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    • rdf:value = " MEDIDAS REACTIVADORAS PARA AGRICULTURA. OFICIOS El señor MORENO.- Señor Presidente, intervengo en nombre de la Democracia Cristiana con respecto a la situación que afecta a la agricultura nacional. Con fecha 6 de marzo, en esta misma Sala, pronunciamos un discurso donde hicimos ver nuestras inquietudes acerca de lo que estaba ocurriendo con relación a un ámbito de dicha actividad, cual era la pequeña agricultura. Y, junto con otros Senadores, convocamos a una sesión especial de esta Corporación para el 18 de abril, cuando, con la presencia del Ministro del ramo y de otras autoridades, dimos a conocer un conjunto de propuestas concretas -en total, 18- en cuanto a la forma y modo como se podía enfrentar la cuestión del endeudamiento de los sectores campesinos, la baja rentabilidad que estaban experimentando y las dificultades en lo atinente a su recuperación para poder seguir siendo actores en nuestra sociedad. En esta oportunidad, por encargo del Partido Demócrata Cristiano y con el respaldo prácticamente de la totalidad de sus Senadores, debo señalar que la realidad de la agricultura es extremadamente crítica, debido a la baja o nula rentabilidad que están presentando sus diferentes rubros. Ésta es una situación que se viene arrastrando desde hace ya tiempo y que hoy es impostergable enfrentar con medidas concretas y urgentes que reviertan el oscuro panorama que se visualiza. Una parte importante de los problemas se origina en la distorsión de los mercados mundiales de productos agrícolas que, por efecto de las producciones subsidiadas en los países desarrollados que generan excedentes, provocan, así, la depresión de los precios internacionales y, con ello, de los nacionales. Se suman a lo anterior las importaciones de productos subsidiados, que originan, de manera directa, más daño aún. A nivel nacional, se deben agregar las imperfecciones de los mercados domésticos en varios productos relevantes del sector agropecuario, que requieren medidas de control y regulación que permitan una competencia leal y transparente. Otro elemento que introduce incertidumbre es la política de suscripción de acuerdos de libre comercio con diferentes países o con agrupaciones de ellos. En efecto, la negociación de un tratado de esa índole con Estados Unidos genera gran inquietud, por ser la economía más grande y competitiva del mundo, por registrar volúmenes de producción agropecuaria inmensos y, además, por otorgar altísimos niveles de subsidios y apoyos a su producción interna; sólo en la temporada 1999-2000, el Estado transfirió a los agricultores en dicho país, de manera directa, 26 mil millones de dólares, lo que, en definitiva, representó para ellos 66 por ciento de sus ingresos. Con una agricultura de ese nivel de distorsión no se puede competir equitativamente. ¿Cómo serán considerados, entonces, en un tratado de libre comercio los productos subsidiados? Cabe agregar a lo precedente la demanda estadounidense de eliminación de las bandas de precio determinadas por Chile, así como de otros instrumentos de política comercial perfectamente legítimos. Y ello, además de la aplicación indiscriminada de la ley antidumping de ese país, de cuyos efectos hemos tenido conocimiento en el caso de las uvas, resuelto favorablemente para Chile, y en el de las frambuesas, aún pendiente en Estados Unidos. La negociación con la Unión Europea, al menos en materia agrícola, constituye un desafío mayor. Aquélla tiene una política agrícola común, que forma parte de su patrimonio histórico y que no modificará en un ápice por un acuerdo con Chile. Por tal razón, y teniendo en cuenta los altos niveles de subsidio a la producción doméstica de la Unión Europea y la protección a los sectores estimados por ella como sensibles, cabe preguntarse cuál será nuestra estrategia negociadora respecto de tales asuntos y de la importación de productos subsidiados desde esa área. Los anuncios de la eventual negociación de un tratado de libre comercio con Nueva Zelanda es, por decir lo menos, extremadamente preocupante, por ser un competidor nuestro en el rubro silvoagropecuario. Desde los puntos de vista agropecuario y agroindustrial, el acuerdo con el MERCOSUR es francamente insostenible. La impresión que va quedando en el sector es que la política agraria chilena es el resultado de las negociaciones internacionales sobre tratados de libre comercio. Y, como esos instrumentos se hallan aún en curso, hasta que quedaran suscritos no se podría ver exactamente cuál es el margen de maniobra restante para concretar soberanamente la política agraria que más convenga a Chile. Debería ser todo lo contrario. Estados Unidos y Canadá, en el marco del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), plantean que algunos asuntos trascendentales para ellos, como las ayudas internas, es decir, los subsidios, sólo se podrán negociar después de la ronda de la Organización Mundial de Comercio. Lo mismo hace la Unión Europea. Si así fuera, ¿cómo podríamos negociar antes de la ronda de la OMC esos capítulos, sin saber cómo quedarán? La baja rentabilidad del sector, más la incertidumbre del futuro, han provocado que la banca privada chilena evite financiarlo. Asimismo, el Banco del Estado ha mantenido una política muy conservadora al respecto, quedando como único ente financiero especializado para la pequeña agricultura el Instituto de Desarrollo Agropecuario. Hoy no existe una política de financiamiento nacional del sector agropecuario acorde con sus realidades, características y rentabilidades. La economía chilena y otros sectores del quehacer nacional han dado muestras de ser capaces de enfrentar la globalización. No obstante, la evidencia empírica es que no todos los sectores pueden encararla de la misma manera, dadas las desiguales condiciones en que se compite a nivel mundial. Ése es el caso de la agricultura, que, aunque debe llevar a cabo progresos importantes para su modernización, capitalización y mayor competitividad, no puede materializarlos en condiciones tan desiguales como las de hoy. Como el Presidente Lagos ha dicho en reiteradas ocasiones sobre el tema que nos ocupa, "No debemos ser ingenuos". La Democracia Cristiana cree firmemente que nuestra agricultura puede competir en mercados globalizados. Para tal efecto, Chile cuenta con campesinos, empresarios y técnicos capaces de responder a los desafíos que ello representa, como se ha hecho hasta ahora. Pero no es posible continuar con la misma política seguida hasta hoy, ante la evidencia de mercados internacionales totalmente distorsionados por los subsidios. Si tal política no es modificada en algunos aspectos, una parte importante de la agricultura sucumbirá y dejará tras de sí una secuela de pobreza y miseria. La economía de varias Regiones del país depende del sector agropecuario. Frente a esas circunstancias y realidades, la Democracia Cristiana propone un conjunto de medidas reactivadoras -ya hicimos públicas varias en marzo y abril recién pasados, según lo consigné al comenzar esta intervención-, que sus Senadores nos encontramos dispuestos a apoyar en el Congreso. Y las expondré a continuación. 1. El establecimiento de una política de defensa en frontera de la agricultura chilena, que la proteja de los productos agrícolas subvencionados o que dañen o amenacen dañar, debido a situaciones coyunturales en sus orígenes, las producciones domésticas. Esa política debería contemplar, al menos, los siguientes instrumentos: a) Un mecanismo de sobretasas arancelarias eficiente y expedito, para lo cual ha de modificarse la actual normativa sobre la Comisión Nacional de Distorsiones del Banco Central en cuanto a sus procedimientos y composición. Hoy es de cargo del afectado demostrar la existencia de subsidios, dumping y otras anomalías. El sector agrícola se halla subrepresentado en esa entidad. b) Fondo de investigación de distorsiones de mercados, que permita actuar a las autoridades públicas de oficio, de manera de anticipar los eventuales daños que se puedan generar en la producción nacional. c) Modificar el plazo de aplicación de las salvaguardias a productos que causen o amenacen causar daño a la economía nacional, de un máximo de un año y renovable por otro adicional, como lo es en la actualidad, a lo permitido por la OMC; es decir, cuatro años, más una prórroga de cuatro más y dos años adicionales, por ser un país en vías de desarrollo, como lo hace la gran mayoría de los que se encuentran en esa categoría. 2. Restablecer la capacidad del Presidente de la República de elevar los aranceles de importación ante situaciones anormales para cualquier producto de origen agropecuario, hasta el máximo consolidado en la Organización Mundial de Comercio; o sea, 25 por ciento ó 31,5 por ciento para los productos con bandas de precios. 3. Las bandas de precios deben ser declaradas patrimonio de la política agraria del país y, por lo tanto, no deben ser objeto de negociación alguna. Al respecto, instamos al Gobierno a desplegar todos los esfuerzos técnicos, jurídicos y diplomáticos necesarios para efectuar una adecuada defensa y término de la disputa interpuesta por Argentina contra las bandas de precios aplicadas por Chile. 4. El Gobierno debe aplicar una activa política de regulación de los mercados agrícolas frente a mercados imperfectos, como los oligopsonios, mediante el desarrollo de poderes compradores para productos que son ejes de las economías agrarias regionales y de compras parciales por parte de COTRISA, tendientes a restablecer condiciones de competencia, como ocurre en la mayoría de los países. Dicho en palabras más directas, la Democracia Cristiana es partidaria de ampliar y fortalecer el financiamiento y la operación de COTRISA respecto de estos productos específicos. 5. El Gobierno debe fijar con extrema claridad la política agraria frente a los acuerdos internacionales o tratados de libre comercio que está negociando o renegociará, en el sentido de la exclusión de productos sensibles para la economía agraria chilena; mecanismos de estabilización de precios; mecanismos de protección en frontera para productos con subvenciones o distorsiones, y otros. 6. El país debiera tener un amplio debate en el Senado de la República sobre la necesidad de aranceles diferenciados para la agricultura, en el marco de las negociaciones de una nueva ronda en la Organización Mundial de Comercio, que podría iniciarse en Qatar en noviembre de este año, y en consonancia con la práctica mundial mayoritaria. Casi ningún país del mundo tiene una política agraria como la chilena y aranceles parejos para todos los productos. Esto prácticamente es considerado un acto de ingenuidad nacional. 7. El Gobierno debe despachar a la brevedad un conjunto de medidas que hagan más eficiente y ágil el funcionamiento de la Fiscalía Nacional Económica, y que efectivamente haga más transparente los mercados agropecuarios y evite las excesivas concentraciones, los carteles y los acuerdos que impliquen colusión de intereses entre operadores de los mercados. 8. Desarrollar un Fondo Público-Privado de Defensa de Mercados, que permita investigar y defender las exportaciones chilenas a terceros mercados y hacer frente a las acusaciones o abusos a que son sometidas, la exigencia de contratar abogados, peritajes, estudios, y otras materias. Este Fondo podría operar bajo la fórmula de costos compartidos, en que la parte privada aportase al menos un 50 por ciento mediante un crédito obtenido con el Banco del Estado en condiciones preferenciales y que cuente con el aval del Estado. Si la defensa es exitosa, el crédito lo cancela el sector privado en los plazos y condiciones preferenciales preestablecidas; si la defensa es fallida y la industria en cuestión colapsa, el crédito que quede insoluto sería cancelado por el Estado mediante el fondo destinado para ello. En síntesis, el Estado se hace cargo del 50 por ciento de los costos totales de la defensa y de un máximo de ciento por ciento si la industria o sector en cuestión desaparece. Éste es el conjunto de planteamientos específicos y concretos que proponemos para enfrentar la delicada y crítica situación por la que atraviesa en estos momentos el sector agropecuario chileno. Señor Presidente , en nombre de los Senadores democratacristianos, en cuya representación hablo, solicito remitir mi intervención al señor Presidente de la República y a los señores Ministros del Interior , Secretario General de la Presidencia, de Hacienda y de Agricultura . Como podrán haberse dado cuenta los Honorables colegas, la casi la totalidad de estas medidas no son del ámbito de aplicación directa de este último Ministerio, sino de esas otras Carteras, a las que ahora incluyo, para los efectos del envío de oficios, la de Relaciones Exteriores. He dicho. El señor RÍOS ( Vicepresidente ).- Antes de conceder la palabra, en primer lugar, deseo felicitar a Su Señoría por su intervención hecha en nombre de su bancada. El señor MORENO.- Gracias, señor Presidente. El señor RÍOS ( Vicepresidente ).- Desde mi punto de vista, es magnífica. Sugiero que la petición de oficios del Honorable señor Moreno sea conocida mañana, en algún instante, en una reunión de Comités. Y seguramente concitará el apoyo de toda la Corporación. Por lo tanto, las opciones son o enviar los oficios a las distintas autoridades mencionadas por Su Señoría, o -que es lo que sugerí-, buscar la forma respaldar lo manifestado por el Senador señor Moreno . Insisto, creo que su planteamiento es excelente. En segundo término, en relación a lo expresado por Su Señoría, deseo agregar que hoy día Chile tiene realmente la mejor agricultura del mundo, por cuanto la totalidad de los productos que se elaboran en tierra chilena se encuentran en primer o segundo lugar. No los hay en cuarta o quinta ubicación, salvo la producción de leche por vaca, donde ocupamos el quinto lugar en el mundo. Esto significa que estamos en los más altos niveles. Por eso, estimo que la intervención del señor Senador apunta a defender lo mejor del mundo y que no podemos despreciar si hacemos las cosas bien. Independientemente de la petición de oficios formulada, insinúo la posibilidad -así lo conversaré con el señor Presidente - de que mañana celebremos una reunión de Comités para plantear que el envío de los oficios se haga en nombre de toda la Corporación. El señor MORENO .- Agradezco las palabras del señor Presidente , y acepto plenamente su sugerencia. Estoy dispuesto, en nombre de los Senadores de la Democracia Cristiana, a que mi intervención sea difundida y conocida por la Sala, vía Comités, en el momento oportuno y pertinente. El señor RÍOS ( Vicepresidente ).- ¿Habría acuerdo para remitir los oficios solicitados, sin perjuicio de que, si mañana los Comités, en conocimiento de este discurso, que es muy trascendente, resuelvan enviarlos en nombre de todo el Senado? El señor MORENO.- Sí, señor Presidente. El señor LAVANDERO.- Es necesario dejar en claro que, de no prosperar lo manifestado por la Mesa, los oficios cuentan con la adhesión de la bancada democratacristiana. El señor RÍOS ( Vicepresidente ).- Estimo que mi sugerencia se aprobará, porque la intervención del señor Senador está muy bien fundamentada. El señor MUÑOZ BARRA .- Señor Presidente , desde ya, me sumo a la petición de oficios. El señor STANGE .- Yo también. --Se anuncia el envío de los oficios, en nombre del Senador señor Moreno, en conformidad al Reglamento, con las adhesiones señaladas. "
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