del Ejecutivo no reconoce la multietnicidad de Chile que es lo que queremos, porque excluye a los descendientes de otras etnias, que han hecho un importante aporte a la nación chilena. Por eso, propongo mejorarla sustituyendo la frase “los pueblos indígenas de dicha propuesta”, por “todas las etnias”. De esta forma, se reconoce a todos los grupos humanos que contribuyeron a la formación de Chile, incluidas las etnias indígenas.
Por lo tanto, si ello no es posible, anuncio mi abstención.
He dicho.
"
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/651354/seccion/akn651354-po1-ds7
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/651354