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El señor ACUÑA ( Vicepresidente ).-
En Incidentes, el primer turno corresponde al Comité de la Unión Demócrata Independiente.
Tiene la palabra el diputado señor Eduardo Díaz.
El señor DÍAZ.-
Señor Presidente , “mai mai pupapai, mai mai pupeñí”. Comienzo con estas palabras de saludo para dejar muy en claro que es absolutamente falso, en virtud de lo que sucedió ayer, que me oponga a recibir en el Congreso Nacional a dirigentes mapuches, pues, en muchas ocasiones, como consta de manera pública -por ejemplo, en el caso de la acusación constitucional contra el ex ministro Lagos-, he invitado al Parlamento a los peñis, a las papais, a las lamién y a los lonkos y he generado los respectivos espacios para que puedan dar a conocer sus graves problemas, nunca resueltos por la burocracia y la lenta tramitación.
En efecto, ayer me opuse y me seguiré oponiendo a que “aucanes de plástico”, como es el caso del señor Huilcamán, se arroguen la representatividad de un pueblo tan noble como el mapuche.
Rechazo en la forma más enérgica y categórica que seudodirigentes mapuches, creados y formados en Estados Unidos, ingresen al Congreso Nacional portando una bandera que no es la chilena ni la mapuche, creada por agencias publicitarias internacionales en 1991.
Como representante legítimo en el Parlamento de una zona mayoritariamente mapuche, que con su voto me concedió la primera mayoría, no puedo aceptar que un banderín diseñado por computador reemplace el pabellón nacional, por el cual ofrendaron sus vidas miles de mapuches liderados por el lonko Venancio Coñuepán , en su lucha contra los invasores encabezados por el cacique argentino Calfucura.
Nuestro pueblo mapuche tiene una sola bandera, que es la que está en la Sala, y tiene un solo dios, que es Chao Nguechén, padre de Jesucristo , según una Biblia en mapudungún.
El presidente del consejo de pastores evangélicos de la Región Metropolitana es el obispo Lienqueo, quien ha dado su respaldo a un documento que salda una deuda con nuestras raíces, que hemos desarrollado en los últimos días con el diputado señor Luis Monge.
No sólo han reemplazado la bandera chilena estos “lonkos y aucanes de plástico” que han venido al Congreso; no sólo se han saltado a antiguos y ancestrales liderazgos que se han formado en la tierra, en la mapu y en el campo. Además, han acomodado las fiestas religiosas mapuches a sus empeños ideológicos y la celebración del año nuevo de este pueblo, el “wetripantu”, para hacerlo coincidir con la llegada a Santiago de su marcha. Ya lo celebraron, pero el año nuevo mapuche es mañana.
No considero justo que algunos parlamentarios de la Concertación -no todos- intenten legitimar a falsos dirigentes del pueblo mapuche, ignorando a sus verdaderos representantes, en circunstancias que estos “aucanes de plástico”, por su nula representatividad, salvo por la aparición en los medios de comunicación, no son recibidos por la mayoría de los alcaldes de la zona, de todos los sectores políticos, quienes conocen a los verdaderos líderes.
Tampoco fueron recibidos por el Presidente de la República, y recalco esto, porque me extraña que hayan sido recibidos en el Congreso Nacional.
En el país, somos todos chilenos. Los únicos huincas son las ONGs canadienses, norteamericanas y de otras nacionalidades, que intervienen en Chile y alteran el orden y la convivencia nacionales.
Los directivos y voceros de las ONGs poseen una visión sesgada, debido a que en sus países jamás hubo mestizaje, pues a los aborígenes los eliminaron sistemáticamente y hoy los tienen reducidos en alguna reserva, como atractivo turístico.
Eso no ocurre en Chile, y menos en La Araucanía, donde todos, en mayor o menor medida, tenemos sangre mapuche y española, mezclada. Algunos tienen aportes alemanes, suizos, italianos, etcétera. Ésa es nuestra raíz.
Las demandas de estos “aucanes de plástico” y de quienes los legitiman en el Parlamento están basadas en asuntos constitucionales, lo cual es otra farsa, ya que se distrae a la opinión pública de los verdaderos problemas del pueblo mapuche, que ayer el señor Huilcamán pretendió ignorar o pasar a segundo plano, que son falta de oportunidades de desarrollo, como consecuencia del trato paternalista que el Estado le ha dado, declarándolo como interdicto, y de recursos para trabajar y progresar.
Ésta es la realidad del pueblo mapuche: posee el doble de indigencia que el resto de la ciudadanía.
La falta de plata, de “cullín”, en mapudungún, los problemas de la mapu, la sequía, por ejemplo, la crisis y abandono de la agricultura constituyen el problema de todos los campesinos, con sangre mapuche o sin ella, y no reformas de retórica a la Constitución, que eventualmente podrían reconocer a los mapuches como otra raza, otro pueblo, en circunstancias que nuestro origen es común.
Queremos integración y oportunidades para esta gente y no desintegración y palabrería. Si es necesario, debiéramos hacer un plebiscito para preguntar al pueblo mapuche si necesita cullín, recursos, o más palabras y reformas constitucionales y de leyes.
Estimo que hay que recibir, acoger y escuchar en el Congreso Nacional a nuestros mapuches, no a los mapuches, como dicen algunos; a nuestros mapuches, a nuestras raíces.
Además, debemos comprometernos a luchar para superar los graves problemas que los afectan. Ello, siempre y cuando sean representados por sus legítimos dirigentes, por los que están en las bases, exponentes de los verdaderos problemas mapuches y depositarios de sus más nobles tradiciones, que han sido el crisol donde se forjó nuestra raza y han contribuido a su amplio mestizaje, el que no existe en Canadá ni en otros países donde se preparó este concepto indigenista importado, y no por los “aucanes de plástico”, a cuya visita al Congreso Nacional me opuse.
He dicho.
(Aplausos).
El señor ACUÑA ( Vicepresidente ).-
Ofrezco la palabra.
Ofrezco la palabra.
"
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