REP�BLICA DE CHILE DIARIO DE SESIONES DEL SENADO PUBLICACI�N OFICIAL LEGISLATURA 352�, EXTRAORDINARIA Sesi�n 30�, en mi�rcoles 19 de enero de 2005 Ordinaria (De 16:6 a 19:40) PRESIDENCIA DE LOS SE�ORES HERN�N LARRA�N FERN�NDEZ, PRESIDENTE, Y JAIME GAZMURI MUJICA, VICEPRESIDENTE SECRETARIOS, LOS SE�ORES CARLOS HOFFMANN CONTRERAS, TITULAR, Y JOS� LUIS ALLIENDE LEIVA, SUBROGANTE ____________________ � N D I C E Versi�n Taquigr�fica P�g. I. ASISTENCIA......................................................................................................... II. APERTURA DE LA SESI�N............................................................................... III. CUENTA.............................................................................................................�. IV. F�CIL DESPACHO: Proyecto de ley, en segundo tr�mite constitucional, que modifica el art�culo 3� de la ley N� 18.340, que fija Arancel Consular de Chile (3711-10) (se aprueba en general y particular)�. Modificaci�n de art�culo 12 de Reglamento de Personal del Senado. Proyecto de acuerdo (S 759-12) (vuelve a Comisi�n)................................................ V. ORDEN DEL D�A: Proyecto de ley, en segundo tr�mite constitucional, que prorroga vigencia de aval�os de bienes ra�ces no agr�colas de todo el pa�s y vigencia de mecanismo de compensaci�n de ingresos municipales establecido en la ley N� 19.850 (3763-05) (se aprueba en general y particular)................... Proyecto de ley, en primer tr�mite constitucional, que modifica la ley N� 18.175, de Quiebras, en materia de convenios concursales (3671-03) (se aprueba en general)......... Proyecto de ley, en segundo tr�mite constitucional, que otorga bonificaci�n por egreso a personal de Gendarmer�a de Chile (3716-05) (se aprueba en general y particular)....... Proyecto de ley, en segundo tr�mite constitucional, que modifica la Ley General de Servicios Sanitarios, en materia de licitaci�n de provisi�n de servicio sanitario dentro de l�mite urbano (3590-09) (se aprueba en general y particular).......... Proyecto de ley, en segundo tr�mite constitucional, que modifica la ley N� 18.290, en materia de transporte terrestre (999-15) (se aprueba en particular).............. Proyecto de ley, en segundo tr�mite constitucional, que modifica el DFL. N� 458, de 1975, Ley General de Urbanismo y Construcciones, en lo relativo a calidad de la construcci�n (3418-14) (se posterga su discusi�n particular)... Proyecto de ley, en primer tr�mite constitucional, que modifica la ley N� 19.366, para despenalizar siembra, plantaci�n, cultivo o cosecha de especies vegetales del g�nero cannabis u otras productoras de sustancias estupefacientes o sicotr�picas destinadas a uso o consumo personal exclusivo y pr�ximo en el tiempo (3269-07) (se rechaza en general)............ VI. TIEMPO DE VOTACIONES: Pronto ejercicio de facultad delegada mediante ley N� 19.880. Proyecto de acuerdo (S 776-12) (se aprueba).................................................................. ____________________ Solidaridad con Senador se�or Silva con motivo de su enfermedad. Comunicaci�n......... VII. INCIDENTES: Peticiones de oficios (se anuncia su env�o)...................................................... Preocupaci�n ante suicidio de Coronel de Ej�rcito don Germ�n Barriga Mu�oz (observaciones del se�or Cantero)................................................... Suicidio de Coronel de Ej�rcito don Germ�n Barriga. R�plica a Senador se�or Cantero (observaciones del se�or Naranjo).............................................. Suicidio de Coronel de Ej�rcito don Germ�n Barriga. Inexistencia de Estado de Derecho (observaciones del se�or Mart�nez).................................... Suicidio de Coronel de Ej�rcito don Germ�n Barriga. R�plica a Senadores se�ores Cantero y Mart�nez (observaciones del se�or Ruiz-Esquide)............ VERSI�N TAQUIGR�FICA I. ASISTENCIA Asistieron los se�ores: --Aburto Ochoa, Marcos --Arancibia Reyes, Jorge --�vila Contreras, Nelson --Boeninger Kausel, Edgardo --Bombal Otaegui, Carlos --Canessa Robert, Julio --Cantero Ojeda, Carlos --Cariola Barroilhet, Marco --Chadwick Pi�era, Andr�s --Coloma Correa, Juan Antonio --Cordero Rusque, Fernando --Espina Otero, Alberto --Fern�ndez Fern�ndez, Sergio --Flores Labra, Fernando --Foxley Rioseco, Alejandro --Frei Ruiz-Tagle, Carmen --Frei Ruiz-Tagle, Eduardo --Garc�a Ruminot, Jos� --Gazmuri Mujica, Jaime --Horvath Kiss, Antonio --Larra�n Fern�ndez, Hern�n --Mart�nez Busch, Jorge --Matthei Fornet, Evelyn --Moreno Rojas, Rafael --Mu�oz Barra, Roberto --Naranjo Ortiz, Jaime --Novoa V�squez, Jovino --N��ez Mu�oz, Ricardo --Ominami Pascual, Carlos --Orpis Bouch�n, Jaime --P�ez Verdugo, Sergio --Parra Mu�oz, Augusto --Pizarro Soto, Jorge --Prokurica Prokurica, Baldo --R�os Santander, Mario --Romero Pizarro, Sergio --Ruiz De Giorgio, Jos� --Ruiz-Esquide Jara, Mariano --Sabag Castillo, Hosa�n --Stange Oelckers, Rodolfo --Vald�s Subercaseaux, Gabriel --Vega Hidalgo, Ram�n --Zald�var Larra�n, Andr�s --Zurita Camps, Enrique Concurrieron, adem�s, los se�ores Ministros del Interior subrogante, Secretario General de la Presidencia y de Justicia; la se�ora Subsecretaria de Desarrollo Regional y Administrativo, y el se�or abogado del Ministerio del Interior. Actu� de Secretario el se�or Carlos Hoffmann Contreras, y de Prosecretario, el se�or Jos� Luis Alliende Leiva. II. APERTURA DE LA SESI�N --Se abri� la sesi�n a las 16:6, en presencia de 41 se�ores Senadores. El se�or LARRA�N (Presidente).- En el nombre de Dios, se abre la sesi�n. III. CUENTA El se�or LARRA�N (Presidente).- Se va a dar cuenta de los asuntos que han llegado a Secretar�a. El se�or ALLIENDE (Prosecretario).- Las siguientes son las comunicaciones recibidas: Mensajes De Su Excelencia el Presidente de la Rep�blica, mediante el cual da inicio a un proyecto de ley que modifica el sistema de nombramiento y calificaciones de los ministros, jueces, auxiliares de la administraci�n de justicia y empleados del Poder Judicial (Bolet�n N� 3.788-07). De Su Excelencia el Vicepresidente de la Rep�blica, por medio del cual inicia un proyecto de ley sobre protecci�n de derechos de la infancia y de la adolescencia (Bolet�n N� 2.792-07). --Pasan a la Comisi�n de Constituci�n, Legislaci�n, Justicia y Reglamento y, de conformidad con lo prescrito en el art�culo 74 de la Carta Fundamental, se manda ponerlos en conocimiento de la Excelent�sima Corte Suprema. Oficio Del se�or Ministro de Justicia, mediante el cual da respuesta a un oficio enviado en nombre del Senador se�or Horvath, referido al proyecto de ley que otorga bonificaci�n por egreso al personal de Gendarmer�a de Chile que indica (Bolet�n N� 3.716-05). --Queda a disposici�n de los se�ores Senadores. El se�or LARRA�N (Presidente).- Terminada la Cuenta. IV. F�CIL DESPACHO OBTENCI�N EN EL EXTERIOR DE PASAPORTE DE LECTURA MEC�NICA Y C�DULA DE IDENTIDAD DE ALTA TECNOLOG�A El se�or LARRA�N (Presidente).- Proyecto de ley, en segundo tr�mite constitucional, sobre modificaci�n del art�culo 3� de la ley N� 18.340, que fija el Arancel Consular de Chile, con informes de las Comisiones de Relaciones Exteriores y de Hacienda. --Los antecedentes sobre el proyecto (3711-10) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican: Proyecto de acuerdo: En segundo tr�mite, sesi�n 24�, en 5 de enero de 2005. Informe de Comisi�n: Relaciones Exteriores, sesi�n 28�, en 18 de enero de 2005 Hacienda, sesi�n 28�, en 18 de enero de 2005 El se�or HOFFMANN (Secretario).- El objetivo principal de la iniciativa es permitir a los chilenos obtener en el exterior pasaportes de lectura mec�nica y c�dulas de identidad de elevada tecnolog�a, que actualmente emite en nuestro pa�s el Servicio de Registro Civil e Identificaci�n. La Comisi�n de Relaciones Exteriores la aprob� en general y particular por la unanimidad de sus miembros presentes (Senadores se�ores Cordero, Mu�oz Barra y Romero), en los mismos t�rminos en que lo hizo la Honorable C�mara de Diputados. Por su parte, la Comisi�n de Hacienda tambi�n la acogi� por la unanimidad de sus miembros presentes (Senadores se�ora Matthei y se�ores Boeninger y Foxley), en los mismos t�rminos en que lo hizo la Comisi�n de Relaciones Exteriores. El texto que se propone aprobar se consigna en el informe de la Comisi�n de Hacienda. Finalmente, cabe indicar que la Comisi�n de Relaciones Exteriores propone al se�or Presidente discutir el proyecto en general y particular a la vez, por ser de art�culo �nico, conforme a lo dispuesto en el art�culo 127 de nuestro Reglamento. El se�or GAZMURI (Vicepresidente).- En discusi�n general y particular a la vez. Ofrezco la palabra. Ofrezco la palabra. Cerrado el debate. --Se aprueba en general y particular el proyecto. MODIFICACI�N DE ART�CULO 12 DE REGLAMENTO DE PERSONAL DEL SENADO. PROYECTO DE ACUERDO El se�or LARRA�N (Presidente).- Proyecto de acuerdo, iniciado en moci�n de los Senadores se�ores Larra�n y Gazmuri, que modifica el art�culo 12 del Reglamento del Personal del Senado, con informe de la Comisi�n de R�gimen Interior. --Los antecedentes sobre el proyecto (S 759-12) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican: Proyecto de acuerdo: (moci�n de los se�ores Gazmuri y Larra�n) En primer tr�mite, sesi�n 30�, en 15 de septiembre de 2004. Informe de Comisi�n: R�gimen Interior, sesi�n 28�, en 18 de enero de 2005 El se�or GAZMURI (Vicepresidente).- Tiene la palabra el se�or Secretario. El se�or HOFFMANN (Secretario).- La modificaci�n propuesta establece que el cargo de Edec�n ser� de la exclusiva confianza del Presidente de la Corporaci�n, quien lo nombrar� escuchando previamente a la Comisi�n de R�gimen Interior al inicio de cada per�odo legislativo y por el tiempo de duraci�n de �ste. La iniciativa fue aprobada por 5 votos a favor (de los Honorables se�ores Gazmuri, Larra�n, Naranjo, Novoa y Romero) y uno en contra (del Senador se�or Zurita). El texto del proyecto de acuerdo que se propone aprobar se transcribe en el respectivo informe. Cabe se�alar que los Honorables se�ores Gazmuri, Naranjo, Novoa y Romero dejaron constancia de que el Edec�n, en el evento de perder la confianza del Presidente del Senado durante el per�odo legislativo correspondiente, ser� reemplazado y su sucesor, que se designar� de igual manera, durar� en el cargo s�lo hasta el t�rmino del per�odo legislativo de que se trate. El se�or GAZMURI (Vicepresidente).- Debo informar a la Sala que el proyecto efectivamente fue aprobado con la votaci�n que se indica en el informe de la Comisi�n de R�gimen Interior, pero se han hecho presentes diversas opiniones. Por eso, en nombre de la Mesa, propongo devolverlo a Comisi�n para someterlo a nueva discusi�n y, en seguida, traerlo a la Sala. Tiene la palabra el Honorable se�or Mu�oz Barra. El se�or MU�OZ BARRA.- Se�or Presidente, nosotros tambi�n pretend�amos solicitar su env�o a Comisi�n para un segundo debate. El se�or GAZMURI (Vicepresidente).- La Mesa se adelant� a sus deseos, se�or Senador. �Habr�a acuerdo? Tiene la palabra el Honorable se�or Cantero. El se�or CANTERO.- Se�or Presidente, uno de los temas que me interesa precisar es si el Edec�n debe nombrarlo el Presidente de la Corporaci�n o debe responder a la confianza de todos los miembros de esta C�mara como �rgano colegiado. Encuentro especialmente relevante un pronunciamiento al respecto. El se�or GAZMURI (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Andr�s Zald�var. El se�or ZALD�VAR (don Andr�s).- Se�or Presidente, concuerdo plenamente con la petici�n del Senador se�or Cantero. Por lo dem�s, la elecci�n del Edec�n por la Sala corresponde, desde siempre, a la historia y a la tradici�n del Senado. Quien ocupa ese cargo representa a la Instituci�n en plenitud, y si bien cumple funciones con la Presidencia de la Corporaci�n, tambi�n lo hace respecto de cada uno de los se�ores Senadores. Creo que hay materias positivas en el proyecto propuesto, pero insisto en que en ese aspecto debe mantenerse el criterio actual. El se�or GAZMURI (Vicepresidente).- Por eso, se�or Senador, sugerimos devolver el proyecto de acuerdo a Comisi�n. Ah�, en una segunda discusi�n, podr�n formularse las observaciones del caso, para en seguida someterlo a consideraci�n de la Sala. �Habr�a acuerdo para proceder en tal sentido? Acordado. V. ORDEN DEL D�A PR�RROGA DE VIGENCIA DE REAVAL�OS DE BIENES RA�CES NO AGR�COLAS Y DE MECANISMO DE COMPENSACI�N DE INGRESOS MUNICIPALES El se�or GAZMURI (Presidente).- Proyecto de ley, en segundo tr�mite constitucional, que prorroga la vigencia de los aval�os de los bienes ra�ces no agr�colas de todo el pa�s y la del mecanismo de compensaci�n de los ingresos municipales establecido en la ley N� 19.850, con informe de las Comisiones de Gobierno, Descentralizaci�n y Regionalizaci�n y de Hacienda, unidas. --Los antecedentes sobre el proyecto (3763-05) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican: Proyecto de ley: En segundo tr�mite, sesi�n 26�, en 11 de enero de 2005. Informe de Comisi�n: Gobierno y Hacienda (unidas), sesi�n 29�, en 19 de enero de 2005 El se�or GAZMURI (Vicepresidente).- Tiene la palabra el se�or Secretario. El se�or HOFFMANN (Secretario).- El Ejecutivo hizo presente la urgencia para el despacho del proyecto, calific�ndola de "discusi�n inmediata". Sus objetivos principales son: - Prorrogar hasta el 30 de junio de 2005 la vigencia de los aval�os de bienes ra�ces no agr�colas de todo el pa�s que reg�an al 31 de diciembre de 2004, y fijar la entrada en vigor de los nuevos reaval�os a contar del 1� de julio del presente a�o. - Prorrogar hasta el 31 de diciembre de 2005 el mecanismo de compensaci�n de la ley N� 19.850, destinado a cubrir los menores ingresos municipales que se produzcan por aplicaci�n de los coeficientes de distribuci�n del Fondo Com�n Municipal. Las Comisiones unidas aprobaron en general y particular esta iniciativa por la unanimidad de sus miembros presentes (Senadores se�oras Frei y Matthei y se�ores Bombal, Cantero, Foxley, Garc�a, Naranjo, N��ez y Stange), introduci�ndole modificaciones que prorrogan la vigencia de los aval�os hasta el 31 de diciembre de 2005 y fijan la entrada en vigencia de los nuevos reaval�os a contar del 1� de enero de 2006. Asimismo, determinaron que los aval�os se reajustar�n a contar de esa �ltima fecha. El se�or GAZMURI (Vicepresidente).- Solicito la anuencia del Senado para que ingresen la Subsecretaria de Desarrollo Regional y Administrativo, se�ora Adriana Delpiano y su Asesor Jur�dico, se�or Eduardo P�rez, petici�n que ahora debe reformularse porque estas autorizaciones tienen validez s�lo para cada sesi�n. --Se accede. El se�or GAZMURI (Vicepresidente).- En discusi�n general y particular el proyecto. Tiene la palabra el Honorable se�or Garc�a. El se�or GARC�A.- Se�or Presidente, resulta indispensable aprobar este proyecto, porque el reaval�o de bienes ra�ces no agr�colas debi� haber entrado en vigencia el 1� de enero del presente a�o. Sin embargo, si se hiciera efectivo, muchas propiedades tendr�an un alza en su aval�o y, por tanto, un aumento tremendamente fuerte en el impuesto territorial correspondiente. Para evitar dicha situaci�n, se est� tramitando la llamada "Ley de Rentas II", que establece un l�mite m�ximo de incremento del giro del impuesto territorial equivalente a 10 por ciento, lo cual aminorar� bastante el alza de los aval�os y de las contribuciones de bienes ra�ces. No obstante, como el proyecto de Ley de Rentas Municipales II se encuentra todav�a en tr�mite y probablemente no va a estar listo antes de fines de marzo, se hace imprescindible postergar la entrada en vigencia del reaval�o hasta el 1� de enero de 2006. Por tal raz�n, se�or Presidente, recomendamos a la Sala la aprobaci�n de la iniciativa. El se�or GAZMURI (Vicepresidente).- Ofrezco la palabra. Ofrezco la palabra. Cerrado el debate. Si le parece a la Sala, se aprobar� el proyecto en general y en particular. --Se aprueba, y queda despachado en este tr�mite. El se�or GAZMURI (Vicepresidente).- Pasamos al siguiente asunto del Orden del D�a. El se�or HOFFMANN (Secretario).- Se�or Presidente, los n�meros 2 y 3 fueron despachados en la sesi�n anterior, as� que corresponde analizar el n�mero 4. El se�or GAZMURI (Vicepresidente).- Perfecto. MODIFICACI�N DE LEY DE QUIEBRAS EN MATERIA DE CONVENIOS CONCURSALES El se�or GAZMURI (Vicepresidente).- Proyecto de ley, iniciado en mensaje de Su Excelencia el Presidente de la Rep�blica, en primer tr�mite constitucional, que modifica la ley N� 18.175, de Quiebras, en materia de convenios concursales, con informe de la Comisi�n de Econom�a y urgencia calificada de "simple". --Los antecedentes sobre el proyecto (3671-03) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican: Proyecto de ley: En primer tr�mite, sesi�n 28�, en 14 de septiembre de 2004. Informe de Comisi�n: Econom�a, sesi�n 26�, en 11 de enero de 2005 El se�or GAZMURI (Vicepresidente).- Tiene la palabra el se�or Secretario. El se�or HOFFMANN (Secretario).- Los objetivos principales de la iniciativa son ampliar los espacios de acuerdo entre deudores y acreedores, privilegi�ndolos por sobre la liquidaci�n forzosa, y ensanchar, de esa manera, las posibilidades de salvar a las empresas en crisis. La Comisi�n de Econom�a, luego de discutir s�lo en general el proyecto, aprob� la idea de legislar por la unanimidad de sus miembros presentes, Honorables se�ores Garc�a, Gazmuri y Orpis. Cabe tener presente que los art�culos 180 a 185, contenidos en el n�mero 4 del art�culo �nico del proyecto, tienen el car�cter de normas org�nicas constitucionales, por lo que requieren para su aprobaci�n el voto conforme de 27 se�ores Senadores. Corresponde se�alar, finalmente, que en segundo informe la iniciativa debe ser analizada por las Comisiones de Constituci�n y de Econom�a, unidas. El se�or GAZMURI (Vicepresidente).- En discusi�n general el proyecto. Tiene la palabra el Honorable se�or Orpis, Presidente de la Comisi�n de Econom�a. El se�or ORPIS.- Se�or Presidente, la normativa en debate viene a completar una reforma muy profunda que se est� llevando a cabo en materia de quiebras. Hace pocas semanas esta Honorable Sala aprob� y despach� un proyecto de ley vinculado con el tema en estudio, el cual, b�sicamente, apuntaba a una mayor transparencia y a otorgar facultades m�s amplias a la Superintendencia del ramo. La iniciativa que hoy se presenta a la consideraci�n del Senado para su aprobaci�n en general aborda los aspectos de fondo de las quiebras. A juicio del Ejecutivo, compartido por la Comisi�n, se trata de una de las reformas m�s profundas que se han realizado en el �ltimo tiempo en el Derecho Privado chileno, tendiente a obtener un mejor equilibrio entre las aspiraciones de los empresarios, los trabajadores y los acreedores. En efecto, la l�gica del texto en discusi�n es radicalmente distinta de aquella con que act�a la actual Ley de Quiebras, pues busca prevenir las crisis de las empresas y evitar la liquidaci�n forzosa de �stas, para mantenerlas como entes productivos, a trav�s de mecanismos que privilegian los acuerdos entre acreedores y deudores. Voy a enumerar, simplemente a t�tulo ejemplar, algunas de las modificaciones que plantea el proyecto. 1. Se ampl�a el objeto del cuerpo legal respectivo, al denominarse ahora "Ley de Quiebras y de Convenios Concursales". Consecuentemente con lo anterior, el art�culo 1� establece que no s�lo trata de las quiebras, sino tambi�n de los convenios y las cesiones de bienes. 2. Se perfecciona la normativa de las diversas clases de convenio. 3. Se produce una total liberalizaci�n de los acuerdos extrajudiciales destinados a resolver la insolvencia del deudor, derog�ndose como causal de quiebra en el art�culo 43, n�mero 4, la declaraci�n de nulidad o resoluci�n de alguno de ellos. 4. Se introduce el derecho de los acreedores para exigir la proposici�n de convenios preventivos. Esto significa un gran avance, por cuanto en los convenios judiciales preventivos les est� vedado a los acreedores iniciar el procedimiento respectivo. Se elimina toda restricci�n en cuanto al objeto y contenido de los convenios, e incluso se permite efectuar proposiciones alternativas. Asimismo, se permite resolver los convenios a trav�s de arbitraje cuando las sociedades est�n sujetas a la fiscalizaci�n de la Superintendencia de Valores y Seguros, con excepci�n de las compa��as de seguros. Tambi�n podr� recurrirse a un �rbitro cuando el 66 por ciento del total del pasivo as� lo acuerde. 5. Se elimina la indignidad del deudor para proponer convenios, aun cuando haya cometido delitos de quiebra. Igualmente, se deroga como causal de nulidad del convenio la condenaci�n sobreviniente del fallido por quiebra fraudulenta o por alguno de los delitos contemplados en el art�culo 466 del C�digo Penal, puesto que ella s�lo perjudica a�n m�s a los acreedores. 6. Se ampl�a el derecho a reiterar las proposiciones rechazadas o desechadas. 7. Se agiliza el sistema de convenios concursales a trav�s del arbitraje. 8. Se establece la vigencia anticipada de los convenios. 9. Se instaura la verificaci�n de cr�ditos en los convenios preventivos. 10. Se consagra el derecho a voto de los acreedores en las juntas. 11. Se eliminan las trabas para impugnar que actualmente tienen los acreedores. 12. Se reducen las causales de nulidad de los convenios. 13. Se reglamenta en detalle -y �sta es una importante innovaci�n- la negociaci�n entre acreedores y deudores. �stas son, se�or Presidente, algunas de las modificaciones que se incorporan en la Ley de Quiebras y que he mencionado a t�tulo ejemplar, las cuales, tal como se�al�, apuntan a los aspectos sustantivos, cambiando radicalmente el enfoque de la actual normativa, que carece de mecanismos flexibles para buscar acuerdos entre acreedores y deudores. Estas enmiendas fueron aprobadas en forma un�nime por la Comisi�n de Econom�a, la cual recomienda a la Sala proceder en los mismos t�rminos. El se�or GAZMURI (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Andr�s Zald�var. El se�or ZALD�VAR (don Andr�s).- Se�or Presidente, coincido plenamente con el Senador se�or Orpis en cuanto a la lectura que ha de hacerse del proyecto. Efectivamente, �ste cambia el sentido de la legislaci�n positiva, vigente desde hace un tiempo bastante largo, que principalmente tiende a la liquidaci�n del negocio o la actividad. La iniciativa m�s bien sigue la filosof�a de la legislaci�n americana, encaminada a facilitar el giro del negocio, siempre que haya acuerdo, y tratar de salvarlo, en lo posible, en favor de los acreedores, de los trabajadores y de quienes tengan cr�ditos sobre la quiebra. A mi juicio, deber�amos aprobar en general la iniciativa y fijar un plazo para presentar indicaciones, porque realmente constituye un avance en materia legislativa en cuanto a derecho de comercio, lo cual es importante para el pa�s. Por lo tanto, solicito a la Mesa que pida a la Sala dicha aprobaci�n. El se�or GAZMURI (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Cariola. El se�or CARIOLA.- Se�or Presidente, coincido con los planteamientos de los se�ores Senadores que me han antecedido en el uso de la palabra. En verdad, se trata de un buen proyecto, pero bastante perfectible. De modo que habr�a que fijar un plazo amplio para formular indicaciones. El se�or GAZMURI (Vicepresidente).- Ofrezco la palabra. Ofrezco la palabra. Cerrado el debate. Ordenar� tocar los timbres, porque el proyecto es de qu�rum especial y en este momento no hay suficientes se�ores Senadores en la Sala. El se�or �VILA.- �Puedo hacer una pregunta, se�or Presidente? El se�or GAZMURI (Vicepresidente).- Lamentablemente, est� cerrado el debate, Su Se�or�a. �Habr�a acuerdo para realizar votaci�n nominal? El se�or NOVOA.- Debemos hacerlo electr�nicamente, ya que se est� dejando registro de las votaciones. El se�or GAZMURI (Vicepresidente).- La Mesa acoge la proposici�n de Su Se�or�a. En votaci�n electr�nica la idea de legislar. El se�or HOFFMANN (Secretario).- �Alg�n se�or Senador no ha emitido su voto? El se�or GAZMURI (Vicepresidente).- Terminada la votaci�n. Se aprueba en general el proyecto (30 votos), dej�ndose constancia de que se alcanz� el qu�rum constitucional requerido. Votaron los se�ores Aburto, Arancibia, �vila, Boeninger, Canessa, Cantero, Cariola, Coloma, Cordero, Fern�ndez, Frei (do�a Carmen), Gazmuri, Horvath, Mart�nez, Moreno, Naranjo, Novoa, N��ez, Orpis, P�ez, Parra, Pizarro, Prokurica, R�os, Ruiz (don Jos�), Ruiz-Esquide, Stange, Vega, Zald�var (don Andr�s) y Zurita. El se�or PARRA.- Debe fijarse plazo para formular indicaciones, se�or Presidente. El se�or MORENO.- Propongo el 15 de marzo. La se�ora FREI (do�a Carmen).- No. Un poco m�s. El se�or GAZMURI (Vicepresidente).- Podr�a ser hasta el martes 22 de marzo. �Habr�a acuerdo? Se fija plazo para formular indicaciones hasta el 22 de marzo, a las 12. BONIFICACI�N POR EGRESO A PERSONAL DE GENDARMER�A DE CHILE El se�or LARRA�N (Presidente).- Proyecto de ley, en segundo tr�mite constitucional, que otorga bonificaci�n por egreso al personal de Gendarmer�a de Chile que indica, con informe de la Comisi�n de Hacienda y urgencia calificada de "simple". --Los antecedentes sobre el proyecto (3716-05) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican: Proyecto de ley: En segundo tr�mite, sesi�n 23�, en 4 de enero de 2005. Informe de Comisi�n: Hacienda, sesi�n 28�, en 18 de enero de 2005 El se�or HOFFMANN (Secretario).- El objetivo principal de la iniciativa es otorgar una bonificaci�n por egreso al personal de las Plantas I y II de oficiales y de vigilantes penitenciarios y del escalaf�n de oficiales administrativos penitenciarios que cumpla los requisitos que indica, reemplazando la bonificaci�n por retiro establecida en la ley N� 19.882, que actualmente se le aplica. La Comisi�n de Hacienda fue autorizada, en sesi�n del 6 del mes en curso, para tratar en general y en particular el proyecto. Una vez analizado, aprob� la idea de legislar por la unanimidad de sus miembros, Senadores se�ora Matthei y se�ores Boeninger, Foxley, Garc�a y Naranjo. En cuanto a la discusi�n particular, dicho �rgano t�cnico efectu� algunas modificaciones a la iniciativa despachada por la C�mara de Diputados, las cuales tambi�n fueron acordadas en forma un�nime. El texto que se propone aprobar se consigna en el informe. El se�or LARRA�N (Presidente).- En discusi�n general el proyecto. Ofrezco la palabra. La tiene el Honorable se�or Foxley. El se�or FOXLEY.- Se�or Presidente, como se inform�, la Comisi�n de Hacienda aprob� por unanimidad esta normativa. La iniciativa viene a llenar, en cierta medida, un vac�o que se produjo despu�s de la dictaci�n de la Ley del Nuevo Trato Laboral, dado que no beneficia a los funcionarios de Gendarmer�a de Chile, ya que contempla una bonificaci�n por retiro que se "gatilla" al cumplir 65 a�os los hombres y 60 las mujeres. Es decir, se trata m�s bien de un incentivo al retiro. En el caso de Gendarmer�a, el retiro, m�s que por edad, es por a�os de servicios. Por eso, la iniciativa otorga una bonificaci�n por egreso. Para los funcionarios que se retiren despu�s de 30 o m�s a�os de servicios, ella ser� de siete meses de remuneraci�n, calculada sobre la base de las �ltimas 12 rentas percibidas; para quienes lo hagan con 25 a 30 a�os, ser� de dos meses, y para los que se retiren con 20 a 25 a�os alcanzar� a un mes. Dicha bonificaci�n estar� financiada, por un lado, con un porcentaje de la remuneraci�n mensual imponible de los funcionarios que recibir�n el beneficio, y por otro, con una cifra similar que aportar� Gendarmer�a. Ambos aportes ingresar�n al Fondo especial creado en la Ley de Nuevo Trato Laboral. Durante el estudio de la iniciativa escuchamos a representantes de los organismos gremiales del sector, quienes en general se manifestaron de acuerdo con ella. Por eso, sugerimos a la Sala aprobar el proyecto en la misma forma en que lo hizo la Comisi�n: por unanimidad. El se�or LARRA�N (Presidente).- Tiene la palabra el Senador se�or Fern�ndez, Presidente de la Comisi�n de Defensa Nacional. El se�or FERN�NDEZ.- Se�or Presidente, yo recib� a la directiva de la Asociaci�n Nacional de Funcionarios Penitenciarios, quienes me hicieron varias observaciones que, seg�n entiendo, no est�n recogidas en el proyecto. Por ejemplo, su Presidente, el se�or Milenko Mihovilovic Eterovic, antiguo y destacado dirigente de Gendarmer�a, me manifest� que para tener derecho a los beneficios se exigen 30 o m�s a�os de servicios efectivos en una misma planta: de oficiales y de vigilantes o de oficiales administrativos. Sin embargo, sostuvo que es muy dif�cil que una persona cumpla con ese requisito. Agreg� que algunos funcionarios logran alcanzar ese tiempo en actividad, pero trabajando en varias plantas: administrativa, de auxiliares, de auxiliares de enfermer�a, maestros de talleres, etc�tera. Por lo tanto, es necesario que para tales efectos se consideren los a�os trabajados en cualquier planta de Gendarmer�a o del ex Servicio de Prisiones. El se�or RUIZ (don Jos�).- �Me permite una interrupci�n, se�or Senador? El se�or FERN�NDEZ.- Con mucho gusto. El se�or LARRA�N (Presidente).- Con la venia de la Mesa, tiene la palabra Su Se�or�a. El se�or RUIZ (don Jos�).- Se�or Presidente, el punto mencionado por el Senador se�or Fern�ndez fue solucionado en la Comisi�n de Hacienda mediante una indicaci�n. Los otros aspectos que citar� a continuaci�n quedaron pendientes. El se�or LARRA�N (Presidente).- Puede continuar, Su Se�or�a. El se�or FERN�NDEZ.- Me alegra que se haya recogido esa inquietud de los funcionarios de Gendarmer�a. Otro asunto que me plantearon -probablemente tambi�n se lo hicieron presente al Honorable se�or Ruiz-, tiene que ver con una norma aprobada por la C�mara de Diputados en la que se dispone que para el personal al que se aplique la ley en proyecto, la bonificaci�n que contempla reemplazar� a la bonificaci�n por retiro voluntario establecida en el t�tulo II de la ley N� 19.882. Esto significa que, aunque cumplan el requisito de tener 65 a�os los hombres y 60 las mujeres, no podr�n ejercer el derecho a percibir la bonificaci�n obtenido por la ANEF. Son m�s de 30 funcionarios los que a la fecha se habr�an visto favorecidos con ella. No nos parece justo que esas personas pierdan dicho beneficio como consecuencia de la aprobaci�n del proyecto en debate. A mi juicio, podr�a establecerse que ambas bonificaciones son incompatibles; que no es factible recibir las dos. Por lo tanto, creo que ser�a atendible considerar tambi�n este segundo aspecto, tal como se hizo con el primero que mencion�. El se�or LARRA�N (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Horvath. El se�or HORVATH.- Se�or Presidente, uno de mis planteamientos iba en la misma l�nea de lo que se�al� el Senador se�or Fern�ndez, en el sentido de que al cumplir 30 a�os de servicios los funcionarios puedan acceder a la bonificaci�n por egreso. Y el segundo punto es que quienes re�nan los requisitos legales tengan derecho a optar entre la bonificaci�n por retiro voluntario que contempla la ley N� 19.882 y la referida bonificaci�n de egreso por Gendarmer�a. �sos son los dos temas que nos plantearon los dirigentes gremiales y ser�a bueno saber en forma fehaciente en qu� medida fueron recogidos. El se�or LARRA�N (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Andr�s Zald�var. El se�or ZALD�VAR (don Andr�s).- En efecto, todos hemos tenido contacto con los dirigentes. Y Milenko Mihovilovic nos hizo presentes esos dos puntos. Me parece que el primero -como se�al� el Senador se�or Ruiz De Giorgio- ya fue solucionado. El segundo hay que examinarlo con el Ejecutivo, pues no s�lo se va a plantear en este caso, sino tambi�n en el estudio que se est� realizando sobre el da�o previsional, respecto de la eventual compatibilidad entre la indemnizaci�n por retiro voluntario y otro tipo de bonificaci�n o de desahucio. Por lo tanto, ser�a bueno aprovechar la presencia del se�or Ministro de Justicia -lo vi denantes en la Sala-, para que pudiera llevarse todos estos antecedentes y traernos una respuesta, a fin de que cuando discutamos en particular la normativa podamos dar soluci�n a esta aspiraci�n del personal de Gendarmer�a. Pienso que habr�a que aprobar en general el proyecto y esperar que el Ejecutivo env�e alguna indicaci�n en ese sentido, por ser materia de iniciativa exclusiva del Presidente de la Rep�blica. El se�or RUIZ (don Jos�).- �Me permite, se�or Presidente? El se�or LARRA�N (Presidente).- Tiene la palabra Su Se�or�a. El se�or RUIZ (don Jos�).- Se�or Presidente, s�lo quiero ampliar lo se�alado sobre la materia. Hay otro punto que no se ha planteado aqu�, pero que tambi�n fue abordado por los dirigentes de Gendarmer�a. Se refiere a aquellos funcionarios que gozan de fuero, quienes no pueden acceder a la bonificaci�n mientras se encuentren en esa situaci�n. Ellos solicitan que se les permita optar al beneficio al t�rmino de aqu�l. Pero quisiera hacer notar lo siguiente. Sobre el particular envi� un oficio al se�or Ministro de Justicia. Me respondi� que, desgraciadamente, estos dos �ltimos puntos tiene que resolverlos el Ministerio de Hacienda, porque como es problema de recursos escapa a la capacidad de soluci�n de su Cartera. De modo que ser�a conveniente -como plante� el Senador se�or Andr�s Zald�var- que se hicieran las gestiones correspondientes con dicho Ministerio, porque al final, para ponerlo en t�rminos pr�cticos, �stos no son montos importantes de dinero, pues no es mucha la gente que podr� impetrar tales beneficios. Por consiguiente, me parece justo dar soluci�n a estos funcionarios, cuya actividad laboral es excepcionalmente complicada y que �lo digo con mucha franqueza- pertenecen a uno de los servicios p�blicos que han sido postergados durante much�simos a�os y que han estado en las peores condiciones desde los puntos de vista econ�mico y de trabajo. Si recordamos un poco la historia, habr�a que decir que antiguamente los funcionarios de prisiones ten�an derecho a diversos beneficios consignados en el C�digo del Trabajo (pago de horas extraordinarias y otros). Y la verdad de las cosas es que los turnos que cubren y la forma en que deben laborar son muy dif�ciles. Por lo tanto, quiero insistir en lo manifestado por varios se�ores Senadores. Me alegro de que se hayan hecho presentes esas inquietudes. Y es bueno que se transmitan al Gobierno para que se d� una soluci�n, aunque sea parcial, a los problemas de los trabajadores de Gendarmer�a. Voy a votar a favor de la idea de legislar, y espero que se recojan estas observaciones. He dicho. El se�or LARRA�N (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or N��ez. El se�or N��EZ.- Se�or Presidente, s�lo quiero plantear una moci�n de orden. Dado que todos estamos de acuerdo en aprobar este proyecto, porque beneficia a un sector importante del personal de Gendarmer�a -a la mayor�a de nosotros se nos acercaron representantes de distintas Regiones para plantearnos los dos puntos que se han mencionado-, y en vista de que no tenemos iniciativa en ambas materias, pido que se recabe la autorizaci�n del Senado para enviar un oficio al Ejecutivo expres�ndole nuestra opini�n al respecto y la necesidad de contar, ojal� dentro del m�s breve plazo, con un proyecto de ley destinado a corregir las dos evidentes anomal�as que presenta el texto en debate. El se�or LARRA�N (Presidente).- Tal vez lo m�s apropiado ser�a aprobar en general el proyecto, abrir plazo para formular indicaciones y pedir al Ejecutivo que a trav�s de esta v�a incorpore esas materias. Porque estamos en el segundo tr�mite y podr�amos recibirlas, si el Gobierno tiene la voluntad para ello, a comienzos de marzo. Y en esa fecha derogar� --(Manifestaciones en tribunas). El se�or LARRA�N (Presidente).- Si bien es cierto �como se acota- que est� todo discutido, faltan esas indicaciones, que van en beneficio de Gendarmer�a. �sta es una alternativa, que someto a la consideraci�n de la Sala. La se�ora FREI (do�a Carmen).- �Votemos en general! El se�or MORENO.- �S�, votemos, se�or Presidente! El se�or LARRA�N (Presidente).- Hay que votar en general el proyecto de todas maneras, y aprobarlo. La pregunta es si dirigimos un oficio al Ejecutivo para que en otro proyecto de ley se haga cargo de estas inquietudes, como se�al� el Senador se�or N��ez. --(Manifestaciones en tribunas). El se�or LARRA�N (Presidente).- �Por favor, ruego guardar silencio! Estamos haciendo lo posible por atender las peticiones de los funcionarios de Gendarmer�a. Como dec�a, la pregunta es si enviamos ese oficio o si, aprovechando esta normativa, que se encuentra con urgencia calificada de "suma", fijamos plazo para presentar indicaciones hasta el 28 de febrero o el 1� de marzo, de manera de que el Ejecutivo, si tiene voluntad, formule las que estime adecuadas. Y si no existiera esa voluntad, como no tenemos iniciativa sobre la materia, aprobar�amos el proyecto tambi�n en particular. �sta es la duda que planteo, para los efectos de la mejor decisi�n de la Sala. Tiene la palabra el Senador se�or N��ez. El se�or N��EZ.- Se�or Presidente, no tengo absolutamente ning�n problema en aceptar su planteamiento. Mi propuesta la hice en consideraci�n a que hay urgencia para despachar la iniciativa. No vaya a ocurrir que venza el plazo por ese motivo. Pero si el Gobierno manifiesta esa voluntad antes de la primera semana de marzo, me parece que ser�a el mejor camino. El se�or PROKURICA.- Votemos, se�or Presidente. El se�or LARRA�N (Presidente).- De todas maneras debe votarse en general el proyecto. El se�or PROKURICA.- Se�or Presidente, �ser�a posible que alguna autoridad del Ejecutivo nos contestara ahora? Porque si la respuesta es negativa, �para qu� hacemos todo esto! El se�or LARRA�N (Presidente).- Vamos a pedir que se llame al se�or Ministro. Mientras, procederemos a votar. Luego haremos la consulta, para ver si vale la pena esperar o no la indicaci�n. En votaci�n electr�nica la idea de legislar. El se�or HOFFMANN (Secretario).- �Alg�n se�or Senador no ha emitido su voto? El se�or LARRA�N (Presidente).- Terminada la votaci�n. --Se aprueba en general el proyecto (30 votos). Votaron los se�ores Arancibia, �vila, Boeninger, Canessa, Cantero, Cariola, Coloma, Cordero, Fern�ndez, Flores, Foxley, Frei (do�a Carmen), Frei (don Eduardo), Horvath, Larra�n, Mart�nez, Moreno, Naranjo, Novoa, N��ez, Ominami, P�ez, Parra, Pizarro, Prokurica, R�os, Ruiz (don Jos�), Vega, Zald�var (don Andr�s) y Zurita. El se�or LARRA�N (Presidente).- Aprobada en general la iniciativa, la pregunta es si abrimos plazo para presentar indicaciones o si la aprobamos tambi�n en particular ahora. �Habr�a acuerdo para votar en particular el texto propuesto por la Comisi�n de Hacienda? El se�or ���EZ.- S�, se�or Presidente. El se�or LARRA�N (Presidente).- Entonces, se enviar�a un oficio al se�or Presidente de la Rep�blica, en nombre de la Corporaci�n, en los t�rminos expuestos hace algunos momentos por el Honorable se�or N��ez, que recogen la inquietud de todos los se�ores Senadores respecto de los vac�os que presenta esta normativa. --As� se acuerda. El se�or LARRA�N (Presidente).- Si le pareciera a la Sala, se aprobar�a en particular la iniciativa con la misma votaci�n registrada hace algunos momentos. --Se aprueba en particular el proyecto con la misma votaci�n anterior y queda despachado en este tr�mite. --(Aplausos en tribunas). PERFECCIONAMIENTO DE SISTEMA DE LICITACI�N DE SERVICIOS SANITARIOS EN L�MITES URBANOS El se�or LARRA�N (Presidente).- Proyecto de ley, en segundo tr�mite constitucional, que modifica la Ley General de Servicios Sanitarios, en materia de licitaci�n de la provisi�n del servicio sanitario dentro del l�mite urbano, con informe de la Comisi�n de Obras P�blicas y urgencia calificada de "simple". --Los antecedentes sobre el proyecto (3590-09) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican: Proyecto de ley: En segundo tr�mite, sesi�n 28�, en 14 de septiembre de 2004. Informe de Comisi�n: Obras P�blicas, sesi�n 29�, en 19 de enero de 2005 El se�or LARRA�N (Presidente).- Tiene la palabra el se�or Secretario. El se�or HOFFMANN (Secretario).- El proyecto no aparece en la tabla de la presente sesi�n debido a que se dio cuenta del informe en la sesi�n extraordinaria reci�n pasada, que se celebr� hoy entre 14:30 a 16. Los principales objetivos del proyecto son: Modificar el art�culo 33 A de la Ley General de Servicios Sanitarios, con el prop�sito de que la Superintendencia de Servicios Sanitarios, cada vez que exista la necesidad de asegurar la provisi�n del servicio sanitario en determinadas zonas dentro del l�mite urbano, efect�e la respectiva licitaci�n p�blica. No podr� excusarse de hacerlo respecto de las �reas urbanas existentes a la fecha de publicaci�n de la ley, cuando as� lo requiera el Ministerio de Vivienda y Urbanismo, fundado en la necesidad de cumplir sus pol�ticas, planes y programas relativos a viviendas sociales o subsidiadas. Cuando la licitaci�n sea solicitada por ese Ministerio, el llamado a propuesta se realizar� dentro del plazo de seis meses, pudiendo prorrogarse por otro periodo igual o menor, mediante una resoluci�n fundada de la Superintendencia. La Comisi�n aprob� en general y particular el proyecto por la unanimidad de sus integrantes, Honorables se�ores Cordero, Frei (don Eduardo), Horvath, Sabag y Stange, sustituyendo el texto que despach� la C�mara de Diputados por el que se transcribe en el informe. Finalmente, propone a la Sala que la iniciativa sea discutida en general y particular a la vez, de conformidad con lo dispuesto en el art�culo 127 del Reglamento. El se�or LARRA�N (Presidente).- En la discusi�n general y particular del proyecto, tiene la palabra el Senador se�or Horvath. El se�or HORVATH.- Se�or Presidente, es sabido en el pa�s que muchas veces no coinciden las �reas de concesi�n de los servicios sanitarios con las de ocupaci�n urbana. Es as� como actualmente la Superintendencia de Servicios Sanitarios tiene la facultad de solicitar, por la v�a de la licitaci�n, que las distintas concesionarias puedan cubrir los sectores que carecen de aqu�llos. Sin embargo, el Ministerio de la Vivienda y Urbanismo plante� que en algunas �reas, particularmente en las de viviendas sociales, por razones t�cnicas o econ�micas, no se dan las condiciones para que las empresas concesionarias de servicios sanitarios se interesen, lo que parece obvio, porque les significa un claro desmedro econ�mico. Por este motivo, se somete a consideraci�n del Senado este proyecto en la versi�n que se nos presenta, en que se pide la licitaci�n. Si no hay inter�s en �sta, se propone un segundo llamado, pero en condiciones especiales: el Estado, a trav�s del Ministerio de la Vivienda, asume los costos para suplir la diferencia; es decir, si es necesario construir una planta elevadora, una matriz, un ducto o un colector especial y hay una posibilidad econ�mica y social, el servicio puede ser otorgado. En esos t�rminos, se logr� el acuerdo final. Anteriormente, la versi�n del Ejecutivo lograba esos objetivos en condiciones especiales, pero sin se�alar el procedimiento. Es decir, no se sab�a si el financiamiento era responsabilidad de las sanitarias, de las comunidades o de la Administraci�n, con lo cual se abr�a una zona bastante rara para la aprobaci�n del proyecto. Sin embargo, el Ejecutivo envi� una indicaci�n que sustenta el informe que se presenta a la Sala, por lo que se entiende que es un proceso transparente y que facilita en forma focalizada, para el caso de viviendas sociales, la intervenci�n del Estado. Y trat�ndose de aquellas que no tengan el car�cter de sociales, ser�n las inmobiliarias, las municipalidades u otras v�as las que suplan la diferencia de costo. Por eso, la Comisi�n propone al Senado aprobar el proyecto en general y particular. El se�or LARRA�N (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or R�os. El se�or R�OS.- Se�or Presidente, desde mi punto de vista, el proyecto no es tan simple, porque contiene diversas consideraciones que debieron haberse estudiado previamente. Como se�ala el Senador se�or Horvath, las licitaciones en materia sanitaria establecen un espacio territorial determinado. Eso es verdad. Tambi�n es efectivo que, de hecho, se han ampliado importantes �reas urbanas en distintos pueblos del pa�s -o sea, extensiones todav�a no definidas por los planos reguladores-, quedando al margen de los servicios sanitarios vastas poblaciones, que generalmente no son reguladas por los organismos p�blicos. Desde mi punto de vista, el problema radica en dos aspectos muy relevantes. El primero consiste en que, efectuado un primer llamado para que la concesionaria asuma la responsabilidad de otorgar el servicio sanitario y al no tener opci�n o inter�s en la licitaci�n -licitaci�n, entre comillas, porque la �nica empresa que entrega los servicios sanitarios es la que participa en ella; no hay m�s- lo l�gico es pensar que esa empresa siempre va a concursar en la segunda oportunidad, porque se encontrar� con una decisi�n del Estado en materias propias de una responsabilidad que debi� haber nacido -aqu� viene mi planteamiento- antes de la licitaci�n. Surge as� el segundo punto, que el proyecto no considera en toda su extensi�n. Cuando se dictaron las nuevas normas legales sobre concesiones reguladas por la Superintendencia de Servicios Sanitarios, se entreg� a la municipalidad la responsabilidad de representar a los vecinos. Eso es muy importante. En un nuevo art�culo de la respectiva ley �me parece que el 13- quedaban la empresa y la Superintendencia de Servicios Sanitarios como representantes del Estado. Pero los vecinos -que en definitiva son los contratantes, los que pagan el agua y el alcantarillado- no ten�an representaci�n. En el Senado, establecimos que en el grupo de trabajo que fijaba el valor de las aguas, las �reas y las responsabilidades propias de esta licitaci�n, la municipalidad deb�a actuar en nombre de los vecinos. El 8 de septiembre del 2000 se envi� a los alcaldes del pa�s una comunicaci�n para que se incorporaran a las distintas comisiones, a fin de establecer los valores y estudiar los contratos. Y ah� se supon�a que los ediles deb�an extender a las zonas existentes en ese momento los servicios sanitarios, no solamente en el �rea urbana, sino m�s all� de �sta. La carta fue enviada a los 341 alcaldes; pero no fue respondida ni ninguno se incorpor�. El 8 de noviembre de ese mismo a�o, sesenta d�as despu�s, el se�or Superintendente de Servicios Sanitarios envi� una segunda comunicaci�n, para solicitar que se incorporaran los alcaldes en las resoluciones finales del contrato, extensi�n, costos, etc�tera. Nuevamente ninguno contest� ni ninguna municipalidad se present�. Por tal motivo, todos los problemas de extensiones quedaron al margen del conocimiento de las distintas comisiones que resolvieron cu�l era el �mbito territorial en que iban a actuar los valores, etc�tera. Fue en ese momento cuando surgieron los problemas: que era necesario dictar una ley para ampliarlos, que los valores eran muy altos, etc�tera, en circunstancias de que el personero responsable de representar a los vecinos no estuvo presente en ninguna de las reuniones ejecutivas habidas sobre la materia. Entonces, a m� me queda una enorme duda. A partir de septiembre del a�o en curso, comienza nuevamente el proceso para fijar los valores sanitarios a trav�s de todo el pa�s. Y ah� nos vamos a encontrar con que los organismos para resolver el problema ya existen y est�n establecidos en la legislaci�n. Yo creo que no se requiere una nueva ley. Si lo establecemos mediante esta iniciativa, cambiar�a la naturaleza de una responsabilidad que siempre ha sido descentralizada, gracias al esquema de participaci�n de los municipios. Insisto en que �stos tienen la facultad de revisar el �mbito territorial de la concesi�n y de intervenir en la fijaci�n de valores. Por eso, se�or Presidente, pienso que no es oportuno aprobar un proyecto de este tipo. Les estar�amos quitando responsabilidades a los alcaldes. A pesar de que �stos nunca la han ejercido, alg�n d�a lo har�n, porque la irresponsabilidad no ser� permanente. Esto me parece importante. Yo no conoc�a el proyecto, raz�n por la cual no hab�a hablado con sus autores sobre la situaci�n descrita. Los aspectos referidos permiten afirmar que las normas planteadas en la iniciativa ya fueron establecidas en el art�culo 12� A de la Ley General de Servicios Sanitarios, donde se dispone que las municipalidades pueden participar en la fijaci�n del territorio, junto con la Superintendencia. El Honorable se�or Horvath me ha pedido una interrupci�n, que concedo, con la venia de la Mesa. El se�or LARRA�N (Presidente).- Tiene la palabra, Su Se�or�a. El se�or HORVATH.- Se�or Presidente, seg�n el informe, el art�culo 33� A de la ley se�ala que "�cada vez que exista la necesidad de asegurar la provisi�n del servicio sanitario en determinadas zonas dentro del l�mite urbano, la Superintendencia deber� efectuar la respectiva licitaci�n p�blica. "En caso de no existir proponentes para la referida licitaci�n, o no haber sido adjudicada �sta por no cumplir los proponentes con los requisitos exigidos por la ley, la Superintendencia podr� exigir al prestador que opere el servicio sanitario del �rea geogr�fica m�s cercana a la zona aludida en el inciso precedente�,". Todo lo anterior, sin embargo, requiere el cumplimiento de algunos requisitos. La misma norma establece los siguientes: la incorporaci�n de nuevas �reas debe ser factible t�cnicamente y el aumento de territorio operacional tiene que enfrentarse administrativa y financieramente por el prestador. Despu�s se�ala el procedimiento. En verdad, los alcaldes y las instituciones ciudadanas cuentan con la f�rmula legal para participar y hacer el calce que se quiere. Sin embargo, el proyecto que nos ocupa considera la situaci�n en que, en t�rminos razonables, no hay factibilidad t�cnica, financiera ni administrativa. Por ello, se proponen condiciones especiales, las cuales deben ser negociadas previamente por la autoridad, de manera que la concesi�n, por la v�a del decreto, pueda ser asumida en la segunda instancia. En el fondo, la iniciativa viene a llenar un vac�o legal que afecta actualmente a todo el pa�s. Por estas razones, insisto en la conveniencia de aprobar el proyecto. Gracias por la interrupci�n, se�or Senador. El se�or LARRA�N (Presidente).- Puede continuar el Honorable se�or R�os. El se�or R�OS.- Se�or Presidente, se trata de dos criterios distintos para abordar el mismo asunto. Reitero: aunque no tengo a mano en este momento la ley que regula la acci�n de la Superintendencia del ramo, entiendo que el art�culo 12� A resuelve el problema. El se�or LARRA�N (Presidente).- Tiene la palabra el Senador se�or �vila. El se�or �VILA.- Se�or Presidente, en el informe de la Comisi�n de Obras P�blicas se aprecia que, en un tema muy sensible para la comunidad, los �nicos convocados para dar su opini�n son funcionarios de Gobierno y empresarios, y, por cierto, los infaltables representantes del Instituto Libertad y Desarrollo. En otras palabras, los usuarios no tienen opini�n. De hecho, no hay inter�s en invitar a otra entidad, aunque sea una junta de vecinos, para que d� a conocer su punto de vista al respecto. As�, las cosas se resuelven con gran facilidad, porque hay una comunidad de intereses y la controversia se elimina. Entonces, todo camina con una rapidez asombrosa. Considero que ya estar�a bueno que esta pr�ctica legislativa se corrija. No tengo dudas de que tiene que haber alguna organizaci�n con sensibilidad respecto de la materia, la cual estar�a muy dispuesta a colaborar y llevar a cabo as� un proceso legislativo plural y participativo, el que, adem�s, considere a los afectados por este tipo de decisiones. Desde luego, tambi�n queda m�s que claro que las empresas privadas -actuando en un servicio extraordinariamente relevante para la comunidad- cubren las necesidades del caso, en la medida en que sea un buen negocio. Si la rentabilidad no est� presente, ah� queda mucha gente sin ser atendida en sus requerimientos. Entonces, inevitablemente surge la presencia del Estado que, con sus recursos, debe apoyar a la empresa privada para que �sta no vea decaer sus utilidades. Se�or Presidente, yo solicitar�a que, en el futuro, trat�ndose de iniciativas que inciden en �reas tan sensibles para la poblaci�n, se tome en cuenta a las organizaciones que est�n en condiciones de hacer alg�n aporte, que puede ser interesante. En relaci�n con el proyecto que nos ocupa, en mi opini�n, si se aprueba como est�, va a adolecer de un enorme vac�o, porque en �l no se encuentra presente la opini�n de los usuarios, que constituyen, en �ltima instancia, la finalidad central de la iniciativa. El se�or LARRA�N (Presidente).- Ofrezco la palabra. Ofrezco la palabra. Cerrado el debate. Corresponde poner en votaci�n el proyecto que busca mayor transparencia en el proceso de adjudicaci�n de los servicios sanitarios y evita la existencia de "islas" en zonas urbanas. La Comisi�n de Obras P�blicas ha planteado la necesidad de contar con estas disposiciones. Cabe recordar que se trata de un proyecto de art�culo �nico y, como no se ha presentado indicaci�n, habr�a que votarlo en general y en particular a la vez. �Alg�n se�or Senador desea fundar el voto? En votaci�n electr�nica. El se�or LARRA�N (Presidente).- �Alg�n se�or Senador no ha emitido su voto? El se�or LARRA�N (Presidente).- Terminada la votaci�n. --Se aprueba en general y particular el proyecto (23 votos a favor y 3 abstenciones, y queda terminada su discusi�n en este tr�mite. Votaron por la afirmativa los se�ores Arancibia, Boeninger, Cariola, Coloma, Cordero, Espina, Fern�ndez, Flores, Foxley, Garc�a, Horvath, Larra�n, Mart�nez, Moreno, Novoa, Orpis, P�ez, Parra, Prokurica, Romero, Vega, Zald�var (don Andr�s) y Zurita. Se abstuvieron los se�ores �vila, N��ez y R�os. MODIFICACI�N DE LEY DEL TR�NSITO El se�or LARRA�N (Presidente).- Corresponde ocuparse del proyecto, en segundo tr�mite constitucional, que introduce modificaciones a la ley N� 18.290 en materia de transporte terrestre, con segundo informe de la Comisi�n de Transportes y Telecomunicaciones. --Los antecedentes sobre el proyecto (999-15) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican: Proyecto de ley: En segundo tr�mite, sesi�n 21�, en 11 de agosto de 1999. Informe de Comisi�n: Transportes, sesi�n 23�, en 12 de septiembre de 2000. Transportes (segundo), sesi�n 28�, en 18 de enero de 2005 Discusi�n: Sesiones 1�, en 3 de octubre de 2000 (vuelve a Comisi�n para nuevo informe); 3�, en 9 de junio de 2004 (se aprueba en general). El se�or LARRA�N (Presidente).- Tiene la palabra el se�or Secretario. El se�or HOFFMANN (Secretario).- La iniciativa fue aprobada en general en sesi�n de 9 de junio del a�o pasado. En sesi�n de 12 del mes en curso el Honorable se�or Novoa, Presidente de la Comisi�n de Transportes y Telecomunicaciones, solicit� que el segundo informe no pasara a la de Constituci�n, Legislaci�n, Justicia y Reglamento, sino que fuera discutido directamente por la Sala y que si �sta estimaba que deb�a ser enviado a dicha Comisi�n, as� se procediera. La Comisi�n de Transportes y Telecomunicaciones deja constancia en su segundo informe, para los efectos reglamentarios, de que no fueron objeto de indicaciones ni de modificaciones los art�culos 2� y 3�. Y respecto del art�culo 1� se detallan m�s de cuarenta numerales en la parte pertinente del mencionado documento. Todas esas disposiciones conservan el mismo texto aprobado en general por el Senado, por lo que deben darse por aprobadas, seg�n lo dispuesto en el art�culo 124 del Reglamento, salvo que alg�n se�or Senador, contando con la unanimidad de los Senadores presentes, pida someterlas a discusi�n y votaci�n. Su aprobaci�n requiere simple mayor�a. El se�or LARRA�N (Presidente).- Si le parece a la Sala, se dar�n por aprobados dichos preceptos conforme al Reglamento. --Se aprueban reglamentariamente. El se�or LARRA�N (Presidente).- Puede continuar, se�or Secretario. El se�or HOFFMANN (Secretario).- Gracias, se�or Presidente. Las modificaciones efectuadas al proyecto aprobado en general por la Comisi�n de Transportes y Telecomunicaciones fueron acordadas por unanimidad, salvo la efectuada al art�culo 196 C, la que ser� sometida a votaci�n por el se�or Presidente. Tales enmiendas, con excepci�n de esta �ltima, deben ser votadas sin debate, de conformidad con lo dispuesto en el inciso sexto del art�culo 133 del Reglamento, salvo que antes de la discusi�n particular se solicite debatir alguna proposici�n o que existan indicaciones renovadas (no ha llegado ninguna). Todas estas modificaciones requieren tambi�n simple mayor�a para ser aprobadas. El se�or LARRA�N (Presidente).- Si le parece a la Sala, se aprobar�n todas las enmiendas acogidas en forma un�nime por la Comisi�n, salvo la referida al art�culo 196 C, respecto del cual hubo votaci�n divida. Por lo tanto, habr� que pronunciarse sobre esa norma. --Se aprueban. El se�or LARRA�N (Presidente).- Contin�a la relaci�n del proyecto. Tiene la palabra el se�or Secretario. El se�or HOFFMANN (Secretario).- Gracias, se�or Presidente. Sus Se�or�as disponen de un voluminoso bolet�n comparado, dividido en cuatro columnas: la primera transcribe la Ley de Tr�nsito; la segunda, el proyecto aprobado en general por el Senado; la tercera, las modificaciones introducidas en el segundo informe, y la �ltima, el texto final que resultar�a de aprobarse dichas enmiendas. El se�or LARRA�N (Presidente).- En discusi�n particular el proyecto. Tiene la palabra el se�or Secretario. El se�or HOFFMANN (Secretario).- Corresponde tratar la indicaci�n n�mero 48, relacionada con el art�culo 196 B, que pas� a ser 196 C, que fue aprobada con los votos favorables de los Honorables se�ores Novoa y Pizarro y el voto en contra del Senador se�or Prokurica. El se�or LARRA�N (Presidente).- En consecuencia, hay que dirimir la votaci�n dividida que se produjo en la Comisi�n respecto del art�culo 196 C. En discusi�n la norma propuesta por la Comisi�n. Ofrezco la palabra al Honorable se�or Novoa, Presidente de la Comisi�n de Transportes. El se�or NOVOA.- Se�or Presidente, este art�culo presenta leves diferencias con el texto vigente. La Comisi�n aprob� una graduaci�n de las penas aplicables a quienes conducen bajo la influencia del alcohol o en estado de ebriedad, ya que al revisar los distintos casos detectamos una disparidad en las penas asignadas. En efecto, las infracciones de mayor y menor gravedad muchas veces reciben sanciones similares, incluso en determinadas circunstancias existen penas m�s severas para conductas menos peligrosas o menos graves. El texto acordado por la mayor�a de la Comisi�n fue discutido con el Ejecutivo y se aprob� con los votos favorables del Senador se�or Pizarro y del que habla y el voto en contra del Honorable se�or Prokurica. Pero yo dir�a que, en general, las sanciones a las distintas infracciones fueron pr�cticamente concordadas en forma un�nime. El se�or LARRA�N (Presidente).- Tiene la palabra el Senador se�or Vald�s. El se�or VALD�S.- Con la venia de la Mesa, deseo preguntar al se�or Presidente de la Comisi�n si en la redacci�n de la norma se consider� la informaci�n recabada a nivel nacional en cuanto a que ha aumentado el porcentaje de accidentes graves, ocurridos tanto en provincias como en Santiago, provocados por el consumo del alcohol. He visto la nueva legislaci�n de algunos pa�ses europeos, en particular la de Espa�a, donde el hecho de incurrir en una falta grave bajo los efectos del alcohol que implique la muerte de una persona significa no poder manejar un veh�culo nunca m�s en la vida. No s� si resultan suficientemente duras las penas que se establecen, porque, sin ir m�s lejos, uno advierte que en la Avenida Kennedy, en Santiago, por lo menos dos o tres veces al mes, se producen muertes -todas entre las tres y las seis de la ma�ana- a ra�z de accidentes provocados por gente que conduce bajo la influencia del alcohol, debido a que chocan o estrellan sus autos. Me parece que la situaci�n est� llegando a un l�mite tal -as� lo he observado en revistas europeas- que colma la paciencia, haci�ndose necesario un aumento muy dr�stico de las penas. He dicho. El se�or LARRA�N (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Novoa. El se�or NOVOA.- Se�or Presidente, deseo contestar al Senador se�or Vald�s. Es efectivo lo manifestado por Su Se�or�a. Incluso el Subsecretario de Transportes dio a conocer los �ltimos datos sobre accidentes causados por manejar en estado de ebriedad o bajo la influencia del alcohol. Tomamos conocimiento de que se han incrementado en forma bastante notable. La penalidad relacionada con estas infracciones fue establecida recientemente por el Congreso Nacional cuando se modific� la Ley de Alcoholes hace un par de a�os. Ello dio lugar a una discusi�n bastante a fondo y se fijaron, a mi juicio, sanciones dr�sticas. Ahora bien, lo �nico que hizo la Comisi�n de Transportes fue, en primer lugar, ordenar la legislaci�n, porque al introducir enmiendas a la Ley de Tr�nsito por la v�a de la modificaci�n de la Ley de Alcoholes, aparec�a un poco dispersa la penalidad en aquella normativa; y, en segundo lugar, corregir unas peque�as anomal�as, dado que hab�a conductas menos graves que ten�an la misma sanci�n que otras m�s graves. Pero, en general, dir�a que una persona que provoca un accidente conduciendo bajo la influencia del alcohol o en estado de ebriedad, y a consecuencia de ello se producen lesiones o muerte, recibe sanciones muy dr�sticas en nuestra legislaci�n, que se mantienen ahora en la Ley de Tr�nsito. El se�or LARRA�N (Presidente).- Ofrezco la palabra. Ofrezco la palabra. Cerrado el debate. �Alg�n se�or Senador desea fundar el voto? En votaci�n electr�nica el art�culo 196 C sugerido por la Comisi�n. El se�or HOFFMANN (Secretario).- �Alg�n se�or Senador no ha emitido su voto? El se�or LARRA�N (Presidente).- Terminada la votaci�n. --Se aprueba el art�culo 196 C propuesto por la Comisi�n (24 votos afirmativos), y queda terminada la discusi�n del proyecto en este tr�mite. Votaron los se�ores Arancibia, �vila, Bombal, Canessa, Cantero, Cariola, Cordero, Fern�ndez, Frei (don Eduardo), Garc�a, Gazmuri, Larra�n, Moreno, Novoa, N��ez, Ominami, Orpis, P�ez, Prokurica, Romero, Vald�s, Vega, Zald�var (don Andr�s) y Zurita. ENMIENDA A LEY GENERAL DE URBANISMO Y CONSTRUCCIONES EN MATERIA DE CALIDAD DE LA CONSTRUCCI�N El se�or LARRA�N (Presidente).- Proyecto de ley, en segundo tr�mite constitucional, que modifica normas del DFL N� 458, de 1975, Ley General de Urbanismo y Construcciones, relativas a la calidad de la construcci�n, con segundo informe de la Comisi�n de Vivienda y Urbanismo. --Los antecedentes sobre el proyecto (3418-14) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican: Proyecto de ley: En segundo tr�mite, sesi�n 16�, en 3 de agosto de 2004. Informe de Comisi�n: Vivienda, sesi�n 26�, en 7 de septiembre de 2004. Vivienda (segundo), sesi�n 28�, en 18 de enero de 2005. Discusi�n: Sesi�n 27�, en 8 de septiembre de 2004 (se aprueba en general). El se�or ZALD�VAR (don Andr�s).- �Me permite, se�or Presidente? El se�or LARRA�N (Presidente).- Tiene la palabra Su Se�or�a. El se�or ZALD�VAR (don Andr�s).- El Senador se�or Sabag, quien ha estado viendo este proyecto, debi� retirarse debido a una reuni�n urgente en Santiago, por lo que me encarg� que solicitara la postergaci�n del debate en esta materia. El se�or LARRA�N (Presidente).- El Honorable se�or Sabag, Presidente de la Comisi�n de Vivienda y Urbanismo, nos pide que posterguemos la discusi�n particular de la iniciativa en referencia. El se�or BOMBAL.- Conforme, se�or Presidente. No tenemos objeci�n al respecto. El se�or LARRA�N (Presidente).- Si le parece a la Sala, as� se acordar�. --As� se acuerda, y la discusi�n en particular del proyecto queda pendiente. LEGALIZACI�N DE CULTIVO DE ESPECIES VEGETALES PRODUCTORAS DE SUSTANCIAS ESTUPEFACIENTES O SICOTR�PICAS PARA CONSUMO PERSONAL El se�or LARRA�N (Presidente).- En consecuencia, corresponde continuar el debate en general del proyecto, iniciado en moci�n del Honorable se�or �vila, en primer tr�mite constitucional, que modifica la ley N� 19.366, con el objeto de despenalizar la siembra, plantaci�n, cultivo o cosecha de especies vegetales del g�nero cannabis u otras productoras de sustancias estupefacientes o sicotr�picas destinadas al uso o consumo personal exclusivo y pr�ximo en el tiempo. Cuenta con informe de la Comisi�n de Constituci�n, Legislaci�n, Justicia y Reglamento. --Los antecedentes sobre el proyecto (3269-07) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican: Proyecto de ley: (moci�n del se�or �vila). En primer tr�mite, sesi�n 7�, en 1 de julio de 2003. Informe de Comisi�n: Constituci�n, sesi�n 20�, en 11 de agosto de 2004. Discusi�n: Sesiones 23�, en 4 de enero de 2005 (queda pendiente su discusi�n general); 26�, en 11 de enero de 2005 y 27�, en 12 de enero de 2005 (se aplaza su discusi�n general). El se�or LARRA�N (Presidente).- La discusi�n general de esta iniciativa ya se inici�, y hay cuatro inscritos que a�n no han intervenido: los Senadores se�ores Sabag, quien no se halla presente en este momento, Espina, Gazmuri y Cordero. Como el Honorable se�or Espina no se encuentra en la Sala, le ofrezco la palabra al Senador se�or Gazmuri. El se�or GAZMURI.- Se�or Presidente, preferir�a hablar despu�s, ya que debo ir a buscar una carpeta sobre el proyecto que nos ocupa. El se�or LARRA�N (Presidente).- En ese caso, tiene la palabra el Honorable se�or Cordero. El se�or CORDERO.- Se�or Presidente, concuerdo plenamente con la decisi�n de la Comisi�n, que un�nimemente ha rechazado la idea de legislar en esta materia, porque aprobar estas normas ser�a una burla para las seis mil personas que, con tremendo esfuerzo, se someten a los programas de rehabilitaci�n implementados a trav�s del convenio CONACE-FONASA por su adicci�n a las drogas. Ante todo, deseo se�alar que existen estudios basados en evidencias cient�ficas y no en prejuicios, como se ha pretendido presentar en este caso, que demuestran que la marihuana genera da�os a la salud, que posee un componente adictivo y que tiene, adem�s, sustancias t�xicas. El principal ingrediente de la marihuana es el THC. Y se descubri� que las membranas de ciertas c�lulas nerviosas conten�an receptores de prote�na que llegaban hasta el THC. Una vez fijo en su lugar, �ste desencadena una serie de reacciones celulares que, a la larga, producen el est�mulo que sienten los usuarios al fumar marihuana. Los efectos por consumo de marihuana incluyen problemas con la memoria y el aprendizaje; percepci�n distinta y dificultad para pensar y resolver problemas; p�rdida de la coordinaci�n y aumento del ritmo cardiaco; ansiedad y ataques de p�nico. Los cient�ficos han descubierto que las sensaciones positivas y negativas experimentadas por un individuo despu�s de fumar marihuana est�n directamente relacionadas con la gen�tica. Los factores ambientales, tales como la disponibilidad de la marihuana, las expectativas sobre su efecto, la influencia de amistades y contactos sociales, y otros, son diferentes hasta para los gemelos id�nticos, de manera que no se puede asegurar con tanta liviandad que la marihuana no produce adicci�n. 1.- Efectos de la marihuana en el cerebro Los investigadores han descubierto que el THC cambia la manera como la informaci�n sensora es procesada por el hipocampo. El hipocampo es un componente del sistema l�mbico del cerebro, crucial para la memoria del aprendizaje y la integraci�n de experiencias sensoriales con emociones y motivaciones. Las investigaciones han demostrado que las neuronas del sistema de procesamiento de informaci�n del hipocampo y la actividad en las fibras nerviosas son reprimidas por el THC. Tambi�n se ha detectado un deterioro de los patrones de conducta aprendidos, dependientes del hipocampo. Recientes investigaciones indican que el consumo prolongado de la marihuana produce cambios en el cerebro similares a los vistos despu�s del largo uso de otras drogas, de tal manera que lo correcto es darle un tratamiento jur�dico similar. 2.- Efectos en los pulmones La persona que fuma marihuana frecuentemente puede tener los mismos problemas respiratorios que los fumadores de tabaco. Es decir, presenta tos y flemas a diario, s�ntomas de bronquitis cr�nica y, con mayor frecuencia, de catarros. El uso continuo de la marihuana puede llevar al funcionamiento anormal del tejido pulmonar debido a su destrucci�n o trauma. 3.- Efectos en la frecuencia cardiaca y la tensi�n arterial Resultados recientes indican que la pr�ctica de fumar marihuana e inyectarse coca�na al mismo tiempo causa un marcado aumento en la frecuencia cardiaca y en la tensi�n arterial. En un estudio realizado con marihuana sola, coca�na sola y, luego, con una combinaci�n de ambas drogas en consumidores frecuentes, result� que cada una de ellas produjo efectos cardiovasculares, y al combinarlas �stos se intensificaron y duraron m�s tiempo. La frecuencia cardiaca de los sujetos sometidos a dicho an�lisis aument� en 29 latidos por minuto al consumir marihuana sola y en 32 latidos por minuto con coca�na sola. Al administrarlas juntas la frecuencia cardiaca se increment� en 49 latidos por minuto, y ese aumento persisti� por m�s tiempo. Las drogas se administraron a esos individuos mientras estaban en reposo. En condiciones normales, la persona puede fumar marihuana e inyectarse coca�na y luego hacer algo que le provoque estr�s f�sico, lo cual puede elevar mucho el riesgo de sobrecarga del sistema cardiovascular y causarle la muerte. Efectos del uso frecuente de la marihuana en el aprendizaje y la conducta social Una investigaci�n sobre estudiantes universitarios mostr� que ciertas habilidades cr�ticas relacionadas con la atenci�n, la memoria y el aprendizaje est�n alteradas en aquellas personas que consumen marihuana con frecuencia, aun despu�s de no consumirla durante 24 horas. Los investigadores combinaron a 65 consumidores frecuentes, quienes hab�an fumado marihuana con una frecuencia de 29 veces en los 30 d�as, con 64 consumidores menos frecuentes, que la hab�an consumido con una frecuencia media en los �ltimos 30 d�as. Despu�s de una abstinencia de 24 horas, estrictamente controlada, tanto de marihuana como de otras drogas il�citas y de alcohol, los estudiantes recibieron pruebas estandarizadas para medir aspectos de la atenci�n, memoria y aprendizaje. Comparados con los consumidores poco frecuentes de marihuana, los frecuentes cometieron m�s errores y tuvieron mayor dificultad para prestar atenci�n o para cambiarla, en respuesta a las demandas del ambiente, as� como para registrar y procesar la informaci�n. Los resultados sugieren que la mayor barrera a que se enfrentan los consumidores frecuentes est� probablemente asociada a una alteraci�n de la actividad cerebral producida por la marihuana. Estudios longitudinales acerca del consumo de ese psicotr�pico por parte de j�venes por debajo de la media universitaria indican que, con relaci�n a los no consumidores, los consumidores tienen menor rendimiento; presentan en m�s alta medida comportamientos anormales, delincuenciales y agresivos; exhiben mayor rebeld�a, y tienen relaciones m�s dificultosas con sus padres y mayor asociaci�n con amigos delincuentes que consumen drogas. Las investigaciones tambi�n muestran mayor propensi�n al enojo y al comportamiento regresivo (episodios de rabietas, por ejemplo) en hijos de padres que consumen marihuana que en los de no consumidores. Efectos en el embarazo Cualquier sustancia de la que se abuse puede afectar la salud de la madre durante el embarazo, per�odo en el que debe cuidarse con especial atenci�n. El exceso puede alterar la nutrici�n y el descanso adecuados, y, por ende, afectar el buen funcionamiento del sistema inmunol�gico. Algunos estudios han revelado que los beb�s de madres que consumieron marihuana durante el embarazo tienden a ser m�s peque�os que los de aquellas que no lo hicieron. Las guaguas de menor tama�o tienden a presentar problemas de salud. La madre que lacta y consume marihuana pasa parte del THC a la criatura a trav�s de su leche. Investigaciones han revelado que el consumo de marihuana por la madre durante el primer mes de lactancia puede impedir el desarrollo motor (control del movimiento de los m�sculos) del beb�. Potencial adictivo de la marihuana Una droga es adictiva cuando causa un deseo de b�squeda y consumo compulsivo e incontrolado, a pesar de los efectos sociales adversos y sobre la salud del consumidor. La marihuana cumple esta condici�n. Anualmente, m�s de 120 mil personas buscan tratamiento para su adicci�n primaria a ella. Adem�s, pruebas practicadas en animales indican que esa sustancia psicotr�pica puede causar dependencia f�sica, y algunas personas han declarado s�ntomas asociados a la abstinencia. Como podemos ver, mucha raz�n tiene la Secretaria Ejecutiva del Consejo Nacional para el Control de Estupefacientes (CONACE) cuando afirma en el seno de la Comisi�n que la marihuana no es inocua. Reviste importancia dejarlo claramente establecido, ya que el proyecto en an�lisis se orienta hacia una especie de "consumo natural" de dicha sustancia, invoc�ndose incluso antecedentes hist�ricos, como el hecho de que su consumo es de antigua data. Si la marihuana es buena o no para curar algunas dolencias, carece de toda relevancia. Tambi�n el ars�nico, que es un veneno letal, tiene, en peque�as dosis, efectos terap�uticos. Lo mismo ocurre con la quinina, que tambi�n es un veneno, no obstante lo cual se utiliza en medicina. Para aliviar el dolor, se usa cl�nicamente la morfina; pero ello no autoriza para decir que su consumo debe permitirse libre e indiscriminadamente. El peligro de la marihuana es precisamente �se: que se presenta a los j�venes como algo que se toma y se deja en forma voluntaria, sin consecuencias. El problema radica en que inserta al individuo en los patrones conductuales y sociales propios del consumo de drogas, que es una inducci�n gradual al encuentro con otras sustancias mucho m�s peligrosas, m�s adictivas y que constituyen una lacra social que destruye a�o tras a�o la vida de muchas personas y quebranta a numerosas familias. Considero que la iniciativa en estudio resulta perjudicial para los enormes esfuerzos que se han hecho a todo nivel a los efectos de mantener a raya el avance de la drogadicci�n en nuestro pa�s. No se trata de una autorizaci�n para consumo personal. La tendencia de nuestra legislaci�n, en sus manifestaciones recientes, ha sido precisamente a adecuar las normas legales para evitar que, por la v�a del microtr�fico, quienes se dedican a este flagelo logren la impunidad. Pienso que la Comisi�n est� en la senda correcta al dejar de lado la idea de legalizar la producci�n de estas sustancias, que no merece el menor apoyo, por el da�o que ellas encierran para nuestros j�venes y porque nada impedir� que, de aprobarse las normas propuestas, lo �nico que se consiga sea incorporar a nuestro pa�s entre los productores de la droga en comento y dar al narcotr�fico la posibilidad de comercializar producci�n propia. Votar� en contra del proyecto, se�or Presidente. El se�or LARRA�N (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Gazmuri. El se�or GAZMURI.- Se�or Presidente, es indudable que la iniciativa presentada por el Honorable se�or �vila ha tenido el m�rito, como lo hemos visto en las dos sesiones en que se ha tratado, de provocar en el Senado un debate interesante y �til -creo yo- respecto del gran problema de la drogadicci�n en el pa�s. Por cierto, tambi�n es un problema contempor�neo de car�cter mundial. S�lo quiero, antes de referirme a la iniciativa espec�fica, decir que no pongo en discusi�n la gravedad que reviste la adicci�n a drogas il�citas, ni tampoco que, por el mismo hecho de que su producci�n y comercializaci�n sean ilegales, se genera una industria de ellas. Por tanto, aqu� no se trata �nicamente del efecto en las personas, sino adem�s de la existencia de una industria internacional del crimen que tiene gran capacidad para erosionar polic�as, estados, poblaciones, etc�tera. Es una realidad muy dif�cil de enfrentar, porque mientras haya demanda como la existente -se ha dicho aqu� tambi�n- se genera una oferta. Cualquier pol�tica para hacer frente a dicha realidad debe ser m�ltiple, y en ella, evidentemente la prevenci�n constituye un elemento central. Aquello est� probado, toda vez que la recuperaci�n de drogadictos es un proceso muy dif�cil y costoso, de resultados bastante dudosos, que tiene que ver con aspectos m�s generales, culturales, de nuestra sociedad: falta de sentido de la vida, ausencia de comunidades m�s activas, crisis de la familia, exclusi�n social; es decir, un conjunto de causas muy profundas que llevan a las personas -j�venes y no tan j�venes- al consumo de drogas. Por lo mismo, aqu� toda visi�n reductivista est� condenada necesariamente al fracaso. Adem�s, hay una contradicci�n insuperable desde el punto de vista jur�dico, ya que, mientras el consumo privado no est� prohibido y, por ende, es una actividad que, por lo menos en Chile, queda como l�cita y entregada al ejercicio de la libertad de las personas, la satisfacci�n de �l -o sea, la producci�n y distribuci�n- est� penada. Y ello provoca una contradicci�n insoluble, que hasta hoy d�a no tiene soluci�n. Las experiencias de legalizaci�n y control del consumo, que te�ricamente ser�an razonables, en la pr�ctica tambi�n muestran en los pa�ses del mundo donde se han aplicado resultados bastante dudosos. Ello, salvo que hubiera pol�ticas a nivel global, que todav�a no existen. Por eso, �ste es un tema que requiere y requerir� un debate permanente. Mi impresi�n es la de que en Chile, seg�n la �ltima informaci�n, por lo menos se ha contenido el aumento del consumo. Tengo buena opini�n acerca de las pol�ticas p�blicas y privadas y de lo que est�n haciendo muchas organizaciones de la sociedad civil que trabajan muy activamente en este plano. Hay que fortalecer eso, y sobre todo las pol�ticas de prevenci�n, como asimismo el ataque m�s a fondo de las causas sociales de la adicci�n. Sin embargo, quiero plantear en este debate que, a mi juicio, la dificultad m�s grave que Chile tiene en materia de adicci�n queda oscurecida por la focalizaci�n s�lo en los efectos perniciosos de la dependencia de drogas il�citas. Desde ese punto de vista, el problema mayor que afecta a nuestro pa�s en t�rminos cuantitativos; el que crea m�s da�o a las personas y a la familia; el que m�s perjudica a la econom�a nacional, es el alcoholismo. Respecto del alcoholismo y de sus graves efectos en la sociedad chilena no hay ning�n debate comparativo como el que existe acerca de la droga; no hay ninguna preocupaci�n sustantiva de la autoridad p�blica. Y, por la v�a de la adicci�n al alcohol, se est� infligiendo un da�o tremendo a grandes sectores de nuestra poblaci�n. Se�or Presidente, quiero demostrar la magnitud de este problema, el cual est� oscurecido en el debate p�blico. Porque toda la discusi�n, toda la focalizaci�n, gran parte de las pol�ticas p�blicas, est�n orientadas s�lo a la adicci�n a las drogas il�citas. En cuanto al alcoholismo no hay la misma preocupaci�n p�blica, ni inquietud de la opini�n ciudadana, ni pol�ticas consistentes. Es claro que las adicciones forman un cuadro de integraci�n entre ellas: intervienen los mismos sujetos, se pasa de una a otra, etc�tera. Prevalencia del consumo de alcohol en el �ltimo mes, a nivel nacional: 59,12 por ciento de la poblaci�n. No digo que se trate en su totalidad de adictos, pero el antecedente indica cu�l es el universo potencial de la adicci�n. Prevalencia del consumo de marihuana: 2,85 por ciento. Tampoco implica adicci�n. Puede que alguien fume un pito mensual y quede comprendido en esa cifra. Constituye un consumidor espor�dico. Ello tambi�n se presenta en el caso del alcohol. En definitiva, 59,12 por ciento contra 2,85 por ciento. Igualmente a nivel nacional: pasta base, 0,21 por ciento; coca�na, 0,66 por ciento; drogas de uso m�dico sin receta, 1,63 por ciento; alcoholismo, 59,12 por ciento. El tabaquismo es la segunda adicci�n fuerte, y asimismo provoca, quiz�s, da�os muy severos -seguramente, menos que el alcoholismo, seg�n estudios m�dicos-: 42,86 por ciento. El consumo habitual de alcohol, adem�s -y, por tanto, ello incluye cuadros de alcoholismo-, est� conformando una costumbre que se inicia a edades cada vez m�s tempranas. Cifras nacionales: la prevalencia mensual es de 35 por ciento entre 12 y 18 a�os. O sea, ese porcentaje de los adolescentes lo consume de manera usual. En las encuestas en las escuelas -esto es, tanto en liceos p�blicos como en colegios privados- se observa lo mismo. La prevalencia del alcohol en cuarto a�o medio supera el 50 por ciento. En el caso de la marihuana, las cifras son del orden de 5, 6, 7 por ciento. En consecuencia, se plantea un tema social de la mayor gravedad. En la situaci�n a que hago referencia no existe una industria del crimen, sino otra completamente l�cita, con productores y distribuidores. Por tanto, la cadena es legal. Pero los da�os de la adicci�n son devastadores. En este debate yo s�lo quer�a llamar la atenci�n sobre el asunto. Es decir, como pa�s, estamos enfrentando mal el problema de las adicciones y bien, razonablemente, lo relativo a las drogas il�citas, �mbito en que por lo menos se registra una contenci�n, seg�n las �ltimas cifras. Lo anterior no significa que no se deba avanzar, sino que al menos no aumentan los �ndices de consumo. Debo reiterar que existe una despreocupaci�n p�blica y pol�tica completa respecto del alcoholismo, cuyos �ndices, en general, s� tienden a incrementarse, tanto en t�rminos absolutos como en cuanto a la edad en que se inicia el consumo, que en muchos casos es ya a los 12 a�os, e incluso, a veces, antes de los 11. Creo que se necesita una discusi�n a fondo sobre el particular. Quisiera que las preocupaciones expuestas se transcribiesen a las autoridades tanto del Ministerio del Interior como del Ministerio de Salud. A mi juicio, no podemos tener dos agencias p�blicas enfrentando las cuestiones de la adicci�n. Es algo por completo absurdo: cuando pregunto por qu� el CONACE, que cuenta con experticia, con buenos profesionales, con programas que han sido exitosos, no se aboca a los aspectos del alcoholismo, la contestaci�n es puramente burocr�tica. Y los responsables tienen raz�n al puntualizar: "Nosotros nos preocupamos de las drogas il�citas. El Ministerio de Salud se preocupa de las adicciones l�citas.". Me parece, sin embargo, que �sa no es una respuesta de pol�tica p�blica de salud, ni de prevenci�n de la adicci�n, ni de enfrentamiento plural de un asunto de car�cter global. El muchacho que consume alcohol en cuarto a�o medio es el mismo que puede caer en la adicci�n y empezar a consumir, tambi�n, drogas il�citas. En consecuencia, estimo que una pol�tica p�blica persistente y consistente no resiste dicha separaci�n burocr�tico-administrativa. Quiero llamar la atenci�n sobre el punto y formular una invitaci�n al respecto a mis Honorables colegas, porque nosotros podemos influir para colocar los grandes temas en el debate nacional. Y considero que uno de ellos se encuentra aqu� pendiente. �ste fue un aspecto importante en las pol�ticas p�blicas en los a�os sesenta y setenta. Los Gobiernos de los Presidentes Frei Montalva y Allende desarrollaron masivos programas de prevenci�n, de reeducaci�n y de rehabilitaci�n en alcoholismo. Treinta a�os despu�s, carecemos de ellos y los da�os al pa�s por la adicci�n alcoh�lica, si bien no se dispone de cifras comparativas, son quiz�s peores. Finalmente, celebro al Senador se�or �vila por haber provocado la discusi�n. Empero, votar� en contra de su proyecto. Y explico por qu�. En teor�a, la iniciativa es impecable, porque su l�gica es: "Si no se encuentra penado el consumo privado" -y, efectivamente, no lo est�- "y, por tanto, se obliga a los consumidores a vincularse a las redes il�citas del abastecimiento, permit�mosles que lo satisfagan privadamente.". �se es el argumento, irreprochable en abstracto. Pero, en un contexto social donde existe una industria del crimen, es algo que puede originar una actividad industrial de microproducci�n. �sa es la dificultad. Y hoy ya sabemos que la industria de la droga ha desarrollado la microdistribuci�n. No se trata s�lo de grandes traficantes, sino que incluso se utiliza a menores de edad como distribuidores, sobre todo para evitar sanciones. Seguramente, se aprovechar�a la oportunidad, porque esa industria es bien astuta. El delito ligado a la droga implica alta capacidad de gesti�n y elevada tecnolog�a. Tambi�n en el mundo de los negocios se podr�a estimular una microproducci�n legal que no se hallar�a orientada al autoconsumo, sino a proveer de materia prima a las redes ilegales de producci�n y distribuci�n, en este caso de marihuana. Y, adem�s, la situaci�n que resolver�a el proyecto de ley -como lo dec�a el otro d�a el Honorable se�or Viera-Gallo- se encuentra relativamente solucionada en la vida social pr�ctica. Porque imagino que la Brigada Antinarc�ticos no anda persiguiendo a gente que cultiva dos matas de buena cannabis sativa en el fondo de su casa. Pienso que ello no ocurre. O sea, quien siembra para el autoconsumo lo hace sin exponerse a graves penas. Y si llegara a ocurrir, la sanci�n ser�a de falta. Entonces, se trata de algo que te�ricamente suena bien, porque, efectivamente, constituye una salida para la contradicci�n entre el hecho de que el consumo es l�cito y el de que, para concretarlo, es preciso vincularse a una red proveedora il�cita. Es decir, en un plano abstracto, el texto se halla bien pensado. Pero en la pr�ctica, a mi juicio, generar�a o podr�a abrir un nuevo espacio para el desarrollo de la industria del crimen en materia de droga. Por tales razones, y no por otras, votar� en contra. El se�or LARRA�N (Presidente).- Tiene la palabra el Senador se�or Espina. El se�or ESPINA.- Se�or Presidente, seg�n se ha expresado, la iniciativa que nos ocupa importa sostener b�sicamente que, como el consumo individual no estar�a sancionado en la legislaci�n -y digo "estar�a"-, ser�a preferible que la persona, en vez de encontrarse en la necesidad de recurrir a las redes del narcotr�fico, pudiera plantar marihuana en su casa; de esa manera se evitar�a el "contagio" entre las bandas de traficantes y el consumidor individual. No comparto, por las razones que se�alar�, la l�gica del proyecto. Pero debo consignar que no es verdad que el texto busque la legalizaci�n de ese comercio, sino que simplemente ha sido la aplicaci�n l�gica de una situaci�n que se da como existente en el pa�s. Ahora bien, no es cierto que en Chile el consumo individual carece de sanci�n. �se es un error en que se incurre habitualmente. Dicho consumo tiene lugar en tres situaciones distintas; dos de ellas est�n sancionadas, y s�lo una, no, por las razones que expondr�. Hago la prevenci�n, adem�s, de que la pena para el consumo de drogas no es de c�rcel, porque se estima que quien las consume requiere pol�ticas que le permitan rehabilitarse y salir de su adicci�n por el da�o f�sico que provocan. En definitiva, las penas de c�rcel no pueden aplicarse a los que incurren en conductas que da�an su propia salud. Por lo tanto, la circunstancia de que el consumo individual no se sancione con prisi�n obedece a una cuesti�n de pol�tica penal p�blica. Cuando una persona comete un da�o contra su salud, es absurdo suponer que hay que encarcelarla. Y deben aplicarse medidas que posibiliten su alejamiento de una conducta que perjudica su salud. No es verdad que el consumo individual no est� prohibido en Chile. Desde luego, si �ste se produce en un lugar p�blico, la ley lo sanciona. Si una persona consume marihuana, pasta base o coca�na en una plaza, por ejemplo, se hace merecedor de una multa y est� obligada a someterse a programas de rehabilitaci�n. En segundo lugar, cuando el consumo individual privado se realiza en una casa, la ley tambi�n lo penaliza si se act�a concertadamente. S�lo en una hip�tesis la legislaci�n chilena no castiga el consumo individual: cuando no es concertado y se hace solo, por decirlo de alguna manera. �Y por qu�? Porque se ponen en juego dos garant�as constitucionales: una relativa al deber del Estado de proteger la salud de la poblaci�n; y la otra, referente a la vida privada. La l�gica seguida por el legislador es que cuando hay consumo individual y adem�s privado se considera de mayor valor legal la vida privada y, por eso, la resguarda. Si no, permanentemente habr�a allanamientos de casas porque alguien est� consumiendo drogas en forma individual. �sa fue una decisi�n que tom� el legislador. En s�ntesis, decir que el consumo individual de drogas en Chile est� permitido en toda circunstancia no es verdad. En dos hip�tesis se proh�be y en una tercera se permite, y no es sancionada con c�rcel por tratarse de un atentado contra la propia salud. Por lo tanto, en este caso no hay pena de c�rcel, pero se fija una multa. La verdad es que siempre se debiera someter a la persona adicta a procesos de rehabilitaci�n para que deje el consumo de drogas. Se�or Presidente, tambi�n quiero citar un documento enviado por el Consejo Nacional para el Control de Estupefacientes a la Comisi�n de Constituci�n, firmado por su Secretaria Ejecutiva, do�a Mar�a Teresa Chadwick, que aborda notablemente bien estas materias y da respuesta a una serie de temas que se han planteado aqu� en la Sala. El primero de ellos se refiere a si la marihuana produce da�o a la salud. �S� o no? Porque hay quienes sostienen que no. �Qu� dice el informe que est� a disposici�n de todos los se�ores Senadores en la Comisi�n de Constituci�n? "El cannabis no es una sustancia inocua. En efecto, existen investigaciones m�dicas en el mundo, que prueban que el uso habitual de cannabis genera complicaciones en la vida y en la salud de las personas. Los efectos se producen a trav�s de la llegada del THC -que es la sustancia activa que contiene el cigarrillo de cannabis- al cerebro donde act�a sobre unos receptores muy espec�ficos que existen en determinadas zonas del cerebro." Y concluye que "En definitiva, el uso del cannabis puede alterar la cognici�n y la respuesta sicomotora, afectar selectivamente aprendizaje y la memoria tanto de adultos como en hijos de madres consumidoras y puede generar episodios psic�ticos agudos. Por otra parte, existen evidencias acerca de los efectos que sobre la motivaci�n (s�ndrome amotivacional) provoca el uso habitual de esta droga.". Por lo tanto, el argumento de que la marihuana no produce da�os a la salud pero s� la pasta base, la coca�na u otras drogas m�s duras no es verdad, como lo desmiente el informe oficial enviado por el CONACE a la Comisi�n. Tambi�n se argumenta que la marihuana no produce adicci�n porque puede consumirse por el resto de la vida sin padecerla, a diferencia de otras drogas. �Qu� dice el informe oficial del Gobierno? "El 48,1 % de las personas que demandan atenci�n por primera vez en el Programa de Tratamiento y Rehabilitaci�n que CONACE est� llevando a cabo en conjunto con el Ministerio de Salud, lo hacen por problemas asociados al consumo de marihuana. En efecto, de un total de 6.081 personas que demandaron tal atenci�n, 2.926 lo hicieron por consumo de tal sustancia." Es decir, los consumidores de marihuana concurren masivamente a los centros de salud para rehabilitarse de la adicci�n, seg�n lo se�ala expresamente el CONACE. En tercer lugar, "Seg�n el 5� Estudio Nacional de Consumo de Drogas (2002), el 28% de los consumidores de marihuana caen en la condici�n de dependientes. Tampoco puede dejar de soslayarse la directa relaci�n entre pobreza y consumo de marihuana." �Conduce la marihuana al consumo de otras drogas duras? Se ha dicho que eso es falso y que quien la consume no pasa m�s all� de ella. �Qu� dice el informe oficial del CONACE al respecto? "Los estudios llevados a cabo en nuestro pa�s muestran que el consumo de marihuana aumenta considerablemente el riesgo de iniciarse en el consumo de otras drogas ilegales. El 5� Estudio Nacional de Drogas en Poblaci�n General realizado el a�o 2002, muestra que entre los que han consumido alguna vez en la vida marihuana y coca�na, el 81 % inici� primero el consumo de la marihuana. A nivel internacional existe total consenso cient�fico acerca de que los que han consumido cannabis tienen m�s posibilidades de consumir otro tipo de drogas. A eso se denomina escalada de consumos." �Tiene efectos terap�uticos la marihuana, como algunos sostienen? El informe del CONACE tambi�n resuelve esa materia. Dice: "Es importante se�alar que lo que se investiga es la eficacia de los productos sint�ticos modificados del THC." (Se refiere a la sustancia da�ina presente en los cigarrillos de marihuana). "Por tanto es conveniente desterrar la imagen del "pito" terap�utico, pues no corresponde a la realidad de la investigaci�n. Si se llegara a confirmar tal uso de la cannabis �sta debiera transformarse en un f�rmaco (tabletas) prescrito por m�dicos y usados por los pacientes para prop�sitos espec�ficos, en dosis precisas y tiempos establecidos". Por lo tanto, el argumento de que los "pitos" de marihuana tienen un efecto terap�utico tambi�n es desmentido por el CONACE. Finalmente, en cuanto a si el consumo de marihuana disminuir�a el tr�fico, que es el argumento de fondo de la moci�n en debate, destaca: "Resulta ingenuo y enga�oso pensar que la no penalizaci�n del cultivo privado del cannabis terminar�a con el tr�fico. Esto es desconocer el poder de las organizaciones criminales nacionales e internacionales. En efecto, establecer un tratamiento especial para el desarrollo de todas estas conductas t�picas, supone un riesgo alto de abrir un espacio al tr�fico il�cito de �sta y otras drogas, para micro y grandes traficantes que se aprovechar�an de la situaci�n. La permisividad y oferta m�s o menos indiscriminada har�, por otra parte, que aumente el consumo, alcanzando a sectores de la poblaci�n que no registran esa costumbre.". "Tampoco se puede descartar que quienes planten cannabis en sus casas puedan empezar a abastecer a su entorno inmediato, abriendo una puerta a la comercializaci�n y al microtr�fico. El que cada vez m�s personas cultiven cannabis para su propio uso o para la venta, alimenta inevitablemente un creciente negocio de semillas, abonos y utensilios. En este sentido, la propuesta no se�ala ning�n tipo de regulaci�n. Cabe, entre otras, formularse las siguientes preguntas: �De d�nde provendr�an las semillas? �Qui�n vender�a las semillas? �A qu� edad se le autoriza a una persona para producir su propia provisi�n de drogas? �Cu�l es la cantidad de droga que puede producir y c�mo se pide? �C�mo se impide que se puedan traficar diferentes tipos de semillas con un mayor grado de concentraci�n de THC?" Todos los antecedentes citados textualmente provienen del informe oficial que el Consejo Nacional para el Control de Estupefacientes, con la firma de su Secretaria Ejecutiva do�a Mar�a Teresa Chadwick, y mediante oficio ordinario N� 2474, de 27 de julio de 2004, hizo llegar a la Comisi�n de Constituci�n, conforme al cual, y a mi juicio en forma categ�rica y contundente, se demuestra que la iniciativa legal en estudio no es conveniente para el pa�s, por las razones se�aladas precedentemente. Por los motivos expuestos, voto en contra de la idea de legislar. El se�or LARRA�N (Presidente).- Todav�a no estamos en votaci�n, pero entiendo que Su Se�or�a est� anunciando c�mo va a votar. A continuaci�n, antes de proceder a la votaci�n, tiene la palabra el �ltimo inscrito, el Senador se�or Moreno. El se�or MORENO.- Se�or Presidente, como el enunciado del proyecto refleja que �ste es un tema de siembra, plantaci�n, cultivo y cosecha, alguien podr�a haber preguntado por qu� no discutirlo tambi�n en la Comisi�n de Agricultura. En otros pa�ses este tema ha tenido un impacto respecto de otros elementos que tambi�n producen sustancias alucin�genas. Y ha alcanzado una connotaci�n desde el punto de vista de la forma en que se ganan la vida grandes poblaciones, sobre todo las pobres o las ind�genas, como las de Am�rica Latina o Asia. La iniciativa que tenemos a la vista busca un prop�sito muy determinado, que es despenalizar la siembra, plantaci�n y cultivo, y obviamente la cosecha, de algunas especies de las que se extraen ciertas sustancias estupefacientes o sicotr�picas para uso personal. La finalidad es clara: es bueno permitir su uso y sacar aquellas sanciones contenidas en la legislaci�n penal que puedan inhibir la posibilidad de cultivo. Hoy en el mundo existe un consenso absolutamente generalizado. A nadie se le ocurrir�a viajar a ning�n pa�s, salvo probablemente a uno o dos, con un paquete de marihuana o de otra droga. No lograr�a pasar por inmigraci�n, sino que directamente ir�a detenida. En esta materia hay pa�ses cuyas legislaciones son r�gidas y rigurosas. Incluso en algunas de ellos, como los del mundo �rabe, se lee la advertencia, cuando se revisa el pasaporte y le pasan la tarjeta de desembarco que se debe llenar, que la introducci�n a su territorio de sustancias de esta naturaleza est� penada con la muerte. Est� en un recuadro rojo. Por razones profesionales, me ha tocado viajar a muchos de estos lugares y no ha dejado de sorprenderme el rigor de la sanci�n. En naciones de Asia, donde obviamente ha habido distribuci�n y consumo de estos productos, las penas de c�rcel son tan severas que a veces se extienden por toda la vida. �A qu� ha llevado todo esto? A la ratificaci�n, desde 1966 en adelante, de convenciones mundiales. Hoy casi la totalidad de los pa�ses -174- han adherido a acuerdos que proh�ben el consumo, la circulaci�n y el ingreso de estas drogas a sus territorios. No creo que, desde el punto de vista del conocimiento cient�fico, se haya descubierto que lo que aparentemente hace mal sea bueno difundirlo mediante la plantaci�n o el comercio. Por lo tanto, lo primero que quiero afirmar es que actualmente, a nivel mundial, ya no s�lo en el entorno de Am�rica Latina, o en pa�ses del �rea, hay conciencia de que esto produce da�o. Y lo que provoca da�o est� limitado. Podr� haber "ene" libertades individuales, pero obviamente la utilizaci�n, el consumo y la difusi�n de este tipo de sustancias genera realmente un grado de deterioro en la salud, aparte del efecto de otros componentes colaterales que las acompa�an. Existen naciones en la regi�n que han visto pr�cticamente desintegrado su Estado de Derecho debido a quienes se han dedicado en forma masiva a administrar la siembra, plantaci�n y cosecha de especies desde donde se extrae este tipo de drogas . Y hay territorios enormes en los cuales hoy no cabe la posibilidad de que el Estado funcione, porque se han convertido precisamente en abastecedores de aqu�llas. A�n m�s, programas mundiales han querido ayudar -algunos de ellos err�neamente, ya que fueron mal manejados- a la sustituci�n de estas siembras y cosechas por la implementaci�n de otro tipo de apoyos. El Banco Mundial o determinados bancos internacionales han llegado a ciertos pa�ses y han dicho: "Mire, termine con esto, porque en el fondo usted est� degradando a su propio pueblo". �Degradando a su propio pueblo! Estas son las palabras que se han usado a nivel mundial. Por lo tanto, cuando se presenta una iniciativa cuyo rechazo desde el punto de vista global ha alcanzado este claro consenso, cabe preguntarse: �ser�a bueno para los chilenos ir en contra de lo que est� ocurriendo en el resto del mundo respecto de este diagn�stico? Obviamente, no. Ello, porque est� absolutamente probado que el consumo de marihuana per se hace da�o: disminuye las capacidades intelectual y motriz, genera un grado de dependencia y, como muy bien sostienen los especialistas y los siquiatras, va asesinando paulatinamente las neuronas de quienes la consumen. Reitero: va asesinando, matando, las neuronas. Y hay ex�menes, como el famoso "Spect" -Sus Se�or�as pueden recurrir a los profesionales para conocerlo; es una resonancia magn�tica s�per sofisticada-, que muestran el estado del cerebro y la forma como se va deteriorando por esta adicci�n. Esto lo saben los siquiatras, los m�dicos, las personas relacionadas con esta materia. En consecuencia, �qu� conlleva una autorizaci�n como la que se propone? Aqu� muy bien se ha dicho, y no s�lo por el CONACE -est� probado sobre la base de la evidencia proporcionada por otras experiencias-, que los consumidores de drogas m�s pesadas han partido por la marihuana. Son raros los casos distintos. Incluso, muchos de ellos pierden la vida o arruinan la de sus familias. Y esto hay que decirlo: quien cae en la droga no s�lo se destruye a s� mismo, sino tambi�n a su familia; da�a no s�lo a su entorno m�s cercano, sino a padres, madres, primos, t�os, sobrinos. Arrastra al n�cleo familiar, el que busca c�mo rescatarlo a trav�s de alg�n programa de rehabilitaci�n. Por lo tanto, creo que desde ese punto de vista hay absoluta claridad para no autorizar un cultivo, siembra o cosecha de esta naturaleza. Se han expuesto algunos argumentos que vale la pena recoger. As�, se plantea que "el sentido com�n indica que si no est� prohibido hacer tal cosa a nivel privado, esa cosa no es mala". Es el caso, precisamente, del consumo privado de estas drogas. Algunos se�ores Senadores que me han antecedido en el uso de la palabra hicieron referencia a esto. Cuando discutimos el proyecto de ley relativo a sanciones para el microtr�fico, ese tema fue debatido en la Comisi�n de Constituci�n. Algunos �ramos partidarios de fijar condiciones en las cuales se dijese que el consumo de determinadas sustancias no era positivo. �Cu�l fue el argumento que nos convenci� para cambiar de opini�n? El de la rehabilitaci�n. Se sostuvo que, si ello se hubiera penalizado, el m�dico que trata a un consumidor en rehabilitaci�n se convertir�a en c�mplice. Por consiguiente, su rescate no habr�a sido posible al establecer una penalidad. �sa fue una de las razones m�s poderosas para convencernos y no el respeto a la privacidad. Cito otro ejemplo. Respecto del cigarrillo y del tabaco, existe libertad para fumarlos. Pero, �qui�n se atrever�a hoy a ir a otros pa�ses y fumar libremente, incluso en la calle? A partir de la semana pasada, Italia prohibi� el consumo de cigarrillos o elementos derivados del tabaco en cualquier lugar p�blico. Quienes hemos tenido la oportunidad de conocer a los italianos, sabemos de dos cosas inherentes a ellos: el caf� y el cigarrillo. Y se trata de un tabaco especial, que no es el que normalmente nosotros conocemos aqu� como cigarrillo. El se�or RUIZ (don Jos�).- El toscano. El se�or MORENO.- Exactamente, el toscano. �Por qu� lo han erradicado? Porque han llegado al convencimiento cient�fico de que estaba destruyendo a su juventud, que comenzaba por ese consumo y terminaba como nos toc� presenciar en algunos lugares que visitamos con mis hijos, cuando eran j�venes. Uno de los recuerdos m�s amargos que tenemos es el de un d�a en que fuimos a la tumba de Dante, donde vimos, en el parque en que ese hombre tan insigne e ilustre fue sepultado, a grupos de muchachos, con cucharillas y encendedores, preparando hero�na e inyect�ndosela, y botando ah� mismo las jeringas. Los italianos llegaron a ese convencimiento. Y en los aeropuertos americanos, si alguien desea fumar un cigarrillo es encerrado en una sala insalubre, de cuatro metros por cuatro, y le dicen: "Fume ah�. Si lo hace en cualquier otra parte del aeropuerto ser� detenido por la polic�a". �Por qu� sucede eso? �Por la rigidez de una sociedad puritana? �No! Sociedad m�s libre que la de Estados Unidos, en muchas cosas, es imposible encontrar. Entonces, �por qu� lo hacen? Porque han llegado al convencimiento de que la enfermedad derivada de ese consumo va agotando a su propia gente. Comparto lo se�alado por el Senador se�or Gazmuri. Siempre me ha llamado la atenci�n -deseo manifestarlo en la Sala-, que cuando se habla del CONACE se habla de la droga y no del alcohol, que es el paso anterior al consumo de estupefacientes. Porque est� probado, de acuerdo con quienes trabajan en estas materias, que la adicci�n al alcohol es pr�cticamente un elemento que acompa�a al consumo de drogas. Sin embargo, en la institucionalidad chilena hoy contamos con sociedades para rehabilitaci�n de alcoh�licos, pero no con programas del Gobierno que se ocupen del problema del alcoholismo, para conservar la salud y evitar el consumo de drogas. Por eso, pienso que el proyecto no tiene destino. Y no lo tiene porque, desde el punto de vista nacional, hay conciencia de que la marihuana es da�ina. Por ejemplo, he le�do que en estos d�as se est� jugando uno de los mejores campeonatos de tenis del mundo y que una de las participantes fue acusada de haber consumido alg�n producto derivado de la sustancia en comento. Y el gran alegato suscitado es si se la inhabilita o no para seguir compitiendo a nivel mundial. Asimismo, un jugador tan brillante como Maradona, a quien admiramos y sufrimos por lo que le ha ocurrido, �por d�nde empez�? Por la marihuana -seg�n sus propias declaraciones-, y ha destruido su talento, su vida y su familia. Obviamente, lo anterior nos lleva a se�alar que lo que es malo, es malo. Por lo tanto, no podemos propender a trav�s de ninguna medida, directa o indirecta, a que lo nocivo se convierta en permisivo. Ah� est� la l�gica de lo que estoy planteando. Se�or Presidente, voy a votar en contra del proyecto, porque estoy convencido de que no le hace bien a la salud del pa�s; no le hace bien a nuestra gente joven; no le hace bien a la imagen que tenemos en el mundo. Adem�s, de acuerdo con las estad�sticas que nos entrega el CONACE y con otros estudios, el consumo de marihuana est� disminuyendo, aunque lentamente, entre nuestra juventud. Si ya estamos erradicando algo pernicioso, �para qu� posibilitar que se revierta la situaci�n? He dicho. El se�or LARRA�N (Presidente).- Queda cerrado el debate. Corresponde pronunciarse en general sobre la iniciativa. Los Honorables se�ores �vila y Ruiz-Esquide han pedido fundamentar su voto antes de votar. El se�or RUIZ-ESQUIDE.- �Por qu� no hacemos votaci�n nominal, se�or Presidente? El se�or MORENO.- S�. El se�or LARRA�N (Presidente).- Hago presente a la Sala que todav�a hemos de pronunciarnos sobre el proyecto de acuerdo que figura en el Tiempo de Votaciones y que debe ser despachado. Solicito a los se�ores Senadores que no se retiren, para evitar que suceda lo mismo que ayer y que la semana anterior, oportunidades en que no se pudo despachar por falta de qu�rum. El se�or PROKURICA.- Entonces, hagamos votaci�n electr�nica. El se�or LARRA�N (Presidente).- Se ha solicitado votaci�n nominal. No puedo negarme a aceptar esa petici�n. Y en ella podr�n fundar su pronunciamiento quienes lo deseen. En votaci�n nominal la idea de legislar. --(Durante la votaci�n). El se�or NARANJO.- Se�or Presidente, si alg�n m�rito tiene la iniciativa, es el de que su autor, el Senador se�or �vila, ha sido muy audaz. Incluso, yo dir�a que nos quiso provocar un poco, o tal vez quiso llegar m�s lejos: a tratar de sincerarnos, en el sentido de que alguien contara su experiencia personal de haber sido consumidor de marihuana y, por consiguiente, manifestara si ello es da�ino o no. Considerando el m�rito que puede tener su audacia de colocar en discusi�n un tema que en otras circunstancias podr�a estar vetado en el Parlamento, deseo se�alar mi posici�n absolutamente contraria a legislar sobre la materia. Y es contraria, porque los estudios efectuados son m�s que elocuentes en cuanto a que ese producto genera da�os en las personas y las incita a consumir drogas m�s duras. Por tanto, aunque respeto el anhelo del se�or Senador de plantearnos una iniciativa como �sta, me parece completamente equivocada y err�nea. Voto que no. El se�or ORPIS.- Se�or Presidente, aun cuando particip� en la discusi�n del proyecto, quiero entregar tres o cuatro elementos adicionales. Estoy convencido de que, en general, la marihuana es la droga del enga�o, porque se la ha presentado como una sustancia inocua, natural, de origen vegetal, que no produce dependencia f�sica y que eventualmente podr�a ser �til para el tratamiento m�dico de algunas patolog�as. �sa es la presentaci�n p�blica que muchas veces se hace de la marihuana. La consumen 150 millones de personas en el mundo y tiene, adem�s, un efecto muy atractivo porque produce sedaci�n. El drama es que se comienza a consumir entre los 14 y los 15 a�os. Sin embargo, ocurre exactamente lo contrario. No es inocua: produce dependencia y adicci�n f�sica y s�quica. El tetrahidrocannabinol -principio activo de la droga- se fija a estructuras qu�micas espec�ficas de la membrana neuronal, llamadas receptoras de la marihuana, en el cerebro. En segundo lugar, la marihuana provoca la misma patolog�a que el cigarrillo en el aparato respiratorio, pero mucho m�s fuerte, especialmente la tendencia a infecciones, bronquitis cr�nicas, enfisema pulmonar, aumento de la posibilidad de generar c�nceres en la cabeza y en el cuello, y probablemente en el pulm�n. Tiene efectos adversos en el sistema inmune; reduce la funcionalidad de los espermios hasta en un 40 por ciento. Es decir, afecta toda la parte gen�tica. En tercer t�rmino, produce d�ficit cognitivo, sobre todo a nivel de la memoria, la tensi�n y la capacidad de aprendizaje. Esto significa menor rendimiento laboral y escolar, lo cual se halla comprobado por distintos estudios nacionales e internacionales. En cuarto lugar, existe asociaci�n entre los trastornos emocionales y conductuales de la adolescencia y el consumo de marihuana. Se asocia a la depresi�n, a la psicosis y a los trastornos conductuales. En quinto t�rmino, hay evidencia epidemiol�gica de que fumar marihuana facilita entrar en contacto con otras drogas. Y deseo referirme especialmente al estudio realizado por el Departamento de Salud P�blica John Hopkins, publicado en 2002. Seg�n dicho estudio, los j�venes consumidores de marihuana a quienes se les ofrece probar otras drogas, tienen 15 veces m�s posibilidades de iniciar el consumo de coca�na, y 12 veces m�s, el de alucin�genos, que los muchachos que no utilizan esa especie vegetal. Por �ltimo, se�or Presidente, la marihuana posee propiedades farmacol�gicas que eventualmente podr�an tener uso terap�utico como analg�sico, inhibidor de n�useas asociadas a las quimioterapias, estimulante del apetito en enfermos de sida y c�ncer, en trastornos neurol�gicos y en el tratamiento del glaucoma. Sin embargo -y esto es lo que quiero destacar-, aun cuando se demostrara la eficacia terap�utica de los cannabinoides, ello no significa que sea adecuado fumar marihuana en esas condiciones, ya que los riesgos m�dicos son considerables. Por eso no se utiliza. De hecho, la ciencia m�dica ha desarrollado mol�culas espec�ficas, como el dronabinol, para las molestias derivadas de la quimioterapia. Por estas razones, voto que no. El se�or RUIZ-ESQUIDE.- Se�or Presidente, a riesgo de prolongar la votaci�n, perm�tame plantear tres o cuatro observaciones. La primera de ellas es que todas las drogas, desde el tabaco y, eventualmente, el vino -aunque algunos pueden estimar excesivo considerarlo como tal-, de alguna manera tienen como tel�n de fondo la incapacidad del ser humano para resolver sus problemas internos y alcanzar una felicidad m�nima para vivir. Todas las drogas, desde las m�s blandas hasta las m�s duras, son puro escapismo. Hay que hacer una distinci�n muy cl�sica, que de repente se pierde en la discusi�n. Una cosa es el consumidor, y otra, el traficante. Este �ltimo es un delincuente. El que padece una adicci�n, sobre todo a las drogas m�s duras, es un hombre infeliz que no est� tranquilo consigo mismo; por eso, fuma o se droga. Si no se entiende tal diferencia, nos quedaremos �nicamente con el resultado final que aqu� se ha se�alado, pues creo que todos estamos de acuerdo con la mayor�a de las consideraciones que se han hecho. Cuando uno hace un planteamiento acerca de c�mo resolver el problema de la drogadicci�n, debe tomar en cuenta tres elementos: uno, c�mo mitigar los efectos de una sociedad culturalmente agresiva, que genera en el ser humano una tremenda sensaci�n de estr�s; dos, c�mo solucionar el tr�fico, que es lo m�s grave; y tres, c�mo lograr la rehabilitaci�n. Si nos limitamos al tr�fico o s�lo a la rehabilitaci�n, dejando de lado la prevenci�n, vamos a perder la lucha contra este flagelo. La prueba de ello es el aumento creciente de antidepresivos y otras sustancias, que f�cilmente terminan conduciendo a la utilizaci�n de coca�na y otras drogas de ese tipo. De ah� que, para enfrentar el problema, me parece necesario examinar el punto de vista que estoy planteando, el cual no siempre se analiza. En mi opini�n, eso es lo que nos lleva a perder buena parte de la pelea contra la droga. Mi segunda observaci�n apunta a la vieja pol�mica en cuanto a si la marihuana es da�ina o no, y a si puede ser usada o no, incluso en tratamientos psiqui�tricos. Esa discusi�n qued� zanjada hace ya mucho tiempo. Veinte a�os atr�s, y hasta hace una d�cada, gran parte de los especialistas sosten�a que no era tan nociva como para evitarla. Durante el curso del presente debate formul� dos o tres consultas acerca del punto a algunos colegas y no existe unanimidad en eso. Sin embargo, la inmensa mayor�a piensa que no es por ah� por donde debe enfocarse el tema. La soluci�n va, esencialmente, por el lado de la prevenci�n, que es una tarea de gran envergadura y que, en definitiva, implica cambiar una sociedad en la que nadie se siente conforme, por los antivalores que imperan en ella. Y una �ltima observaci�n, se�or Presidente. Yo tomo muy en serio las palabras que se han expresado aqu� respecto al tabaco. Hoy, el tabaco es tan da�ino como la marihuana, no por lo que significa en s� mismo, sino por las drogas que se est�n a�adiendo a los cigarrillos para lograr mayor adicci�n, especialmente en los ni�os. Aprovechando la oportunidad, quiero pedir al se�or Presidente que haga llegar un oficio al Gobierno, en mi nombre, para que de una vez por todas nos haga llegar las modificaciones a la Ley del Tabaco, las cuales ya fueron elaboradas en el Ministerio de Salud y cuyo env�o al Parlamento sigue pendiente por razones no precisadas. Ojal� en alguna otra ocasi�n pudi�ramos discutir con mayor profundidad este tema, en particular en lo relativo al primer punto que toqu�. De acuerdo con lo se�alado, el 20 por ciento de la poblaci�n, esto es, una de cada cinco personas -y, si somos representativos del pa�s, cuatro a siete Senadores-, padece depresi�n, que es lo que a la larga lleva a algunos a optar por la marihuana o por otras drogas. Con todo, estimo que el proyecto es francamente inconveniente. Por eso, y por las razones anotadas, despu�s de dar muchas vueltas al asunto, porque mi af�n no es ser rudo en exceso para tratar una materia que es bastante m�s profunda, voy votar en contra de la iniciativa, que, adem�s, frente al hecho de agregar una red limpia o una red sucia, puede significar una potenciaci�n de la segunda. Voto que no. El se�or LARRA�N (Presidente).- Se enviar� el oficio solicitado por Su Se�or�a. Contin�a la votaci�n. El se�or �VILA.- Se�or Presidente, todo iba bien en la relaci�n del ser humano con las drogas hasta que a un desubicado se le ocurri� prohibirlas. Ah� nacieron las mafias, los carteles criminales, la represi�n y un conjunto de lacras que son el fruto de estas pol�ticas. Hace un momento, el Senador se�or Moreno pintaba con tono dram�tico el panorama de la represi�n en el mundo. Pero yo debo decirle que tambi�n hay, de manera global, una respuesta a las pol�ticas planetarias que est�n mostrando un fracaso absoluto. El consumo no se detiene, y s� aumenta enormemente el crimen organizado. Lo que a m� me complica en este tema es la grave contradicci�n que se presenta entre la inspiraci�n de las pol�ticas prohibicionistas y el efecto pr�ctico que consiguen en su aplicaci�n. Todos dicen estar por proteger la salud de la poblaci�n y en especial la de los j�venes. Pues, yo les digo que en este momento ninguna persona que desee consumir cualquier sustancia sicotr�pica, particularmente marihuana, encontrar� dificultades para lograr su prop�sito en un mercado que funciona en todas las esquinas de Santiago, en lugares muy espec�ficos, los que, por cierto, quedan completamente al margen del control de las diversas polic�as. La dificultad estriba en que el producto al cual se accede es altamente t�xico por estar mezclado con elementos de todo tipo, hasta los m�s ins�litos. Adem�s, todo esto genera otro efecto, en especial en las poblaciones m�s pobres: el riesgo social. All� se ense�orean las mafias criminales que lucran a trav�s de este negocio il�cito. Todos los d�as presenciamos c�mo gente inocente cae abatida en las disputas de estos grupos, ya sea por territorios o por mercados. En consecuencia, no se consigue preservar la salud de la poblaci�n ni tampoco se garantiza la seguridad de las personas. Es un fracaso total el de una pol�tica que se mantiene sobre la base de los grandes prejuicios que todav�a subsisten en nuestra sociedad. Yo, por cierto, no me hac�a ilusi�n alguna acerca del �xito que pudiera tener el proyecto en la votaci�n del Senado. Pero me alegro de que, al menos, se haya iniciado un an�lisis de una materia que convivir� con nosotros, como inquietud, por largo tiempo. Y estoy seguro de que m�s adelante, a partir de las evidencias emp�ricas que estas pol�ticas ir�n registrando, podremos volver sobre ella; pero ya con una mentalidad distinta y, ojal�, asumiendo una realidad que no es posible mantener en la forma como la tenemos hoy. Voto que s�. El se�or BOMBAL.- Se�or Presidente, cuando uno aprecia la dram�tica realidad en que se encuentran inmersas aquellas personas que han vivido la experiencia de la droga, y consulta c�mo se iniciaron en el vicio, comprueba que la precursora es precisamente la marihuana. Lo que alg�n d�a fue una diversi�n, una curiosidad, un acto de audacia o simplemente una moner�a, termina siendo la antesala de dramas familiares incalculables. No hay un caso en que se pueda decir, con simpleza, que no estuvo presente ah� el factor marihuana como elemento inductor. Entonces, la cuesti�n no consiste en legalizarla o no legalizarla. El punto no est� all�, sino en que, en s� misma, es una sustancia causante de un da�o tremendo y, las m�s de las veces, irreparable. En el Senado tenemos personas muy especializadas en la materia y que han vivido intensamente tal realidad, como el Honorable se�or Orpis. Su Se�or�a podr� dar m�ltiples testimonios -tambi�n los conocemos nosotros, porque los hemos vivido junto a �l-, en los cuales, la mayor�a de las veces, la tragedia de quien queda sujeto al flagelo de la dependencia es casi irreversible. En consecuencia, el punto es que la droga, en s� misma, causa un da�o tremendo. Repito que el asunto no es si se legaliza o no se legaliza o si se reprime o no se reprime. Ojal� en el Estado hubiese pol�ticas preventivas para evitar -m�s all� de autorizar por ley su cultivo- que las personas entren a este tipo de consumo. Y coincido perfectamente con el Honorable se�or �vila en cuanto a que falta much�simo por hacer en nuestra sociedad. De hecho, llama profundamente la atenci�n que el proyecto de ley que se ha sugerido al Ejecutivo, y que el Senador que habla suscribe, sobre una pol�tica preventiva a trav�s del Consejo Nacional para el Control de Estupefacientes, no sea una realidad, pues falta voluntad pol�tica para encarar decididamente la materia. El CONACE hoy d�a no tiene una estructura jur�dica que le permita, en primer lugar, disponer de un presupuesto como le corresponder�a, y, en segundo t�rmino, contar con un grado de institucionalizaci�n que lo habilite para operar a lo largo del pa�s. Y all� est� ese proyecto, porque no hay un incentivo real para su despacho. De otro lado, seguimos con disculpas de uno y otro cuerpo policial, en el sentido de que les resultan insuficientes los recursos para el combate del flagelo, o que aqu� o que all�, mientras la autoridad hace esfuerzos importantes en tal aspecto. Entonces, se advierte una evidente falta de voluntad pol�tica. En esta materia no existen orientaciones p�blicas. Por eso, los esfuerzos que hoy d�a realiza el CONACE, con su actual Directora, aunque interesantes, son manifiestamente insuficientes. O sea, no estamos haciendo lo que corresponde. Se�or Presidente, al rechazar el proyecto, lo hago principalmente por la experiencia emp�rica que tengo del drama. Me ha correspondido observar muy de cerca, en distintos lugares de la comunidad que represento, que el elemento inductor ha sido, indefectiblemente, en alg�n momento, la marihuana, a partir de la cual se inicia el viaje al mundo de las drogas, entre ellas la dura o pesada. En mi opini�n, no podemos dar una se�al confusa y equ�voca, como se podr�a dar con este proyecto, porque nuestra sociedad no se encuentra preparada para enfrentar los prop�sitos que con �l se persiguen. Y es m�s, pa�ses que han legalizado la droga hoy d�a est�n revisando �ntegramente sus legislaciones, a fin de establecer elementos que circunscriban a �mbitos muy espec�ficos el uso de determinadas sustancias, porque generan efectos tremendamente nocivos en las sociedades donde tal medida se ha implementado. Se�or Presidente, por tener un conocimiento real del drama que viven miles de hogares cuyos hijos est�n en el mundo de la droga, jam�s podr�a votar a favor de una iniciativa de esta naturaleza. Voto en contra. El se�or GAZMURI.- Se�or Presidente, voy a votar en contra por las razones que di denantes, que son de orden pr�ctico. Creo que, de aprobarse el proyecto en debate, ocurrir�a exactamente lo contrario de lo que pretende su autor, por cuanto pac�ficos cultivadores actuales de marihuana para consumo personal pueden ser perseguidos como presuntos suministradores de materia prima a los narcotraficantes. Por esa raz�n, que me parece muy l�gica, voto que no. El se�or N��EZ.- Se�or Presidente, estoy absolutamente convencido de que el mercado no resuelve nada. Y el Senador se�or �vila propone crear alg�n tipo de mecanismo para que aqu�l disminuya la oferta de marihuana, acci�n normalmente asociada con narcotraficantes, los que generan los actos delictuales que todos conocemos. Lo cierto es que tal mecanismo no va a resolver el problema, como tampoco lo hace en otras esferas de la vida social. En consecuencia, tenemos que confiar en las pol�ticas p�blicas -cada vez m�s eficientes y eficaces- que sean capaces de enfrentar este drama e ir al centro vital o ra�z del aumento creciente del uso de la droga por parte de la juventud chilena. Por esas razones, voto en contra. El se�or HOFFMANN (Secretario).- �Alg�n otro se�or Senador no ha emitido su voto? El se�or LARRA�N (Presidente).- Terminada la votaci�n. --Se rechaza el proyecto (25 votos contra 1). Votaron por la negativa los se�ores Arancibia, Bombal, Canessa, Cantero, Coloma, Cordero, Espina, Fern�ndez, Frei (don Eduardo), Garc�a, Gazmuri, Horvath, Larra�n, Mart�nez, Moreno, Naranjo, N��ez, Orpis, Prokurica, Romero, Ruiz (don Jos�), Ruiz-Esquide, Vald�s, Vega y Zald�var (don Andr�s). Vot� por la afirmativa el se�or �vila. El se�or LARRA�N (Presidente).- No obstante el esfuerzo inmenso hecho por el Senador se�or �vila, su proyecto, aun cuando no tuvo un respaldo mayor, ha permitido generar un debate sobre la materia, que agradecemos. Terminado el Orden del D�a. VI. TIEMPO DE VOTACIONES PRONTO EJERCICIO DE FACULTAD DELEGADA MEDIANTE LEY N� 19.880. PROYECTO DE ACUERDO El se�or LARRA�N (Presidente).- Proyecto de acuerdo, iniciado por los Senadores se�ora Carmen Frei y se�ores Canessa, Cariola, Chadwick, Cordero, Garc�a, Horvath, Naranjo, Orpis, Prokurica, Romero, Ruiz de Giorgio y Sabag, para solicitar a Su Excelencia el Presidente de la Rep�blica la dictaci�n de los decretos con fuerza de ley que establezcan los plazos para los procedimientos contenidos en la ley N� 19.880, cuerpo legal que establece las bases de los procedimientos administrativos que rigen los actos de los �rganos de la Administraci�n del Estado. --Los antecedentes sobre el proyecto de acuerdo (S 776-12) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican: Se da cuenta en sesi�n 26�, en 11 de enero de 2005 Discusi�n: Sesi�n 27�, en 12 de enero de 2005 (queda pendiente su votaci�n) El se�or LARRA�N (Presidente).- Tiene la palabra el se�or Secretario. El se�or HOFFMANN (Secretario).- Cabe informar que, seg�n el proyecto de acuerdo, s�lo se ha publicado el decreto con fuerza de ley que fija los plazos para el otorgamiento y renovaci�n de la patente comercial, de la patente profesional y de la patente industrial por los municipios. El se�or LARRA�N (Presidente).- En votaci�n electr�nica. El se�or HOFFMANN (Secretario).- �Alg�n se�or Senador no ha emitido su voto? El se�or LARRA�N (Presidente).- Terminada la votaci�n. --Se aprueba (22 votos a favor). Votaron los se�ores Arancibia, Canessa, Cantero, Cordero, Espina, Fern�ndez, Frei (don Eduardo), Garc�a, Gazmuri, Horvath, Mart�nez, Moreno, Naranjo, N��ez, Orpis, Larra�n, Prokurica, Romero, Ruiz de Giorgio, Ruiz-Esquide, Vega y Zald�var (don Andr�s). ------------ El se�or LARRA�N (Presidente).- Debo se�alar que, para la pr�xima sesi�n ordinaria, en marzo, el proyecto de acuerdo que aprueba el Acuerdo por el que se crea la Organizaci�n de la Vi�a y el Vino y sus anexos, as� como el proyecto de acuerdo que aprueba el Acuerdo B�sico de Cooperaci�n T�cnica, Cient�fica y Tecnol�gica entre Chile y Rumania, ser�n tratados como si fueran de F�cil Despacho. SOLIDARIDAD CON SENADOR SE�OR SILVA CON MOTIVO DE SU ENFERMEDAD. COMUNICACI�N El se�or NARANJO.- �Me permite, se�or Presidente? El se�or LARRA�N (Presidente).- Tiene la palabra, se�or Senador. El se�or NARANJO.- Se�or Presidente, el Comit� Socialista �m�s all� de las preocupaciones personales de cada uno de nosotros- cree altamente conveniente que la Sala tome el acuerdo de enviar una nota, en nombre del Senado, al Honorable se�or Silva, para expresarle nuestra solidaridad y deseos de pronta recuperaci�n. El se�or LARRA�N (Presidente).- Tal idea es muy bien venida, pues todos estaremos contentos de hacer sentir al Senador se�or Silva nuestra solidaridad y deseos de salud. El se�or NARANJO.- En nombre de la Corporaci�n, se�or Presidente. El se�or LARRA�N (Presidente).- Si les parece, se enviar� una comunicaci�n, en nombre del Senado, al Honorable se�or Silva en los t�rminos se�alados. --As� se acuerda. VII. INCIDENTES PETICIONES DE OFICIOS El se�or HOFFMANN (Secretario).- Han llegado a la Mesa diversas peticiones de oficios. El se�or LARRA�N (Presidente).- Se les dar� curso en la forma reglamentaria. ------------ --Los oficios cuyo envi� se anuncia son los siguientes: Del se�or CANTERO: Al se�or Presidente de la Rep�blica y al se�or Gobernador de Antofagasta, sobre COMPROMISO DE AUTORIDADES REGIONALES CON HABITANTES DE POBLACI�N "SALVADOR ALLENDE" ANTE PROYECTO DE MEJORAMIENTO AVENIDA SALVADOR ALLENDE (SEGUNDA REGI�N). Del se�or HORVATH: Al se�or Ministro de Econom�a, al se�or Subsecretario de Pesca y a los se�ores Director Nacional del Servicio Nacional de Pesca y Director Regional de Pesca de la Und�cima Regi�n, sobre SITUACI�N QUE AFECTA A PESCADORES ARTESANALES INDEPENDIENTES SIN C�DIGO DE BARRAS. Del se�or RUIZ-ESQUIDE: Al se�or Ministro de Hacienda, pidiendo CONDONACI�N DE DEUDAS POR MUNICIPALIDADES A LOCATARIOS DE VEGAS, FERIAS O MERCADOS. ------------ El se�or LARRA�N (Presidente).- En Incidentes, el primer turno corresponde al Comit� Uni�n Dem�crata Independiente, que no lo usar�. En el turno del Comit� Renovaci�n Nacional, tiene la palabra el Senador se�or Cantero. PREOCUPACI�N ANTE SUICIDIO DE CORONEL DE EJ�RCITO DON GERM�N BARRIGA MU�OZ El se�or CANTERO.- Se�or Presidente, ayer nos enteramos de la muerte del Coronel Germ�n Barriga Mu�oz, quien se suicid� en la ciudad de Santiago. Relaciones de amistad y, tambi�n, de conocimiento de su familia, me obligan, por un imperativo �tico, a alzar la voz para manifestar mi preocupaci�n por esta situaci�n y por todo el clima que rodea este caso y otros similares que involucran a centenares de ex miembros de las Fuerzas Armadas y de Orden, que enfrentan procesos judiciales de gran complejidad, toda vez que se ha constituido una figura ficticia -que no existe en la pr�ctica-, que es el secuestro permanente. Se�ala el Coronel Germ�n Barriga Mu�oz en su carta que las acciones de "funas" -que son manifestaciones de las organizaciones de Derechos Humanos, con ruidos y acusaciones p�blicas, con rayado de su vivienda y del edificio donde �l ejerc�a su vida cotidiana-, en diversas oportunidades, le hicieron perder el trabajo, debido a lo que aqu�llas significaban en su actividad habitual. La pregunta que me hago, en primer lugar, es hasta cu�ndo y hasta d�nde se va a extender esta desgraciada y lamentable situaci�n derivada de dram�ticos hechos en la historia de Chile. �Por qu� no hay consecuencia entre lo que se dice y lo que se hace? �Por qu� no creamos las condiciones para que se despeje de una vez por todas este negro episodio de la historia de nuestro pa�s? Leo textualmente lo dicho por el Ministro de Justicia, don Luis Bates: "Es preocupante que una causa lleve tres a�os". Agrega: "No s� si estar� vivo cuando se termine este caso", con referencia al caso MOP-GATE. Y pregunto al Ministro y al Gobierno si esta l�gica de la temporalidad de la acci�n judicial rige s�lo para delitos -o eventuales delitos, para ser m�s precisos- cometidos dentro del Gobierno. �Alcanza tambi�n a aquellos seres humanos que -por acci�n, por omisi�n, por actos directos o por recibir �rdenes de sus superiores- actuaron durante el R�gimen Militar con atropello de los derechos humanos? Yo reclamo un m�nimo de coherencia del Gobierno en torno de esta materia. No es admisible continuar con esta situaci�n ficticia, de una figura que no existe. El Coronel Barriga dijo que se le acusaba de haber tenido secuestradas casi por dos d�cadas a personas en lugares que nadie conoce, ni siquiera �l, lo que, en definitiva, pone en situaci�n il�gica a los tribunales de justicia. A m� me preocupa esto. Se est� haciendo recurrente que en el pa�s diversas corrientes de opini�n se formen el juicio de que los tribunales act�en de acuerdo con la autoridad pol�tica de turno que nombra a sus integrantes, intentando satisfacer sus aspiraciones o intereses. Se dice incluso que algunos Ministros del Poder Judicial act�an con clara motivaci�n ideol�gica y pol�tica, negando la sal y el agua a quienes se les acusa de estar involucrados en el atropello a los derechos humanos. Eso me parece que en nada beneficia la imagen de la justicia y me hace pensar que hacia el futuro los tribunales estar�n construyendo la plataforma para un permanente cuestionamiento, una falta de confianza, un servilismo al inter�s pol�tico coyuntural, en funci�n de intereses personales, tales como ascensos, espacios o nombramientos en distintas instancias. Me preocupa esta situaci�n. Asimismo, se observa una inconsecuencia en el �mbito de los movimientos de derechos humanos. �Acaso �stos piensan que Maquiavelo ten�a raz�n? �Que el fin justifica los medios? �Que pueden atropellar los derechos humanos de una persona y de una familia, por creer que su fin es leg�timo? �Cu�ntos otros oficiales o subalternos de las Fuerzas Armadas deber�n suicidarse para que el Parlamento y el Gobierno busquen una v�a de soluci�n a trav�s de un di�logo? Yo me estoy formando la convicci�n de que el tema de los derechos humanos no busca justicia. Busca ventajas pol�ticas, busca satisfacer un af�n de venganza, busca complacer una movilizaci�n de sentimientos que son subalternos. Mi aproximaci�n al tema de los derechos humanos es para hacer verdad y dar tranquilidad espiritual a quienes leg�timamente se sienten afectados por la p�rdida de alg�n familiar. Yo quisiera actuar en todos los frentes en que sea dable para construir un escenario que permita generar ese espacio, ese entendimiento, a fin de llegar a la verdad y hacer la justicia que el propio Presidente Aylwin, en su momento, dijo "en la medida de lo posible". Yo siento que el Parlamento no est� haciendo lo necesario y se comporta como la avestruz: esconde la cabeza, falta al realismo pol�tico. Me pregunto: �cu�ntos en el pa�s se regocijan de la desgraciada circunstancia en que el Coronel Barriga Mu�oz se quit� la vida, agobiado por las consecuencias derivadas de todos estos hechos? Funas permanentes; persecuci�n, no s�lo en su hogar, tambi�n en su trabajo; cesant�a; graves secuelas econ�micas y sociales. La carta del Coronel Barriga es verdaderamente dram�tica. Debe llamar a la reflexi�n a nuestro pa�s. No podemos permanecer indiferentes ante una situaci�n como �sta. Sus familiares, su esposa, hijos y nietos tambi�n son seres humanos que cargan una cruz tremenda. �l se�ala en su carta que cumpli� �rdenes. Hace unos d�as manifest� que hoy hacemos g�rgaras con los derechos humanos. Algunos pretenden convencernos de que estamos plenamente posicionados de los principios orientadores de los derechos humanos. Y yo siento que eso no responde a la realidad que verifico en mi pa�s y en mi clase pol�tica. Algunas semanas atr�s di a conocer, a modo de ejemplo en materia de derechos humanos, las m�ltiples ocasiones en que vemos lanzar bombas incendiarias o balines de acero en contra de Carabineros. O, como en este mismo caso, cuando se genera toda una actitud de atropello a los derechos y a la dignidad de una persona que est� siendo procesada, bien o mal, en los tribunales. En consecuencia, �cu�nta coherencia hay en el compromiso con los derechos humanos en estas personas que dicen ser sus paladines? Me parece que la justicia debe llamarse a una reflexi�n. El Coronel Barriga en su carta de muerte ha dicho que �l no tiene secuestrado a nadie. Y, ante Dios, se�al� que no puede dar cuenta de estos secuestros porque son inexistentes. �Qu� dicen los tribunales? �Qu� dicen los magistrados? �Qu� dicen los pol�ticos y los congresales frente a este hecho? �l ha manifestado que su dignidad y sus derechos humanos han sido atropellados. �Qu� dice la justicia? �Qu� dice el Parlamento? No quiero avanzar m�s. Yo llamo a la reflexi�n. Yo llamo a que asumamos que lleg� el momento en que el pa�s debe poner punto final a esta situaci�n de desencuentro y de falta de condiciones para cerrar con dignidad, en forma adecuada, con justicia y verdad, esta negra etapa en la historia de Chile. Siento que los derechos humanos a�n no est�n encarnados y que hay un sesgo inmenso sobre el particular en el escenario pol�tico y en los tribunales de justicia: se act�a por motivaciones pol�ticas coyunturales, y no en pro del bien com�n y de la justicia en general. Cuando vea que los derechos humanos se aplican con transversalidad, entrar� a convencerme de que Chile ha llegado al punto en que hay madurez en lo que respecta a tales derechos. El Coronel Barriga en su carta, al momento de su muerte, pide perd�n por sus faltas u omisiones, por sus errores o actos de injusticia. Yo espero que este clamor de perd�n conmueva la conciencia de los chilenos, porque ha llegado el instante en que no podemos seguir dejando en herencia a las nuevas generaciones situaciones tan desgraciadas, tan lamentables, tan indeseables como las que hemos conocido hasta ahora. He dicho. El se�or LARRA�N (Presidente).- En el tiempo que resta al Comit� Renovaci�n Nacional, ning�n se�or Senador intervendr�. En el turno del Comit� Socialista, ofrezco la palabra. El se�or NARANJO.- �Me permite, se�or Presidente? El se�or LARRA�N (Presidente).- Tiene la palabra, Su Se�or�a. SUICIDIO DE CORONEL DE EJ�RCITO DON GERM�N BARRIGA. R�PLICA A SENADOR SE�OR CANTERO El se�or NARANJO.- Se�or Presidente, considero oportuno no dejar pasar las palabras del se�or Senador que acaba de intervenir en la Sala. Evidentemente, todos lamentamos el tr�gico desenlace de esa persona. Por cierto, no podemos compartir lo que con ella ocurri�. Pero tengo la impresi�n de que a veces olvidamos en qu� pa�s estamos viviendo. Porque cuando uno escucha al Honorable colega que me antecedi� en el uso de la palabra pareciera que en Chile no existe un Estado de Derecho. Y tengo la convicci�n de que, desde que retornamos a la democracia, en nuestro pa�s rige un Estado de Derecho, con Poderes que funcionan aut�noma e independientemente. Por consiguiente, hay una fiscalizaci�n entre ellos y un respeto entre s�. Por lo tanto, considero delicado y grave que se se�ale aqu� que los jueces act�an de manera sesgada y pol�tica. Creo que, si se tiene conocimiento de tales hechos, hay instancias -el Estado de Derecho las establece- en las que se puede acusar a esos magistrados seg�n los mecanismos que correspondan. Sin embargo, hacer al voleo una interpretaci�n de esa naturaleza me parece extraordinariamente grave y delicado. Porque a uno le pueden gustar o no los fallos judiciales. Pero en Chile funciona de manera independiente y aut�noma el Poder Judicial, que toma sus resoluciones sin estar bajo presiones indebidas, que yo sepa; y si las hay, que se denuncien con pruebas contundentes. De manera que seamos cuidadosos con las palabras. Por eso, resulta grave y delicado utilizar ese lamentable hecho para otros fines. Porque tambi�n uno podr�a sacar a colaci�n aqu� m�ltiples casos distintos. �Cu�ntas madres, cu�ntos padres han muerto sin saber qu� pas� con su hijo detenido desaparecido? �O cu�ntos hijos, cu�ntas esposas y cu�ntos padres se suicidaron a ra�z de las graves violaciones a los derechos humanos que vivieron sus familiares? Entonces, est� bien conmoverse con lo ocurrido y lamentarlo. Pero no hagamos lecturas que, a mi juicio, son extraordinariamente delicadas. Aqu� hay un Poder Judicial, que est� aplicando la norma legal vigente. Y debemos ser respetuosos de ella, en lugar de insinuar que hoy d�a tenemos tribunales de justicia que act�an de acuerdo con los gobiernos de turno. Esto �ltimo s�lo sucede en los regimenes totalitarios y dictatoriales. Ah� s� el Poder Judicial est� subordinado al Poder Ejecutivo de ese minuto o se encuentra prisionero bajo �ste. Y nuestro pa�s -nos guste o no nos guste- �fue parte de aquello en el pasado! Los propios jueces de ese periodo han reconocido que no tuvieron el coraje de enfrentar el riesgo que les significaba tomar decisiones contrarias a los deseos del Gobierno de entonces. Uno puede hacer una larga historia de lo que pas� en Chile en relaci�n con el Poder Judicial. No olvidemos, por ejemplo, que el se�or Rosende fue nombrado Ministro de Justicia con el solo prop�sito -que se consigui�; la historia as� lo relata- de cambiar totalmente la Corte Suprema para que sea adicta y partidaria del r�gimen de turno. �Esto es parte de la historia, es cosa de leerla! Todos sabemos bien lo que ocurri� en nuestro pa�s en ese �mbito. Se�or Presidente, lamento lo sucedido y me sorprende que alguien pueda decir, incluso insinuar, que hay gente que est� feliz por los hechos acaecidos. Se nota que quienes piensan as� no conocen toda la situaci�n ni han conversado con los familiares que viven este drama. Porque ninguno de ellos -�nunca!- ha tenido un esp�ritu de venganza. Jam�s los ha animado el deseo de generar maldad al que les caus� da�o. Es bueno conversar con los familiares y darse cuenta de que ellos -por lo menos ellos- no tienen �nimo de venganza ni de odio ni de persecuci�n inclaudicable hacia quienes les hicieron tanto mal. S�lo quieren saber la verdad. Hace pocos d�as todos nos conmovimos con lo que pasaba con una compatriota en Tailandia, porque no sab�amos si sus seres queridos iban a encontrarla. Y todos nos pon�amos en el lugar de esa familia. Porque nadie puede descansar hasta no saber qu� ocurri�, �no por un �nimo de venganza, no por un �nimo de odio, no por un �nimo de persecuci�n! �Ninguno de los que estamos en esta Sala, si el d�a de ma�ana tuviera un hijo detenido desaparecido o desaparecido por cualquier circunstancia, estar�a tranquilo hasta no saber d�nde est�! �Qu� pas� con �l! Entonces, �por qu� queremos hacerle una exigencia a gente que tiene un dolor tan profundo, que no tiene �nimo de venganza, que no tiene odiosidad en su esp�ritu! �Por qu� los queremos obligar! �Por qu� les queremos imponer el olvido! �Por qu� les queremos imponer el perd�n! �Por qu�? �Por qu�? �Por qu� no los aceptamos y respetamos en su condici�n, en lo que ellos han sufrido: un martirio de m�s de treinta a�os! De eso estamos hablando, se�or Presidente. �Se trata de personas que desde hace m�s de tres d�cadas no saben qu� pas� con su hijo, no saben qu� pas� con su esposo, no saben qu� pas� con su nieto! �De eso estamos hablando! Entonces, seamos muy respetuosos de ese dolor y de ese sentimiento que embarga a esa gente. Se�or Presidente, deseo expresar, con mucha franqueza, que todos deploramos los hechos que han ocurrido. Lo que le pas� a este Coronel por cierto que es muy lamentable. Pero nadie puede afirmar que esa persona no estaba teniendo un debido proceso ni que estaba siendo juzgada por tribunales de justicia que operan de forma independiente en nuestro pa�s. Nadie puede se�alar que se le persigui� arbitrariamente, que no tuvo debida defensa. �La tuvo! Porque aqu� funciona un Estado de Derecho, que hay que respetar en todas sus expresiones. No es dable decir: "Estamos de acuerdo con el Estado de Derecho, pero no nos gusta como act�a el Poder Judicial, pues est� medio torcido". No. Los tribunales de justicia deben aplicar la norma vigente. Sobre esta materia, es muy importante leer los considerandos del �ltimo fallo de la Sala penal de la Corte Suprema. �Qu� dec�an �stos? Que, si hubiera m�s colaboraci�n por parte de las personas que est�n siendo procesadas, �si entregaran informaci�n!, �si dijeran la verdad!, se podr�a aplicar la ley respectiva en nuestro pa�s. Eso dijeron nuestros tribunales. �Pero esa gente no colabora! �No entrega la informaci�n! �Sus instituciones tampoco lo hacen! o la colaboraci�n que prestan �no es toda la que pueden brindar! Entonces, reconozcamos que, mientras quienes est�n siendo juzgados por las graves violaciones de los derechos humanos ocurridas en Chile no aporten datos precisos, o la colaboraci�n, por parte de las instituciones, no sea toda la que podr�an entregar, no podemos echarle la culpa al empedrado. Eso ser�a lo mas f�cil. Pero la culpa no est� ah�. Aqu� hay gente que sabe lo que sucedi� y que tiene informaci�n. No obstante, mientras no se diga la verdad, la Ley de Amnist�a no se puede aplicar, pues solamente opera cuando hay una fecha exacta de la ocurrencia de los hechos. Se requiere saber si fue antes o despu�s del periodo amnistiado. Por ello, las personas involucradas en esos sucesos deben cooperar. Aqu� hay un gran responsable de todos estos actos. El Coronel dijo: "Yo recib� �rdenes". Yo supongo que debe haber operado una estructura jer�rquica: alguien tiene que haber dado una orden global para establecer esta pol�tica sistem�tica de violaci�n a los derechos humanos. El principal responsable tiene nombre y apellido -a pesar de que le gustaba usar numerosos alias, como el de Daniel L�pez, entre otros-, se llama Augusto Pinochet. Ojal� alg�n d�a �l asuma la responsabilidad por los altos costos humanos y morales que est�n pagando muchos de sus subordinados. Porque -�caramba!- ser�an bien distintas las circunstancias de este pa�s si el principal responsable dijera: "Asumo yo". Tengamos presente lo que se�al� en el pasado: "En este pa�s no se mueve una hoja sin que yo lo sepa". Entonces, es leg�timo pensar que �l estaba enterado de lo que ocurr�a con los detenidos desaparecidos. Porque si �l ten�a conocimiento de todo lo que pasaba en Chile, �c�mo no iba a saber que aqu� hab�a detenidos desaparecidos y ejecutados pol�ticos, y que se torturaba! Se�or Presidente, seamos muy cuidadosos. Nosotros, los socialistas, siempre hemos dicho: "Estamos dispuestos a alcanzar cualquier acuerdo, pero jam�s renunciando ni a la verdad ni a la justicia". Ese camino no es el del Partido Socialista. Nosotros queremos que esto avance y que las heridas cicatricen. Y ello s�lo ser� posible si hay verdad y justicia. He dicho. El se�or LARRA�N (Presidente).- En el tiempo restante del Comit� Socialista, ofrezco la palabra. No hay interesados. El Comit� Institucionales 2 e Independiente no har� uso de su tiempo. En el turno del Comit� Institucionales 1, tiene la palabra el Senador se�or Mart�nez. SUICIDIO DE CORONEL DE EJ�RCITO DON GERM�N BARRIGA. INEXISTENCIA DE ESTADO DE DERECHO El se�or MART�NEZ.- Se�or Presidente, en repetidas oportunidades durante los �ltimos a�os, este tema ha vuelto al Senado. Y queda el sabor de que lo dicho, mientras no sea confrontado por hechos, no debe tener peso. Con ello se ha destruido un proceso elemental de comunicaci�n: argumentar con la posibilidad de que el argumento sea recibido y, como consecuencia de su recepci�n, obtener una respuesta con alguna actitud, con alguna resoluci�n. Cuando aquello se hace insistentemente y no ocurren hechos, no tiene mayor efecto que el comunicacional, escrito en la historia del Senado. Porque estos argumentos ni siquiera son recogidos por la prensa; porque la prensa -quiz� m�s de alguna de ella- tiene un no s� qu� especial para amplificar y mostrar s�lo determinadas noticias del espectro pol�tico o que se originan dentro de �l. Ya tenemos entonces, de inmediato, la percepci�n de que la igualdad no est� presente, ni siquiera en el aspecto de un manejo comunicacional como corresponde: informar y que el p�blico que lee o escucha saque su conclusi�n, que es la base de la comunicaci�n, sobre todo cuando se trata de los medios. Pero debe haber un hecho para que de nuevo vuelva a tomar validez lo que se ha argumentado durante tantos a�os y se sienta su peso. Y aparece un suicidio: el del Coronel se�or Germ�n Barriga. Uno se pregunta por qu� ocurri�. �Porque acontecimientos de hace treinta a�os todav�a est�n presentes? El tiempo pas�. La b�squeda del tiempo perdido -como dice un distinguido autor franc�s- es imposible, salvo que retrocedi�ramos y nos coloc�ramos en las circunstancias que dieron origen a todas estas situaciones que a�n se ventilan insistentemente. Sin embargo, ello no es posible. Pero ocurre un hecho, cual es que don Germ�n Barriga se suicida, desesperado. �Qu� hizo explotar esa situaci�n? Algo muy sencillo. Se habla de justicia, y todo el mundo la exige; se habla de derechos humanos, y todo el mundo los define, los reclama y trata de que sean colocados en el tapete de la acci�n pol�tica, de la acci�n social. Tiene que aparecer -digo- una persona que se suicida porque es sometida a procesos judiciales "ad aeternum", porque es sometida a la presi�n social de las funas. Escuchaba yo al Senador se�or Naranjo. �Por qu� Su Se�or�a no explica lo de las funas? Porque la funa es la s�ntesis m�s brutal de un odio sistem�tico, organizado, con la ventaja de que todo el poder est� en torno de ella. No existe un instrumento legal que permita pedir protecci�n. Es probable que, si as� ocurriera y �sta fuese solicitada, a la persona sometida a funa la miraran encogi�ndose de hombros y le dijeran: "�De qu� la vamos a proteger, cuando es un intangible?". Pero es un intangible tan fuerte y tan cargado de odio, que constituye uno de los elementos que contribuyen a una decisi�n tan dr�stica y dram�tica como el suicidio. �Cu�l es el problema? Que ya es muy insistente el juicio parcial con que est�n apareciendo los tribunales de justicia. Dig�moslo claramente. Y est�n apareciendo parciales, no s�lo porque han inventado delitos inexistentes en nuestra legislaci�n, sino adem�s porque han olvidado aplicar leyes vigentes y disposiciones de los C�digos respectivos en torno, por ejemplo, al principio de pro reo, a la cosa juzgada, a la prescripci�n de la pena, e incluso, a situaciones tan fundamentales como la de atribuir a funcionarios del Estado el secuestro de personas, en circunstancias de que sabemos que, seg�n el C�digo pertinente, no incurren en secuestro dichos funcionarios, sino los particulares; ellos han cometido retenci�n ilegal. Nadie ha preguntado sobre las decisiones de los jueces, que es lo que viene arrastrando un proceso -a trav�s de la intervenci�n pol�tica del ex Presidente Aylwin- en virtud del cual se detiene a las personas y se las somete a la acci�n de la justicia de manera indefinida. Porque cuando alguien es juzgado desparece la acci�n de la justicia y viene, entonces, el cumplimiento del fallo, lo cual es diferente. �Pero no! Esas personas no tienen fallo; siguen eternamente sometidas a procesos, que son aprovechados por algunos grupos de derechos humanos. Y de ah� viene la funa, por la cobard�a de gente que dice: "Este se�or est� siendo juzgado. �Ah! Lo echamos, porque nos puede afectar"; por el olvido de muchos que, teniendo la obligaci�n de analizar c�mo deben aplicarse determinados reglamentos, no la cumplen; por la soledad y el desamparo de la persona cuando, al quedar sin trabajo, es se�alada y marcada por la indiferencia. Entonces, uno se pregunta: si hablamos de justicia, �significa entenderla como tal s�lo cuando resuelve un problema terrible, como el dolor de las personas afectadas por algunos de los hechos ocurridos, o tambi�n cuando se da a cada uno lo que le corresponde? �Ah� est� el problema! En este momento yo sostengo -lo quiero decir clara y fuertemente, para que me escuche todo Chile-: cuando el sistema judicial interpreta que es pol�ticamente correcto prolongar los juicios, asumir que existe el secuestro de personas -y nadie ha preguntado al Ministro del Interior si orden� alguna medida para tratar de ubicarlas; �no!: eso no se lo han preguntado-, nos encontramos con que en Chile no existe Estado de Derecho. Lo sostengo derechamente y lo digo al pa�s: �en Chile no hay Estado de Derecho hoy d�a! Y no hay Estado de Derecho por una raz�n muy simple: existiendo leyes vigentes, no se aplican; se inventan delitos que no est�n en los C�digos; y si se establecieran, se estar�an aplicando en forma retroactiva, lo cual tambi�n es un grave error dentro del concepto de la justicia pura. Adem�s, no se respetan los plazos de prescripci�n y, so pretexto de apoyar el sentimiento de los afectados, se pasa a llevar el de las otras personas. As�, entramos a lo que yo he llamado siempre "la espiral del odio", que finalmente provoc� la debacle de hace 33 a�os. A mi entender, lo ocurrido colm� el vaso. Debemos actuar. Pero tiene que aparecer un suicidio -y hay otras rupturas humanas en silencio; �sas no las conocemos, pero est�n- para que nos miremos a la cara y digamos: "�Paremos este asunto! �Por Dios!". Las cosas sucedieron. Se ha hecho lo posible. No sigamos exigiendo incluso conceptos tales como el de que aquellos que tienen informaci�n la digan. Yo podr�a preguntar qu� informaci�n tiene el noventa y nueve por ciento de las personas, si el tiempo ha pasado y las conciencias est�n olvidadas de estas cosas. El tratamiento que la sociedad chilena ha dado a las personas en comento -dig�moslo derechamente- es el de seres excluidos y sin derechos. Pero ten�a que morir alguien, suicidarse, para que se reafirmara el planteamiento de que en Chile no hay Estado de Derecho. �Por qu�? Porque no se cumplen las leyes; no se aplican los C�digos ni los procedimientos fundamentales de la justicia, y, b�sicamente, se est� actuando con el concepto de que a�n es factible exigir m�s, de que todav�a se puede insistir en los hechos, en circunstancias de que sabemos que es improbable que aparezcan m�s antecedentes, salvo que alguien -no s� qui�n- los tuviera. Lamento la muerte de Germ�n Barriga Mu�oz. Hice llegar mis condolencias a su familia. Y ojal� detengamos estos procesos. Si no -creo-, van a aparecer situaciones m�s desagradables y m�s dolorosas. Sostengo que en Chile no hay Estado de Derecho, porque las leyes no se aplican. Y ello, debido a que la justicia ha entendido que es pol�ticamente correcto no hacerlo. Gracias, se�or Presidente. El se�or LARRA�N (Presidente).- En el resto del tiempo del Comit� Institucionales 1, ofrezco la palabra. El se�or PROKURICA.- Se�or Presidente, �podemos sumarnos a las condolencias? El se�or CANTERO.- Solicito formalmente, en mi nombre, en el del Honorable se�or Prokurica y en el de quienes quieran adherir, que se env�en desde el Senado condolencias a la familia del Coronel Germ�n Barriga Mu�oz. El se�or LARRA�N (Presidente).- Se enviar�n en nombre de los Senadores que lo han pedido. El se�or NARANJO.- No tenemos problema en que se haga tambi�n en nuestro nombre, se�or Presidente. El se�or LARRA�N (Presidente).- No podemos tomar un acuerdo de Sala, pero s� determinar el env�o, en nombre de todos los Senadores aqu� presentes, de condolencias a la familia del Coronel Barriga por su tr�gico fallecimiento. Restan algunos minutos al Comit� Institucionales 1. Nadie m�s har� uso de la palabra. Tampoco ocupar� su tiempo el Comit� Mixto. Corresponde el turno al Comit� Dem�crata Cristiano. El se�or RUIZ-ESQUIDE.- Pido la palabra. El se�or LARRA�N (Presidente).- La tiene, Su Se�or�a. SUICIDIO DE CORONEL DE EJ�RCITO DON GERM�N BARRIGA. R�PLICA A SENADORES SE�ORES CANTERO Y MART�NEZ El se�or RUIZ-ESQUIDE.- Se�or Presidente, el tema que estamos tratando, a petici�n o insinuaci�n del Senador que inici� este debate, debe ser abordado con mucha serenidad y claridad. En primer lugar, ninguno de los que nos encontramos en esta Sala -incluso si estuviese llena- puede dejar de dolerse de lo que ocurri� al Coronel se�or Barriga. Por profesi�n, s� lo que significa estar sometido a una presi�n tan brutal que lleve a una determinaci�n como la que conocemos. La lamento profundamente, quienquiera que la tome, sea de donde sea, de cualquier lugar. Una persona que es sometida a una presi�n tan grande que la lleva al suicidio, a la autoeliminaci�n, significa para m� un dolor muy fuerte como ser humano, como m�dico. Lo que me preocupa es que a ra�z de ese hecho se saquen conclusiones como las que dio a conocer en esta Sala el propio Senador que comenz� este debate, entre otros. El que una persona no pueda soportar la presi�n tiene dos visiones: primero, el nivel de su capacidad para enfrentar los problemas tortuosos que la agobian; y segundo, el hecho de que se la est� juzgando de manera inadecuada o con elementos falsos. Con esa misma l�gica, tambi�n podr�amos dolernos de quienes fueron incapaces de enfrentar la presi�n y murieron hace ya muchos a�os. Nunca lo he se�alado. Lo digo ahora, para que se entienda la violencia que nos producen estos hechos. En mi condici�n de m�dico, en su momento me toc� recibir los restos carbonizados de Sebasti�n Acevedo, un hombre que fue objeto de una presi�n brutal: no sab�a d�nde estaba su hijo; el Estado totalitario de ese instante le falsific� antecedentes; se le dieron versiones falsas, y lo sometieron a una angustia tal que se inmol�. No voy a entregar ning�n dato adicional demasiado dram�tico. Pero los se�ores Senadores deben de imaginar lo que significa ver a una persona en esas condiciones. Por lo tanto, mis condolencias; mi preocupaci�n por la familia; mi dolor porque un chileno llegue a caer en un estado de preocupaci�n mental que lo lleve a tal determinaci�n. Eso es lo primero. No est� en discusi�n. Segundo: no me parece que, como consecuencia, se avancen las palabras aqu� expresadas. Se ha dicho en esta Sala, primero, que los tribunales no est�n actuando con justicia estricta; segundo, que hay un clima pol�tico proclive a perseguir a determinadas personas y a evitar que se les aplique la justicia correspondiente; y tercero, que los jueces se hallan oprimidos, impulsados, apremiados por fuerzas pol�ticas. Se ha sostenido, asimismo, que existe odio en las masas que forman las funas y que el Gobierno genera situaciones que llevan a que en Chile no exista -y esto es lo m�s grave de todo- Estado de Derecho. Se�or Presidente, afirmar eso en la Sala es parte del fuero parlamentario y del debate leg�timo que se debe tener. Es una opini�n pol�tica. Y como opini�n pol�tica, en mi calidad de Senador democratacristiano y de Gobierno, no la puedo dejar pasar. �Acusar al Ejecutivo de que ejerce presi�n sobre las instituciones judiciales para que hagan una justicia equ�voca sobre determinadas personas, a mi juicio, no tiene fundamento! Por tanto -y lo digo con franqueza, porque conozco a los Senadores que hablaron y s� de su ponderaci�n; es el caso del Honorable colega que inici� el debate-, quiero que en una pr�xima sesi�n, a la vuelta de vacaciones, realicemos sobre la materia un debate serio, largo y a fondo, con datos exactos, explicaciones precisas, casos concretos. Porque es inadmisible hacer a la bandada una observaci�n tan dura y tan grave. Los Senadores de la Democracia Cristiana y de la Concertaci�n no odiamos a nadie. Fuimos v�ctimas del odio desatado, sin que en ning�n momento supi�ramos la raz�n. Tuvimos que dar cuenta a nuestras familias de por qu� se nos odiaba de ese modo. En su momento, mis hijos me preguntaron por qu� la autoridad me odiaba y me met�a preso, y se lamentaban junto al resto de mi familia por lo que me hac�an. Y me dijeron: �qu� hiciste, pap�, para que te odien de esa forma? �Y no hab�amos hecho otra cosa que defender al m�ximo el Estado de Derecho en Chile! Entonces, que no se venga a sostener que estamos haciendo lo que en aquellos tiempos hizo con nosotros la autoridad mediante personeros que hoy se encuentran en este Hemiciclo y nos acusan. Aqu� no existe una discusi�n personal con el se�or Senador de la bancada de enfrente. Es un debate pol�tico. �l pertenece a un sector que estuvo en el Gobierno, que actu� de esa manera y que produjo los Sebastianes Acevedo y las acusaciones contra todos nosotros. No nos interesa discutir ahora si alguien fue m�s responsable o menos responsable. M�s a�n, quiero decir derechamente -y �sa ha sido una argumentaci�n permanente; porque otro se�or Senador insinu� que se han registrado hechos que cambian el escenario y, entonces, tendr�amos que volver al pasado- que nunca he se�alado que de las torturas habidas durante el R�gimen militar de Derecha econ�mica que existi� en Chile fue responsable s�lo el "golpe". El "golpe" constituy� un hecho pol�tico al cual fui contrario. Y defend� al Gobierno de Allende en cuanto su derrocamiento mediante un golpe militar con el que no estuve de acuerdo. Fui opositor al R�gimen de Allende. Tengo libros escritos al respecto. Nadie puede decirme otra cosa. El punto es que lo acaecido despu�s no tuvo relaci�n con la circunstancia de haber derrocado al Presidente. �No fue necesario lo que se hizo! Y el juzgamiento a Pinochet y a su Gobierno es por tortura innecesaria; por crueldad innecesaria; por la incapacidad de entender que no hab�a para qu� someter al pa�s a ese tipo de violencia. En esas condiciones, se�or Presidente, yo reclamo de que tal presentaci�n se haya hecho de esta manera. Pero hay un �ltimo tema que me parece mucho m�s grave -y lo digo con gran preocupaci�n-: que aqu� se sostenga que no hay Estado de Derecho en Chile. Es tercera o cuarta vez que se plantea. As� se empez�, se�or Presidente, all� por los a�os 70 � 71. Con el mismo criterio con que aqu� se plantea que no hay Estado de Derecho se mat� al General Schneider. Se argument� que no iba a haber Estado de Derecho, casi como una concesi�n de una guerra preventiva. Entonces, se mat� al General Schneider. Y toda la argumentaci�n del mundo golpista del pa�s se bas� en que no hab�a Estado de Derecho, a pesar de que la Corte Suprema pod�a decir su palabra, como lo hizo Retamal, su Presidente, cuando critic� duramente al Gobierno de Allende y le lanz� una andanada de cr�ticas, que muchos de nosotros justificamos, porque eran razonables. �Pero qu� sucede con esto? �Se est�n creando condiciones para prefigurar una situaci�n determinada? Porque que un ex Comandante en Jefe de la Armada, hoy Senador institucional, venga a plantear aqu�, por segunda o tercera vez en los �ltimos a�os, que no hay Estado de Derecho es extremadamente grave. �l tiene la obligaci�n de se�alar fundadamente lo que est� sosteniendo, pues, de otra manera, es mi obligaci�n pensar que aqu� est� en marcha otra cosa: generar -como ya pas� en aquellos a�os; y ha sido siempre la postura de quienes tienen un concepto autoritario de la vida, que son aut�nticamente no democr�ticos y se hallan en la democracia porque no pueden obtener otra f�rmula de gobierno- o se�alar las precondiciones para que ma�ana pueda haber una fuerza que, si as� lo quiere, derroque la democracia. �Eso es lo m�s grave de todo! Aqu�, de una expresi�n de duelo, que comparto, hemos terminado en un debate con una declaraci�n como �sa, que �es lo m�s fascista que he escuchado en este Senado! Por eso, se�or Presidente, con mucha franqueza, me asocio, en representaci�n de los democratacristianos, al pesar de la familia del se�or Barriga. Creo que lo m�s dram�tico que le puede suceder a una persona es la incapacidad de enfrentar la realidad, la incapacidad de encarar las acusaciones que se le hacen, la incapacidad de encontrar la manera de resolver los problemas de una vez por todas. Se�or Presidente -y lo digo con la mayor honestidad-, espero que no tengamos con otros chilenos situaciones como la referida. En todo caso, luego de que quienes saben lo que sucedi� no han dado la informaci�n necesaria y de que, tras veinte o m�s a�os, se niegue que hay desaparecidos y �stos sean encontrados enterrados en el desierto o en cualquier parte, no pidan que personas que lo perdieron todo tengan la serenidad y la lucidez de cualquier Senador que no ha sufrido p�rdida de seres queridos. Aqu� se han dado testimonios personales. Comenz� el Honorable se�or Cantero diciendo que hac�a su intervenci�n por razones muy personales. Se�or Presidente, hablar en la C�mara Alta envuelve una fuerte tendencia contradictoria entre hacerlo a trav�s de experiencias personales o s�lo en t�rminos pol�ticos. �Qu� me responden los se�ores Senadores que en aquellos a�os estaban en el Gobierno o en sus instituciones respecto de lo que me ocurri� con un pariente cercano que fue encerrado diez o doce veces hasta que termin� en una esquizofrenia que lo llev� al suicidio? Entonces, no nos digan que estamos aplicando un criterio que nosotros sufrimos durante muchos a�os. Pero hay algo peor, se�or Presidente. Aqu� se habla mucho de que debemos olvidar. M�s a�n, un se�or Senador dijo: "�C�mo vamos a recordar lo que pas� hace treinta a�os!". �Creen Sus Se�or�as que una persona sensata puede olvidar si treinta a�os atr�s mat� o no a una persona, o dio la orden o la instrucci�n de eliminarla? �No, se�or Presidente! �S�lo los insensatos o los que est�n mal en sus conductas internas! Y pienso que en el R�gimen militar hubo mucha gente que perdi� absolutamente la raz�n. Porque no era posible que personas que yo conoc�, compa�eros de curso, amigos de juventud y que luego ejercieron cargos en el Gobierno militar justificaran la muerte de algunos chilenos porque, seg�n ellas, las condiciones de guerra interna as� lo ameritaban. Me parece que perdieron cierto tono de lo que debe ser la racionalidad. Y si de raz�n, justicia y equidad se trata, considero que mucho de aquello -tampoco este debate- no se habr�a producido si la �nica persona que supo todo lo que pasaba hubiera asumido su responsabilidad. Ya lo dijo el Senador se�or Naranjo -y lo reitero; es mi opini�n, y lo he escrito-: ning�n subalterno habr�a sido juzgado en p�blico ni habr�a tenido que llegar incluso a la autoeliminaci�n si quien sab�a lo ocurrido en Chile y dio las instrucciones (porque sus propios subordinados han dicho que las recibieron de �l) hubiera asumido con valent�a y con hombr�a su responsabilidad, sin tener que ser tratado de una manera tan dura por la justicia chilena. Porque a m� no me hace feliz, ni me alegra, ni me produce ninguna satisfacci�n personal ni orgullo de chileno que quien fue Jefe del Estado sea tratado por la justicia y por el mundo en la forma como lo ha sido. No me gusta que el se�or Pinochet haya sido tratado as�. Lo digo como chileno. Pero -lo expreso con franqueza- �se lo merece, no s�lo por lo que hizo! Y no me estoy refiriendo al golpe militar. El golpe militar -lo reitero- puede justificarse pol�ticamente. �Lo que no se puede justificar es la tortura posterior, la opresi�n, la humillaci�n que se nos provoc�! Cuando ejerc�amos la medicina, d�a a d�a ve�amos gente con depresi�n, por el agobio que le provocaba el uso de la fuerza. Por otra parte, Pinochet tampoco fue capaz de respaldar a quienes estuvieron con �l ni de decir: "Yo soy el responsable". Muchos juicios se habr�an evitado y tal vez el se�or Barriga no habr�a hecho lo que hizo si el responsable moral, directo, por la verticalidad del mando y por la forma de ejercer �ste en aquel entonces, hubiese actuado con fuerza, con hombr�a, y hubiera expresado: "Yo soy el responsable. Aqu� estoy. J�zguenme". As� lo hicieron en el pasado numerosas personas que cumplieron labores similares en sus pa�ses. Creo que �ste va a ser un debate permanente entre nosotros. Pero yo quisiera que, al abordar temas personales, lo hici�ramos en ese contexto. Y si deseamos formular alcances de car�cter pol�tico, deberemos salir a la palestra permanentemente para discutirlos. De todo lo aqu� expuesto, quiero dejar muy en claro tres cosas. Primero, se�or Presidente, puede usted enviar condolencias a la familia del se�or Barriga en nuestro nombre. Ella las tomar� como le parezca. Pero yo cumplo con el deber cristiano de dolerme ante la muerte de cualquier chileno. Segundo, dentro de la discusi�n aqu� efectuada, quiero dejar establecido ante el Senado que nosotros no juzgamos a los otros Poderes. Nos quedamos callados cuando los tribunales, incluso despu�s de 1990, han dictado fallos que no nos satisfacen y hemos respetado su independencia. Y debimos aceptar que durante casi 17 a�os nos trataran, a quienes �ramos de Oposici�n, de una manera que hoy parece incre�ble que fu�ramos capaces de soportar. Y tercero, se�or Presidente, constituye una incitaci�n -y lo repito: una incitaci�n- a una forma no democr�tica de Gobierno. Debo ser muy claro en consignarlo: por tercera vez en el Senado se afirma que no existe el Estado de Derecho. Porque esos vientos fueron los que trajeron las tempestades despu�s. Y antes de que Allende asumiese ya se argument� de esa manera, lo que llev� a la muerte a un General de Ej�rcito y a muchos chilenos. Entonces, cabe preguntarse: �Cu�l es la intencionalidad de esa permanente reiteraci�n? Gracias. El se�or LARRA�N (Presidente).- Nadie m�s intervendr� en el turno del Comit� Dem�crata Cristiano. El se�or MART�NEZ.- �Me permite, se�or Presidente? El se�or LARRA�N (Presidente).- Su Se�or�a no dispone de tiempo para hacer uso de la palabra. El se�or MART�NEZ.- Pido una interrupci�n, se�or Presidente, porque he sido mencionado directamente respecto de algo que debo rebatir. El se�or LARRA�N (Presidente).- �Senador se�or Ruiz-Esquide? El se�or RUIZ-ESQUIDE.- Cerrado el debate. El se�or LARRA�N (Presidente).- No se concede la interrupci�n, Honorable se�or Mart�nez. No existe la posibilidad de intervenir. Aqu� ha tenido lugar un debate pol�tico, no una� El se�or MART�NEZ.- Pero, de acuerdo con el Reglamento, se�or Presidente, puedo contraargumentar. Porque se ha insinuado que estar�a propiciando alguna intervenci�n no democr�tica al expresar que no nos hallamos en un Estado de Derecho. Deseo hacerle presente que ello es inaceptable para m� y que lo rechazo terminantemente. El se�or RUIZ-ESQUIDE.- Exc�seme, se�or Presidente. Pido la palabra. El se�or LARRA�N (Presidente).- La tiene, Su Se�or�a. El se�or RUIZ-ESQUIDE.- Se�or Presidente, no he ofendido, ni he agraviado, ni he aludido maliciosamente, perjudicando el honor y la honra, que es la raz�n por la cual un Senador puede responder si ha sido cuestionado. Lo que he hecho configura un planteamiento pol�tico. Y es en esa perspectiva que no puedo dar una interrupci�n, porque me quedar�a sin tiempo para replicar. Por lo tanto, creo que el tratamiento del asunto, que es muy de fondo, podemos proseguirlo en marzo con much�simo aprecio y con mucho respeto. Porque discuto las cosas, no las personas. Gracias. El se�or MART�NEZ.- Se�or Presidente,� El se�or LARRA�N (Presidente).- Perd�n, Su Se�or�a. El Reglamento efectivamente dispone que cuando un orador ha da�ado el buen nombre de un Senador, entre otras personas, �ste tiene derecho "a usar de la palabra con preferencia a fin de vindicarse, para lo cual dispondr� hasta de diez minutos, en cualquier parte de la misma o de otra sesi�n". La verdad es que resulta bastante discutible definir cu�ndo alguien ha sido objeto de ese menoscabo en una referencia. Por mi parte, entiendo que aqu� se ha registrado un debate m�s bien de car�cter pol�tico. Pero, en atenci�n a las circunstancias, si el Honorable se�or Mart�nez estima que ha sufrido ese da�o, le ofrezco la palabra. El se�or MART�NEZ.- Se lo agradezco, se�or Presidente. Lo que quiero explicar es eso. Cuando se insin�a que por denunciar que no se observan las caracter�sticas del Estado de Derecho intento conformar alg�n escenario posible para una salida no democr�tica, me parece que ello es inaceptable. Y es algo que afecta a mi honra. El hecho de sostener opiniones diferentes y demostrar ciertas situaciones de corte legal con argumentos concretos no tiene por qu� llamar la atenci�n. Podr� gustar o no, pero �sa es otra cosa. �se es el debate democr�tico. Y lo respeto. Pero rechazo terminantemente y estimo inadmisible lo que acaba de insinuar el se�or Senador que con anterioridad us� de la palabra, pues afecta, repito, a mi nombre y a mi honra. Es lo que quiero plantear y dejar bien claro. Puedo diferir de Su Se�or�a en muchas cosas, pero acepto el debate. Si se va m�s all�, no lo acepto y lo considero absolutamente contrario a los principios democr�ticos. Gracias. El se�or RUIZ-ESQUIDE.- Se�or Presidente, me quedan cinco minutos. El se�or LARRA�N (Presidente).- Ha terminado el tiempo� El se�or RUIZ-ESQUIDE.- Exc�seme, se�or Presidente. con todo el respeto que le tengo. El se�or LARRA�N (Presidente).- Concluy� el turno de su Comit�, se�or Senador, por lo cual� El se�or RUIZ-ESQUIDE.- No, se�or Presidente. Insisto en que me restan cinco minutos. El se�or LARRA�N (Presidente).- Ya no, Su Se�or�a. Nadie intervino en ese momento. El se�or RUIZ-ESQUIDE.- Entonces, se�or Presidente,� El se�or LARRA�N (Presidente).- Soy el que dirige el debate, se�or Senador,� El se�or RUIZ-ESQUIDE.- Estoy de acuerdo. El se�or LARRA�N (Presidente).- � y no le he ofrecido la palabra. Cabr�a interpretar, efectivamente, que alguna de sus expresiones, como lo asever� el Honorable se�or Mart�nez, pudiera sentirse ofensiva. Entiendo que usted formul� un juicio pol�tico, pero tambi�n entiendo que una persona pueda estimar afectado su nombre a pesar de no ser �sa la intenci�n. Creo que se ha esclarecido la cuesti�n y que cada uno ha expuesto su punto de vista. El se�or RUIZ-ESQUIDE.- Lamento mucho su decisi�n, se�or Presidente, porque el asunto es muy subjetivo. El se�or LARRA�N (Presidente).- Comprendo que lo lamente, se�or Senador. Ha terminado la hora de Incidentes. El se�or RUIZ-ESQUIDE.- Me parece que en esta materia Su Se�or�a no ha actuado como corresponde. El se�or LARRA�N (Presidente).- Deploro discrepar de usted, se�or Senador, pero pienso lo contrario. Habi�ndose cumplido su objetivo, se levanta la sesi�n. --Se levant� a las 19:40. Manuel Oca�a Vergara, Jefe de la Redacci�n