REP�BLICA DE CHILE DIARIO DE SESIONES DEL SENADO PUBLICACI�N OFICIAL LEGISLATURA 353� Sesi�n 30�, en mi�rcoles 31 de agosto de 2005 Especial (De 10:44 a 13:46) PRESIDENCIA DE LOS SE�ORES SERGIO ROMERO PIZARRO, PRESIDENTE, Y JAIME GAZMURI MUJICA, VICEPRESIDENTE SECRETARIO, EL SE�OR CARLOS HOFFMANN CONTRERAS, TITULAR ____________________ � N D I C E Versi�n Taquigr�fica P�g. I. ASISTENCIA......................................................................................................... II. APERTURA DE LA SESI�N............................................................................... III. CUENTA��������..........................................................................�. IV. ORDEN DEL D�A: Informe de Presidente del Banco Central������������. A n e x o s DOCUMENTOS: 1.- Proyecto de ley, en segundo tr�mite constitucional, que otorga bono complementario a aguinaldos de Fiestas Patrias y Navidad para el sector pasivo (3963-05)���� 2.- Informe de la Comisi�n de Educaci�n, Cultura, Ciencia y Tecnolog�a reca�do en el proyecto que autoriza modificaci�n de estatutos de la Universidad de Chile (3850-04)��. VERSI�N TAQUIGR�FICA I. ASISTENCIA Asistieron los se�ores: --Arancibia Reyes, Jorge --�vila Contreras, Nelson --Boeninger Kausel, Edgardo --Canessa Robert, Julio --Cantero Ojeda, Carlos --Cariola Barroilhet, Marco --Chadwick Pi�era, Andr�s --Coloma Correa, Juan Antonio --Espina Otero, Alberto --Fern�ndez Fern�ndez, Sergio --Flores Labra, Fernando --Foxley Rioseco, Alejandro --Frei Ruiz-Tagle, Eduardo --Garc�a Ruminot, Jos� --Gazmuri Mujica, Jaime --Horvath Kiss, Antonio --Larra�n Fern�ndez, Hern�n --Matthei Fornet, Evelyn --Moreno Rojas, Rafael --Mu�oz Barra, Roberto --Naranjo Ortiz, Jaime --Novoa V�squez, Jovino --Ominami Pascual, Carlos --Orpis Bouch�n, Jaime --P�ez Verdugo, Sergio --Parra Mu�oz, Augusto --Prokurica Prokurica, Baldo --R�os Santander, Mario --Romero Pizarro, Sergio --Ruiz De Giorgio, Jos� --Ruiz-Esquide Jara, Mariano --Sabag Castillo, Hosa�n --Stange Oelckers, Rodolfo --V�squez �beda, Guillermo --Vega Hidalgo, Ram�n --Viera-Gallo Quesney, Jos� Antonio Concurrieron, adem�s, los se�ores Presidente y Consejeros del Banco Central. Actu� de Secretario el se�or Carlos Hoffmann Contreras, y de Prosecretario, el se�or Jos� Luis Alliende Leiva. II. APERTURA DE LA SESI�N --Se abri� la sesi�n a las 10:44, en presencia de 16 se�ores Senadores. El se�or ROMERO (Presidente).- En el nombre de Dios, se abre la sesi�n. III. CUENTA El se�or ROMERO (Presidente).- Se va a dar cuenta de los asuntos que han llegado a Secretar�a. El se�or ALLIENDE (Prosecretario).- Las siguientes son las comunicaciones recibidas: Oficio De la Honorable C�mara de Diputados, mediante el cual comunica que dio su aprobaci�n al proyecto de ley que otorga bono complementario a los aguinaldos de Fiestas Patrias y Navidad para el sector pasivo (con urgencia calificada de "discusi�n inmediata") (bolet�n N � 3.963-05). (V�ase en los Anexos, documento 1) --Pasa a la Comisi�n de Hacienda, autorizada en la sesi�n ordinaria de 30 de agosto para empezar a conocer de la referida materia. Informe De la Comisi�n de Educaci�n, Cultura, Ciencia y Tecnolog�a, reca�do en el proyecto de ley, en segundo tr�mite constitucional, que autoriza la modificaci�n de los estatutos de la Universidad de Chile (bolet�n N� 3.850-04). (V�ase en los Anexos, documento 2) --Queda para tabla. Comunicaci�n Del Ministerio de Relaciones Exteriores, por medio de la cual transcribe una Moci�n de Orden del D�a aprobada por el Congreso de la Rep�blica del Per� el 25 de agosto �ltimo, donde se manifiesta que, considerando la ocurrencia de un lamentable incidente que podr�a tener impacto negativo en los sentimientos del pueblo chileno, se acuerda ratificar la voluntad de mantener los m�s altos niveles de hermandad con la Rep�blica de Chile; expresar, categ�ricamente, que no aprueba lo ocurrido ni cualquier otro acto que pudiera afectar nuestras relaciones bilaterales, y comunicar tal Moci�n al Embajador de la Rep�blica de Chile en Per�, solicit�ndole transmitir su contenido al Presidente del Congreso de Chile. --Se toma conocimiento y se manda comunicar a la Honorable C�mara de Diputados y contestar en los pr�ximos d�as al Presidente del Congreso de la Rep�blica del Per�. Solicitud De la Comisi�n de Constituci�n, Legislaci�n, Justicia y Reglamento, a fin de que la Comisi�n Mixta formada para resolver las divergencias suscitadas entre ambas ramas del Congreso acerca del proyecto de ley sobre violencia intrafamiliar sesione paralelamente con la Sala el d�a de hoy desde la 12 hasta las 12:30. --Se acoge. El se�or OMINAMI.- �Me permite, se�or Presidente? El se�or ROMERO (Presidente).- S�, se�or Senador. El se�or OMINAMI.- Se�or Presidente, dado que el proyecto de aguinaldo, ya visto por la Comisi�n de Hacienda, se halla calificado con urgencia de "discusi�n inmediata", propongo colocarlo en el primer lugar de la tabla de la sesi�n ordinaria de esta tarde. El se�or ROMERO (Presidente).- Ya fue acordado as�, Su Se�or�a. Terminada la Cuenta. Solicito autorizaci�n para que ingrese a la Sala el Gerente de la Divisi�n de Estudios del Banco Central, se�or Rodrigo Vald�s. --Se accede. IV. ORDEN DEL D�A INFORME DE PRESIDENTE DEL BANCO CENTRAL El se�or ROMERO (Presidente).- Esta sesi�n, que ha sido convocada en virtud de lo dispuesto en el N� 2 del art�culo 67 del Reglamento del Senado, tiene por objeto que el Consejo del Banco Central, a trav�s de su Presidente, presente al Senado la evaluaci�n del avance de las pol�ticas y programas del a�o en curso, as� como el informe para el a�o calendario siguiente, seg�n lo precept�a el art�culo 80 de la ley N� 18.840, Org�nica Constitucional de dicha Instituci�n. Ofrezco la palabra al se�or Presidente del Banco Central. El se�or CORBO (Presidente del Banco Central).- Se�or Presidente, conforme a su Ley Org�nica Constitucional, el Banco Central de Chile debe presentar al Senado de la Rep�blica, antes del 30 de septiembre de cada a�o, una evaluaci�n del avance de las pol�ticas y programas del a�o en curso, as� como las propuestas para cumplir sus objetivos constitucionales. Los informes pertinentes, que desde el a�o 2000 comenzamos a prepararlos en mayo, se presentan dos veces al a�o -en enero y mayo- a la Comisi�n de Hacienda de esta Corporaci�n. La exposici�n que har� en seguida, en representaci�n del Consejo del Banco Central, refleja el contenido del Informe de Pol�tica Monetaria correspondiente a septiembre de 2005, el cual se hace p�blico hoy. El Consejero se�or Jos� de Gregorio, Vicepresidente de la Instituci�n, da sus excusas por no poder acompa�arme en esta oportunidad, debido a un problema de combinaci�n de vuelos que le impidi� llegar a esta sesi�n. A continuaci�n paso a presentar nuestro informe de septiembre. Tras una breve introducci�n, me voy a referir al Escenario Internacional, dado que es un condicionante importante para un pa�s como Chile, que est� muy integrado a los mercados mundiales. En seguida revisar� la Evoluci�n Reciente del Escenario Interno, para pasar luego a las Perspectivas de Actividad e Inflaci�n (las de actividad son bastante relevantes como determinantes, no s�lo del crecimiento de corto plazo del pa�s, sino tambi�n de las perspectivas de inflaci�n). Despu�s voy a analizar los Escenarios de Riesgo. En los puntos anteriores me remitir� al escenario central. Pero siempre es muy significativo resaltar los riesgos que enfrentamos, que pueden hacer que se d� un escenario m�s favorable o menos favorable que el escenario central. Y terminar� con algunas Conclusiones. I. INTRODUCCI�N Si miramos lo que ha sucedido en los �ltimos meses, comprobaremos que la actividad econ�mica y la demanda interna contin�an en una fase de expansi�n, mostrando una fortaleza mayor que la prevista en mayo pasado. En ello han incidido las favorables condiciones globales y el apoyo de la pol�tica monetaria expansiva en un marco de pol�ticas macroecon�micas coherente, que es el que tenemos en nuestra econom�a y que se ha ido fortaleciendo a lo largo del tiempo. Aunque se concret� el riesgo de un mayor precio del petr�leo -y lo planteamos en el Informe anterior-, tambi�n se ha materializado una mayor expansi�n de la formaci�n bruta de capital -la inversi�n en capital fijo est� creciendo incluso m�s all� de lo que pens�bamos en el IPOM precedente-, y los dem�s riesgos negativos del escenario interno que identificamos en dicho Informe se han ido disipando. Las alzas de los precios del petr�leo -las observamos todos los d�as- y de los servicios p�blicos han elevado la inflaci�n del IPC hacia 3 por ciento anual antes de lo previsto; y se estima que podr�a ubicarse en torno de 4 por ciento a principios del pr�ximo a�o. La tendencia inflacionaria ha aumentado gradualmente. O sea, si limpiamos la inflaci�n, especialmente de precios del petr�leo y de perecibles, observaremos que esa tendencia se ha ido incrementando de modo gradual en los �ltimos meses y en l�nea con lo previsto. Es decir, las sorpresas han estado b�sicamente en el petr�leo. Y �sa no es una variable que controlemos nosotros, sino que la determina el mercado todos los d�as. El compromiso del Banco Central con la meta de inflaci�n y la asociada normalizaci�n de las condiciones monetarias debieran permitir que la inflaci�n convergiera hacia el centro del rango meta dentro del horizonte de pol�tica. Actualmente proyectamos un aumento temporal en la inflaci�n, para luego volver a ese rango. II. ESCENARIO INTERNACIONAL El escenario externo se mantiene favorable, a pesar de las revisiones al alza en el precio del petr�leo. El crecimiento se fortalece en Estados Unidos, China, el resto de Asia emergente y Jap�n. Este �ltimo pa�s era la pata floja de la econom�a internacional, y en los �ltimos cuatro trimestres hemos estado observando una recuperaci�n que se va extendiendo al resto de la econom�a. En contraste, en la zona euro no se ha materializado la recuperaci�n. En el Informe anterior dijimos que un riesgo que observ�bamos era el de que la recuperaci�n esperada en Europa no se diera. Y no se ha dado. Europa sigue muy d�bil. Am�rica Latina se muestra m�s d�bil que lo proyectado en mayo, especialmente por una desaceleraci�n en Brasil y M�xico. Las condiciones financieras internacionales -si nos salimos del crecimiento actividad- se mantienen auspiciosas. Pasemos ahora a la situaci�n de los principales pa�ses. En Estados Unidos, el crecimiento sigue liderado por el consumo y la inversi�n, particularmente la residencial. La din�mica del consumo est� apoyada en la mejora del mercado laboral y se materializa a pesar de los altos precios del petr�leo. El consumo sigue muy din�mico. Ayer vimos la encuesta sobre las expectativas de los consumidores, que demuestra que �stos siguen con expectativas muy altas, sobre todo por las buenas condiciones que contin�an enfrentando en el mercado laboral. Empero, existe el riesgo de que, con los nuevos incrementos en el precio del petr�leo, empiece a resentirse el dinamismo en el consumo privado. Aunque en Estados Unidos la inflaci�n se mantiene controlada, el ciclo econ�mico y los altos precios del crudo comienzan a afectarla. Hay preocupaci�n en cuanto a que la inflaci�n tome un poco m�s de fuerza debido a los elevados precios del petr�leo que estamos observando en ese pa�s. En Jap�n, el mayor crecimiento se explica por el dinamismo del consumo interno, apoyado tambi�n en un mejor mercado laboral. Por primera vez en 12 a�os estamos viendo un aumento en los empleos permanentes, relacionado con mejores perspectivas hacia adelante. Eso se encuentra apoyado -como se�al�- en el mercado laboral, que ha permitido a los consumidores mirar mejor el futuro y aumentar sus compras. Y hemos visto, asimismo, una recuperaci�n de la inversi�n. En la zona euro, el bajo crecimiento se asocia a una demanda interna que sigue mostrando gran debilidad. El consumo sufre los efectos de un mercado laboral flojo y de los altos precios de los combustibles. Y el sector exportador se beneficia, en el margen, de una depreciaci�n que ha tenido el euro versus el d�lar en los �ltimos cuatro meses. Salgamos de Europa. China mantiene un alto dinamismo agregado (creci� al 9,5 por ciento anual en el primer semestre de este a�o, comparado con el primer semestre de 2004), con una desaceleraci�n de la inversi�n. Ten�amos un problema: la inversi�n estaba creciendo muy fuertemente y en algunos sectores ya se estaban creando importantes excesos de capacidad. La buena noticia es que la inversi�n se ha desacelerado, lo que disminuye el riesgo de una desaceleraci�n de la econom�a. Y el consumo interno ha empezado a tomar m�s fuerza, lo cual ha permitido que el crecimiento se mantenga. El inicio gradual de la flexibilidad cambiaria debiera provocar efectos reducidos en su crecimiento. Digo "inicio gradual" porque, seg�n las se�ales que tenemos, lo m�s probable es que esta situaci�n se siga profundizando con el transcurso del tiempo. Este escenario externo presenta riesgos significativos, que analizaremos m�s adelante. En promedio, los a�os 2005 y 2006 se ven buenos. El efecto neto de los cambios en las proyecciones es un crecimiento mundial similar al previsto en mayo para el horizonte de proyecci�n. Hay algunos cambios de composici�n. Sin embargo, dicho crecimiento es similar a lo que visualiz�bamos en mayo. Ponderado por la paridad de poder de compra, el crecimiento mundial se estima en 4,1 por ciento para este a�o y el pr�ximo. Usando tipos de cambio de mercado en vez de paridad de poder de compra, donde China y la India ponderan mucho menos a tipo de cambio de mercado, el crecimiento mundial promedio ser�a del orden de 3,1 por ciento (alrededor de un punto menos que a paridad de poder de compra). Estas cifras contin�an muy por sobre el promedio de la d�cada de los noventa. Si vamos a las cifras en paridad de poder de compra, veremos que en la d�cada de los noventa el mundo creci� 3,2 por ciento. El 2005 crecer�a 4,1 por ciento, porcentaje que se mantendr�a el a�o pr�ximo. Las flechas indican los cambios habidos desde el Informe de Pol�tica Monetaria anterior. En Estados Unidos hay una aceleraci�n marginal en el crecimiento, especialmente por la fuerza que sigue mostrando el consumo. El cambio m�s notable se ha experimentado en Europa, donde el crecimiento se ha revisado a la baja: de 1,7 a 1,2 por ciento. Otro cambio significativo es el habido en Jap�n, donde el crecimiento se ha revisado al alza: de 1 a 1,8 por ciento. Asia emergente, muy parecido a lo de antes: 3 d�cimas m�s. Am�rica Latina -como se�al�- registra una desaceleraci�n, especialmente por las situaciones de Brasil y M�xico. Y el escenario central de ese cuadro se reproducir�a el pr�ximo a�o, con cambios en el margen y en la composici�n. Es decir, se visualiza una econom�a mundial en promedio favorable todav�a en los pr�ximos dos a�os. Las condiciones financieras externas tambi�n se mantienen favorables. Las tasas largas en econom�as desarrolladas siguen muy bajas (el bono a 10 a�os de los Estados Unidos est� hoy en 4,08). El ciclo de alzas de tasas en ese pa�s ha seguido con velocidad mesurada, aunque para diciembre se espera una tasa algo mayor que la estimada antes, por la fuerza que lleva la econom�a y, tambi�n, por el aumento sustancial en el precio de los combustibles. En Europa se posterga el inicio esperado del ciclo de normalizaci�n de la pol�tica monetaria, particularmente por el hecho de que la econom�a contin�a -como vimos- mostrando menos dinamismo que el previsto a comienzos de a�o. Los spreads soberanos alcanzan m�nimos hist�ricos en algunas econom�as emergentes. Repito: contin�an muy favorables las condiciones financieras internacionales. En el caso de los spreads soberanos, observamos primero que los bonos a 10 a�os han tenido una ca�da importante y se han mantenido en niveles bajos. El bono soberano de los Estados Unidos, especialmente, se ha estado moviendo en el rango del 4 por ciento; hoy d�a vemos de nuevo que se acerca a este porcentaje. En la zona euro, los bonos largos, tambi�n hacia abajo. Estamos con tasas de inter�s que no ve�amos hac�a mucho tiempo. Se espera que la pol�tica monetaria de los Estados Unidos se normalice m�s r�pidamente en el corto plazo, llegando al mismo valor final, pero con un aumento esperado hoy d�a m�s importante en el corto plazo que el proyectado en mayo pasado, consistente con la fuerza que sigue mostrando Estados Unidos, que crece m�s all� de su tasa potencial. La zona euro hoy se ve m�s plana. Se posterga el aumento de tasa en Europa por el hecho de que la econom�a contin�a evidenciando gran debilidad. Con relaci�n a los spreads soberanos -y al cierre de este Informe-, vemos su ca�da en todas partes �especialmente el chileno-, a niveles que no conoc�amos -constituyen r�cord hist�ricos-: en torno a los 50 puntos base. Pero tambi�n los spreads soberanos caen en Europa emergente, en Asia, en Am�rica Latina. Se muestra una econom�a internacional con suficiente liquidez, lo que ha llevado a este nivel de spreads. En los mercados financieros internacionales se ha observado una apreciaci�n del d�lar en relaci�n con las principales monedas, particularmente significativa respecto del euro. A ello han contribuido un crecimiento econ�mico m�s din�mico en Estados Unidos que en Europa y un cambio en cuanto a las expectativas de diferenciales de tasas entre las dos �reas. En Europa, como vimos, se atrasa el alza de tasas y en Estados Unidos se adelanta. Entonces, tambi�n este diferencial en los movimientos esperados de tasas afecta el tipo de cambio por el arbitraje de flujos financieros. La flexibilizaci�n del r�gimen cambiario anunciada en China tiene un efecto reducido en las paridades internacionales, pero abre la posibilidad de ajustes adicionales en el futuro. Esta flexibilizaci�n tiene que ver mucho m�s con el inter�s mismo de ese pa�s de mejorar su manejo interno y evitar el costo importante que reviste la acumulaci�n excesiva de reservas internacionales de los �ltimos a�os. Es una decisi�n de China. Eso no resolver� el d�ficit en cuenta corriente de Estados Unidos, problema derivado de un exceso de gasto que corresponde a dichas naciones resolver. Lo se�alado ayudar� a China a mejorar su manejo interno. Por eso, ha decidido moverse hacia seguir flexibilizando. En el escenario externo, los precios de productos b�sicos han presentado alzas significativas �superiores a las previstas-, que se asocian principalmente a la fuerte demanda en un contexto donde la respuesta de la oferta ha sido insuficiente. Respecto del petr�leo �aparece en las noticias todos los d�as-, se hace presente la preocupaci�n por el recrudecimiento de los riesgos geopol�ticos y, tambi�n, de los efectos del clima, como se ha observado en las �ltimas semanas, especialmente en los Estados Unidos. Se han elevado de manera significativa las expectativas de precios, incluso ahora, para plazos largos, esper�ndose una reducci�n muy gradual hacia niveles de equilibrio de largo plazo, que igualmente se han revisado al alza respecto a lo que se consideraba hasta hace uno o dos a�os. Sin embargo, siempre cabe destacar que, en t�rminos reales, a�n se ubican por debajo de los m�ximos hist�ricos de los a�os 80, donde llegamos a niveles, en d�lares de hoy d�a, en torno a 85 d�lares el barril. De modo que nos encontramos por debajo de los valores de esa d�cada. Tambi�n es importante resaltar que la econom�a mundial en la actualidad depende mucho menos del petr�leo que en los 80, por el hecho de que ha cambiado la estructura de producci�n y hoy la dependencia de los pa�ses industriales es la mitad, por d�lar de producto, de la de dicha d�cada. Eso igualmente ha ayudado de manera significativa a absorber en mejor forma este shock. El sostenido dinamismo de la demanda de cobre -que es el otro commoditie que nos interesa mucho-, especialmente de China, y limitaciones en la capacidad de producci�n generan precios que contin�an al alza y reducen inventarios hacia m�nimos hist�ricos. Las proyecciones de precios en ambos casos se revisan al alza. No obstante, la trayectoria futura contempla para el metal rojo un descenso mayor y m�s r�pido que el del petr�leo, y da cuenta de una expansi�n de la capacidad de fundici�n y refinaci�n de cobre, as� como de nuevas explotaciones hacia el 2007. Hay reservas; sabemos d�nde est�n, y, a estos precios, se est�n activando proyectos. En el caso del petr�leo es m�s complicado, porque las reservas se hallan en lugares donde existen grandes riesgos geopol�ticos y no hay una respuesta de oferta tan significativa como la que ya, en cuanto al cobre, se nos viene encima. Si observamos el precio del petr�leo -estamos en el eje izquierdo del cuadro-, comprobamos que remonta, remonta y remonta, pillando a todos de sorpresa. Los n�meros se siguen revisando hacia arriba La demanda mundial tuvo un crecimiento fort�simo en el 2004 -fue el mayor en los �ltimos 30 a�os-, lo que est� muy relacionado con el gran dinamismo de pa�ses que usan mucho petr�leo: China e India, m�s Estados Unidos. Ello ha ocasionado estos elevados aumentos de consumo. Si consideramos los precios en los mercados, se advierte claramente que hoy d�a se revisan al alza. Se pensaba que �stos iban a ser los de mayo pasado. Pero hubo un gran salto y se espera que bajen muy levemente. Se han desplazado en forma paralela hacia arriba. Se esperan precios que van a quedarse sobre 60 d�lares por mucho tiempo. Es lo que muestran los mercados futuros hoy d�a. O sea, los precios del petr�leo se siguen revisando hacia arriba, por el dinamismo de la econom�a mundial y, tambi�n, porque no hay mucha capacidad de oferta. El precio del petr�leo en 2004 alcanz� 41 d�lares el barril (a partir de ahora estamos usando W TI, en vez de Brent, dado que la mayor parte de la banca de inversi�n se ha ido moviendo en esa direcci�n). Para 2005, el Informe anterior proyectaba un precio W TI de 49,5. Ahora lo estamos revisando a 59 d�lares el barril. Y para el 2006 se proyectaba un precio de 43,5, que ahora revisamos a 56. Como comparador se utiliza lo que actualmente estima la banca de inversi�n, y tambi�n, lo que muestran los mercados futuros. En consecuencia, estamos m�s o menos en ese rango, con la informaci�n de que hasta hoy dispone el mercado. M�s adelante nos referiremos a los riesgos. Para 2006, lo mismo. Se encuentran los mercados futuros, los distintos bancos de inversi�n y el Departamento de Energ�a de Estados Unidos. Nuestras propias proyecciones nos llevan a esa revisi�n significativa al alza, en particular para 2006. Pero la contraparte en nuestro caso es lo que ha pasado con otros productos de exportaci�n: cobre, molibdeno. En el cobre hay asimismo una revisi�n al alza en los precios. Todos los d�as alcanzamos m�ximos hist�ricos. Y de nuevo, por el gran consumo, especialmente en los pa�ses de Asia (China, India). La proyecci�n tambi�n se ha revisado hacia arriba, pero cae en forma m�s r�pida que la del petr�leo, porque existen -como se�al�- reservas conocidas, tecnolog�a para explotarlas y recursos para el financiamiento de los proyectos respectivos. Entonces, se espera que los precios del metal rojo se normalicen m�s r�pido que los del petr�leo. En el precio del cobre tambi�n hemos revisado las proyecciones al alza. Seg�n el Informe de mayo, alcanzaba a 139 centavos de d�lar la libra, que se ha corregido hoy a 157; casi 18 centavos m�s. Es un cambio notable respecto de lo se�alado la vez anterior, si pensamos que cada centavo de cobre significa 110 millones de d�lares m�s de exportaciones. Y en la cuenta corriente, la mitad de eso; es decir, alrededor de 50 millones por cada centavo. Y para 2006, el precio se revisa de 120 a 132 centavos. De nuevo aparecen las distintas fuentes que usamos como comparadores para chequear nuestras proyecciones. El precio se halla a 157 centavos; el de los mercados futuros, a 158 centavos -nos encontramos en ese rango; el promedio del a�o va un poquito por encima-, y el precio contado de ayer est� sustancialmente por sobre eso. Terminamos la parte internacional. En actividad, �sta se ve bien. Se visualizan un 2005 y un 2006, como escenario central, buenos. Vimos en lo concerniente a las materias primas malas noticias por el lado del petr�leo. Pero en el del cobre, como contrapartida, existen noticias muy buenas. Para nosotros, como pa�s, las buenas noticias del cobre superan a las malas del petr�leo; y vamos a tener una ganancia en t�rminos de intercambio mayor que la proyectada en el Informe anterior. En lo relativo a las tasas de inter�s, las condiciones financieras internacionales se mantienen muy favorables. Pero, en la parte de los riesgos, se ver� que algunos comienzan a revertirse. Pasamos ahora al escenario interno de la econom�a. III. EVOLUCI�N RECIENTE DEL ESCENARIO INTERNO III. 1. Mercados financieros En Chile, las condiciones financieras expansivas se han ido moderando paulatinamente. Las tasas de inter�s de cr�ditos bancarios a personas y empresas han subido en torno a 100 puntos base entre abril y julio, alza consistente con el proceso de normalizaci�n de la pol�tica monetaria en una econom�a que se expande a tasas muy s�lidas. La expansi�n del cr�dito de vivienda es m�s reducida que a fines del a�o pasado; la tasa de crecimiento ha disminuido en el margen. Sin embargo, la tasa de pol�tica se ubica claramente por debajo de las distintas medidas de una tasa m�s neutral, que no ponga ni quite tracci�n a la demanda agregada. Y las tasas de inter�s de los bonos reajustables siguen bajas. El cr�dito comercial y los agregados monetarios m�s amplios contin�an creciendo con fuerza. Como se observa en el gr�fico, los mercados esperan que la tasa de pol�tica monetaria siga normaliz�ndose, hasta llegar a niveles en torno al 6 por ciento en julio de 2007. Comparado con lo previsto en situaciones anteriores, hoy d�a la normalizaci�n que se espera para los contratos forward -llegan un poco por debajo de 6- es m�s d�bil. La vez pasada dijimos que la tasa forward estaba un poco desorientada con respecto a lo que exhib�an otros indicadores; ahora se ve una convergencia m�s tenue a esos valores. En las encuestas que realiza el Banco Central a comienzos de cada mes, los analistas estiman igualmente que el proceso de normalizaci�n va a continuar, a una tasa tambi�n bastante por debajo de lo que evidenciaban los forward de mayo. Estos precios financieros est�n m�s alineados entre s�. En la oportunidad anterior se registr� una gran discrepancia entre la encuesta de mayo y lo que mostraban los precios forward. Pero la situaci�n se ha ido achicando. O sea, tanto los mercados financieros como las encuestas de los analistas prev�n que el proceso de normalizaci�n va a seguir, aunque no a una tasa tan agresiva como la que se�alaban los forward de mayo �ltimo. Las tasas de inter�s, especialmente las de instrumentos a largo plazo, han mostrado niveles anormalmente bajos. Y esto tiene mucho que ver con la situaci�n internacional, pues en el exterior dichas tasas est�n asimismo muy reducidas. Aqu� observamos que las colocaciones para vivienda han desacelerado su tasa de crecimiento: estaba en 22 a 23 por ciento hace unos meses; hoy se encuentra bajo el 20 por ciento. En cambio, el cr�dito de consumo -esto es importante- sigue en aumento. Part�amos de bases bajas. Hubo un mercado laboral mucho m�s favorable. La gente evalu� su situaci�n individual y decidi� acceder a este tipo de pr�stamos. Vemos tambi�n que el cr�dito comercial ha mantenido un crecimiento de sobre 10 por ciento por varios meses consecutivos. La emisi�n de bonos corporativos acumulada a julio es 30 por ciento superior a la del a�o pasado a igual fecha. Los indicadores burs�tiles nacionales registraron m�ximos hist�ricos, revelando las buenas condiciones que enfrentan las empresas para el financiamiento en el mercado de capitales. Ellas se ven s�lidas, tienen buenos proyectos y, como dije, encuentran financiamiento en dicho mercado. El tipo de cambio nominal peso/d�lar ha sufrido una apreciaci�n importante, hasta llegar a un nivel 6 por ciento inferior al vigente al cierre del Informe precedente. El tipo de cambio real tambi�n ha disminuido, situ�ndose en niveles 7 por ciento menores a los de esa fecha. Es probable que haya contribuido a esta apreciaci�n el escenario actual de t�rminos de intercambio, bastante m�s positivo que el esperado hace algunos meses -ello, porque el precio del cobre est� muy por encima de lo estimado, y, aunque el del petr�leo tambi�n se halla por sobre lo previsto, m�s que compensa el alto valor del metal rojo-, unido a la intensificaci�n del ciclo expansivo. Como este proceso es m�s duradero, las personas -seg�n lo mostr� en el caso del cr�dito- est�n consumiendo m�s, y eso se acomoda mediante una apreciaci�n de nuestra moneda. Como siempre, los movimientos de corto plazo en los tipos de cambio nominal y real peso/d�lar son dif�ciles de explicar, por los movimientos que tiene el tipo de cambio de mercado. En varias medidas del tipo de cambio nominal peso/d�lar de canastas m�s amplias hemos visto una apreciaci�n y un rebote en el �ltimo tiempo. Y mes a mes seguimos todas estas medidas. Durante este per�odo no se han materializado movimientos mayores de paridades internacionales o diferenciales de tasas de inter�s interna y externa, a distintos plazos, que expliquen la apreciaci�n del peso vis a vis en d�lar o en t�rminos multilaterales. O sea, no se observa un movimiento importante en las tasas de inter�s. La diferencial entre nuestra tasa y la de Estados Unidos es de 25 puntos base. Ello no obedece a razones financieras. No es que se haga atractivo traer capitales porque hay una gran diferencial de tasas. �sta alcanza a s�lo un cuarto de punto; es una de las m�s bajas de la historia. Tampoco se aprecian cambios en los flujos de capitales entre Chile y el exterior que den cuenta de este fen�meno, que, reitero, no es financiero. Observadores de mercado estiman que la alta volatilidad cambiaria reciente -volatilidad, no niveles-, luego de varios meses de relativa estabilidad, puede haberse visto exacerbada por el cierre de posiciones de cobertura cambiaria o liquidaci�n de posiciones financieras frente a problemas pol�ticos en la regi�n, especialmente en Brasil. En este cuadro cabe resaltar dos cosas. El d�lar de Estados Unidos lleg� a su fortaleza m�xima en febrero de 2002. Desde ese momento, todas las dem�s monedas se empezaron a apreciar con respecto a �l. No debe olvidarse que en ese minuto hab�a que dar 83 centavos de d�lar por un euro; empez� la depreciaci�n, y en un instante hubo que entregar 1,38; y hoy d�a hay que otorgar 1,22. O sea, el d�lar ha tenido una tremenda depreciaci�n en los mercados internacionales. El peso chileno no se sum� a esa apreciaci�n; la dej� pasar, y sigui� depreci�ndose con respecto al d�lar. Nuestra moneda tuvo su momento m�s d�bil con respecto a la estadounidense a fines de 2002, comienzos de 2003, cuando existi� el gran riesgo de que Brasil siguiera un camino parecido al de Argentina. As�, el peso chileno se depreci�, mientras las monedas de los pa�ses que hacen las cosas bien -como nosotros- se estaban apreciando. Nosotros sufr�amos en ese instante el "efecto vecindario" de nuestro peso, que lleg� a estar muy d�bil. De hecho, el Consejo del Banco Central lleg� a la conclusi�n de que aquello se encontraba muy desarticulado y pod�a crear problemas en nuestra econom�a. Por tanto, decidi� emitir bonos en d�lares, para tranquilizar al mercado, pues se consideraba que la situaci�n ser�a muy transitoria. Y fue transtoria. Pas� el susto de Brasil y el peso chileno empez� a moverse en forma parecida a la del resto de las monedas del mundo. Incluso, se ha apreciado menos con respecto al d�lar que, por ejemplo, el d�lar canadiense, el d�lar australiano, el yen, el euro. �Cu�nto se ha apreciado el peso con relaci�n al d�lar? Les contaba que el m�ximo del d�lar norteamericano se registr� en febrero de 2002. Con respecto a fines del 2001, el peso chileno se ha apreciado 18 por ciento en relaci�n al d�lar; el euro, 27 por ciento; el yen, 16,6 por ciento; el d�lar australiano, 32 por ciento; el d�lar canadiense, 24 por ciento; el d�lar neozeland�s, 40 por ciento (resalto las cifras de Nueva Zelandia y Australia porque �stos tambi�n son pa�ses exportadores de commodities, como nosotros); y el rand sudafricano, 46 por ciento. Vale decir, la diferencia radic� en que en Chile la apreciaci�n se dio una vez que nos tranquilizamos en cuanto a la situaci�n de Brasil. Pero, si miramos d�nde est�bamos el a�o 2001 y d�nde nos encontramos hoy, percibiremos que nuestra apreciaci�n ha sido menor que en los referidos pa�ses. Y eso se debe en gran medida a que Chile ahorr� parte importante de las ganancias temporales obtenidas a ra�z del buen precio del cobre, a diferencia de las naciones que la gastaron. Por eso el peso chileno se ha apreciado menos que si se hubiera seguido otro camino. El r�gimen cambiario de flotaci�n permite conducir la pol�tica monetaria con m�s autonom�a y, tambi�n, nos da una capacidad mayor para absorber shocks. Cuando hay shock, el tipo de cambio hace parte del ajuste. Y cuando los shocks son desfavorables se deprecia nuestra moneda; si son favorables, se aprecia. Lo importante es la tendencia. En todo caso, lo que importa connotar es que el Banco Central se reserva la posibilidad de intervenir si juzga que es probable la presencia de una sobrerreacci�n del tipo de cambio y �sta es perjudicial para la econom�a. Lo hicimos en 2002 y lo haremos de nuevo ma�ana, si se requiere. Hasta hoy d�a no tenemos evidencia de que el tipo de cambio est� alejado de los fundamentos. Hasta ahora se eval�a que los movimientos del tipo de cambio real siguen vinculados con los cambios del entorno macroecon�mico en que se desenvuelve la econom�a chilena. Se considera como supuesto metodol�gico para las proyecciones que el tipo de cambio real de largo plazo no difiere significativamente de lo observado en las �ltimas dos semanas. Si examinamos la evoluci�n del tipo de cambio real, observamos una depreciaci�n importante desde 1986 en adelante -en el gr�fico se indica el valor en pesos de hoy, con las paridades existentes-, en que lleg� a niveles de 670 pesos, hacia fines de los a�os 80, cuando ven�amos saliendo de una crisis. Posteriormente (siempre en pesos actuales), el tipo de cambio tuvo una gran apreciaci�n, que situ� al d�lar bajo 450 pesos en 1998. Se trat� de una apreciaci�n importante. Fueron per�odos en los cuales el Banco Central intervino mucho, como medida protectiva destinada a evitar esa gran apreciaci�n, que igual se produjo, porque las fuerzas iban en esa direcci�n. O sea, incluso interviniendo, llegamos a un tipo de cambio inferior a 450 pesos, en moneda de hoy. Despu�s de 1998 se comenz� a depreciar. Llegamos, en moneda actual, a niveles superiores a 610 pesos. En el �ltimo tiempo ha habido de nuevo una apreciaci�n. Pero si miramos el promedio del tipo de cambio real desde 1986 a 2005, comprobaremos que, en moneda de hoy, fue de 565,8 pesos; y en los �ltimos 15 a�os, desde 1990 hasta ahora, de 551. O sea, lo que estamos viendo es un tipo de cambio promedio de entre 550 y 545 en los �ltimos 20 a 25 a�os, tomando en cuenta las paridades entre las distintas monedas en los mercados internacionales: entre el euro, el yen y las principales monedas del mundo frente al d�lar. Nuestra evidencia, entonces, es que no estamos desarticulados. A lo mejor lo estuvimos a fines de los 80, cuando el pa�s sal�a de una gran crisis. En seguida hubo una enorme apreciaci�n; luego, depreciaci�n, y actualmente nos encontramos en el promedio. O sea, la evidencia nos hace pensar que el tipo de cambio real se halla cercano a los valores de equilibrio de la econom�a. Pero esto lo observamos siempre, y mantenemos un an�lisis concreto en cuanto a ir viendo qu� sucede con el tipo de cambio real de equilibrio y no s�lo con el tipo de cambio real observado. III. 2. Actividad y Demanda El consumo sigue creciendo m�s que el producto, lo que se encuentra dentro de lo previsto. Las condiciones financieras que enfrentan los hogares contin�an favorables; el empleo se fortalece -hemos visto la creaci�n de puestos de trabajo que est� generando la econom�a en el ciclo actual-, y las expectativas mejoran, a pesar del mayor precio de los combustibles (expectativas de los consumidores y de los empresarios; se trata de una econom�a que va bien; las holguras de capacidad se han ido reduciendo, lo cual hace que las empresas se decidan a gastar en inversi�n, y las personas, en consumo). El fuerte dinamismo en la formaci�n de capital fijo sigue sorprendiendo. Cuando en enero del a�o pasado hicimos nuestra presentaci�n del Informe de Pol�tica Monetaria ante la Comisi�n de Hacienda, mostr�bamos preocupaci�n en el sentido de que est�bamos confundidos porque la inversi�n no tomaba fuerza. Ahora resaltamos que la inversi�n toma fuerza; y tanta, que nos sorprende, ya que sigue demasiado din�mica para la etapa del ciclo en que nos encontramos. Dentro de algunos minutos veremos las cifras. Esta evoluci�n ha estado apoyada por los buenos resultados y expectativas de las empresas, el entorno financiero proclive a la financiaci�n de proyectos y el agotamiento de las holguras de capacidad en muchos sectores. Para satisfacer la demanda, ahora hay que invertir. Las exportaciones reales de bienes y servicios aumentaron en el primer semestre poco m�s de un punto porcentual por encima del crecimiento del producto. Aunque la cifra es inferior a la de a�os recientes, es superior a la prevista, por los mayores env�os industriales y agr�colas, los cuales m�s que compensaron la ca�da del volumen de las exportaciones mineras. La revisi�n de los par�metros para la regla del super�vit estructural, especialmente por el mayor precio del cobre, permitir� un crecimiento del gasto p�blico mayor que el de tendencia durante el a�o 2006. En el segundo trimestre -ya entramos a cifras espec�ficas- la actividad se expandi� a una tasa de 6,5 por ciento, lo que, sumado a las revisiones del primer trimestre, ubicaron el crecimiento del PIB del primer semestre en 6,3 por ciento. El comercio y la construcci�n continuaron con una fuerte expansi�n en el segundo trimestre, reflejando el incremento de la demanda interna. La industria, de su parte, mostr� una alta tasa de crecimiento anual, sobre todo en los sectores que destinan su producci�n al mercado externo, y ahora, en forma creciente, tambi�n al mercado interno, para satisfacer la demanda de los consumidores. Ha sobresalido tambi�n el crecimiento de los sectores electricidad, gas y agua, gracias a mejores condiciones hidrol�gicas y menores restricciones en el gas natural. La situaci�n hidrol�gica permite crear mayor valor agregado al generar la misma electricidad, porque los insumos son mucho m�s baratos. La actual restricci�n de gas natural equivale a cerca de 30 por ciento de la vigente en abril, cuando alcanz� su m�ximo. Esto despeja tambi�n un riesgo relevante para el corto plazo identificado en mayo. A ello han contribuido -reitero- la menor restricci�n en el gas y las mejores condiciones hidrol�gicas. En materia de crecimiento de la actividad, la l�nea roja representa el gasto interno, que se ha ido fortaleciendo, con tasas de incremento que bordean el 12 por ciento; la l�nea amarilla corresponde al producto con respecto al mismo trimestre del a�o anterior -estamos con tasas de crecimiento de sobre 6 por ciento-, y la l�nea celeste ilustra la tasa de aumento instant�nea, que fluct�a entre 5 y 6 por ciento. Aqu� resalta lo dicho anteriormente: el crecimiento de la formaci�n bruta de capital fijo (eje derecho del gr�fico) aparece, en el �ltimo trimestre, con tasas que se acercan a 25 por ciento (l�nea amarilla). El rect�ngulo rojo, que est� medido en el eje izquierdo, corresponde al aumento de la demanda interna; y la parte celeste, al resto de la demanda interna, que es consumo privado, m�s consumo del Gobierno, m�s variaci�n de existencias. Las importaciones de bienes de capital siguen con r�cord hist�ricos para el pa�s: bordean los 900 millones de d�lares, en moneda del a�o 96. Las cifras estuvieron planas por mucho tiempo (despu�s de una desaceleraci�n), en niveles cercanos a los 450 millones de d�lares. Actualmente alcanzan al doble. Es decir, el crecimiento chileno es muy balanceado, porque tiene inversi�n y consumo. Si vamos a la formaci�n bruta de capital como porcentaje del producto, en pesos constantes (los computadores, por ejemplo, valen bastante menos hoy d�a: con cien pesos corrientes uno compra muchos m�s; entonces, desde la perspectiva del crecimiento, lo vemos en precios constantes-, en los a�os 1986 a 2004 el pa�s invirti�, en promedio, 22,4 por ciento del producto, en pesos de 1996. Hoy estamos en niveles en torno al 28 por ciento. Para este a�o estimamos 28,2 por ciento, y para el pr�ximo, 28,1 por ciento, que son m�ximos hist�ricos. El r�cord anterior se registr� en 1997, con 27,4 por ciento. Como se puede apreciar, la inversi�n ha adquirido gran dinamismo. Durante largo tiempo no se invirti� porque hab�a en muchos sectores exceso de capacidad. Hoy �ste se ha agotado, dado el crecimiento que muestra el pa�s, y estamos viendo un importante repunte en la inversi�n. Desde el punto de vista del sector p�blico, se observa que, en el balance fiscal, la regla estructural se ha cumplido en promedio durante los �ltimos a�os. Y, como resultado de los efectos temporales del precio del cobre, muy por encima del valor de tendencia, hay un resultado positivo, despu�s de varios per�odos con resultados negativos, por el ciclo econ�mico. El pa�s se plante� una regla estructural de mediano plazo que le permiti� tener d�ficit significativos hacia fines de la d�cada de 1990 y comienzos de la actual, con el compromiso de que aqu�lla se cumplir�a. Y, por primera vez, la hora de la verdad lleg� en 2004, cuando hubo super�vit. Y el a�o 2005 va en la misma direcci�n. III. 3. Mercado laboral El mercado laboral ha evolucionado acorde con el favorable entorno macroecon�mico. La tasa de desocupaci�n desestacionalizada ha descendido con rapidez. El empleo contin�a fortaleci�ndose, y se acerca a tasas de crecimiento en torno al 5 por ciento en doce meses. La tasa de participaci�n laboral a nivel agregado se estabiliz� durante el segundo trimestre, principalmente por el comportamiento de la participaci�n de los hombres. La participaci�n femenina sigue aumentando, pero de manera bastante m�s moderada que en 2004. La de los j�venes ha retomado su tendencia hacia la disminuci�n, dado que deciden permanecer m�s tiempo invirtiendo en educaci�n antes de incorporarse a la fuerza laboral. En materia de crecimiento del empleo -la variaci�n anual se muestra en el eje derecho del gr�fico-, estamos acerc�ndonos, repito, a 5 por ciento en doce meses. La l�nea roja (al lado izquierdo), que representa a las miles de personas ocupadas, muestra que el empleo ha ido subiendo en forma continua y se ha acelerado de manera especial en el �ltimo a�o y medio o dos a�os, con un aumento importante en la generaci�n de puestos de trabajo. La tasa de desempleo ha ca�do en forma relevante (aparece ajustada por estacionalidad), pues, de niveles por sobre 9 por ciento hace 18 meses, hoy d�a estamos en 8,04 por ciento. O sea, ha habido una baja considerable, la cual tiene que ver con el ciclo expansivo que sigue la econom�a. Las horas trabajadas han experimentado una ca�da significativa, particularmente por el cambio en la legislaci�n, que redujo su n�mero. Por ello, en el �ltimo tiempo el promedio de horas efectivas de trabajo disminuy� en forma dr�stica. III. 4. Evoluci�n de la Inflaci�n La inflaci�n es la principal variable que debe ir considerando el Banco Central como forma de contribuir al crecimiento de largo plazo y de mantener la estabilidad, que es un activo logrado por el pa�s en los �ltimos a�os. La inflaci�n del IPC en los meses recientes se ha visto afectada por el mayor precio externo de los combustibles, incrementos de tarifas en servicios regulados y alza en el valor de algunos bienes perecederos. La inflaci�n subyacente del IPCX1 -depuraci�n del IPC rest�ndole productos en que la pol�tica monetaria no tiene mucho que ver, relacionados con bienes perecederos y con combustibles (y para llegar a IPCX1, tambi�n tarifas reguladas)- ha seguido una trayectoria similar a la prevista, y las distintas medidas de la tendencia inflacionaria, limpia de los rubros se�alados, exhiben un aumento gradual, consistente con una econom�a que crece por sobre su producto potencial; y se comienzan a estrechar las brechas de capacidad. Eso impuls� al Banco Central a iniciar un proceso de incremento de las tasas de inter�s en septiembre del a�o pasado. Porque hab�amos previsto que la econom�a iba a seguir creciendo a una tasa por encima de su potencial y que se ir�an estrechando las brechas de capacidad, lo que llevar�a la inflaci�n, gradualmente, al centro del rango meta. Y hacia all� vamos con la inflaci�n depurada de shocks de petr�leo y otros productos. Los mayores registros inflacionarios recientes no han tenido efectos muy persistentes en las medidas de expectativas de inflaci�n privadas, las que se han mantenido en alrededor de 3 por ciento para plazos de un a�o y m�s. Hay un gran activo en el pa�s: la confianza de los agentes econ�micos en que el Banco Central realizar� su trabajo de mantener la inflaci�n en torno al 3 por ciento, con desviaciones hacia arriba y hacia abajo, como aconteci� hace dos a�os. Y llevaremos a cabo nuestro esfuerzo, pero siempre que la pol�tica monetaria realice su trabajo para llevar la tasa de inflaci�n al centro del rango meta en un horizonte de 12 a 24 meses. Se estima que hasta ahora la reducci�n de la jornada laboral no ha tenido un efecto perceptible sobre la inflaci�n, aunque no se descarta que a futuro esta evaluaci�n cambie hacia un acento m�s inflacionario. En este gr�fico vemos que la inflaci�n del IPC (l�nea roja) ha ido subiendo -como los se�ores Senadores recordar�n, llegamos a tener inflaciones negativas-, movi�ndose hacia el centro del rango meta. La l�nea verde es inflaci�n ajustada, restando bienes perecederos y combustibles; tambi�n ha tendido a subir. La l�nea celeste retira tarifas reguladas, e igualmente va hacia arriba. En esta �ltima no hemos llegado todav�a a lo esperado; estamos bordeando el 2 por ciento. En el IPC ya nos encontramos pr�cticamente en 3 por ciento; y en el IPCX, entre 2 y 3 por ciento. Es decir, todas las medidas de inflaci�n van hacia arriba. La compensaci�n inflacionaria es la diferencia entre bonos de la misma duraci�n, nominales y en UF. Ese diferencial, que en algunos momentos estuvo en niveles muy cercanos al piso de la banda o por debajo de ella, ha ido subiendo y ahora se ubica entre 3 y 3,5 por ciento; vale decir, hay una migraci�n ascendente. Las expectativas de inflaci�n en el corto plazo se han ido moviendo para arriba, en direcci�n al centro del rango meta. Y hacia adelante, contin�an ancladas. Puede haber a corto plazo, por los precios del petr�leo, ruidos que eleven la inflaci�n. Pero los agentes siguen pensando que el Banco Central, a dos a�os, se esforzar� por mantenerla en alrededor del 3 por ciento. Y este Consejo har� todo lo posible para que permanezca anclada en torno a ese porcentaje. Todas las medidas alternativas de inflaci�n subyacente o inflaci�n de tendencia muestran que la inflaci�n va para arriba, hacia el centro del rango meta: algunas, un poco por encima; otras, un poco por debajo. Y ello, porque las brechas de capacidad se est�n angostando. Hay variables importantes que explican esta din�mica. En la inflaci�n, la variable m�s determinante a corto plazo es el costo de la mano de obra por hora, que ha tenido un importante repunte en el �ltimo tiempo. Nos hemos movido de valores aproximados a 2 por ciento a otros sobre 5 por ciento. La contraparte de la situaci�n anterior es que la productividad tambi�n ha subido en forma parecida en el corto plazo. Esto ha significado que el costo unitario del trabajo -costo de salario por unidad de producto- siga con crecimientos muy d�biles, e incluso, negativos. O sea, hasta ahora en la inflaci�n no hay presiones por el lado de los costos laborales. Se�or Presidente, hasta aqu� hemos visto historia: qu� ha pasado en actividad y qu� est� aconteciendo en inflaci�n. Ahora observaremos las perspectivas hacia adelante. IV. PERSPECTIVAS DE ACTIVIDAD E INFLACI�N En 2005, el crecimiento de la econom�a se ubicar�a entre 6 y 6,5 por ciento, por encima de lo previsto hace algunos meses. Han colaborado a eso las noticias buenas que hemos tenido en el entorno externo, como tambi�n el hecho de que la inversi�n haya seguido tomando un dinamismo que, seg�n pens�bamos en nuestro escenario central, era muy dif�cil de sostener en el tiempo. Ello motiva que ahora debamos revisar el rango hacia arriba: lo m�s probable, de 6 a 6,5 por ciento. La composici�n de este crecimiento deber�a reflejar la cada vez mayor preponderancia de los sectores no transables, con la expansi�n del consumo interno -servicios, comercio-, junto con un acrecentado dinamismo de la demanda interna, en especial del consumo. Hacia el 2006, estas tendencias deber�an asentarse, lo que, en un entorno de desaceleraci�n suave de la econom�a mundial -como el que present� al comienzo-, leve disminuci�n de los t�rminos de intercambio (despu�s de este a�o tan favorable para el precio del cobre y de la normalizaci�n mucho m�s lenta en el precio del petr�leo) y regularizaci�n del impulso macroecon�mico en Chile -que ya no es requerido por la econom�a; o sea, el Banco Central tiene que seguir haciendo su trabajo de normalizar la pol�tica monetaria- y en el resto del mundo, es coherente con una expansi�n del PIB, para el pr�ximo a�o, de entre 5,25 y 6,25 por ciento, seg�n la informaci�n de que disponemos hasta hoy (esto se revisa continuamente). Durante el actual ciclo expansivo, la econom�a chilena tuvo una etapa inicial de repunte de la inversi�n y de las exportaciones en 2003 y 2004, con un super�vit en la cuenta corriente (1,5 por ciento del Producto en el 2004; y estimamos que ser� de medio punto en 2005, lo que representa alrededor de 500 millones de d�lares). Ahora se ha pasado a un escenario de mayor expansi�n de los sectores no transables -mientras los agentes toman este buen escenario como m�s duradero-, junto con un movimiento paulatino de la cuenta corriente hacia una situaci�n deficitaria para el 2006 (un d�ficit en torno a 2 por ciento del PIB para ese a�o). Pero si valor�ramos la cuenta corriente a precios de tendencia �especialmente, un precio del cobre de tendencia m�s cercano a 99 centavos de d�lar la libra que el observado hoy-, exhibir�a un d�ficit de 3 por ciento del Producto este a�o y el pr�ximo. Ello significa que la econom�a est� gastando m�s que sus ingresos, a precios de tendencia. Pero tampoco hay un gasto excesivo. Son cifras manejables para un pa�s que tiene muy buenas perspectivas de crecimiento futuro. En la medida en que el panorama de condiciones externas favorables se ha tornado m�s persistente, esta transici�n se ha visto acompa�ada por un fortalecimiento del peso en t�rminos reales. Sin embargo, como mostr� denantes, ese fortalecimiento implica un valor de la paridad que hoy se ve cercano al de equilibrio. Cabe recordar que el supuesto metodol�gico para las proyecciones es que el tipo de cambio real de largo plazo resulta similar al valor observado en las �ltimas dos semanas. Se estima que el aumento de la inflaci�n anual del IPC hasta cifras en torno al 4 por ciento hacia principios del pr�ximo a�o ser� un fen�meno transitorio y tendr� un efecto acotado sobre la trayectoria posterior de la inflaci�n subyacente. Tratar de evitar que el alza del precio del petr�leo pase a la inflaci�n requerir�a que el Instituto Emisor dispusiera un aumento muy agresivo en las tasas de inter�s, con efecto en desempleo, en Producto. Pero un Banco Central como el nuestro, que ya ha madurado el desarrollo de su marco de pol�tica monetaria, puede darse el lujo de trabajar con un horizonte de 12 a 24 meses, para que la confianza en que va a mantener la inflaci�n en torno del 3 por ciento haga que los incrementos sean s�lo transitorios y lleven de vuelta aqu�lla hacia el centro del rango meta. La reacci�n de los salarios reales y nominales al actual repunte c�clico ha sido particularmente tenue, permitiendo as� una trayectoria de costos laborales unitarios acotada, como mostraba antes. Ello nos hace pensar que los efectos de segunda vuelta debieran ser reducidos. La apreciaci�n real y nominal del peso ha sido significativa en los �ltimos meses -como indicaremos m�s adelante-, y se estima que este realineamiento tendr� cierta persistencia y compensar� algunas presiones de costo. Tambi�n eso nos va a ayudar a que no haya efectos pronunciados de segunda vuelta. Al final, lo importante es que el compromiso del Banco Central con la meta de inflaci�n y la asociada normalizaci�n del actual est�mulo monetario debieran permitir la convergencia de la inflaci�n hacia el 3 por ciento. Debemos procurar que no se nos escape en forma persistente de este porcentaje. Como supuesto metodol�gico, se considera que la normalizaci�n de la pol�tica monetaria contin�a en los pr�ximos meses a un ritmo comparable al impl�cito en los precios financieros observados en el �ltimo par de semanas -las cifras del comienzo que muestran los forwards hacia adelante y, tambi�n, las encuestas de expectativas de los agentes con respecto a la trayectoria de tasas de pol�ticas-, para llegar a un impulso monetario neutro hacia fines del horizonte de proyecci�n. Estamos hoy con tasas de inter�s que la econom�a requer�a cuando se encontraba muy d�bil. En la actualidad, con una econom�a que est� creciendo m�s que el potencial y con una alta probabilidad de copar las brechas hacia el 2007, es menester que hagamos nuestro trabajo para llegar a ese momento con una tasa que no le agregue ni le quite tracci�n a la demanda agregada, a fin de evitar que el pa�s pierda un gran activo actual: la confianza en su capacidad de mantener la inflaci�n en torno de su meta. Pero insistimos: el ritmo efectivo de ajuste de la tasa de pol�tica monetaria va a depender, como siempre, de la acumulaci�n de antecedentes en el tiempo. Esto lo evaluamos continuamente. Tenemos una reuni�n de pol�tica monetaria todos los meses, que se preanuncia con medio a�o de anticipaci�n. Vayamos a las perspectivas de inflaci�n en relaci�n con los insumos. Veamos primero los insumos, qu� va a entrar en esas proyecciones hacia adelante. Y repetir� lo que hemos visto antes. En mayo se pensaba que en 2005 el precio del petr�leo iba a ser de 49 d�lares; hoy d�a el barril cuesta 57. Eso se agrega a la inflaci�n, especialmente a la del IPC. Para el pr�ximo a�o se esperaba que llegara a 43,5 d�lares. Ahora -sustancialmente por encima de eso: como 30 por ciento m�s- se estima en 56. Y, seg�n veremos, hay riesgos incluso de superar esta cifra. Cobre: se esperaba que alcanzara a 139,5 centavos la libra para este a�o; hoy llega a 157. Para mayo del pr�ximo a�o se proyectaba un precio de 120 centavos; hoy d�a se prev� uno de 132. Todo eso va hacia arriba. En Estados Unidos se aguarda que el promedio de la tasa de fondos federales sea un poco mayor. Como dec�a, se espera una aceleraci�n del proceso de normalizaci�n de tasas en ese pa�s, porque su econom�a se halla en un ciclo parecido al nuestro: est� creciendo m�s que su capacidad y tambi�n tiene el shock del petr�leo. Y para el 2006 se prev� algo parecido al final. Y aceleraci�n, s�lo al comienzo, tenue. Con relaci�n a los t�rminos de intercambio, en mayo esper�bamos que en el 2005 la relaci�n de precios entre las exportaciones y las importaciones mejorar�a en 3,5 por ciento con respecto al a�o anterior. Ahora hemos revisado hacia arriba: cerca de 6 por ciento. Y para el pr�ximo a�o, antes se esperaba que cayera en 5,3 por ciento; hoy d�a, un poco m�s, dado que en el 2005 tenemos una base m�s alta. En lo relativo al EMBI -especialmente, los puntos base de riesgo para nuestro pa�s-, cabe recordar que cuando vinimos en mayo dijimos que esper�bamos 77 puntos para el 2005. El mercado externo en general sigue muy favorable, en particular para Chile: 64. Eso est� mejor que lo que ve�amos en mayo. Y para el pr�ximo a�o estamos estimando un riesgo pa�s cercano a los 90 puntos base. Eso sube, porque se incrementan las tasas de inter�s internacionales, y aumenta tambi�n el descuento por riesgo en inversi�n en pa�ses emergentes, asociada esta alza a la elevaci�n de las tasas mundiales. El a�o 2004 cerramos con un crecimiento de 6,1 por ciento. En el 2005 -lo dije antes- el crecimiento del Producto se situar� entre 6 y 6,5 por ciento. El ingreso nacional, que aumenta tambi�n por ganancia de t�rminos de intercambio, crecer�a 8,4 por ciento. La demanda interna tendr�a un incremento en torno del 10 por ciento. La formaci�n bruta de capital fijo subir�a en 19 por ciento este a�o, en t�rminos reales, y el consumo total, en 7,3 por ciento por encima del crecimiento del Producto, ahora que el consumo interno comienza a sumarse a la expansi�n. El crecimiento de las exportaciones de bienes y servicios se desacelera con respecto al 2004. Pero ello se debe especialmente a la miner�a: el a�o pasado se explotaron minas de alta ley, por los buenos precios, y hoy existe una ca�da f�sica en el margen. Las importaciones siguen subiendo muy fuertemente, en especial para alimentar el crecimiento de la inversi�n y, en el margen, tambi�n para consumo. La cuenta corriente, despu�s de haber tenido un super�vit de 1,5 el 2004, bajar�a a medio punto del producto el 2005; y para el pr�ximo a�o se estima un crecimiento de entre 5 y cuarto y 6 y cuarto. El ingreso nacional sufrir�a una p�rdida de t�rminos de intercambio. La demanda interna seguir�a subiendo en el l�mite superior del crecimiento del producto. La formaci�n bruta de capital continuar�a din�mica, pero desaceler�ndose en el margen. �stas son proyecciones nada m�s, con la informaci�n que tenemos hasta hoy. El consumo total seguir�a siendo un factor importante de dinamismo, a medida que el mercado laboral contin�e mejorando y se consolide este cuadro de crecimiento. Las exportaciones tendr�an otra leve desaceleraci�n en el margen, en especial por capacidad, de nuevo, en la miner�a. �nicamente en 2007 empezar�an a crecer con m�s fuerza los env�os mineros, ayudando a las exportaciones totales. Aqu� se consideran dos factores. Hay otro que es dif�cil de cuantificar: el mejor acceso de las exportaciones chilenas a los mercados internacionales. Eso est� empujando hacia arriba el proceso. Pero estos elementos se balancean. Y la cuenta corriente pasar�a a un d�ficit en torno al 2 por ciento a precios de mercado y al 3 por ciento a precios de m�s largo plazo. Si miramos diciembre a diciembre, el 2004 terminamos con una inflaci�n de 2,4 por ciento. Este a�o estar� cerca del 3,8 por ciento, en el mismo lapso. En el caso de la inflaci�n limpia de bienes perecederos y de combustibles, la cifra es muy parecida a la que proyect�bamos en el Informe anterior: 2,8 por ciento. La �nica sorpresa es en la inflaci�n sucia, debido particularmente a los combustibles y a algunas tarifas reguladas, como la electricidad, sobre todo, para hacer frente a un cambio de incentivos que requer�a el pa�s ante los problemas que tuvimos con el abastecimiento de gas argentino. Y la inflaci�n es m�s limpia en el IPCX1, que retira las tarifas reguladas. Tambi�n exhibe una cifra muy parecida a la que proyect�bamos en mayo pasado. O sea, la �nica sorpresa es la que ha tenido todo el mundo: el precio de los combustibles. Si miramos el a�o 2006, la inflaci�n de diciembre a diciembre llegar�a a 2,8 por ciento. Recuerdo que nuestra meta es 3 por ciento, con un rango de entre 2 y 4. No tenemos meta a diciembre. Se ten�a al comienzo, cuando el pa�s empez� a transitar hacia un esquema de metas de inflaci�n. Ahora nuestro objetivo es mantener la inflaci�n pr�xima al 3 por ciento, con una probabilidad muy alta de que se encuentre entre 2 y 4 por ciento. A veces ha bajado de 2 y hemos tomado decisiones para llevarla hacia arriba; en otras oportunidades puede estar sobre 4, y nosotros tomamos medidas para bajarla hacia 3. No lo hacemos al d�a siguiente, porque es muy costoso en t�rminos de volatilidad de Producto y de la tasa de desempleo. Tratamos de llevarla de vuelta en un escenario de 12 a 24 meses. Y eso lo podemos hacer porque ya hemos invertido suficiente en credibilidad, como lo muestra el mercado, que tiene confianza en la labor del Banco Central. Hacia fines del horizonte de proyecci�n, la inflaci�n estar�a de nuevo de vuelta en 3 por ciento. O sea, esperamos que esto sea transitorio. Y vamos a estar atentos para llevar otra vez la inflaci�n a esa cifra. Si consideramos la trayectoria anterior, es importante recordar que hacia comienzos del 2003 tuvimos episodios donde la inflaci�n bes� el 4 por ciento. Este porcentaje no gust� nada, y se fue casi a cero. Ahora vamos de vuelta en nuestras proyecciones. A comienzos del pr�ximo a�o llegaremos de nuevo a valores cercanos al 4 por ciento, pero para retornar al 3 por ciento a los pocos meses despu�s. Esto es, pr�cticamente, efecto petr�leo. Si miramos la inflaci�n limpia de petr�leo, el IPCX1 -que despoja a ese combustible de tarifas reguladas-, comprobaremos que las proyecciones, salvo las que ten�amos en septiembre de 2004, han estado bastante iguales a lo que se ha ido dando. Ah� no hemos tenido problemas. Ha habido dificultades en las estimaciones de inflaci�n total, donde apareci� b�sicamente -repito- la sorpresa del petr�leo. Las proyecciones que ten�amos en enero o mayo de este a�o, as� como las de septiembre, han sido muy similares a las efectivas; todas est�n caminando juntas. No hay sorpresas una vez que eliminamos petr�leo, tarifas reguladas y bienes perecederos. �sa es la parte de la inflaci�n dura que depende de la pol�tica monetaria. All� no hay sorpresas. En el Informe anterior estimamos que la inflaci�n a diciembre del 2006 iba a ser de 3 por ciento; hoy proyectamos 2,8. Y en el IPCX1, limpio de todos los elementos se�alados, proyect�bamos 3,5 por ciento; en este momento prevemos este mismo porcentaje. Ha habido factores que se han compensado. Existe mayor inflaci�n ahora porque las brechas se est�n acortando m�s r�pidamente de lo que pens�bamos. Eso da un poquito m�s de inflaci�n. Hay mayor inflaci�n especialmente en el IPC, por precios del petr�leo superiores a los proyectados para mayo �ltimo; pero existe menos inflaci�n porque el tipo de cambio se ha movido a su valor de equilibrio a largo plazo m�s r�pidamente que lo que estim�bamos antes. Y tambi�n ha habido menos presi�n de los salarios que la prevista la vez pasada. Todo eso motiva que la situaci�n se haya balanceado. Y nuestra proyecci�n actual para diciembre del pr�ximo a�o es incluso menor que la de mayo pasado. O sea, la �nica sorpresa, se�ores Senadores, est� en la inflaci�n total, especialmente este a�o, por el fuerte incremento que ha experimentado el precio de los combustibles. Tal sorpresa es de nosotros, de Estados Unidos, de Europa y del mundo entero, pues la totalidad de los analistas han llegado a la misma conclusi�n. Todo lo anterior constituye un escenario central. V. ESCENARIOS DE RIESGO En un pa�s como el nuestro hay que preocuparse mucho de los riesgos. Y veamos los de este escenario central. Al igual que en mayo, los principales riesgos se hallan asociados a la econom�a mundial y tienen relaci�n con el precio del petr�leo y sus efectos. Su impacto sobre crecimiento mundial e inflaci�n puede ser mayor que el previsto, implicando con ello un menor impulso externo, si termina afectando a la actividad m�s de lo que hemos visto hasta ahora. Tambi�n es posible que ese precio sea aun superior al considerado por nuestras proyecciones. Y si uno ve las noticias de las �ltimas semanas, le nacen dudas en cuanto a que se fortalezca este punto. Hay que seguir mirando el precio del petr�leo; puede ser mayor que el de nuestras proyecciones. �se es un riesgo. Si la inflaci�n se mantiene acotada, se estima que un precio 10 d�lares m�s alto que el proyectado reduce el crecimiento mundial en 0,2 puntos porcentuales (me refiero a la inflaci�n de los pa�ses industriales). Si la inflaci�n de las naciones industriales se comienza a acelerar por el efecto petr�leo -pasan a segunda vuelta salarios y otros precios-, el efecto es m�s grande, porque la pol�tica monetaria va a reaccionar tambi�n en los pa�ses industriales. En el pasado ocurr�a eso. Cuando sub�a en forma importante el precio del petr�leo, las naciones industriales ten�an que subir agresivamente las tasas de inter�s para evitar que la inflaci�n se les acelerara. En esos casos, 10 d�lares m�s en el precio de ese combustible era un punto menos de crecimiento. En los �ltimos dos a�os hemos visto que 10 d�lares m�s son s�lo un quinto, por la mayor confianza que los Bancos Centrales han ganado en el tiempo al mostrar al mercado que son capaces de mantener controlada la inflaci�n. �se es un activo que, de perderse, implicar�a un costo muy grande. Y todos los pa�ses invierten en mantenerlo. Persiste el riesgo de un deterioro mayor que el esperado en las condiciones financieras externas que enfrenta la econom�a chilena. Tenemos un escenario de financiamiento externo que ha sido extremadamente favorable, y proyectamos que se va a ir revirtiendo de modo gradual, incluso m�s r�pidamente de lo que pensamos. Ello puede ocurrir por eventuales correcciones al alza de las tasas de inter�s de largo plazo de los pa�ses industriales, con efectos tambi�n en el precio de las viviendas, que han mostrado una gran apreciaci�n en el �ltimo tiempo, impulsada en parte por bajos riesgos y por costos de financiamiento muy reducidos. Si las tasas de inter�s empiezan a subir porque la inflaci�n comienza a escapar o porque se empieza a reducir el financiamiento especialmente del d�ficit de cuenta corriente de los Estados Unidos, eso puede llevar a un aumento m�s pronunciado en las tasas externas. Asimismo, puede haber mayores presiones inflacionarias en las econom�as desarrolladas; un ajuste m�s r�pido en el d�ficit de la cuenta corriente de los Estados Unidos frente a una ca�da m�s abrupta en su financiamiento; mayor volatilidad en econom�as emergentes, y un aumento m�s fuerte en las tasas de inter�s internacionales que afecta a los pa�ses emergentes y que todav�a tienen gran dependencia del financiamiento externo, como Turqu�a y Brasil. En todo caso, no se descarta un escenario al rev�s: que las tasas de inter�s externas de largo plazo contin�en por tiempo prolongado a niveles inusualmente reducidos. De hecho, en los �ltimos 10 d�as hemos visto otra baja en las tasas largas en los Estados Unidos. Hoy estamos bajo 4,1. Hace un mes nos hall�bamos en 4,3. �sos son los riesgos internacionales, que vamos a seguir monitoreando siempre. Hoy el pa�s est� m�s preparado para absorber esos riesgos con su marco de pol�tica. Se encuentra mejor preparado desde el punto de vista de poseer una pol�tica monetaria cre�ble, con un tipo de cambio flexible, y por el hecho de tener una pol�tica fiscal con una regla estructural que le ha dado la capacidad de reducir endeudamientos en a�os de vacas gordas para tenerlos disponibles en los de vacas flacas. Todo eso nos tiene mejor preparados. Pero igual vamos a sufrir los efectos -menos que en el pasado- si la econom�a internacional se deteriora mucho. Pero el escenario central es el que presentamos en la primera parte: un escenario central favorable, con luces amarillas, que las vamos a estar viendo siempre. Internamente, la inversi�n en capital fijo podr�a seguir mostrando por m�s trimestres la intensa reacci�n que ha tenido frente a las favorables condiciones macroecon�micas, en cuanto a financiamiento y a perspectivas de crecimiento. Eso empujar�a el crecimiento hacia arriba. Hasta ahora, la reducci�n de la jornada laboral no ha tenido un efecto perceptible sobre la inflaci�n, aunque no se descarta que a futuro esta evaluaci�n cambie hacia un acento m�s inflacionario. A�n queda por dilucidar el traspaso efectivo que tendr�n sobre la inflaci�n subyacente los aumentos de los distintos precios espec�ficos que se han verificado �ltimamente. Hemos tenido incrementos en algunos bienes perecederos, aparte del registrado en los combustibles. Existe el riesgo de que su efecto sobre la inflaci�n de mediano plazo sea mayor que el que proyectamos, situaci�n que tiene especial importancia considerando que pueden existir traspasos mayores en la medida en que el ciclo econ�mico se halle m�s avanzado. Estamos creciendo m�s que la capacidad de producci�n del pa�s. Tambi�n es posible que la inflaci�n subyacente no d� cuenta de la aceleraci�n supuesta en los pr�ximos meses. Puede que la econom�a siga mostrando una inflaci�n subyacente tenue, por el aumento de la productividad y por la gran competencia que enfrenta. Eso ser�a un sesgo a la baja en nuestra proyecci�n de inflaci�n. Los de arriba son sesgos hacia el alza. Finalmente, los riesgos para el abastecimiento energ�tico ser�an menores que en el pasado si se considerara el plan de inversiones programadas por la Comisi�n Nacional de Energ�a para el per�odo 2006-2008. �sta era una gran inquietud que ten�an los se�ores Senadores -y tambi�n nosotros- cuando vinimos la vez pasada. Y eso se ha ido dilucidando seg�n las estimaciones de dicha Comisi�n. VI. CONCLUSIONES Como conclusi�n, se considera que, tomados en conjunto, los escenarios alternativos conforman un balance de riesgos equilibrado para la inflaci�n y la actividad. Podemos crecer m�s si se dan algunos factores favorables; menos, si se dan algunos desfavorables. Pero vemos que el balance est� equilibrado tanto para la actividad como para la inflaci�n. El Consejo del Banco Central, en cuyo nombre vengo a presentar este Informe, reitera su compromiso de conducir la pol�tica monetaria en forma de mantener una trayectoria para la inflaci�n proyectada en torno a 3 por ciento anual en un horizonte habitual de pol�tica de 12 a 24 meses. No todos los d�as, no todos los meses, porque ser�a muy costoso para el pa�s. Eso es para naciones que no tienen las condiciones nuestras, que podemos darnos el lujo de contar con un marco estable donde nos damos tiempo para hacer volver la inflaci�n a su meta. Si no, habr�a un costo muy grande -como dec�a- en desempleo y en volatilidad del producto. Mantener la inflaci�n en torno al 3 por ciento es la forma como la pol�tica monetaria contribuye a sentar las bases de un crecimiento alto y sostenido. No hay en el mundo experiencias de crecimientos altos y sostenidos sin estabilidad. El Banco Central, con sus instrumentos, entrega ese elemento, que es una condici�n necesaria para el crecimiento a largo plazo. Pa�ses estables, controlando otros factores, crecen m�s que los inestables. Eso es normal. Porque en las naciones inestables los empresarios est�n preocupados de c�mo protegerse de la inestabilidad y no de encontrar la forma de mejorar la innovaci�n, contratar trabajadores, crear productos. Muchas gracias, se�or Presidente. El se�or ROMERO (Presidente).- Muchas gracias a usted, se�or Presidente del Banco Central. Est�n inscritos la Honorable se�ora Matthei y los Senadores se�ores Ominami, Garc�a y Foxley. Tiene la palabra el Honorable se�or Ominami. El se�or OMINAMI.- Se�or Presidente, no cabe duda de que este Informe confirma el buen momento por el cual est�n pasando la econom�a nacional y la econom�a internacional. Con una tasa de crecimiento pr�cticamente asegurada por sobre 6 por ciento para el 2005 y una proyecci�n en torno a 6 por ciento para el 2006, es incuestionable que la econom�a chilena est� en pleno proceso de reactivaci�n. Eso se nota desde los puntos de vista financiero y pol�tico. Las condiciones en que se est� desarrollando la elecci�n presidencial pr�xima son por completo distintas de aquellas en que se realiz� la definici�n de 1999, con una tasa de crecimiento en el hecho negativa, con evoluciones muy negativas en materia de empleo y de remuneraciones. Ello se percibe por la forma como se enfrentan los debates de la campa�a, y marca una diferencia muy significativa respecto de lo que tuvimos aquel a�o. En los pocos minutos de que dispongo, deseo poner una nota de cautela acerca de conclusiones en exceso optimistas, de cierta euforia que pudiera surgir a partir de un an�lisis muy centrado en el corto plazo. Nota de cautela, en primer t�rmino, respecto de lo que mencionaba el Presidente del Banco Central, al finalizar su Informe, en cuanto a los riesgos internacionales. Existe un conjunto de riesgos que es necesario estar monitoreando de manera muy atenta. Y me parece que pueden ser un poquito mayores en todo lo que tiene que ver con nuestra propia regi�n, con Am�rica Latina. Lo que sucede en Brasil constituye un tema complejo. M�xico ha crecido menos de lo que se dice. No se hizo menci�n, pero estimo que, m�s que desde el punto de vista de la significaci�n econ�mica, hay una significaci�n pol�tica en la evoluci�n de los pa�ses andinos, en la cuesti�n de Per� y Bolivia. Son factores que pueden tener un efecto negativo mayor para nuestra econom�a. Hace algunas semanas estuvo en Chile Michael Porter, y, justamente, uno de los riesgos que identificaba dec�a relaci�n a lo que podr�a producirse con nuestras naciones vecinas. Tambi�n existe un problema -se se�al�- de estancamiento en Europa. Y quiz� ser�a �til tener una visi�n m�s pormenorizada respecto de la manera como se van a resolver los desequilibrios comerciales y fiscales que presenta la econom�a norteamericana. Porque, al final, la econom�a internacional siempre va a estar muy determinada por la forma de absorci�n o de reproducci�n de esos desequilibrios. Por tanto, estimo del todo l�gico y razonable colocar una nota de cautela acerca de ciertos riesgos que existen en el cuadro mundial. No obstante, quiero centrarme en dos o tres aspectos que me parece importante destacar en lo concerniente a nuestras evoluciones internas. En primer lugar, creo que tenemos una reactivaci�n cuyo sost�n es un mejoramiento muy sustancial de los t�rminos de intercambio, el cual puede ser relativamente vol�til. Eso tambi�n se debe estar mirando con atenci�n. En tal sentido, comparto la preocupaci�n que han venido manifestando muchos sectores con relaci�n a la evoluci�n cambiaria en Chile. El gran motor de nuestro crecimiento son las exportaciones. Y, desde ese punto de vista, es fundamental mantener un tipo de cambio coherente con un desarrollo exportador vigoroso. Considero atendibles las razones dadas por el Presidente del Banco Central para sostener que todav�a tenemos un tipo de cambio consistente con un desarrollo exportador vigoroso. Pero, desde luego, �ste es un tema sobre el cual hay que actuar de modo particularmente vigilante. En esa perspectiva, valoro la declaraci�n del Presidente del Banco Central en cuanto a que la Instituci�n estar� disponible para utilizar todos los instrumentos a su alcance en la medida en que el tipo de cambio contin�e deterior�ndose. El Instituto Emisor dispone b�sicamente de dos herramientas: tasa de inter�s, para luchar contra la inflaci�n, y posibilidad de intervenir, de comprar y vender divisas en el mercado, seg�n sean las necesidades. Estimo muy relevante, entonces, la declaraci�n hecha aqu� en cuanto a la disposici�n a actuar en caso necesario, que de por s� es muy significativa como se�al para nuestros exportadores, quienes, en las condiciones de hoy d�a, deben ir tomando decisiones de inversi�n que van a afectar el futuro del pa�s. Ahora, deseo poner una nota, m�s que de cautela, de franca preocupaci�n por un aspecto del Informe, que no es lo medular en �l, pero que constituye un asunto muy central en nuestra evoluci�n como pa�s. Todo lo referente a la evoluci�n del mercado laboral, que fue presentado de manera muy sucinta, me parece en extremo inquietante. Y voy a concentrarme en dos aspectos. Es cierto: hemos tenido un mejoramiento en los niveles de empleo y ha disminuido ligeramente la tasa de desocupaci�n. Pero hay un punto que no se se�al� aqu� -al respecto ya hay bastante evidencia; y ha sido destacado por algunos analistas-: la calidad del empleo que se est� generando en Chile. �se es un primer tema. Ello dice relaci�n, b�sicamente, a empleos en sectores independientes, a trabajadores por cuenta propia. No es el trabajo formal, el que tiene cobertura social, sino aquel que re�ne muchas caracter�sticas para hacer sospechar que se trata de recomposici�n de empleo precario, de baja cobertura social, de baja remuneraci�n y, finalmente, de baja productividad. En tal sentido, manifiesto mi preocupaci�n. La evoluci�n y el mejoramiento cuantitativo del empleo, la creaci�n de un n�mero importante de puestos de trabajo, son una cosa. Pero la calidad de �stos es algo que siempre deber�a llamar nuestra atenci�n. Comparto mucho lo que en el �ltimo tiempo ha venido diciendo y haciendo la Organizaci�n Internacional del Trabajo acerca de la necesidad, no s�lo de generar trabajos en el mundo, sino de que ellos sean decentes. �sa es una preocupaci�n. Y la segunda tiene que ver con la evoluci�n de los costos laborales en el pa�s. El Presidente del Banco Central -lo cito en forma textual- dijo: "La reacci�n de los salarios nominales y reales al actual repunte c�clico ha sido particularmente tenue,...". �sa es una manera bien elegante y eufem�stica de referirse a algo que, en mi opini�n, debe decirse sin rodeos -"al pan, pan; y al vino, vino"-: los salarios no aumentan. Eso es lo que se est� expresando. El costo laboral unitario -como se puede observar en el gr�fico que figura en la p�gina 33 del Informe-, no s�lo est� estancado, sino que pr�cticamente se ha mantenido en tasas negativas durante el �ltimo a�o o a�o y medio. Entonces, se reactiva todo, pero no los salarios. El Presidente del Instituto Emisor manifest� que la gran sorpresa ha sido el aumento del precio del petr�leo. Es cierto. Alguien podr�a decir tambi�n que �sta podr�a ser una segunda sorpresa: que en condiciones de reactivaci�n, en momentos en que comienza a ceder ligeramente la tasa de desempleo, los salarios no se mueven. Estoy de acuerdo con el Presidente del Banco Central: �sta no es una sorpresa. Porque, en el fondo, el mercado laboral est� funcionando perfectamente bien -de acuerdo con los criterios sustentados por algunos-, pues no hay lucha sindical, no hay organizaci�n sindical, no hay negociaci�n colectiva. ��sa es la verdad! �En un pa�s donde s�lo el 10 por ciento de los trabajadores negocian colectivamente, �se es el resultado! Si uno conoce bien la situaci�n, si sabe cu�les son las condiciones b�sicas en que est� funcionando el mercado laboral, eso no deber�a llamar a sorpresa. �se es el resultado. Sin embargo, me parece un mal resultado desde el punto de vista de la m�nima distribuci�n m�s equitativa de los frutos del crecimiento. Lo que se dice ac� en t�rminos t�cnicos es que se est�n generando aumentos de productividad, pero que ellos no se distribuyen equitativamente. Ser�a muy interesante -a lo mejor est� fuera del mandato del Banco Central- tener un bonito gr�fico que mostrara c�mo se distribuye la torta en Chile entre capital y trabajo. Y lo que ver�amos ser�a que la parte del trabajo seguir�a siendo muy esmirriada, muy disminuida, muy poco coherente, muy poco consistente con el esfuerzo que �l realiza para producir dichas tasas de crecimiento. Y si, con este cuadro, algunos insisten en que se requiere m�s flexibilidad laboral, la verdad es que uno no entiende muy bien cu�l es la discusi�n. En consecuencia, ser�a muy conveniente que pudi�ramos profundizar respecto de estos datos, analizar exactamente qu� est� ocurriendo con el mercado laboral y ver si nos encontramos en condiciones de tomar medidas en serio para enfrentar el alegato general que se hace en el pa�s en cuanto a las desigualdades, a que la distribuci�n de los ingresos es una verg�enza. Esto tiene que ver con la creaci�n de condiciones distintas de funcionamiento del mercado laboral y, fundamentalmente, con una ampliaci�n sustantiva de la negociaci�n colectiva. Sin duda, en una econom�a de mercado no cabe fijar las remuneraciones; las remuneraciones se negocian y se determinan contractualmente. Pero, para que eso ocurra de manera correcta, debe haber un m�nimo equilibrio, una m�nima simetr�a en la distribuci�n de las capacidades de negociaci�n de unos y otros. Tambi�n ha estado en el centro de la preocupaci�n noticiosa el tema de los combustibles. Me parecen muy interesantes la estimaci�n que contiene el Informe en el sentido de que a mediano plazo el precio del petr�leo deber�a oscilar entre 56 y 57 d�lares el barril, y no en torno a 70. Si eso es as�, pienso que aporta argumentaciones s�lidas para los efectos de abrir espacios a una discusi�n sobre ciertos mecanismos, no de subsidio, sino de estabilizaci�n de precios. Si el precio de mediano plazo va a situarse en torno a los 55 d�lares, considero l�gico repetir lo que hizo el Gobierno hace alg�n tiempo: estabilizar el precio del di�sel en alrededor de ese porcentaje. Lo que no resulta l�gico es que la econom�a est� funcionando y pagando las consecuencias de un precio de 70 d�lares que est� castigando fuertemente a los sectores m�s modestos de la poblaci�n, pero tambi�n al conjunto de la econom�a, por la v�a de deteriorar las expectativas de crecimiento. Si el precio de mediano plazo fuera de 70 d�lares -como dir�an los mexicanos-, "No hay tu t�a". Pero si llega a los 55, tratemos de evitarle a la econom�a el da�o que significa un sobreajuste o el efecto muy negativo de un precio excepcionalmente alto. Yo utilizar�a en forma positiva las conclusiones del Informe del Banco Central para, una vez m�s, llamar al Gobierno a que sostengamos una discusi�n razonable sobre el punto. Tratemos de evitar a los sectores m�s modestos los efectos brutales de un alza desmesurada del precio del petr�leo. Y, asimismo, evitemos a la econom�a el riesgo de deteriorar expectativas producto de las repercusiones autom�ticas de precios de los combustibles que afortunadamente, de acuerdo con estas previsiones -que comparto-, no debieran ser los de mediano plazo. He dicho. El se�or ROMERO (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Garc�a. El se�or GARC�A.- Se�or Presidente, agradezco tanto al Presidente cuanto a los Consejeros del Banco Central por la exposici�n tan s�lida que acabamos de escuchar, la cual contiene informaci�n muy valiosa para nosotros, como Senadores, pero fundamentalmente para quienes se hallan en la actividad productiva. Deseo compartir algunas inquietudes. La primera de ellas dice relaci�n a lo que se�al� el Honorable se�or Ominami en cuanto a la creaci�n de puestos de trabajo. A todos nos alegra observar una disminuci�n en la tasa de desempleo. Sin embargo, cuando uno comienza a analizar m�s en detalle las cifras se encuentra con que aproximadamente 110 mil empleos corresponden a trabajadores por cuenta propia. Por lo tanto, muchas veces se trata de ocupaciones m�s precarias y sin previsi�n social alguna. El a�o 2003 ocurri� exactamente lo mismo. El empleo creci� principalmente en trabajadores independientes. En 2004 se produjo una formalizaci�n del empleo, y muchos de esos trabajadores, que laboraban por cuenta propia, se transformaron en asalariados. Hoy existe un importante aumento en la tasa de ocupaci�n, pero de nuevo hay alrededor de 110 mil trabajadores por cuenta propia, lo cual constituye claramente una preocupaci�n en la medida en que aqu�llos no se trasformen en empleos estables y con previsi�n social, pues en definitiva se pone en riesgo el crecimiento del consumo futuro. Respecto a los salarios -inquietud planteada tambi�n por el Senador se�or Ominami-, la verdad es que, seg�n la informaci�n del Instituto Emisor, el costo nominal de la mano de obra est� creciendo, y de manera muy fuerte. El costo laboral unitario es el que cae. Y el Presidente del Banco Central se�al� que ello se debe a la mayor productividad. Creo que �sa es una buena noticia, porque dicha mayor productividad est� significando que somos m�s competitivos, que podemos mantenernos en mercados internacionales y que los empleos se hacen m�s estables en el tiempo y son mejor remunerados. Sin duda, la explicaci�n del Presidente del Banco Central puede ser m�s tranquilizadora todav�a. Pero no quisiera que tuvi�ramos una visi�n negativa respecto de lo que ocurre con los trabajadores, porque en la medida en que seamos competitivos en un mundo tremendamente competitivo podremos asegurar un crecimiento de mediano y largo plazo. Es necesario poner de manifiesto que muchas de las inquietudes que uno plantea no se relacionan con el Instituto Emisor. La verdad es que �ste hace su trabajo -y lo hace bien- en cuanto a mantener la inflaci�n bajo control. Pero, como ustedes tienen una visi�n de la econom�a nacional e internacional, hay que aprovechar las instancias como �sta para absolver algunas dudas de nosotros y de los actores econ�micos. Se ha planteado que deber�amos relajar la norma del super�vit estructural y que, en lugar de continuar ahorrando, ser�a preferible tener un mayor gasto p�blico. Deseo preguntar al Presidente del Banco Central si quiere darnos su opini�n -s� que la tiene- acerca de las consecuencias o de las conveniencias que podr�a acarrear para nuestra econom�a el bajar la meta de super�vit estructural, a lo mejor paulatinamente, desde el 1 por ciento a tasas menores. Tambi�n quiero compartir la inquietud que existe por el tipo de cambio real. Me preocupa por los exportadores y, fundamentalmente, por los sustituidores de importaciones. Porque cuando se enfrenta una competencia que ya es desleal en muchos rubros, por distintas razones, con costos internos que est�n subiendo, puede ocurrir -y de hecho ocurre- que los productos generados en el extranjero, principalmente los correspondientes al �rea agr�cola m�s tradicional, sean m�s baratos. Y eso significa menor superficie sembrada, menos empleos en dicho sector, en fin. Mi inquietud radica, no tanto en que el Instituto Emisor deba salir a parar la ca�da, sino b�sicamente en los instrumentos que el sector privado podr�a utilizar para a lo menos atenuar las bruscas modificaciones registradas en el tipo de cambio real. He dicho. El se�or ROMERO (Presidente).- Deseo consultar al se�or Presidente del Banco Central si prefiere contestar de inmediato, para evitar que se repita lo acontecido en otras oportunidades: que al final queden preguntas sin responder. El se�or FOXLEY.- Se�or Presidente, como hay pocos Senadores inscritos, �por qu� no dejamos las respuestas para el final? El se�or ROMERO (Presidente).- Hay varios inscritos, Su Se�or�a. El se�or CORBO (Presidente del Banco Central).- �Me permite, se�or Presidente? El se�or ROMERO (Presidente).- Por supuesto. El se�or CORBO (Presidente del Banco Central).- Se�or Presidente, me referir� primero a la pregunta sobre los riesgos de la econom�a internacional. Para nosotros, los riesgos de Am�rica Latina tienen que ver m�s con financiamiento, con flujos de capitales. Chile exhibe una estructura de exportaciones muy diversificada, donde la parte mayoritaria de ellas se dirige hacia afuera del �rea. Estamos perdiendo una gran oportunidad al no poder incrementarlas m�s a la Regi�n. Y eso tiene que ver un poco con la forma como �sta se ha desarrollado en los �ltimos a�os. Entonces, en materia de exportaciones, hoy no enfrentamos una gran dependencia respecto de nuestros vecinos, con los cuales ellas son extremadamente bajas. Pero s� existe una dependencia -reitero- con relaci�n al flujo de capitales. Y en ese caso nos encontramos mucho mejor preparados que en el pasado, por el hecho de contar con un marco de pol�tica m�s avanzado -como dec�a- y con cuentas fiscales ordenadas, adem�s de ser muy bien considerados, internacionalmente, desde el punto de vista del riesgo pa�s. Ahora bien, entrando al caso espec�fico de las naciones del �rea, en Brasil hemos observado, hasta el momento -toda la informaci�n la tiene el mercado-, que se ha ido fortaleciendo la responsabilidad en la parte econ�mica, como una forma de neutralizar los ruidos en la parte pol�tica. Es una situaci�n que siempre estamos monitoreando. Pero se advierten super�vit fiscales m�s grandes de lo que pens�bamos hasta hace dos o tres meses, los cuales han sido la respuesta del Gobierno para neutralizar un poco la incertidumbre pol�tica generada. La desaceleraci�n de M�xico tiene que ver mucho m�s con la registrada en Estados Unidos en industrias con las cuales compite mucho. Y m�s importante todav�a es la creciente integraci�n de China a los mercados internacionales, que para nosotros es una gran ventaja, porque exportamos productos a este pa�s. Para M�xico, en cambio, constituye una gran desventaja, porque es competidor con la naci�n asi�tica en muchos rubros, especialmente en el textil, en el cual China tiene acceso a los mercados a partir del 1� de enero de 2005. Y M�xico, a su vez, los pierde; entonces, est� experimentando un gran ajuste estructural frente a la integraci�n creciente de China a los mercados mundiales. Tenemos los riesgos pol�ticos. Habr� elecciones en M�xico en julio del pr�ximo a�o. Est�n los ruidos en Brasil. Pero Chile se encuentra hoy mucho mejor preparado que en el pasado para enfrentar situaciones de tal naturaleza. Con respecto a las cifras en la parte laboral, no cabe duda -como se puede comprobar en el gr�fico sobre el costo de la mano de obra por hora- de que se ha registrado una aceleraci�n importante en el crecimiento de las remuneraciones respectivas, el cual se encuentra hoy en niveles en torno de 5 por ciento. Si el crecimiento salarial hubiera sido m�s agresivo, habr�a llevado, a lo mejor -es lo m�s probable-, a un incremento mucho menor en el empleo. Los ingresos, en consecuencia, est�n creciendo. Con aumentos de productividad -porque los hay-, ello no se traslada a inflaci�n. Y, al mismo tiempo, es lo que ha permitido en gran parte, tambi�n, la mejor actividad y un alza m�s tenue en las remuneraciones reales. Porque las remuneraciones reales por hora se est�n elevando. Eso ha llevado, asimismo, a un mayor crecimiento de la ocupaci�n. Y los empleos no son precarios. Hemos visto que tambi�n se est�n creando con contratos formales, a tasas que no ve�amos en mucho tiempo. En los �ltimos doce meses se observa un incremento fuerte en los trabajadores por cuenta propia; mas no cabe confundirse, porque hubo una ca�da muy importante hace un a�o. Ahora se trata de una expansi�n mucho m�s generalizada. Pero los dos rubros est�n creciendo muy bien -me refiero, igualmente, a los empleos formales- por el hecho de que la econom�a tambi�n lo est� haciendo. Por lo tanto, creo que la calidad del empleo se halla ah�. En cuanto a la estabilizaci�n del precio de los combustibles, tenemos una proyecci�n central -la hemos visto en los �ltimos cuatro Informes de Pol�tica Monetaria-, la cual ha estado dominada por los acontecimientos registrados en los mercados del petr�leo. Entonces, creo que, al igual como se puede cometer un error al pensar que esos precios son de largo plazo si no se mantienen con tal car�cter, el yerro es mucho m�s grande todav�a si uno estabiliza el precio al nivel actual y �ste sube despu�s muy por encima. O sea, estimo que para asignar recursos resulta mejor usar los precios. Y, en caso de compensar a alguien, se deben aplicar subsidios m�s focalizados -si uno piensa como economista-, que causan efectos menos distorsionadores en la econom�a como un todo. Pero es una medida que no define el Banco Central, sino el sistema pol�tico. Mi respuesta es que yo tendr�a mucho cuidado, como economista, en tratar de estabilizar precios cuando existe tanta volatilidad. Y se registra tanta incertidumbre en los precios internacionales que, cada vez que suben -tal como les mostr� a Sus Se�or�as-, los mercados se ajustan como si aqu�llos se fueran a mantener arriba por un per�odo m�s largo. Si ello se hubiera efectuado hace un a�o, habr�a tenido lugar una gran distorsi�n. De hecho, pa�ses como India y China est�n movi�ndose en la misma direcci�n que Chile: suben los precios a niveles m�s cercanos a los internacionales, porque por mucho tiempo pensaron que iban a ser transitorios, y se han quedado con grandes costos fiscales y con una distribuci�n de subsidios que no corresponde a la mejor forma que quieren los Gobiernos. Pero -repito- �sa no es una medida que corresponda al Banco Central, sino al sistema pol�tico en general. Respecto de la regla estructural, me parece que le ha permitido a Chile un bajo riesgo pa�s, por la gran confianza en su manejo fiscal, lo que se ha construido a lo largo de los a�os. Y en la Administraci�n actual se ha transformado en una norma. �se es un gran activo. Si aumenta el gasto fiscal, el Banco Central deber� hacer m�s por el lado de la pol�tica monetaria, para evitar el desborde de la inflaci�n. Entonces, el pa�s dispone hoy de una combinaci�n favorable que no tuvo por bastantes a�os. La econom�a ya est� creciendo mucho m�s que su potencial. De manera que pensar en ser m�s agresivo en dicho gasto determinar� que el Instituto Emisor, para conservar el gran activo de mantener la inflaci�n controlada, deber� contrarrestar la expansi�n fiscal de la demanda agregada por el lado -como dec�a- de la pol�tica monetaria. La combinaci�n existente resulta muy favorable al hacernos posible el tr�nsito lento hacia una tasa de inter�s m�s neutral. Y ello presenta la contrapartida de que la parte fiscal se halla tremendamente ordenada. Luego, se observan tasas de inter�s no vistas en la historia del pa�s. �se es un gran activo, producto de una gran combinaci�n. Se requieren dos para bailar tango. La pol�tica fiscal se encuentra ordenada, con una regla contrac�clica en virtud de la cual se ahorra en a�os buenos para disponer de recursos en a�os malos. Y ello permite que la pol�tica monetaria haga el trabajo de pol�tica contrac�clica. En lo atinente a la parte cambiaria, formularon inquietudes los Senadores se�ores Ominami y Garc�a. Nosotros observamos ese �mbito con mucho detenimiento. Y el marco de pol�ticas de que dispone hoy el Banco Central, con un tipo de cambio flotante y un esquema de metas de inflaci�n, es superior a cualquier otra alternativa. El intento de controlar el tipo de cambio, como en el pasado, presenta costos muy grandes en volatilidad de tasas de inter�s y en actividad. El tipo de cambio real en mayo y hoy no lo vemos muy desalineado de los niveles de largo plazo, que siempre consideramos. Pero s� reconocemos que se ha deteriorado la situaci�n de quienes exportan a Estados Unidos a un precio fijo en d�lares que es el mismo de hace tres a�os; mas ello no depende de la pol�tica monetaria, sino de su negocio. Sin embargo, como promedio pa�s, nuestro tipo de cambio real, tal cual lo mostramos, no es distinto al de los �ltimos 15 a�os. O sea, existe una dificultad s�lo para el que ha exportado a un precio fijo en d�lares en los �ltimos tres a�os. Pero el Banco Central dise�a una pol�tica para todo Chile. Los que importan productos del resto del mundo se est�n beneficiando. Y sigue muy bien el desarrollo exportador, especialmente en los rubros industrial y agr�cola. Ha ca�do la exportaci�n minera; pero ello no obedece al tipo de cambio. Gracias, se�or Presidente. El se�or ROMERO (Presidente).- Se han inscrito varios se�ores Senadores para intervenir. Tiene la palabra el Honorable se�or Foxley. El se�or FOXLEY.- Se�or Presidente, considero que se trata de un muy buen Informe. Yo me referir� s�lo a un punto, mirando un poco hacia adelante, en t�rminos de c�mo mejorar m�s a�n la calidad del manejo macroecon�mico. Y creo que existe un margen que permite hacerlo. Quiero tambi�n expresar un reconocimiento al Banco Central, a su Presidente, al Consejo, porque han recogido un aspecto que hemos planteado anteriormente, en lo relativo a un estudio de los procesos de ajuste y las recesiones en Chile, comparados con otros pa�ses, y particularmente con Estados asi�ticos como Corea, Indonesia, etc�tera. El Informe incluye un cap�tulo especial al respecto y llega, b�sicamente, a tres conclusiones que me permitir� citar en forma muy r�pida, para despu�s exponer lo que estimo son algunas de las tareas pendientes. En primer lugar, el texto expresa que la duraci�n del ciclo completo de ajuste en Chile, de seis a�os, a partir de 1999, "es similar a la duraci�n de las recesiones en Latinoam�rica durante la crisis de la deuda 1981-82 y a la de Indonesia 1997" -pa�s que tambi�n tuvo una crisis financiera muy grande-, pero superior al promedio mundial, que fue de 4,6 a�os. En segundo t�rmino, comparando con Corea, el Banco Central concluye que, aunque dicha naci�n "sufri� una recesi�n mucho m�s aguda, que incluy� una crisis financiera, se recuper� m�s r�pido que Chile 1999.". Y la tercera conclusi�n -estoy se�alando algunas, para el an�lisis que har� despu�s- dice que "la normalizaci�n del desempleo despu�s de 1999 en Chile ha sido particularmente lenta, en comparaci�n con las otras experiencias.". Mi comentario no es para criticar el manejo macroecon�mico de ese per�odo, sino para pedir al Instituto Emisor que en alg�n momento nos presente un conjunto de propuestas conducentes a mejorar el desempe�o en t�rminos de ajuste macroecon�mico (eso quiere decir pol�ticas monetaria, fiscal, cambiara, etc�tera). �Por qu�? Porque uno puede aventurar, dado lo ocurrido en las econom�as internacional y chilena en los �ltimos 40 a�os, que alrededor del 2008 tendremos un nuevo shock externo. Y eso significa -mirando desde el lado positivo- que disponemos de un plazo de gracia de dos o tres a�os para, cuando llegue ese shock, contar con un conjunto de instrumentos que nos permita mejorar el desempe�o en materia de ajuste, por lo menos respecto de las tres conclusiones se�aladas por el Banco Central cuando compara con los ajustes de otros pa�ses. O sea, c�mo acortar el per�odo en el cual la econom�a recupera el PIB potencial. El Instituto Emisor expresa, adem�s de lo que ya mencion�, que en el caso de Chile la ca�da del PIB fue m�s suave que en otras experiencias, pero la recuperaci�n, m�s lenta. Corea demor� dos a�os; nosotros, seis. Entonces, est� muy bien que la recuperaci�n sea m�s suave. Pero c�mo podemos hacerla un poco m�s r�pida. Es importante plantear esa pregunta, pensando en lo que ocurrir� a futuro. El Banco Central indica en su an�lisis que en parte la explicaci�n est� en que hubo cierta reca�da en el crecimiento de pa�ses socios comerciales de Chile cuando reci�n est�bamos haciendo el ajuste. La pregunta que cabe ah� es por qu� esa reca�da no afect� a otras naciones, las cuales capearon mejor la situaci�n. All� uno debe analizar si hicimos todo lo que se pod�a hacer en materia de pol�tica contrac�clica fiscal y monetaria. Yo sigo con la impresi�n de que ten�amos margen para mayor pol�tica contrac�clica. Y la evidencia que refuerza tal hip�tesis es que la cuenta corriente de balanza de pagos durante todo este per�odo ha estado extraordinariamente s�lida, con d�ficit muy chico, o con equilibrio, o con super�vit, como el que tuvimos el a�o pasado y como el actual. Con una pol�tica fiscal m�s parecida a la de Corea, mucho m�s contrac�clica que la de Chile pero que le permiti� acortar el per�odo de ajuste a dos a�os, en vez de seis, habr�amos tenido un d�ficit de cuenta corriente un poco mayor, perfectamente manejable -porque nuestros par�metros son de extrema seguridad en materia de equilibrio de balanza de pagos-, y quiz� habr�amos podido reducir el per�odo de ajuste de seis a�os, tal vez no a los dos de esa naci�n asi�tica, pero s� a tres. Ser�a una estupenda noticia para quienes est�n mirando hacia el 2008, el 2009 o el 2010 que tuvi�ramos mejores instrumentos y los us�ramos con mayor intensidad a fin de llegar a la situaci�n descrita. El Banco Central -para ser justos- plantea (o por lo menos lo insin�a) algunos elementos que no tenemos encima de la mesa y que ayudar�an a que el ajuste fuera m�s r�pido. Se�ala que Corea devalu� m�s que nosotros; o sea, que nuestra pol�tica de devaluaci�n en 1998 y 1999 habr�a sido demasiado cuidadosa o insuficiente. No recuerdo exactamente si entonces ten�amos o no un tipo de cambio libre o si est�bamos con banda. Pero, en todo caso, se trata de algo en que es v�lida una interrogante. Ahora, sospecho que el Instituto Emisor nos va a decir que se debe tener cuidado con devaluaciones o con revaluaciones excesivas; que las devaluaciones excesivas, en el caso de las empresas endeudadas en d�lares, pueden contagiar y generar cierta crisis financiera, y que hay que desarrollar para las empresas el mercado de endeudamiento en pesos y no tanto en d�lares. Muy bien. La pregunta, entonces, ser�a qu� vamos a hacer en los pr�ximos dos a�os para que el mercado de financiamiento en pesos y no en d�lares ocurra, sea relativamente masivo e incluya, adem�s de las grandes empresas, a las medianas y ojal� a alguna de las peque�as. �se es un tema. El Banco Central plantea tambi�n la no flexibilidad de los salarios en el per�odo de ajuste anterior. La verdad es que los salarios siguieron creciendo, en t�rminos nominales y reales. Seg�n el Instituto Emisor, eso explicar�a el aumento del desempleo y la persistencia de �ste. Pregunta: c�mo crear condiciones para mayor flexibilidad de salarios que sean aceptables para los principales actores involucrados en el proceso pol�tico ac�, en el Congreso, y adem�s para los trabajadores. O, puesto de otra manera, c�mo uno puede acompa�ar la aceptaci�n por esos trabajadores de mayor flexibilidad laboral con medidas o instituciones adicionales de protecci�n social que impidan que aquel cuyo salario va a caer quede completamente desprotegido en cuanto al acceso a la salud y a la mantenci�n de continuidad en la educaci�n de sus hijos y en las cotizaciones previsionales. Lo que quiero manifestar es que tendr�amos que proponernos como meta se�alar que nuestra macroeconom�a est� muy bien, pero sin ser autocomplacientes en eso. Nuestra macroeconom�a puede ser mejor. Pero, adem�s, debe ser mejor si queremos mayor solidez, legitimidad, credibilidad en las instituciones pol�ticas, en la democracia, en la capacidad del sistema vigente en Chile, para no tener que decir una vez m�s a la gente, cuando le caiga el ladrillo en la cabeza el 2008, que de nuevo habr� de esperar seis a�os para la normalizaci�n, para que lleguemos al PIB potencial y para que reci�n ah� empecemos a visualizar una tasa de desempleo relativamente normal. Debemos pensar en los m�s altos est�ndares en esta materia, porque se halla asociada a las expectativas de m�s elevados est�ndares en la calidad de la democracia, de las instituciones, de la convivencia y del contrato social que hoy tenemos impl�cito en Chile. S� que se me puede contestar que �sa no es tarea del Banco Central. Pero alguien debe hacerla. Tal vez se podr�a crear un grupo de trabajo del Instituto Emisor con los mejores economistas del Ministerio de Hacienda y del sector privado, y con algunos personeros del sector pol�tico. Se trata de una tarea de la m�s alt�sima urgencia. Y se la quiero plantear modestamente ahora al Banco Central -junto con felicitarlo por la excelente labor hecha, que est� demostrada en el Informe- como un desaf�o que considero inevitable e indispensable abordar en lo inmediato. He dicho. El se�or GAZMURI (Vicepresidente).-Tiene la palabra el Senador se�or �vila. El se�or �VILA.- Se�or Presidente, a partir del conocimiento de este Informe, quiero dar una mirada muy sin�ptica de la otra cara de la luna. Y, a este respecto, me surge una conclusi�n muy n�tida. El sistema actual ha consolidado estructuralmente una distribuci�n de la riqueza que hasta autoridades eclesi�sticas han calificado de "vergonzosa". A partir de esa realidad, lo �nico que uno puede esperar de cara al futuro son ciertos niveles de crecimiento de la econom�a que vendr�n dados b�sicamente por el contexto internacional. Pero, en la pr�ctica, ya casi debemos renunciar a lograr determinados grados de desarrollo, por cuanto no es posible, en las condiciones actuales, generarse una expectativa de esa �ndole. Hoy, en Chile, el empresariado tiene frente a s� una masa laboral inerme. Sistem�ticamente, a lo largo de los �ltimos a�os, se ha venido desmantel�ndola desde el punto de vista de sus organizaciones sindicales y atomiz�ndola hasta el infinito, de tal suerte que ahora no constituye un interlocutor para discutir los t�rminos en que ha de llevarse la relaci�n entre estos dos actores de la econom�a. Por desgracia, el Gobierno, y particularmente su Ministerio del Trabajo, no ha advertido a tiempo este fen�meno, no ha sido capaz de reaccionar. En vista de ello, se ha configurado un cuadro, desde la perspectiva de la relaci�n obrero-patronal, que es el peor, el m�s lamentable en la historia de nuestro pa�s. Hay cosas francamente absurdas. Y se�alar� un ejemplo. La multitienda "Falabella" de Valpara�so posee un solo empleado. Todo el resto del personal que labora para esa firma est� tercerizado. Es decir, diferentes empresas se encargan incluso de contratarle los trabajadores que necesita. Cuando surge un conflicto, �stos lo tienen, no con Falabella, sino con una sociedad de fantas�a que nadie conoce. De ese modo, la conflictividad laboral se va diluyendo en los intersticios de un sistema que est� alcanzando niveles francamente diab�licos. �C�mo es posible pensar que el d�a de ma�ana Chile va a alcanzar grados razonables de desarrollo en tales condiciones? Aqu�, como es natural, todo el mundo ha felicitado al Presidente del Banco Central por el cumplimiento de su labor. Yo, por desgracia, no encuentro ninguna raz�n para hacerlo, salvo la de que se nos ha entregado un Informe muy bellamente ilustrado. Pero cuando uno penetra en el contenido de la informaci�n queda con el �nimo desolado. Eso, en raz�n de que veo al Banco Central como un vig�a del manejo de la inflaci�n. Si �sta sube un poco, aprieta el bot�n de la tasa de inter�s. Emplear el mecanismo de disminuir la inflaci�n por la v�a de la tasa de inter�s me parece equivalente a desangrar a un enfermo para bajarle la fiebre. Yo me pregunto: �no se podr� considerar asimismo, a los efectos de rendir este Informe, c�mo va en el pa�s lo relacionado con la distribuci�n de la riqueza? ��se s� que es un factor absolutamente determinante para medir la salud, no s�lo de la econom�a, sino tambi�n de la sociedad chilena! Insisto: los augurios que podemos hacer de cara al futuro con esta situaci�n de tipo estructural que padece el sistema econ�mico vigente son muy sombr�os. En la misma medida, el Gobierno y, por supuesto, igualmente el Parlamento deben hacerse eco de esa falencia, sensibilizarse respecto de ella, porque es la generadora de pr�cticamente todos los problemas fundamentales que hoy afectan al pa�s, incluida la delincuencia. Yo me dirigir�a a los empresarios pidi�ndoles invertir en seguridad, pero no protegi�ndose con rejas y guardias privados en sus mansiones. Les dir�a: "H�ganlo de manera inteligente: ayuden a superar el problema de la distribuci�n de la riqueza en Chile, con lo cual estar�n aportando una mirada ingeniosa para atenuar todo lo que tiene que ver con la violencia que hoy sufrimos en nuestra sociedad a ra�z del aumento de la delincuencia". As� podr�amos dejar de observar en las esquinas el triste espect�culo de muchachos que, con un cubo de agua sucia y escobillones de goma, limpian parabrisas; o el de otros que hacen mil maromas de tipo circense. Toda �sa es gente que se halla en la frontera de la delincuencia, que est� haciendo el �ltimo y dram�tico esfuerzo por ganarse la vida con alguna dignidad. Tengo la impresi�n de que esto que en el informe aparece como "empleo por cuenta propia" es otra forma de denominar al empleo disfrazado. Son personas que a lo mejor venden baratijas, ya sea en las micros, en las esquinas, en las plazas, en fin. La sociedad chilena est� creando un conjunto de elementos que debieran ser interpretados como alarma respecto a males de fondo que es preciso abordar prontamente, pues mientras m�s tiempo pase seguir�n profundiz�ndose y generando efectos todav�a peores. Ojal� el Banco Central pudiera tambi�n, en estos Informes anuales, entregar indicadores m�s de fondo que nos advirtieran sobre los peligros a que nos exponemos como sociedad si la conformaci�n estructural a que me refer� reci�n persevera en el tiempo. De todos modos, agradezco que se den instancias como �sta, porque igual resulta ilustrativo recibir ese tipo de informaci�n del Instituto Emisor. He dicho. El se�or GAZMURI (Vicepresidente).- Quedan cuatro se�ores Senadores inscritos. Propongo que limitemos las intervenciones a 10 minutos -me parece un tiempo suficiente-, para finalmente dar la palabra al se�or Presidente del Banco Central. As� se acuerda. Tiene la palabra el Honorable se�or Romero. El se�or ROMERO.- Se�or Presidente, desde luego, adhiero a las expresiones vertidas por diversos se�ores Senadores en cuanto al Informe del Instituto Emisor. Me parece que se trata de un documento bastante completo. Sin embargo, deseo expresar algunas inquietudes sobre ciertos puntos. Primero, sin descartar las posibilidades y los riesgos, no cabe la menor duda de que un alto precio del petr�leo puede significar un impacto mayor a�n sobre la actividad econ�mica y la inflaci�n mundial, lo que, desde luego, tendr�a consecuencias bastante negativas en nuestra propia econom�a. Una desaceleraci�n en el crecimiento de los pa�ses emergentes provocar� una disminuci�n superior a la esperada en el precio del cobre, mientras el del petr�leo probablemente se va a mantener en rangos bastante mayores o en los niveles actuales. Si el deterioro en los t�rminos de intercambio es superior al proyectado, la din�mica que ha experimentado el sector externo podr�a revertirse, afectando en t�rminos relativamente serios las expectativas y, con ello, la inversi�n y el empleo. Respecto del empleo, una simple reflexi�n sobre lo que escuchamos hoy. Hemos sostenido que Chile necesita mayor coherencia entre el modelo de econom�a de desarrollo y la flexibilidad laboral, que resulta indispensable para no crear las inquietudes que muchas veces, con raz�n, es factible plantear en cuanto a la aparente existencia de subempleos o de empleos transitorios. A mi juicio, una mayor flexibilidad, m�s consistente con el sistema y el modelo que estamos aplicando, puede ser perfectamente razonable. Un segundo punto dice relaci�n a la tendencia del d�lar, que est� preocupando muy seriamente a los exportadores. Y se ha llamado a la autoridad a prestarle atenci�n, ya que una desaceleraci�n -tal como lo se�alamos- podr�a afectar la actividad externa del pa�s. Del mismo modo, expreso mi inquietud por el precio de los combustibles en Chile, mirado desde el punto de vista, no s�lo econ�mico, sino tambi�n de nuestro desarrollo social. Con motivo del alza registrada entre el a�o pasado y �ste, se hizo una proyecci�n seg�n la cual el Gobierno recibir� 100 millones de d�lares adicionales por el solo concepto de los mayores impuestos que, en escala, se aplican al precio del combustible. Naturalmente, eso nos tiene muy preocupados. El se�or Ministro de Hacienda sugiri� que si la poblaci�n usara bicicleta ser�a factible desarrollar una actividad. Hay personas j�venes que pueden optar por ese medio de transporte. Sin embargo, creo que en la Costanera Norte de Santiago o en las grandes avenidas de otras ciudades ser� dif�cil hacer ejercicio en ese tipo de veh�culos. Por �ltimo, opino que la institucionalidad del Banco Central como tal y, en especial, su transparencia se podr�an ver afectadas por un patrimonio negativo -estoy revisando el Informe en la p�gina 74- creciente, para 2006, de -0,1 por ciento (-3,1 y -3,0 por ciento). Tengo entendido que, en principio, existe una idea de la autoridad de Hacienda para revertir esa situaci�n. Y pienso que debiera existir -en eso estoy completamente de acuerdo- un respaldo pol�tico para una iniciativa legal de tal naturaleza. Por lo menos, as� lo pensamos los Senadores que estamos en este sector del Hemiciclo. Ser�a importante, en nuestro concepto, respaldar una soluci�n de esa �ndole. Porque, cuando los organismos mundiales o los entes que realizan los an�lisis de pol�tica internacional revisan las cuentas del Banco Central, aparece cierta incongruencia a ra�z de ese patrimonio negativo. En definitiva, para la transparencia del Banco Central y para el pa�s, ser�a m�s �til y m�s positivo que de alguna manera ese �tem quedara saldado. He dicho. El se�or GAZMURI (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador se�or Larra�n. El se�or LARRA�N.- Se�or Presidente, a esta altura ya se han formulado las principales consideraciones que yo deseaba remarcar. Sin embargo, quiero hacer algunas precisiones, uni�ndome, por cierto, a los agradecimientos por el muy buen Informe que el Banco Central nos ha entregado sobre nuestra pol�tica monetaria. Son tres los temas centrales que nos inquietan -y ya han salido en la discusi�n-: petr�leo, tipo de cambio y empleo. Sobre ellos har� breves comentarios, a guisa de interrogantes o de reflexiones. En cuanto al petr�leo -y, sin duda, �sta ha sido la variable que ha causado m�s impacto en la evoluci�n de la econom�a y que seguir� amenaz�ndola durante largo rato-, desde el punto de vista de la situaci�n interna -de los ciudadanos, de la gente com�n-, el problema se debe desglosar. Porque, ciertamente, para un buen funcionamiento de nuestra econom�a, los precios internacionales del crudo deben traspasarse al consumidor; es la manera racional de actuar. Sin embargo, en lo que paga la poblaci�n -como ya se ha se�alado- hay una componente tributaria relevante, que significa que los chilenos deban asumir, no s�lo el mayor precio del combustible, sino tambi�n el impuesto espec�fico, con lo que se llega a 42 por ciento, si sumamos el IVA. A mi juicio, eso puede ser corregido si el Ejecutivo renuncia a tener mayores ingresos fiscales -pagados por todos los chilenos- y busca mecanismos que compensen esa situaci�n, sin que el Fisco deje de recibir los recursos que ha proyectado en la Ley de Presupuestos por aquel concepto. En el Gobierno del Presidente Aylwin, cuando el pa�s se vio enfrentado a una crisis semejante -don Alejandro Foxley, hoy Senador, era Ministro de Hacienda-, se cre� el Fondo de Estabilizaci�n de Precios del Petr�leo, que permiti� actuar cuando los precios pasaban de ciertos m�rgenes, para no afectar el bolsillo de la gente de clase media, de las personas modestas (de aquellos que no pertenecen al grupo de ingresos socioecon�micos altos y que, gracias al desarrollo, tienen acceso a un veh�culo). Otra alternativa es la de que el impuesto espec�fico a los combustibles tenga una tasa flotante; o sea, que cuando el crudo supere determinado valor, el precio al p�blico disminuya. De esa manera, tanto los ingresos fiscales como el costo del combustible para los consumidores se mantendr�an estables. A la inversa, si baja el precio del petr�leo, sube el impuesto espec�fico y de nuevo sigue constante. Con esa modalidad, aparte que los ingresos fiscales tambi�n permanecer�an invariables, la gente no vivir�a la situaci�n casi de carnaval que existe actualmente, porque semana a semana cambian los precios en la forma m�s inesperada, pero prevalece el alza. En general, en las actuales condiciones se termina, no s�lo pagando el mayor precio del petr�leo, sino enriqueciendo al Fisco a costa del bolsillo de los chilenos. Porque, como se encuentra asociado al precio del petr�leo, aqu�l se hace m�s rico al mantener el impuesto espec�fico fijo, r�gido. Y eso, desde un punto de vista de justicia, es del todo inequitativo. Sin embargo, el Gobierno no ha querido reaccionar. Estimo, entonces, que eso podr�a incorporarse en una tabla de decisiones. Existen otras medidas, como los subsidios. Y, as� como se estableci� uno para el di�sel, bien podr�a crearse al menos otro para quienes hacen de un veh�culo gasolinero su fuente de trabajo: taxistas, colectiveros, transportistas escolares, quienes llegan a una cifra aproximada de 120 mil personas. Tal vez sea factible entregarles una soluci�n similar a la del di�sel, a cuyo respecto, desde cierto nivel hacia arriba, opera una especie de seguro. Es necesario pensar en la situaci�n de la gente, porque se vislumbra que el problema se prolongar�, no s�lo a todo este a�o, sino tambi�n al pr�ximo, por lo menos, dadas las proyecciones hechas por el Banco Central, que recogen las efectuadas a nivel internacional. Es cuanto quer�a se�alar acerca del petr�leo. Con relaci�n al tipo de cambio, es efectivo que el promedio actual corresponde un poco al de los �ltimos 20 a�os, seg�n las tablas exhibidas por el Presidente del Instituto Emisor. No obstante, tengo la impresi�n de que en los indicadores de los �ltimos a�os el valor del d�lar ha estado m�s alto que el de ahora. Si consider�ramos los tres anteriores, el promedio fluctuar�a entre 570 y 580 pesos, o quiz�s algo m�s. No he hecho el c�lculo matem�tico; pero a simple vista, seg�n los gr�ficos que se nos presentaron esta ma�ana, uno llega a esa conclusi�n. Nuestra econom�a depende crecientemente del tipo de cambio, porque el porcentaje de las exportaciones que ingresa al PIB es de los m�s elevados del mundo. Por eso, lo expuesto motiva que esa dependencia sea muy delicada y, por tanto, bastante fr�gil. El Presidente del Banco Central expres� que en cierto momento se intervendr�. Me alegra escucharlo, pues no faltar� el economista que, en su dogmatismo, se�ale que este aspecto deber�a dejarse del todo libre y sujeto a su funcionamiento, sin prever las consecuencias que puede tener en la econom�a. Me interesa saber qu� medidas podr�an, te�ricamente, adoptarse. Por ejemplo, �podr�a ser una de ellas la mantenci�n de la tasa de inter�s y no su alza? Porque tengo la impresi�n de que en la medida en que sube la tasa de inter�s abrimos el pa�s a la llegada de capitales que podr�an generar m�s oferta de d�lar y, por consiguiente, una depreciaci�n de esta moneda. En consecuencia, el aumento de la tasa de inter�s acentuar�a el fen�meno que reclamamos, porque afectar�a gravemente el funcionamiento de sectores significativos de la actividad nacional. Un se�or Senador habl� de intervenir comprando o vendiendo, seg�n los momentos, como se hizo tiempo atr�s cuando el valor del d�lar estaba muy alto. �Ser�a �sta otra medida? Tambi�n me gustar�a saber si la liberalizaci�n de las adquisiciones de moneda extranjera para que las AFP y las compa��as de seguros inviertan afuera podr�a constituir una medida que colaborara en esa direcci�n. El tema del tipo de cambio no es menor. Afecta a nuestra capacidad exportadora y, tambi�n, a quienes sustituyen importaciones -como se record�-, y no s�lo las agr�colas, que ya son muchas y muy relevantes. La agricultura queda afectada en ambos lados, porque, o es de exportaci�n y se ve golpeada con un d�lar bajo, o es de sustituci�n de importaciones y se perjudica tambi�n por ese hecho, pues llegan productos competitivos que perturban de manera grave nuestras alternativas en este �mbito. Y si la agricultura est� con los peores precios de muchas d�cadas-como sucedi� en la reciente temporada-, tal situaci�n empeora fuertemente lo que viene en la temporada pr�xima. Si a eso agregamos que distintos sectores industriales (textiles, calzado, etc�tera) son igualmente sustituidores de exportaciones, en esta fiebre de consumo que se est� desatando, podr�a verse afectada en forma notable parte importante de nuestra econom�a. En consecuencia, ojal� tuvi�ramos mayor precisi�n respecto del tipo de cambio. En cuanto al empleo, mi reflexi�n es muy simple. En 2004 el pa�s creci� 6,1 por ciento. El presente a�o se prev� que lo haga entre 6 y 6,5 por ciento. Y para el 2006 las proyecciones indican 5,25 a 6,25 por ciento. Para simplificar, estamos creciendo a un promedio de m�s o menos 6 por ciento en esos tres a�os. Y seis sobre seis sobre seis arroja un crecimiento bastante atractivo. Sin embargo, esas cifras no se reflejan en aumento del empleo. Si bien, seg�n el Instituto Nacional de Estad�sticas, hay tendencia a la reducci�n del desempleo porque se han creado fuentes laborales �ltimamente, pareciera que el crecimiento econ�mico no se est� trasladando de manera m�s fuerte al incremento de plazas de trabajo. �ste tiene un ritmo muy lento, lo que estimo preocupante, porque nos habla, quiz�s, de alg�n problema estructural en la econom�a que, por su forma de desarrollo, no est� posibilitando compartir esos beneficios a nivel de la gente. Y esto debiera hacernos meditar. Hace poco nos lleg� una informaci�n atinente al aumento de las exportaciones donde se consigna que el grueso de �l se centra en la gran empresa. Las pymes participan en un porcentaje muy peque�o de ellas. Eso lo podemos ver en diversos indicadores. Por ejemplo, se efectu� un estudio acerca del impacto que ha tenido el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos. De �l se deduce que nuestro comercio con ese pa�s se ha incrementado mucho, pero que s�lo 7 por ciento corresponde a las pymes. Por consiguiente, aqu� hay una cuesti�n que considero importante: si el empleo no crece a pesar de que el pa�s s� lo hace, se generan situaciones de enorme desacomodo social. Y ello se une a la inequidad del ingreso que se ha planteado, la cual no creo que se deba a lo que se se�al�. Porque durante 15 a�os hemos tenido gobiernos de la misma tendencia que podr�an haber corregido esa situaci�n a trav�s de pol�ticas p�blicas y no lo han hecho. El se�or ROMERO (Presidente).- Finaliz� su tiempo, se�or Senador. El se�or LARRA�N.- Para concluir, debo expresar que me preocupa, no s�lo el lento ritmo de descenso de la desocupaci�n, sino tambi�n el costo aparentemente bajo del empleo y la falta de equidad en la distribuci�n del ingreso. Al respecto, no he visto que las pol�ticas aplicadas hasta ahora hayan tenido �xito, pese al crecimiento del pa�s, ni que �ste se haya traducido en beneficio real para la ciudadan�a y en una distribuci�n del ingreso m�s equitativa. Si eso se prolonga en el tiempo, querr� decir que nuestra econom�a no est� siendo capaz de conseguir algo que es central para terminar con la pobreza y la marginaci�n: la disminuci�n de la falta de trabajo. Porque sin empleo dif�cilmente podremos dar soluci�n a las inquietudes planteadas. Me pregunta es, entonces, si el Banco Central prev� lo que se puede hacer en esta materia. No quiero entrar en el an�lisis de las cifras, porque desde hace muchos a�os tengo la convicci�n de que las entregadas por el INE se hallan absolutamente distorsionadas de la realidad, no reflejan la verdadera dimensi�n del desempleo. Espero que alg�n d�a el propio Banco Central encargue a terceros, nacionales o internacionales, mediciones de empleo que validen las cifras del INE o, por el contrario, confirmen que presentan alguna distorsi�n. As� podr�amos conocer la verdad sobre dicha situaci�n, que en la calle, en el trabajo directo en terreno, uno advierte que es bastante m�s grave. He dicho. El se�or ROMERO (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Gazmuri. El se�or GAZMURI.- Se�or Presidente, quiero se�alar ante todo que recibimos una cuenta s�lida del Banco Central, organismo que -como manifest� su Presidente- tiene credibilidad en el pa�s y est� haciendo sus tareas. Comparto plenamente esas afirmaciones. Y quisiera efectuar algunos comentarios. En primer t�rmino, me sumo a la tranquilidad que trae la afirmaci�n del Presidente del Instituto Emisor en cuanto a que esta Instituci�n tiene claro el objetivo de estabilizar la divisa en un rango que permita sostener determinada estrategia en un pa�s donde el sector exportador es muy din�mico. �se es un elemento tranquilizador frente a un tema que, sin duda, tiene una importancia fundamental para nuestro sector agroexportador. En segundo lugar, entre las buenas noticias del Informe del Banco Central est� la de que la reactivaci�n, que supone tasas de crecimiento altas a lo menos por dos a�os -no sabemos cu�l ser� la proyecci�n despu�s de 2007-, tiene un componente muy significativo en la activaci�n de la demanda interna. �ste es un dato nuevo y muy relevante, porque la estimulaci�n de los sectores no transables provoca efectos notables en el empleo y, tambi�n, en un crecimiento m�s homog�neo para el conjunto del pa�s. Eso puede permitir avizorar que en materia de generaci�n de empleos continuaremos seguramente con los ritmos altos que hemos tenido. Adem�s, la masa laboral va a aumentar. Como sociedad, todav�a contamos con un gran potencial de crecimiento de aqu�lla, debido a la eventual incorporaci�n de las mujeres al trabajo. Estamos con tasas muy inferiores de empleabilidad femenina, no s�lo en las econom�as de mercado maduras, sino tambi�n en las menos maduras, como son muchas de las de Am�rica Latina. Quiero hacer una breve reflexi�n acerca de dos temas que no tienen que ver en forma directa con las tareas del Instituto Emisor, sino m�s bien con la orientaci�n general que est�n tomando la econom�a y la pol�tica del pa�s. Se trata de dos materias que estar�n presentes en la agenda pol�tica y econ�mica en el tiempo que viene. El primero es el de la flexibilidad laboral. En mi concepto, todos los pron�sticos en el sentido de que las elevadas tasas de cesant�a que tuvimos en los a�os m�s recesivos de la econom�a se deb�an b�sicamente a problemas derivados de un estatuto jur�dico laboral muy inflexible se ven desmentidos por los acontecimientos del �ltimo tiempo. Reactivada la econom�a, la tasa de generaci�n de empleos ha demostrado ser bastante alta. Por otra parte, sin perjuicio de que siempre es factible hacer m�s para modernizar los estatutos jur�dicos laborales -y �ste es un argumento que no se ha dado en el debate habido en el pa�s-, en todas las comparaciones internacionales sobre el punto las regulaciones de Chile aparecen entre las de los cinco o seis pa�ses m�s flexibles del mundo. El �nico elemento de nuestra institucionalidad laboral que est� en la media de otras econom�as -incluso, un poco m�s arriba- es el costo del despido. Por tanto, cuando se habla de flexibilidad laboral, normalmente se escabulle en el debate p�blico ese punto, que s� podr�a ser discutido, en el sentido de que aqu� dicho costo es superior al de otras econom�as maduras. Pero eso siempre se disfraza con otros argumentos: el contrato flexible, el trabajo de las mujeres, etc�tera (esto se puede mejorar; aqu� hay muchos tipos de contratos). Entonces, lo que yo planteo es que, si pretendemos realizar un debate en serio sobre la flexibilidad, pongamos el punto que en verdad se quiere discutir: que el costo del despido es alto en un pa�s donde, en general, la protecci�n del trabajo es muy d�bil. Por lo tanto, hay que poner sobre la mesa todos los elementos de la discusi�n. Lo segundo es la distribuci�n del ingreso, que felizmente se ha abierto como uno de los grandes temas del pa�s. Si algo ha cambiado en los a�os recientes -y tambi�n en la campa�a electoral-, es que una materia que no ten�a car�cter nacional -m�s bien era un planteamiento de la Izquierda y de la Centroizquierda, referido a nuestra insistencia hist�rica en que Chile muestra niveles de desigualdad incompatibles con un desarrollo democr�tico de largo aliento-, felizmente, se ha convertido en un asunto de pa�s del cual todos decimos estar preocupados. As� sucedi� en los a�os 90 con la pobreza, que no fue un asunto nacional en los 80. Porque durante el R�gimen militar este tema no exist�a, pues se postulaba que bastaba crecer para que los pobres disminuyeran. Y eso no ocurri�. Hoy d�a, pues, la desigualdad se pone como una cuesti�n central, distinta de la pobreza. Y aqu� disiento de lo aseverado por el Senador se�or Larra�n, porque resulta inadmisible decir que los Gobiernos de la Concertaci�n no han hecho nada en materia de integraci�n social y equidad. Chile fue uno de los dos pa�ses del mundo que en los a�os 90 redujeron de manera dr�stica, de 48 a 17 por ciento, la pobreza, en una d�cada en que �sta aument� en todas partes. �se no es un logro menor. Y, con las cifras que hemos conocido, creo que vamos a seguir en ese camino. Porque si en el �ltimo trimestre se incorporaron al mercado del trabajo 240 mil personas, sus salarios, por modestos que sean, van a significar una contribuci�n importante para sus familias. Es claro. La cuesti�n estriba en que eliminar la pobreza no implica disminuir las desigualdades. �sa es la gran lecci�n que aprendimos en estos catorce a�os. La distribuci�n aut�noma del ingreso en Chile es la misma en el 2005 que en 1990, incluso unas d�cimas m�s baja. Por supuesto, si se consideran otros elementos, como las pol�ticas sociales, el indicador disminuye un poco. Pero �se es el tema. Y aqu� todo crece, menos los salarios; o �stos crecen muy poco. El problema de la desigualdad no es simple. Tiene que ver con pol�ticas de mediano plazo; con la educaci�n, que es fundamental, etc�tera. Pero existe una relaci�n con la distribuci�n del producto. No habr� mayor equidad si no existen mejores ingresos ni pol�ticas orientadas a su redistribuci�n. La soluci�n de las dificultades de los pensionados, que es preciso abordar de alguna manera, no pasa por una mejor�a en el campo laboral. Ser� menester financiar a la tercera edad del pa�s, que es un grupo importante, mediante la transferencia de recursos de unos sectores a otros v�a tributaria. No existe otra forma de hacerlo. De otro lado, tenemos un mercado laboral que no es propio de pa�ses con econom�as de mercado maduras y con distribuciones del ingreso m�s razonables que la nuestra, b�sicamente por la debilidad de la capacidad de contrataci�n del mundo laboral. Hay un buen estudio del Banco Mundial, de hace un par de a�os -lo recomiendo; es una fuente insospechada, sin caer de ning�n modo en el extremismo sindicalista-, donde si algo se demuestra es la existencia de una correlaci�n exacta en muchas econom�as muy diversas entre distribuci�n del ingreso y capacidad de los trabajadores para efectuar negociaci�n colectiva en los sectores productivos donde ella todav�a es posible (hay bastantes otros -los m�s modernos- en que las contrataciones son mucho m�s individuales). Esa correlaci�n tambi�n se da en Chile. En las empresas donde existe negociaci�n colectiva -son pocas, pero las hay-, en general los niveles salariales son mayores que en otras partes. Esto ocurre aqu�. �se es un gran tema de futuro. Porque nuestra legislaci�n laboral impide de manera brutal el ejercicio de un instrumento que en toda econom�a de mercado madura deber�a estar disponible para el mundo del trabajo. A�n no hemos resuelto esa materia. Y en el Parlamento hemos demorado diecis�is a�os en tratar de reformar, sin �xito, una institucionalidad laboral que no se condice con el deseo declarado de toda la ciudadan�a, afortunadamente, de ir a una distribuci�n del ingreso m�s razonable. He dicho. El se�or ROMERO (Presidente).- Tiene la palabra el Senador se�or Flores. El se�or FLORES.- Se�or Presidente, ante todo, quiero se�alar cu�l es mi estado de �nimo. Veo que tenemos en Chile un Banco Central que es una instituci�n de lujo, demasiado de lujo. Me recuerda a una naci�n que cuenta con los mejores bioqu�micos del mundo, pero tambi�n con los peores restaurantes y la comida m�s chatarra del orbe, donde la salud se deteriora todos los d�as. Entonces, tenemos este doble pa�s. Sin embargo, me preocupa algo que se�alaba el Honorable se�or Ominami: que podamos ponernos demasiado optimistas y declaremos que estamos en per�odo de vacas gordas porque conocimos un fant�stico Informe del Instituto Emisor. Pero tambi�n observo que ese organismo tiene siempre una mirada a doce o veinticuatro meses y no se quiere comprometer a mayor plazo. Voy a hablar sobre ello porque creo que es la �nica vez que en el Senado podemos conversar de estas cosas; tal vez cuando viene el Ministro de Hacienda, tambi�n. Respecto del petr�leo, tengo una aprensi�n en cuanto a lo que suceder� en el mediano plazo. Dispongo de elementos para pensar que el problema de ese combustible y, consecuentemente, la crisis energ�tica que afectar� a Chile, pa�s d�bil, son m�s grandes de lo que imaginamos. Hay dos elementos que me hacen pensar as�. Primero, Matthew Simmons, capitalista de riesgo en Texas, amigo del Presidente Bush -o sea, de credenciales republicanas impecables-, piensa que las estad�sticas de Saudiarabia sobre su capacidad petrolera est�n falsificadas. Public� un libro sobre la materia y su opini�n es cada d�a m�s escuchada. Eso se conjuga con otra tesis, la de Hubbert�s Peak Oil, sustentada por gente que piensa que el mundo llegar� muy pronto a explotar a precio razonable la mitad del petr�leo existente (porque hay otros tipos de crudo que se pueden extraer de manera distinta). Si ello es cierto, quiere decir que por el 2010 tendremos conflictos geopol�ticos muy grandes a ra�z de dicho combustible, porque China no va a dejar de perseguir sus intereses. Le� que este pa�s est� comprando compa��as petroleras en Medio Oriente. A mi juicio, no podemos seguir pensando que somos capaces de predecir el precio del petr�leo, por un lado, y que la energ�a tiene consecuencias enormes en �reas diferentes, por otro. Porque un valor alto tambi�n puede ser beneficioso, en la medida en que el pa�s aproveche la oportunidad de crear empleos, porque da lugar a nuevos productos. Estimo que si el precio del petr�leo contin�a al alza, las fuentes de energ�a limpias, las no tradicionales, recibir�n una gran inversi�n y, por lo tanto, ser�n tambi�n generadoras de ocupaci�n. �se es un punto. Entonces, la pregunta es d�nde, en el Estado de Chile, podemos desarrollar la conversaci�n. Es una conversaci�n en que la pelota la tiene el Ejecutivo, que mira el asunto como un problema de producci�n. �O lo miramos como un punto estrat�gico, pol�tico y econ�mico del pa�s? Ciertamente, no quiero achacar responsabilidad al Banco Central. Pero me gustar�a que el Instituto Emisor, que es serio, u otra instituci�n como �l se atreviera a mirar m�s all� de dos a�os plazo y a considerar otras variables al hacer las proyecciones. China empieza a ser esencial para nosotros. Entender lo que pasa en dicha naci�n y predecirlo ser� fundamental para los chilenos y para las relaciones con Am�rica Latina. El pa�s asi�tico est� tomando opciones muy serias en Argentina, Brasil y Per�. Y, dependiendo de c�mo se muevan estas naciones, el escenario va a cambiar. Otra preocupaci�n que surge del Informe que se nos ha presentado es la menci�n de Europa. Mi impresi�n es que ese continente constituye asimismo una variable muy importante para nosotros. Debemos mirarlo a m�s a�os plazo. Soy un convencido de que Europa va a terminar en una crisis muy grande; y hasta es posible que se acabe el euro. Lo pongo en t�rminos dram�ticos para se�alar hasta qu� punto podr�an llegar las cosas. No tenemos elementos para pensar eso; no conversamos de esas materias, y, sin embargo, parte de nuestro futuro est� ligada a la forma como entendamos el asunto. Por otro lado, la insuficiencia m�s grande que advierto en todo esto es que, tomando la inquietud por la ocupaci�n y por la redistribuci�n del ingreso, nos olvidamos del enriquecimiento del empleo. Al final, el mejoramiento de la calidad del empleo se produce porque exportamos bienes con mayor valor agregado. Y ah� tenemos un problema de educaci�n y de tecnolog�a. La tecnolog�a est� ausente de nuestras conversaciones; se halla ausente de la manera en que crecer� la econom�a y de c�mo se va a invertir en ella, para lo cual necesitamos decisiones que son proyecto pa�s. Reci�n empezamos a tener un acuerdo ideol�gico transversal en el sentido de que necesitamos un proyecto de esa �ndole. No vamos a resolver los problemas de la agricultura en el sur sin inversi�n tecnol�gica seria y si �sta no va acompa�ada de inversi�n educacional consistente. Cuando visitamos Nueva Zelanda con el Senador Foxley, daba gusto o�r a su gente decir: "Quiero tener las mejores carnes del mundo y me voy a especializar en las finas. Por lo tanto, nuestras universidades se est�n preparando para disponer de los mejores mataderos del orbe. Y estamos desarrollando la mejor investigaci�n en carnes blandas", etc�tera. El pa�s entero se mueve: el Estado, el sector privado, las universidades. Nosotros, en cambio, tenemos conversaciones generales sobre tecnolog�a, y qu� s� yo. Para concluir, aprovechando su presencia, deseo formular una pregunta a los economistas del Banco Central: �Cu�ndo vamos a tener una lectura de qu� significa la econom�a inform�tica en el mundo? Hoy d�a -si ustedes se fijan-, una empresa est� transformando a la Humanidad: Google. A nadie se le hab�a ocurrido que un factor econ�mico potente era la b�squeda. �sta se va a transformar en el centro del comercio mundial; va a desplazar a los peri�dicos. Actualmente, Google, con sus News, tiene medio liquidados a muchos de ellos. Sin embargo, varias de las empresas que han surgido -adem�s de Google, est� e-Bay- pasan por Chile. Nosotros somos consumidores de sus productos; a lo mejor pagamos algunos impuestos. Y lo mismo va a pasar con la industria telef�nica. En mi concepto, no estamos contabilizando esta transformaci�n digital de la econom�a. Y, tal como est�n ocurriendo las cosas, habr� m�s crisis, porque no tenemos instituciones ni estructura para capitalizarla. Quiero decir a algunos Senadores amigos, como el Honorable se�or �vila, que si no nos preocupamos de estas cuestiones jam�s resolveremos el problema de la redistribuci�n del ingreso, menos en una econom�a moderna. He dicho. El se�or ROMERO (Presidente).- Tiene la palabra el se�or Presidente del Banco Central. El se�or CORBO (Presidente del Banco Central).- Se�or Presidente, se ha levantado una serie de temas, algunos de ellos directamente relacionados con el manejo que hace el Instituto Emisor; muchos otros tienen que ver con la pol�tica pa�s, que cubre numerosas �reas que no dependen del Banco Central, sino de los Poderes Ejecutivo y Legislativo. Con respecto a las preocupaciones del Senador se�or Foxley, es indudable que nosotros tambi�n damos alta prioridad a la forma de enfrentar los shocks externos. Se refiri� tambi�n a ellos el Honorable se�or Flores, quien argument� que ma�ana podemos tener precios del petr�leo a�n m�s altos. �se fue el tal�n de Aquiles en el pasado. Y hemos avanzado bastante en tal direcci�n, tanto el Banco Central como la autoridad que maneja la pol�tica fiscal. Tenemos un marco de pol�tica que ha aumentado en forma decisiva nuestra resiliencia frente a shocks externos. Disponemos de un esquema de metas de inflaci�n que el pa�s ha desarrollado a lo largo de los a�os. Contamos con un tipo de cambio flexible, que en Chile ha funcionado tan bien como en las principales naciones industriales; y lo hemos ido profundizando cada vez m�s, desarrollando esquemas para cubrir riesgos cambiarios. El pa�s dispone de una pol�tica fiscal que facilita el ajuste a shock. Y nuestra integraci�n financiera es mucho mayor que en el pasado. No olvidemos que, en las experiencias anteriores, a Chile no le ha sido f�cil ajustarse a shock. Pero hemos madurado e ido construyendo instituciones y un marco de pol�ticas. Hoy estamos mejor preparados. Es indudable que, si vienen otros shocks, habr� consecuencias; sin embargo, creemos que lo m�s probable es que sean mucho m�s llevaderos que en el pasado. El se�or Presidente del Senado pregunt� qu� pasar� el d�a de ma�ana si el precio del petr�leo se queda bastante m�s arriba. Bueno: hoy existen mecanismos de ajuste mucho m�s flexibles en nuestra econom�a, por el hecho de que, si el valor del crudo se eleva demasiado, el pa�s tendr� p�rdida en t�rminos de intercambio y el ajuste se producir� por la circunstancia de que va a haber un tipo de cambio m�s favorable para que exista reemplazos en otra parte de la econom�a. Chile est� mucho mejor preparado. En respuesta a una solicitud formulada en nuestras presentaciones anteriores, aqu� se muestra, entre otros, un gr�fico ilustrativo de que la ca�da que tuvo Chile en la recesi�n de 1982 fue monstruosa. El shock fue muy grande. El pa�s era muy r�gido. Tuvimos ese a�o un descenso fort�simo en actividad. La ca�da que sufrimos en 1999 fue muy moderada, al igual que la recuperaci�n, por lo peque�o de aqu�lla. Otros Estados, como Corea, tuvieron una ca�da bastante profunda, que rebot�. Pero hoy d�a estamos creciendo m�s que la naci�n asi�tica, en forma sostenida. Relacionado con eso, si comparamos recuperaciones y recesiones, una caracter�stica que distingue a Chile de otros pa�ses es que aqu� los salarios tuvieron menos ajustes. En Indonesia hubo grandes aumentos y fuertes ca�das. En el caso chileno, si miramos la l�nea amarilla del cuadro, que corresponde a la desaceleraci�n de 1999, podemos apreciar que los salarios siguieron creciendo. Otro componente importante es que el tipo de cambio real se ajust� mucho m�s en esas econom�as que en la nuestra. Tambi�n el tipo de cambio fue bastante r�gido. Si seguimos la l�nea amarilla, podemos darnos cuenta de que en Chile tuvo muy pocos ajustes. En cambio, en Corea experiment� un salto importante; hab�a m�s elementos de ajuste por flexibilidad cambiar�a y, tambi�n, por crecimiento salarial. Son dos cosas; el precio es relativo. Finalmente, en la parte fiscal no hay mucha diferencia. Nuestro pa�s est� en el medio. La ca�da chilena fue el a�o 1999; la de Corea, en 1998. En la parte fiscal somos muy parecidos. O sea, estamos muy cercanos a Corea. No existen grandes diferencias en ese aspecto. Pero no hay duda de que quedan muchas tareas pendientes. Debemos buscar, entonces, la manera de estar mejor preparados para enfrentar shocks. Hemos logrado un gran avance como pa�s en el manejo de la pol�tica monetaria, con un tipo de cambio flexible, con intervenciones s�lo cuando �l se encuentra muy desubicado con respecto a los fundamentos. No hemos observado nada de eso en los dos o tres a�os recientes. La �ltima vez que pensamos que �se era el caso fue en el 2002. Y era el caso. Despu�s se corrigi�. Si ma�ana vemos que se repite, el Consejo del Banco Central no dudar�. Sin embargo, el sistema ha funcionado bien. Hemos ido desarrollando cada vez m�s el mercado. Y de hecho ha funcionado tan bien que, si miramos la volatilidad cambiaria en Chile, podremos darnos cuenta de que es parecida a la de otros pa�ses. En lo que va del 2005, en el euro es 9. El yen tiene un poco m�s de volatilidad que nuestro peso; el d�lar australiano, un poco m�s; el d�lar neozeland�s y el rand sudafricano, m�s que nosotros. En consecuencia, nuestra volatilidad es comparable con la de naciones que tienen una tradici�n mucho m�s larga, de mercados financieros profundos. Hemos avanzado sobre el particular. Y a partir de septiembre se extender� el mercado para cubrir riesgos cambiarios. Sin duda, existe una gran preocupaci�n. Creemos que estamos mejor preparados ahora, pero seguiremos trabajando. Entonces, continuaremos desarrollando el punto levantado por el Senador se�or Foxley. De hecho, la conferencia anual del 2006 que tendremos en el Banco Central estar� destinada en parte a cubrir estos temas: c�mo ajustarse mejor a los shocks externos, especialmente porque vivimos en un mundo integrado donde se producen enormes shocks. Ma�ana puede haber uno grande en el petr�leo, y queremos estar mejor preparados como pa�s. En todo caso, no debemos olvidar que hemos avanzado mucho en los �ltimos a�os en el manejo de la pol�tica monetaria. En 1999 transit�bamos reci�n hacia un sistema como el actual. Est�bamos invirtiendo en credibilidad con el sistema de metas de inflaci�n, con el que s�lo pudimos contar a partir del 2001. Se estaba avanzando en integrar el pa�s al resto del mundo y en todo lo que tiene que ver con el desarrollo de un sistema cambiario cada vez m�s flexible. En cuanto a lo planteado por el Senador se�or �vila, no cabe duda de que la distribuci�n del ingreso es una tarea pendiente en Chile. El Banco Central no puede afectar esa distribuci�n. Lo que s� puede hacer es facilitar dicho proceso manteniendo la inflaci�n controlada. En la pr�ctica, los que m�s sufren con la inflaci�n cuando se desborda son el 40 por ciento m�s pobre de la poblaci�n. Todas las estad�sticas internacionales lo muestran. El mejoramiento en la distribuci�n del ingreso tiene mucho m�s que ver con la mala distribuci�n del capital humano. Y -como lo he se�alado en diversas relaciones anteriores- el pa�s debe seguir avanzando en dar mayores oportunidades a los m�s pobres -punto al que tambi�n se refiri� el Senador se�or Flores- para que tengan m�s capital humano y para que una parte importante de la poblaci�n pueda beneficiarse de los frutos que el pa�s ha ido creando a lo largo del tiempo. En tal sentido, tenemos que seguir avanzando en educaci�n -el pa�s ha progresado bastante en este �mbito-, especialmente en la educaci�n preescolar del 40 por ciento m�s pobre de la poblaci�n; en salud, en fin. En consecuencia, para mejorar la distribuci�n del ingreso se debe otorgar mayor capital humano a los m�s pobres. Gran parte de la capacidad para adquirir capital humano se ubica entre los dos y los seis a�os. Y los m�s pobres no tienen acceso a eso; parten con una mochila muy grande. Hemos avanzado como pa�s, y hay que seguir haci�ndolo. Eso no corresponde al manejo del Banco Central. �ste crea las condiciones para facilitar el crecimiento a largo plazo, para evitar la volatilidad en la inflaci�n. Para el resto, Chile debe seguir avanzado como pa�s, variable que el Instituto Emisor no puede manejar. El crecimiento a largo plazo depende de varias otras cosas m�s, a las que no me referir� ahora. Sin embargo, debe reconocerse que nuestro pa�s ha tenido avances importantes. No olvidemos que, gracias al alto crecimiento de los �ltimos a�os -tal como lo manifest� el Senador se�or Gazmuri-, ha habido una ca�da muy fuerte de la pobreza. Y existen indicadores a ese respecto. Entre 17 y 18 por ciento de nuestra poblaci�n se encuentra bajo la l�nea de pobreza. Hoy se conocieron las cifras revisadas de Estados Unidos para el a�o 2004: el 12,7 por ciento de la poblaci�n se encuentra bajo aquella l�nea. O sea, Chile ha tenido un gran avance en materia de reducci�n de la pobreza. Y eso se debe en gran parte al alto crecimiento y a la focalizaci�n del gasto hacia los grupos m�s necesitados. Pero lo que mayormente ha ayudado a los m�s pobres ha sido el alto crecimiento, que les da la oportunidad de vender su trabajo. Y ser�a mucho m�s conveniente si tuvi�ramos mejor capital humano, pues eso ayudar�a a los pobres a vender, no s�lo su trabajo, sino tambi�n su capital humano. Queda mucho pendiente, pero debemos reconocer que se ha avanzado de manera significativa en los �ltimos tiempos. Asimismo, hay que tener cuidado en la distribuci�n del ingreso, porque la mala es la directa. Pero Chile tiene focalizadas transferencias. No obstante, si consideramos las transferencias, concluiremos que lo que recibe el 20 por ciento m�s pobre, comparado con el 20 por ciento m�s rico, cambia radicalmente. Empero, debemos seguir trabajando. Y -reitero- se requiere mejorar de manera significativa la capacidad de generar ingresos para los m�s despose�dos. Por otra parte, el petr�leo es preocupaci�n nuestra. Seguimos monitoreando la situaci�n. Para protegerse, el pa�s debe buscar formas alternativas para generar energ�a. Y, en tal sentido, el mejor incentivo son los precios. Chile se ha estado moviendo en esa direcci�n. O sea, el hecho de que los precios reflejen m�s las escaseces le permitir� al pa�s ir buscando formas alternativas. Los precios hacen maravillas desde el punto de vista del otorgamiento de incentivos correctos. Cosas que son muy caras deben seguir si�ndolo para que la gente economice y se dedique a producirlas. En ese punto seguimos observando. Observamos muy directamente lo que pasa en China. De hecho, en este Informe hay un recuadro dedicado s�lo a ese pa�s, donde evaluamos lo que all� acontece. Nos interesa China desde las perspectivas de mercado y del impacto de ese pa�s en la econom�a mundial como un todo. Esto lo monitoreamos muy de cerca, y continuaremos haci�ndolo. En dicha naci�n hay grandes riesgos y, tambi�n, muchas oportunidades. Uno de los grandes riesgos: c�mo se incorpora a una parte importante de la poblaci�n que va integr�ndose a la fuerza laboral. Falta incorporar a �sta 120 millones de chinos. No hay duda de que eso ser� complicado en los pr�ximos a�os. Y el pa�s deber� ir absorbi�ndolos. �se es un trabajo pendiente para los chinos. Y nosotros nos preocupamos todos los d�as de que les vaya bien. Tienen que reformar sus empresas estatales, en las cuales han estado utilizando mucho capital, con poco rendimiento. Est�n embarcados en la idea de integrarse al mundo. Les queda mucho por realizar. Y seguiremos evaluando. De otra parte, se�alamos que continuaremos monitoreando la situaci�n del tipo de cambio. Es una inquietud que plantearon varios se�ores Senadores. Creemos que el sistema ha funcionado bien. Pero si ma�ana estimamos que el tipo de cambio est� muy desarticulado con relaci�n a los fundamentos por razones de corto plazo que no apreciamos ahora, el Banco Central intervendr� para tratar de acercarnos a un precio de mayor equilibrio. As� lo hicimos el 2002, y lo mismo haremos ma�ana si es necesario. El instrumento que usa el Instituto Emisor para controlar la inflaci�n es fundamentalmente la tasa de inter�s. La mejor protecci�n es �sa. No podemos pensar que el problema del tipo de cambio es de tasa de inter�s. Nuestra tasa de inter�s es muy parecida a la de Estados Unidos. Vemos hacia adelante que este pa�s va a ir subiendo tasas, por su ciclo econ�mico. Y nosotros deberemos subir tambi�n. Sin embargo, no observamos grandes diferenciales como las que tuvimos en otros momentos. Hoy d�a el tipo de cambio en Chile -con esto respondo al Senador se�or Foxley- en gran parte puede fluctuar. Porque las empresas, como saben tambi�n que el tipo de cambio fluct�a, han ido cubriendo sus riesgos cambiarios. Fue una gran preocupaci�n de nuestro pa�s en los a�os 90, cuando exist�an muchos riesgos cambiarios sin cobertura. Ahora est�n cada vez m�s cubiertos. Es un punto que hemos analizado en muchos de nuestros informes sobre estabilidad financiera. Se ha avanzado mucho m�s hoy d�a -siempre queda camino por recorrer-, en parte porque la gente sabe que el tipo de cambio puede subir o bajar. Entonces, est� buscando protecci�n. No hay seguro simple en eso. Entonces, el tipo de cambio ha funcionado, y en nuestro concepto, bien. Con respecto a los empleos, los creados en Chile, en parte significativa -como dije-, han sido formales. Hay que tener cuidado con las exportaciones muy intensivas de grandes empresas. Sabemos qui�n las est� haciendo. Pero en el desarrollo de un producto de exportaci�n trabajan miles de micro y peque�as empresas. Porque los avances tecnol�gicos permiten descentralizar procesos. Entonces, se subcontrata en muchos rubros, pues hoy d�a hay que especializarse. De modo que resulta casi imposible saber qui�n hizo cada componente. Aunque la exportaci�n la realice una gran vi�a, por ejemplo, en medio hay numerosas peque�as y medianas empresas productoras de vino y de corchos que participan en la elaboraci�n del producto final. Por tanto, en la actualidad resulta muy dif�cil distinguir entre el origen del producto y el que efect�a la remesa al exterior. Por consiguiente, la participaci�n de las pymes puede ir mucho m�s all� de lo que estamos pensando. De hecho, el mundo -y no s�lo Chile- se ha ido moviendo en esa direcci�n. Como lo plante� el Senador se�or Romero, el Banco Central exhibe hoy un patrimonio neto negativo de 3 por ciento del producto; lo proyectamos a casi fin de a�o. Ello tiene que ver en parte con el capital muy peque�o con que partimos en 1989. Tambi�n, con el hecho de que en los 90, como una forma de facilitar el ajuste de la econom�a, el Instituto Emisor dio gran apoyo al tipo de cambio, lo que se juzg� importante en ese momento, por la informaci�n que ten�amos y considerando los riesgos existentes en los pa�ses vecinos. Eso nos llev� a algunas p�rdidas cambiarias. Pero, seg�n expres�, partimos con un capital muy reducido. La fortaleza ganada por el Banco Central en los �ltimos a�os ha permitido que haya gran credibilidad en el manejo que hace. Sin duda, el robustecimiento de esta institucionalidad, que ha funcionado muy bien, ayuda a resolver el problema de dar m�s capital al Instituto Emisor. Y tambi�n los agentes for�neos hacen sus c�lculos. Saben que el Banco Central es aut�nomo. Pero es el Banco Central de la Rep�blica de Chile, no el de China o de Estados Unidos. Entonces, netean la informaci�n. Est�n conscientes de que el Gobierno central es robusto y de que en el Instituto Emisor hay un d�ficit estacionado, y netean los datos. Entonces, por transparencia, es mejor tenerlos arriba de la mesa, porque todos los agentes informados lo hacen. Considero, pues, que cualquier movida en esa direcci�n va a seguir facilitando que nuestro pa�s construya grandes instituciones, como lo ha estado haciendo a lo largo del tiempo. Por otro lado -s� que la sesi�n concluye-, debo manifestar que, como pa�s, hemos de pensar siempre que la existencia de shocks -es una preocupaci�n de muchos se�ores Senadores- ayuda a tener m�s flexibilidad. Lo hicimos en la parte cambiaria. Pero, como pa�s, hay que ir buscando m�s flexibilidad y mayor competencia en otros mercados. Queda camino por recorrer, y es preciso detectar mecanismos que sean llevaderos para el pa�s en su conjunto. Ahora bien, en el precio de los combustibles tambi�n se incluyen impuestos. Y los impuestos los deciden ustedes: el sistema pol�tico; o sea, los Poderes Ejecutivo y Legislativo. El Banco Central nada tiene que ver con eso. El se�or MORENO.- Le concierne m�s al Ejecutivo que al Legislativo. El se�or CORBO (Presidente del Banco Central).- Claro. Pero no a nosotros. Todos los pa�ses del mundo incluyen en el precio de los combustibles un impuesto espec�fico relacionado con la poluci�n, con la congesti�n vehicular, en fin. Y ustedes deciden los impuestos. Pero en los que gravan a los combustibles existe una racionalidad: dicho impuesto espec�fico. En Europa es mucho m�s elevado. La decisi�n a ese respecto les corresponde a ustedes. El Banco Central no se puede inmiscuir. Pero, como economista, entiendo la racionalidad: los combustibles generan especialmente poluci�n, congesti�n; y uno no paga en forma directa por el servicio que ello demanda. Entonces, por las externalidades negativas que crean, se justifica fijarles un impuesto de tal naturaleza. Por �ltimo, los l�mites de inversi�n de las AFP en el exterior son algo que debe decidir el sistema pol�tico. Ello ayuda a diversificar mejor las carteras de inversi�n, los retornos. El pa�s tiene que avanzar en esa materia y seguir perfeccionando sus instituciones. Pero eso no depende del Instituto Emisor. El Banco Central hace un trabajo. Olvidamos que por 160 a�os fracasamos en la tarea de tener la inflaci�n controlada. Las mayores redistribuciones de riqueza que han existido en el pa�s se efectuaron en per�odos de elevada inflaci�n, con control de las tasas de inter�s. Cuando se le prestaba a la gente a un 10 por ciento y la inflaci�n era de 50 por ciento, los conectados que ten�an acceso a los cr�ditos ganaban grandes empresas por contactos y no por trabajo duro. Eso ha cambiado ahora que tenemos inflaci�n baja y tasas de inter�s reducidas. Y �se es un gran activo del pa�s, sobre cuya base se pueden construir bastantes otras cosas. Muchas gracias, se�or Presidente. El se�or ROMERO (Presidente).- Muchas gracias a ustedes, se�or Presidente y se�ores Consejeros del Banco Central. Habi�ndose cumplido su objetivo, se levanta la sesi�n. --Se levant� a las 13:46. Manuel Oca�a Vergara, Jefe de la Redacci�n