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El señor LAGOS (Presidente).-
Conforme a lo resuelto por los Comités, corresponde ocuparse en el oficio de Su Excelencia la Presidenta de la República, mediante el cual solicita la opinión del Senado a fin de proceder a la denuncia, por razones de Estado, del "Acuerdo entre la República de Chile y la República de Bolivia sobre Exención del Requisito de Visas para los Titulares de Pasaportes Diplomáticos, Oficiales, Especiales y de Servicio", adoptado por intercambio de notas en fecha 13 de abril de 1995 (boletín N° S 1.897-14), con informe de la Comisión de Relaciones Exteriores.
-Los antecedentes sobre el oficio (S 1.897-14) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Se da cuenta en sesión 33ª, en 20 de julio de 2016.
Informe de Comisión:
Relaciones Exteriores: sesión 34ª, en 2 de agosto de 2016.
El señor LAGOS (Presidente).-
Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor LABBÉ (Secretario General).-
En sesión celebrada por la Comisión de Relaciones Exteriores se acordó recomendar a la Sala, con los votos de los Senadores señores Pizarro, Chahuán, Lagos, Hernán Larraín y Letelier, que se otorgue el parecer favorable a la denuncia, por razones de Estado, solicitada por Su Excelencia la Presidenta de la República .
El señor LAGOS (Presidente).-
En discusión.
Le voy a dar la palabra al Presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores , señor Jorge Pizarro, y después al Canciller señor Muñoz, si estima pertinente intervenir.
Honorable señor Pizarro.
El señor PIZARRO .-
Señor Presidente, seré muy breve.
Lo que estamos analizando en verdad es inédito. Entiendo que es primera vez que se denuncia un tratado.
Es una facultad exclusiva del Presidente de la República el denunciar un tratado o retirarse de él. Para ello, se pide la opinión de ambas Cámaras por separado. La Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados analizó este asunto ayer, y no sé si lo habrán votado hoy día.
Nosotros lo vimos en la Comisión de Relaciones Exteriores, con la presencia del Canciller, y -como dijo el señor Secretario- de manera unánime dimos una opinión favorable, de respaldo a la decisión de la Presidenta de la República en el sentido de denunciar el Convenio que establece la exención de visas diplomáticas para las autoridades de Bolivia.
Esto, señor Presidente, como nuestros colegas y la opinión pública saben, es el resultado de una larga larga campaña -malintencionada diría yo- de descrédito a la relación de nuestro país con Bolivia, efectuada por su Gobierno (fundamentalmente, por su Presidente, don Evo Morales, y el Canciller señor Choquehuanca).
La denuncia se presenta después de las actividades que desarrolló el señor Canciller de Bolivia junto con una delegación de su país de la cual formaban parte la Presidenta de la Cámara, la señora Montaño; el Presidente del Senado; gran cantidad de parlamentarios, y un enorme número de periodistas, en una delegación que llegaba casi a las sesenta personas, en una visita privada -en teoría-, sin avisar y sin guardar las formas correspondientes con el Gobierno de Chile.
Ello más bien obedecía a un acto comunicacional, como quedó muy claramente expresado en las opiniones y dichos que el propio Canciller Choquehuanca manifestó en Chile y al volver a su país.
Con el Canciller Muñoz analizamos largamente los antecedentes, y -como señalé- respaldamos claramente la postura del Gobierno.
Los hechos que han generado un distanciamiento y una polarización en las relaciones de Bolivia y Chile tienen su origen en esta actitud hostil, agresiva y falsa en muchos casos, pues en reiteradas oportunidades se falsea la información o los hechos, tal como ha ocurrido con el señor Choquehuanca tras su visita a los puertos de Arica y Antofagasta.
De más está decir que los últimos dichos del Canciller boliviano, al hacer referencia a su disposición a derramar sangre con el objeto de defender supuestos derechos en el río Lauca, fueron la guinda de la torta; porque, francamente, sobrepasaron todos los límites.
A mi juicio -y así lo estimamos en la Comisión y espero que el Senado en conjunto lo comparta-, la señal política que debe dar el Gobierno de Chile es que este tipo de actos no se pueden aceptar ni menos repetir.
En la práctica, la denuncia del Convenio en cuestión no afecta al pueblo boliviano, que va a poder seguir circulando por nuestro territorio de la misma manera como hasta ahora: con su carné de identidad, visitando los lugares que le interesen, desarrollando todas las actividades. Y lo mismo se da para el pueblo chileno.
No obstante, sus autoridades tendrán que solicitar visa cuando pretendan venir a nuestro país a realizar alguna actividad inherente a sus cargos.
Incluso, en el caso de que pretendan ingresar como turistas y no en visita de Estado o privada, nuestro país se reserva el derecho de recibirlos o no al llegar a la frontera, tal cual se podría dar con cualquier otro turista, con apego a las normas internacionales que rigen en este tipo de materias.
Desde nuestro punto de vista, desde la óptica del Gobierno, no nos gusta que estas situaciones nos hagan llegar a este nivel. Pero hay que establecer claramente la responsabilidad que corresponde: las actitudes y la firme decisión del Gobierno de Bolivia -de su Presidente y su Canciller- de seguir con una campaña de descrédito hacia nuestro país.
Por tales razones, señor Presidente, la Comisión de Relaciones Exteriores solicita al Senado que apruebe la denuncia del Convenio.
El señor LAGOS (Presidente).-
Tiene la palabra el señor Canciller.
El señor MUÑOZ (Ministro de Relaciones Exteriores).-
Señor Presidente, quiero agradecer al Presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, así como a sus miembros, por la recomendación que hace en el sentido de aprobar en forma unánime la solicitud de la Presidenta de la República a fin de denunciar el acuerdo de exención de visas entre Chile y Bolivia para los pasaportes diplomáticos y oficiales.
Como bien sostuvo el Senador Pizarro, se trata de dar una potente señal política frente a la agresividad verbal, frente a la política confrontacional y a la falta de las autoridades bolivianas hacia Chile y su pueblo.
Lo acontecido no nos puede resultar indiferente. Por eso, la Presidenta de la República ha iniciado el proceso de denuncia, que pasa por solicitar la opinión de ambas Cámaras.
Lo importante aquí es subrayar que esta medida afecta solamente a los pasaportes diplomáticos y oficiales. O sea, si algún miembro del Gobierno boliviano quiere ingresar a Chile tendrá que hacerlo después de obtener una visa de nuestro país. Esto no afecta de ninguna manera -por el contrario- al pueblo boliviano en general, que seguirá siendo bienvenido en nuestro territorio.
Creemos que esta es una señal significativa en los tiempos que vivimos, donde el respeto y el apego a las prácticas que informan las relaciones internacionales constituyen un imperativo.
Gracias, señor Presidente.
)----------(
El señor LAGOS (Presidente).-
Pido el asentimiento de la Sala para que el Honorable señor Zaldívar me reemplace en la testera durante unos escasos minutos, a fin de hacer uso de la palabra.
El señor PROKURICA.-
Y el Vicepresidente , ¿dónde está?
El señor LAGOS (Presidente).-
No lo sé.
Acordado.
--Pasa a presidir la sesión, en calidad de Presidente accidental, el Senador señor Zaldívar.
)----------(
El señor ZALDÍVAR, don Andrés ( Presidente accidental ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Lagos.
El señor LAGOS.-
Señor Presidente, seré muy breve.
Junto con respaldar la decisión de la Presidenta de la República en orden a denunciar el Convenio que permite otorgar visas a diplomáticos y autoridades bolivianas, deseo reiterar que de parte de Bolivia solo hemos visto una conducta que no debemos considerar solo a la luz de los últimos dos o tres hechos acontecidos; por el contrario, se trata de una conducta sistemática del Gobierno boliviano durante los últimos cinco o seis años.
En lo personal, lo lamento harto.
Pude conocer al Presidente Evo Morales en enero de 2006, cuando asumió el mando de su país. Concurrí a Bolivia invitado por su Gobierno y en representación de la Presidenta electa de Chile, Michelle Bachelet, en su primera Administración.
Tuve la oportunidad de conocer al Presidente Evo Morales, de compartir en su casa y, cuando se constituyó la Comisión pertinente para discutir los trece puntos con respecto a Bolivia, fui uno de los optimistas que pensaron que aquello iba por buen camino, porque nos iba a permitir -no en el corto plazo, sino en el mediano o largo- llegar a un punto de encuentro entre las necesidades de Chile y las demandas de Bolivia.
Lo digo bien respetuosamente: pensé que era posible arribar, tal como había ocurrido en el pasado, a propuestas de entendimiento que permitieran dar curso a las demandas bolivianas.
Sin embargo, ha sido decepcionante ver que, al final del día, no solo ha terminado el diálogo de los trece puntos, sino que además se ha ido escalando con una provocación y un hostigamiento permanentes hacia el Gobierno chileno.
No discuto el derecho de cualquier Estado miembro del sistema internacional a recurrir ante la Corte Internacional de Justicia. ¡No lo discuto! Pero sí la oportunidad de hacerlo o su contenido. Y lo que vemos es que junto con esto hay un permanente hostigamiento y provocación que, mirado en retrospectiva, constituye casi un escalamiento, que comenzó con pocas señales.
Así, nos encontramos con la visita de un Canciller que se deja caer a última hora, sin comunicarlo como corresponde, pasando a llevar la institucionalidad chilena, tratando de traspasar las fronteras -tal como explicó nuestro Ministro -, sin respetar nuestra institucionalidad (ni siquiera en lo que se refiere al SAG o al Departamento de Extranjería y Migración) y forzando nuestra institucionalidad portuaria.
Y, como si eso fuera poco, hay que agregar las expresiones recientemente vertidas por el Canciller Choquehuanca, en el sentido de "derramar sangre". En cualquier contexto, más aún en la situación que vivimos con Bolivia, de la forma en que se haga, hablar de "derramar sangre" debe invitarnos a una lectura muy detenida.
Creo que es muy importante la señal que está dando el Gobierno o el Estado chileno en esta materia.
Lamento lo que ha hecho el Gobierno boliviano. En mi opinión, tal como he señalado en reiteradas oportunidades, ha hipotecado cualquier entendimiento futuro por los próximos 10 o 15 años. Si había algo que tuviera alguna chance de prosperar con respecto a los trece puntos que se discutían, hoy día ello se ha postergado por mucho tiempo, en virtud del cuadro que se ha generado.
Incluso, si el día de mañana un Gobierno chileno buscara enmendar con una nueva Administración boliviana todo esto, tendría que hacerse cargo del malestar y del estado de ánimo adverso de su pueblo como consecuencia del amedrentamiento permanente de que hemos sido objeto por parte del Gobierno boliviano.
No es fácil para la ciudadanía distinguir entre el Gobierno del Presidente Morales y el pueblo boliviano.
Por eso, debemos ser muy cuidadosos en nuestra respuesta, tanto en lo que dice relación con el Gobierno boliviano como en el mensaje que le entreguemos al pueblo.
Valoro el esfuerzo que ha hecho el Ejecutivo para explicar que esta medida no afecta en modo alguno a los ciudadanos bolivianos que viven en Chile, tampoco a quienes tengan que legalizar su permanencia en nuestro país ni a los que deban venir a nuestro territorio. Porque ella va dirigida al Gobierno boliviano, que es el que genera el hostigamiento.
Por último, señor Presidente , habrá que estar muy atentos, muy alertas, muy firmes en esta materia.
Ojalá que el Ministerio de Relaciones Exteriores, así como lo hizo recientemente a propósito de la visita del Canciller boliviano, al desplegar un esfuerzo diplomático en todas las embajadas de Chile en el mundo para compartir con aquellas naciones anfitrionas el actuar de Choquehuanca, también ponga en conocimiento, en particular de los países de América Latina, las expresiones vertidas este fin de semana y que dicen relación con el derramamiento de sangre.
Es importante que el Gobierno argentino, que el Gobierno brasileño, que el Gobierno uruguayo, que el Gobierno peruano, que el Gobierno colombiano, que el Gobierno venezolano, que el Gobierno paraguayo conozcan las declaraciones del Canciller Choquehuanca, para que vean que escapan de todo criterio de buen vivir y buen diálogo.
Finalmente, reitero mi apreciación: lo que hemos visto de parte de Bolivia es una diplomacia pobre.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés (Presidente accidental).-
Gracias, señor Senador.
El señor LETELIER.-
Abra la votación, señor Presidente.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés (Presidente accidental).-
Si les parece a Sus Señorías, se abrirá la votación.
Acordado.
En votación el parecer del Senado.
--(Durante la votación).
El señor ZALDÍVAR, don Andrés (Presidente accidental).-
Tiene la palabra el Senador señor Chahuán.
El señor CHAHUÁN.-
Señor Presidente, Honorable Sala, en el día de hoy estamos resolviendo acerca de la recomendación que la Presidenta de la República, en uso de sus facultades exclusivas, formula a efectos de denunciar un tratado. Se trata del Acuerdo con Bolivia sobre Exención del Requisito de Visas para los Titulares de Pasaportes Diplomáticos, Oficiales, Especiales y de Servicio, adoptado por intercambio de notas el año 1995, aprobado por el Congreso en 1997 y sancionado en 2013.
Considero que acá se está dando una señal política muy potente a las autoridades bolivianas, quienes en el último tiempo han estado generando una escalada, una espiral de declaraciones que violentan y provocan al pueblo chileno, pues entienden la relación bilateral como un instrumento de política interna, pero también -y a riesgo de hipotecar la relación entre los pueblos- como un medio de ganar réditos políticos de corto aliento en dicho país.
Uno debe preguntarse: ¿qué busca David Choquehuanca con sus declaraciones? O está preparando la sucesión al Presidente Morales , o quiere generar el escenario político interno para otro referéndum habilitante en favor de un nuevo período presidencial, cosa que Morales puede hacer hasta antes del término de su mandato.
El sacrificio de la relación bilateral a costa de declaraciones irresponsables, que buscan promover un etnonacionalismo, un antichilenismo, nos parece grave. Y lo digo porque el vínculo entre los pueblos boliviano y chileno -y agregaría también al peruano- es de largo aliento y de interdependencia, particularmente en la zona norte de nuestro país.
Por tanto, la irresponsabilidad de declaraciones de tipo populista del Presidente Evo Morales y de su Canciller , David Choquehuanca, por supuesto que son graves.
Desde los hechos que desembocaron en la guerra, no recuerdo un período de la historia en que las relaciones entre Bolivia y Chile estén más distanciadas.
En mi opinión, debemos cultivar el vínculo que une a ambos pueblos, porque va más allá de la ambivalencia de las expresiones del Presidente Morales y su Canciller.
Las últimas declaraciones, en las que se señala la disposición a derramar sangre para recuperar territorio y las aguas del Lauca, a nuestro juicio, rayan en la provocación más absoluta.
Por eso le hemos pedido al Ministro de Relaciones Exteriores chileno impulsar la denuncia del Acuerdo, que es una facultad exclusiva de la Presidenta de la República, a quien le corresponde conducir las relaciones exteriores del país.
Y, además, hemos llamado a que se declare persona non grata al Canciller David Choquehuanca. Creemos que su actitud efectivamente vulnera la relación entre ambos Estados.
Adicionalmente, solicitamos que la diplomacia de nuestro país inicie una campaña para denunciar la hostilidad permanente del Gobierno boliviano.
Junto al Senador señor Larraín, ambos representantes de Chile Vamos, pedimos que se haga un "Téngase presente" ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, para que se conozca esta campaña de hostilidad permanente, y también ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, porque se está afectando la paz regional.
Los dos representantes de Chile Vamos en la Comisión de Relaciones Exteriores consideramos que las declaraciones de David Choquehuanca revisten la gravedad suficiente para que nuestro país reaccione con fuerza.
Le solicito 30 segundos más, señor Presidente .
El señor LAGOS (Presidente).-
Puede continuar, señor Senador.
El señor CHAHUÁN.-
Muchas gracias.
También resulta oportuno, tal como Chile generó una estrategia y un punto de inflexión al demandar a Bolivia ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya por las aguas del Silala, que se estudien los antecedentes para demandar -si es necesario y así lo estima la Presidenta de la República - por las aguas del Lauca. Chile utiliza tan solo el 20 por ciento del caudal de dicho río y, de acuerdo al Derecho Internacional, podríamos ocupar hasta el 50 por ciento. Hemos sido prudentes hasta en eso.
Claramente las muestras de hostilidad del Gobierno boliviano hacen necesaria una señal política potente.
¡Esta es una señal importante!
También lo es la declaratoria de persona non grata.
Por eso, señor Presidente, vamos a votar positivamente el oficio de la Presidenta de la República.
He dicho.
El señor LAGOS (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Larraín.
El señor LARRAÍN.-
Señor Presidente, tal cual se ha señalado en el informe que ha dado el Presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores, Senador señor Pizarro , la opinión de sus integrantes fue unánime respecto de la solicitud que ha planteado el Ejecutivo para revocar la entrega de visas en forma automática a personeros del cuerpo diplomático, autoridades o a quienes tengan pasaporte oficial del Gobierno boliviano.
Ello, en respuesta a la visita que hiciera el Canciller Choquehuanca a Chile, acompañado de cerca de 60 personas, lo que constituyó una provocación permanente a nuestras instituciones, a nuestro Gobierno, y un desafío al pueblo chileno.
Ya se ha mencionado que en esa visita dichas autoridades realizaron actos completamente inusuales, desusados.
Cantar algunos himnos en el puerto de Antofagasta es más que una provocación, es una ofensa.
No aceptar las atribuciones de autoridades en las aduanas es un desacato.
Y si bien la prudencia de nuestro Gobierno evitó que se llegara a situaciones mayores, ello no obsta a que tales hechos sean considerados una actuación ofensiva, una afrenta para Chile.
En lo sucesivo, de aprobarse el oficio de la Presidenta de la República -espero que así ocurra-, quienes vengan de Bolivia y sean autoridad tendrán que pedir permiso. ¡No es aceptable que se repita nuevamente un cuadro de esa naturaleza!
Los bolivianos, como pueblo, entrarán como siempre lo han hecho. Pero las autoridades que pretendan utilizar pasaportes oficiales o diplomáticos tendrán que pedir permiso. Y si vienen como turistas, el Gobierno ejercerá su autoridad discrecional para autorizar o no su ingreso, como a cualquier turista. Y si no garantizan que no harán actos de provocación, no podrán entrar.
Esa es la realidad, y por eso apruebo esta materia.
Sin embargo, quiero agregar, como ya se ha indicado y como lo manifesté en la Comisión hoy día, que la situación no ha terminado ahí. Esta escalada, que se inició cuando Evo Morales, unilateralmente, rompió la Mesa de Acuerdo que se venía desarrollando con bastante éxito, ha seguido progresando en una espiral de violencia verbal cada día mayor.
Se pensaba que esa actitud, como expresó el propio Presidente Morales , era fruto de una cuestión ideológica con el entonces Presidente Sebastián Piñera. Aquel dijo: "Todo va a cambiar cuando llegue la compañera Bachelet" . Pero llegó la Presidenta Bachelet y, lamentablemente, al poco andar los insultos y el tono agresivo y ofensivo se han mantenido y escalado, no solamente respecto de ella, sino también del Canciller Muñoz .
Todos los hechos referidos, más allá de la visita provocadora, han culminado, a nuestro juicio, de la peor forma con las declaraciones posteriores que manifestó el Canciller Choquehuanca. Señalar que no descartaba recurrir al derramamiento de sangre para recuperar lo que estima era boliviano me parece que ha llegado al extremo de lo aceptable y tolerable.
Si bien Chile tiene vocación de paz -y debe mantenerla-, nosotros no podemos ignorar lo que hay detrás de esas palabras, porque es una progresión que va subiendo el tono cada día más.
El Presidente Evo Morales no ha desmentido ni rectificado a su Canciller. A mi juicio, a estas alturas solo cabría pedirle la renuncia si quiere corregir esos dichos.
Pero las declaraciones están y, por lo mismo, hemos planteado la conveniencia de que se pongan en conocimiento de los organismos internacionales pertinentes.
Yo sé que la política de Chile no es multilateralizar este problema, porque no es el escenario que corresponde. Sin embargo, se ha manifestado una velada amenaza bélica. Y, frente a amenazas bélicas, es imprescindible informar de ello a los organismos internacionales de seguridad, para que no se entienda que este es un hecho aislado ni la locura de alguien.
En verdad, mi primera reacción fue recomendarle al Canciller Choquehuanca ver a un especialista, porque sus declaraciones me parecieron extremas.
Ha pasado el tiempo y no se rectifican los dichos. El Gobierno boliviano no entra en la materia.
Por cierto, la Cancillería chilena es la encargada de tomar las decisiones en este ámbito. Uno solo hace sugerencias para que quede constancia ante el país y, desde luego, ante las autoridades bolivianas de que nos parece que el asunto se ha llevado al extremo de lo tolerable. Independientemente del proceso que se sigue en La Haya, las declaraciones vertidas rompen la confianza final que teníamos en las autoridades del Gobierno boliviano de hoy.
El señor LAGOS (Presidente).-
Tiene la palabra el Senador señor Guillier.
El señor GUILLIER .-
Señor Presidente, entiendo esta propuesta del Ejecutivo como una medida excepcional, como una respuesta a actos agresivos de algunas autoridades del Gobierno del Presidente Evo Morales, particularmente de su Canciller, quien llega al extremo de hacer amenazas de derramamiento de sangre en las fronteras respecto del uso del río Lauca, que reparte sus aguas entre ambos países en los términos que, como aquí se ha señalado, disponen los convenios internacionales.
Sin embargo, echo de menos una política más integral por parte de Chile frente a lo que ya parece visible: una política del Gobierno boliviano, con estrategia, con planes, con acciones, a fin de crear un conflicto ficticio para entrar a cuestionar el Tratado de 1904.
No se trata de simples incidentes aislados o hechos menores de carácter comunicacional, sino de acciones que tienen un fin: construir un caso.
También debo advertir que un escalamiento de este conflicto puede crear la imagen de un territorio en litigio, lo que afectaría los intereses chilenos y, al mismo tiempo, generaría algún tipo de incerteza en nuestra imagen internacional como área de inversiones.
Por otra parte, debemos tener la prudencia de entender que el pueblo de Bolivia no quiere sangre. Todas sus demostraciones indican que aspira a la paz, al progreso, a la integración y a la convivencia, como lo evidencian a diario familias bolivianas y chilenas, sobre todo de las regiones del norte de nuestro país, quienes conviven a través de la frontera en forma pacífica y bajo modos de complementación y desarrollo en sus vínculos familiares.
Por lo tanto, me parece necesario insistir en que, si bien es imprescindible que el Ejecutivo dé algunas señales de preocupación y de rechazo frente a lo que parecen actitudes hostiles, no debemos perder la perspectiva de que un escalamiento del conflicto es el propósito buscado por el Gobierno boliviano. Requerimos contar con la inteligencia diplomática, política y jurídica necesaria para dar un manejo integral a estos hechos y no caer en el riesgo de réplicas y contrarréplicas ante actos puntuales.
En consecuencia, dados el contexto de las relaciones y la importancia de dar esta señal, voto a favor de esta medida especial propuesta por la Presidenta de la República.
El señor LAGOS (Presidente).-
Tiene la palabra el Senador señor Moreira.
El señor MOREIRA.-
Señor Presidente, a quienes seguimos con mucha atención -yo lo hice cuando estuve en la Cámara de Diputados- el desarrollo de las relaciones Chile-Perú y Chile-Bolivia no nos extraña el punto al que han llegado las cosas con la nación altiplánica.
Más allá de las consideraciones de respeto al Derecho Internacional, que muy bien detallaron nuestro Canciller , los colegas que me antecedieron en el uso de la palabra y el mismo Presidente de la Corporación, en términos prácticos tengo la sensación de que no va a haber ruido de sables y menos derramamiento de sangre.
Lo digo porque pienso que esta es una pataleta más a las cuales nos tiene acostumbrados el Gobierno boliviano.
Sabemos que las situaciones descritas se usan en la política interna del país vecino, porque el deseo del Presidente Morales es proyectarse a través de un sucesor para seguir gobernando Bolivia.
Eso no es nada extraño.
En el Tratado de Paz y Amistad de 1904 quedaron plenamente detallados y acordados nuestros límites con Bolivia. Considerando esto, la decisión que ha tomado nuestro Gobierno pone un límite a la falta de respeto que ha tenido ese país hacia nosotros, en circunstancias de que ambas naciones debieran relacionarse en la más sana convivencia.
Sin embargo, Bolivia ha actuado unilateralmente de forma inadecuada, razón por la cual se merece una respuesta como la que Chile ha adoptado a través del instrumento que hoy estamos votando (prohibir el libre acceso a Chile a las autoridades bolivianas). El derecho que la nación vecina se pudo haber ganado lo ha perdido hoy día, por una conducta que no corresponde.
En todo caso, me parece que no debemos hacer de esto una cuestión apocalíptica con Bolivia.
Dicho país busca crear conflictos con Chile y así articular su política interna para ocultar una verdad: un pueblo que tiene hambre, un pueblo que sufre necesidades, un pueblo que no avanza y un pueblo que no se desarrolla.
Es ciencia ficción pensar que va a correr sangre con Bolivia.
¡Por Dios!
Chile es una potencia y, aunque las comparaciones sean odiosas, no se va a prestar para aplastar a un débil. Esa no es la conducta que ha tenido nuestro país.
En mi opinión, la medida propuesta goza del respaldo de todos los chilenos y sirve para decirle a Bolivia -en especial, al Presidente Evo Morales- que nosotros no nos vamos a apartar de la actitud que nos ha caracterizado: ser un país que acoge al forastero, ser un país que recibe a los bolivianos que vienen en busca de una vida nueva.
¡Aquí les damos la oportunidad de alcanzar una mejor calidad de vida!
¡Aquí podemos ofrecerles salud, educación, alimentación para sus familias!
Bolivia es un pueblo que se muere de hambre y en el cual se engaña a la gente con esta actitud de violencia verbal y de otra índole hacia nuestro país.
Chile hoy día pone en su lugar no al pueblo boliviano, sino a un Gobierno nefasto, inadecuado, que implacablemente usa y engaña a su gente.
Hoy día restablecemos el respeto que debe tener un país vecino.
Por las razones expuestas, voto que sí.
El señor LAGOS (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Horvath.
El señor HORVATH.-
Señor Presidente, valoro las expresiones del señor Canciller porque circunscriben el problema, desde el punto de vista diplomático, exclusivamente a las autoridades del vecino país.
Señalo lo anterior también en mi condición de Presidente de la Comisión Especial de Zonas Extremas, en la cual estamos analizando el proyecto que moderniza la legislación aduanera y las zonas francas.
Los personeros de las zonas francas, que tienen una relación muy potente no solo en lo económico, en lo social y en lo cultural con los países vecinos, acusan la repercusión de la política exterior de cualquiera de estos últimos en forma inmediata. Son como una especie de sensor en ese sentido.
Lo que han planteado es la necesidad de tener una mejor comunicación con la Cancillería cuando se realizan determinadas declaraciones públicas o acciones -no estas-, porque los afectan directamente.
Las relaciones exteriores no solo consideran los aspectos diplomáticos, sino también los económicos, todo lo que significan las relaciones sociales, humanas, culturales, la integración física, las cuencas compartidas.
En este sentido, hay mucho por hacer. Tenemos un mundo muy extenso para mejorar las relaciones con nuestros países vecinos.
Por eso, yo no hablaría de "Bolivia"; hablaría de "el Gobierno de Bolivia". El punto está ahí, no en el país.
Es particularmente importante cómo se enseña la historia de los países vecinos. La verdad es que en algunos momentos a los niños se les entrega el odio y el veneno en la mamadera. Y eso predispone al pueblo en una determinada línea de pensamiento y hace que las autoridades también tengan que actuar de una manera consistente con ello.
En este contexto, se puede nombrar un ejemplo distinto: el de Argentina. En dicho país hasta antes de los años noventa a los niños se les enseñaba en los textos de estudio que Chile llegaba hasta Puerto Montt y que todo lo que había desde esa ciudad hacia el sur era argentino.
Los propios argentinos -entre ellos, Carlos Escudé- denunciaron este tipo de prácticas en los textos de estudio, porque se alejaban de la verdad a través de investigaciones históricas sin revisionismo.
En el fondo, se hace luz sobre algo que se mantiene de adrede en la oscuridad y que se aprovecha con fines bastante mezquinos.
En ese sentido, desde luego que voy a respaldar esta decisión. Pero que quede absolutamente claro que, como ha señalado el Canciller, ella no va en contra del pueblo boliviano. Las relaciones se mantienen en su normalidad. De hecho, es al revés: hay que acrecentarlas. Esta medida se toma contra determinadas actitudes que son utilizadas políticamente por las autoridades del vecino país.
)----------(
El señor LAGOS (Presidente).-
Solicito autorización de la Sala para que pase a reemplazarme en la testera por algunos minutos el Honorable señor Tuma.
El señor ALLAMAND.-
¡Cualquiera menos el Senador Zaldívar...!
El señor PROKURICA.-
¿Y el Vicepresidente dónde está?
El señor LAGOS (Presidente).-
¿Habría acuerdo?
Acordado.
--Pasa a dirigir la sesión el Senador señor Tuma, en calidad de Presidente accidental.
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El señor TUMA (Presidente accidental).-
Tiene la palabra el Senador señor Bianchi.
El señor BIANCHI .-
Señor Presidente, da pena constatar, una vez más, la torpeza humana.
Por lejos, debemos de ser los animales que tienen el peor comportamiento en la Tierra.
Hay una amiga que debiera acompañarnos en momentos particularmente especiales y duros: la prudencia. Es necesario ser prudentes.
En esa línea, yo felicito lo que ha hecho nuestra Cancillería, en la persona del Ministro, al no escalar en una posición que nadie puede garantizar a dónde nos llevará o dónde nos dejará. ¡Prudencia!
La torpeza humana. Una vez más, la tenemos presente.
Nuestros hermanos bolivianos toda la vida, ad aeternum, van a ser nuestros vecinos. Por lo tanto, es una realidad con la cual debemos vivir. Más aún, debemos aprender a convivir y buscar el mecanismo que permita que estos dos pueblos tengan la más sana convivencia.
Entonces, el problema no es con el pueblo boliviano. Es con el Gobierno boliviano, que ha tenido una actitud que, por lejos, nos ha llevado hoy día a una escalada de comentarios, de dimes y diretes, y que, sin duda alguna, nos tiene que hacer reaccionar.
Probablemente -y recogeré la larga experiencia de nuestro Canciller en esta materia-, esta era una medida absolutamente indeseada, una medida a la que nunca se ha recurrido. Entiendo que es la primera vez que nuestro país se ve obligado a tomarla. Jamás se pensó.
La conducta de las autoridades bolivianas nos ha obligado a reaccionar. Y entiendo que esta es la medida más amigable, la más armoniosa, la más hermanable que podemos tomar frente a la forma en que el Gobierno boliviano ha llevado la relación con nuestro país en el último tiempo.
Yo desearía, señor Presidente, que esta torpeza humana dejara de escalar. Y quiero pedir algo en los minutos que me quedan.
Considero que en estos momentos es cuando tiene que haber gestos enormes, con una visión que abarque más allá de la problemática actual.
Nuestras autoridades, la propia señora Presidenta , el propio Canciller , tendrán que hacer el gesto de ir al país vecino, buscar un lugar equidistante para que se junten las autoridades de estos dos pueblos. Y entender que más allá de la cosa irracional, más allá de la torpeza humana, más allá de esta conducta que escapa absolutamente al deseo que tienen ambos pueblos, tendremos que buscar un mecanismo inteligente, un mecanismo de paz que permita que esta situación no siga escalando.
A mí me tocó presidir el Grupo Parlamentario Chileno Argentino -y me honro en tener que hacerlo de nuevo-, que abarca la segunda frontera más grande del mundo: más de 5.000 kilómetros.
Esto nos obliga a eliminar los textos de estudio en los que se hable contra un determinado país y llegar a acuerdos.
En Chile hay más de 60 mil bolivianas y bolivianos. Se lo preguntaba al Ministro . Ellos tomaron alguna vez la decisión de venir a Chile. Y no hay un país mejor que otro. Obviamente, cada uno siente amor por su patria. Pero enfrentarnos a ver qué país es más rico, más pobre, mejor o peor, solo nos lleva a agudizar mucho más esta innecesaria escalada que hoy tenemos entre estos dos pueblos.
Yo quiero llamar a la cordura, quiero llamar a la prudencia, quiero llamar a la inteligencia humana para superar este impasse con nuestro país hermano.
Votaré favorablemente porque es una decisión que, no siendo deseada, es la mejor que podemos tomar como una forma de dar un mensaje no solo a Bolivia, sino también al resto de nuestros hermanos de América Latina, para entender que la inteligencia humana debe prevalecer por sobre la avaricia, la desinteligencia y la torpeza.
He dicho.
El señor QUINTANA (Vicepresidente).-
A continuación, tiene la palabra el Senador señor Coloma.
El señor COLOMA.-
Señor Presidente, quiero que mis primeras palabras sean para respaldar plenamente lo que ha hecho la señora Presidenta de la República , a través de su Canciller, en cuanto a solicitar, como lo dice la Constitución, la opinión del Senado y de la Cámara de Diputados para terminar con el Acuerdo entre Chile y Bolivia respecto de la exención de requisitos de visas para los titulares de pasaportes diplomáticos.
Yo deseo ser categórico. Aquí no hay dos lecturas. Me parece que es una decisión que requiere el respaldo, la coherencia y la convicción de que se está actuando en la línea correcta. Y quiero partir señalando eso.
En segundo lugar, deseo hacer una reflexión respecto de cuál es la naturaleza de los acuerdos a que llegan los países para eximir de un requisito determinado. Porque lo hemos discutido varias veces en el Congreso.
Hay decenas de acuerdos con otros países latinoamericanos en los que precisamente se establece -y se ha planteado como un gesto de confianza en la autoridad respectiva- que la contraparte no deba cumplir una serie de requisitos que, en términos normales de las relaciones internacionales entre dos países, debería cumplir.
Si el hecho de que se exija un requisito respecto a las visas diplomáticas no es una anormalidad: es la normalidad.
Lo que ocurre es que los países tratan de evolucionar, tratan de acercarse. Así lo hemos hecho en muchos casos en que hemos realizado el esfuerzo, como Estado -y, en su momento, con otro gobierno boliviano-, de decir: "Hagamos más fáciles las relaciones entre ambos países y establezcamos una excepción fruto de la confianza; fruto del entendimiento de que estamos actuando de buena fe, y fruto de asumir que ese representante del Estado lo que buscará es un acercamiento en las relaciones de los países y no su deterioro".
Entonces, la reflexión que hay que hacer es si efectivamente la incursión y las declaraciones del Canciller Choquehuanca apuntan en el sentido de validar esa política de acercamiento o tienen más bien como propósito hacer explotar la relación entre los países, sea por intereses presidenciales ocultos -según plantea la prensa boliviana-, sea por la competencia que tiene con el Vicepresidente respecto de la sucesión de Evo Morales, o sea por instrucciones precisas del Primer Mandatario.
Lo concreto es que aquí se vino a hacer un acto provocador. No se concurrió a fiscalizar, a revisar, sino a provocar. Nadie va a otro país con tan numerosa comitiva ni canta la canción nacional de su país en presencia de autoridades de la contraparte sin tener por objeto preciso provocar una reacción, lo que, encima, continuó con la lógica del derramamiento de sangre planteado.
Con ello, no se hace sino configurar un cuadro global en donde uno legítimamente puede decir que aquí no existe confianza, que aquí no se precisa la excepción descrita. La situación exige una posición de firmeza. Y ser firme no significa actuar con arbitrariedad, sino aplicar la ley en el sentido correcto.
Por eso la Constitución -es primera vez que se usa este mecanismo, de ahí que sea un momento tan especial-, en su artículo 54, N° 1), inciso sexto, se coloca (y también la Ley Orgánica Constitucional del Congreso Nacional) en el evento de tener que denunciar un tratado y establece que al Presidente de la República corresponde la facultad exclusiva para hacerlo, "para lo cual pedirá la opinión de ambas Cámaras del Congreso, en el caso de tratados que hayan sido aprobados por éste" -tal como ha ocurrido-, precisamente con el objeto de dejarlo sin efecto.
La pregunta que cabe formularse es si quizá para el Gobierno también pudo haber sido más fácil obviar, hacerse el leso, ignorar la situación. Pero yo creo que ignorar la situación significa, en el fondo, tomar una decisión, decisión que, a mi juicio, habría sido muy equivocada.
De ahí que comparto que se actúe con serenidad, pero con firmeza frente a la contraparte boliviana, dando una señal potente de unidad al interior de Chile, y dejando claro -por eso se ha recurrido a todos los mecanismos institucionales- que esta es una excepción, en vista de la actuación de la dirigencia boliviana, que desde todo punto de vista es inaceptable.
¡Yo no sé quién, en un mundo globalizado, podría esperar que se entendieran provocaciones de este tipo!
No adoptar una medida mínima como esta, a mi juicio, sería transitar por la línea del dejar pasar, y sabemos que el dejar pasar, al final, se vincula a una debilidad, que yo la habría malentendido de no haberse operado de la manera en que se hizo.
Por eso, señor Presidente, me parece que se trata de una decisión justa, necesaria, que interpreta una forma serena de conducir las relaciones de un país, pero que también entrega una señal potente de que el ninguneo, el ataque artero en Chile siempre tendrán una respuesta firme en su contra.
En consecuencia, no solo aprobamos la decisión consultada, sino que también entendemos que se debe estar especialmente vigilante respecto de otras señales de agresión que estos gobernantes puedan plantear y, desde ya, les hacemos presente que siempre van a encontrar un Parlamento unido y un país que en esto no tiene dos opiniones.
Por eso, voto a favor.
El señor QUINTANA (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el Senador señor Ignacio Walker.
El señor WALKER (don Ignacio).-
Señor Presidente, solo deseo añadir a lo ya dicho que considero que el mensaje que estamos enviando con la aprobación de esta solicitud es muy simple: ¡con Chile no se juega!
Ese es el mensaje.
Ahora, evidentemente, en las relaciones diplomáticas vecinales la medida que nos vemos obligados a aprobar -digámoslo así- es drástica. Se trata de denunciar el Acuerdo entre Chile y Bolivia sobre exención de visas para los titulares de pasaportes diplomáticos y oficiales.
Dicha medida es muy drástica, porque con Chile no se juega.
Sin embargo, aquí se ha hecho una distinción muy adecuada entre el pueblo y las autoridades bolivianas, y resulta claro que lo que estamos haciendo es tomar esta decisión forzosamente, desgraciadamente, casi inevitablemente, por un cúmulo de provocaciones que hemos conocido en el tiempo de parte de las autoridades bolivianas.
Y lo hacemos como aquí se ve: en un tono sereno, tranquilo. Esta es casi una conversación en el Hemiciclo del Senado, donde, por unanimidad -seguramente-, vamos a aprobar la medida que se desea adoptar, que es drástica.
¿Qué es lo lamentable, más allá de esta decisión?
Que nuestro país, a través de su historia, ha demostrado una invariable vocación de integración. Avanzar hacia la más plena integración con Perú, con Bolivia, con Argentina ha sido la línea de continuidad histórica de nuestra política exterior, especialmente en el último siglo.
Sin embargo, por desgracia, no hemos encontrado eco, especialmente en el caso de Bolivia.
En 1962, unilateralmente Bolivia rompió relaciones diplomáticas con Chile, a pesar nuestro.
En 1978, Bolivia, a través de una decisión unilateral, volvió a romper relaciones diplomáticas con Chile, después de los esfuerzos que se hicieron en Charaña.
Pero nuestro país continuó, especialmente desde que recuperamos la democracia, tratando de fortalecer la relación diplomática bilateral con Bolivia.
En 1999, en Algarve, Portugal, dijimos: "agenda sin exclusiones". ¡Qué demostración más clara de esa voluntad! No hay temas vedados. Todo se puede conversar.
Me tocó en el Gobierno del Presidente Lagos el honor, como Canciller, de tratar de avanzar en esa agenda en los más distintos ámbitos -no los voy a enumerar-, pero quiero hacer presente que el Presidente Lagos, en seis años, tuvo seis Presidentes de interlocutores -¡seis!-: Hugo Banzer, Jorge Quiroga, Gonzalo Sánchez de Lozada, Carlos Mesa, Eduardo Rodríguez Veltzé y Evo Morales.
Me correspondió relacionarme con los últimos tres como Canciller, insistiendo en la idea de tratar de generar una buena relación.
Desgraciadamente, falleció Hugo Banzer, con quien había conversaciones bastante avanzadas en distintos sentidos.
Después vino la "agenda de los 13 puntos", con una temática rica, comprensiva, integral, para ver los temas de integración bilateral.
Y en 2012, durante el Gobierno del Presidente Piñera, el Presidente Morales y el Canciller Choquehuanca cerraron nuevamente la puerta. Fue un verdadero portazo, porque Chile se negaba a abrirse a la posibilidad de una salida soberana al mar, cosa que nunca estuvo en estas conversaciones, porque, en fin, hay un tratado y todo lo que se conoce.
Entonces, si hay algo que ha hecho Chile a través de muchas décadas de su historia es avanzar hacia la más plena integración con Bolivia.
Pero, por desgracia, eso no ha sido posible, y la gota que rebasó el vaso -digámoslo claramente- es esta visita absolutamente anómala, irresponsable; una verdadera provocación del Canciller Choquehuanca , que llegó con 60 personas, con todo lo que sabemos. En definitiva, un comportamiento totalmente ajeno a las normas básicas de las prácticas diplomáticas.
Bolivia se negó a llegar a un acuerdo previo, explícito con Chile al respecto. La llamó "una visita de inspección", algo que no existe. Y esa descortesía flagrante llevó finalmente a la Cancillería -¡muy bien hecho!- a presentar una nota de protesta.
En fin, nos hemos visto forzados a llegar a esta situación extrema que nadie desea, pero de la cual no tenemos escapatoria ni otra alternativa más que decir: "Miren, ¿saben que más?, la próxima vez que alguna autoridad de Bolivia venga a Chile debe hacerlo con la visa estampada en su pasaporte". Porque, desgraciadamente, estos comportamientos son incompatibles con la política de buena vecindad que invariablemente hemos intentado llevar a cabo -y lo seguiremos haciendo- en nuestras relaciones bilaterales.
Por las razones expuestas, lamentando, evidentemente, esta drástica decisión de parte de Chile -porque lo es-, pero con serena firmeza (ya se dijo), nos vemos en la obligación de otorgarle nuestro respaldo a dicha medida.
El señor QUINTANA (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor LABBÉ (Secretario General).-
¿Alguna señora Senadora o algún señor Senador no ha emitido su voto?
El señor QUINTANA (Vicepresidente).-
Terminada la votación.
--Por 33 votos a favor, el Senado emite su parecer favorable a la denuncia del Acuerdo con Bolivia sobre Exención de Requisito de Visas Diplomáticas.
Votaron las señoras Allende, Goic, Muñoz, Lily Pérez, Van Rysselberghe y Von Baer y los señores Allamand, Bianchi, Chahuán, Coloma, García, García-Huidobro, Girardi, Guillier, Harboe, Horvath, Lagos, Hernán Larraín, Letelier, Matta, Montes, Moreira, Ossandón, Pérez Varela, Pizarro, Prokurica, Quintana, Quinteros, Rossi, Tuma, Ignacio Walker, Patricio Walker y Andrés Zaldívar.
El señor QUINTANA (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el señor Canciller.
El señor MUÑOZ (Ministro de Relaciones Exteriores).-
Señor Presidente, solo quiero agradecer al Honorable Senado por este voto unánime, que constituye un respaldo a Chile, a la dignidad de nuestro país, a las relaciones que queremos mantener, en el mejor plano, con el pueblo boliviano -como varios aquí lo señalaron-, pues hay lazos de integración, de negocios, de estudios, de migración que vamos a continuar conservando.
Pero se trata de una señal política que queremos dar frente a la intolerancia, a la falta de respeto por las normas mínimas que rigen las relaciones entre Estados libres.
Así que agradezco nuevamente el voto contundente y unánime de la Cámara Alta.
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