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- rdf:value = " VETO A LOS PERIODISTAS DEPORTIVOS POR INTEGRANTES DE LA SELECCIÓN NACIONAL DE FÚTBOL.
El señor MORA (Vicepresidente).-
En Incidentes, el primer turno corresponde al Comité del Partido por la Democracia.
Tiene la palabra el diputado señor Aníbal Pérez.
El señor PÉREZ ( don Aníbal).-
Señor Presidente, la censura, hoy en día, es una práctica repudiada por la inmensa mayoría de los chilenos. Sin embargo -digámoslo claramente-, es habitual en nuestro país.
Se autocensuran los periodistas para no sufrir la cesantía. Personajes con aire de superioridad intelectual censuran las películas denominadas “inconvenientes”. Algunos iluminados se dan el lujo de censurar obras de teatro o expresiones artísticas. Ciertos individuos, revestidos de un fuero importante, tienen la osadía de censurar algunos libros.
Pero la semana pasada la situación tocó fondo. Se llegó al límite de lo soportable cuando los integrantes de la selección nacional de fútbol establecieron un silencio y un veto a los periodistas deportivos nacionales, todo porque unas imágenes televisivas y fotográficas mostraban a los seleccionados departiendo alegremente con jóvenes colombianas. El sitio del suceso: una piscina pública, dentro de un hotel, que, por su naturaleza, es un recinto público.
A pesar de las circunstancias, los seleccionados, definidos como un grupo que -se supone- está compuesto por los mejores de su categoría, cometieron el desatino, la insensatez y el infantilismo de negarse a conversar e informar de sus actividades deportivas a periodistas y reporteros de los distintos medios de prensa nacional, que viajaron miles de kilómetros, por cierto sin ninguna de las comodidades que rodean a los jugadores en sus concentraciones, para cumplir con la misión de informar al público chileno sobre nuestra querida y amada selección nacional de fútbol.
De todo ello surgen más preguntas que certezas. La primera: ¿sabrán los jugadores censores, dentro de su nivel intelectual, que grabar imágenes televisivas en un lugar público está permitido y, por tanto, no constituye ningún agravio a la vida privada de las personas? ¿Es razonable que debido a los excesivos celos de las “pololas” de algunos jugadores, los catorce millones de chilenos suframos la violación de una de nuestras garantías fundamentales, como es el derecho a la información? ¿No será más censurable responder con groserías y gestos de mala educación las preguntas que, con respeto, formulara un periodista a nuestro embajador ante la Unicef?
Mi experiencia en la labor política me señala que el liderazgo debe renovarse en la acción, que éste no es eterno y que, como alguien dijo, la fama es efímera. Con prácticas de esta naturaleza es, precisamente, que se pierden o diluyen el respeto, el cariño y la valoración de las personas e instituciones.
Lo curioso de la situación lo constituye el hecho de que la Asociación Nacional de Fútbol, con el objeto de mejorar la imagen y las relaciones de nuestra selección, contrató a una empresa a la que se le paga la suma de cuarenta millones de pesos mensuales por su labor. Después de este “affaire”, sería más útil y conveniente entregar esos millonarios recursos a las divisiones menores de los clubes deportivos para formar a los jóvenes deportistas en los valores de la tolerancia y el respeto por la opinión pública.
A esta altura del partido, vale la pena recordar a los seleccionados que si gozan del dulce sabor de la fama y la admiración de miles de niños, más allá de sus cualidades futbolísticas, es por el desarrollo de la tecnología, de los medios de comunicación; de sus periodistas y reporteros, que les han brindado la hermosa oportunidad de ser reconocidos y queridos por muchas personas. Si me permiten un consejo, ocupen su fama para fines más loables, más que para rabietas de jóvenes mimados y consentidos.
Una última reflexión, motivada por este tan poco feliz episodio: ¿este silencio o censura corre para los jugadores seleccionados que comentan el fútbol en los canales de televisión? ¿Van a dejar de participar en los estelares televisivos, por lo que reciben sumas millonarias? La respuesta parece ser obvia y queda claro que su convicción, en definitiva, tiene una baja valoración.
Por todo esto, como parlamentario, protesto por el lamentable episodio que han protagonizado los jugadores de la selección nacional.
He dicho.
"