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El señor ANDRADE (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado Tucapel Jiménez .
El señor JIMÉNEZ.-
Señor Presidente, por su intermedio, saludo a los dirigentes sindicales y trabajadores que se encuentran en las tribunas y que han seguido el debate.
El proyecto de reforma laboral lleva aproximadamente un año y tres meses de tramitación. Cuando aprobamos esta iniciativa en la Cámara, todos entendimos que no era el gran avance que deseábamos. Incluso, muchos dirigentes de los trabajadores estuvieron en contra de ella porque no era lo que querían; pero finalmente entendieron que al menos constituía un avance.
No obstante, de todo lo ocurrido en el Senado, lo que más me llamó la atención fue la actitud de algunos senadores: comenzaron a oponerse al proyecto con el argumento de que quieren defender a los trabajadores que no estén en huelga, pese a que lo lógico -así lo indica el sentido común- es que la preocupación se centre en los trabajadores que están en huelga, pues son quienes hacen presentes los problemas que los afectan. Los senadores que así piensan nunca han proporcionado apoyo moral o entregado un mensaje a los trabajadores que han estado en huelga. Sin embargo, toda su preocupación se enfocó en los trabajadores que no estén en huelga.
El colega Nicolás Monckeberg dijo que todos los países de la OCDE tienen un sistema de reemplazo interno. Pero lo que no dijo es que en la mayoría de esos países los trabajadores solidarizan. Cuando los trabajadores sindicalizados van a huelga, sus colegas que no están en el sindicato solidarizan con ellos y también paralizan sus actividades. Eso nos hace falta en Chile. La actitud de esos trabajadores tiene que ver con que el sentido de lo colectivo prime sobre lo individual. Lo contrario es algo que nos dejó la dictadura.
Hace poco estuvo en nuestro país Lech Walesa , un tremendo líder sindical, que luchó no solo por defender y mejorar las condiciones de los trabajadores que representaba, sino también por la recuperación de la libertad y la democracia en su país, al igual como en su momento lo hicieron muchos dirigentes en Chile. ¿Saben por qué el movimiento que lideró Lech Walesa se llamó “Solidaridad”? Porque otros sindicatos se unieron al movimiento y paralizaron sus actividades sin tener demanda alguna. Solidarizaron con ese movimiento. El gobierno de su país no los tomó en cuenta; por lo mismo, no se percató de que la movilización creció hasta que todo el país estuvo paralizado, solo por solidaridad.
¡Qué falta hace en Chile la solidaridad!
Algunos colegas dicen que la ciudadanía no entiende este proyecto de reforma laboral o lo rechaza. ¡Claro!, porque hoy prima lo individual por sobre lo colectivo. Esa actitud se ve en las calles; se ve en el vecino al cual uno ya ni siquiera saluda. Con suerte lo saluda; eso no ocurría antiguamente. En la actualidad, los colegios enseñan a nuestros hijos solo a competir para que sean los primeros. Reitero: prima lo individual por sobre lo colectivo.
El proyecto genera un sentido de lo colectivo, para que los trabajadores entiendan que al actuar en forma unida van a lograr mejores beneficios. Y no solo para que lo entiendan los trabajadores, sino, principalmente, aquellos que los representan: los que estamos en esta Sala.
Pienso que los empresarios, tarde o temprano, se van a sumar a este proyecto, porque lo van a entender, pues tiene que ver con sensibilidad social.
Considero que los empresarios deberían estar preocupados de otra cosa, que no se ha dicho en este debate: hay países europeos de la OCDE -reitero, es algo que no mencionan mis colegas de las bancadas de enfrente- en cuyos parlamentos se están presentando proyectos de acuerdo para no importar productos chilenos si no existen buenas condiciones para nuestros trabajadores. De eso deberían estar preocupados los empresarios en Chile, porque es algo que está ocurriendo. En efecto, varios congresos han recibido proyectos de acuerdo con dicho objetivo, lo que podría afectar la exportación de productos de nuestra agricultura o la exportación de nuestros vinos. Los parlamentos europeos quieren saber cómo son tratados nuestros trabajadores, qué beneficios reciben y en qué condiciones se encuentran, para decidir si importar productos chilenos o no. Esa -insisto- debería ser la mayor preocupación de los empresarios.
Anuncio que votaré en contra la modificación sobre adecuaciones necesarias, porque siento que promueve el reemplazo interno de trabajadores. Quizás en un país con otra cultura empresarial, lo que dispone esa indicación podría haberse implementado bien; pero en Chile ya sabemos lo que ocurrió con la semana corrida o con el feriado irrenunciable: muchos empleadores hacían coincidir el día libre establecido en la malla horaria de los trabajadores con el feriado irrenunciable. Por lo tanto, hecha la ley, hecha la trampa. Lo mismo ocurrirá con el reemplazo interno; es algo que no vamos a aceptar.
Las modificaciones del Senado referidas a la huelga “pacífica”, a la negociación interempresa y a la subcontratación deberán ir a comisión mixta.
He dicho.
-Aplausos.
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