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- rdf:value = " OBLIGATORIEDAD DE INSTALACIÓN DE SALAS CUNAS: MODIFICACIÓN DE CÓDIGO LABORAL
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Proyecto, en primer trámite constitucional, sobre modificación del artículo 203 del Código del Trabajo, que dispone la obligatoriedad de instalar salas cunas en establecimientos industriales y de servicios que indica.
--Los antecedentes sobre el proyecto (1879-13) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley: (moción del señor Bitar)
En primer trámite, sesión 11ª, en 2 de julio de 1996.
Informe de Comisión:
Trabajo, sesión 19ª, en 19 de diciembre de 2001.
El señor HOFFMANN ( Secretario ).-
Esta iniciativa, originada en moción del Senador señor Bitar, está informada por la Comisión de Trabajo y Previsión Social y su objetivo es ampliar la obligación de tener salas cunas a los centros o complejos industriales y de servicios administrados bajo una misma razón social o personalidad jurídica y cuyos establecimientos ocupen, entre todos, veinte o más trabajadoras.
Fue aprobada en general y particular por la unanimidad de los miembros presentes de la Comisión, Senadores señores Bitar, Parra y José Ruiz. La Comisión, de conformidad a lo dispuesto en el artículo 127 del Reglamento, y por tratarse de un proyecto de artículo único, propone que sea discutido en la Sala en general y particular a la vez. Asimismo, y de acuerdo a lo preceptuado en el artículo 40, inciso cuarto del Reglamento, la Comisión designó, por unanimidad, al Senador señor Bitar para que informe este proyecto.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
En discusión general y particular.
Tiene la palabra el Senador señor Bitar.
El señor BITAR.-
Señor Presidente , esta iniciativa, que es una mera extensión de una anterior que el Senado aprobó, amplía el beneficio de contar con salas cunas, establecido en el artículo 203 del Código del Trabajo, a los centros comerciales. Aquella legislación, que data de 1995 ó 1996, imponía esta exigencia sólo a las empresas que empleaban a más de veinte trabajadoras. No se aplicaba, por ejemplo, en un "mall" comercial donde las trabajadoras, si bien podrían sumar mil en total, en cada uno de sus establecimientos no alcanzaban a veinte. Para esos casos, el Senado aprobó una norma que se incorporó al 203 y cuyo texto es el siguiente:
"Las empresas que ocupan veinte o más trabajadoras de cualquiera edad o estado civil deberán tener salas anexas e independientes del local de trabajo, en donde las mujeres puedan dar alimento a sus hijos menores de dos años, y dejarlos mientras estén en el trabajo.". Hasta ahí lo vigente antes de la ley que aprobamos en el Senado.
Luego, a ese texto se agregó: "Igual obligación corresponderá a los centros o complejos comerciales administrados bajo una misma razón social o personalidad jurídica cuyos establecimientos ocupen entre todos veinte o más trabajadoras".
La moción en debate, que fue aprobada por la Comisión de Trabajo y Previsión Social, señala que el mismo beneficio se hace obligatorio para complejos industriales y de servicios. Su artículo único dispone: "Introdúcese en el inciso 1° del artículo 203 del Código del Trabajo, entre las palabras "comerciales" y "administrados" la frase: "e industriales y de servicios.". Entonces, la norma diría:
"Igual obligación corresponderá a los centros o complejos comerciales e industriales y de servicios administrados bajo una misma razón social o personalidad jurídica cuyos establecimientos ocupen entre todos 20 o más trabajadoras.".
El Ejecutivo participó en el trabajo de la Comisión y acogió la proposición por considerar que simplemente extendía un beneficio ya establecido.
Se citaron, como ejemplos, el caso de la ZOFRI en Iquique, que motivó la aprobación de la ley Nº 19.408; el de las mujeres que trabajan al lado, en las empresas de depósitos o en las bodegas adyacentes; y el de la ciudad industrial Huechuraba -mencionado por el Ejecutivo- en donde existe un complejo de empresas con administración común y que cuenta con mucho más de veinte trabajadoras.
He dicho.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Prat.
El señor PRAT.-
Señor Presidente , me parece que, previamente a resolver sobre este proyecto, sería conveniente conocer el funcionamiento de la norma cuya aplicación se quiere hoy extender. Hay antecedentes en cuanto a que el requisito de establecimiento de salas cunas está siendo de alguna manera revisado en los hechos por la propia Dirección del Trabajo. No es éste el caso exacto; pero en otros señalados en la ley -por ejemplo, el de las trabajadoras temporeras que recolectan fruta- hay antecedentes relativos a que se estaría permitiendo canjear el requisito de instalación de salas cunas por un bono que probablemente permita solventar los costos de cuidado de los hijos, flexibilizando en los hechos una práctica que en la ley aparece muy rígida.
Cuando se legisla sobre la materia, deberíamos requerir mayores antecedentes respecto de cómo está funcionando la norma que hoy se quiere extender a otros servicios.
Si todos estamos de acuerdo en buscar fórmulas para flexibilizar la normativa del trabajo, entonces debemos avanzar efectivamente hacia ese propósito. Y es probable que el requisito de contar con sala cuna, que en un caso se está permitiendo traspasar a un bono que permita lograr el mismo objetivo por vías autónomas, podría también ser aplicable a la normativa que ahora se propone. Al avanzar en la rigidización que esta moción introduce, se camina en sentido contrario a lo que se está procurando.
Por tales razones, señor Presidente, sería interesante requerir más antecedentes sobre la materia.
Junto a esta iniciativa se ha planteado otra que es muy compleja y dañina. Me refiero a la que elimina la condición de existir veinte trabajadoras para obligar a instalar la sala cuna. Y ahí sí que se entra realmente en problemas mayores: para un pequeño local comercial sería imposible contratar a una madre de un lactante, pues el costo de instalar una sala cuna podría ser tres veces superior a lo que perciba esa trabajadora.
Entonces, pienso que debemos ser tremendamente cuidadosos en legislar sobre esta materia y estar dispuestos a revisar el proyecto.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Ruiz-Esquide.
El señor RUIZ-ESQUIDE .-
Señor Presidente , en este debate hay tres o cuatro criterios centrales. El primero se refiere a buscar la manera de evitar lo planteado la primera vez que se discutió el tema, el que evidentemente no se resolvió bien. Si se trata de veinte trabajadoras distribuidas en diez establecimientos, lo que suma doscientas personas, debería proporcionárseles una sala cuna, pero no si hay diecinueve en cada local. Es decir, si una empresa equis contrata diecinueve trabajadoras y no veinte, se burla el espíritu de la ley.
Eso es lo primero que -si mal no entendí- se propone modificar. Es una manera lógica de resolver el tema central: hacer las cosas de forma de no eludir la ley, lo cual simplemente se hace disminuyendo una o dos trabajadoras en cada local o creando uno nuevo. En ese sentido, el proyecto es absolutamente pertinente y yo, por lo menos, lo votaré favorablemente.
El segundo criterio central -que es más de fondo- se refiere a que si permanentemente se habla del valor de la maternidad; de la necesidad de que las madres cuenten con protección necesaria; de que se busca la igualdad de las mujeres y de sus opciones frente al trabajo, entonces toda modificación que asegure lo anterior debe ser aprobada por el Senado con mucha fuerza.
En tercer término, no se trata -como señaló el señor Senador que me precedió en el uso de la palabra- de rigidizar la contratación en pequeñas empresas -de seis trabajadoras, por ejemplo- por resultarles excesivamente caro tener una sala cuna. No se ha planteado darles un bono a las trabajadoras, sino que la empresa contrate los servicios de una sala cuna externa. No es lo mismo -perdónenme que insista en esto- entregar un bono, porque de esa manera lo único que se logra es desviar su uso a la satisfacción de otras necesidades económicas. Con la entrega de ese dinero, la empresa cumple su obligación, pero no el objetivo. La trabajadora podría ocupar esos recursos para otros fines y no para que los hijos vayan a una sala cuna. En ese sentido entiendo la flexibilización o la eufemísticamente llamada externalización de ciertos servicios.
Ahora bien, pienso que el problema no sólo se refiere a establecer una cifra de 19 ó 20 trabajadoras o a entregar un bono o no hacerlo. Hay otro tema que me preocupa mucho más, y lo menciono ahora porque probablemente no habrá otra oportunidad para discutirlo.
Observo algunas situaciones con profunda preocupación.
Cuando se debaten materias relacionadas con la niñez o la maternidad, se prioriza lo secundario y no lo fundamental. Entonces, puede entenderse la necesidad de flexibilizar. Pero tengo la sensación de que siempre se está buscando lo más económico y lo de mayor rendimiento y no se aborda el fondo de la cuestión: la protección del niño y de la madre trabajadora.
Hay un problema de visión de sociedad. No lo digo en términos eufemísticos ni demasiado utópicos. Simplemente lo veo así. En el último tiempo hemos observado situaciones realmente atroces en cuanto al resguardo de la dignidad y del trato a los niños. A mi juicio, no es concebible -lo señalo con mucha seriedad, sin intención de provocar otro debate enojoso para algunos y sin citar nombres- que hace poco tiempo se haya discutido en Chile acerca de si se usaba o no determinada licencia posnatal, que es un derecho y una obligación de la madre con el niño; o si ello contradecía la realización de un reemplazo en una alcaldía, en determinado momento y desde un punto de vista político; o si dicho descanso es o no un derecho, cuando todo el mundo sabía la razón de fondo. Ahí hay un agravio al buen trato que debe tenerse con un infante.
A lo anterior hay que agregar la tremenda presencia de progresivos maltratos a la niñez en Chile. Tiempo atrás presentamos un proyecto que el Senado tuvo la gentileza de aprobar y que hoy es ley. Con franqueza, debo manifestar que estamos analizando la posibilidad de modificarlo, porque, a pesar de todo el esfuerzo realizado en esta materia, el nivel de maltrato está creciendo -tal vez porque ahora se denuncia más- por falta de cultura de la gente más ignorante o más sensible a otros valores que llevan a considerar que el niño es una especie de cosificación, como han señalado los sicólogos. En alguna ocasión deberemos discutir este tema.
Me sentí muy violentado por el episodio antes mencionado. No quise intervenir personalmente en él, porque me pareció bastante duro hacerlo en una etapa preelectoral y podría haberse interpretado como una participación inadecuada. Realmente, estamos mal. El país entero en su conjunto -no el Gobierno, ni la Oposición, ni el Senado- ha fracasado en el entendimiento de cómo tratar la niñez.
Reitero: se está en presencia de un aumento del maltrato infantil que es preocupante. Y los indicadores respectivos son los más altos de América Latina.
Por otra parte, considero malo -lo digo con todo respeto- que, cuando se aborda el tema del binomio madre-hijo o el de la protección del niño, el acento se ponga en los aspectos económicos; de cuánto se gasta o no se gasta; de si es rentable o no lo es; o si es posible en esas condiciones contratar a una madre. Entiendo que vivimos en un mundo donde esos valores deben tomarse en cuenta. A veces me cuesta entenderlo, pero lo asumo.
Con toda franqueza, pienso que el proyecto es bueno.
Creo que la modificación que propone el Honorable señor Prat en cuanto a otorgar un bono es una alternativa que puede considerarse siempre y cuando se establezca sobre la base de la contratación de un servicio de sala cuna y no del dinero que se dé, porque, por necesidad, podría ser utilizado para otros propósitos.
Respecto al tema de cómo suprimir el piso de veinte trabajadoras, no lo eludo, pero creo que podemos discutirlo de otra manera; es decir, a la luz de algo esencial para mí. El objetivo central es el perfeccionamiento de la protección de la madre, el hijo o la hija, en el marco de que la maternidad, es un derecho; de que los deberes de la madre no pueden ser eludidos, ni aun por razones de otra naturaleza; y de que lo primero y medular en esta materia, el sujeto de toda esta preocupación, es el hijo.
Termino, señor Presidente , haciendo una observación que ha sido puesta de manifiesto muy claramente. El problema ya no es decir: "Mire, el maltrato infantil es sólo físico. Dañamos a una niña de seis u ocho meses únicamente si le pegamos". Con toda franqueza, una niña que se pasea por Chile, por todos lados, en brazos de su madre, sufre, querámoslo o no, maltrato sicológico, porque se da un fenómeno de transmisión de sentimientos y tensión entre la madre y su hijo que resulta preocupante. A la luz de los últimos antecedentes disponibles en la materia, el feto debe soportar los embates sicológicos u hormonales derivados de lo que le sucede a la madre desde el tercer o cuarto mes de embarazo. Eso es lo que me inquieta.
Excúsenme que haya derivado hacia otro lado. Sé que me salí del tema principal del proyecto, pero quise asentarlo desde ese punto de vista para apoyar lo que ha planteado el Senador señor Bitar .
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Están inscritos para intervenir los Senadores señores Ruiz, Fernández, Urenda, Carmen Frei y Parra.
Tiene la palabra el Honorable señor Ruiz.
El señor RUIZ (don José) .-
Señor Presidente , sólo voy a agregar una reflexión que me parece pertinente.
Creo que ésta es una discusión permanente que no va a terminar aquí, por una razón muy simple. Cuando se dictó la normativa vigente, se la hizo restrictiva justamente como una suerte de protección para la pequeña empresa. Ahora, la ley contempla la posibilidad de que el empresario no instale una sala cuna. Puede pagar el valor correspondiente sin necesidad de tener que instalar una en su recinto o en otra parte.
Pero quiero hacer una reflexión más de fondo.
Ésta es una materia propia de la seguridad social. Desgraciadamente, el tema de las salas cunas no se encuentra incorporado en nuestro sistema de seguridad social, sino en el Código del Trabajo. Por tal razón, como no se trata de un asunto de esa índole, se está procurando
que sea financiado por los empresarios. Y ahí se produce todo el problema que está en discusión, el elemento económico versus el elemento social.
Sin embargo, creo que nuestra sociedad alguna vez debe abordar el tema de fondo. Con los proyectos que ha presentado el Senador señor Bitar -ya van como cuatro-, se ha ampliado paulatinamente el beneficio a otros sectores, pero siempre con restricciones. ¿Qué hacemos con las mujeres que trabajan en empresas donde sólo hay dos o tres trabajadores? ¿Qué hacemos con eso? ¿Cómo cargamos a esas empresas un costo adicional? Si pagan, por ejemplo, el salario mínimo, y el costo de inscripción en una sala cuna asciende a 80 mil ó 90 mil pesos, prácticamente las estaríamos obligando a pagar dos salarios mínimos. Evidentemente, vamos a tener un problema que es real y que no podemos dejar de lado.
Entonces, el tema de fondo es cómo hacer que esta materia sea considerada dentro del sistema de seguridad social, financiada por el Estado, y de dónde éste saca recursos -que son muchos- para que efectivamente todas las trabajadoras chilenas tengan la posibilidad de que sus hijos asistan a una sala cuna, y no sólo aquellas que pertenecen a empresas grandes con más de 20 trabajadoras, límite que ahora sería reducido.
Pero el problema de fondo es ése: cómo llegamos a un acuerdo entre el Parlamento y el Ejecutivo para buscar financiamiento al sistema de salas cunas, de manera que sea considerado dentro de la seguridad social y no tengamos una discusión permanente sobre un tema que siempre va a terminar excluyendo especialmente a las mujeres más pobres, que son las que trabajan en peores condiciones y en forma más precaria.
Considero que el proyecto es bueno, señor Presidente , y por eso lo voy a aprobar. Pienso que constituye un avance, aunque insuficiente. Sin embargo, creo que nunca vamos a resolver en definitiva el problema mientras no haya voluntad para que el Congreso, los partidos políticos y el Ejecutivo le busquen una solución. En todo caso, no basta con traspasarlo al sistema de seguridad social si no se le encuentra el financiamiento necesario, porque, en realidad, significa mucha plata.
He dicho.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Fernández.
El señor FERNÁNDEZ.-
Señor Presidente , comparto la idea de que aquí estamos frente a un tema que más bien es de seguridad social que meramente laboral, por lo que debería ser abordado precisamente desde esa perspectiva y no desde la de una relación entre patrones y trabajadores, que presenta otras dimensiones y otro enfoque. Evidentemente, tratarlo desde este último punto de vista significa establecer una limitación importante para las propias trabajadoras, que además afecta el empleo, porque, independientemente de la justicia de la norma -de la que no cabe ninguna duda-, implica aumento de costos.
Entonces, si se trata de un asunto de seguridad social, debe ser afrontado con un criterio distinto y con un financiamiento diferente, en el cual debiera participar incluso el Estado. No me parece adecuado gravar a las pequeñas y medianas empresas, porque eso podría incidir de manera negativa en su situación. No es el caso de las grandes, que tienen resuelto el problema desde hace muchos años. La ley de salas cunas es bastante antigua.
Por lo tanto, estimo acertado considerar el tema de las salas cunas como asunto de seguridad social. Habría que estudiar la forma de financiarlo: si con un impuesto que paguen todos, con cargo a los tributos, etcétera. Eso es algo que debería resolver la autoridad, fundamentalmente la que está a cargo de la seguridad social. Pero plantear el problema por la vía de una reforma al Código del Trabajo me parece que puede acarrear consecuencias muy graves precisamente para las personas que queremos favorecer, para determinadas empresas y, en general, para todo el país.
Por tal razón, creo que sería conveniente consultar a las autoridades de Gobierno respecto de la posibilidad de considerar las salas cunas dentro del costo de la seguridad social, de manera que el Ejecutivo pudiera proponer algún tipo de financiamiento o modo de tratar el tema. También sería útil contar con algún informe acerca del impacto económico que ocasionaría en las empresas una medida de esta naturaleza y de sus efectos en el empleo y el trabajo de la mujer. Me gustaría saberlo. No se trata aquí de negar un derecho a las trabajadoras, pero es necesario determinar a qué se estaría obligando a la pequeña y mediana industria. La gran industria -repito- tiene resuelto el problema desde hace mucho.
Ahora, en cuanto a la fórmula planteada para el cumplimiento de la obligación, cabe señalar que el actual artículo 203 del Código del Trabajo ya establece una vía alternativa. No necesariamente se cumple instalando una sala cuna. Su inciso quinto establece: "Se entenderá que el empleador cumple con la obligación señalada en este artículo si paga los gastos de sala cuna directamente al establecimiento al que la mujer trabajadora lleve sus hijos menores de dos años.". Por lo tanto, este aspecto ya se encuentra resuelto en tal forma -y bien resuelto, en mi opinión-, por lo que no sería necesario legislar sobre la materia.
El punto es cómo abordar la situación que plantea el proyecto, que es de justicia. Por tratarse de un asunto de seguridad social, no debería ser de cargo de una relación laboral, que tiene otra dimensión y otras características y que pretende otros objetivos.
En definitiva, me gustaría que el Ejecutivo explicara por qué esta materia no está considerada como de seguridad social y precisara qué impacto tendría en el empleo y las empresas una norma como la que plantea el proyecto. Sin esos antecedentes, estaríamos legislando a ciegas en cuanto a las consecuencias de una medida que, en todo caso, me parece de justicia.
Obviamente, todos queremos dar mayores derechos y posibilidades a las trabajadoras, pero resulta que ello tiene un costo y por algo no se ha dictado hasta ahora una norma como la que propone la iniciativa. Han transcurrido más de 50 años desde la dictación de la ley de salas cunas y hoy se pretende modificar la situación. Nos gustaría saber por qué se plantea un cambio, si bien, como he dicho reiteradamente, participamos de la filosofía del proyecto.
En lo que dice relación al permiso posnatal, como señaló el Honorable colega que me antecedió en el uso de la palabra, en realidad, no es el caso, porque no tiene ninguna vinculación con esta materia.
Además, debo recordar que, en cuanto a derechos, los relativos a la seguridad social y laboral son irrenunciables anticipadamente. Con posterioridad, una vez que la persona está en el ejercicio del derecho, obviamente, puede renunciar a ello. Tanto es así que todos los días se celebran en la Inspección del Trabajo -y también en los Tribunales- avenimientos entre patrones y trabajadores respecto de derechos laborales. De manera que no se puede renunciar anticipadamente a ellos. Y eso es obvio, porque si no, en todos los contratos los empleadores impondrían a los trabajadores como cláusula de estilo la renuncia anticipada de sus derechos. Pero una vez incorporado a su patrimonio, por cierto, el trabajador puede decidir si ejerce o no ejerce el derecho. Porque estamos frente a derechos de los trabajadores, y no a cargas u obligaciones para éstos.
Por eso, señor Presidente , solicitaría que se pidiera informe respecto de los temas que he señalado, o bien, que el proyecto volviera a Comisión para que ésta nos informe sobre qué impactos tiene y si existe la posibilidad de que esto sea considerado una materia de seguridad social.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Urenda.
El señor RUIZ-ESQUIDE.-
Quería solicitar una interrupción, pero terminó el señor Senador.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Debe solicitársela al Honorable señor Urenda.
El señor URENDA.-
Con mucho gusto.
El señor RUIZ-ESQUIDE.-
Gracias, señor Presidente.
Entiendo las últimas palabras del Honorable señor Fernández . Tiene mucha razón Es así. Pero, por ejemplo, en el caso del permiso posnatal -perdóneme que lo plantee de esta manera-, el derecho de la madre a tenerlo, a mi juicio -como lo conversaba con otros señores Senadores-, no es un derecho en favor de ésta sino del niño, que no puede hablar. Por lo tanto, nadie puede renunciar en su nombre. Ése es el punto.
Una madre puede tener licencia posnatal, o incluso no tenerla, y físicamente no pasa nada. Pero desde la perspectiva del derecho del niño que nace, éste requiere el posnatal de su madre para poder ser atendido. Probablemente, en la selva esto no se dé, como ocurre, porque es otra vida. Pero en la vida moderna es distinto. En ese momento la madre no puede renunciar en nombre de su hijo, porque éste no tiene voz para representar lo que se está sancionando. En ese sentido es mi reclamo en este planteamiento.
El señor FERNÁNDEZ.-
¿Me permite una interrupción, Honorable señor Urenda?
El señor URENDA.-
Con la venia del señor Presidente, no tengo inconveniente.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Fernández.
El señor FERNÁNDEZ.-
En primer lugar, debo aclarar que en el caso del posnatal los derechos los tiene la mujer. Así está consagrado. Ella es la titular de los derechos.
Por otra parte, todos los menores tienen derechos y éstos los ejercitan sus representantes legales. De tal manera que siempre hay alguien que debe hacerlo. Porque no podría darse el caso de que una persona tuviera derechos pero no pudiera ejercerlos. Ello sería volver a lo que se llama el ejercicio de la falta de capacidad de goce de un derecho, que en la situación jurídica mundial ha sido superada hace mucho tiempo. Hay una capacidad de ejercicio y una capacidad de goce. En este caso, estaríamos frente a un menor que no podría ejercer un derecho. Siempre lo puede ejercer su representante legal, salvo situaciones extremas, que no se dan en los menores. Hay casos en los que los derechos no pueden ser representados por otra persona, por ejemplo, en cuanto a testar. Pero no es el caso de un menor, porque tal derecho se adquiere sólo al cumplir la mayoría de edad.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Recupera la palabra el Honorable señor Urenda.
El señor URENDA.-
Señor Presidente , en primer lugar, debo señalar a la Sala que, por razones que no es del caso calificar, lamentablemente, no pude concurrir a la sesión en que se trató esta materia, no obstante haber solicitado que se postergara su discusión para poder participar en ella.
En segundo término, lo expresado por los señores Senadores que me han antecedido en el uso de la palabra me evita algún tipo de comentarios.
No cabe duda de que desde el punto de vista de la mujer que se encuentra en estos casos cualquier avance es positivo, en cuanto a evitar diferencias entre una y otra. Pero la clave está -ya lo expresó otro señor Senador- en que este tipo de beneficios que empiezan a otorgarse, por no hacerse por la vía que corresponde, a la larga producen efectos negativos. Porque se encarece injustificadamente el trabajo de la mujer y ello, al igual que otras disposiciones de esta índole, afecta sus posibilidades de laborar y de conciliar su calidad de madre con la de mujer trabajadora.
En consecuencia, creo que debemos aprovechar la coyuntura que nos brinda esta iniciativa del Honorable señor Bitar para requerir derechamente del Gobierno un cambio de política a este respecto.
Como decía, las modificaciones que se introducen, indudablemente, van emparejando la situación de ciertas trabajadoras con otras, pero agravan negativamente -no sabemos en qué magnitud- otro tipo de problemas. De allí que el ideal sería que como resultado de este debate el Gobierno realmente se preocupara de esta situación y la convirtiera efectivamente en un problema de seguridad social, con lo cual se produciría un gran avance sobre el particular.
Quiero hacer un comentario sobre las referencias indirectas que se han hecho -que no han sido muy felices- en cuanto a lo sucedido en el caso de una distinguida madre chilena. Sólo quiero agregar dos cosas con relación a ello. Una, que la circunstancia de que la madre tenga permiso o licencia para no trabajar no asegura que ella se vaya a dedicar a su hijo. En general, esto más bien dependerá de la calidad de la madre. Pero cuando estamos en presencia de una mujer excepcional, como aquella a la cual se ha referido un señor Senador, creo que ella -mujer inteligente y culta- va a hacer en favor de su hijo mucho más de lo que nosotros pretenciosamente pudiéramos anhelar o desear en esta Sala.
Y ya que se quiere hacer referencia a la situación de los niños, me gustaría que pasara a ser un problema de preocupación nacional la enorme disminución de la natalidad que se ha producido en Chile en los dos últimos años. En el 2000, prácticamente nacieron 70 mil niños menos que hace dos o tres años. Ello nos enfrenta a un problema de futuro de país en razón de que, probablemente, muchas veces estamos preocupados del aspecto exterior o de los efectos políticos, y no de los efectos profundos. Esta circunstancia nos indica que Chile dentro de poco simplemente va a tener menos niños de los que existen hoy en términos absolutos, con efectos que nos limitan como país y que pueden tener graves consecuencias.
Curiosamente, la televisión europea transmitía sobre este particular -en un país que al parecer nos ha antecedido en este tipo de políticas que se han propiciado en el último tiempo- que España necesita lograr de alguna manera que 30 por ciento de extranjeros reemplacen a los niños que no están naciendo en ese país. Es decir, éste es un problema profundo.
Marginalmente se ha sacado a relucir este punto. Lo ideal sería tener un extenso debate sobre una materia tan seria como ésta, que dice relación con nuestro futuro como país, y, dentro de él, obviamente, se ha de estudiar el trato que deben recibir los niños. Ojalá, esta preocupación existiera no sólo respecto del que ha nacido, sino que también del que está por nacer.
Concretamente, en lo que concierne a este caso, observo que, indudablemente, se trata de un asunto de justicia, mirado desde el punto de vista del trabajador.
Pero quizás podríamos aprovechar la coyuntura. Para ese efecto, invito al Senador señor Bitar -quien ha presentado dos mociones- a postergar este debate o buscar una manera de requerir específicamente del Gobierno que la materia vinculada fundamentalmente con la maternidad pase a ser considerada como un problema de seguridad social, con otro tipo de enfoque y de funcionamiento adecuado a las circunstancias actuales.
Por ello, la norma que nos ocupa, aisladamente considerada, parece de equidad, pero deja de manifiesto, y pone el dedo en la llaga, un problema de fondo que precisamente causa estas derivaciones y perjuicios que, indudablemente, nadie desea.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Tiene la palabra la Honorable señora Frei.
La señora FREI (doña Carmen) .-
Señor Presidente , lamento que la discusión de esta materia se lleve a cabo al final del año y con pocos señores Senadores presentes en la Sala, casi como un tema secundario que debe aprobarse rápidamente. Ello me produce mucha rebeldía, porque, pese a hablar mucho de defender a la familia, a los niños, etcétera, no nos ubicamos en la realidad de nuestro país y del mundo, donde cada día hay más mujeres que cumplen el rol de jefes de hogar y que por ello deben trabajar.
Y éste no es un problema sólo del Estado o sólo de los empresarios. Ambos deben buscar la manera para que el niño pueda ser acogido y bien cuidado.
Esta materia la hemos analizado muchas veces en el Senado y a su respecto se han presentado distintas mociones, indicaciones y planteamientos. A mi juicio, entonces, si no la tratamos de una vez por todas con un espíritu moderno, andaremos mal como país.
Actualmente, la mujer está casi obligada a salir a trabajar por las condiciones económicas por las cuales atraviesa nuestro país. Ella lo hace con un sentimiento de frustración, porque se siente culpable de descuidar a su guagua, a la cual, a la vez, se le causa un daño enorme.
Mucho hablamos en general de un futuro mejor para nuestros hijos, pero provocamos un perjuicio a los que están mal cuidados.
Por eso, estos temas deben ser tratados con la participación de todos los Senadores. Lamento enormemente que seamos tan pocas las mujeres que podamos intervenir sobre temas que son muy nuestros. Porque, además -lo digo con toda sencillez y verdad-, todos quienes estamos aquí hemos tenido la oportunidad de criar hijos y contratar a personas para que los cuiden. Si yo preguntara a cada uno si han tenido "nana" para cuidar a sus hijos, con seguridad todos responderían afirmativamente. Hoy la realidad es otra. Entonces, debemos buscar soluciones que favorezcan a los niños. Éstos deben estar bien cuidados y tener una infancia tranquila.
En la actualidad, se habla hasta el cansancio de la necesidad de que el niño sea alimentado con leche materna el máximo de tiempo. También se tiende a que haya cierto control de los derechos del niño, porque si en brazos de la madre está expuesto a permanecer frente a la televisión o a andar en las esquinas pidiendo limosnas, cualquier persona bien nacida puede presentar un recurso de protección en su favor. Es decir, la que lleva a un niño a lugares donde por la hora no debería estar, es una madre maltratadora. Tan sencillo como eso. Y me refiero tanto a una que tenga un alto cargo como a una pobre señora que pide limosna.
Me parece que esta situación debe ser enfrentada con seriedad. Incluso, durante la discusión del proyecto de ley del adulto mayor conversamos sobre la posibilidad de que por barrios o manzanas haya lugares en que los niños queden a cargo de adultos mayores. Porque no pueden permanecer encerrados en sus casas. Todos hemos conocido casos de incendios, de envenenamientos o de mil desastres donde los niños son las víctimas.
Si después queremos niños sanos, bien alimentados, que no sean agresivos o violentos y que les vaya bien en el colegio, debemos dar una respuesta adecuada, para que tengan lo necesario en sus primeros años de vida -edad en la cual quedan definidos su futuro y personalidad como adultos-; pero no se lo estamos entregando.
Cuánto me gustaría que cada mujer pudiera permanecer en su hogar uno o dos años para cuidar mejor a sus hijos y estar con ellos. Sin embargo, ésa no es la realidad actual de nuestro país. Por ello debemos enfrentar el problema de manera seria y responsable. Actualmente, me da la sensación de que estamos "picoteando" para determinar a quién corresponde la responsabilidad.
En el último tiempo, hemos hecho pequeñas cosas. Con el Senador señor Bitar presentamos hace algunos años una iniciativa sobre salas cuna en los malls. Pero, aparte quedar consignado en la ley, no pasó nada, aun cuando todos sabemos que en esos centros comerciales labora una cantidad enorme de mujeres. ¿Qué cuesta tener en ellos un lugar donde las madres estén tranquilas y a la hora de colación puedan ir a ver a sus hijos? No se trata de un problema de más o menos recursos, pues si se pretende ahorrar ahora, en el futuro la situación será peor, porque esos niños no serán los adultos que pretendemos para nuestro país. Por el contrario, en cierta manera, tendrán complejos de inseguridad, serán violentos y, en general, actuarán como todas las personas que cuando niños no fueron bien cuidadas.
Por consiguiente, señor Presidente, estimo que debemos aprobar el proyecto.
Asimismo, debemos ser muy cuidadosos, pues muchas veces donde 25 mujeres están trabajando se dice que sólo hay 19, para así no disponer de una sala cuna. Ése es el resquicio que se usa.
Por otra parte, existe un problema que no debería plantear yo, sino los hombres. Me refiero a que de alguna manera los hombres están siendo discriminados. ¿Por qué? Porque en muchas familias sucede que, debido a que la mujer abandona el hogar o a que muere, el hombre queda a cargo de los niños pequeños. Por lo tanto, a ese trabajador también debería darse el derecho de tener dónde cuidar a sus hijos.
En ese espíritu se funda la segunda iniciativa del Honorable señor Bitar para reemplazar "trabajadoras" por "trabajadores". Por eso es necesario que los hombres reconozcan que están siendo discriminados. Quien debe hacerse cargo de sus hijos actualmente, no sólo es "la trabajadora". Por ello, el padre que ha quedado solo no puede llevar a sus hijos a la sala cuna.
No pienso defender más a los hombres y espero que ellos lo hagan.
Señor Presidente , estas materias son bastante serias en un mundo moderno en que se habla de Internet y de la globalización. Pero ¡por favor! Se trata del tipo de personas que tendremos en el futuro. A eso apuntan estos proyectos. De manera que debemos estudiarlos de la mejor forma posible. No me interesa si la solución va por lo laboral, por la participación del Estado, por un bono o por la existencia de salas cuna; lo importante es que sea algo concreto.
No es ninguna gracia lo que ocurre actualmente con las mujeres de Antofagasta, mi región -de ello puede dar fe el Senador señor Cantero -, donde hay una movilidad tremenda de los hombres debido al trabajo minero. Como consecuencia de ello, en las poblaciones la gran mayoría de los hogares son administrados por dueñas de casa que, como todos sabemos, tienen muchos hijos.
Si hay preocupación por el asunto, de alguna manera estamos fomentando el aborto. Analicemos la situación de una mujer con 3 ó 4 niños pequeños y queda embarazada. ¿Qué puede hacer si tiene que trabajar por ser el jefe de hogar? Intentar un aborto. Por lo tanto, estamos hablando de asuntos bastante graves.
Todos los aquí presentes deseamos fortalecer a las familias chilenas y resolver sus problemas, velar por su futuro, etcétera; pero, para que así suceda, debemos entregar soluciones concretas. De lo contrario, nos quedaremos sólo en palabras bonitas si hablamos en contra del aborto, a favor de la familia y de que ésta mantenga las mejores condiciones para que se desarrolle bien; y sin embargo, cuando enfrentamos problemas concretos como el que he mencionado, que es real y de actualidad, nos vamos por la tangente, lo cual, no corresponde.
Reitero que me da una pena tremenda que ante un tema importantísimo como el que discutimos -no debemos olvidar que más de la mitad de la población de este país somos mujeres- la asistencia de los señores Senadores sea mínima y lo estemos tratando como un proyecto de final de año, como si se nos hubiera quedado en el tintero. Y ésta no me parece una forma seria de abordarlo.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Lo estamos tratando en vísperas de Navidad.
Tiene la palabra el Honorable señor Parra.
El señor PARRA .-
Señor Presidente , el Senado debe pronunciarse sobre dos proyectos de ley que, por estar referidos a un mismo artículo -el 203 del Código del Trabajo- y corresponder a una misma materia, se han discutido en conjunto. Me parece sano el procedimiento, porque tiene que ver con un mismo beneficio, que es el de las salas cuna. Pero, en esencia, el primer proyecto tiende simplemente a corregir una discriminación carente de lógica y justificación.
El artículo 203 del mencionado código establece hoy la obligación de procurar salas cuna para empresas de carácter comercial que tengan más de veinte trabajadoras. La diversificación de las actividades económicas, el desarrollo creciente de nuevas actividades, el carácter restrictivo de la legislación mercantil chilena -son empresas comerciales aquellas que ejercen el comercio en los términos que señala el artículo 3º del Código de Comercio-, hacen aconsejable abrir la norma. Por qué discriminar, en razón del giro, entre una empresa que, pese a ser de gran tamaño, queda marginada de esta obligación y, en consecuencia, sus trabajadoras privadas del beneficio, única y exclusivamente por una cuestión de calificación jurídica del giro.
El primer proyecto, entonces, que incide en el inciso primero del artículo 203 del Código del Trabajo, tiene simplemente por objeto corregir esa distorsión, lo que, evidentemente, amplía la cobertura del beneficio.
No he escuchado argumentos en contra de tal iniciativa y doy por descontado que, al menos, él será aprobado.
El segundo, en cambio, incide también en el inciso primero y reemplaza la palabra "trabajadoras" por "trabajadores", lo que implica naturalmente aumentar de manera considerable el número de beneficiarios potenciales de esta disposición.
El Gobierno participó activamente en la discusión de ambos proyectos, y en su oportunidad se planteó en la Comisión la posibilidad de que hubiera una iniciativa gubernamental como aquí han solicitado algunos señores Senadores. Pero el Gobierno asoció su voluntad al proyecto del Honorable señor Bitar y proporcionó además antecedentes que creo necesario compartir con el Senado y que muestran lo que ocurre en la práctica con este beneficio.
Hoy día, señores Senadores, el 73 por ciento de las empresas chilenas ocupa menos de veinte trabajadoras. En consecuencia, sólo el 27 por ciento de las empresas está afecta a la obligación que establece el artículo 203. Esta obligación es imperfectamente cumplida, pues un 22 por ciento de las empresas que deberían hacerlo declaran que no proporcionan sala cuna ni bono. Lisa y llanamente, no cumple la ley, lo que por cierto es muy preocupante. Pero quiero destacar que sólo un 6,9 por ciento de las empresas dispone de salas cuna propias, mientras un 41.8 otorga bono. Lo que ocurre, Honorable Senado, es que esta obligación es de muy antigua data. Se introdujo en los mismos años en que se dictó la famosa "ley de silla". Por eso era restrictivo el número de trabajadoras que debía tener cada empresa. Era obligación tener sala cuna al interior de las empresas a disposición de las madres. Sin embargo, con el tiempo se flexibilizó esa parte de la obligación y se permite hoy financiar una sala cuna en un lugar externo que es, como acabo de señalar, a lo que acude el grueso de las empresas.
Siendo así, es lógico extender el beneficio. Éste no tiene su lógica en el número de trabajadoras que se empleen, sino en el hecho de haber trabajadoras madres. El beneficio debiera ser universal, alcanzar a todas las madres en una misma situación, y si es posible darle cumplimiento mediante la contratación de un servicio externo y no ya en virtud de la creación de una sala cuna al interior de la empresa. No se ve razón valedera para mantener la discriminación.
Por eso, creo que lo que se está haciendo aquí es dar un paso más dentro de una línea que se ha seguido desde hace tiempo en la legislación chilena, para que el beneficio vaya progresivamente alcanzando a más y más madres que trabajan. Llegará el momento en que el beneficio se pueda universalizar. Pero, al exigirse la existencia a lo menos de veinte trabajadores, todavía el grueso de las madres asalariadas va a quedar al margen del beneficio.
En otro dato estadístico proporcionado por la Subdirección del Trabajo para determinar el alcance real de la norma que se está aprobando, se deja constancia de que sobre una muestra de un total de 24.366 trabajadoras en empresas con más de veinte mujeres, sólo 920, o sea, un 4,6 por ciento, hacía uso del beneficio a que se refiere el artículo 203. ¡19.578 mujeres estaban naturalmente en condiciones de no hacer uso de él, porque sus hijos no se encontraban en los primeros meses de vida!
Se trata, en consecuencia, de un número muy reducido de beneficiarias, porque se dice, con razón, que el contar con trabajadoras mujeres puede incrementar los costos. Sin embargo, no se puede pasar por alto el hecho de que la mujer es en Chile discriminada en el nivel de remuneración. Hay múltiples estadísticas que demuestran que su remuneración es en promedio 35 por ciento inferior a la de los varones, en un mismo trabajo. Hay aquí, por lo tanto, una muy pálida compensación que tiene por objeto, además, alcanzar un fin social tan importante como el compatibilizar el trabajo femenino con el buen cuidado y desarrollo de los hijos.
Lamento, señor Presidente , haber escuchado, una vez más, la referencia de que estas normas rigidizan la legislación laboral. Y vale la pena destacar que cuando se habla de rigidez versus flexibilidad, todo está referido estrictamente a una cuestión de costos. Un peso más, por mucho sentido social que tenga, aparece entonces como un factor de rigidización, como una norma antiempleo, como algo que en definitiva perjudica la contratación de las personas a quienes se trata de beneficiar.
Con esa clase de argumentos, muy poco vamos a poder avanzar en la corrección de las inequidades sociales que existen en nuestro medio.
No veo razón para postergar la votación de este proyecto. Su autor se ha empeñado a fondo por su despacho; y hay que dejar constancia de que el proyecto fue presentado en 1996. La consideración de otras reformas laborales ha postergado su estudio, pero creo que debemos al Honorable señor Bitar el considerar debidamente la iniciativa y emitir ahora un pronunciamiento al respecto. Durante el segundo trámite, si el Gobierno desea acoger el criterio que se ha planteado aquí por la mayoría de los Senadores -ojalá así sea-, en el sentido de que éste es un tema que debe ser abordado integralmente, y como una cuestión de seguridad social más que de carácter laboral, tendrá la oportunidad de proponer los correctivos necesarios.
Por ahora, invito al Senado a votar favorablemente ambos proyectos.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Como no hay más señores Senadores inscritos para intervenir, se procederá a votar.
Con respecto al segundo proyecto que extiende a todas las trabajadoras los beneficios que proporcionan las salas cunas, y que figura en el último lugar de la tabla de hoy -lo conversé con el Honorable señor Bitar y con otros señores Senadores, quienes me manifestaron que no tienen observaciones u objeciones acerca de él-, resulta conveniente enviarlo nuevamente a Comisión, a objeto de analizar lo planteado en la Sala y todo lo relativo a seguridad social, y se emita un nuevo informe.
Además, no lo alcanzaremos a votar antes de la hora de término del Orden del Día.
Por lo tanto, nos pronunciaremos sobre el primer proyecto.
En votación.
El señor HOFFMANN ( Secretario ).-
¿Algún señor Senador no ha emitido su voto?
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente ).-
Terminada la votación.
--Se aprueba en general y particular el proyecto (28 votos contra uno y una abstención).
Votaron por la afirmativa los señores Aburto, Bitar, Cantero, Cordero, Fernández, Frei (doña Carmen), Frei (don Eduardo), Gazmuri, Horvath, Moreno, Núñez, Ominami, Páez, Parra, Pizarro, Prat, Ríos, Ruiz (don José), Ruiz-Esquide, Sabag, Silva, Stange, Urenda, Valdés, Vega, Viera-Gallo, Zaldívar (don Andrés) y Zurita.
Votó por la negativa el señor Martínez.
Se abstuvo el señor Canessa.
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