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El señor SALAS ( Vicepresidente ).-
En el tiempo del Comité Demócrata Cristiano, tiene la palabra, por diez minutos, el diputado señor Riveros.
El señor RIVEROS.-
Señor Presidente , en la exposición de la ministra de Relaciones Exteriores hay un hecho que, a mi juicio, es muy relevante: la forma en que un país debe actuar frente a situaciones como las que hoy se nos presentan. El apego a los principios pasa a ser vital. Estos son los momentos en los cuales el punto de referencia de los principios es el que aleja decisiones que se adoptan por meras conveniencias coyunturales, por presiones o por actos que, al final, terminan por generar arrepentimientos cuando las cosas se analizan con perspectiva histórica.
Por eso, en el Consejo de Seguridad nuestro país debe actuar considerando los principios esenciales que forman parte de su política exterior, uno de los cuales ha sido planteado por diversos colegas y por la ministra: el fortalecimiento irrestricto del multilateralismo, lo que permitirá fortalecer la paz y la seguridad internacional en el sistema existente en el mundo.
Las Naciones Unidas han marcado un punto que no estaba presente en el mundo hasta que se generó su existencia. En el seno de su Consejo de Seguridad se dispuso algo que antes no había podido ser establecido en las organizaciones internacionales: que las resoluciones emanadas del Consejo de Seguridad tuvieran carácter vinculante, es decir, obligatorias para los estados. Eso está consagrado en el artículo 25 de la Carta de Naciones Unidas y es lo que individualiza a este órgano permanente de dicha organización, del cual hoy Chile forma parte por elección de los otros miembros de las Naciones Unidas.
El carácter vinculante de las resoluciones emanadas del Consejo de Seguridad refuerza la idea del multilateralismo y del imperio de la organización internacional. Eso es lo que evita que existan estados que, por poderosos que sean, realicen acciones unilaterales. En definitiva, el unilateralismo ha quedado al margen de la estructura jurídica internacional.
Este es un mensaje claro hacia la principal potencia del mundo en este momento. Eso está establecido en el sistema internacional.
Por eso, el concepto de guerra preventiva que ha tratado de desarrollar Estados Unidos, colisiona fuertemente con el sistema jurídico internacional. La guerra preventiva busca aniquilar el principio rector del multilateralismo, porque deja espacio para que un estado actúe al margen de la decisión colectiva del órgano de Naciones Unidas. En eso hay que ser enfático.
Cualquier planteamiento de esta Corporación tiene que destacar el fortalecimiento del multilateralismo como acción permanente de los principios de nuestro Estado. En segundo lugar, esto no sólo vale para Estados Unidos, como principal potencia, sino para todos los países; por lo tanto, también para Irak.
Las resoluciones emanadas del Consejo de Seguridad, órgano que tiene facultades vinculantes, tienen que ser respetadas por Irak. Desde esa perspectiva, la resolución Nº 1.441 de la organización internacional, y hoy vigente, debe cumplirse plenamente. Por ello, el rol de los inspectores, como mandatarios de las Naciones Unidas, debe tener el apoyo de todos.
Aquí se ha hablado en otros términos. Se ha planteado por qué Chile está metido en esto. Se ha usado ese lenguaje.
Por desgracia, no hemos escuchado una proposición más de fondo. Se critica que Chile "esté metido en esto", y su protagonismo. Bienvenido el protagonismo para defender la paz en el mundo y la posibilidad de que un país como Chile juegue un rol eficaz en esta materia; porque, para ser miembro de ese órgano internacional, hay que gozar de prestigio y estar inserto en la comunidad internacional. Eso, Chile lo ha logrado con su democracia.
Hay que recordar que en un pasaje de su historia, nuestro país vivió otro protagonismo; uno negativo, de aislamiento, de acusaciones por violaciones permanentes de los derechos humanos. Me veo en la necesidad de decirlo, porque desgraciadamente se introdujo este elemento, que no es adecuado cuando debemos definir políticas de Estado.
Estamos jugando un rol importante porque tenemos prestigio internacional, porque así es la vida cuando uno está inserto en una organización. En una sociedad no sólo se deben asumir o gozar los derechos, sino también las responsabilidades. Chile lo está haciendo. Bienvenido un protagonismo de esta naturaleza. Quienes apoyamos al Gobierno, no tenemos que dar cuenta de por qué estamos jugando este rol. Por el contrario, nos sentimos orgullosos de que Chile, en una coyuntura histórica como la que vive el mundo, esté presente, tenga voz y voto, y, responsablemente, haciendo valer todas sus instituciones democráticas, participe en un debate para definir sus posiciones.
Otro principio rector es la búsqueda de consensos.
El derecho a veto en Naciones Unidas no existe sólo para que determinados estados se opongan a algunas resoluciones, sino para que busquen, a través de ese derecho, que se cumpla su rol. Si no se está de acuerdo con una resolución, lo lógico es presentar una alternativa, luego que se vote, y si no se está de acuerdo con ella y se tiene derecho a veto, que éste se ejerza.
En la situación actual, podría darse un hecho bastante inédito: que tres miembros del Consejo de Seguridad se abstengan, y que una resolución se adopte sólo con el voto favorable de dos miembros permanentes del Consejo de Seguridad, lo que no es bueno para el sistema.
Es bueno que Chile lo diga, y que nosotros, como Cámara, también lo dejemos establecido en nuestros proyectos de acuerdo, lo cual no significa que seguiremos el ritmo que nos fijen las potencias. Eso tiene que ver con el hecho de que un país como Chile, desde el rol que está jugando, demande a las potencias a que desempeñen el que les corresponde, porque tienen una responsabilidad como miembros permanentes del Consejo de Seguridad.
Nosotros, como miembros no permanentes, por cierto que debemos cumplir nuestro rol esencial en esta institución que, por lo demás, cuando adopta sus resoluciones, las hace obligatorias no sólo para los quince estados permanentes y no permanentes que forman parte del Consejo de Seguridad, sino que para todos sus miembros.
En esa perspectiva, Chile debe jugar responsablemente su rol.
El fortalecimiento del Consejo de Seguridad, el fortalecimiento del multilateralismo, una vez más, permitirán al mundo alejar los peligros fratricidas de una guerra. En la línea gruesa, el sistema internacional existente desde hace 57 años puede mostrar más éxitos que fracasos, y ésta es una coyuntura histórica, en la cual necesitamos que nuestro país reaccione de manera unida: apoyo a nuestro Gobierno, a nuestra Cancillería, a nuestros representantes internacionales, para que Chile juegue un papel indudable en favor de la paz, de rechazo a las acciones de fuerzas armadas y de fortalecimiento de la organización internacional y al órgano multilateral, como parte integrante del derecho internacional mundial.
Los principios y el apego a ellos harán posible que nuestro país esté a la altura de lo que la demanda histórica hoy le plantea.
He dicho.
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