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El señor SILVA (Vicepresidente).-
Corresponde conocer, en primer trámite constitucional, el proyecto que establece el derecho a siesta en la jornada laboral.
Diputado informante de la Comisión de Trabajo y Seguridad Social es el señor Seguel.
Antecedentes:
-Moción, boletín Nº 3251-13, sesión 4ª, en 10 de junio de 2003. Documentos de la Cuenta Nº 11.
-Informe de la Comisión de Trabajo, sesión 34ª, en 28 de agosto de 2003. Documentos de la Cuenta Nº 7.
El señor SILVA (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el diputado informante.
El señor SEGUEL.-
Señor Presidente , sé que el proyecto puede provocar risas a algunos diputados y diputadas. Eso, si bien pareciera, legítimo, de algún modo resulta absurdo si no existe preocupación por saber y estudiar el tema. A veces, la ignorancia se transforma en risa. Es bueno estudiar e interiorizarse de los temas antes que reír con tanta facilidad, como lo han hecho algunos diputados públicamente.
En nombre de la Comisión de Trabajo y Seguridad Social, paso a informar, en primer trámite constitucional, sobre el proyecto, iniciado en moción, del diputado que habla, que establece el derecho a la siesta para los trabajadores.
El sueño se origina y se regula en el sistema nervioso central. Desempeña la función de recuperar al cerebro del desgaste de la actividad continua, y actúa positivamente sobre las funciones ejecutivas. Dicho más claro aún, las personas cuentan con mayores posibilidades de razonar y de tomar decisiones cuando hay descanso de por medio. En ese sentido, el dormir es considerado por muchos como una actividad preventiva, pues ayuda a afrontar con mayor lucidez los compromisos.
Si al proceso del sueño se le da el tiempo adecuado y un ambiente propicio, se restauran, rejuvenecen y energizan el cuerpo y el cerebro. La tercera parte de nuestra vida, que debería estar dedicada a dormir, tiene profundos efectos sobre los otros dos tercios, en términos de nuestro estado de alerta, energía, ánimo, percepciones, pensamientos, reacciones, productividad, habilidades comunicacionales, creatividad y buena salud.
Por otra parte, los efectos de dormir mal pueden traducirse, entre otras consecuencias, en acciones retardadas, menor eficiencia, pérdida de memoria, cansancio, irritabilidad, menor habilidad para manejar los problemas, dificultad en permanecer despierto después del almuerzo y de mantenerse alerta mientras se relaja.
A lo anterior se suman las investigaciones efectuadas por el Departamento de Salud del Estado de California, que señala que el setenta por ciento de las personas que han dormido menos de seis horas por noche tiene un índice de mortalidad más alto que el de quienes reportaron que lo habían hecho de siete a ocho horas. Por tanto, es evidente que el sueño es una parte fundamental de nuestra vida y que incide, particularmente, en la calidad de ella.
La siesta tiene una explicación biológica clara, descubierta hace dos décadas. Desde entonces, una serie de estudios han ido demostrando que su práctica es un método infalible para reponer energías y mejorar el estado de ánimo y el rendimiento en el trabajo, así como para evitar accidentes, lo que, en pocas palabra, podría caracterizarse como un aumento en la calidad de vida de las personas que la practican.
Cuando me corresponda hacer uso de la palabra para defender la iniciativa, citaré este punto como la base fundamental del derecho a la siesta.
Tal como se consigna en los considerando de la moción, en 1985 el equipo del doctor Scott Campbell , catedrático de psicología de la facultad de medicina de la Universidad de Cornell, de Nueva York, demostró, por primera vez, que la siesta tiene mucho que ver con el reloj biológico, es decir, con el mismo sistema que nos hace dormir por la noche. Dicho sistema está situado en una zona de cerebro llamada región supraóptica, que es la que controla los cambios diarios de fenómenos fisiológicos y bioquímicos, como el sueño, la vigilia, la liberación de hormonas, los cambios en la temperatura de la piel, la agudeza visual, etcétera. A igual conclusión llega el doctor Emilio Rodríguez Sáez , médico de la unidad de sueño del Servicio de Neurofisiología de la Clínica del hospital general de Vigo, quien reconoce a la siesta como un fenómeno natural, y ha señalado que “la bondad y conveniencia de la siesta es algo que cualquier persona dedicada al sueño recomienda en la actualidad, ya que no es algo que esté biológicamente relegado sólo a la noche. En algunos momentos del día tenemos más necesidad de dormir en relación con la luminosidad del sol, lo cual es variable de unos países a otros, y con el reloj biológico que ponemos en marcha en los primeros días de nuestra vida”.
Sobre la base de dichos antecedentes, no es extraño -a juicio de quien habla- que en los Estados Unidos de América, país que se caracteriza por tener alta capacidad de innovación, se haya reconocido el valor científico de la siesta, y que ésta se esté promoviendo a nivel laboral. Además, debe de haber influido el hecho de que 100 mil accidentes de tránsito son causados en ese país por conductores que se duermen en la ruta, como resultado de los cuales se provocan
1.500 muertes cada año. Además, las privaciones y desórdenes del sueño cuestan, a lo menos, 150 billones de dólares en igual período. Quiero demostrar que en Chile sucede una situación similar.
En Estados Unidos, científicos, como el doctor William A. Anthony , director del Centro de Rehabilitación Psiquiátrica de la Universidad de Boston y director del The Napping Company INC. abogan por que la siesta se convierta en una práctica habitual. Así, el citado doctor está luchando por que las empresas tomen en serio la siesta e incorporen salas de descanso para que los trabajadores puedan reponer energías.
Por su parte, el doctor James Maas , profesor del Departamento de Psicología de la Universidad de Cornell, de los Estados Unidos de América, lleva más de cinco años asesorando a empresas, labor en la cual ha destacado los beneficios de la siesta, que ha sido convertida en la salvadora de los hombres. Ese especialista es autor, junto con Camille Anthony , de los libros “El arte de la siesta” y “La siesta en el trabajo”. Por el momento, ha conseguido la creación del Día Nacional de la Siesta en el Trabajo, que se celebró, por primera vez, el 3 de abril del 2000, en Estados Unidos de América.
En su libro “El arte de la siesta” señala que “el hombre es un animal bifásico, y en el ecuador de la jornada sufre una caída de los niveles de alerta y de las constantes vitales. La única manera de combatirla es con un sueño, preferiblemente breve y ligero, pero suficiente para paliar nuestro déficit de horas de descanso”.
Otra iniciativa de promoción de la siesta es la impulsada por el empresario catalán Federico Busquets , quien se fijó en que muchas personas terminaban dormitando sobre el volante de sus autos o reclinados sobre el asiento, a la espera de volver a la oficina repuestas luego del almuerzo. Por ello, empezó a abrir centros de descanso por todo el estado, denominados “Masajes a Mil”, donde, aparte de otros servicios complementarios de belleza, se ofrece un masaje relajante de diez minutos, seguido de media hora en una silla ergonómica, que mantiene al cliente en posición fetal, en un espacio tranquilo diseñado para aliviar tensiones.
No se trata de una moda, sino que comienza a ser una necesidad. La siesta sirve tanto para el desempeño laboral como para la calidad de vida en general. Ella aumenta el rendimiento -es bueno que lo escuchen los empresarios-: cambia el humor -sobre todo a los malgenios-, alivia tensiones, es gratis, relaja, desconecta y vuelve a conectar; ayuda a tomar decisiones y no tiene contraindicaciones.
En nuestro país, la empresa de uniformes Panelco ha implementado recientemente un novedoso sistema por el cual sus trabajadores disponen de un espacio adecuado especialmente para dormir una siesta de veinte minutos.
Cuando intervenga en la discusión del proyecto daré a conocer un informe que recibí ayer de dicha empresa sobre qué ha acontecido en los tres meses que han transcurrido desde que se implementó la siesta.
No por nada figuras de la talla de Leonardo da Vinci, Johannes Brahms , Salvador Dalí , Winston Churchill , Simón Bolívar , Napoleón, Bill Clinton , Ronald Reagan y tantos ex presidentes chilenos y figuras destacadísimas -por nombrar algunas, los presidentes Aylwin y Frei , y Jaime Guzmán -, han sido grandes dormidores de siesta y han tomado grandes decisiones luego de ésta.
Al respecto, Albert Einstein dijo: “Las siestas son recomendables para refrescar la mente y ser más creativos”, mientras Thomas Alva Edison sentenció: “Soy capaz de dormir como un insecto en un barril de morfina a la luz del día”.
La idea matriz del proyecto es otorgar a los trabajadores chilenos un descanso adicional, a continuación del tiempo de colación, de veinte minutos no imputables a la jornada de trabajo y destinados a la siesta.
La discusión general del proyecto en la Comisión fue bastante agradable, enriquecedora, grata, donde el ánimo de los parlamentarios se pudo relajar, para luego trabajar en serio, y cada uno de sus miembros pudo entregar su parecer sobre el tema.
El proyecto de ley en informe fue aprobado, en general, en la sesión de 5 de agosto del año en curso, con los votos favorables de la diputada señora Adriana Muñoz y de los diputados señores Pedro Muñoz , Edgardo Riveros , Boris Tapia y el que habla. Se abstuvieron la diputada señora Ximena Vidal y los diputados señores Julio Dittborn , Javier Hernández y Pablo Prieto . En consecuencia, el proyecto se aprobó por cinco votos a favor y cuatro abstenciones.
Durante la discusión en general, el subsecretario del Trabajo dijo que, junto con compartir la idea de que la jornada de trabajo y las condiciones de empleo propendan hacia una mayor humanización -esto es, haciendo mayor consonancia entre la calidad de vida del trabajador y las necesidades de productividad-, es necesario considerar paralelamente que las modificaciones de la jornada de trabajo deben observar cuidadosamente los aspectos laterales que dicen relación con el régimen de remuneraciones a que muchos trabajadores están sujetos y que se relacionan íntimamente con la distribución de la referida jornada.
Respecto de este punto, voy a intervenir en la discusión del proyecto para hacer ver la necesidad de que los trabajadores tengan una siesta, por lo que el Ejecutivo propone modificar los horarios laborales en Chile en la famosa “flexibilidad laboral”.
El subsecretario del Trabajo añadió que, a esto, se agrega el hecho de que una eficaz mejoría en las reglamentaciones sobre jornada de trabajo y descanso dentro de ella, debe ir aparejada con elementos que permitan una fluida fiscalización por parte del ente administrativo, ya que, de lo contrario, se crean múltiples expectativas en torno de normas que, en definitiva, no será posible aplicar sino en casos demasiado marginales.
Por su parte, el señor Jaime Godoy Fernández , médico, director del Centro de Estudio del Sueño de la Facultad de Medicina de la Pontificia Universidad Católica de Chile -por si a alguien le preocupa que no hayamos consultado la opinión de los médicos chilenos-, señaló que el sueño es una necesidad vital irremplazable, al extremo de que, en modelos experimentales con animales, la prolongación indefinida de la vigilia causa la muerte. Por otra parte, el sueño resulta inevitable y prevalece ante otras necesidades básicas, como las de alimentación, de reproducción e, incluso, de supervivencia. Así, incluso en situaciones de riesgo vital, como el soldado en la trinchera o, más comúnmente, el conductor frente a su ve-hículo, puede aparecer el sueño y causar la muerte del individuo.
Agregó que, fisiológicamente, el sueño presenta alternancia con la vigilia en un proceso cíclico determinado por una estructura cerebral, que, en el ser humano, está acoplado con el ciclo luz-oscuridad. Sin embargo, a lo largo de la vida el ciclo sueño-vigilia varía. Así, en el recién nacido, en el curso de 24 horas, hay múltiples ciclos sueño-vigilia, evolucionando progresivamente hasta un ciclo de dos fases en el adulto. Existe, además, en el adulto un claro descenso de la vigilancia en las primeras horas de la tarde, proceso que es también fisiológico y cuya intensidad varía de un individuo a otro.
Recalcó que la privación de sueño y las condiciones patológicas que producen somnolencia diurna anormal inciden en el rendimiento y la seguridad laborales. Se sabe, por ejemplo, que es causa de accidentes de tránsito graves, y que estos se producen en dos momentos peak: en la madrugada y alrededor de las 15 horas, coincidentes con los períodos de mayor tendencia al sueño. Por otra parte, señaló que, según un estudio publicado recientemente en la revista “Sleep”, los insomnes crónicos registran un ausentismo laboral 2.8 veces mayor, y frecuencia de accidentes del trabajo siete veces mayor que los dormidores normales.
Hizo presente que la investigación exhaustiva de gravísimos accidentes, tales como los de Chernobyl, del transbordador Challenger , del petrolero Exxon-Valdez, etcétera, han mostrado que la fatiga física y la privación de sueño, a lo menos, han contribuido significativamente en su ocurrencia. La repercusión que estos mismos factores tengan, en errores menores, en un ambiente cotidiano, que, por su magnitud no son investigados en profundidad, es desconocida, pero, a partir de los datos antes presentados, no hay por qué suponer que la fatiga y la somnolencia no estén también involucrados. Esto es especialmente válido para quienes laboran en turnos nocturnos, que en países desarrollados incluyen un porcentaje significativo de la fuerza laboral.
Manifestó, además, que la siesta produce un significativo alivio sintomático en quienes presentan somnolencia en las tardes; su impacto en el rendimiento y seguridad laborales es difícil de cuantificar. Asimismo, manifestó que el investigador Sallinen ha demostrado que una siesta corta mejora el nivel de alerta -medido en tiempo de reacción visual y pruebas neurofisiológicas de somnolencia- en trabajadores de turnos nocturnos. Por su parte, el investigador Purnell demostró, en ima `rieba cpm un grupo de ingenieros de mantención de vuelos, que una siesta corta -aproximadamente, de veinte minutos- mejora significativamente la velocidad de respuesta al fin del turno nocturno. El efecto benéfico de siestas cortas ha sido también demostrado fuera de los turnos nocturnos, que se ha mejorado el nivel de alerta, el rendimiento y el bienestar subjetivo.
Agregó que existen algunas condiciones médicas, inhabituales, en las que la siesta es parte del tratamiento convencional, como por ejemplo la narcolepsia.
A juicio del señor Godoy , los inconvenientes de una siesta son dos: a) la inercia de sueño, que consiste en un enlentecimiento en los primeros minutos del despertar. Se produce en algunos individuos y puede interferir en la toma de decisiones y en la actividad laboral en general, y b) empeorar algunos trastornos del sueño que requieren más bien un ordenamiento horario, o posponer el diagnóstico en quienes tienen somnolencia diurna excesiva, patológica, cuyo tratamiento es distinto.
En su opinión, la siesta en el lugar de trabajo como mínimo debe ser un derecho toda vez que exista una indicación médica que lo justifique, y es deseable en trabajadores de turnos nocturnos o que desarrollan tareas complejas que requieren de gran concentración por tiempos prolongados, como las del transporte público y de carga, personal de la salud y trabajadores que sientan gran somnolencia en las primeras horas de la tarde.
El señor Augusto Bruna , que asistió en representación de la Cámara Chilena de la Construcción, señaló que, si bien reconoce que siente una profunda simpatía por la siesta y comparte los fundamentos médicos que sostienen esta iniciativa, observa elementos que la hacen inviable, dado el peso y gravamen que importaría para la inmensa mayoría de las empresas, particularmente respecto de los lugares destinados a siesta, habilitación de los mismos, separación por sexos, etcétera.
A su juicio, es menester iniciar estudios que avalen los aumentos de productividad esperados y/o que se considere este derecho dentro de la negociación colectiva.
Finalizó recordando que en el sector de la construcción, con clara tradición en la materia -se refiere a que todos los trabajadores de la construcción duermen siesta-, los convenios nacionales que rigieron el sector entre 1968 y 1980 nunca consideraron esta materia.
El señor Ricardo Claro Valdés -nadie pensará que yo pueda tener algún acuerdo con él por haber presentado este proyecto. Eso está fuera de lugar- manifestó que habitualmente recurre al descanso mediante la práctica de la siesta, y que dicha determinación la adoptó, primero, sobre la base de la experiencia traspasada por su abuelo, quien señalaba que el ejercicio de la siesta no le cortaba el cuerpo y le permitía hacer más llevadera una vida laboral intensa.
En segundo lugar, recordó que durante 1982-1983 debió enfrentar, durante pleno período de crisis financiera nacional, una gran cantidad de problemas personales que le provocaron un severo cuadro de hipertensión, por lo que requirió de atención médica especializada. En esa oportunidad, el médico tratante le prescribió dormir durante la jornada de trabajo, dividiéndola.
En tercer lugar, señaló que su jornada habitual de trabajo es de unas once horas diarias, y llega en oportunidades a catorce, lo que constituye una jornada extensa y agotadora, y cree que la siesta le permite enfrentarla en buenas condiciones.
Asimismo, rescató el hecho de que el autor de la moción nombrara a una serie de personalidades mundiales de reconocida capacidad que habitualmente recurrían al ejercicio de la siesta. Manifestó que podía agregar a algunas otras personalidades, cuestión que permite aseverar que no se trata de un fenómeno de los nuevos tiempos, sino que cuenta con cierta historia a través de los siglos.
Recalcó que no existe ninguna consideración que impida sostener que si él duerme siesta todos los días, sus trabajadores también pueden hacerlo.
Manifestó que su respuesta al tema sigue siendo esa. Sin embargo, recordó que cierta publicación en la prensa motivó a que otros empresarios le manifestaran que este tipo de iniciativas provocarán fricciones con los trabajadores; pero, a pesar de ello, mantiene su posición en cuanto a que los grados de preparación que presentan los trabajadores hoy en día permiten razonar con ellos sin tener que recurrir, necesariamente, a conflictos.
Agregó que mantiene su posición, a pesar de reconocer que existen aspectos por solucionar, como la forma en que se ejercerá el derecho a siesta.
Consultado respecto de las consecuencias prácticas de la implementación de este derecho, señaló que, en lo personal, la siesta aumenta y mejora su productividad, ya que luego de ella se encuentra más lúcido, por lo que normalmente fija las reuniones importantes a horas posteriores a su siesta, aproximadamente, a las 15.30 horas. Manifestó que, aplicada y generalizada al campo laboral, debería ayudar a evitar accidentes del trabajo.
Consultado respecto de la duración de la siesta, señaló que aproximadamente diez minutos es lo adecuado y que, en lo personal, él la toma sentado en su silla, sistema que aprendió de un gran empresario de seguros. Entiende que se trata de una figura de difícil implementación en tareas como las de la minería, pero de fácil ejecución en oficinas. Contundente información la entregada por don Ricardo Claro .
La Confederación de la Producción y del Comercio, representada por don Carlos Urenda Aldunate , argumentó que, tal como señala la misma moción, uno de los fundamentos del proyecto es que la siesta mejoraría la calidad de vida y la productividad de los trabajadores. Señaló que podrían estar de acuerdo en lo primero, pero que lo segundo resulta más que discutible, debido al hecho de que en los países con trabajadores más productivos no se suele dormir siesta. Asimismo, dijo que en la actualidad existen muchas prácticas a las que se les atribuyen los mismos beneficios mencionados, como el deporte, la meditación, la oración, las relaciones sexuales y otras.
Por su parte, los diputados integrantes de esta Comisión que participaron de el debate de esta materia expresaron, en general, su simpatía por la moción en informe, toda vez que ella, además de novedosa, se encuentra avalada por importantes y significativos estudios científicos y por la opinión de docentes que indican que la siesta constituye un elemento revitalizador para el trabajador en el desempeño de sus labores, por lo que manifestaron su disposición a apoyar su tramitación legislativa.
Puesto en votación el proyecto de ley, se aprobó por cinco votos a favor, ninguno en contra y cuatro abstenciones.
El proyecto de ley expresa lo siguiente:
“Artículo Único: Modifícase el artículo 34 del Código del Trabajo de la siguiente forma:
“a) Reemplázase su inciso primero por el siguiente:
“La jornada de trabajo se dividirá en dos partes, dejándose entre ellas, a lo menos, el tiempo de media hora para la colación y veinte minutos adicionales de siesta. Este período intermedio no se considerará trabajado para computar la duración de la jornada diaria”.
“b) Agrégase el siguiente inciso segundo, nuevo, pasando el actual segundo a ser tercero:
“En el caso de que el trabajador haga uso del período de descanso adicional señalado en el inciso anterior, deberá compensar dicho tiempo en la forma que acuerde con su empleador”.
“c) Sustitúyase, en la primera oración de su actual inciso segundo, que ha pasado a ser tercero de acuerdo con la modificación anterior, las expresiones “el inciso anterior” por las expresiones “los incisos anteriores”.”
Es todo cuanto tengo que informar.
He dicho.
El señor SILVA (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el diputado Iván Moreira.
El señor MOREIRA.-
Señor Presidente, no quiero prejuzgar las buenas intenciones de los diputados que presentaron este proyecto de ley.
El diputado Seguel afirma hoy, en un diario, que deseaba seriedad en la discusión del proyecto. Uno puede pensar que es serio, y no me cabe duda de que, quizás, la principal motivación puede serlo; pero hay una cuestión de sentido de oportunidad y de prioridad. Y la materia que hoy se está tratando en la Cámara de Diputados no requiere, necesariamente, prioridad legislativa.
Si algún empresario o industrial desea darle facilidades a sus trabajadores para que duerman siesta, lo puede hacer, porque no hay ninguna restricción respecto de esa materia. Pero no podemos abocarnos a las equivocadas prioridades de la Concertación. Esto no lo digo en forma peyorativa ni ofensiva. ¡Qué importante parece este proyecto! Pero hay sólo cinco diputados de la Concertación en la Sala. No hay más. Quizás, luego vengan a votar, aunque no veo el suficiente interés por tratarlo.
En realidad, debe haber un sentido de respeto para con el país por parte de esta Cámara de Diputados. No es posible que la Concertación esté abocada a este tipo de prioridades. Este proyecto es de la Concertación, al igual que el presentado hace algunos meses para legalizar la marihuana o el que dice relación con la unión matrimonial entre homosexuales. Ayer, en todos los medios de comunicación se discutía con gente de la Concertación acerca de si se apagaba o se dejaba encendida la llama de la libertad, y hoy debemos estar presentes aquí para discutir y votar el proyecto sobre el derecho a la siesta. Debe existir un sentido de prioridad, de oportunidad y de respeto a la ciudadanía.
Nadie desconoce la parte científica o técnica que señaló el orador que me antecedió en el uso de la palabra, con respecto a los beneficios de la siesta; pero lo grave es que hoy la Cámara de Diputados se dedique a legislar sobre la materia. Si seguimos con estos proyectos, la próxima semana vendrá alguna indicación relacionada con la compañía y con la extensión de la siesta. Parecemos el “Jappening con Ja” de la política chilena.
Debemos tener respuestas y respeto por los chilenos, sobre todo cuando hay sectores muy postergados. ¡Qué rapidez por aprobar este proyecto! Pero ¿qué pasa con los jubilados? ¿Qué pasa con las rentas de los trabajadores? ¿Cuántas necesidades tiene la clase trabajadora, y nosotros estamos abocados a legislar para que duerma siesta?
No discuto los méritos que pueda tener el proyecto a la luz de los estudios científicos o empíricos, ni tampoco respecto de los resultados que ha tenido este tipo de disposiciones en países europeos y más desarrollados que el nuestro. El problema es que Chile no puede darse este lujo. Es inconveniente. No existen las facilidades, los mecanismos ni la infraestructura, porque es cara, para que las empresas puedan permitir a sus trabajadores dormir siesta. Ni los empresarios ni las pymes tienen los medios para dar este tipo de facilidades a sus trabajadores. Entonces, ¿para qué elaboramos leyes imposibles de cumplir? ¿Para distraer la atención del país? Creo que este es un punto político tremendamente importante.
Rechazo en forma categórica el proyecto, porque si se quiere conceder a los trabajadores un tiempo para dormir siesta, se puede hacer a través de instrucciones directas de los propios empleadores.
Creo que hay una equivocación. De ninguna manera nos prestigiaría la aprobación de este proyecto. La Concertación invoca y toma como ejemplo a distinguidos empresarios que duermen la siesta y los usa como emblema -cuando le conviene-. Sin embargo, en este Congreso Nacional deberíamos legislar sobre las prioridades del país, como el empleo, la delincuencia, el desarrollo, el crecimiento, las mejoras económicas, y no sobre la siesta.
Reitero: no dudo de los méritos ni de los beneficios del proyecto, pero hay una cuestión de prioridad y de sentido de oportunidad.
Hago un llamado a los legisladores a no equivocarse, a seguir por el buen camino, por el camino serio y responsable; porque las personas que nos están viendo por el canal de televisión o que leen el diario y advierten que los diputados se reunieron, hoy jueves, a votar un proyecto sobre la siesta, lo primero que piensan es que hay otras necesidades, otras prioridades. No nos equivoquemos, porque el país no requiere una ley para dormir siesta; lo que requiere es trabajar, no dormir. El país necesita metas claras y precisas.
Por eso, fuerte y claro, digo que no estoy dispuesto a aprobar este proyecto, más aun cuando Chile necesita señales ejemplarizadoras de trabajo, de desarrollo y de bienestar. Claramente, es más importante trabajar que dormir.
He dicho.
El señor SILVA (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el diputado señor Enrique Jaramillo.
El señor JARAMILLO .-
Señor Presidente , este proyecto no tiene por qué ser confrontacional, pues su origen nos llama a considerar la situación de tantos que no tienen posibilidad de descanso en su lugar de trabajo. El beneficio que la siesta trae consigo para el sistema nervioso central es uno de los argumentos de la iniciativa.
Por ello, dando una muestra de creatividad, el colega y preclaro defensor de los derechos de los trabajadores, don Rodolfo Seguel , sorprendió a la opinión pública al anunciar, hace muy pocos meses, la presentación de esta iniciativa, que busca incluir en el Código del Trabajo una nueva prerrogativa para los trabajadores, como es el derecho a dormir una siesta de veinte minutos en el período inmediatamente posterior a su colación.
Las justificaciones científicas y humanitarias que se dan para presentar el proyecto sin duda merecen ser miradas y examinadas con respeto, más aun cuando, a nivel comparado, atendido nuestro estado de desarrollo económico, es sabido que los trabajadores chilenos trabajan, en promedio, más horas que los de países con similares niveles de desarrollo, y mucho más que los del resto del continente.
Incluso, la opinión pública se ha mostrado partidaria de reconocer este derecho. Encuestas de algunos medios de comunicación y otras científicamente elaboradas así lo corroboran.
Sin embargo, con tranquilidad de espíritu, debo expresar mis reparos a la iniciativa. Creo que los parlamentarios tenemos el derecho de obrar con plena libertad en esta clase de decisiones, pero siempre con respeto, con cautela, no confrontacionalmente, para responder a través de nuestro voto a nuestra experiencia personal y familiar y a nuestras convicciones profundas.
Como muchos habitantes de la provincia de Valdivia, por mis venas corre sangre germana, de inmigrantes que llegaron a buscar oportunidades a esta tierra, influidos por la cultura protestante del trabajo, propia de los países del norte del hemisferio occidental. Tengo una formación familiar y personal que pone los acentos en la disciplina del trabajo, en la disciplina personal, ésa que nos mueve a levantarnos muy temprano por las mañanas y a entregarnos al descanso a horas prudentes de la tarde.
No me parece que, por sí solo, el descanso durante la jornada de trabajo se haga cargo de los problemas de fondo de los trabajadores, como las bajas remuneraciones y el excesivo tiempo que deben entregar a la jornada laboral; eso, sin contar los tiempos de traslado desde su residencia a la faena, asunto que en ciudades extendidas territorialmente es aún más complejo. En la Región Metropolitana ocurren casos patéticos de obreros y empleados que tardan casi dos horas en llegar a sus trabajos, y otras dos horas para volver a sus hogares. Ese es un problema de fondo, y no el de disponer o no de veinte minutos para dormitar, mas aún cuando resulta muy difícil asegurar las condiciones materiales e higiénicas para ello, sobre todo en las pequeñas y medianas empresas. ¿O acaso en una pequeña maestranza tendrán que detenerse las ruidosas maquinarias durante veinte minutos para que los trabajadores no terminen durmiendo siesta en las plazoletas o en las calles aledañas?
Tengo algunos años más que muchos de mis colegas. Por ello, recuerdo muy bien la lucha que se llevó a cabo hace algunas décadas para cambiar el sistema de la jornada única. Antiguamente se trabajaba en dos jornadas y se suspendían los trabajos por dos horas. Pero en el sur de Chile, de donde soy y donde me inicié laboralmente, no recuerdo haber usado de la siesta.
Luego, hubo otra lucha. Los sindicatos lograron que el sábado no fuera un día laboral, tanto en las instituciones públicas como en las privadas. Sin embargo, el empleado del comercio hoy sigue siendo perjudicado en ese aspecto. Quizás, ahí hay un sujeto que podría ser motivo de legislación, pero no se necesita ley para dormir siesta.
Por lo expuesto, luego de reflexionar con tranquilidad y de tener a la vista los índices de recuperación de nuestra economía, no me siento en condiciones de aprobar esta iniciativa, que puede ser popular, pero no por ello buena.
Reitero: creo que para dormir siesta no necesitamos ley.
He dicho.
El señor SILVA ( Vicepresidente ).-
Tiene la palabra el diputado señor René Manuel García .
El señor GARCÍA (don René Manuel) .-
Señor Presidente , el proyecto realmente no se justifica, sin perjuicio de lo que señaló el diputado señor Seguel , en cuanto a los beneficios de una siesta. Pero, como bien se ha dicho, no se necesita ley para dormir siesta.
Si uno ve lo que existe actualmente y lee el proyecto, puede concluir que habría media hora para almorzar y veinte minutos para descansar. Como en ninguna fuente laboral dan menos de una hora en medio de la jornada, la gente puede almorzar en un cuarto de hora y dormir cuarenta y cinco minutos o durante todo el tiempo de colación. Esa es cosa de cada uno. No podemos dictar una ley que obligue a dormir veinte minutos.
También me he interiorizado de lo que pasa en países más desarrollados. Por ejemplo, en Japón, los trabajadores hacen una hora de gimnasia en la mañana. Ello produce mucho más rendimiento que la siesta, pues la gente empieza con entusiasmo y energía su trabajo. Ese podría ser un buen proyecto, una alternativa. ¿Por qué vamos a tener una ley para dormir siesta si sabemos que ello no se hace en ninguna parte del mundo? Hay muchos que defienden esta iniciativa. Es lógico, a lo mejor, mucha gente duerme siesta; pero para eso no se necesita ley. Tampoco se requiere una ley para que los trabajadores hagan gimnasia, sino una negociación entre la empresa y los trabajadores, según las posibilidades que existan.
Se dice que en Chile la gente está cansada. Puede ser, porque el país está saliendo del subdesarrollo y que quiere desarrollarse más. Esa es una de las razones por la que se trabaja tanto. Además, como hay escasez de trabajo, la gente se esfuerza más de lo necesario para conservarlo y hace horas extras para ganar un poquito más. Pero también debemos saber y reconocer que Chile es el país que trabaja más horas en el mundo, prácticamente, 49 a la semana. Tal vez esa sea la razón del cansancio.
Indudablemente, todo lo que signifique bienestar para los trabajadores es bienvenido. Pero, ¿adónde van a dormir siesta? ¿La empresa pondrá una camita, un sofá, o bien habilitará una pieza especial? No se trata sólo de que el trabajador tenga la posibilidad de tomar una siesta, pues también se debe considerar adónde lo hará y en qué condiciones. Sería muy mal visto que la gente durmiera en el comedor o sentada en el pasillo. Me gustaría saber cómo se solucionarán estos problemas -ello, sin el ánimo de molestar a los autores de la iniciativa-.
Sabemos que las empresas que tienen más de veinticinco empleadas deben contar con sala-cuna y con jardines infantiles. Ello es bueno, porque favorece a los niños, otorga tranquilidad a los padres y permite que éstos mejoren su rendimiento laboral. Pero la idea es que en las empresas se llegue a un acuerdo entre empresarios y empleados.
Pero, a pesar de las bondades que se han mencionado y que han sido comprobadas científicamente, tengo una tremenda duda. Insisto, mis inquietudes radican en cómo y adónde tomarán la siesta, en cómo será el acuerdo y en qué harán.
Ningún trabajador debiera tener menos de una hora y media o una hora tres cuartos de colación. Eso es tan cierto que la mayoría de las empresas considera una jornada que se extiende desde las 8.00 a las 12.00 horas y desde las 14.00 hasta las 17.30 ó 18.00 horas. Además, también se debe considerar la opinión de los trabajadores, porque la idea no es generar leyes que terminen en lo esotérico o en descubrir lo que es el espacio exterior: bueno, también podríamos exigirle al trabajador que durmiera nueve horas. Tal vez algunos no duerman nueve horas. Por lo tanto, son muchas las cuestiones que se deben complementar. Incluso, se puede llegar al punto de decirles que el viernes en la tarde pueden hacer lo que quieran, pero que en los días de trabajo se deben acostar temprano, o bien establecer una ley que controlara al trabajador para que durmiera las nueve horas y, así, rindiera bien en el trabajo; para que no se tomara ninguna copita demás, etcétera. Hay muchas cosas que influyen en el rendimiento laboral, pero no necesariamente una siesta. La siesta no necesita de una ley; es voluntaria si existen el tiempo necesario y el espacio para dormir.
Por lo tanto, no me voy a pronunciar hasta que no intervengan otros diputados, para estar cierto de cómo voy a votar. Hasta el momento, anuncio mi abstención, y eso no significa que esté en contra de los trabajadores, de su descanso o de su rendimiento.
Éste no es un proyecto confrontacional, puesto que no reviste mayor importancia. Sólo pretende buscar un mayor bienestar para los trabajadores. Pero no es el camino por seguir. Me declaro proclive a aprobar una iniciativa que realmente favorezca a los trabajadores para que hagan deporte una hora antes del inicio de la jornada laboral, tal como se hace en países más desarrollados, que han comprobado, científicamente, que eso ayuda más que dormir una siesta.
He dicho.
El señor SILVA (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el diputado Espinoza.
El señor ESPINOZA .-
Señor Presidente , respondiendo al colega Moreira , tal como se lo dije hace un par de meses, con motivo de este mismo tema, éstas no son iniciativas de la Concertación. Que existan diputados que, siendo de la coalición, presenten este tipo de proyectos, no significa, desde ningún punto de vista, que ellas cuenten con la simpatía de todos sus miembros. De hecho, intervenciones tales como la del colega Jaramillo demuestran que somos varios los diputados que, por muchas razones, -espero sintetizarlas, de tal forma de demostrar cuáles son los motivos de fondo que nos llevan, en este caso, a votar en contra de esta iniciativa- no estamos de acuerdo con este proyecto.
Considero que este proyecto no es malo ni menos he pensado que, en su origen, tenga algún atisbo de poca seriedad, puesto que toda iniciativa que presente algún colega merece respeto. De la misma forma que lo considero efectivo, también creo -con todo el respeto que merece su autor, el diputado Seguel - que no se ajusta a la realidad de nuestro país. Ello, porque en Chile aún no se respetan los derechos laborales mínimos de nuestros trabajadores, quienes sufren día a día innumerables abusos. Cuando el colega Moreira dice que el empresario debe decidir si quiere que su trabajador duerma siesta o no, nos estamos alejando de la realidad; porque ¿qué empresario de este país permitirá que sus trabajadores duerman siesta, en circunstancias de que muchas veces no les pagan sus horas extras, los hacen trabajar de manera indiscriminada, no permiten siquiera que tengan las horas de colación debidas, y otros tantos abusos? Entonces, eso dista mucho de la realidad.
Sin embargo, para graficar en parte mi planteamiento, quiero referirme a lo señalado en el informe de la Comisión investigadora de la Cámara de Diputados encargada de analizar los incumplimientos empresariales de la normativa laboral vigente. Dicha Comisión constató, entre otras cosas, un alto grado de incumplimiento de la normativa laboral. Incluso, determinó que los abusos e incumplimientos eran muy superiores, en número y gravedad, que los previstos antes de constituirse, además de los efectos que ellos provocan en quienes ven vulnerados sus derechos. Además, la Comisión verificó la ocurrencia de un generalizado desencanto, frustración, decepción y desconfianza de los trabajadores chilenos. Asimismo, explicita una serie de situaciones que demuestran claramente lo señalado. Cuando los trabajadores son despedidos de manera injustificada, deben recurrir a la Inspección del Trabajo, órgano mediador que no puede hacer nada más, y someterse a largos y engorrosos juicios que muchas veces no conducen a nada. Cuando un trabajador es despedido ilegalmente, debe recurrir a los tribunales y esperar, en promedio, un año para que se dicte la resolución judicial sobre su causa. Muchos trabajadores durante ese año se alejan de sus causas y pierden los juicios, porque no tienen la posibilidad de contratar a un abogado. Muchas veces deben recurrir a las corporaciones de asistencia judicial, las cuales, como todos sabemos, están recargadas de trabajo, y las causas generalmente quedan en el olvido.
Asimismo, algunos malos empresarios de este país -porque también los hay muy buenos-, que abusan de sus trabajadores, favorecen la judicialización de los conflictos, confiados en que la dilación de los juicios se convertirá en impunidad. Sólo el 46 por ciento de los juicios de trabajadores que quieren ver restituidos, a manera de indemnización, sus despidos injustificados, termina con una sentencia o un avenimiento. Por lo tanto, el trabajador afectado por una práctica antisindical o desleal, muchas veces debe terminar asumiendo el costo de los juicios. Pero ¿qué sucede cuando termina un juicio y se dicta resolución? A lo más, multan al infractor, lo que desestimula la denuncia de las prácticas antisindicales presentes todavía en muchos rincones del país.
En Chile se denuncia que los derechos laborales fundamentales, como la liberalización sindical, no cuentan con instrumentos judiciales eficaces que permitan su protección y amparo. Todas estas son conclusiones de la Comisión de la Cámara de Diputados que se constituyó para analizar la situación laboral en Chile.
En nuestro país la normativa laboral tiene un bajo nivel de cumplimiento; y, ¡cuidado!, ello no sólo afecta los derechos de los trabajadores, sino que constituye una práctica desleal para los empleadores que cumplen con la ley, pues tienen una competencia desleal en quienes la transgreden.
En Chile tenemos una presencia masiva de enfermedades mentales asociadas a las largas jornadas laborales y a las malas condiciones de trabajo, cuyos efectos se desprenden del incumplimiento de las normas destinadas a cautelar la salud del trabajador. Por eso, habría que preguntarse en qué forma se va a poner en práctica en Chile un proyecto de este tipo, cuando a los trabajadores temporeros apenas se les otorga un mínimo de tiempo para comer, y a veces en condiciones de insalubridad tremendas.
Me pregunto dónde dormirán su siesta los campesinos del centro y sur de Chile, que se levantan a las cinco de la mañana y trabajan doce o catorce horas diarias sembrando o trabajando en los bosques. Muchas veces no pueden comer con sus familias en sus casas y sólo lo hacen al término del día, cuando la jornada laboral concluye. Es decir, según esta realidad, los trabajadores del campo debieran dormir su siesta arriba de los fardos, en los galpones.
Asimismo, habría que ver en qué lugar dormirán su siesta las trabajadoras de las empresas pesqueras o salmoneras de la Décima Región, en circunstancias de que laboran dos mil y ni siquiera tienen sala cuna.
Por eso, este proyecto no tiene asidero en nuestro país. Estamos en presencia de una iniciativa que puede ser bien intencionada, pero el nuestro es un país donde no se respetan los derechos fundamentales de los trabajadores. A diario llegan a nuestras oficinas trabajadores despedidos ilegalmente, o cuyos derechos laborales han sido vulnerados. También, tenemos el caso de personas que, al momento de jubilar, se encuentran con lagunas previsionales que les provocan desajustes tremendos y que las obligan a mendigar una pensión asistencial.
Votar en contra de este proyecto no es estar en contra de los trabajadores. Nuestro deseo es que, primero, se respeten sus derechos.
En consecuencia, anuncio mi voto negativo a esta iniciativa.
He dicho.
El señor SILVA ( Vicepresidente ).-
Tiene la palabra el diputado José Miguel Ortiz .
El señor ORTIZ .-
Señor Presidente , voy a defender este proyecto recordando algunos hechos. En 1930, a través de un proyecto de ley impulsado por destacados legisladores de la época, se aprobó la famosa “ley de la silla”, en favor de los empleados del comercio. En ese tiempo se la consideró una idea ridícula. Hoy, después de setenta y tres años, sigue siendo ley de la República, y ha hecho posible que en todo comercio existan sillas y se evite que los trabajadores permanezcan de pie las ocho horas de trabajo.
El diputado Fidel Espinoza se refirió a la situación de los campesinos en Chile, y tenía toda la razón en lo que planteaba. Pero quiero recordar otro hecho. Hace más de un siglo no existía la jornada laboral de ocho horas; fue necesario establecerla a través de cuerpos legales. Con posterioridad, allá por el año 1940, mediante otro cuerpo legal, se dispuso que el trabajador y la trabajadora chilenos no podían tener una jornada superior a ocho horas. En 1956 ó 1957, por ley de la República, se otorgó la asignación familiar a todos los hijos e hijas de los trabajadores.
Posteriormente, un grupo de parlamentarios -el diputado Seguel , el ex diputado Olivares , el diputado René Manuel García , quien habla y otros- planteamos la restitución del 10 por ciento de propina legal para los garzones, que se derogó durante el régimen anterior. En el caso de mi región, distinguidos parlamentarios dijeron que eso iba en contra de la libertad de comercio y de empleo. Pero ¿qué sucedió? Dicho proyecto se trató seis veces en la Sala y, al final, lo perdimos por dos votos. Gran gremio el de los garzones; pero no fuimos capaces de restituirles ese beneficio. Hace algún tiempo, me dijeron que varios parlamentarios que votaron en contra, durante sus candidaturas se habían comprometido a reponer el referido 10 por ciento. Son cosas reales, efectivas.
Cada uno es dueño de tomar las decisiones que desee. Por lo demás, la soberanía popular está representada por los 120 parlamentarios que fuimos elegidos a través del voto popular. Pero no ridiculicemos ni planteemos los 20 minutos de siesta como si fuera una cuestión de vida o muerte para el Gobierno o la Oposición, porque no es así.
Entiendo el fondo del planteamiento del diputado y amigo Rodolfo Seguel. Algunos olvidan que él fue -por eso sentimos gran respeto por su persona- el gran líder sindical, el gran conductor del movimiento de los trabajadores que, en momentos muy especiales de nuestra historia, allanó el camino para recuperar la normalidad institucional.
El artículo único del proyecto no obliga al empleador a otorgar 20 minutos para la siesta, sino que entrega esa posibilidad al trabajador, porque nadie discute que eso mejorará la calidad y aumenará el promedio de vida de las personas. Se trata de que, en definitiva, las dos partes: trabajadores y empleadores, entiendan que se necesitan. Y debe haber empresas que están motivadas porque nuestra macroeconomía está en muy buen pie. No debemos olvidar que hace dos días, en esta Sala, ratificamos por 87 votos a favor, 8 en contra y 8 abstenciones -es decir, con el voto favorable del 85 por ciento de los diputados- el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos. ¿Por qué lo hicimos? Porque creemos que es positivo para el país, porque mejorará los niveles de empleo y atraerá inversiones que generarán mayores utilidades, las cuales deben repartirse y no quedar en un solo lado.
Este proyecto plantea la posibilidad real y efectiva de que, en la medida en que aumenten sus ingresos, los empleadores compensen a sus trabajadores con el establecimiento de lugares de descanso que puedan ser utilizados durante 20 minutos. Ellos determinarán si se justifica aumentar en 20 minutos la jornada normal de 8 horas o si ese tiempo se incorpora a ella. Ése es el enfoque que le doy a esta moción.
Asimismo, la iniciativa es acorde con la modernización tecnológica que ha vivido nuestro país en estos tres primeros años del siglo XXI. ¿Quién puede desconocer que el promedio de vida en Chile ha subido, aproximadamente, en 8 ó 9 años? Eso no es obra de la casualidad, sino el resultado del esfuerzo de todas las chilenas y todos los chilenos, de las instituciones y organizaciones que han hecho posible que nuestros conciudadanos logren una mejor calidad de vida.
Voy a votar favorablemente el proyecto de ley porque considero que representa una visión futurista que da cuenta de las aspiraciones de los chilenos.
Porque somos una economía emergente, me ha llamado poderosamente la atención que, después de conocerse la última calificación sobre la corrupción, algunos sectores hayan publicitado con grandes letras que nuestro país había subido lugares. Ayer pude leer en un matutino una información oficial de la persona encargada de esta materia, que hace la siguiente comparación: cuando Chile estaba en el lugar 17 se calificó a 105 países, en tanto que ahora, cuando nuestro país ocupa el lugar 20, fueron más de 130 los países calificados. De manera que Chile sigue siendo el país con menor corrupción de América Latina.
Por otro lado, hace pocos días se publicó un índice sobre riesgo de inversiones en el cual nuestro país aparece como el más seguro de América Latina, lo que significa que las inversiones aumentarán. Estos hechos y la firma de tratados comerciales deben tener como consecuencia un mejoramiento para las trabajadoras y trabajadores chilenos.
Por eso, reitero que voy a votar favorablemente esta iniciativa, porque se debe legislar mirando la realidad y hacia el futuro, y no quedarnos en la cosa chica. Debemos asegurar a las futuras generaciones un mejor pasar que el que tuvieron sus padres y abuelos.
He dicho.
El señor SILVA ( Vicepresidente ).-
Se encuentran inscritos varios diputados y diputadas, pero como sólo restan cinco minutos para el término del Orden del Día, la discusión del proyecto continuará en la próxima sesión.
Corresponde que haga uso de la palabra el diputado señor Salaberry. No sé si su señoría desea intervenir ahora o si prefiere hacerlo en la próxima sesión.
El señor SALABERRY.-
Intervendré ahora, señor Presidente .
El señor SILVA (Vicepresidente).-
Tiene la palabra su señoría.
El señor SALABERRY.-
Señor Presidente , sólo ocuparé dos minutos, sin perjuicio de retomar el uso de la palabra cuando se reanude el debate.
Como se han presentado indicaciones para mejorar la redacción del proyecto, deberá volver a la comisión respectiva.
Más allá de si la siesta produce beneficios, es bueno decir que existen estudios que indican lo contrario. Un estudio del Instituto del Sueño de la Clínica Alemana señala que una siesta prolongada puede afectar las ocho horas normales de sueño.
Algunos parlamentarios se han referido a las bondades de la siesta, señalando, por ejemplo, que los trabajadores de la construcción dedican parte de su hora de colación a dormir en los parques y en las plazas cercanas a las construcciones. Nadie duda de que una siesta, por muy breve que sea, puede mejorar la calidad de vida; el problema es que podría afectar la productividad en un país como el nuestro.
Creo que las modificaciones al artículo 34 del Código del Trabajo aprobadas por la Comisión podrían ser mejoradas. En primer lugar, si concordamos en que la siesta es beneficiosa, no puede quedar establecido en el Código del Trabajo que se trata de un derecho adquirido, sino de un tiempo pactado entre el trabajador y el empleador. En segundo lugar, el proyecto señala que, además de la media hora dedicada a la colación, se destinarán veinte minutos adicionales para la siesta. Sin embargo, en la gran mayoría de las empresas del país el período de descanso es de una hora o una hora y media. Por lo tanto, adicionar 20 minutos con esa finalidad por el sólo ministerio de la ley, me parece un despropósito
Si seguimos buscando mecanismos que mejoren la calidad de vida de los trabajadores pero no la productividad, terminaremos legislando, por ejemplo, para que se destine media hora para realizar algún deporte o para mantener relaciones sexuales. Hay que tener cuidado porque, en lugar de mejorar la calidad de vida de los trabajadores, podemos terminar perjudicándolos.
He dicho.
El señor SILVA (Vicepresidente).-
Ha finalizado el tiempo destinado al Orden del Día.
La discusión del proyecto continuará en la próxima sesión.
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