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El señor SILVA.-
Señor Presidente , primero, quiero celebrar las explicaciones dadas por el señor Presidente de la Comisión y por el Honorable señor Andrés Zaldívar. En verdad, queda perfectamente claro que en una materia de tanta relevancia no ha habido error de apreciación del Senado.
También felicito las intervenciones de los Honorables señores Fernández y Chadwick , porque a pretexto de sostener que hubo una equivocación -sobre todo después de lo que aprobó la Cámara de Diputados-, se estaba incurriendo en algo inaceptable: desconocer la necesidad de que no sólo lo privado sino también lo público deben tener el grado de respetabilidad que merecen. Así ha sucedido desde hace muchos años en el país.
Con el propósito de tratar de solucionar el error en que incurrió la Cámara, no podemos hacer caso omiso de una disposición que, a nuestro modesto juicio, fue claramente establecida en el inciso primero del Nº 4º del artículo 19.
Cosa diferente es que, a pretexto de solucionar malententidos derivados de esta materia, la otra rama legislativa haya pretendido incorporar una norma que cae -lo digo con todo respeto- en dos omisiones a lo menos.
Una, cuando señala imperativamente "La ley establecerá". Es decir, manda al legislador a crear un sistema, en circunstancias de que su potestad al respecto es discrecionalísima y a él le corresponde ponderarla. Y dos, cuando dispone la protección de "estos derechos" -como muy bien sostuvo un señor Senador-; es decir, la defensa tanto de la vida privada como de la pública.
¿Cuál es la solución? Aquí difiero de mis Honorables colegas. Y me permito hacerlo porque ellos están insistiendo en que la solución de este problema radica en el veto.
Celebro que el señor Ministro del Interior subrogante haya dicho que al Ejecutivo le parece razonable la observación del Presidente de la República. Pero nosotros, como Poder del Estado -integrado por la Cámara y el Senado-, no necesitamos esperar que por la vía del veto se solucione un asunto que, a nuestro juicio, es la consecuencia de una disposición errada de la Cámara de Diputados. Es potestad nuestra resolverlo.
Me permito recordar -aunque sea majadero- que la solución del problema se encuentra precisamente en que se aboque a su estudio una Comisión Mixta. Esta instancia se estableció precisamente para tratar de solucionar tal clase de problemas. Así fue definido en 1992. Por lo tanto, no es viable prescindir de ese organismo.
Es evidente que, por el momento, procede que el Senado rechace lo que viene de la Cámara de Diputados. Al hacerlo, dejaremos el precepto de tal manera que quedará restablecida la norma como figuraba en la Constitución de 1980. Pero, entonces, la Comisión Mixta debería estudiar la manera de reemplazar eso y necesariamente eliminar el inciso segundo, que ha provocado todas estas dificultades.
A mi juicio, ésa es la solución. Y no debemos recurrir al veto. Porque, hipotéticamente, puede darse la circunstancia de que el Presidente de la República , quien tiene la facultad soberana de vetar, discrepe de nuestro criterio, lo cual es legítimo.
Cuando estamos buscando resolver un problema, hemos de hacerlo imperativamente, dentro de nuestras potestades y de acuerdo con los medios de que disponemos.
Así lo dejo sugerido, señor Presidente.
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