REP�BLICA DE CHILE DIARIO DE SESIONES DEL SENADO PUBLICACI�N OFICIAL LEGISLATURA 323�, EXTRAORDINARIA Sesi�n 57�, en mi�rcoles 6 de mayo de 1992 Ordinaria (De 10:45 a 15:15) PRESIDENCIA DE LOS SE�ORES GABRIEL VALD�S, PRESIDENTE, Y BELTR�N URENDA, VICEPRESIDENTE SECRETARIOS, EL TITULAR, SE�OR RAFAEL EYZAGUIRRE ECHEVERR�A, Y EL PROSECRETARIO, SE�OR JOS� LUIS LAGOS L�PEZ ____________________ � N D I C E Versi�n Taquigr�fica I ASISTENCIA...................................................................................... II. APERTURA DE LA SESI�N.......................................................... III. TRAMITACI�N DE ACTAS........................................................... IV. CUENTA............................................................................................ V. ORDEN DEL D�A: Proyecto de ley, en segundo tr�mite, que modifica el decreto con fuerza de ley N� 94, de 1960, Ley de Administraci�n de la Empresa de Ferrocarriles del Estado (se aprueba en general) VI. INCIDENTES: Peticiones de oficios (se anuncian) Objetivos Fundamentales y Contenidos M�nimos de Ense�anzas General B�sica y Media (observaciones del Ministro de Educaci�n y de los se�ores Cantuarias, Palza, Prat, Soto, D�ez y D�az) VERSI�N TAQUIGR�FICA I. ASISTENCIA Asistieron los se�ores: -Calder�n Ar�nguiz, Rolando -Cantuarias Larrondo, Eugenio -Cooper Valencia, Alberto -D�az S�nchez, Nicol�s -D�ez Urz�a, Sergio -Feli� Segovia, Olga -Fern�ndez Fern�ndez, Sergio -Frei Bol�var, Arturo -Gazmuri Mujica, Jaime -Huerta Celis, Vicente Enrique -Jarpa Reyes, Sergio Onofre -Larre Asenjo, Enrique -Lavandero Illanes, Jorge -Letelier Bobadilla, Carlos -Martin D�az, Ricardo -Mc-Intyre Mendoza, Ronald -Ortiz De Filippi, Hugo -Otero Lathrop, Miguel -Pacheco G�mez, M�ximo -P�ez Verdugo, Sergio -Palza Corvacho, Humberto -Pi�era Echenique, Sebasti�n -Prat Alemparte, Francisco -Romero Pizarro, Sergio -Ruiz De Giorgio, Jos� -Siebert Held, Bruno -Sinclair Oyaneder, Santiago -Soto Gonz�lez, Laura -Sule Candia, Anselmo -Thayer Arteaga, William -Urenda Zegers, Beltr�n -Vald�s Subercaseaux, Gabriel -Vodanovic Schnake, Hern�n -Zald�var Larra�n, Andr�s Concurrieron, adem�s, los se�ores Ministros de Educaci�n, y de Transportes y Telecomunicaciones. Actu� de Secretario el se�or Rafael Eyzaguirre Echeverr�a, y de Prosecretario, el se�or Jos� Luis Lagos L�pez. II. APERTURA DE LA SESI�N -Se abri� la sesi�n a las 10:45, en presencia de 34 se�ores Senadores. El se�or VALD�S (Presidente).- En el nombre de Dios, se abre la sesi�n. III. TRAMITACI�N DE ACTAS El se�or VALD�S (Presidente).- Se dan por aprobadas las actas de las sesiones 53a y 54a, ordinarias, en 28 y 29 de abril del presente a�o, respectivamente, que no han sido observadas. IV. CUENTA El se�or VALD�S (Presidente).- Se va a dar cuenta de los asuntos, que han llegado a Secretar�a. El se�or LAGOS (Prosecretario).- Las siguientes son las comunicaciones recibidas: Mensajes Cinco de Su Excelencia el Presidente de la Rep�blica: Con los cuatro primeros retira la urgencia, y la hace presente nuevamente con car�cter de "Simple", a los siguientes proyectos: 1.- El que delega facultades para establecer un sistema obligatorio de clasificaci�n de ganado y de tipificaci�n y nomenclatura de sus carnes y para regular el establecimiento y funcionamiento de mataderos. 2.- El que modifica la ley N� 17.336, sobre Propiedad Intelectual. 3.- El que sustituye el sistema de calificaciones de los funcionarios p�blicos y municipales. 4.- El que modifica las normas sobre Premios Nacionales. -Queda retirada la urgencia, se tiene presente la nueva calificaci�n y se manda agregarlos documentos a sus antecedentes. Con el quinto incluye en la actual convocatoria a legislatura extraordinaria la moci�n de los Senadores se�ores D�az, Pacheco, Papi, Ruiz-Esquide y Vodanovic con la que inician un proyecto de ley acerca del maltrato a menores. -Se tiene presente y se manda agregar el documento a sus antecedentes. Qficios Tres de Su Excelencia el Presidente de la Rep�blica: Con el primero notifica que se ausentar� del territorio nacional entre los d�as 9 y 17 de mayo del presente a�o, ambos inclusive, para realizar una visita oficial a los Estados Unidos de Am�rica, accediendo a una invitaci�n del Gobierno de ese pa�s. Durante tal per�odo lo subrogar�, con el t�tulo de Vicepresidente de la Rep�blica, el se�or Ministro del Interior don Enrique Krauss Rusque. -Se toma conocimiento y se manda archivar el documento. Con el segundo y el tercero retira la urgencia, y la hace presente nuevamente con car�cter de "Simple", a los siguientes proyectos: 1.- El que modifica el decreto con fuerza de ley N� 94, de 1960, Ley de Administraci�n de la Empresa de Ferrocarriles del Estado; introduce normas legales complementarias, y aprueba transferencia de fondos a la empresa. 2.- El que modifica la ley N� 18.168, General de Telecomunicaciones. -Queda retirada la urgencia, se tiene presente la nueva calificaci�n y se manda agregar los documentos a sus antecedentes. Dos de la C�mara de Diputados: Con el primero comunica que ha dado su aprobaci�n al proyecto que modifica el decreto con fuerza de ley N� 10, de 1981, de la Subsecretar�a de Telecomunicaciones, que cre� la Empresa de Correos de Chile. -Pasa a la Comisi�n de Transportes y Telecomunicaciones, y a la de Hacienda, en su caso. Con el segundo informa que ha dado su aprobaci�n a las modificaciones introducidas por el Senado al proyecto que establece un r�gimen preferencial de tratamiento aduanero y tributario para las comunas de Porvenir y Primavera, provincia de Tierra del Fuego, Duod�cima Regi�n, e introduce modificaciones a diversos cuerpos legales que indica. -Se manda archivar. Uno del se�or Ministro de Relaciones Exteriores con el que da respuesta al oficio enviado en nombre del Senador se�or Jarpa referente a la creaci�n y operaci�n de la nueva l�nea a�rea "East West Airlines S.A.". -Queda a disposici�n de los se�ores Senadores. Informes Uno de la Comisi�n de Transportes y Telecomunicaciones y otro de la de Hacienda, reca�dos en el proyecto de la Honorable C�mara de Diputados que modifica el decreto con fuerza de ley N� 94, de 1960, Ley de Administraci�n de la Empresa de Ferrocarriles del Estado; introduce normas legales complementarias, y aprueba transferencia de fondos a la empresa. -Quedan para tabla. Moci�n De los Senadores se�ores D�az, Pacheco, Papi, Ruiz-Esquide y Vodanovic con la que inician un proyecto de ley acerca del maltrato a menores. Algunos autores de la iniciativa han solicitado dar cuenta de que tambi�n la patrocina el Honorable se�or P�rez, pero que no la suscribi� atendido el art�culo 62 de la Constituci�n Pol�tica, que limita a 5 el n�mero de Senadores que pueden firmar las mociones. -Pasa a la Comisi�n de Constituci�n, Legislaci�n Justicia y Reglamento. El se�or VALD�S (Presidente).- Terminada la Cuenta. V. ORDEN DEL D�A MODIFICACI�N DE LEY DE ADMINISTRACI�N DE LA EMPRESA DE FERROCARRILES DEL ESTADO El se�or VALD�S (Presidente).- Por acuerdo de los Comit�s, corresponde tratar hoy el proyecto de la C�mara de Diputados que modifica el decreto con fuerza de ley N� 94, de 1960, Ley de Administraci�n de la Empresa de Ferrocarriles del Estado; introduce normas legales complementarias, y aprueba transferencia de fondos a la empresa, con informes de las Comisiones de Transportes y Telecomunicaciones y de Hacienda. -Los antecedentes sobre el proyecto figuran en los Diarios de Sesiones que se indican: Proyecto de ley: En segundo tr�mite, sesi�n 42a, en 10 de marzo de 1992. Informes de Comisi�n: Transportes, sesi�n 57a, en 6 de mayo de 1992. Hacienda, sesi�n 57a, en 6 de mayo de 1992. Discusi�n: Sesi�n 44a, en 18 de marzo de 1992 (queda pendiente por falta de informe). El se�or EYZAGUIRRE (Secretario).- La Comisi�n de Transportes deja constancia en su informe de que, por mandato del art�culo 74 de la Constituci�n, se consult� a la Excelent�sima Corte Suprema a fin de que se pronunciara sobre las disposiciones contenidas en las letras c) y d) del inciso primero y el inciso segundo del art�culo 5� H del n�mero 13, contemplado en el art�culo 1� del proyecto, en los t�rminos en que dicha Comisi�n los propondr�a al Senado, por incidir en la organizaci�n y atribuciones de los tribunales. Asimismo, para los efectos constitucionales y reglamentarios pertinentes al qu�rum, hace presente que los preceptos reci�n citados inciden en una materia propia de ley org�nica constitucional, por lo que, de acuerdo con lo dispuesto en el art�culo 63, inciso segundo, de la Carta Fundamental, se requiere para su aprobaci�n de las cuatro s�ptimas partes de los Senadores en ejercicio. Anota que tambi�n tienen dicho rango los art�culos 51 y 51 B (n�meros 41 y 42 del art�culo 1� del proyecto, respectivamente), s�lo en cuanto excluyen a la Empresa de Ferrocarriles del Estado de la aplicaci�n del art�culo 16 de la Ley N� 10.336, Org�nica de la Contralor�a General de la Rep�blica, porque afectan normas de igual car�cter, conforme al art�culo 87 de la Ley Fundamental en relaci�n a su disposici�n quinta transitoria; y los art�culos 43 y 77 (n�meros 33 y 49 del art�culo 1� del proyecto, respectivamente), por afectar disposiciones de esa naturaleza de la Ley Org�nica Constitucional de Bases Generales de la Administraci�n del Estado. Por otra parte, la Comisi�n de Transportes se�ala que, de acuerdo con el inciso tercero del art�culo 63 de la Constituci�n, son normas de qu�rum calificado las siguientes disposiciones del proyecto: el art�culo 2� del n�mero 2; las letras d), f) y g) del art�culo 9� del n�mero 19; las letras a) y b) del inciso tercero del art�culo 10 A del n�mero 22; el art�culo 45 del n�mero 34; el art�culo 46 del n�mero 35; el art�culo 49 contenido en el n�mero 38, y el inciso segundo del art�culo 4� transitorio del n�mero 50, consignados en el art�culo 1� de la iniciativa, y los art�culos 5� y 6� de la misma. Por �ltimo, deja constancia de que inciden en materias propias de la Comisi�n de Hacienda el art�culo 2� del n�mero 2 del art�culo 1� del proyecto y los art�culos 2�, 3�, 4�, 5�, 6� y 7� permanentes y 1�, 3�, 4� y 5� transitorios. La Comisi�n de Transportes design� como Senador informante al Honorable se�or Otero. Por su parte, la Comisi�n de Hacienda, luego de referirse a los principales aspectos del proyecto (situaci�n de Ferrocarriles del Estado, mecanismos de soluci�n, plan de rehabilitaci�n y modernizaci�n), informa que acogi� el texto con las mismas modificaciones propuestas por la Comisi�n de Transportes y Telecomunicaciones. El se�or VALD�S (Presidente).- En discusi�n general la iniciativa. El se�or OTERO.- �Me permite, se�or Presidente? El se�or VALD�S (Presidente).- Tiene la palabra Su Se�or�a. El se�or OTERO.- Se�or Presidente, reglamentariamente, no puede tratarse el proyecto, pues no hemos conocido el informe de la Comisi�n de Hacienda en el plazo requerido. La iniciativa fue despachada por la Comisi�n de Transportes y Telecomunicaciones el 10 de abril, y hasta el momento no hemos recibido el informe de la de Hacienda, a menos que se haya repartido esta ma�ana, caso en el cual no cumplir�a con las 24 horas en poder del Senado para resolver al respecto. El se�or VALD�S (Presidente).- Si la Mesa incluy� el proyecto en la tabla de hoy fue porque ayer hubo un acuerdo de los Comit�s en tal sentido. Se llam� al Secretario de la Comisi�n de Hacienda, quien comunic� que el informe de dicho organismo hab�a sido despachado el jueves de la semana reci�n pasada. Por lo tanto, no se ve�a raz�n alguna para no tratarlo hoy. Esa fue la resoluci�n adoptada ayer, la que s�lo podr�a revocarse por otro acuerdo de los Comit�s. Tiene la palabra la Honorable se�ora Feli�. La se�ora FELI�.- Se�or Presidente, el acuerdo de los Comit�s de ayer se tom� sobre la base de que el informe de la Comisi�n de Hacienda ser�a repartido de inmediato, lo cual no ocurri�. Tal como lo se�ala el Senador se�or Otero, s�lo se entreg� hoy en la ma�ana. Y no ha habido oportunidad de leerlo. Este es un proyecto sumamente dif�cil y complejo. Incluso, entiendo que la aprobaci�n de algunas de sus normas requiere de qu�rum calificado. Por lo tanto, creo que en realidad es imposible tratar la iniciativa en estos momentos. El se�or VALD�S (Presidente).- Efectivamente, a�n no se ha distribuido el informe. S�lo quiero hacer presente que la Comisi�n de Hacienda aprob� el proyecto en los mismos t�rminos en que lo hizo la de Transportes; no hay variaci�n. Es evidente que estamos ante un inconveniente reglamentario. El se�or Ministro de Transportes y Telecomunicaciones est� en la Sala. Lo invit� a la sesi�n ya que, seg�n el acuerdo de Comit�s, �bamos a tratar hoy la iniciativa. De manera que dejo entregada a la Sala la decisi�n sobre este asunto. Tiene la palabra el Honorable se�or Otero. El se�or OTERO.- Se�or Presidente, en vista de lo que Su Se�or�a expres�, me parece que lo que podr�a hacer el Senado ser�a escuchar ahora al se�or Ministro. Este proyecto fue pr�cticamente aprobado por unanimidad en la Comisi�n de Hacienda (con excepci�n de dos elementos) en los mismos t�rminos en que lo despach� la de Transportes y Telecomunicaciones, y con la expresa conformidad del Ejecutivo. Por consiguiente, en cuanto al texto mismo y a lo que aprob� esta �ltima Comisi�n, no tendr�amos inconveniente para que el proyecto se tratara hoy en general. Me parece adecuado escuchar en esta ocasi�n al se�or Ministro, dejando para la pr�xima sesi�n su an�lisis y el pronunciamiento al respecto, a la luz del informe de la Comisi�n de Hacienda. El se�or VALD�S (Presidente).- Entonces, hoy no se podr�a votar en general. El se�or D�AZ.- Escuchemos la exposici�n del se�or Ministro de Transportes, se�or Presidente. El se�or THAYER.- Se�or Presidente, si la Comisi�n de Hacienda no introdujo modificaciones al informe entregado por la de Transportes, �no podr�a votarse hoy en general el proyecto, y fijar un plazo para presentar indicaciones? El se�or VALD�S (Presidente).- Encarecer�a que la Sala acogiese esa proposici�n, porque es efectivo que el informe de la Comisi�n de Hacienda en nada altera el de la de Transportes. En consecuencia, no habr�a raz�n para abstenerse de votar hoy el proyecto en general. El se�or D�AZ.- As� es, se�or Presidente. El se�or P�EZ.- �Se va a votar en general? El se�or VALD�S (Presidente).- Por cierto, se�or Senador, la votaci�n ser� siempre en general. El se�or P�EZ.- Se�or Presidente, en todo caso, tendr�amos que esperar porque en este momento no hay qu�rum. Tambi�n debe fijarse un plazo para la recepci�n de las indicaciones. El se�or VALD�S (Presidente).- Mientras tanto se puede iniciar la discusi�n del proyecto en general, en la confianza de que los tres se�ores Senadores que faltan para completar el qu�rum se incorporar�n pronto a la sesi�n. El se�or P�EZ.- As� es, se�or Presidente; van a llegar. El se�or VALD�S (Presidente).- Por lo tanto, se fijar� un tiempo para recibir indicaciones, que podr�a vencer a las 12 del pr�ximo mi�rcoles. �A la Sala le parece bien? El se�or ZALD�VAR.- Se�or Presidente, creo que esta iniciativa requiere un despacho r�pido. Versa sobre un tema que afecta a Ferrocarriles, el que, todos sabemos, es un medio de transporte esencial. La Comisi�n de Hacienda podr�a perfectamente abocarse a su estudio el pr�ximo martes, siempre que el plazo para recibir indicaciones venciera el lunes. Me parece que ser�a conveniente que la iniciativa quedara despachada. Si las indicaciones pueden formularse hasta el martes, va a quedar pendiente para la semana subsiguiente; luego vendr� la de trabajo en Regiones, con lo que la tramitaci�n se va a prolongar seguramente por un mes m�s. Por eso pido urgencia en el despacho. La Comisi�n de Hacienda est� en condiciones de informarla r�pidamente, luego de ver las indicaciones. El se�or VALD�S (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Otero. El se�or OTERO.- Se�or Presidente, me parece extraordinariamente acertada la opini�n del se�or Senador que preside la Comisi�n de Hacienda. Lo �nico que destaco es que la de Transportes y Telecomunicaciones emiti� su informe final el d�a 10 de abril, de manera que la actual situaci�n no es imputable a este �ltimo grupo de trabajo, sino m�s bien a la de Hacienda, que s�lo entreg� su informe esta ma�ana. Deseo dejar muy en claro esa circunstancia; como tambi�n que no hay problema alguno por nuestra parte para que el proyecto se vea en general. Esto porque, si se fija plazo para la recepci�n de indicaciones, la Comisi�n de Hacienda tendr� que ocuparse s�lo en las que digan relaci�n a su especialidad, en tanto que Transportes y Telecomunicaciones har� lo propio con las suyas. Reitero que nuestra bancada no tiene reparos en que se fije plazo hasta el mi�rcoles de la pr�xima semana, para que en la subsiguiente podamos despachar el texto en particular. El se�or CANTUARIAS.- �Me permite, se�or Presidente? El se�or VALD�S (Presidente).- Tiene la palabra Su Se�or�a. El se�or CANTUARIAS.- Se�or Presidente, en lo que a tramitaci�n del proyecto se refiere, hay que recordar que a la C�mara de Diputados le tom� pr�cticamente ocho meses despacharlo. Suele ser un h�bito que en el Senado tenga que abreviarse exageradamente el conocimiento de determinadas iniciativas porque se contabiliza el total del tiempo de tramitaci�n, la mayor parte del cual transcurre mientras aqu�llas se encuentran en la C�mara Baja. En segundo lugar, conviene reparar en el detalle de que, en cuanto a posibilidades de despacho, no hace diferencia el hecho de que las indicaciones se presenten hasta el lunes o hasta el mi�rcoles. En estricto rigor, en el primer caso, muy probablemente cualquiera de las dos Comisiones (aun cuando no tuviera que intervenir la de Hacienda), se reunir� el martes para analizar, discutir, aprobar o rechazar lo que corresponda, y el informe que resulte de tal trabajo no estar� listo en tiempo h�bil como para que lo vea la Sala la pr�xima semana. En consecuencia, creo m�s razonable fijar como plazo el d�a mi�rcoles, y disponerse desde ya a que la iniciativa quede despachada, por ejemplo, la primera semana de junio, porque la diferencia de dos d�as en la recepci�n de indicaciones no va a cambiar realmente su posibilidad de aprobaci�n. El se�or VALD�S (Presidente).- Quiero hacer presente a los se�ores Senadores que el pr�ximo mi�rcoles faltar� s�lo una semana para el t�rmino de la legislatura extraordinaria, con todas las consecuencias que ello implica. El se�or CANTUARIAS.- Se�or Presidente, de todos modos se trata de la semana anterior al 21 de mayo. El se�or VALD�S (Presidente).- El mi�rcoles 13 el proyecto ser� tratado por las Comisiones, se�or Senador; dif�cilmente podr� hacerlo tambi�n la Sala. Me hubiera parecido mejor una fecha que permitiera que las Comisiones se reunieran la pr�xima semana. Lo ideal hubiera sido el martes como fecha tope para recibir indicaciones. El se�or ZALD�VAR.- Se�or Presidente, primero, quiero levantar un cargo que se ha hecho: la iniciativa se entreg� a la Comisi�n de Hacienda el martes de la semana pasada, y �sta lo despach� el mismo d�a. Ahora, por supuesto que se trata de un informe complejo, por lo que se estim� que se entregar�a durante estos d�as para discutir en general el proyecto en la Sala. Eso debe quedar claro. En cuanto a las indicaciones, insisto en solicitar al Senado que, por las mismas razones que el se�or Presidente se�al� (la tramitaci�n va a sobrepasar el per�odo de legislatura extraordinaria), nada cuesta evitar mayor demora. No hay un problema de indicaciones complejas, sino que s�lo de perfeccionar lo existente, y seguramente la Comisi�n de Hacienda no va a tener que estudiarlas. Por lo tanto, se trata s�lo de fijar el pr�ximo lunes como l�mite para presentar indicaciones, de tal manera que el martes la Comisi�n de Transportes y Telecomunicaciones (como lo manifest� el Senador se�or Otero, su Presidente) despache el informe correspondiente, y solamente en caso necesario la de Hacienda se reunir�a tambi�n. As� se podr�a terminar el tratamiento del proyecto. Lo dem�s ser�a arriesgamos a prolongar su discusi�n hasta despu�s de terminada la presente legislatura. El se�or VALD�S (Presidente).- �Habr�a acuerdo para proceder en la forma solicitada y recibir las indicaciones hasta el lunes 11, a las 12? Parece que no hay oposici�n. Acordado. Por lo tanto, se inicia la discusi�n general de la iniciativa. Ofrezco la palabra al se�or Ministro de Transportes y Telecomunicaciones. El se�or CORREA (Ministro de Transportes y Telecomunicaciones).- Gracias, se�or Presidente. Honorable Senado, creo que no est� de m�s reiterar que el env�o de este proyecto por el Ejecutivo obedece a una pol�tica definida en la materia por la Administraci�n del Presidente se�or Patricio Aylwin, despu�s de un acucioso diagn�stico de la situaci�n en que recibi� la Empresa de Ferrocarriles del Estado. En efecto, Ferrocarriles presentaba un alt�simo grado de deterioro de su infraestructura y de su material rodante, as� como un considerable nivel de endeudamiento, del orden de los 88 millones de d�lares, el que hoy, como producto de la acumulaci�n de intereses, sobrepasa los 105 millones de d�lares. En esta empresa no se realizaron inversiones para la mantenci�n de su infraestructura, de su material rodante, de sus sistemas de comunicaciones y se�alizaciones, desde 1979. Adem�s, en el conjunto de su operaci�n, su decadencia se acentu�. En 1973 contaba con m�s de 28 mil trabajadores; en 1990 este n�mero baj� a 7 mil. Hemos se�alado con mucha franqueza que, como consecuencia de su deterioro creciente, ha ido generando condiciones de mano de obra redundante. Todo lo anterior oblig� al Gobierno a hacer un an�lisis muy detenido de la situaci�n, para lo cual tuvo en cuenta tambi�n factores hist�ricos del desarrollo de los ferrocarriles. Por supuesto, todo ello encuadrado en el marco de la pol�tica global de transportes que este R�gimen ha impulsado desde que asumi�, en marzo de 1990. Sobre esta materia, debe tenerse presente que Ferrocarriles del Estado pas� por distintas etapas en su desarrollo. Podr�amos decir que su �poca de oro se prolong� desde su creaci�n hasta la d�cada del 40. Y ya en los a�os 50 comienzan a observarse los primeros s�ntomas de su retroceso en el mercado del transporte de carga, fundamentalmente, y tambi�n en el de pasajeros, a causa de la aparici�n agresiva de otros medios de transporte carretero, los que fueron conquistando porciones crecientes de la demanda. Todo ello, unido al deterioro de la empresa en los �ltimos quince a�os, la llev� a la situaci�n de crisis en que se encuentra hoy. La empresa, adem�s, fue quedando rezagada en los esquemas de administraci�n y gesti�n empresarial, a lo que contribuy� un proceso de desgaste estructural, agravado en a�os recientes. En ese marco, expuesto a grandes rasgos, se defini� una pol�tica que apunta no s�lo a rehabilitar a Ferrocarriles del Estado, sino tambi�n, fundamentalmente, a crear bases estructurales s�lidas que le permitan salir de su situaci�n cr�tica, y en los a�os venideros asentarse firmemente en un desarrollo sostenido, entregando un aporte insustituible, por sus ventajas comparativas, al desarrollo nacional. Sobre este aspecto es necesario considerar que una de las cargas preferentes en las cuales presenta tales ventajas es la relacionada con los productos forestales, que se cuenta entre los sectores de punta del desarrollo nacional, el que, por los altos vol�menes de inversi�n realizados en a�os pasados y en la actualidad, est� mostrando un incremento sustancial en la demanda de servicios de transporte, con un potencial de varios millones de toneladas de aquel mercado, en el cual Ferrocarriles perfectamente podr�a tener -por supuesto si est� en condiciones de hacerlo- una muy buena participaci�n. De all� que la pol�tica definida apunta simult�neamente a dos o tres objetivos importantes: por una parte, a viabilizar el resurgimiento y rehabilitaci�n de la empresa, y, al mismo tiempo, llevarlos a cabo con una rapidez tal que le permita actuar de acuerdo a las din�micas del mercado de carga y no quedar fuera de las potencialidades que d�a a d�a se abren para su desempe�o. Se estudi�, entonces, una pol�tica que apunta a la reestructuraci�n a fondo de la Empresa de Ferrocarriles del Estado, la cual incluye su divisi�n en distintas sociedades, crea en la ley diversos mecanismos en orden a agilizar su gesti�n y administraci�n, y genera las condiciones para una dr�stica y acelerada reducci�n de su abultada deuda, que imposibilita la concreci�n de cualquier plan para recuperar tan importante empresa nacional. Con esos objetivos, el proyecto propone elementos que apuntan a dotar al Ejecutivo, en general, y a la empresa, en particular, de las herramientas para efectuar esa reestructuraci�n, disminuir r�pidamente la deuda y, a la vez, lograr una pronta modernizaci�n, a fin de que Ferrocarriles entre a competir en el transporte de carga de la manera m�s eficiente posible. En t�rminos de deuda, se contempla que la empresa use adecuadamente sus activos prescindibles (que son muchos y valiosos) y aproveche la plusval�a comercial de los mismos a trav�s de asociaciones con privados, que le permitan crear fuentes de ingreso diferentes de aquellas que constituyen su actividad central, el transporte, fundamentalmente de carga y secundariamente de pasajeros, en forma tal de contar con nuevos recursos en breve plazo. Como saben los se�ores Senadores -algunos Parlamentarios permanentemente nos hacen llegar peticiones sobre la materia-, Ferrocarriles es propietaria sobre todo de valiosos terrenos a lo largo de Chile, la mayor�a de los cuales se encuentran ubicados en centros de expansi�n urbana. La historia de la empresa se�ala que en el pasado las estaciones, dependencias principales y patios de maniobras estaban instalados en las afueras de las ciudades. Empero, el progreso urbano ha dejado esos sitios pr�cticamente en medio de ellas y, por ende -dado el potencial de desenvolvimiento comercial de esas urbes, siempre en expansi�n- con una alta plusval�a. Por eso, es preciso que la Empresa de Ferrocarriles del Estado tenga la opci�n de asociarse con particulares, de constituir sociedades mixtas destinadas a explotar esos activos y a beneficiarse de su mayor plusval�a comercial, y no se vea obligada, simplemente, en el caso de los terrenos, a vender el sitio pelado -por as� decir-, sin poder aprovecharlos en negocios inmobiliarios o de otra naturaleza. El proyecto contempla tambi�n ese elemento fundamental de la divisi�n de la empresa en distintas sociedades: una ser�a la actual empresa estatal, propietaria de la v�a, de las obras de arte, de la faja de terreno en que ella se sustenta y de todo lo que comprende la infraestructura b�sica para el funcionamiento de ferrocarriles. Se propone que esta empresa administre la v�a y la arriende a los operadores de la carga -obviamente, pueden ser uno o varios- a trav�s de las sociedades mixtas que se constituyan para el efecto, en las que el Estado tendr� una participaci�n accionaria minoritaria y aplicar� tarifas competitivas; o bien, entregar algunos ramales en concesi�n a operadores privados mediante licitaci�n. El prop�sito es diversificar la empresa, formando tantas sociedades de carga como sean necesarias o factibles, teniendo en consideraci�n, tambi�n, que su n�mero no deber� ser excesivo al extremo de hacer compleja o inoperante la administraci�n de la v�a. Como se puede apreciar, se trata de una pol�tica definida -y en el proyecto se incluyen los necesarios instrumentos- para que en la primera fase, correspondiente al per�odo de reestructuraci�n de la empresa, el Fisco contribuya a disminuir su abultado endeudamiento, levant�ndole de las espaldas -dir�a- el servicio de la deuda hasta lograr una significativa reducci�n. Se piensa que en dos, tres o cuatro a�os ella puede rebajarse en aproximadamente 70 por ciento, tanto por la venta al sector privado de parte de las acciones de las sociedades que se constituyan para el transporte de carga, como por la participaci�n en la explotaci�n comercial de los activos prescindibles. En esa forma la empresa quedar� con una deuda perfectamente llevadera y dispondr� de los recursos que a esas alturas estar� generando a ra�z de la activaci�n de su presencia en el mercado del transporte de carga como consecuencia de la reestructuraci�n. Se�or Presidente, a mi juicio, lo expuesto es la esencia del proyecto de ley que se propone como instrumento jur�dico principal de esta pol�tica. Sin embargo, ella implica un importante costo social. Porque, en realidad, esta reestructuraci�n consiste en lo que en otro nivel, en otra esfera del quehacer econ�mico, podr�a denominarse un proceso de reconversi�n industrial y, como tal, tiene costos que la iniciativa prev� y que se traducen, principalmente, en la necesidad de efectuar una reducci�n de personal, la que seguramente no ser� del mismo grado y cantidad en los diversos estamentos de la empresa, porque con el tiempo se han producido distorsiones en la planta y, por ejemplo, existe un funcionario administrativo por cada cuatro trabajadores de la operaci�n, proporci�n verdaderamente imposible de costear por cualquier entidad. En el sector de maquinistas, debido a la r�pida activaci�n que se originar� en el transporte de carga, lo m�s probable es que no exista sobredotaci�n, sino todo lo contrario; y quiz�, en un plazo no muy largo, hasta sea necesario absorber all� el personal excedente en otros sectores ocupacionales de la empresa. El costo social aludido -seg�n las estimaciones hechas- significa que alrededor de mil trabajadores deber�n abandonar la empresa. Y ello, no s�lo a causa de la reestructuraci�n, sino, tambi�n, del progresivo deterioro de Ferrocarriles que, finalmente, ha ido dejando redundante m�s o menos un n�mero de funcionarios de ese orden. Se�or Presidente, el Gobierno siempre afirm� que aun cuando no se hiciere nada con respecto a la Empresa de Ferrocarriles del Estado, de todos modos hab�a que tomar la decisi�n de dar el doloroso paso de hacer cesar en sus labores a muchos trabajadores, porque el proceso -podr�amos llamar- de jibarizaci�n o de empeque�ecimiento de la misma, producto del deterioro a que estaba sometida d�a a d�a, iba dejando cada vez m�s mano de obra redundante. �sa es la raz�n por la cual el proyecto contempla mecanismos de indemnizaci�n especiales, que permitan disminuir al m�ximo el enorme costo social que sin duda alguna tiene la reestructuraci�n de la empresa. Como dije, la esencia de esta iniciativa legal, se�or Presidente, es dotar a la Empresa de Ferrocarriles de las atribuciones y flexibilidades suficientes para enfrentar con agilidad, dinamismo y creatividad su presencia en el mercado del transporte de carga; mejorar substancialmente el transporte de pasajeros, el que se incrementar� a medida que se perfeccione el servicio -existen clar�simas posibilidades de hacerlo-, como, asimismo, desarrollar servicios complementarios a trav�s del sistema de concesiones al sector privado interesado en participar tambi�n en este campo, pese a que la l�nea troncal del transporte de pasajeros y la responsabilidad estar� en manos de la empresa estatal. Se�or Presidente, el proyecto ha sido objeto de modificaciones tanto en la C�mara de Diputados como en la Comisi�n de Transportes y Telecomunicaciones del Senado. Con relaci�n a las enmiendas introducidas por esta �ltima, muchas de ellas -como manifest� su Presidente, Honorable se�or Otero- contaron con la anuencia del Ejecutivo, por considerar que enriquec�an y ampliaban algunos aspectos comprendidos de manera m�s sint�tica en la iniciativa original. Sin embargo, debo s� hacer la salvedad de que en otros asuntos no estuvimos de acuerdo. Y un punto muy importante -que finalmente no qued� incluido en el texto, pese a haber sido acogido por la C�mara de Diputados- era el que fijaba un l�mite porcentual a la participaci�n accionaria del Estado y de los particulares en las sociedades de carga que se constituyan. La Comisi�n t�cnica del Senado lo excluy� a ra�z de la incorporaci�n de las atribuciones del Directorio de la Empresa de Ferrocarriles del Estado. Es mi obligaci�n se�alar que el Ejecutivo no concord� con esa modificaci�n, por cuanto fue uno de los aspectos m�s sensibles de toda la discusi�n del proyecto hasta esta etapa, dado que en esta iniciativa, de compleja y larga elaboraci�n, no exenta de situaciones bastante dif�ciles, era un punto fundamental para la viabilizaci�n pol�tica de sus disposiciones, pues constitu�a una se�al de seguridad -dir�a- para distintos sectores preocupados del tema. Por lo tanto, se�or Presidente, el Gobierno, por mi intermedio, expresa su inquietud por el hecho de que esa norma haya sido excluida por la Comisi�n de Transportes y Telecomunicaciones del Senado. Sin duda, esta materia dar� lugar a proposiciones diferentes durante el tr�mite d� Comisi�n Mixta que el proyecto seguramente deber� cumplir, pues en la C�mara de Diputados fue objeto de un largu�simo debate y controversia. En todo caso, repito, la Comisi�n mencionada introdujo enmiendas que han enriquecido el texto del articulado. Esperamos que al finalizar el tr�mite global en el Parlamento �l comprenda todas las herramientas que se requieren para concretar esta pol�tica reestructurante, de fondo, que pensamos aplicar creativamente y con mucha agilidad a fin de terminar con esta sangr�a que Chile est� sufriendo. �Son 30 millones de pesos los que pierde el Fisco diariamente debido a la crisis en que se encuentra la Empresa de Ferrocarriles del Estado! Por consiguiente, esas herramientas son imprescindibles para enfrentar un problema de tanta envergadura para el desarrollo nacional. El se�or URENDA (Vicepresidente).- Comunico al Senado que la Mesa acaba de recibir un oficio de Su Excelencia el Presidente de la Rep�blica por el cual retira la calificaci�n de "Suma Urgencia" para el proyecto en debate y la reitera con el car�cter de "Simple". Informo esto para los efectos de presentaci�n de indicaciones y dem�s, dado que el plazo primitivo venc�a ma�ana. Si le parece a la Sala, el oficio mencionado se incluir� en la Cuenta de la presente' sesi�n. Acordado. Tiene la palabra el Presidente de la Comisi�n de Transportes y Telecomunicaciones y Senador informante, Honorable se�or Otero. El se�or OTERO.- Se�or Presidente, tengo el honor de informar este proyecto de ley que -como lo ha se�alado el se�or Ministro- tiene por objeto solucionar la situaci�n que afecta a la Empresa de Ferrocarriles del Estado. La Comisi�n inici� el estudio de esta iniciativa escuchando en primer lugar a autoridades de Gobierno y al Secretario de la Cartera, a fin de conocer en forma exacta lo que ellos pretend�an, por cuanto era muy importante tener un concepto claro en cuanto a lo que realmente se deseaba con la referida empresa. Por tal motivo, o�mos en distintas oportunidades al se�or Ministro, a sus asesores y al actual Director General de la entidad. Sin embargo, eso no era suficiente, ya que, por estar inserta la Empresa de ferrocarriles del Estado en un contexto, obviamente resultaba imprescindible conocer tambi�n la opini�n de sus trabajadores. Por eso la Comisi�n recibi� y escuch� atentamente a los distintos sindicatos que los representan y, al mismo tiempo, se impuso de lo relativo a las actividades que, de una u otra manera, pueden verse afectadas por la forma en que act�e el Estado en relaci�n con esta materia. Me volver� a referir a este tema cuando trate el problema de la administraci�n. Es �til e importante en esta oportunidad dejar constancia del fin de este proyecto de ley: transformar la empresa en una entidad comercial eficiente, capaz de aprovechar �ntegramente sus distintos recursos, tener la habilidad y la capacidad para poder pactar con terceros, sociedades o concesiones que hagan posible el total aprovechamiento de su enorme potencial. La Comisi�n hizo un an�lisis general del proyecto, y concluy� que en la forma en que �l ven�a redactado no se materializaba debidamente aquella finalidad, la cual, por lo dem�s, era compartida por los trabajadores de la empresa, porque ven en la continuidad y en el progreso de la misma la mantenci�n de su fuente de trabajo. Por ello, la Comisi�n, ante todo, quiso definir jur�dicamente qu� era la Empresa de Ferrocarriles del Estado. Por fortuna cont� con un modelo en el proyecto relativo a Televisi�n Nacional de Chile, ya aprobado un�nimemente por el Senado y la C�mara de Diputados. No obstante que el giro social de ambas empresas es distinto, en la parte jur�dica tienen gran similitud. De ah� que en el art�culo 1� se defina a Ferrocarriles del Estado como una persona jur�dica de Derecho P�blico, que constituye una empresa aut�noma del Estado, dotada de patrimonio propio, con domicilio en la ciudad de Santiago y que se relacionar� con el Gobierno a trav�s del Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones. El otro elemento importante de la iniciativa consist�a en precisar el giro social de la empresa. Deb�a buscarse una redacci�n que, junto con transformarla en una entidad comercial, no la apartara de su labor fundamental, que es precisamente el transporte de carga y de pasajeros. De ah�, entonces, se concluy� que "la Empresa de los Ferrocarriles del Estado tendr� por objeto establecer, desarrollar, impulsar, mantener y explotar servicios de transporte de pasajeros y carga a realizarse por medio de v�as f�rreas o sistemas similares y servicios de transporte complementarios, cualquiera sea su modo, incluyendo todas las actividades conexas necesarias para el debido cumplimiento de esta finalidad. Asimismo, podr� realizar toda otra actividad de car�cter comercial o empresarial que tenga por objeto explotar comercialmente los bienes muebles e inmuebles de que sea due�a.". Se�or Presidente, parece necesario aclarar ese objeto que, a primera vista, puede considerarse como muy amplio. En primer t�rmino, cabe la posibilidad de desarrollar el giro social a trav�s de asociaciones con terceros, lo cual se encuentra consignado en el inciso segundo del art�culo 2� del proyecto. Pero tambi�n es importante puntualizar que la empresa posee gran cantidad de bienes que pueden rendir econ�micamente, como los terrenos que tiene en determinadas ciudades, los cuales se pueden explotar o transformar en centros comerciales. En todo caso, no es conveniente que la empresa se deshaga de ellos, sino que, por el contrario, es importante que los transforme y aproveche de manera tal que permita con los ingresos generados por ese concepto ir solucionando los problemas del endeudamiento y del costo operacional. As� como se�alamos esto, de la misma manera queremos dejar expresa constancia de lo que realmente constituye el activo fundamental de la empresa: no es la v�a f�rrea en s�; su patrimonio no est� conformado por los rieles, en su real importancia, sino el trazado, el terreno, que se extiende de norte a sur de la Rep�blica, por donde va la l�nea. En todo caso, no ser�a conveniente limitarla s�lo a la v�a f�rrea, cuando existen otras posibilidades y alternativas tecnol�gicas nuevas que, sin dejar de ser una empresa de ferrocarriles, le den una connotaci�n distinta. En cuanto a la participaci�n de terceros -materia de discordia a la que se refiri� el se�or Ministro-, quisiera dejar muy en claro que el criterio de mayor�a de la Comisi�n fue precisamente no amarrar las manos de la empresa, sino dejarla con la flexibilidad necesaria para que, efectivamente, pueda desarrollar su giro y, m�s que nada, permitir la participaci�n del sector laboral en las sociedades que podr�an crearse. En el proyecto aprobado por la C�mara de Diputados, se establec�a que al menos el 49 por ciento de ellas deb�a quedar en la Empresa de Ferrocarriles, lo que conlleva diversos problemas, a los cuales nos referiremos al analizar en detalle el art�culo pertinente, por cuanto, probablemente, ser� objeto de indicaciones. De todas maneras, quiero destacar dos ideas matrices generales: primero, desde el momento en que la empresa se encuentra obligada a mantener el 49 por ciento, no existe flexibilidad para llevar a cabo la negociaci�n; y segundo, se imposibilita, de hecho, la participaci�n de los trabajadores en las sociedades, porque tendr�a que estar en el 51 por ciento restante. Y dentro de la argumentaci�n dada por el Gobierno, era important�simo que dicho porcentaje quedase en manos del tercero que iba a aportar los capitales. En el ambiente empresarial y comercial no existe la posibilidad de que se haga una inversi�n fuerte, como la requieren las distintas actividades que pueda desarrollar la Empresa de Ferrocarriles, si quien entra a la sociedad lo hace en calidad de accionista minoritario. Por lo tanto, mantener la disposici�n perjudicaba la flexibilidad de administraci�n de la empresa y, al mismo tiempo, da�aba seriamente la participaci�n de los trabajadores en la parte accionaria de las nuevas sociedades, porque, obviamente, no saldr�an del 51 por ciento. De lo contrario, no habr�a negocio, quedando los trabajadores marginados de la posibilidad de ser accionistas. Esas fueron las razones que tuvo presente la opini�n de mayor�a de la Comisi�n. Pero �ste es un tema que debe ser debatido en detalle cuando estudiemos en particular el art�culo correspondiente. Es importante igualmente se�alar que la empresa, en su giro social, se rige exclusivamente por las normas de Derecho Privado en todo cuanto no sea contrario a las disposiciones del decreto con fuerza de ley N� 94. Otro aspecto interesante de precisar, despu�s de determinado el giro y la definici�n de la empresa, era su administraci�n, materia respecto de la cual el texto aprobado por la Comisi�n innova fundamentalmente la iniciativa de la C�mara de Diputados. La opini�n de los miembros de la Comisi�n, que posteriormente lleg� a ser un�nime -con el asentimiento del se�or Ministro- fue dar a Ferrocarriles del Estado una administraci�n eminentemente t�cnica, similar a la de cualquier otra empresa, como la que se otorg� a Televisi�n Nacional de Chile. Por eso, se establece que la administraci�n de ella corresponder� a un directorio, que tendr� la representaci�n judicial y extrajudicial de la entidad, con todas las facultades que su labor requiera y, al mismo tiempo -esto es lo importante-, sus integrantes deber�n asumir todas las responsabilidades personales que tiene cualquier director de una sociedad an�nima abierta. En el proyecto se explicitan claramente los deberes de esas personas, como asimismo sus atribuciones y derechos. Dentro del directorio se considera tambi�n -tomando en cuenta el planteamiento del sector laboral- la presencia de un representante de los trabajadores, quien ser� elegido directamente por ellos, durar� dos a�os en sus funciones, podr� ser reelegido indefinidamente y tendr� los mismos beneficios econ�micos de los directores nombrados por el Presidente de la Rep�blica. El directorio estar� conformado por siete miembros y debe ser integrado por personas id�neas, de relevantes m�ritos personales y profesionales, las cuales ser�n designadas por decreto supremo expedido a trav�s del Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones. Adem�s, se establece una inhabilidad: no podr�n ser nombrados como tales los funcionarios p�blicos que ocupen cargos de la exclusiva confianza del Presidente de la Rep�blica. �Qu� se pretende con esto? Que la actuaci�n del director no tenga una connotaci�n pol�tica, porque los cargos de la exclusiva confianza del Primer Mandatario la conllevan. Evidentemente, si en el directorio figuran Ministros o Subsecretarios, sin duda que sus funciones les impedir�n cumplir el cargo de director con todas las responsabilidades que ello amerita. Porque si hubiera una mala administraci�n, se crear�a un problema de orden pol�tico que es necesario evitar a toda costa. Por eso, en raz�n de que se trata de un ente del Estado, se ha entregado al Presidente de la Rep�blica la responsabilidad de nombrar el directorio; pero es este �ltimo el que debe velar obligatoriamente, con plenitud de poderes, por la marcha de la administraci�n de la empresa. En el proyecto se repiten todos los cap�tulos -con la debida adecuaci�n- relativos a las inhabilidades y recusaciones de los directores, y se establece claramente algo muy importante: que la funci�n de director no es delegable y se ejerce en forma colectiva en sala legalmente constituida; es decir, la persona asume personalmente el cargo y la responsabilidad en la forma se�alada, sin que pueda intervenir en la administraci�n de la empresa, norma que, por lo dem�s, ha sido aceptada, de modo un�nime y uniforme, por todas las empresas importantes del mundo. En cuanto a la cesaci�n del cargo de director, se contempla la renuncia y la remoci�n por decreto supremo fundado, expedido a trav�s del Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones, por falta grave en el cumplimiento de sus obligaciones. Se fija el concepto de lo que constituye "falta grave". Tambi�n se debe dejar el cargo cuando se produzca incapacidad f�sica o ps�quica para el desempe�o del mismo, o bien sobrevengan algunas de las causales de inhabilidad. En estas materias se sigue el mismo criterio que tuvo el Senado en el proyecto relativo a Televisi�n Nacional de Chile. En lo que dice relaci�n al funcionamiento del directorio, pr�cticamente se mantiene la misma normativa; es decir, se establecen la forma c�mo debe funcionar; las sesiones ordinarias y extraordinarias; la manera en que los directores pueden eliminar sus responsabilidades dejando constancia de ello en las respectivas actas. En otras palabras, queda absolutamente claro para la persona que acepte el cargo cu�les son las obligaciones, las atribuciones, las inhabilidades y los beneficios que le corresponder�n. Tocante a las facultades del directorio, el art�culo 9� dispone: "Corresponde al Directorio la administraci�n y representaci�n de la Empresa, con las m�s amplias y absolutas facultades y sin otras limitaciones que aquellas que expresamente se establecen en esta ley.". Al mismo tiempo, consagra las diversas labores que competen al directorio y que le permiten lograr realmente el objetivo y la finalidad perseguida por el proyecto de ley, en cuanto a transformar a la Empresa de Ferrocarriles en una entidad comercial operativa. La iniciativa tambi�n modific� sustancialmente lo que antes se denominaba el Director General de Ferrocarriles, nomenclatura que hoy desaparece de acuerdo con la conformaci�n del proyecto de la C�mara de Diputados. Dado que hoy la administraci�n de la empresa pasa al directorio, existe un gerente general, quien depende de aqu�l. Es nombrado por el directorio y sigue sus instrucciones, pero es quien ejerce la administraci�n diaria o cotidiana de la empresa. Es decir, desempe�a las mismas funciones de un gerente general de cualquier otra empresa comercial particular. Es as� como se se�ala que corresponder� al gerente general la ejecuci�n de los acuerdos del directorio, la supervisi�n permanente de la administraci�n y funcionamiento de la empresa y la representaci�n extrajudicial y judicial de la misma, con todas las facultades que se contemplan en el inciso segundo del art�culo 7� del C�digo de Procedimiento Civil. Al mismo tiempo, se establecen ciertas limitaciones a las funciones del gerente general en cuanto a disponer sobre bienes ra�ces o derechos constituidos sobre ellos, como asimismo, en lo referente a vender, ceder, transferir o arrendar bienes del activo inmovilizado de la empresa cuyo valor exceda de 500 unidades tributarias mensuales; a contratar cr�ditos a plazos superiores a un a�o, o a transigir y someter a compromiso, materias todas en las cuales requerir� previa autorizaci�n del directorio. Adem�s, el gerente general queda sujeto a las mismas obligaciones y responsabilidades de los directores de la empresa. En cuanto al aspecto laboral, el proyecto consagra que los trabajadores de la empresa se regir�n exclusivamente por las disposiciones del C�digo del Trabajo y sus normas complementarias y por el D.F.L. N� 3, de 1980, del Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones. En consecuencia, no les ser� aplicable norma alguna atinente a los trabajadores del Estado o de sus empresas. Para todos los efectos legales, se consideran como trabajadores del sector privado. Esta fue una materia respecto de la cual se convers� con los delegados de los trabajadores. Pero, al mismo tiempo, en otros art�culos de la iniciativa, as� como en sus normas transitorias, se hace expresa reserva y se toman los resguardos necesarios en cuanto a los derechos previsionales y a las indemnizaciones de los trabajadores, materia a la que precisamente se refiri� el se�or Ministro de Transportes. Por lo tanto, detenerme en ella ser�a repetir algo que dicho Secretario de Estado toc� con bastante latitud. Lo �nico que deseo consignar es que una de las preocupaciones fundamentales de la Comisi�n fue precisamente la de resguardar los derechos adquiridos de los trabajadores de Ferrocarriles, a la vez que dejarles un estatuto muy claro para el futuro. Tambi�n se prev� la participaci�n de los trabajadores en el directorio mediante un delegado o representante elegido en votaci�n secreta, directa, debidamente informada, en la que ellos puedan ir cambiando sus representantes, si lo estiman conveniente, cada dos a�os, como ya se ha se�alado. Es �til e importante referirse al r�gimen econ�mico de la empresa. El art�culo 43, nuevo, dice: "La Empresa en sus actividades financieras, estar� sujeta a las mismas normas financieras y tributarias que rigen para las sociedades an�nimas abiertas y sus balances y estados de situaci�n deber�n ser auditados por firmas auditoras externas de primera categor�a. No se aplicar�n a la Empresa las normas de r�gimen y administraci�n econ�mica que rigen a las empresas del Estado." No obstante, en el proyecto se deja muy claramente establecido que todo lo que signifique aportes fiscales estar� sujeto a la debida fiscalizaci�n de la Contralor�a General de la Rep�blica. Tambi�n es importante se�alar que la iniciativa de ley establece que la Empresa en caso alguno podr� comprometer el cr�dito p�blico; tampoco podr� obtener financiamiento, cr�ditos, aportes, subsidios, fianzas o garant�as del Estado o de cualquiera de sus organismos, entidades o empresas, sino en los casos en que ello fuera posible para el sector privado, y en iguales condiciones. Se ha pretendido precisamente que Ferrocarriles del Estado tenga exactamente el mismo trato que podr�a tener una empresa particular, para que existan la debida transparencia y competencia y para que la administraci�n sea eficiente y realmente creadora. A fin de garantizar la independencia de la Empresa y su buen manejo econ�mico, se agrega lo siguiente: "El Gobierno no podr� obligar a la Empresa a proporcionarle servicio alguno sin la debida compensaci�n econ�mica, la que estar� sujeta al r�gimen general de tarifas vigentes en la Empresa, sin privilegio especial alguno." Si el Gobierno desea subsidiar alg�n ramal, alg�n tipo de transporte, debe decirlo expresamente y contemplarlo en la Ley de Presupuestos, pero no puede obligar a la Empresa a conceder un subsidio escondido. La Empresa es una entidad comercial que no puede dar servicios bajo costo. Por lo tanto, tampoco puede dar servicios gratuitos. Es decir, se la equipara exactamente con una empresa de car�cter privado. En cuanto a la fiscalizaci�n, el art�culo 51 B dice lo siguiente: "La Empresa s�lo estar� afecta al control de la Contralor�a General de la Rep�blica en los mismos casos, oportunidades, materias y forma en que lo estar�a una sociedad an�nima abierta privada. "Con todo, estar�n sujetos a este control los aportes y subvenciones que reciba la Empresa del Fisco, en los t�rminos del art�culo 45 de este Decreto con Fuerza de Ley.". En las dem�s materias, en realidad no es necesario referirse expresamente a ellas en este informe, porque son aspectos puntuales, como t�cnicas referentes, por ejemplo, a cruces. Con relaci�n al r�gimen jur�dico de la Empresa, en el art�culo 77 se establece expresamente lo siguiente: "La Empresa se regir� exclusivamente por las normas de este Decreto con Fuerza de Ley y, en lo no contemplado por ella, por las normas que rigen a las sociedades an�nimas abiertas. En consecuencia, no le ser�n aplicables, para efecto legal alguno, las disposiciones generales o especiales que rigen o rijan en el futuro a las empresas del Estado, a menos que la nueva legislaci�n expresamente se extienda a la Empresa." Se trata de una disposici�n que ya fue aprobada por el Senado en los mismos t�rminos cuando se trat� lo relativo al Canal de Televisi�n Nacional. En los art�culos transitorios se fija plazo para que el Presidente de la Rep�blica designe el nuevo Directorio. Al respecto, tambi�n deseo informar al Senado de algo que es importante. En la designaci�n del Directorio se barajaron diversas ideas. Se vio la posibilidad de que el Directorio estuviera representado por Directores nombrados directamente por el Primer Mandatario y por representantes de organismos o actividades determinadas. Particularmente interesado en esta forma de integraci�n del Directorio estuvo el Honorable se�or Mc-Intyre, quien dio muy buenas razones para estimar que debieran existir organismos que estuvieran presentes en el Directorio a trav�s de representantes designados por ellos, y que el Directorio no fuera designado �ntegramente por el Ejecutivo. La proposici�n del Honorable se�or Mc-Intyre fue debidamente analizada y ponderada por la Comisi�n, la que lleg� a la conclusi�n de que era preferible entregar la responsabilidad de los nombramientos exclusivamente al Presidente de la Rep�blica, por la enorme dificultad que se presenta en determinar qui�nes deben estar representados en el Directorio. Porque todas las instituciones se considerar�an con derecho a tener un representante. Y, por lo tanto, �por qu� �sta s� y por qu� �sta no? �Por qu� un representante de la Universidad de Chile y no uno de la Universidad Cat�lica? �Por qu� un representante de la C�mara de la Construcci�n y no uno del gremio del comercio? �Por qu� no un representante del gremio de los transportistas? �Por qu� un representante de la CUT o de otra organizaci�n? Es decir, se trataba de un tema en el que era muy dif�cil ser justo y ecu�nime. En cambio, se consider� que, trat�ndose de responsabilidad del Presidente de la Rep�blica, era preferible encomendar al Jefe del Estado la designaci�n de profesionales y personas realmente id�neas en lo t�cnico, econ�mico y financiero, a fin de poder constituir un Directorio que llevara a la Empresa a las metas que persigue esta modificaci�n legal. Sin embargo, en el art�culo propuesto como 3� transitorio del DFL N� 94, de 1960, se autoriza por una sola vez y por un a�o al Presidente de la Rep�blica para designar como Directores a funcionarios de su exclusiva confianza, dej�ndose expresa constancia en actas de que la Comisi�n en general no ve con buenos ojos esta situaci�n. �Por qu�? Porque fundamentalmente el Ministro y el Subsecretario de Transportes tienen que ver con la actividad del transporte en todo el pa�s. Y si ellos participan directamente en la administraci�n de la Empresa, obviamente -como lo hicieron saber a los miembros de la Comisi�n los gremios del transporte terrestre-, no iba a existir la debida imparcialidad para el trato que deb�a darse a la actividad del transporte en general. Era muy importante se�alar que el Ministro de Transportes debe resolver sobre ciertas materias. Ser� �l quien habr� de controlar que la Empresa funcione bien, pero si dicho Secretario de Estado es Presidente o si el Subsecretario es Presidente o Director, cabe observar que, como nadie puede autocontrolarse a s� mismo, ello no es aconsejable. Y, como es obvio, llegado el momento de tomar ciertas medidas que pueden afectar a la Empresa de los Ferrocarriles del Estado, siendo tales funcionarios miembros del Directorio no tendr�an la independencia an�mica necesaria para poder ponerse un sombrero y estar en un lado del directorio, y despu�s cambi�rselo y estar en el otro lado. Esto fue expresamente se�alado. Sin embargo, a petici�n expresa del se�or Ministro, se lo autoriz� por esta vez y solamente hasta por el lapso de un a�o, y siempre que el Presidente de la Rep�blica lo estimara conveniente, para nombrar funcionarios de su exclusiva confianza, en el entendido de que despu�s de ese tiempo regir� plenamente la inhabilidad que se ha establecido. Para no alargar esta materia -porque despu�s vendr� la discusi�n particular-, no deseo extenderme sobre las normas transitorias, salvo en cuanto a se�alar que la parte laboral y econ�mica ser� materia del informe del Presidente de la Comisi�n de Hacienda. La Comisi�n de Transportes y Telecomunicaciones se abstuvo de emitir opini�n alguna en lo que le correspond�a a la de Hacienda, por el debido respeto que debe existir hacia las funciones de cada Comisi�n. Por eso, envi� el proyecto a la Comisi�n de Hacienda, para que �sta se pronunciara sobre aquellos preceptos que realmente est�n dentro de la esfera de sus atribuciones. Para terminar, deseo destacar que hubo s�lo dos discrepancias en la Comisi�n. Una de ellas fue con el sector de Gobierno, en cuanto a eliminar el requisito del 49 por ciento para dejar precisamente al Directorio, nombrado por el Presidente de la Rep�blica, la posibilidad de una mejor negociaci�n y permitir la participaci�n de los trabajadores en las empresas que se puedan formar. La otra discrepancia fue por la votaci�n en contra del Senador se�or Mc-Intyre, respecto a la composici�n del Directorio, porque el se�or Senador estima conveniente (sigue crey�ndolo y as� lo ha planteado siempre) la representaci�n de otras instituciones en el Directorio. Todos los dem�s ac�pites del proyecto de ley fueron aprobados por unanimidad. Se�or Presidente, a riesgo de ser majadero, quiero volver a dejar constancia en la Sala del Senado de que en la Comisi�n se logr� unanimidad en cuanto a analizar el proyecto de ley al margen de los intereses pol�ticos contingentes que pudiesen existir. Por eso, la iniciativa que presentamos fue aprobada por unanimidad, con el acuerdo del se�or Ministro, a quien le explicamos las razones tenidas en vista por la Comisi�n para insistir en determinados predicamentos. El se�or Secretario de Estado tuvo la gentileza y, al mismo tiempo, el desinter�s y generosidad de aceptar lo planteado, salvo en el punto que he se�alado. Es todo cuanto puedo informar al Senado. El se�or URENDA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Presidente de la Comisi�n de Hacienda, Honorable se�or Zald�var. El se�or ZALD�VAR.- Se�or Presidente, la Comisi�n de Hacienda tom� conocimiento de este proyecto y lo trat� en general en todas las materias que le corresponden. Por supuesto, no pod�a dejar de conocer la discusi�n que hubo en la Comisi�n de Transportes, puesto que se trataba de una materia absolutamente conexa con la nueva estructuraci�n de la Empresa y con lo que significa su plan de financiamiento, de reestructuraci�n y de reconversi�n. En el informe, los se�ores Senadores podr�n ver y conocer una minuta que solicitamos a la Empresa sobre los problemas de Ferrocarriles y los mecanismos de soluci�n. En ella se hace un detallado examen de todo el tema financiero, en cuanto a por qu� se justifica la modificaci�n de la estructura de Ferrocarriles y su adecuaci�n, como lo explic� el Honorable se�or Otero, Presidente de la Comisi�n de Transportes. Se indica, adem�s, c�mo se gener� el d�ficit que la Empresa ha debido soportar, y c�mo el Gobierno pretende resolverlo. Asimismo, para el conocimiento del Senado, se adjuntan tres documentos -a mi juicio, muy importantes- que son los siguientes: en uno figuran los estados financieros de la Empresa de Ferrocarriles del Estado al 31 de diciembre de 1991; en el otro, el volumen de las deudas de la empresa al 31 de marzo de 1992, y en el �ltimo, la valorizaci�n de los retiros anticipados de personal, seg�n una estimaci�n hecha en octubre de 1991. Me parece que tales documentos son absolutamente esenciales para emitir un pronunciamiento sobre los art�culos relacionados con el financiamiento y la disponibilidad de recursos que solicita la Empresa mediante el proyecto de ley. Sin perjuicio de lo expuesto por el se�or Ministro, creo importante que esta Corporaci�n se imponga de que, despu�s de un per�odo en que no hubo una pol�tica que permitiera determinar los bienes de la Empresa y definir sus objetivos y destino, el d�ficit que en el a�o 1989, tras la venta de una serie de activos, era del orden de los 110 millones de d�lares -calculados en el valor que pose�an ese a�o-, al 30 de abril de 1992 se remontaba a los 128 millones de d�lares. Por tal raz�n, por el bien del pa�s, el Gobierno ha propuesto este proyecto de ley, que significar� cambios profundos en la operaci�n de los Ferrocarriles del Estado, en su manejo financiero y en los objetivos que pueda perseguir. La iniciativa legal ha suscitado discusiones y, muchas veces, incomprensi�n o poca compresi�n incluso por parte de los propios trabajadores, los que ver�an que sus derechos podr�an verse perjudicados al ser afectada la empresa donde han laborado durante tantos a�os. Sin embargo, tanto en los tr�mites de la C�mara de Diputados como en el estudio hecho por la Comisi�n de Transportes de esta Corporaci�n, el proyecto ha resguardado los derechos de los trabajadores y considerado los recursos suficientes para pagar las indemnizaciones, las que, por lo dem�s, deben ser canceladas en todo plan de reconversi�n llevado a cabo por cualquier empresa. En este caso, se trata de la de Ferrocarriles del Estado. Como dec�a, en t�rminos globales, los recursos que se requieren son los siguientes: 128 millones de d�lares para la reestructuraci�n y el pago de la deuda de arrastre; 10 millones de d�lares para el pago de intereses de la deuda durante 1992; 6 millones de d�lares para inversiones de mantenimiento de emergencia; 64 millones de d�lares para la rehabilitaci�n de la infraestructura y recuperaci�n de material rodante para el servicio de pasajeros, y el equivalente en valor presente a 34 millones de d�lares para el pago de las indemnizaciones especiales al personal desahuciado con motivo de la transformaci�n de la empresa. Como podemos ver, las sumas comprometidas son importantes, lo cual demuestra la necesidad y la urgencia de pronunciarse sobre el proyecto de ley. Se proyecta financiar los recursos indicados precedentemente, de acuerdo con el informe que se nos ha entregado, en la siguiente forma: con 95 millones de d�lares provenientes de la venta de activos prescindibles y de la participaci�n del sector privado en los servicios de carga; con el equivalente a 48 millones de d�lares que son producto de un cr�dito del Gobierno de Jap�n para el Plan de Rehabilitaci�n; con 16 millones de d�lares en bonos emitidos por la Empresa de Ferrocarriles, avalada por el Estado, para la contraparte local del cr�dito; y con 49 millones de d�lares de transferencias de fondos fiscales durante 1992, materia considerada en el art�culo 5� transitorio del proyecto, que establece que el Fisco transferir� a la empresa durante los a�os 1992 y 1993 una cantidad equivalente a 15 mil millones de pesos, de los cuales se entregar�n 8 mil 500 millones de pesos en el curso del a�o 1992, con cargo al �tem correspondiente de la partida del Tesoro P�blico, indicado en el inciso segundo del mencionado art�culo. En cuanto a los 6 mil 500 millones de pesos restantes, se incluir�n en las leyes de Presupuestos del sector p�blico de los a�os 1993 y 1994, expresados en los valores que corresponda. Desde el punto de vista financiero, cabe se�alar que en las primeras cuatro disposiciones transitorias se aborda lo relativo a las indemnizaciones o desahucios especiales que se otorgar�n al personal -materia no considerada por la Comisi�n de Transportes, como lo se�al� su Presidente-, y que en total tienen un costo de 34 millones de d�lares. Este beneficio se entregar� en la forma indicada en la p�gina 20-H del informe proporcionado por la Empresa de los Ferrocarriles, y en la cual se detallan, por partidas, qui�nes pueden acogerse al pago de dichas indemnizaciones. Por ejemplo, figura el caso de los que al momento del cese tengan 25 a�os de imposiciones y un m�nimo de diez a�os de servicios en la Empresa de los Ferrocarriles del Estado. Respecto de ellos se establece un plazo de tres a�os para la aplicaci�n del art�culo. Esto implica que cumplir� con estos requisitos el personal que, al momento de la promulgaci�n de la ley, tenga al menos 22 a�os de imposiciones y 7 a�os de servicios. Tambi�n se indemnizar� al personal que sea traspasado a otras entidades que constituya la Empresa de Ferrocarriles del Estado con el sector privado, o a otras que ella misma constituya. El n�mero de esos trabajadores se calcula en 1 mil 700 personas, las que percibir�n un beneficio equivalente al 50 por ciento de sus remuneraciones, seg�n se dispone en el art�culo 3� transitorio. Esta disposici�n, que, a mi juicio, debe ser analizada m�s a fondo en la discusi�n particular, trata una materia que debe ser afrontada con claridad y decisi�n, �nica manera de llevar realmente a cabo un plan de reestructuraci�n de la Empresa de los Ferrocarriles del Estado. Como lo manifest� el se�or Ministro, no es que la Empresa se encuentre empe�ada nada m�s que en un plan de disminuci�n de personal. Es necesario efectuar esa readaptaci�n para que parte del personal permanezca en sus labores y otros trabajadores sean transferidos a las nuevas empresas que se generen. De no precederse en esta forma, es imposible llevar a cabo la reestructuraci�n de los Ferrocarriles del Estado. Quiero referirme tambi�n a un tema que muchas veces surge al tapete en los distintos pa�ses respecto de este medio de transporte, y es el de si debe o no ser subsidiado. Cabe hacer presente -y no es que crea necesario plantearlo como argumento favorable al subsidio- que no debe extra�arnos el hecho de que en el mundo entero el transporte ferroviario es subsidiado por el Estado, no s�lo en los pa�ses con econom�as llamadas antiguamente de planificaci�n centralizada, sino que tambi�n en los de econom�a de mercado. Y si uno revisa los antecedentes relativos a pa�ses como Alemania, Inglaterra, Espa�a, Francia, Italia y otros, comprobar� que, con el objeto de prestar un buen servicio, sobre todo a los pasajeros, los subsidios estatales fluct�an normalmente entre un 40 y un 60 por ciento de los costos. Espero, por supuesto, que no tengamos que llegar a �ndices tan altos de subsidio, pero no debemos dejar de considerar la posibilidad de tener que subsidiar el transporte de pasajeros. De acuerdo con los antecedentes que nos fueron proporcionados por la Direcci�n de la Empresa y por el Ministerio, la intenci�n es lograr, adem�s de una mayor eficiencia, su pleno autofinanciamiento. Seg�n los datos entregados a la Comisi�n de Hacienda, se da cumplimiento, primero, al plan de reconversi�n. Con este objeto se contemplan las disposiciones legales necesarias para su financiamiento desde el punto de vista presupuestario. Adem�s, se establecen medidas destinadas a obtener los recursos adicionales no considerados en el �tem se�alado en el art�culo 5� transitorio. Creo que en la discusi�n particular podremos tratar con mayor profundidad todas estas materias, principalmente las referentes a los recursos que se precisan para resolver el problema de la Empresa de Ferrocarriles del Estado. Por tales razones, la Comisi�n, por unanimidad, aprob� en general el proyecto. El se�or URENDA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Romero. El se�or ROMERO.- Se�or Presidente, creo que estamos iniciando un debate fundamental y trascendente sobre un tema que, a mi juicio, va m�s all� de lo relativo a reestructurar, mejorar y modernizar un servicio tan importante como lo es la Empresa de Ferrocarriles del Estado. Cuando Chile se abri� hacia el mundo y adopt� una estrategia exportadora que permiti� a nuestros productos salir a competir en el extranjero, acept� un gran desaf�o, que implicaba dos conceptos: el de productividad, mirado desde el punto de vista interno, y el de competitividad, considerado desde el punto de vista exterior, lo que conlleva en su aplicaci�n pr�ctica escollos a los cuales debemos anticiparnos. A mi entender, para asegurarnos una perspectiva viable como pa�s exportador y de eficiente econom�a interna, es preciso contar con tres elementos b�sicos. Primero, con una estructura vial que permita el traslado de los productos desde su lugar de origen hacia los puertos o aeropuertos; segundo, con una capacidad portuaria que posibilite la llegada oportuna a su destino, y tercero -punto crucial, a mi juicio-, con un adecuado transporte de carga ferroviario. Por ahora me referir� a este aspecto; m�s adelante abordar� lo relativo al servicio de pasajeros. En la medida en que tratemos integralmente el problema del transporte, comprobaremos que no llegaremos a ninguna conclusi�n positiva si solamente nos abocamos a un an�lisis aislado y separado de la infraestructura vial del pa�s, la que, por ejemplo, en esta Regi�n, est� pr�cticamente saturada. Y es cuesti�n de adentrarse hacia los valles interiores para comprender exactamente de qu� estamos hablando. Hoy d�a el trasladarse en veh�culo por los caminos interiores de esta zona exige el doble o triple del tiempo que emple�bamos hace muy pocos a�os. Y esta situaci�n reviste relaci�n directa con el problema de los ferrocarriles, porque, como lo mencion� el se�or Ministro, si no disponemos de un sistema ferroviario moderno y eficiente para el transporte de los productos forestales y mineros -los que, por su volumen, ocupan mayor capacidad de carga-, no tendremos ninguna posibilidad de competir en estos rubros. Pero este punto est� relacionado con otros aspectos. Si apartamos de los caminos de Chile la carga forestal y la minera y posibilitamos que esas v�as puedan ser habilitadas para el transporte de otros productos de exportaci�n, estaremos efectivamente colaborando para el desarrollo adecuado de la que he denominado una estrategia integral sobre la materia. Y, en este sentido, debemos ser muy claros. Prestar� mi apoyo a este proyecto de ley, tratando, naturalmente, de contribuir en lo posible a su perfeccionamiento, porque el pa�s necesita contar con un sistema de ferrocarriles moderno y eficiente. No estoy so�ando, se�or Presidente, con un sistema de ferrocarriles de alta velocidad, porque los recursos de que disponemos son muy limitados. En consecuencia, no podemos aspirar a eso. Pero s� pienso que debemos conseguir una capacidad suficientemente amplia en el transporte de carga por la v�a de establecer t�rminos flexibles en la estructura de la propiedad, como lo se�al� en la Comisi�n de Hacienda. Porque resulta que de lo que se trata es de atraer al inversionista privado, en la medida en que desee participar en alguna sociedad con Ferrocarriles. Por consiguiente, buscamos, tanto en el servicio de carga como en el de pasajeros, un sistema de ferrocarriles que efectivamente cumpla con su cometido; es decir, que sea digno, en el caso de los pasajeros, y moderno, a fin de responder eficazmente a los requerimientos que se formulen. En el proyecto en debate existe un art�culo que me parece extraordinariamente importante en ese sentido. El art�culo 6� permite que la Empresa de Transportes de Pasajeros Metro S.A. "previa la autorizaci�n exigida por el art�culo 3� del decreto ley N� 1.056, de 1975, constituya con la Empresa de los Ferrocarriles del Estado sociedades an�nimas para atender servicios de transporte suburbano de pasajeros y la explotaci�n comercial de sus bienes en actividades o servicios complementarios". Esto es clave, se�or Presidente. Porque, en efecto, se observa, a ra�z de la experiencia reciente recogida con el Metrotr�n de Santiago a Rancagua -por se�alar un ejemplo-, un desahogo, logrado de manera eficaz y acorde con la necesidad actual, en el transporte de personas que, de otro modo, tendr�an que utilizar medios y veh�culos de transporte colectivo que pr�cticamente saturan las arterias hacia el sur. Ahora, quisi�ramos que esto tambi�n se proyectase a una relaci�n de la Capital con Quillota o con La Calera, en el norte, o que el Metro Regional, que hoy d�a opera con extraordinaria claridad de objetivos -yo dir�a- entre Valpara�so y Limache, se adentrase, adem�s, hacia los valles interiores. Respecto a esta materia no debemos tener eufemismos ni cuidado en alabar o respaldar algo, porque hoy tratamos de construir un pa�s m�s moderno. Y creo que este tema es muy trascendente. Por ello, me parece que se requiere un an�lisis serio y en profundidad acerca de las alternativas que se nos ofrecen. Naturalmente, en todo esto existe la posibilidad de que la ejecuci�n se realice con mayor o menor eficiencia. Considero que en este aspecto las intenciones son positivas, ya que, como es obvio, nadie desea malgastar los recursos del Estado. Por otra parte, asimismo estimo relevante que nos detengamos, aunque sea un instante, en el problema -lo hice presente en la Comisi�n de Hacienda- de los trabajadores. Porque, a decir verdad, esta iniciativa de alguna manera va a plantear la situaci�n de que un porcentaje importante de aquellos que han dedicado toda una vida a la labor ferroviaria deber� abandonar la Empresa. Sobre el particular, manifest� en la Comisi�n que me parec�a de toda justicia plantear el estudio del otorgamiento de una compensaci�n y que lo ideal ser�a permitirles el retiro anticipado, con el objeto de que obtuviesen lo que todo el mundo quisiera retribuirles. Finalmente, en cuanto a la flexibilizaci�n de la estructura del dominio de la Empresa, creo que en alguna medida ello se ha conseguido, por lo menos en lo relativo al transporte de carga, elimin�ndose algunos escollos y limitaciones, lo que estimo positivo. En todo caso, se�or Presidente, adem�s de anticipar mi voto favorable a la iniciativa, hago presente que, como chilenos, debi�ramos abordar con energ�a y creatividad la discusi�n particular de un proyecto que legisla sobre una materia tan importante y trascendente para la econom�a, en especial para las personas y, en general, para el pa�s entero. He dicho. El se�or D�AZ.- Pido la palabra. El se�or VALD�S (Presidente).- Tiene la palabra Su Se�or�a. El se�or D�AZ.- Se�or Presidente, el Honorable se�or Romero hizo un alcance que me parece muy adecuado respecto al Metrotr�n de Santiago a Rancagua, el cual ha constituido -y el se�or Ministro seguramente confirmar� lo que expreso- un rotundo �xito social y econ�mico. En primer lugar, ha servido como un control frente a los precios de otros tipos de transporte; segundo, ha resultado todo un acierto para Ferrocarriles, pues ha obtenido ingresos bastante suculentos, y, por �ltimo, la gente de la zona espera, en vista de estos logros, que se extienda a ciudades cercanas. Es decir, lo mismo que propuso el Senador se�or Romero, en lo relativo a Quillota y a localidades vecinas, lo desean los habitantes de San Fernando y de Rengo. En consecuencia, nosotros vemos s�lo beneficios y, a nuestro entender, ning�n perjuicio. Es algo que podr�a realizarse incluso a t�tulo experimental durante seis meses, por ejemplo -o el que estime conveniente Ferrocarriles-, en per�odos de gran asistencia escolar, de cosecha u otros, a fin de apreciar, sin imponer criterios, si la experiencia es exitosa, lo que indicar�a su factibilidad. Ahora bien, no porque pertenezca a la Regi�n planteo lo anterior exclusivamente para las ciudades que he nombrado. En realidad, ello podr�a extenderse a todo Chile. Indiscutiblemente, podr�an aplicarse las mismas pol�ticas, por ejemplo, en lo relativo a las capitales de Regiones o de provincias con sedes universitarias o donde existan f�bricas y empresas que signifiquen un movimiento muy fuerte y permanente de estudiantes o de trabajadores. Estoy hablando de Temuco, de Concepci�n, de Chill�n, de Valdivia, de Valpara�so, por supuesto, y de tantas otras ciudades que podr�an recibir el mismo trato que Rancagua. Estimo que la medida, que para Ferrocarriles del Estado ha sido favorable, como tambi�n lo ha sido en lo social -y lo s�, porque la gente se ha manifestado muy satisfecha con ella-, beneficiar�a a un grupo important�simo de personas. En tal sentido, me sumo a lo expresado por el Honorable se�or Zald�var en cuanto a la necesidad, incluso, de otorgar subsidios. En el caso espec�fico de nuestra Regi�n, muchos j�venes, dada la cercan�a, estudian en Santiago, y como su capacidad econ�mica no les permite pagar una pensi�n, regresan todos los d�as a sus hogares viajando 70, 80 � 100 kil�metros. Naturalmente, ellos resultar�an muy beneficiados con el sistema aludido, porque el servicio de transporte interurbano particular no les hace rebajas por los pasajes. En otros tiempos se aplic� un sistema de abonos para los estudiantes -no s� si ahora podr�a extenderse a los trabajadores- que de ninguna manera era un regalo, el cual, junto con traducirse, por una parte, en un ingreso mensual, semestral o anual, con una peque�a rebaja, aseguraba al usuario, por la otra, para la Empresa de Ferrocarriles. Expongo estas ideas, se�or Presidente, aprovechando la presencia del se�or Ministro de Transportes, quien, creo, va a ratificar lo que he expresado en el sentido de que por lo menos el Metrotr�n se ha transformado en un rotundo �xito social.y econ�mico. Esperamos que este sistema se extienda a otras provincias y ciudades. He dicho, se�or Presidente. El se�or VALD�S (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Urenda. El se�or URENDA.- Se�or Presidente, tambi�n aprovecho la oportunidad en que est� presente el se�or Ministro, y con ocasi�n de este proyecto, para expresar algunos criterios generales que me parecen importantes. Desde ya, anuncio mi voto favorable a esta iniciativa. Sin embargo, creo que lo ocurrido con Ferrocarriles y las medidas que estamos adoptando ponen de actualidad el tema de la pol�tica de transportes del pa�s, la cual, lamentablemente, en general ha sido errada, como lo fue tambi�n durante el Gobierno anterior. Pienso que esta materia merece alg�n tipo de consideraci�n, a fin de que no se pierda el esfuerzo que realizar� el Estado en relaci�n con la Empresa de los Ferrocarriles o con el transporte ferroviario. Somos un pa�s de recursos escasos y de una geograf�a muy sui g�neris. De all� que, tradicionalmente, dada su configuraci�n, el transporte se realizara por v�a mar�tima y, despu�s, por ferrocarriles. Y sabemos que durante muchos a�os la eficacia de una Administraci�n se med�a por la inversi�n en ese �ltimo rubro, lo que sucedi� hasta m�s o menos 1910. Con posterioridad se han aplicado pol�ticas ca�ticas, las cuales condujeron realmente a un despilfarro de recursos y a la situaci�n a que aludi� el Senador se�or Romero al se�alar que hoy d�a el transporte de carga y de pasajeros se encuentra en crisis. Como ejemplo de normas dictadas con el mejor de los prop�sitos, pero que a veces pueden arruinar una actividad, cabe mencionar, en materia naviera, la ley N� 12.041, de gran beneficio para el transporte de nuestro comercio exterior, la cual, no obstante, al fijar tarifas de cabotaje que s�lo pod�an modificarse mediante decreto supremo, signific�, lisa y llanamente, la muerte de ese tipo de transporte en Chile. Es obvio que ser�a conveniente el cabotaje no s�lo para determinadas cargas masivas, sino, tambi�n, para muchas que se trasladan por carretera y en las que hoy no pueden ser utilizados los ferrocarriles, debido a que el transporte mar�timo, en ciertas distancias, resulta m�s econ�mico. Estimo que no basta con reorganizar la Empresa que nos ocupa o con despachar ciertas disposiciones en la materia, si no se establecen las bases suficientes para armonizar los diversos sistemas de transporte. Podr�amos decir que el mercado por s� solo podr�a constituir una regulaci�n, siempre y cuando existieran preceptos equitativos; pero, desde el momento en que el Estado participa en algunos medios de transporte y no en otros, deben tomarse medidas para aprovechar las ventajas naturales. Aparte lo que ser�a propio del cabotaje -y hago presente que las actividades mar�timas a que estoy ligado no se vinculan con �ste-, cabr�a utilizar los ferrocarriles para determinadas cargas, seg�n la distancia y las caracter�sticas de las mismas (es el caso de la madera, en general, como lo se�alan los informes), y usar los caminos para las de car�cter complementario. En muchos pa�ses del mundo, incluidos los que cuentan con v�as fluviales, como Alemania, existen las mejores carreteras y los mejores ferrocarriles, porque una buena red de transportes es el elemento esencial para el desarrollo de una naci�n, y las inversiones que en tal sentido se realicen, en mi modesta opini�n, son las de mayor rentabilidad en el largo plazo. Frente a la situaci�n, tan especial, de que en un lapso de 30 a�os, luego de haberse efectuado tradicionalmente el transporte por mar (el cabotaje de carga general) y por ferrocarriles, ambas actividades desaparecieron, circunscribi�ndose aqu�l en forma exclusiva al que se realiza en camiones, es preciso considerar que este �ltimo representa un alto costo. Adem�s, se suscita el grave inconveniente de que el pa�s, por estar creciendo y querer aumentar sus exportaciones, necesita m�s y mejores v�as de comunicaci�n para el transporte de carga y de pasajeros. Por lo anterior, solicito al se�or Ministro que, ya sea en esta oportunidad o en otra, nos d� a conocer cu�les son las pol�ticas generales del Gobierno en esta materia, a fin de que tengamos normas que permitan aprovechar en la mayor medida posible los limitados recursos del pa�s, as� como la iniciativa privada, en todo lo que sea necesario; que no exista, a veces, dualidad de servicios que compitan entre s�, destruy�ndose, en circunstancias de que muchas Regiones se hallan aisladas, y que se establezcan disposiciones equitativas, con el objeto de que los frutos del mercado realmente lo sean, sin resultar distorsionados. Porque no olvidemos que elementos tan esenciales para el transporte como los puertos siguen, fundamentalmente, en manos del Estado, el cual asimismo continuar� dirigiendo los ferrocarriles -con una normativa que sin duda es mejor que la anterior, pues corrige muchos errores del pasado-, y que la pol�tica camionera tambi�n es determinada por los caminos que se construyen, actividad que es estatal (espero que por la v�a de concesiones puedan hoy hacerse otros), y por los sistemas de peaje y el costo de los combustibles. En fin, hay una serie de �reas en que la acci�n del Estado sigue siendo extremadamente importante. De ah� que, en mi opini�n, el esfuerzo que se est� haciendo con respecto a Ferrocarriles, que es muy loable -por eso vamos a aprobar este proyecto-, podr�a no aprovecharse en medida suficiente si la pol�tica general de transporte del pa�s no es la m�s adecuada. Sobre este particular, el se�or Ministro se ha distinguido por soluciones valientes y por enfrentar los problemas. Ha sido uno de los mejores titulares de la Cartera que he tenido oportunidad de conocer. Por ello, a t�tulo personal, pero creo que interpretando el pensamiento de muchos se�ores Senadores, deseo instarlo a que hagamos los esfuerzos m�ximos -y los coordinemos- por tener una normativa acertada, por combinar los recursos de particulares y del Estado de manera tal que nuestra econom�a no se detenga, con el objeto de que podamos seguir satisfaciendo las necesidades de nuestra industria, de nuestra agricultura y de todas nuestras actividades comerciales y exportaciones, y no debamos volver el d�a de ma�ana a dictar disposiciones especiales ante un desequilibrio producido en favor de una actividad y en contra de otra o por no estar utilizando las m�ximas potencialidades del pa�s. En raz�n de lo expuesto, anuncio el voto favorable de estas bancas al proyecto, y me permito hacer esta sugerencia al se�or Ministro. He dicho. El se�or VALD�S (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or P�ez. El se�or P�EZ.- Se�or Presidente, tanto lo dicho por el Senador informante de la Comisi�n de Transportes y Telecomunicaciones en su detallada y acuciosa relaci�n, como lo expuesto por el Presidente de la Comisi�n de Hacienda, nos evitan entrar en mayores detalles acerca del texto en estudio. No obstante, creo fundamental recalcar la importancia y trascendencia de esta iniciativa. Porque aqu� no s�lo se trata de una rehabilitaci�n o reestructuraci�n de Ferrocarriles del Estado; se trata, ni m�s ni menos, de sacar la Empresa de la insolvencia en que est�. Por eso, por lo angustioso de la situaci�n que vive, es de lamentar que este proyecto, de tanta relevancia, haya tenido una demora excesiva en su tr�mite en la C�mara de Diputados. Es tremendo el endeudamiento y muy grande la crisis financiera que sufre. Creemos que esta normativa, que se origina en un mensaje del Presidente de la Rep�blica, deja en claro cu�l es la posici�n del Gobierno y su voluntad para solucionar un problema tan dram�tico, que no s�lo afecta a una u otra Regi�n, sino a todo el pa�s. Y lo digo porque si hay algo arraigado en todos los chilenos, eso es Ferrocarriles, que hoy, como en otras partes del mundo, est� llamado a tener gran trascendencia para todos los sectores. Deploramos que esta demora haya imposibilitado que se empezase a trabajar antes, a fin de tener habilitado el ferrocarril que llega a Puerto Montt, pasando por Valdivia, Temuco y otras ciudades. Porque creo que la comunidad de esas zonas siente una necesidad imperiosa de que esto se resuelva con mucha rapidez y de que Ferrocarriles vuelva a prestar el servicio que proporcionaba. Creo bueno que quede establecida la visi�n del Gobierno para enfrentar definitivamente el estado de la Empresa, que estaba languideciendo y muriendo por la insolvencia, tanto en su servicio de pasajeros como en el de carga. Comparto lo que ha dicho el Honorable se�or Urenda: tenemos un gran Ministro de Transportes, que se ha preocupado de �ste y de otros problemas que dicen relaci�n con su Cartera, y destaco la voluntad del Ejecutivo de buscar una soluci�n concluyente para esta situaci�n. Pienso que lo que debemos hacer hoy es aprobar en general el proyecto y despacharlo en la pr�xima semana -para que pueda cumplir su tr�mite posterior en la C�mara de Diputados-, de modo que se convierta en ley a la brevedad y Ferrocarriles preste los servicios que la comunidad requiere. Termino haciendo hincapi� en la extraordinaria visi�n del Gobierno y de su Ministro de Transportes para enfrentar este asunto, que es tan grave para el pa�s. Gracias. El se�or VALD�S (Presidente).- Hago presente a los 5 se�ores Senadores inscritos para hacer uso de la palabra que el Orden del D�a termina a las 12:58, a fin de que lo consideren para el efecto de sus intervenciones. Tiene la palabra el Honorable se�or Gazmuri. El se�or GAZMURI.- Se�or Presidente, anuncio nuestro voto favorable a este proyecto de ley, que, como se ha dicho ac�, ha sido objeto de una larga y compleja discusi�n al interior del Gobierno, as� como de la C�mara de Diputados y del Senado, en su actual tr�mite, en la que participaron tambi�n, tanto a nivel nacional como regional, los trabajadores de la Empresa, quienes, sin duda, se han visto afectados por la situaci�n de la misma, y, de alguna manera, por la soluci�n ofrecida. La iniciativa que estamos aprobando se hace necesaria, porque el pa�s y el Gobierno han heredado un estado de cosas francamente desastroso en Ferrocarriles y en el transporte ferroviario en general. Hemos recibido una empresa pr�cticamente colapsada, desde el punto de vista financiero; atrasada, desde el punto de vista tecnol�gico, y disminuida en su capacidad de servicios de carga y de pasajeros. Prueba de ello es el espect�culo f�sico que se observa f�cilmente al recorrer la red ferroviaria: estaciones clausuradas; una cantidad inmensa de material de desecho; ramales que fueron activos en la historia del pa�s y que ya no funcionan desde hace muchos a�os, con todo lo que esto ha significado como factor de depresi�n, no s�lo econ�mica, sino, dir�a, hasta psicol�gica y cultural para muchas localidades. Ellas, de una manera intuitiva pero certera, ya desde el siglo pasado vincularon el ferrocarril al progreso, a la comunicaci�n de un pa�s dif�cil de comunicar. Como he dicho, todo eso de destruy� de manera sistem�tica durante la gesti�n anterior, a trav�s de una pol�tica que considero de muy corta perspectiva. Porque no hay duda de que en todas las econom�as modernas el ferrocarril -tanto de pasajeros como de carga- constituye un eje central del sistema de transportes, y, por tanto, del progreso. Se ha se�alado ac� -estoy completamente de acuerdo- que la cuesti�n de una infraestructura moderna en materia de transporte se convierte hoy para Chile en una necesidad m�s acuciante que ayer, dado el car�cter eminentemente abierto y exportador de su econom�a. No podremos sostener un crecimiento basado en la apertura internacional de �sta -sobre lo que existe consenso- si no modernizamos sustantivamente nuestra infraestructura de transporte, proceso en el que indudablemente el ferrocarril est� llamado a tener una importancia capital. Por lo tanto, pienso que este proyecto, en las condiciones de restricci�n general de nuestra econom�a, significa, finalmente, la mejor de las soluciones posibles, desde el punto de vista de su dise�o y de sus proposiciones. Ha habido un largo debate respecto de si era preciso introducir participaci�n de capital privado en esta �rea tan vital para el desarrollo del sistema de transporte. Algunos cr�ticos del proyecto han sostenido que se ha adoptado una pol�tica excesivamente privatizadora. Por lo menos a mi juicio, la iniciativa combina bien dos elementos indispensables de tener en cuenta en el desarrollo de esta actividad. En primer lugar, sobre todo en la mantenci�n de la red vial -que, por las caracter�sticas del pa�s, es pr�cticamente una sola- y en el transporte de pasajeros, me parece que la participaci�n de una empresa estatal eficiente y moderna es absolutamente necesaria. Lo dicho de la red vial creo que, en parte, se explica por s� solo: privatizarla, entregarla a monopolios privados, ser�a un profundo error desde el punto de vista de una justa pol�tica de transportes. Y en materia de servicio de pasajeros, es evidente que las condiciones de competencia en el mercado se hacen dif�ciles para cualquier empresa en el rubro, porque �ste es el cl�sico ejemplo donde la rentabilidad social no siempre se corresponde con la privada. Por tanto, por un conjunto de consideraciones, estimo adecuada esta opci�n de mantener dentro de una empresa estatal el transporte de pasajeros. Encuentro loable la idea de que esta empresa debe autofinanciarse. Sin embargo, si no fuera as�, estimo que no se ameritar�a la privatizaci�n de un servicio que en todas partes del mundo tiene alguna forma de protecci�n, por el simple hecho de que la competencia con el otro transporte terrestre no es igualitaria. En la medida en que el transporte de pasajeros por la red de caminos y carreteras est� financiado por el Estado, hay un subsidio, ya que las empresas no requieren mantenerla ni ampliarla, y s� necesita hacerlo con las v�as la empresa de transporte ferroviario. En segundo t�rmino, me parece, tambi�n, que se corresponde con los objetivos de modernizaci�n de los ferrocarriles de Chile el que se permita la constituci�n de empresas mixtas, o sea, la asociaci�n entre Estado y sector privado en el transporte de carga, entendiendo que debe desplegarse un inmenso esfuerzo en el pa�s para aumentar sustantivamente la capacidad de Ferrocarriles del Estado en esa �rea o, en este caso, de las empresas mixtas que podr�n crearse a ra�z de este proyecto. Sin duda -y con esto concluyo, se�or Presidente-, el aspecto m�s complejo, delicado y sensible, es que la rehabilitaci�n y modernizaci�n de Ferrocarriles del Estado implica, desgraciada e inevitablemente, a mi juicio, la reducci�n de una parte de sus empleados. Estos son siempre procesos sociales y personales dolorosos, pero a veces indispensables, si queremos desarrollar empresas y econom�as que puedan efectivamente funcionar. La reconversi�n no siempre tiene determinados costos sociales, pero �sta s� provoca uno. La p�rdida de la fuente de trabajo de poco m�s de mil funcionarios es, en efecto, una medida particularmente dolorosa. Junto con expresar nuestra comprensi�n y solidaridad humana, s�lo deseo se�alar que se ha hecho un esfuerzo mayor por indemnizar razonable y, desde el punto de vista de un Estado como el nuestro, generosamente a los trabajadores que no continuar�n laborando en la Empresa. Me alegro de que -no s�lo como Gobierno, sino tambi�n como pa�s-, en la medida en que aprobamos por unanimidad estos criterios en las Comisiones que han analizado el proyecto, iniciemos un nuevo camino en el sentido de tener audacia para hacer las reconversiones necesarias sin incurrir en los procesos salvajes que vivimos al respecto en el pasado reciente. Creo que estamos dando muestras de madurez como sociedad al entender que es necesario modernizar, pero que, al mismo tiempo, todos tenemos que hacernos cargo -tambi�n el Estado- de indemnizar en la forma m�s justa posible la p�rdida de algunos puestos de trabajo de gente que -como se mencion� en la Sala- ha dedicado toda una vida a la actividad ferroviaria, en la que -quienes la conocemos lo sabemos bien- hay muchos elementos para considerarla, no s�lo como un trabajo, sino adem�s, de alguna manera, como una vocaci�n de servicio p�blico desarrollada con mucha fuerza en la vieja Empresa de Ferrocarriles del Estado. Por esas razones, se�or Presidente, nosotros votaremos afirmativamente el proyecto en general. He dicho. El se�or VALD�S (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Mc-Intyre. Recuerdo a la Sala que restan 8 minutos para terminar el Orden del D�a, raz�n por la cual ruego a los se�ores Senadores hacer las exposiciones lo m�s sucintamente posible. El se�or MC-INTYRE.- Se�or Presidente, despu�s de escuchar al se�or Senador que me antecedi� en el uso de la palabra y teniendo presente lo expresado en el mensaje con respecto a la grave situaci�n en que el actual Gobierno recibi� a Ferrocarriles del Estado, creo que deben colocarse las cosas en su debido lugar. Se habla de un colapso. Pero el R�gimen de las Fuerzas Armadas recibi� a esa Empresa en condiciones mucho peores. Las palabras "colapsada" y "quebrada" son bastante parecidas. La situaci�n en que se hallaba Ferrocarriles del Estado en aquella �poca era p�sima, muy mala. Naturalmente, su desarrollo durante el Gobierno militar no llev� aparejada la modernizaci�n que hubo en otras �reas. Sin embargo, debe recordarse que mientras las Fuerzas Armadas estuvieron en el Poder el desenvolvimiento de las exportaciones fue muy importante; la necesidad de transferir nuestros productos al extranjero a bajos costos signific� mejorar los transportes mar�timo -Marina Mercante- y terrestre. En esta fase, Ferrocarriles del Estado, desgraciadamente, no era eficiente ni lo m�s conveniente; la infraestructura indispensable para mejorar el servicio era demasiado cara, y no se destinaron los fondos requeridos. Por tanto, decir que dicha Empresa fue recibida en una situaci�n colapsada nada m�s que por disposici�n de aquel Gobierno no es correcto. A�n m�s: hubo enormes quejas porque se suprimi� el ferrocarril longitudinal norte. Pero los nortinos que deb�amos ocuparlo sab�amos que era muy ineficiente. Toda la carga destinada a esa zona del pa�s iba en cabotaje. Y al eliminarse el longitudinal norte, el ferrocarril de Valpara�so a Santiago y muchas maestranzas, quedaron vac�as numerosas estaciones, pues no eran productivas y no estaban en la l�nea del desarrollo de esa �poca. Me referir� ahora a la conformaci�n que se propone para el Directorio de la Empresa de Ferrocarriles del Estado. Se aprob�, con mi voto en contra, la integraci�n de dicho �rgano con siete miembros designados libremente por el Presidente de la Rep�blica. Y quiero recordar lo sucedido con relaci�n al Consejo Nacional de Pesca, al Consejo Nacional de Televisi�n, al Directorio de Televisi�n Nacional de Chile y al Consejo Superior de la Corporaci�n Nacional de Reparaci�n y Reconciliaci�n. En todos ellos, menos en el Consejo Nacional de Pesca, los miembros han sido propuestos por el Primer Mandatario, en su inmensa mayor�a con la aprobaci�n del Senado. El �nico que tiene una conformaci�n mixta -a mi juicio, la m�s correcta- es el Consejo Nacional de Pesca, integrado por miembros por derecho propio, 8 representantes de organizaciones gremiales y empresariales -o sea, corporativos- y 7 nombrados por el Presidente de la Rep�blica, con acuerdo de tres quintos del Senado. �Qu� ha pasado? Si observamos las votaciones, comprobaremos que las personas propuestas para conformar el Consejo Nacional de Pesca fueron aprobadas por una gran mayor�a. Empero, las integraciones de los Consejos y Directorios que hemos votado �ltimamente, por las negociaciones pol�ticas que las rodean, han sido objeto, no s�lo de balotas negras y de abstenciones, sino tambi�n de manifestaciones desde las tribunas y de retiro de la Sala de algunos se�ores Senadores. En resumen, creo que indirectamente el Senado se est� percatando de que se debe elegir a consejeros o directores provenientes, no s�lo de una negociaci�n pol�tica, sino adem�s de otros sectores, en forma de dar lugar a un sistema corporativo. Por eso en el caso del Directorio de la Empresa de Ferrocarriles del Estado me opuse a la designaci�n de los siete miembros por el Primer Mandatario, y no por creer que no sean los m�s adecuados. En mi concepto -insisto-, es conveniente tener dentro de ese Directorio a gente id�nea proveniente del �mbito corporativo. He dicho. )----------( El se�or VALD�S (Presidente).- Me es grato hacer presente a Sus Se�or�as que se encuentra en la tribuna Su Excelencia don Jos� Antonio Ardanza, Lehendakari, Presidente del Pa�s Vasco, acompa�ado del se�or Embajador de Espa�a y de sus colaboradores m�s inmediatos, a quienes doy, en nombre del Senado, la m�s cordial bienvenida. -(Aplausos en la Sala). )----------( El se�or VALD�S (Presidente).- Propongo a la Sala prorrogar el Orden del D�a por 10 minutos, para dar a los se�ores Senadores que est�n inscritos la posibilidad de hacer uso de la palabra. Acordado. Tiene la palabra el Honorable se�or Thayer. El se�or THAYER.- Se�or Presidente, intervendr� s�lo un minuto, para no atrasar la votaci�n del proyecto. Quiero anunciar, en nombre del Comit� Independiente de 3 Senadores, nuestro pronunciamiento favorable a la iniciativa. Las observaciones las reservaremos para la discusi�n particular, donde habr� m�s posibilidades para formularlas. A mi juicio, el tema de Ferrocarriles del Estado es tan importante y trascendental que resulta entre parad�jico y poco respetuoso hablar sobre �l en dos o tres minutos. He dicho. El se�or VALD�S (Presidente).- Tiene la palabra el Senador se�or Pi�era. El se�or PI�ERA.- Se�or Presidente, todos estamos de acuerdo en que Ferrocarriles del Estado pasa por una situaci�n cr�tica que debe resolverse, porque, definitivamente, no podemos aceptar como soluci�n que la Empresa desaparezca. Sin embargo, existiendo consenso al respecto, es bueno preguntarse cu�l es la soluci�n �ptima. Quiero aprovechar la presencia del se�or Ministro para plantear algunas preguntas y requerir antecedentes que, a mi juicio, sor indispensables a fin de resolver con propiedad en esta materia. En primer lugar, respecto de la estructura legal de la Empresa, se ha optado por la de una persona jur�dica de Derecho P�blico, en circunstancias de que se trata de una empresa netamente productiva, no de bienes, pero s� de servicios. Y, para m�, tanto los bienes como los servicios son aportes a la producci�n. Existen muchas otras empresas p�blicas, tambi�n en el �mbito de la producci�n, que se han estructurado como sociedades an�nimas, que, en una econom�a social de mercado, es la forma como se cumple con todos los requisitos indispensables para organizarse en la tarea productiva. Y con ella, a mi juicio, se responde mejor a los verdaderos desaf�os y objetivos de esta Empresa que con la estructura jur�dica propuesta. En segundo t�rmino, deseo preguntar al se�or Ministro por qu� una empresa cuyo giro principal es producir eficientemente servicios que el pa�s requiere en materia de transporte tanto de pasajeros como de carga depende del Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones, entidad esencialmente normativa, que regula todo el transporte de nuestro pa�s: ferroviario, carretero, a�reo, etc�tera. Luego, al tener una empresa que es parte del sistema de transporte chileno, que debe ser normado por el Ministerio bajo su propia dependencia, se introduce, a mi parecer, un problema en su gesti�n, el cual, por lo dem�s, ha estado presente desde el inicio de la existencia de Ferrocarriles en Chile. En mi concepto, hay que separar la parte normativa, que corresponde al Ministerio, de la productiva. Y las empresas a las que se desea dejar en manos del sector p�blico podr�an permanecer en una instituci�n especializada en el manejo de empresas p�blicas, en calidad de accionista de ellas, representando el inter�s de todos los chilenos: la CORFO. En tercer lugar, se faculta a Ferrocarriles del Estado para crear empresas, de las cuales s�lo podr� enajenar 51 por ciento. O sea, se est� dispuesto a que no tenga la mayor�a en ellas. Sin embargo, no se permite que otros s� puedan conseguirla, porque se contempla un mecanismo en cuya virtud 2 por ciento debe quedar en un organismo internacional. A mi juicio, es bueno que los administradores de las empresas se hallen claramente identificados. Si Ferrocarriles est� renunciando a tener el control de las empresas que se creen como producto del mandato de la ley en proyecto, no debe impedir que otros sectores puedan asumirlo. Y, desde ese punto de vista, el mecanismo se�alado no me parece razonable. En cuarto t�rmino, creo muy importante que se regule el giro de las nuevas empresas, que en el proyecto pr�cticamente es ilimitado. En mi concepto, �stas tienen un sentido muy claro: son empresas complementarias al giro principal de Ferrocarriles, que es el transporte de carga y de pasajeros. Pero entiendo que no es la intenci�n del Ejecutivo ni del Congreso facultar a Ferrocarriles para crear empresas -por ejemplo, de vestuario- que nada tienen que ver con su giro esencial. A mi juicio, esta materia deber�a precisarse en la iniciativa. Por otra parte, se establece una prohibici�n a Ferrocarriles del Estado para enajenar activos prescindibles, bienes inmuebles y obras de arte. En verdad, la venta de un activo de la Empresa debe determinarse en funci�n, no de la naturaleza del mismo, sino de si es necesario para el buen desarrollo de su giro. Y eso deber�a contemplarse en la ley en proyecto. Creo que Ferrocarriles tiene que mantener los activos que son �tiles para su giro y debe estar facultado para enajenar, en condiciones de mercado y velando por el patrimonio p�blico, todos los prescindibles, no indispensables para su giro, independientemente de su naturaleza mueble o inmueble. Tocante a los pasajeros, es cierto que en todo el mundo existe un mecanismo de subvenci�n... El se�or ZALD�VAR.- �Me permite una interrupci�n Su .Se�or�a, con la venia de la Mesa? El se�or PI�ERA.- Con el acuerdo de la Mesa, por supuesto. El se�or VALD�S (Presidente).- Puede hacer uso de la palabra el Honorable se�or Zald�var. El se�or ZALD�VAR.- Es s�lo para hacer una precisi�n. He estado escuchando las observaciones planteadas por el se�or Senador, y me llama la atenci�n la concerniente a la venta de los activos. La prohibici�n est� referida, Honorable colega, s�lo a los terrenos, puentes y obras de arte que constituyan el trazado y la v�a f�rrea. La administraci�n de la Empresa podr� enajenar el resto sin problema alguno. Quer�a hacer esa precisi�n, para que no quedara una imagen que no corresponde. El se�or PI�ERA.- Agradezco la puntualizaci�n del se�or Senador que acaba de hacer uso de la palabra. Creo, entonces, que deber�a distinguirse lo indispensable para el giro de Ferrocarriles de aquello que no lo es, sin atender a la naturaleza del bien. Respecto del transporte de pasajeros, es cierto que ha habido y hay una subvenci�n en muchas partes del mundo. Uno podr�a discutir cu�l es su impacto redistributivo y qui�n se beneficia con ella. Es cierto que usan el tren -yo mismo lo he hecho- muchas personas de altos ingresos para ir a lugares de veraneo. Por ende, al subvencionar el transporte de pasajeros en general a lo mejor estar�amos subsidiando a sectores que no lo necesitan y dejando de ayudar a otros que s� requieren el apoyo de Ferrocarriles. Por lo tanto, sin entrar a discutir el tema de fondo en el sentido de que, a mi juicio, los subsidios tienen que estar focalizados siempre hacia los grupos que la sociedad, desde un punto de vista normativo, determina que merecen apoyo, me parece que no deber�amos depender de. subvenciones cuyo impacto redistributivo, a la larga, resulta muy cuestionable y muchas veces puede ser regresivo. El se�or OTERO.- �Me permite una interrupci�n, se�or Senador? El se�or PI�ERA.- Con todo gusto, Honorable colega. El se�or VALD�S (Presidente).- Puede hacer uso de ella, Su Se�or�a. El se�or OTERO.- Deseo se�alar, con la venia de la Mesa, que en el proyecto no se contempla ning�n subsidio. Al contrario, en un art�culo se proh�be expresamente el subsidio a Ferrocarriles del Estado. La Empresa s�lo tendr�a derecho a �l en los mismos casos que una empresa particular. Y las normas pertinentes ser�an de car�cter general y deber�an estar consignadas en la Ley de Presupuestos. Por �ltimo, el texto despachado por la Comisi�n de Transportes y Telecomunicaciones no fija l�mite en cuanto al porcentaje que debe mantener Ferrocarriles en una nueva empresa, en la que puede retener 1, 49 � 53 por ciento de su propiedad. El tope de 49 por ciento fue aprobado por la C�mara de Diputados, pero la Comisi�n lo rechaz�. Gracias, se�or Senador. El se�or VALD�S (Presidente).- Hago presente al Honorable se�or Pi�era, aunque no sea grata la advertencia, que ha terminado el Orden del D�a. El se�or PI�ERA.- Necesito s�lo un minuto m�s, se�or Presidente. El se�or VALD�S (Presidente).- Puede hacer uso de �l, se�or Senador. El se�or PI�ERA.- Yo estaba consultando al se�or Ministro por qu� era as� en el proyecto original. Estoy enterado de que la Comisi�n tuvo otro parecer. Pero es una decisi�n que no refleja la intenci�n del Ejecutivo, y por eso hice la pregunta. El se�or GAZMURI.- Est� en el informe, se�or Senador. El se�or PI�ERA.- Lo s�, Honorable colega. Pero era una consulta al se�or Ministro. Finalmente, es cierto que la ley en proyecto no contempla subsidios para lo futuro, pero s� transferencias de recursos a Ferrocarriles por 63 mil 750 millones de pesos, entre avales y aportes directos -porque los subsidios se pueden dar de dos maneras: al contado en el momento inicial o mediante entregas con el correr del tiempo-, en circunstancias de que el nivel de la deuda de la Empresa, al 31 de diciembre de 1990, alcanzaba aproximadamente a 31 mil millones de pesos. Ante montos de esa magnitud, requerimos disponer de antecedentes de car�cter financiero -b�sicamente proyecciones futuras- que nos permitan discernir si ese aporte es el necesario o si resulta excesivo o insuficiente. Por eso, deseo solicitar al se�or Ministro que nos proporcione los datos financieros que posibilitan a su Secretar�a de Estado y al Ejecutivo llegar a la conclusi�n de que el aporte que Ferrocarriles precisa es una garant�a del Estado de 3 millones de unidades de fomento; una garant�a estatal por 4 millones de unidades de fomento para el cumplimiento del plan de rehabilitaci�n de la Empresa, y la adquisici�n de inmuebles de aqu�lla por parte del Ministerio de Bienes Nacionales hasta por 1,5 millones de unidades de fomento, todo lo cual asciende a 63 mil 750 millones de pesos adicionales a las transferencias fiscales por 15 mil millones de pesos. En esta materia, atendidas esas cifras, el Senado requiere de mayores antecedentes de car�cter financiero para decidir de manera informada, en lugar de decir "S�" o "No" pr�cticamente a ciegas a una proposici�n del Ejecutivo. Gracias, se�or Presidente. El se�or VALD�S (Presidente).- Terminada la discusi�n general del proyecto, para cuya aprobaci�n en esta fase se requieren 26 votos. -Se aprueba en general el proyecto, dej�ndose constancia, para los efectos del qu�rum requerido, de que concurren con su voto favorable 27 se�ores Senadores. El se�or D�EZ.- �Me permite, se�or Presidente? El se�or VALD�S (Presidente).- Tiene la palabra Su Se�or�a. El se�or D�EZ.- Por tratarse de un proyecto tan importante, que involucra considerables cantidades de dinero, en un pa�s de recursos escasos, estimo conveniente que el plazo para presentar indicaciones sea m�s all� del lunes pr�ximo, a las 12. Por lo menos, debemos dar una semana m�s. El se�or VALD�S (Presidente).- El Senador se�or D�ez reitera una propuesta considerada anteriormente y solicita que se d� m�s plazo para formular indicaciones. El se�or D�EZ.- Al menos una semana m�s. El se�or VALD�S (Presidente).- De ser as�, el proyecto no podr�a tratarse en particular antes del 21 de mayo. El se�or D�EZ.- La iniciativa ya no tiene urgencia, se�or Presidente. Y es de mucha importancia. El se�or ZALD�VAR.- El Ejecutivo retir� la urgencia, que venc�a ma�ana, para facilitar el cumplimiento de los plazos por parte del Senado. Pero el despacho del proyecto reviste urgencia. Eso fue discutido, y se adopt� el acuerdo de fijar el lunes como plazo para formular indicaciones, por considerarse suficiente -hoy es mi�rcoles-, de manera de tratarlo en particular en la Comisi�n de Transportes y, de ser necesario, en la de Hacienda la pr�xima semana, para que luego se pronuncie la Sala y permitir as� su despacho antes de que termine el per�odo extraordinario de sesiones. El se�or P�EZ.- Con todo el cari�o que tenemos al Senador se�or D�ez, no damos el acuerdo para su solicitud, se�or Presidente. El se�or D�EZ.- �Muchas gracias, Honorable colega, por lo del cari�o...! El se�or VALD�S (Presidente).- Entonces, queda a firme el plazo acordado: el lunes pr�ximo, a las 12. El se�or D�EZ.- �Los Comit�s decidieron eso? El se�or PI�ERA.- Que se vote. El se�or VALD�S (Presidente).- En la Sala hubo discusi�n acerca del plazo para presentar indicaciones. El se�or GAZMURI.- Se tom� el acuerdo en la Sala, se�or Senador. El se�or PI�ERA.- Est�bamos presentes. �En qu� momento ocurri�? El se�or VALD�S (Presidente).- Su Se�or�a estaba ausente, lo que no es culpa de la Mesa. Se tom� el acuerdo de la Sala, y ella decidi� fijar el pr�ximo lunes, a las 12. Si se desea cambiar tal decisi�n, se requiere de otro pronunciamiento de la Sala. El se�or GAZMURI.- La Sala tom� un acuerdo en forma expl�cita. Si Su Se�or�a no estuvo presente, ello no invalida tal decisi�n. El se�or VALD�S (Presidente).- El asunto est� terminad o . )----------( El se�or VALD�S (Presidente).- Solicito el asentimiento del Senado para dejar sin efecto la sesi�n de ma�ana, jueves 7. Acordado. VI. INCIDENTES PETICIONES DE OFICIOS El se�or VALD�S (Presidente).- Se ha recibido una serie de peticiones de oficios, a las que se dar� curso en la forma reglamentaria. )----------( -Los oficios cuyo env�o se anuncia son los siguientes: Del se�or Cantuarias: FINANCIAMIENTO DE EDUCACI�N SUBVENCIONADA "Al se�or Ministro de Educaci�n, haci�ndole presentes las dificultades por las que atraviesa la educaci�n subvencionada, en especial la administrada por los municipios, cuyo d�ficit acumulado se estima en 15 mil millones de pesos, a diciembre de 1992, seg�n cifras del Ministerio del ramo, el que es de 2 mil millones en la Octava Regi�n, donde el monto de la subvenci�n escolar no alcanza a cubrir las planillas de sueldos en el 40 por ciento de los municipios. "Por lo expuesto, solicito que se informe acerca de las acciones que esa Secretar�a de Estado desarrollar� para dar soluci�n a tan delicado problema, aparte la responsabilidad de las propias municipalidades en la materia.". SITUACI�N DE ENACAR "A los se�ores Ministros Presidente de la Comisi�n Nacional de Energ�a y Vicepresidente Ejecutivo de la Corporaci�n de Fomento de la Producci�n, con el fin de representarles la dif�cil situaci�n que enfrenta la Empresa Nacional del Carb�n, que se ha tornado insostenible por las p�rdidas en su gesti�n; la disminuci�n de sus ventas; la virtual cesaci�n de pagos a contratistas y proveedores; los problemas de caja; la inoperancia de la Agencia de Reconversi�n, y porque el subsidio a las ventas no opera ni es suficiente para enfrentar la crisis, para todo lo cual se intenta vender algunos activos. "Por las razones se�aladas, pido un pronunciamiento de esas reparticiones para ver la posibilidad de modificar el proyecto de subsidios y otras iniciativas relacionadas con el sector.". )----------( Del se�or Ortiz: PROPIEDAD DE TERRENOS EN LA JUNTA (UND�CIMA REGI�N) "Al se�or Ministro de Bienes Nacionales, con el fin de que d� respuesta a las solicitudes de propiedad formuladas por los se�ores Adalio, Alonso y David Soto Gonz�lez; Martian Monje Miranda, y Benito Vega Aravena, quienes han estado por m�s de veinte a�os solicitando a esa Secretar�a de Estado la propiedad de los terrenos que con tes�n y esfuerzo est�n trabajando y que se hallan geogr�ficamente ubicados en el sector "Valle Quinto", de La Junta. "Las personas antes mencionadas y sus familias han invertido en limpias, roces y cercos interiores, en lugares que, cuando empezaron sus trabajos, eran considerados fiscales, situaci�n que hoy desean sanear. "Pido al se�or Ministro que, si correspondiere, se tengan en cuenta todos los aspectos se�alados y se d� soluci�n al problema expuesto.". SANEAMIENTO DE TITULO DE DOMINIO EN LA JUNTA (UND�CIMA REGI�N) "Al se�or Ministro de Bienes Nacionales, a objeto de que informe respecto de la solicitud presentada por don Ernesto Fautino Rosas Bachmann para sanear el t�tulo de dominio de los terrenos que trabaja y habita en La Junta, comuna de Cisnes, y cuyo expediente N� 840.436 est� radicado en la oficina de Coihaique.". ENSE�ANZA B�SICA COMPLETA PARA MALL�N GRANDE (UND�CIMA REGI�N) "Al se�or Ministro de Educaci�n, solicit�ndole que a la brevedad se proceda a completar la ense�anza b�sica en la escuela de Mall�n Grande, en la Und�cima Regi�n, para que los ni�os no tengan que ir a terminarla a otro plantel, ubicado a 32 kil�metros del lugar." )----------( Del se�or Siebert: CONSTRUCCI�N DE PUENTE SOBRE CANAL DE CHACAO (DECIMA REGI�N) "Al se�or Ministro de Obras P�blicas, con el objeto de que remita antecedentes relacionados con el inicio de la construcci�n de un puente sobre el canal de Chacao.". )----------( OBJETIVOS FUNDAMENTALES Y CONTENIDOS M�NIMOS DE ENSE�ANZAS GENERAL B�SICA Y MEDIA El se�or VALD�S (Presidente).- En conformidad a lo acordado por los Comit�s, en esta parte de la sesi�n corresponde discutir los Objetivos Fundamentales y Contenidos M�nimos de la Ense�anza General B�sica y de la Ense�anza Media. Doy la bienvenida al se�or Ministro de Educaci�n, a quien cedo el uso de la palabra. El se�or LAGOS (Ministro de Educaci�n).- Muchas gracias, se�or Presidente. Ante todo, quiero agradecer al Senado la invitaci�n que nos ha formulado para exponer los puntos de vista del Ministerio respecto de la proposici�n sobre los Objetivos Fundamentales y Contenidos M�nimos de la Ense�anza General B�sica y de la Ense�anza Media. La propuesta en cuesti�n se inscribe en un momento particular desde el punto de vista educativo. En primer lugar, creo que deber�amos tener claro que estamos llegando al fin de un ciclo del proceso educacional chileno, que tiene m�s de 150 a�os de historia y cuyo tema central era c�mo nuestra sociedad estaba en condiciones de garantizar el acceso a la ense�anza a los distintos estamentos educativos. En ese sentido, deseo se�alar que hoy tenemos una situaci�n satisfactoria, por cuanto existe aproximadamente ciento por ciento de cobertura en ense�anza b�sica y 75 por ciento en la media. Por lo tanto, si se define la pol�tica educacional como aquella que garantiza el acceso, podemos decir con agrado que, luego de 150 a�os de historia, tal objetivo se ha logrado. Lo anterior fue posible mediante un conjunto de instrumentos, entre los cuales no resulta ser menor la importancia del concepto de Estado Docente, acu�ado en d�cadas pasadas; el centralismo que ello implicaba, y la igualdad en la asignaci�n de recursos. En otras palabras, para que el Estado y la sociedad estuvieran en condiciones de garantizar el acceso, era indispensable el papel de empuje de aqu�l, y particularmente del Ministerio de Educaci�n. Al decir que se est� ante el fin de un ciclo educativo, quiero se�alar que la situaci�n hoy es diametralmente distinta, pues el tema fundamental no es el acceso, sino la diferencial existente entre la calidad del sistema educativo y la forma en que ella se puede distribuir de manera m�s equitativa. Por lo tanto, las herramientas que fueron indispensables durante 150 a�os de historia educacional en el pa�s hoy dejan de serlo, pues se requieren elementos distintos para enfrentar los desaf�os que se nos plantean. Y al cambiar el enfoque surge la necesidad de asignar recursos de manera diferente, entregando m�s a aquellos sectores donde los resultados educacionales son m�s bajos como producto de un conjunto de factores socioecon�micos y socioculturales, y en consecuencia, la de introducir la descentralizaci�n para mejorar los niveles educativos, a los que todos tienen acceso, pero donde el producto del esfuerzo es muy diverso. Al hacer ese enfoque, lo que quiero plantear es que buena parte de lo que fueron consensos y disensos, fantasmas e ideologismos propios de un esquema educacional hoy terminado, quede donde est�, pues forma parte de la historia educacional de Chile, pero no del debate actual de nuestro problema educativo. Hoy el tema no es la cantidad, sino la calidad; no se trata de ver c�mo generamos condiciones para que todos accedan a la escuela, sino de qu� hacer para que cada escuela ofrezca a todos iguales posibilidades. �se es el desaf�o. Y ello implica, primero, centrarse en los mecanismos que nos permitan medir el resultado del esfuerzo educativo, y segundo, a partir de esa medici�n, poner en juego las herramientas necesarias para entregar un mayor apoyo en los lugares donde el resultado es menor. Digo esto porque me parece que hasta ahora se ha hecho un gran esfuerzo en esta direcci�n, con el cual se ha perseguido tambi�n el prop�sito de buscar mecanismos para lograr hoy un consenso educacional como el que hubo en el pasado. En cierto modo, la discusi�n del proyecto de Estatuto Docente, aprobado en general por la unanimidad de los sectores; las proposiciones existentes respecto de la Ense�anza B�sica gracias a una gran cantidad de recursos provenientes de un proyecto con el Banco Mundial, y las iniciativas en materia de educaci�n superior -�mbito en el cual el Presidente de la Rep�blica, a trav�s de la Comisi�n Brunner, busc� un alt�simo grado de consenso nacional- apuntan en la direcci�n se�alada. En este sentido, el objetivo es definir ciertas pol�ticas de Estado que trasciendan a un Gobierno y, desde luego, a un Ministerio, y que permitan plasmar una opci�n futura en materia educativa acorde con los desaf�os que hoy tenemos. En esa perspectiva debe entenderse la propuesta del Ministerio de Educaci�n sobre objetivos fundamentales y contenidos m�nimos, la que, por primera vez en 150 a�os, se�ala a la escuela y al liceo como los lugares donde deben definirse los planes y programas de ense�anza de una manera descentralizada. La historia de la educaci�n chilena se�ala que es el Ministerio de Educaci�n, a trav�s de un decreto de su titular -en algunos casos, con consulta al Consejo Superior de educaci�n, creado en 1954-, el que, por s� solo, establece los planes y programas de estudio. �Qu� quiere decir esto? Que dicha Secretar�a de Estado es la que define en qu� forma cada una de las horas de clase de cada uno de los niveles de ense�anza debe cumplirse: tantas horas en matem�ticas, tantas en castellano, tantas en ingl�s, tantas en gimnasia, sea a nivel de segundo a�o medio o de tercero b�sico. Los planes y programas de ense�anza son establecidos, exclusivamente, por el Ministerio de Educaci�n. Por lo dem�s, as� lo precept�a la Ley Org�nica de Ense�anza: "Corresponder� al Presidente de la Rep�blica, por decreto supremo, dictado a trav�s del Ministerio de Educaci�n P�blica, previo informe favorable del Consejo Superior de Educaci�n"... ", establecer los objetivos fundamentales para cada uno de los a�os de estudio de la ense�anza b�sica y media, como asimismo de los contenidos m�nimos obligatorios que facilitar�n el logro de los objetivos formulados,". Con esa ley -dictada, como se sabe, el �ltimo d�a h�bil del anterior mandato- se busca implantar un cuerpo de contenidos m�nimos, de forma tal que cada establecimiento educacional tenga libertad para fijar sus propios planes y programas, pero ci��ndose a ciertos objetivos y contenidos m�nimos. �Por qu� se establece esto? Por la sencilla raz�n de que ninguna sociedad, por simple que fuera su estructura y escaso el desarrollo de sus conocimientos, podr�a sobrevivir de una generaci�n a otra si la educaci�n consistiera nada m�s que en una ca�tica transmisi�n de saberes locales, donde cada individuo es formado seg�n el libre arbitrio de los maestros a trav�s de procesos sin estructura ni organizaci�n, tantos como agentes educadores y educandos existan en la comunidad. En consecuencia, se trata de conciliar la posibilidad de los establecimientos de generar proyectos educativos acordes con la realidad regional y los intereses de los educandos con una vertebraci�n b�sica que garantice la existencia de un sistema de educaci�n propio de un pa�s unitario como el nuestro. La educaci�n escolarizada consiste, justamente, en la organizaci�n de procesos de transmisi�n cultural, encargada a un cuerpo profesionalizado de docentes y hecha dentro de organizaciones que denominamos escuelas. De eso se trata exactamente. La ley, al establecer para las Ense�anzas B�sica y Media un marco m�nimo ordenador, denominado "objetivos fundamentales y contenidos m�nimos", lo que hizo fue definir un "n�cleo de curriculum nacional". Y eso es lo que hace el documento entregado en consulta al Consejo Superior de Educaci�n. No quisi�ramos que este debate fuera como el que hubo en su momento respecto de la Ley de Instrucci�n Primaria Obligatoria, donde algunos miembros del Parlamento de la �poca sostuvieron que era el mecanismo por el cual el Estado adoctrinar�a la mente de los futuros ciudadanos; y otros, que era ir en contra de la libertad del individuo al que la sociedad obligara a educarse. Hoy el pa�s se halla m�s desarrollado como para evitar revivir los fantasmas de la Ley de Instrucci�n Primaria Obligatoria, aprobada en 1920. Cabe se�alar, adem�s, que los objetivos fundamentales y contenidos m�nimos, de acuerdo con la propia Ley Org�nica de Ense�anza, han de estar acordes con los requisitos m�nimos de egreso que ella misma se�ala. Esto es muy importante. Efectivamente, el art�culo 11 de esa normativa establece los requisitos m�nimos de egreso que deben cumplir los alumnos que terminan la Ense�anza B�sica obligatoria. Lo mismo consigna el art�culo 13 respecto de los de Ense�anza Media. Lo que pudo debatirse en su momento a lo mejor es por qu� esa ley fija esos requisitos y no otros. Pero, dado que ella se public� el d�a 10 de marzo de 1990, eso pas� absolutamente inadvertido para el grueso de la opini�n p�blica. De manera que, mientras no se introduzcan modificaciones al respecto, los objetivos fundamentales y los contenidos m�nimos deben ser tales que garanticen que los egresados de las Ense�anzas B�sica y Media poseen ciertos conocimientos y habilidades. En consecuencia, la adopci�n de un marco como el indicado se halla encomendado por la ley bajo las condiciones que ella misma especifica. Y nos parece que su texto, igual que su esp�ritu, es muy claro. Para evitar confusiones, resumir� los principales puntos en lo tocante a esta materia. Primero, los establecimientos educacionales del pa�s son libres para fijar los planes y programas que consideren adecuados para el cumplimiento del marco m�nimo com�n obligatorio de objetivos y contenidos. Segundo, los establecimientos pueden, adem�s, determinar objetivos y contenidos complementarios y expresarlos en los respectivos planes y programas de estudio. Tercero, los planes y programas elaborados por los establecimientos deben ser aprobados por el Ministerio de Educaci�n conforme a los tr�mites que determina la ley. Cuarto, el Ministerio puede objetar -es cierto- los planes y programas sometidos a su aprobaci�n si no se ajustan a los objetivos fundamentales y contenidos m�nimos; sin embargo, los colegios pueden apelar ante el Consejo Superior. Finalmente, el Ministerio debe, por mandato legal, elaborar planes y programas para los niveles b�sico y medio, los cuales deben ser aprobados por el Consejo Superior de Educaci�n y son obligatorios para los establecimientos que carezcan de ellos. En otras palabras, la ley, siguiendo la tendencia universal a impedir el caos en los procesos de transmisi�n de los saberes y en la formaci�n de las generaciones j�venes, no s�lo obliga a la autoridad p�blica a definir un marco m�nimo com�n de objetivos y contenidos, sino adem�s exige a los establecimientos adecuar sus planes y programas a aqu�llos, entregando al Ministerio la facultad de aprobarlos, y garantizando, como ya dije, que las escuelas afectadas recurran al Consejo Superior. �Se cuestiona, entonces, la libertad de ense�anza al aplicar la Ley Org�nica? Por cierto que no. �Se afecta "el derecho de abrir, organizar y mantener establecimientos educacionales"? Por cierto que no. Lo �nico que estamos haciendo es algo muy simple: establecer "los requisitos m�nimos que deber�n exigirse en cada uno de los niveles de ense�anza b�sica y media", para cumplir con la ley. En ese sentido, consideramos fundamental entender la l�gica del sistema en aplicaci�n. No habr� planes y programas como los que hasta ahora ha efectuado el Ministerio, sino normas m�nimas que cada establecimiento estar� obligado a cumplir. Actualmente, el 85 por ciento de los establecimientos educacionales del pa�s se rige por los planes y programas del Ministerio de Educaci�n, mientras que el 15 por ciento se gu�a por los suyos propios, aprobados, desde luego, por dicha Secretar�a de Estado. Lo que se hace ahora es generar un grado de libertad mucho mayor, pues los establecimientos educacionales podr�n dictar sus propios planes y programas con una flexibilidad curricular m�s amplia, ya que es distinto ce�irse a un cuerpo central (los contenidos m�nimos) que sujetarse a planes y programas de ense�anza con indicaci�n del n�mero de horas. El documento en cuesti�n selecciona 8 �reas de conocimiento, a las que los distintos planes y programas deber�n referirse. Entre ellas est�n las de lenguaje y comunicaci�n, matem�ticas, ciencias. N�tese que hablo del �rea de ciencias, no de la de ciencias sociales ni de ciencias naturales. Tampoco se habla de biolog�a o de qu�mica, porque eso es propio del respectivo programa de los colegios. Podr�n impartir una asignatura que se llame "bioqu�mica" o una denominada "literatura". Pero no se habla de "castellano", sino de "lenguaje". La idea es que cada plan espec�fico de ense�anza desarrolle las materias de una manera tal que est� en condiciones de satisfacer los objetivos m�nimos. Nada m�s. Desde este punto de vista, es esencial que se comprenda adecuadamente que los grados de libertad son mayores que los existentes. La propuesta que analizo no alude a ramos, sino a �reas. Es decir, las asignaturas que se impartan depender�n de la forma en que las �reas sean desarrolladas por cada establecimiento. Y eso -es muy importante- significa que no est� agotado en el tiempo lo relativo a los requisitos m�nimos. Actualmente, como dije, se establece el n�mero de horas de clase y su distribuci�n entre los distintos ramos o asignaturas. Ahora, en cambio, se atender� al porcentaje del total del tiempo que deban cubrir las �reas, cuidando que ellas no constituyan m�s del 90 por ciento, en el caso de la Ense�anza B�sica. Esto quiere decir que habr� un 10 por ciento de libertad absoluta para que el respectivo establecimiento ponga su propio �nfasis en determinadas �reas. Y a nivel de Ense�anza Media existir� un 20 por ciento de libertad. �20 por ciento! De manera que un colegio podr� decir: "Voy a satisfacer los contenidos en materia de ciencias, de lenguaje, de gimnasia, de religi�n, etc�tera". Como digo, a nivel medio habr� 20 por ciento de libertad absoluta. Eso no significa que no habr� libertad en el resto de las �reas. Un establecimiento, en la de lenguaje, por ejemplo, puede incluir castellano, literatura, ingl�s o, si quiere, un segundo idioma; pero al mismo tiempo tendr� un 20 por ciento adicional para dedicarlo a lo que estime conveniente. �Quiere ense�ar s�lo matem�ticas? �Quiere ense�ar -por cierto, adem�s del resto de las asignaturas m�nimas obligatorias- s�lo arte? �Quiere ense�ar s�lo ciencia? �Quiere especializar el establecimiento? Buscamos introducir al tema de la cantidad, garantizando el acceso a todas las escuelas del pa�s, un grado de libertad infinitamente superior al que hoy d�a existe. En ese sentido, al definir una matriz curricular b�sica, lo que estamos haciendo es establecer un m�nimo. Pero los establecimientos tendr�n esa posibilidad que introduce pluralidad y pertinencia curricular. Eso implica que los colegios del Norte podr�n tener un curr�culum adecuado a la realidad de esa zona, diversa de la del Sur, y que las vocaciones e incentivos de los j�venes ser�n distintos. En las ciudades que cuenten con un n�mero amplio de establecimientos, elegir�n aquellos cuya especialidad satisfaga sus inquietudes o vocaciones. Eso es cuanto puedo se�alar sobre las �reas fundamentales del conocimiento. Un tema tremendamente debatido es el de los llamados "objetivos de car�cter transversal", que denominamos as� en tanto tienen que ver o con la formaci�n moral de los alumnos o con las competencias personales o sociales de los mismos, o con un conjunto de �reas o temas fundamentales o relevantes para la sociedad. Pero esos objetivos generales han existido siempre en el sistema educativo chileno, y se relacionan con la formaci�n moral de los alumnos, como la valoraci�n del aprendizaje; el respeto, amor y protecci�n del pr�jimo; la valoraci�n de las diversidades raciales o �tnicas; el respeto a la equidad entre los sexos; el amor y respeto a la verdad, la justicia y la belleza; la valoraci�n del trabajo como proceso conducente a mejorar la calidad de vida y de realizaci�n personal; la valoraci�n de la familia y preocupaci�n por fortalecerla. �stos son elementos relativos que deben estar presentes en cada uno de los niveles educacionales; no son propios del primer a�o medio o del primer a�o b�sico. Lo mismo sucede con aquellos tocantes a competencias personales o sociales, como, en este �ltimo caso, los relativos al amor a la patria, aprecio por la productividad en las distintas esferas de la vida social, la valorizaci�n y resguardo de los recursos del pa�s y su entorno mar�timo, la exaltaci�n y fomento del patrimonio art�stico y cultural del pa�s. Se trata de objetivos de car�cter general que, obviamente, deben permear el curr�culum en cada una de sus instancias. Tambi�n cabe mencionar lo que hemos llamado temas emergentes, entre los cuales se hallan los derechos humanos, la creatividad, la revoluci�n cient�fico-tecnol�gica, la afectividad y sexualidad humanas, la protecci�n y defensa del medio ambiente. Buena parte de estos t�picos forman parte de los requisitos de egreso que la ley org�nica impone a los alumnos de ense�anza b�sica y media. En otras palabras, al establecerlos no estamos sino dando cuenta de tales exigencias legales. Sobre esto quisiera hacer una brev�sima digresi�n, apart�ndome del asunto fundamental, relativa a derechos humanos y educaci�n sexual, materias que han sido objeto de debate en muchos c�rculos. El Ministerio encomend� su an�lisis a dos comisiones tremendamente plurales en cuanto a su concepci�n. Sobre ambos temas, puedo decirlo aqu�, convers� privadamente con Monse�or Oviedo, porque entend�a lo sensible que eran tanto por razones pol�ticas como afectivas. Pero, al mismo tiempo, me parec�a que era peor no tocarlos. Respecto de derechos humanos, le propuse una nomenclatura distinta, y �l me contest�: "Ll�melos como lo que son, es decir, derechos humanos". En ese sentido, hemos buscado que el fruto del trabajo de esas comisiones no sean las propuestas del Ministro ni del Ministerio. Lo hemos entregado a la comunidad para tener, a partir de las proposiciones contenidas en los respectivos documentos de trabajo, las respuestas que nos permitan enriquecer una definici�n sobre estos asuntos. Eso explica por qu�, en lo relativo a educaci�n sexual, no se proponga que sea de responsabilidad de la escuela. A nuestro juicio, es obligaci�n fundamental de la familia; ella es el n�cleo b�sico que debe abordarla. Otra cosa es que la familia muchas veces no lo haga y entienda que es la escuela la que debe suplirla. Al respecto pensamos que tiene que tratarse en los establecimientos educacionales conjuntamente con los centros de padres y apoderados, criterio que tambi�n debe aplicarse en la selecci�n de los textos que se utilicen. Para ense�ar matem�ticas o literatura, probablemente basta la relaci�n directa del alumno con el profesor; bueno ser�a que tambi�n existiera vinculaci�n con los centros de padres y apoderados. Pero, en materia de educaci�n sexual, decimos de manera expresa que es responsabilidad fundamental de la familia y, supletoriamente, de la escuela; y que tiene que definirse a nivel de cada proyecto escolar. Respecto del �mbito de los derechos humanos, hemos procedido con el mismo cuidado. Digo esto, porque no se trata de que est�n circulando documentos del Ministerio de Educaci�n o del Ministro que habla. Son textos emanados de comisiones designadas con car�cter plural, en las que, por cierto, han participado representantes de los distintos sectores, particularmente de Iglesia. Estamos a la espera de observaciones sobre el particular para establecer, en consecuencia, lo que corresponda en esta �rea. El Ministro ten�a dos opciones para entregar este documento sobre Objetivos Fundamentales y Contenidos M�nimos al Consejo Superior de Educaci�n: hacerlo en conformidad al art�culo 18 de la Ley Org�nica Constitucional de Ense�anza, lo cual significaba que el Consejo dispon�a de 60 d�as para aprobar o rechazar; o utilizar un mecanismo que nos pareci� mucho m�s participativo y ecu�nime ante materias de tanta trascendencia: acogernos a otro art�culo de la LOCE conforme al cual el Consejo Superior puede ser, para el Ministro, un �rgano de consulta. Vali�ndonos de este precepto, enviamos un borrador en consulta al Consejo para que nos hiciera llegar sus puntos de vista. La respuesta, concretada en el acuerdo adoptado el 15 de abril de 1992, se�ala, en su parte resolutiva (lo constatamos con particular agrado), que los criterios de elaboraci�n del anteproyecto se ajustan a las normas legales y toman en consideraci�n las exigencias de la ley, tanto respecto de los objetivos generales del proceso educativo en los distintos niveles de ense�anza, cuanto en los requisitos para lograrlos. En consecuencia, la proposici�n del Consejo -que consigna, por ejemplo, la conveniencia de introducir elementos relativos a un diagn�stico hecho por el Ministerio de Educaci�n- la materializaremos en el documento definitivo que elaboraremos, el que, estoy seguro, se enriquecer� con el debate en el Senado y la C�mara de Diputados. Me interesa destacar que hemos procurado aplicar, de una manera tremendamente cuidadosa, acerca de �ste y otros temas educacionales, una pol�tica de Estado que recoja los distintos puntos de vista de la sociedad chilena. Como dije, hubo una pol�tica de Estado en el pasado. Cambiaron los Gobiernos y los reg�menes pol�ticos, pero las pol�ticas educativas del sistema presidencial de Balmaceda continuaron bajo la Rep�blica parlamentaria, porque el acceso a la educaci�n era lo que mov�a a Gobiernos y a Ministros. Estamos al final de un siglo y al comienzo de otro. Debemos ser capaces de definir de nuevo pol�ticas de Estado que trasciendan los intereses pol�tico-partidistas y los de un determinado Gobierno, y definir lo que constituye nuestros desaf�os mayores como pa�s. En ese sentido quiero expresar que tal vez habr�a sido m�s f�cil para el Ministro que habla obviar el tema de los Objetivos Fundamentales y Contenidos M�nimos, por razones pol�ticas que a ninguno de los se�ores Parlamentarios presentes en esta Sala escapan. Quiz� habr�a sido m�s f�cil soslayar el tema de educaci�n sexual u otros que pueden ser objeto de un debate que tenga aristas pol�ticas y concentrarme en los aspectos asistenciales de la pol�tica educacional actual, que considero bastante exitosa. Pude conformarme con decir: "Hoy tenemos textos escolares para todos los ni�os de Chile; aplicamos una pol�tica de becas de tal envergadura; dise�amos un sistema de asignaciones alimenticias que nos permite mirar con optimismo el futuro". A lo mejor, habr�a sido m�s f�cil, porque �qui�n se puede oponer a ello? En cambio, los temas a que me he referido son m�s complejos; pero precisamente porque lo son es que he cre�do importante abordarlos con extremo cuidado, con consideraci�n de los distintos sectores de opini�n, tratando de entender que m�s all� de la voluntad de un Gobierno (que, por cierto, espero interpretar) es importante tener en cuenta la voluntad de un pa�s que quiere definir una propuesta com�n para el tipo de educaci�n que se impartir� el pr�ximo siglo. Ultima reflexi�n. Durante toda esta centuria el sistema educativo poco tuvo que ver con el productivo. Aqu�l se centr� en la formaci�n del ciudadano que va a participar ma�ana en la cosa p�blica; apenas si se ocup� del que lo har�a en la producci�n. El primero pertenec�a a la esfera de los educadores; el segundo, a la de los empresarios p�blicos o privados. Hoy ning�n pa�s moderno puede aspirar a competir con �xito si no percibe que, en �ltimo t�rmino, lo que est� en competencia son sistemas educativos. M�s all� de lo que seamos capaces de enviar al exterior como productos o servicios, est� lo que podamos exportar en tecnolog�a y conocimientos; es decir, educaci�n. Cuando el Presidente Bush va a reclamar facilidades de acceso a Jap�n, los japoneses le dicen: "Vea lo que ocurre con su sistema educativo, Presidente". Ah� est� la clave del aumento de competitividad nipona y de las dificultades estadounidenses. No necesito cansar a Sus Se�or�as ni citar los distintos informes sobre el sistema educacional norteamericano. Lo que est� muy claro es que si vamos a entrar en un mundo crecientemente competitivo y sin fronteras en lo econ�mico, y no somos capaces de generar un sistema educativo a la altura debida, no alcanzaremos el �xito a que todos aspiramos. Por eso asigno la mayor importancia a la propuesta Objetivos Fundamentales y Contenidos M�nimos de la Educaci�n, porque apunta a c�mo vinculamos esos mundos que se tocaron tal vez tangencialmente en el pasado, pero que ahora son fundamentales para construir una estructura educacional acorde con los desaf�os del pr�ximo siglo. �se es su esp�ritu, el que, estoy cierto, tambi�n animar� las observaciones que me dispongo a escuchar. El se�or URENDA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Cantuarias. El se�or CANTUARIAS.- Se�or Presidente, el estudio del sentido de la Ley Org�nica Constitucional de Ense�anza y de los contenidos de la propuesta ministerial que nos preocupa, sugiere desarrollar dos l�neas de argumentaci�n: una que se refiere a los aspectos propios de la t�cnica educativa y sus consecuencias en el quehacer social; y otra relacionada con los elementos morales contenidos en el documento. Aspectos Educacionales La libertad en este �mbito debe ser responsable, es decir, debe dar cuenta a aquel organismo de la sociedad que tiene las atribuciones para orientar la ense�anza. Por otra parte, debe tener un marco conceptual predeterminado que regule en t�rminos globales su ejercicio, sin que este marco sea excusa para ejercer una suerte de ortodoxia educacional. En este sentido, la flexibilidad concebida en lo que se ha venido a denominar matriz curricular b�sica es hasta cierto punto limitada. En otros t�rminos, el curr�culum esencial, m�nimo o com�n, deja un margen estrecho para que efectivamente se puedan desarrollar proyectos educacionales innovadores, que integren objetivos fundamentales y contenidos no previstos por la autoridad. Parece ser que destinar el 80 � 90 por ciento de la carga horaria al tratamiento de las asignaturas y contenidos obligatorios transgrede hasta cierto punto la intenci�n del legislador en orden a proponer un marco m�nimo de aprendizajes comunes o esenciales. Por el contrario, esta propuesta ministerial parece ser m�s bien m�xima y exhaustiva. En el caso de la educaci�n t�cnico-profesional, el tema en cuesti�n se hace m�s complejo por su eminente naturaleza pr�ctica y por estar en relaci�n con un medio de suyo din�mico. En este sentido, esta propuesta ministerial no agota las variables involucradas en las tareas productivas, comerciales o laborales, y por tanto es tal vez necesario dar mayores espacios a la flexibilidad en este nivel de ense�anza para que los objetivos fundamentales y contenidos m�nimos no se constituyan en un obst�culo al desarrollo de este tipo de educaci�n. Si bien nos declaramos partidarios de aumentar los niveles de flexibilidad de los establecimientos dentro de un margen razonable, nos parece del todo inadecuado que se pretenda flexibilizar la obligatoriedad de los estudios para los educandos sobre la base de una evoluci�n psicol�gica y de la capacidad de decidir, por cuanto no se especifica la forma como se van a evaluar los niveles de desarrollo de estas capacidades, ni los grados de flexibilidad a los que eventualmente puede acceder el estudiante. Con todo, las indicaciones propuestas por el Consejo Superior de Educaci�n son atendibles y en alguna medida agotan el an�lisis en este contexto. Sin embargo, es conveniente insistir en lo inaccesible del lenguaje empleado en la propuesta ministerial y en la ausencia de un diagn�stico y eventuales consecuencias en cuanto a su aplicabilidad. Moral y Educaci�n El marco val�rico es conceptualizado en esta propuesta ministerial como objetivos fundamentales transversales. Esto se debe a que permean la totalidad del curr�culo y se refieren concretamente a las finalidades generales de la ense�anza. En t�rminos globales, ha sido la formalizaci�n sistem�tica de los objetivos axiol�gicos, proyectados al �mbito educacional, lo que ha causado todo tipo de reacciones en la opini�n p�blica. Lo anterior no debe extra�ar ni mucho menos conducirnos a un debate cargado de emotividad y exento de elementos racionales. Creo que �sta es una buena oportunidad para hacer llegar nuestras fundadas inquietudes sobre la materia a los representantes del Gobierno, y en particular al se�or Ministro de Educaci�n. Conf�o en que nuestros planteamientos ser�n acogidos, por la trascendencia de esta iniciativa y porque, en alguna medida, est�n en juego los principios democr�ticos. Desde esta perspectiva, el an�lisis de los Objetivos Fundamentales de Car�cter Transversal exige una divisi�n por �reas tem�ticas, donde se agrupen las leg�timas dudas que nos merece el documento en cuesti�n. En este contexto, desarrollar� tres l�neas de argumentaci�n: 1�.- Contiene criterios que determinan r�gidamente la concreci�n del marco val�rico, lo que originar� inconvenientes en la aplicabilidad de la propuesta. 2�.- Incursiona en el �mbito axiol�gico (jerarqu�a de valores), respecto del cual uno de los mayores peligros en que se puede caer es en el enfoque tendencioso, sesgado o, eventualmente, arbitrario. 3�.- Carece de los elementos de juicio para debatir y alcanzar los acuerdos necesarios en esta materia a lo largo del pa�s. Problemas de aplicabilidad La propuesta gubernamental comprende par�metros r�gidos que determinan la interpretaci�n de los objetivos que pretende lograr el Ministerio. La imposibilidad actual de la mayor�a de los establecimientos educacionales para elaborar por cuenta propia sus planes y programas, su organizaci�n curricular, sus contenidos y metodolog�as, sugiere que ellos acoger�n los planes y programas oficiales, centralizando y dejando en manos del Gobierno -cualquiera que �ste sea- y de una mayor�a circunstancial no s�lo los fines, sino tambi�n los medios para alcanzarlos. Con ello el educando puede llegar a padecer el rigor de la impronta preestablecida de quienes elaboraron la propuesta. Es preciso se�alar que, aun cuando la ausencia de proyectos educacionales propios en la mayor parte de los establecimientos no es responsabilidad del Ministerio de Educaci�n, ella constituye una deficiencia objetiva que debe asumirse, porque puede tener nefastas consecuencias sociales y educacionales para el pa�s si no se da cabida a expresiones val�ricas que representen el alma nacional, tales como el sentido de trascendencia. Por lo tanto, la aplicaci�n en los diversos planteles de ense�anza de los par�metros fijados por el Ministerio exige extrema cautela en torno de los contenidos val�ricos que deben presentarse. En caso de no atenderse a la observaci�n anterior, los educadores pueden llegar a ser meros instrumentos, sujetos a la transmisi�n de ciertos valores establecidos por el nivel central, es decir por el Ministerio de Educaci�n. Esto no puede sino influir negativamente en la participaci�n, compromiso, imaginaci�n y libertad de quienes tienen que llevar a cabo el proceso de ense�anza-aprendizaje. Estructura val�rica del proyecto Los objetivos transversales fundamentales se dividen en tres categor�as, cada una de las cuales se refiere a enunciados axiol�gicos que pretenden dar cuenta de una variada gama de elementos �ticos. Por razones metodol�gicas las dividir� en dos grupos. 1) Formaci�n moral y competencias personales y sociales. Los Objetivos Fundamentales de Car�cter Transversal relativos a la formaci�n moral y a las competencias personales y sociales carecen absolutamente de un orden jer�rquico. Porque, �tienen la misma dignidad valores tales como la lealtad grupal y el amor a la verdad, la justicia y la belleza? �Pueden ubicarse en el mismo nivel los sentimientos patrios con la pertenencia grupal? Es evidente que no. �Cu�l es, entonces, la intenci�n de incluir indiscriminadamente valores de distinta jerarqu�a en categor�as que, de alg�n modo, son arbitrarias? Nos parece que estamos frente a una confusi�n, y, pese a que no queremos suponer intenciones, consideramos que esta anarqu�a axiol�gica se puede prestar para poner �nfasis en aquellos valores susceptibles de ser instrumentalizados ideol�gicamente. El problema reci�n planteado se extiende con la misma intensidad a la forma como deben entenderse tales o cuales valores. Los fundamentos axiol�gicos de orden objetivo y relativista definen de manera radicalmente distinta el contenido de los valores propuestos por el Ministerio de Educaci�n. Esta disparidad de criterios puede tener por resultado el intento de imponer, por parte de sectores que asumen una visi�n historicista de la moral y que hoy pertenecen a la coalici�n de Gobierno, su particular visi�n del mundo y del hombre, utilizando para ello la educaci�n. 2) Temas emergentes y relevantes En cuanto a los temas denominados emergentes y relevantes, vinculados a los aspectos �ticos, como su propio nombre lo indica, no representan una dignidad basada en la tradici�n o en la factibilidad hist�rica, sino que, m�s bien, son temas coyunturales sobre los cuales es prematuro dar una opini�n definitiva, en lo referente a si son una moda, o constituyen elementos que trascienden el devenir hist�rico. Puede darse el caso de que la definici�n operacional de temas tales como la protecci�n del medio ambiente y la sexualidad humana no responda necesariamente a una exigencia de orden moral, sino a una postura de cualquier otro orden. Esta situaci�n puede dar lugar a que se instrumentalice la educaci�n con el prop�sito de legitimar socialmente temas emergentes invisti�ndolos indebidamente como valores de alta jerarqu�a, lo que, indudablemente, no es propio de un sistema democr�tico por el hecho de que pueden beneficiar, directa o indirectamente, a una concepci�n ideol�gica determinada. Para nadie es un misterio que no existe una forma de enfrentar estos temas, y que en el �ltimo tiempo se ha debatido con �nfasis sobre ellos. Eso demuestra c�mo una definici�n categ�rica respecto de tales materias puede llegar a ser, por su ambig�edad y car�cter equ�voco, sumamente arbitraria si el Estado asume una alternativa espec�fica, en desmedro de todas las dem�s. Y eso es particularmente grave si las categor�as parciales propuestas deben ser proyectadas al �mbito educacional. Lo anterior representa una visi�n errada acerca de las relaciones existentes entre el mundo moral y el estrato pol�tico ideol�gico, puesto que de alguna manera se puede presumir, leg�timamente, que en esta propuesta la contingencia pol�tica y los supuestos ideol�gicos son los que dictan las normas y los valores que en un momento dado deben regir en la sociedad. La correcta relaci�n entre estos dos estratos es justamente la inversa: la moral es la que determina la acci�n pol�tica y sirve de sustrato a los supuestos ideol�gicos. No pretendemos que el Estado oriente su accionar en el campo educacional en conformidad a los dictados de un determinado credo religioso, sino, simplemente, que asuma como hecho social objetivo y como parte de la conciencia colectiva nacional el sentido de trascendencia y la espiritualidad vinculados a la creencia religiosa, pues para la mayor�a de los chilenos estos valores constituyen el fundamento del c�digo �tico, seg�n el cual rigen su conducta. Por lo tanto, nos parece que, para dar cumplimiento a la ley, deben incluirse los valores antes se�alados como contenidos de los objetivos transversales. El �ltimo elemento que causa alg�n tipo de preocupaci�n, en este contexto, est� vinculado a situaciones de orden pol�tico-doctrinario. He tenido conocimiento de que en ciertos sectores existe el temor de que este documento pueda semejarse al tristemente c�lebre proyecto educacional de la Escuela Nacional Unificada (ENU). En rigor, pienso que esta propuesta se diferencia sustancialmente de la ENU por cuanto no tiene como fundamento de la planificaci�n educacional el marxismo leninismo, como filosof�a pol�tica, econ�mica y social. No son iguales, y desestimo las cr�ticas que al respecto todos hemos le�do o escuchado. Sin embargo, es del todo oportuno traer a colaci�n algunas opiniones que me han manifestado acerca de este tema, y espero que tengan una respuesta satisfactoria revirtiendo las orientaciones que voy a se�alar. Se me ha informado que un documento de discusi�n elaborado por la Comisi�n de Estudios T�cnicos del Partido Socialista de Chile, cuyo t�tulo general es "Proyecto Socialista", presenta cierto grado de coherencia con los objetivos transversales de la propuesta educacional, en las partes que se refieren a los enunciados de principios y valores de orden pol�tico doctrinario. Leer� textualmente el cap�tulo 3�, n�mero 5, denominado "Opci�n Socialista al T�rmino del Siglo", de dicho proyecto: "El campo de la acci�n del socialismo y (de) los socialistas no es s�lo el �mbito del Estado o del poder pol�tico, sino el conjunto de esferas de la sociedad donde est�n en juego los principios de igualdad, libertad, solidaridad y autorrealizaci�n". Estas "esferas (son) la sociedad como la cultura y los sistemas educacionales y de comunicaci�n, las relaciones de g�nero e intergeneracionales, la sociabilidad cotidiana, la sociedad civil en suma". En otra de sus partes se hace un llamado a cambiar el sentido tradicional de la pol�tica, dejando las viejas cuestiones por temas emergentes, tales como la vida de la gente, con sus estructuras �ticas y normativas, con sus aspiraciones de creatividad y sociabilidad. Por �ltimo, es necesario destacar el permanente llamado a asumir como tarea pol�tica la preservaci�n del medio ambiente. Si aplicamos este marco conceptual a la propuesta de objetivos transversales fundamentales, encontramos que existe una correspondencia entre principios de car�cter pol�tico, presentes en el proyecto socialista, con algunos valores o temas relevantes enunciados en la propuesta ministerial, concretamente en lo que dice relaci�n al respeto entre lo sexos, a la valorizaci�n cr�tica de lo cotidiano y a la preocupaci�n ambiental, entre otros. A la luz de estos antecedentes, es evidente que el Ministerio de Educaci�n y quien dirige esa Cartera deben dar se�ales claras tendientes a disipar cualquier duda o inquietud que fundadamente se pueda tener sobre esta materia espec�fica. Sin lugar a dudas, en cualquier propuesta educacional deben marginarse todos aquellos elementos con contenidos de orden pol�tico te�rico o estrat�gico. De lo contrario se puede arg�ir, con justa raz�n, que estamos frente a un intento de instrumentalizar la educaci�n, con un mezquino objetivo pol�tico y doctrinario. Requisitos m�nimos para un consenso Como hemos dicho, la iniciativa ministerial incursiona en materias de car�cter axiol�gico respecto de las cuales cabe una leg�tima discrepancia, y en las que no es dable, ni al Estado, ni a ninguna autoridad p�blica, promover una alternativa espec�fica sin vulnerar la libertad de opci�n que en todo r�gimen democr�tico corresponde a las personas. La educaci�n debe abarcar, por cierto, todos los �mbitos propios del saber y de la verdad, sin exclusiones de ninguna �ndole; pero ello en modo alguno puede conducir a una suerte de adoctrinamiento en materias donde existen diversas alternativas, porque un Estado democr�tico no debe descender al �mbito de las opciones personales. Lo anterior no pretende desconocer que la educaci�n es un proceso de transmisi�n de conocimientos y de valores, ni mucho menos afirmar que el Estado deba permanecer neutral en el �mbito axiol�gico, pues eso, adem�s de impropio, es definitivamente irreal. Nuestro ordenamiento jur�dico institucional obedece precisamente a una formulaci�n de valores y principios en los que se sustenta y a los cuales debe su propia existencia. La transmisi�n de los valores propios de nuestra nacionalidad e idiosincrasia, entonces, no s�lo emerge como una opci�n leg�tima y plausible, sino que constituye un imperativo vital irrenunciable. Por consiguiente, nunca ha sido cuestionada -al menos por nuestra parte- la procedencia de una educaci�n comprometida con determinados valores y principios. Reconocemos la existencia de por lo menos dos visiones cosmol�gicas y antropol�gicas, que obedecen a fundamentos filos�ficos diversos y que en el �mbito axiol�gico se traducen en una moral objetiva y en una moral historicista o relativista. No pretendemos, en consecuencia, imponer una determinada visi�n del mundo y del hombre en este debate. Pero nunca renunciaremos a nuestro ethos o paradigma axiol�gico, conforme al cual juzgamos adecuadamente entre las distintas opciones de la realidad econ�mica, social, moral y pol�tica. Pensamos que es perfectamente posible forjar un acuerdo entre los chilenos en torno de ciertos principios y valores que -en funci�n de sus deseables efectos sociales- nadie podr�a racionalmente objetar o cuestionar. Sin embargo, este acuerdo o consenso pasa necesariamente por la definici�n clara y precisa de cada uno de los enunciados de car�cter val�rico que presenta la propuesta ministerial. Resulta inapropiado llevar a efecto un debate acerca de un tema sobre el cual no se poseen todos los elementos de juicio. Es virtualmente imposible llegar a puntos de encuentro sobre la base de enunciados generales carentes de una jerarqu�a axiol�gica y desprovistos de definiciones que permitan extraer las posibles consecuencias sociales y educacionales que ellos conllevan. En virtud de lo trascendente de la materia, la ausencia de precisi�n en ella permite catalogar esta propuesta ministerial como incompleta. En caso de no enmendarse esta deficiencia, adem�s de las ya se�aladas, f�cilmente se puede convertir en un instrumento pol�tico ideol�gico que moldee las conciencias de los educandos conforme a valores y principios totalmente ajenos a nuestro ser nacional. Recomendaciones Me permito plantear algunas recomendaciones. Hemos formulado observaciones concretas y sustanciales con relaci�n a la iniciativa ministerial, con el �nimo de aportar los elementos de juicio que, en nuestra opini�n, deben estar presentes en todo debate educacional. El futuro de nuestras generaciones j�venes y de la sociedad toda depende del tipo de ense�anza que se les imparta hoy. De ah� la urgencia de este debate, que hab�amos notado ausente y que debe abordarse con prescindencia de todo prejuicio ideol�gico. No pretendo agotar, ni con mucho, las variadas expresiones que el tema educacional hace procedentes. De hecho, deliberadamente he omitido consideraciones sobre contenidos concretos, planificaciones o elementos de orden curricular, no porque las estime irrelevantes, sino por la sencilla raz�n de que �stos constituyen los instrumentos que la t�cnica educativa pone al servicio de fines de mayor jerarqu�a, y en torno de ellos debemos tratar de encauzar el an�lisis y el debate de la hora presente. Reflexionar acerca de los fines de la educaci�n es de alg�n modo plantear una ex�gesis sobre la estructura axiol�gica que orienta el quehacer educacional. En tal sentido, se debe concluir, para dar coherencia tem�tica a lo planteado en esta intervenci�n, conforme a las l�neas de argumentaci�n desarrolladas: 1.- Es necesario ampliar, a nuestro juicio, los m�rgenes de flexibilidad de tal forma que el curr�culo esencial o com�n sea efectivamente m�nimo, y no m�ximo. En el caso de la educaci�n profesional, por su naturaleza propia, debe tener vastos grados de flexibilidad para adaptarse a un medio din�mico y poder responder as� a los desaf�os tecnol�gicos y cient�ficos, que son absolutamente predecibles. 2.- El lenguaje complejo o impreciso permite que afloren leg�timos cuestionamientos en torno a la aplicabilidad y extensi�n del proyecto, por cuanto es dif�cil, con la informaci�n que poseemos, imaginar los planes y programas oficiales que ya se tienen preparados, o que se van a realizar, teniendo en cuenta que ellos van a ser el par�metro seg�n el cual la inmensa mayor�a de los educandos formar� su conciencia moral. 3.- La propuesta de Objetivos Fundamentales de Car�cter Transversal carece en forma absoluta de una jerarqu�a axiol�gica, fuera de contener simples enunciados sin definiciones m�nimas que permitan dar cuenta del sentido, profundidad y relevancia que se les asigna. Lo anterior es particularmente grave, pues crea condiciones favorables para que el Estado arbitrariamente fije los contenidos y asuma posiciones por alg�n valor, en desmedro de otros, o bien, reinterprete con categor�as distintas los habituales determinados principios. Se puede dar el caso de que los temas denominados emergentes -es decir, actuales, pero no por ello consagrados como valores- adquieran la mayor relevancia, pudiendo llegar a desplazar principios de alta jerarqu�a, tales como los sentimientos patrios, el respeto a la familia e, incluso, el sentido de trascendencia, debido a que este �ltimo ni siquiera se menciona. Hay que dejar establecido con meridiana claridad que no debe ser el Estado el que determine, por medio del sistema educacional, los valores que deben regir en la sociedad, sino, por el contrario, aqu�l tiene que guiar sus propuestas conforme a los principios morales vigentes en el cuerpo social. En este punto, es necesario recalcar que existen ciertos objetivos y contenidos val�ricos, presentes en la Ley Org�nica Constitucional de Ense�anza, que se omitieron en la proposici�n ministerial, los cuales deben ser incluidos por constituir los fundamentos sobre los que descansa la estructura moral de nuestra sociedad; a saber, el sentido de trascendencia y los valores espirituales. En lo relativo a las inquietudes de orden pol�tico-doctrinario, el Ministerio debe entregar se�ales concretas, para disipar cualquier posible vinculaci�n de su propuesta educacional con los planteamientos presentes en proyectos pol�tico-partidistas. 4.- Al margen de todo lo dif�cil, y hasta cierto punto impracticable, que resulta intentar dar cuenta del complejo mundo val�rico sin perder su riqueza y contenido, y plasmarlo en los Objetivos Fundamentales de Car�cter Transversal, es necesario que se den a conocer la metodolog�a, los fundamentos te�ricos y las razones pr�cticas que motivaron la inclusi�n de los enunciados val�ricos contenidos en la proposici�n gubernamental. Al desconocer la metodolog�a; de an�lisis, los par�metros y criterios empleados para concluir en los principios propuestos por el Ministerio de Educaci�n, es francamente imposible tener alg�n indicio acerca de la concepci�n antropol�gica y de la visi�n cosmol�gica que sirve como sustrato y da sentido a toda la estructura conceptual axiol�gica que se propone. Arribar a puntos de encuentro debatiendo sobre enunciados generales que son a todas luces equ�vocos, o pueden ser ambiguos, es algo que no puede m�s que bajar el nivel de los argumentos y alejar la posibilidad de establecer acuerdos acerca de esta vital materia. Pensamos que la perspectiva de an�lisis que hemos propuesto sugiere fundamentalmente, un debate al margen de toda consideraci�n pol�tica contingente y desprovisto de toda relaci�n con elementos de orden ideol�gico. Las objeciones y cuestionamientos presentados deben esclarecerse con argumentos que aporten cursos de soluci�n factible, que permitan lograr un consenso en torno al marco val�rico que tiene que orientar nuestro sistema educacional. Una correcta concepci�n axiol�gica de los elementos morales que deben guiarlo constituye un aspecto importante, por ser el paradigma seg�n el cual se conformar�n las conciencias de las futuras generaciones. Nuestro proyecto de naci�n exige una preocupaci�n fundamental por la educaci�n, y dentro de ella, visualizar con claridad el marco axiol�gico que la debe orientar. En el complejo y amplio mundo de los valores se conjugan los elementos que definen al hombre: libertad, voluntad, trascendencia, raz�n y sociedad. Son conceptos que de alg�n modo est�n presentes en cada acto que pueda ser juzgado desde una perspectiva moral. De all� la importancia de centrar el debate en estas importantes materias. Finalmente, se�or Presidente, y respetando el acuerdo que los Comit�s adoptaron en la sesi�n del martes 31 de marzo, le solicito que recabe de ellos el nombramiento de los integrantes de la Comisi�n Especial que acordaron constituir para tratar estas materias, a fin de que en un �mbito elevado de opiniones se puedan aportar, con la participaci�n del se�or Ministro de Educaci�n, o de los asesores que �l designe, las ideas, los planteamientos y, por �ltimo, las inquietudes que esta propuesta ha generado en el Senado de la Rep�blica y a lo largo de todo el pa�s, de acuerdo a los debates y opiniones que hemos escuchado. He dicho, se�or Presidente. -Se autoriza el ingreso a la Sala del Subsecretario de Educaci�n, se�or Ra�l Allard. El se�or URENDA (Vicepresidente).- Corresponde el uso de la palabra al Honorable se�or Palza. El se�or PALZA.- Se�or Presidente, Honorables colegas, la educaci�n chilena est� viviendo uno de los momentos m�s interesantes de su historia. En efecto, la gesti�n educacional del Gobierno del Presidente don Patricio Aylwin ha significado fortalecer considerablemente a este sector tan vital para el desarrollo social, econ�mico y moral de nuestra naci�n. Hoy las escuelas del pa�s tienen un enorme desaf�o: formular sus propios planes y programas de estudio, dentro de la orientaci�n general que comprende la formulaci�n oficial de los Objetivos Fundamentales y Contenidos M�nimos de la Ense�anza General B�sica y de la Ense�anza Media. Si estamos de acuerdo en que el gran desaf�o es mejorar la calidad de la educaci�n, la gran interrogante que surge, y que debemos responder, es �qu� proceso nos permitir�a lograr tal finalidad? Ello conduce necesariamente a otra interrogante: �c�mo establecer un importante consenso nacional para transformar esa tarea en un esfuerzo com�n que permita desarrollar una pol�tica de Estado en la que todos los chilenos nos involucremos? Los Objetivos Fundamentales y Contenidos M�nimos aportan antecedentes sustanciales para responder a lo anterior, en la perspectiva de la descentralizaci�n curricular, la que completa el proceso en igual sentido en lo administrativo iniciado en la d�cada pasada. El principio de la descentralizaci�n curricular -coincidente con otros esfuerzos semejantes- se hace as� efectivo, y se traspasa a la unidad educativa un conjunto importante de decisiones y de responsabilidad, invitando de esta manera a la comunidad del sector a asumir una dimensi�n m�s activa, m�s profesional y m�s t�cnica. Como en todo proceso de similar naturaleza, debe alcanzarse un justo equilibrio entre la unidad del sistema educativo y la igualdad ante las posibilidades abiertas por el mismo. A trav�s de este documento, el Estado garantiza la unidad nacional mediante los objetivos y contenidos consagrados en �l. Este principio de unidad es vital y necesario, debido a nuestra extendida geograf�a y heterogeneidad cultural. De esa forma, los chilenos del norte, del centro y del sur del pa�s mantendremos determinado saber de base, indispensable para conformar una identidad com�n. Asimismo, el conocimiento de nuestra lengua materna, de las gloriosas p�ginas de la historia patria, del patrimonio hist�rico de la humanidad, del lenguaje matem�tico y de las ciencias que nos permitan descifrar el maravilloso mundo que nos rodea, har� posible que los ni�os y j�venes chilenos cuenten con una perspectiva cultural, un horizonte intelectual que les ser� b�sico y com�n. A los Senadores democratacristianos, que aplaudimos el que se abran espacios de libertad creadora, nos interesa sobremanera que estos objetivos fundamentales sean metas alcanzables por las comunidades educativas a lo largo y ancho de Chile. La propuesta gubernamental est� basada en un principio de por s� democr�tico, ya que aborda el curr�culo con un esp�ritu descentralizador y participativo, debido a que traslada a las unidades educativas, cualesquiera que sean, las posibilidades ciertas de tomar importantes decisiones con responsabilidad y un adecuado criterio t�cnico-pedag�gico frente al curr�culo m�s apropiado para cada una de ellas. Con este nuevo enfoque quedar� atr�s la forma burocr�tica y centralista de la gesti�n anterior, para ir a un planteamiento verdadero de descentralizaci�n de la ense�anza, en donde la comunidad escolar tenga m�s participaci�n, tanto del profesorado como de la familia, representada por los apoderados, y del sector involucrado en el proceso de formaci�n de las futuras generaciones. As�, se compromete la acci�n educacional en un contexto de acto social, en el cual todos los actores que integran dicho proceso formativo cooperar�n en forma interrelacionada, compartida con el Estado, en la educaci�n de los hijos. No nos sentiremos satisfechos con el hecho de que estas comunidades tengan s�lo una igualdad formal para lograr objetivos y entregar contenidos. Nos interesa que exista para todas ellas una igualdad sustancial o material. Asimismo, nos preocupa que dispongan de las herramientas necesarias para enfrentar un desaf�o como el que se les propone. Esperamos, entonces, que los recursos financieros y de personal con que cuenta el Estado para la labor educadora y de promoci�n de la cultura -como aquellos que deber�an incorporarse en el futuro por ley, o por donaciones- se descentralicen hacia las regiones y las comunidades educativas de base, sobre todo las m�s pobres. Nada ser�a m�s tr�gico que el hecho de que un documento de alta calidad profesional, como el que comentamos, terminara resultando una proposici�n t�cnica s�lo para cumplir con la ley. Aspiramos a que se implemente, se internalice y se haga realidad. Los te�ricos de la ciencia educacional nos se�alan tres grandes fuentes de los objetivos de la ense�anza: las necesidades de la sociedad, el patrimonio cultural y los afanes de integraci�n �tica del alumno. Eso es lo que el Estado chileno ha presentado hoy a la naci�n en la propuesta curricular. Asume la enorme responsabilidad de complementar la Ley Org�nica Constitucional de Ense�anza, que otorga al Presidente de la Rep�blica la facultad de fijar estos saberes de base a trav�s de un decreto supremo emitido con la firma del Ministro del ramo, previa aprobaci�n del Consejo Superior de Educaci�n. Los Objetivos Fundamentales y los Contenidos M�nimos reflejan, por lo tanto, las grandes necesidades y aspiraciones del Chile de hoy. Somos un pa�s que se proyecta hacia el futuro, que quiere desarrollarse econ�micamente, que desea vivir una real democracia, que aspira a la solidaridad y a la justicia social y que busca una convivencia basada en los grandes valores morales. Siendo muy importantes esos saberes de base para preservar la unidad cultural nacional, es preciso velar por las particularidades regionales, locales y grupales, haciendo m�s espec�fica y pertinente la ense�anza. All� cobra especial significado el plan complementario contemplado en la Ley Org�nica Constitucional de Ense�anza, porque a partir del proyecto educativo de la escuela podr�n dise�arse asignaturas, actividades o acciones curriculares que signifiquen una especial contribuci�n al alumno en relaci�n a su entorno. Por cierto que el Estado mantiene su obligaci�n de velar por el derecho a la educaci�n, supervisar el cumplimiento de las normas establecidas al respecto, fomentar el desarrollo de aqu�lla, promover una ense�anza de similares calidades, asegurar la igualdad real de oportunidades, focalizar los recursos en los locales educacionales con mayores insuficiencias, evaluar la calidad de los procesos de aprendizaje, apoyar el desarrollo y el perfeccionamiento docente e incentivar la investigaci�n educacional. Adem�s, para aquellos establecimientos escolares que no elaboren sus propios planes y programas de estudio, el Ministerio de Educaci�n, con la aprobaci�n del Consejo Superior de Educaci�n, los formular�, y ser�n obligatorios para ellos. Los Objetivos Fundamentales de Car�cter Transversal de la propuesta ministerial merecen una especial consideraci�n. Ellos responden a la necesidad de asumir pedag�gicamente determinados temas que, sin corresponder espec�ficamente a alguna asignatura del plan de estudios, permean el curr�culo y posibilitan un enfoque multidisciplinario, indispensable para brindar al alumno una perspectiva integral del problema Es muy importante destacar que el porcentaje de ponderaci�n de libre disposici�n otorga flexibilidad a la malla curricular; asimismo, le da respaldo y promueve la descentralizaci�n de la ense�anza, logrando de esta manera propiciar la creatividad pedag�gica y dando lugar a la diversidad y regionalizaci�n de planes y programas. Por otro lado, los Objetivos Fundamentales y los Contenidos M�nimos apuntan a salvaguardar la identidad sociocultural nacional. Estamos ciertos de que el sistema educacional chileno no puede desentenderse de temas tan relevantes como la sexualidad, los derechos humanos y la educaci�n ambiental. La experiencia mundial nos indica que no basta con que sea la escuela la �nica que se aboque a desarrollar acciones tendientes a enfrentar estos temas. La familia, los medios de comunicaci�n, las confesiones religiosas e iglesias, las sociedades culturales y ben�ficas y las diversas organizaciones que construyen el bien com�n deben asumir la cuota de responsabilidad que les corresponde en la formaci�n de los j�venes, instruy�ndolos sobre t�picos tan delicados. Sin embargo, a la escuela, por misi�n y ministerio, le corresponde recapitular la experiencia cotidiana del ni�o en los distintos ambientes en que se desarrolla. En esa perspectiva, no puede desentenderse de la posibilidad de brindar una luz en cuanto a los temas ya se�alados. Es un hecho que frente a la crisis ambiental, en la que un progreso mal orientado nos ha sumido, resulta vital que haya una conciencia adecuada para la supervivencia misma de nuestra especie. De igual modo, la humanidad ha conocido horrendas experiencias de atropello flagrante a los derechos de las personas, las que no quisi�ramos ver repetidas en ning�n lugar del mundo. Para ello es preciso que los ni�os y j�venes, actores sociales del ma�ana, conformen una adecuada conciencia. Sobre el tema de la sexualidad, desde mi personal perspectiva, no quisiera un enfoque anodino que pudiera conducir a nuestros j�venes a un "dejar de hacer moral". Por el contrario, me inclino a que ese aspecto sea tratado conforme a la moral cristiana, de manera de no producir errores sobre el tema. Estamos ciertos de que las orientaciones ministeriales no pueden ser dirigidas con un criterio de confesionalidad; pero la experiencia de otros pa�ses nos demuestra que una posici�n neutra sobre el tema del sexo genera desorientaci�n, y se corre el riesgo de caer en problemas que finalmente atentan contra la familia y la sociedad toda. Estimamos de suma importancia que, dentro de estos temas relevantes, se incluyan tambi�n la creatividad, la revoluci�n cient�fico-tecnol�gica y la valorizaci�n cr�tica de lo cotidiano, pues de ese modo se lograr� la formaci�n integral del alumno y se responder� a las necesidades propias de nuestra sociedad y sus aspiraciones. Creemos que la actual propuesta del Ministerio de Educaci�n constituye un fundamento s�lido para mejorar la calidad de la ense�anza, la que puede y debe ser enriquecida con la formulaci�n de planes y programas por parte de las escuelas y liceos. Considero que el profesorado chileno, al cual me honro en pertenecer, valoriza tal esfuerzo y ha de contribuir en forma t�cnica y con dedicaci�n a gestar planes y programas enriquecedores para la juventud e infancia chilenas. Como toda obra humana el documento entregado es perfectible. Llama la atenci�n que la flexibilidad curricular disponible en la Educaci�n Media siga siendo exactamente la misma que en s�ptimo y octavo a�o de Educaci�n B�sica, esto es, 20 por ciento. Lamento que ello no contribuya a que los liceos human�stico-cient�ficos de sectores populares puedan convertirse en polivalentes, entregando, por lo tanto, precisamente a trav�s de la educaci�n para el trabajo, �tiles instrumentos para la inserci�n en el mercado laboral. Si tal es la idea a la que se aspira, deber�a aumentarse la flexibilidad curricular disponible para los cuatro a�os de la Educaci�n Media, a lo menos en los liceos aqu� mencionados, para que puedan transformarse en lo que hoy d�a el pa�s requiere: una renovaci�n y un cambio sustancial en lo que significa la educaci�n t�cnico-profesional. Desear�amos que m�s fondos ministeriales apoyaran los proyectos educativos en esas �reas, porque comprobamos que el liceo human�stico-cient�fico en sectores pobres, orientado hacia una universidad imposible, es un factor de frustraci�n social. Pero, al margen de perfecciones siempre posibles -en especial en las Ciencias Sociales y en los temas val�ricos-, la propuesta gubernamental es buena, �til, oportuna y relevante y est� logrando remecer, los cimientos de la comunidad nacional. Ojal� se incremente un gran debate nacional, particularmente en las comunidades educacionales, profesionales, comunitarias, laborales y empresariales, para que el espacio de libertad que se posibilita hoy sea un factor de construcci�n consensuada de grandes valores nacionales. Consideramos que el Gobierno, como lo ha se�alado el se�or Ministro, pudiendo haber acogido parte significativa de la Ley Org�nica Constitucional sobre Educaci�n, prefiri� seguir un camino que contin�a abriendo expectativas hacia un gran debate nacional, como yo creo que es el que en el pa�s se encuentra inserto. Lo que hoy acaba de cumplir el Senado constituye una parte importante de �l. Por eso, hemos planteado oportunamente al se�or Ministro y a su equipo asesor, que el debate nacional siga haci�ndose realidad en todos los sectores del pa�s, y as� podamos tener un tiempo prudencial -que puede estimarse en unos noventa d�as m�s- para generar una postura que ya no solamente emane de una actitud del Gobierno, sino que sea consensual y en ella se haga luz sobre todas las opiniones que tienen hoy algunos sectores. Frente a este tema solamente deseamos formular una pregunta, especialmente a quienes han criticado la propuesta gubernamental: �qu� consulta hubo cuando el Ministerio de Educaci�n dict� los decretos leyes 4.002 y 300 de los a�os 1980 y 1981, respectivamente? Pr�cticamente ninguna. Pues bien, no es eso lo que el actual Gobierno desea. Y por eso se ha recogido la opini�n de distintos estamentos profesionales y t�cnicos. Bastar�a con mencionar a los distintos especialistas que han participado en la propuesta gubernamental para darnos cuenta de que ella es el producto de una actitud consensual de los distintos sectores del pa�s, los cuales han tenido un criterio muy abierto. Pero, como han surgido algunos cuestionamientos, especialmente orientados por la prensa, creemos que, dada la s�lida propuesta del Gobierno, es importante llevar a cabo ese debate, precisamente para hacer luz sobre las dudas; y podamos obtener un decreto consensuado entre toda la comunidad nacional. Consideramos que as� estaremos preservando el sistema educacional, para que los grandes valores del ma�ana a los cuales como democratacristianos aspiramos, sean compartidos por todos los sectores representativos de la comunidad nacional. Por todo lo anterior, se�or Presidente, he querido plantear al se�or Ministro esa necesidad. No tenemos duda de que la propuesta del Gobierno es buena y que est� logrando mover realmente los cimientos de la comunidad. As� son los cambios educacionales: que todo el mundo participe y sea capaz de lograr que esos cimientos se muevan. Porque la educaci�n es movimiento y acci�n. Esperamos que el se�or Ministro pueda tambi�n hoy darnos la seguridad de que el Gobierno tiene el mismo prop�sito en cuanto a que el tema sea tratado en un debate nacional cada d�a m�s amplio. El se�or URENDA (Vicepresidente).- No s� si el se�or Ministro desea referirse de inmediato al punto. El se�or D�EZ.- Antes de que intervenga el se�or Ministro, deseo hacer algunas observaciones. El se�or URENDA (Vicepresidente).- Pero hay inscritos otros se�ores Senadores antes. El se�or D�EZ.- Entonces, prefiero que el se�or Ministro responda al final. El se�or URENDA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Prat. El se�or PRAT.- Se�or Presidente, en nombre del Comit� Renovaci�n Nacional, quiero en primer lugar agradecer la presencia del se�or Ministro, quien ha dado inicio al an�lisis que se realizar� en el Senado a trav�s de la comisi�n que para tal efecto se forma. Seguramente necesitaremos invitarlo para continuar con el tema, una vez que tal comisi�n se interiorice sobre el mismo. Estimo esta materia de la mayor trascendencia. Y, dentro de las consideraciones de los Comit�s para dar inicio a la labor de esa comisi�n e invitar al se�or Ministro, se mencion� el hecho curioso de que, pese a que el Parlamento discute, analiza y vota la creaci�n de tres, cuatro o cinco puestos p�blicos, en cambio, quede marginado de algo tan trascendental, en cuanto a decisi�n se refiere, como definir las orientaciones b�sicas de la educaci�n. Sin duda, ellas son de la mayor trascendencia para el futuro del pa�s, pues tocan no s�lo los aspectos relacionados con la calidad de la educaci�n, sino tambi�n con los puntos val�ricos de ella. El se�or Ministro ha anunciado que el Ejecutivo enviar� proyectos tendientes a modificar la Ley Org�nica Constitucional de Enseanza. Sin embargo, a nuestro juicio, hubiese sido interesante esperar esas iniciativas -pues seguramente van a contener enmiendas relacionadas con la materia- antes de remitir -felizmente en consulta- el anteproyecto de Objetivos Fundamentales y Contenidos M�nimos de la Ense�anza General B�sica y Media al Consejo Superior de Educaci�n. El sentido de formar tal comisi�n de estudio es analizar en detalle el tema y poder as� examinar la validez de numerosas aprensiones que escuchamos en el debate. Hemos o�do a estudiosos del tema de la ense�anza, a educadores, a representantes del Ministerio. Y una de las principales objeciones que hemos captado es que la flexibilidad para la puesta en marcha de la ley org�nica educacional no es tal, pues en su dise�o, la malla de objetivos fundamentales verticales y transversales, va a generar una rigidez mayor que aquella que la normativa pretende superar. Esta rigidez estar�a afectando la calidad de la educaci�n, porque est� comprobado -mediante estudios internacionales especializados- que la flexibilidad y la autonom�a de las unidades educativas son las que aseguran en la pr�ctica una mejor calidad de la ense�anza. Por lo tanto, todo elemento que la rigidice, sin duda, va a redundar en un deterioro de su calidad. Por otra parte, lo que pretende analizar la comisi�n es el alcance de los objetivos fundamentales transversales de la propuesta ministerial, ya que ellos significan en la pr�ctica generar un cauce a trav�s del cual puede fluir una cosa muy positiva, como tambi�n algo absolutamente indeseable. Mediante tales objetivos fundamentales transversales -que seg�n la pol�tica ministerial deben permear la totalidad del curr�culo- se pueden implantar valores reales ya objetivizados en la legislaci�n chilena; o valores de interpretaci�n relativa, controvertibles y no consensuados, como se demuestra a trav�s de la Historia, traducida en este caso en leyes de la Rep�blica. Por lo tanto, crear un veh�culo de tal naturaleza -hoy d�a estamos ciertos de su adecuado uso, pero no hay garant�a de que ma�ana siga en el mismo sentido- es un acto que la autoridad de Gobierno debe evaluar en un extenso y muy detenido an�lisis. Porque actualmente el mundo se encuentra en una situaci�n pol�tico-ideol�gica muy determinada; pero nada nos dice que sea permanente. Hoy se manifiesta que han ca�do los ideologismos, que los totalitarismos integralistas -con su pretensi�n de modelar al hombre desde su primera infancia- ya no existen. Pero puede que ma�ana revivan, pues son el producto del hombre, que siempre seguir� igual. Algo de esto nos se�ala el resurgimiento de opciones nacionalistas extremas hoy d�a en Europa, las cuales hacen temer la reaparici�n del nazismo, lo que podr�a tener muy graves consecuencias. En efecto, si opciones tales disponen de esos canales de objetivos fundamentales transversales y llegan al Poder, sin duda los usar�an en forma absolutamente inconveniente. Por otra parte, tambi�n existen residuos de la ideolog�a marxista, la cual, en su versi�n gramsciana, ya no pretende modificarla sociedad a trav�s de la infraestructura-o sea, aquella que dice relaci�n a los esquemas de producci�n-, sino de la superestructura, que es por medio de los agentes intelectuales; o la que escoge al estudiante universitario y a la revoluci�n sexual, como en el caso de la opci�n marcusiana; o como la de Habermas, alemana, que elige el lenguaje de las comunicaciones y los consensos; o la de Benjamin y Guattari, que se dirige al marginado social y a los m�rgenes subterr�neos de la sociedad. A pesar de que hoy en el mundo no gobiernan esas opciones totalitarias, ellas se encuentran latentes en la sociedad y alg�n d�a pueden hacerlo. Por lo tanto, debemos prever que, en la generaci�n de canales a trav�s de los cuales se llega a los alumnos y a los ni�os, no se originen sistemas que hoy pueden no ser mal usados, pero sin duda ma�ana s�. En consecuencia, �ste es un an�lisis que la comisi�n mencionada tendr� que efectuar. Aqu� ya se plantean algunos temas val�ricos en los cuales no deseo profundizar. Pero s� quiero mencionar uno, tan s�lo para llegar a una conclusi�n que, a mi juicio, tendr� que analizar la comisi�n: la visi�n antropol�gica diferente que dentro de la propia sociedad chilena tienen distintos sectores. Hay temas -como el de la sexualidad humana, por ejemplo -que no pueden ser entendidos de igual forma por quienes sustentan una visi�n antropol�gica cristiana, que aquellos que no la sustentan. Es decir, debemos entender que, dentro de la sociedad chilena y de nuestro sistema legislativo de organizaci�n social -que no es confesional- hay distintas apreciaciones, que son el producto de una visi�n antropol�gica diferente. Entonces, a mi juicio, no cabe sino llegar a la conclusi�n de que el sistema por elegir debe ser aquel que respete y preserve la diversidad. Y es aqu� donde me preocupa c�mo en la pol�tica ministerial los hechos se apartan de los dichos y de las declaraciones e intenciones. Estamos en absoluto acuerdo con las declaraciones de la pol�tica ministerial. Y quiero hacer menci�n expresa de una respuesta de quien hoy d�a ha de dirigir el Consejo Nacional de Televisi�n, y que ya preside el Consejo Superior de Educaci�n. Lo cito por la importancia que revisten sus opiniones sobre estas materias, dados los altos cargos que �l ocupa. Preguntado si el Estado, como educador, debe reforzar los valores existentes, o tratar de modelar la sociedad, contest�: "Debe el Estado hacer un esfuerzo, no por modelar la sociedad a trav�s de la educaci�n con valores determinados," -�no por modelar la sociedad a trav�s de la educaci�n con valores determinados!- "sino que para que en todas las escuelas el tema de la formaci�n de valores y de la moral sea una cuesti�n muy centrada. Pero no es el Estado el llamado a decir �stos son los valores y las creencias que la sociedad tiene que transmitir a trav�s de sus escuelas. Eso lo deciden estas �ltimas.". Estoy en cabal acuerdo con lo que sustenta quien preside el Consejo de Educaci�n Superior; pero no lo estoy en absoluto con lo que sucede y suceder� en la pr�ctica, pues �sta nos dice que el 86 por ciento de las escuelas carecen en la actualidad de capacidad para generar planes y programas propios y que, por lo tanto, hacen uso de aquellos que les provee el Estado en su rol supletorio en esta materia. �De qu� nos sirve, en consecuencia, esa declaraci�n -que comparto en su totalidad- si en la pr�ctica el 86 por ciento deber� someterse a tal programa? Ya no se trata de una Declaraci�n de Objetivos Fundamentales, sino de una pauta absolutamente r�gida, de un curr�culo proporcionado por el Ministerio de Educaci�n. Estamos viendo, entonces, que la pr�ctica es muy distinta de aquella declaraci�n que, como dije, comparto cabalmente. A mi entender, la comisi�n designada deber� analizar con esa Secretar�a de Estado la forma de dar autonom�a a las unidades educativas en Chile. �Autonom�a efectiva, no autonom�a declarativa! Porque si hoy d�a el 86 por ciento de las escuelas no cuenta con capacidad econ�mica para adquirir un programa educacional, para pagar en dinero lo que eso cuesta en horas de trabajo de especialistas en la materia, quiere decir que toda esta flexibilidad, toda esta libertad, toda esta capacidad de tener diversidad, es s�lo papel, no realidad. Nuestra funci�n fundamental es asegurar que la autonom�a y la diversidad se den efectivamente. Si logramos tal prop�sito y orientamos nuestra acci�n en ese sentido, obtendremos un respeto a los valores, a las distintas visiones antropol�gicas y podremos asegurar la calidad de la educaci�n, lo cual, como dec�a anteriormente, s�lo se garantiza con verdadera autonom�a en las entidades educativas. Por eso, a mi juicio, debe haber una reorientaci�n en la pol�tica educacional, la cual, despu�s de analizar lo ocurrido en los dos �ltimos a�os, se comprueba que ha sufrido una reversi�n en cuanto a asegurar la autonom�a que deben tener las unidades educativas. Cuando hemos visto los programas -en cuya elaboraci�n se ha gastado mucho dinero-, todos tendientes a mejorar la calidad de la educaci�n, nos damos cuenta de que, lamentablemente, en su totalidad poseen un sesgo centralista incontrarrestable. El propio proyecto de Estatuto Docente que se aprob�, si bien aborda sensibilidades y aspiraciones muy leg�timas del profesorado, posee un ingrediente centralizante que atenta contra el principio fundamental de la autonom�a, de tanta importancia en esta materia val�rica y de calidad de la educaci�n. Lo mismo sucede al examinar el proyecto MECE, pues, en lugar de entregar los recursos a la calidad a trav�s del elemento financiero aut�nomo, que es el de la subvenci�n educacional, lo hace mediante programas centralizados y burocr�ticos que van recentralizando. Todas estas materias se definen y se resuelven al final en cifras. El financiamiento de la Educaci�n B�sica y Media aprobado en 1990 para 1991, radicaba en la subvenci�n escolar un 96,8 por ciento de los recursos comprometidos en el sector. El aprobado en 1991 para llevarse a cabo en 1992, deja a la subvenci�n educacional s�lo 74,3 por ciento de los recursos. Vale decir, el mecanismo que asegura la autonom�a cay� de 96,8 por ciento a 74,3 por ciento. As�, la autonom�a se ha ido afectando a trav�s de un proyecto MECE, de un proyecto P-900 y del proyecto de Estatuto Docente. Y algo muy concreto. Si comparamos lo que han subido los recursos para Educaci�n y el valor de la unidad de subvenci�n educacional, podemos verificar que �sta se ha mantenido pr�cticamente congelada mientras los recursos globales se han elevado notablemente gracias a la reforma tributaria. Por eso, se�or Presidente, estimo que el an�lisis de la comisi�n formada tiene la m�s alta importancia, pues deber� abordar estos aspectos val�ricos y de flexibilidad, para orientarse a la calidad de la educaci�n. Sin duda, asimismo, tendr� que abordar temas tales como la autonom�a, el financiamiento y la descentralizaci�n, todos los cuales son ineludibles en este tipo de materias. El se�or URENDA (Vicepresidente).- Tiene la palabra la Honorable se�ora Soto. La se�ora SOTO.- Se�or Presidente, se dice que la revoluci�n tecnol�gica es de tal naturaleza que vamos a ser analfabetos respecto de nuestros propios hijos. Por otra parte, como aqu� se ha se�alado, los cambios en el mundo han sido tan vertiginosos y de tal naturaleza que han provocado la ca�da de �dolos, de las ideolog�as y de los sistemas pol�ticos. Esto ha permeado a la sociedad de tal manera que el Estado no es ya tan fuerte y dirigista. Por lo contrario, hay una nueva filosof�a de revalorizaci�n del ser humano, de la persona. Y ah� es donde le hallo su mayor encanto a este proyecto. Ya no estamos dirigidos desde las 8 manzanas de Santiago, como se acostumbra decir, sino que cada establecimiento educacional, junto con los padres y apoderados, los profesores y la comunidad local, van a elaborar sus propios programas. Eso significa, a mi juicio, tener confianza. Eso es descentralizar y obligar de nuevo a los padres a participar, porque durante todo este tiempo los padres dejamos que s�lo las escuelas se encargaran de la educaci�n, qued�ndonos muy tranquilos. Hoy d�a, debe exigirse una nueva participaci�n, en concordancia con lo que hemos preconizado, de una democracia y de una profundizaci�n por la base. El se�or PRAT.- �Me permite una interrupci�n, con la venia de la Mesa? La se�ora SOTO.- Con todo gusto. El se�or PRAT.- S�lo para precisar que la normativa vigente permite a los colegios crear programas, desde antes de la presentaci�n de este proyecto del Ejecutivo. El problema es que el 86 por ciento de ellos carece de recursos para hacerlo. La se�ora SOTO.- En todo caso, lo importante es considerar que en este pa�s tan extenso precisamente ahora cada uno tiene su propia realidad. Algunos d�as atr�s le� que una escuela del sur -adelant�ndose a �l, o acorde con este proyecto- hab�a implantado un nuevo programa en el que se ense�aba a los ni�os a ser banqueros y empresarios. En un mundo moderno y de gran competitividad, me parece que eso es algo extraordinario. En una conversaci�n sostenida hace poco con representantes de nuestro SEREMI, nos relataban que en Los Andes, San Felipe y Casablanca, los ni�os aprend�an en las escuelas a amar directamente a las flores, a los p�jaros; es decir, en el entorno de la naturaleza. Y creo que eso har� grande a Chile frente al mundo, pues cada uno adquirir� su potencialidad y su talento. Preocupa, s�, el hecho de carecer de fondos, pero estoy segura de que el Presidente de la Rep�blica, el Ministro de Educaci�n y cuantos tenemos inter�s en sacar adelante a Chile y a los j�venes, vamos a conseguir los recursos necesarios, porque no s�lo nos interesa hoy d�a el acceso a la educaci�n, sino tambi�n la calidad de ella. Por eso, los Senadores de la bancada Partidos Por la Dem�cracia y Socialista apoyaremos �ntegramente el proyecto, considerando, adem�s, necesaria una gran discusi�n sobre el tema. Aqu� �nicamente quiero se�alar lo siguiente: los contenidos val�ricos no pueden tener una jerarqu�a; ellos son, simplemente, contenidos val�ricos. Y nosotros, que hemos sufrido mucho en un pasado reciente, deseamos ahora formar j�venes esencialmente humanistas. El se�or URENDA (Vicepresidente). - Tiene la palabra el Honorable se�or D�ez. El se�or D�EZ. - Se�or Presidente, concuerdo con el se�or Ministro en que estamos iniciando un ciclo nuevo en la educaci�n. Felizmente, los problemas no son los de antes, y hemos superado una etapa primitiva, que era la de tener capacidad para recibir a los ni�os en la escuela. Hoy d�a enfrentamos una nueva etapa, y quienes tenemos alguna responsabilidad debemos encararla no s�lo como una obligaci�n de Estado y haciendo omisi�n de nuestras preferencias personales, sino con valent�a, porque realmente estamos contribuyendo en gran medida a fijar el destino de la sociedad chilena. Me viene a la memoria la figura de ese gran educador muy criollo que fue don Abd�n Cifuentes, en su lucha por establecer la libertad de ense�anza en el pa�s y por subir sus niveles, al participar de la manera como lo hizo en la creaci�n de la Universidad Cat�lica. De sus memorias, algunas frases me han perseguido en mi vida p�blica. Y en una de ellas sostiene que la �nica y verdadera revoluci�n se hace con los maestros, porque se efect�a desde el esp�ritu y desde el sistema educacional. Nosotros no podemos perder de vista que el futuro del pa�s tiene la cara y los ojos de nuestros ni�os -y esto no es ninguna abstracci�n- y que estamos tratando de construir una realidad educacional que los ayude. Porque hoy nuestros ni�os y j�venes, en un hogar que a menudo afronta una vida muy fuerte y en�rgica, reciben ejemplos, virtudes o desviaciones. Reciben tambi�n la influencia envolvente y penetrante de la calle, de la ciudad -influencia permisiva, antival�rica o val�rica-, de la escuela, de la iglesia, de su propia imaginaci�n, de su sentido de futuro, de su propia naturaleza, de sus instintos y de sus tendencias. La educaci�n debe contribuir a ampliar sus deseos de conocer -es decir, tiene que ser fundamentalmente cognoscitiva- y contribuir tambi�n a entregarle capacidad de elegir. Dir�a m�s: debe crearle el h�bito de decidir entre todas las influencias que recibe y hacer posible su participaci�n en la medida en que lo desea, no s�lo en la conducci�n de su vida trascendente, sino tambi�n en la construcci�n de la sociedad. Nos encontramos aqu�, con motivo del documento emanado del Ministerio de Educaci�n, en el an�lisis verdadero de cu�l es la funci�n del Estado frente a esta situaci�n. Y me alegro de que, junto con ese documento sobre Objetivos Fundamentales y Contenidos M�nimos, en un futuro pr�ximo logremos unir la modificaci�n a la Ley Org�nica Constitucional de Ense�anza con la que se haga a los niveles de educaci�n media y superior, a fin de que, realmente, podamos estudiar todo el conjunto de medidas que el Estado chileno debe adoptar sobre esta materia. Creo que el Senado ha actuado correctamente y ha cumplido con una de sus labores fundamentales al designar una Comisi�n Especial en la que participan todos los Comit�s. No se ha buscado la proporcionalidad num�rica para analizar estos temas, que, a mi juicio, son tan decisivos para el futuro del pa�s. No me caben dudas de que la Constituci�n de 1980 se anticip� un poco a su �poca. El art�culo 1�, que en mi concepto posee una riqueza conceptual todav�a no valorada debidamente, establece entre las funciones del Estado el que, l�gicamente, "est� al servicio de la persona humana", a diferencia de lo que se pensaba antes, esto es, que era neutro o estaba al servicio de ideolog�as o serv�a para hacer triunfar determinadas posiciones. Esta disposici�n constitucional se�ala algo que es casi el sin�nimo de la educaci�n: "crear las condiciones sociales que permitan a todos y a cada uno de los integrantes de la comunidad nacional su mayor realizaci�n espiritual y material posible, con pleno respeto a los derechos y garant�as que esta Constituci�n establece.". Es decir, con pleno respeto a los derechos humanos. En cualquier cr�tica formulada a la Carta Fundamental, las opiniones dadas en cuanto a derechos y deberes fundamentales siempre han reconocido la riqueza que posee en este tipo de materias. Todos sabemos -porque lo indica la Constituci�n Pol�tica-, y nadie lo ha desconocido, que la funci�n primordial de la educaci�n corresponde a los padres. La pregunta que se nos plantea es c�mo ayuda el Estado a los padres, a los educadores, a las iglesias, en el sentido de la base fundamental de la moral. �Qui�n debe tomar las decisiones del Estado en esta materia, y c�mo debe hacerlo? �Debe o puede el Estado programar y planificar, aunque sea subsidiariamente, sin disminuir o afectar la libertad de ense�anza por consideraciones econ�micas, ideol�gicas o de cualquier otra naturaleza? �C�mo encontrar la armon�a que debe existir entre el Estado y los actores esenciales y prioritarios de la ense�anza? �Qu� actitud debe tener el Estado frente a los valores morales? No hay dudas de que su neutralidad parece inconveniente, por crear una permisividad general. �Pero cu�l es el sentido y la medida de su intervenci�n? �C�mo usar los medios y la influencia del Estado en corregir los desequilibrios de nuestra educaci�n, mucho m�s graves y definitivos que los provocados por la presencia o ausencia de medios materiales? �Cuan urgente es la necesidad de dar posibilidades an�logas a estudiantes de escuelas campesinas o de peque�as ciudades frente a la educaci�n que reciben alumnos de ciudades mayores o de Santiago? Al respecto, se�or Presidente, tengo un ejemplo que me impresion� mucho. Mis nietos ten�an amigos que viv�an o que trabajaban en la peque�a ciudad con nosotros, con quienes despu�s la amistad qued� reducida al partido de f�tbol, porque no ten�an nada en com�n de qu� conversar. La amistad y la unidad nacional se van tejiendo de pensamientos o de capacidad de pensamientos o de alturas o de juicios similares. Pienso que sin querer estamos estableciendo diferencias sociales casi irremediables cuando se termina la educaci�n sistem�tica. Todas esas preguntas quedan abiertas. Y el se�or Ministro no encontrar� en nosotros el deseo de obtener con este debate un fin distinto a la cara y a los ojos de nuestros ni�os, que constituyen el futuro. Creo que Chile se halla en especial posici�n para lograr respuestas adecuadas, creativas y modernas a toda esa problem�tica. Y lo est� -debemos decirlo con franqueza- porque frente a esta democracia que renace y se encuentra con un mundo tan distinto (como aqu� se nos expresaba) al anterior, los actores chilenos han demostrado casi un�nimemente tener un cuidado y una delicadeza en su actuar indispensables para tratar una materia tan trascendente como �sta. Espero que lo iniciado hoy en el Senado, y que seguramente estudiaremos en los meses futuros en la Comisi�n de Educaci�n, responda a la antigua tradici�n de esta Alta Tribuna, que se vio muchas veces en la Historia de Chile tratando problemas muy dif�ciles y delicados. Este Hemiciclo ser� el lugar adecuado para que quienes tengan algo que decir lo puedan hacer, sabiendo que su opini�n ser� trascendente y considerada. Y el Senado ser� el gran lugar donde el principal problema que se nos presente pueda ser analizado con fecundidad. Muchas gracias, se�or Presidente. El se�or PALZA.- Pido la palabra. El se�or URENDA (Vicepresidente).- Tiene la palabra Su Se�or�a. El se�or PALZA.- Se�or Presidente, s�lo deseo agregar brevemente una reflexi�n final. Cada vez que se abre un espacio de libertad, la naturaleza humana divide a los hombres en pesimistas y optimistas. Para quienes creen que ella es muy proclive al mal, la libertad hace necesario que vaya acompa�ada de tutores, mentores y salvaguardias. Para los que piensan que el hombre es bueno por naturaleza, esta libertad es una oportunidad de crecimiento, una aventura de desarrollo personal. Como cristiano comparto, como muchos otros, una concepci�n optimista del hombre, cuya naturaleza ha sido afectada por el mal, pero no maleada en s�. Y, por eso, en nombre de los Senadores democratacristianos, declaro que el documento elaborado por el Gobierno sobre el problema educacional es positivo y adecuado. Pero, tambi�n, requiere del esfuerzo com�n para la culminaci�n de su finalidad. No es l�cito, a nuestro juicio, sembrar temores y aventar fantasmas. El documento ha de ser tomado como lo que es: una oportunidad de crecimiento, y no debe caerse en lo que Erich Fromm certeramente llam� "el miedo a la libertad", aunque tal miedo se disfrace de temor al Estado y se escude en el mito de una conspiraci�n contra el individuo. He dicho. El se�or D�AZ.- Pido la palabra. El se�or URENDA (Vicepresidente).- Tiene la palabra Su Se�or�a. El se�or D�AZ.- Se�or Presidente, quiero hacer un alcance a algunas expresiones formuladas por el Honorable se�or Prat que se�alaban que las escuelas rurales o las m�s modestas estar�an como abandonadas. Porque lo que apreci� fue lo contrario. Tuve la suerte de acompa�ar al se�or Ministro de Educaci�n -hace ya un mes- a la comuna de San Vicente, donde se premi� a las escuelas que se encontraban en condiciones muy postergadas, de mala educaci�n y de bajo rendimiento. Y observ� algo realmente impresionante: c�mo estas escuelas han sido mejoradas en su condici�n educacional. Se les han entregado m�s recursos; es decir, en una palabra, se las ha ayudado. Ello -reitero- se contrapone a lo manifestado por Su Se�or�a. A las escuelas rurales, seg�n le escuch� al se�or Ministro, precisamente por encontrarse en desventaja con respecto a las otras, se les han dado mayores refuerzos y recursos, no s�lo desde el punto de vista del aporte intelectual (profesorado, perfeccionamiento), sino, incluso, en cosas tan pr�cticas como la alimentaci�n, mejorando el n�mero de calor�as que reciben los ni�os. Eso lo vi; de ah� que lo afirme. Y, en este sentido, las expresiones del Senador se�or Prat no corresponden exactamente a la verdad. En segundo lugar, pienso que en Chile siempre ha existido una pol�tica de Estado respecto a la educaci�n. Empez� con las escuelas palacias durante el Gobierno de don Jos� Manuel Balmaceda; sigui� con un Presidente de quien yo recordaba ayer que era de ideolog�a y tendencia opuestas a las nuestras, don Pedro Aguirre Cerda, al que, tambi�n, se le supuso que iba poco menos que a arrasar con los colegios particulares -para qu� decir los de monjas o de frailes-, y resulta que fue de una tolerancia incre�ble (tambi�n hice menci�n a la amistad que tuvo incluso con el Cardenal Caro). Entonces, en nuestro pa�s, cada vez que se pretende asustar con temas como �stos, despu�s la realidad y la pr�ctica nos llevan a constatar algo absolutamente distinto de lo que se supuso. Cuando uno recurre -y creo que los se�ores Senadores aqu� presentes, que visitan mucho a sus regiones, estar�n de acuerdo- a las escuelas rurales peque�as, siente un leg�timo orgullo de ser chileno. Por muy alejada que est� una escuela es igual, v�yase a Puerto Aguirre o a Chacayes -donde estuve el otro d�a-, da lo mismo: en las escuelas est�n presentes los valores patrios. All� se encuentran Arturo Prat, Bernardo O'Higgins, Gabriela Mistral, Pablo Neruda, etc�tera. En todas las escuelas ello est� patente. En consecuencia, pienso que se est� imaginando algo que no corresponde a la realidad. Y para qu� hablarles del Estatuto Docente. Este discrimin� en favor de aquellos profesores que estaban en las escuelas m�s apartadas. Existe una asignaci�n de zona especial, hay para ellos mayores recursos y otros beneficios. �Para qu� recordarlos de nuevo! Entonces -reitero-, me parece que esto es todo lo contrario de lo que se ha dicho. Por eso afirmo que existe una discriminaci�n positiva en estos momentos, en la pr�ctica, y no hay s�lo, como expres� Su Se�or�a, "declaraciones rom�nticas" en favor de las escuelas m�s postergadas y rurales. He dicho. El se�or D�EZ.- El Senador se�or D�az ha tenido m�s suerte que el Honorable se�or Prat. El se�or D�AZ.- Entonces, que vaya a esas escuelas, o que acompa�e al se�or Ministro cuando las visite. El se�or URENDA (Vicepresidente).- Ofrezco la palabra al se�or Ministro, a fin que se pronuncie respecto a la petici�n formulada por el Honorable Senado en el sentido de hacer factible que una Comisi�n Especial pueda analizar el problema con mayor detalle y realizar el mejor aporte posible a este programa. El se�or LAGOS (Ministro de Educaci�n).- Se�or Presidente, ser� muy breve, pues a las tres de la tarde deb�a estar en la C�mara de Diputados para realizar algo muy similar a lo que hemos hecho ac� esta ma�ana. Quiero indicar, primero, el agrado y la satisfacci�n con que vemos el hecho de que el Senado haya celebrado esta reuni�n y la decisi�n de constituir una Comisi�n -seg�n entiendo- Especial, vale decir, con un n�mero mayor de miembros que quienes normalmente integran la Comisi�n de Educaci�n -con los que trabajamos permanentemente-, para escuchar sus opiniones y planteamientos, como ha ocurrido en esta oportunidad. Sin embargo, quiero -repito que en forma muy breve- efectuar un par de reflexiones sobre algunos temas que se han tocado. La primera de ellas -dir�a- est� referida a la viabilidad de todo esto. Estamos muy conscientes de la realidad y conocemos las cifras pertinentes -las hemos informado nosotros-: existe un 85 por ciento de establecimientos que hoy se gu�an por los planes y programas del Ministerio de Educaci�n, y s�lo un 15 por ciento que posee sus propios planes y programas. Entonces, se trata, precisamente, de plantearnos desaf�os que nos permitan que la inmensa mayor�a de los establecimientos educacionales tengan su propia posibilidad. Y en este sentido se est� trabajando. El que ello hoy d�a sea dif�cil, no quiere decir que no debamos plantearnos esa opci�n. El segundo elemento que deseo destacar es que el Ministerio de Educaci�n siempre ha tenido la facultad de dictar planes y programas. La flexibilidad a la que se ha hecho referencia, que era de nueve horas en la ense�anza media, se redujo a seis en 1986 por otro decreto del Ministerio de Educaci�n. Pero �se no es el problema. Por cierto que en el proyecto que estamos elaborando se contemplan una flexibilidad y una cantidad de horas mucho mayores, pero, a mi juicio, lo importante es que, no obstante esta facultad que ha tenido el Ministerio, nadie podr�a decir que alguno de los distintos Gobiernos o ministros haya pretendido instrumentalizar la educaci�n en su propio beneficio. Durante 150 a�os el Ministerio de Educaci�n ha tenido la atribuci�n exclusiva de dictar sus propios planes y programas. Aqu� lo que estamos haciendo es precisamente disminuir esa facultad, y, sin embargo, se cree que, pese a esto, se podr�a hacer una utilizaci�n que no se ha hecho en 150 a�os. En este sentido, quisiera se�alar que no nos parece adecuado este tipo de debate, si bien entiendo que haya que tomar resguardos, porque �stos no han existido en toda nuestra historia educacional, ya que, como he dicho, el dictar planes y programas ha sido atribuci�n exclusiva del Ministerio de Educaci�n y del Presidente de la Rep�blica. S� me parecen importantes las referencias que se han hecho sobre el tema de los objetivos transversales de la ense�anza. Ello, porque apuntan a algo que no decidimos porque est� en el programa de alg�n partido pol�tico. Creo que en los de todas las colectividades -no soy un experto en programas de partidos- debe haber hoy referencias al medio ambiente. En nuestro caso, empero, no nos guiamos por los partidos pol�ticos, sino por lo que dice la Ley Org�nica Constitucional de Ense�anza cuando enumera los requisitos de egreso de la educaci�n b�sica. All� dice que es necesario "comprender y valorar la importancia del medio ambiente,". Es para cumplir con ese requisito que estamos haciendo nuestro planteamiento. Ahora bien, la forma en que uno pueda interpretar determinado tipo de valores o de requisitos, evidentemente, admite muchos ejemplos. "Conocer y apreciar nuestro legado hist�rico-cultural y conocer la realidad nacional e internacional" es, de acuerdo a la actual Ley Org�nica, uno de los requisitos de egreso. �C�mo entendemos nuestro legado hist�rico? �C�mo apreciamos la realidad nacional o internacional? En �ltimo t�rmino, tenemos que descansar en el maestro, en el profesor. No importa lo que se ponga en un reglamento o en un decreto: es el profesor quien va a interpretarlo de acuerdo con lo que �l piensa. Tambi�n se dice: "Conocer y comprender el desarrollo hist�rico y los valores y tradiciones nacionales que le permitan participar activamente en los proyectos de desarrollo del pa�s". �C�mo conocemos y comprendemos el desarrollo hist�rico? �Cu�ntas visiones hay de lo que es nuestro desarrollo hist�rico? �Cu�ntas escuelas de pensamiento? Pero eso no quita el deber de abordarlo y conocerlo. En otras palabras, cada uno de los elementos de estos objetivos transversales que tienen una carga val�rica ha sido elegido por estar presente en lo que son las exigencias de egreso contempladas en la Ley Org�nica. Si no los hubi�ramos incluido, estar�amos cumpliendo mal nuestra obligaci�n. �Por qu� raz�n aquel legislador que culmin� el 10 de marzo de 1990 habla del medio ambiente en esta ley que publica en esa fecha? No creo que haya sido por haber le�do el programa de un partido pol�tico en particular. En consecuencia, "Tomar conciencia de la importancia de participar activamente en expresiones de la cultura relacionadas con el arte, la ciencia y la tecnolog�a,"..., "Desarrollar su sentido patrio"..., "Desarrollar la creatividad y la habilidad para apreciar valores expresivos"..., constituyen otros de los requisitos de egreso, son normas que debemos abordar necesariamente. La segunda observaci�n que deseo formular, muy breve, se refiere a las menciones hechas por el Honorable se�or Prat respecto a determinados elementos de tipo cuantitativo que mostrar�an la existencia de un sesgo centralista en el Ministerio. Ha dado algunas cifras de car�cter presupuestario que est�n tomadas de una manera muy equivocada. Porque para llegar a ellas interpreta como sesgo centralista, por ejemplo, la administraci�n del fondo de recursos complementarios para el Estatuto de la Profesi�n Docente. Efectivamente existe este fondo en el Ministerio de Educaci�n. �C�mo lo entrega? A trav�s del aumento de la subvenci�n que traspasa �ntegramente a los sostenedores privados y a los municipios, salvo una parte: la asignaci�n de desempe�o dif�cil a que se refer�a el Honorable se�or D�az. �Por qu�? Porque en ese caso, de acuerdo a las normas que aprob� tambi�n el Senado, esta asignaci�n se destina a aquellas escuelas ubicadas en lugares donde la dificultad del desempe�o hace natural un incentivo para el profesor. Los recursos est�n en el Ministerio, se asignan centralizadamente, por Regiones, pero la determinaci�n �ltima de qu� escuela recibe y cu�l no la asignaci�n de desempe�o dif�cil, la hace la comuna respectiva. Ha habido, pues, una mala lectura de nuestro presupuesto. Pero aqu� existe un tema m�s de fondo, que s� considero crucial: el que introdujo el Senador se�or D�ez a trav�s del ejemplo de sus nietos, que ten�an un �nico elemento en com�n con quienes hab�an sido sus compa�eros de curso. Eso es exactamente lo que nos obliga hoy, para tener iguales oportunidades, a discriminar en la asignaci�n de recursos, y a dar m�s all� donde hay menos. Si queremos tener igualdad de oportunidades, debemos discriminar. Porque hoy el padre sabe que el ni�o tiene menos posibilidades en su escuela que si estuviera en un colegio privado pagado, lo cual atenta contra las bases de un sistema democr�tico, puesto .que se percibe que la sociedad no est� ordenada de una manera -entre comillas- "justa". Eso nos obliga concluir que no se trata de que las destinaciones de los recursos p�blicos en materia educativa tengan que asignarse en forma centralizada. Se ha hecho menci�n tambi�n del MECE. �En qu� consiste el elemento central del Programa de Mejoramiento de la Calidad de la Educaci�n con aporte del Banco Mundial? En establecer un fondo para el mejoramiento de proyectos educativos a nivel de cada escuela. Nunca en Chile -me atrever�a a decir, por cierto: "nunca en Am�rica Latina"- se ha planteado un desaf�o mayor para los profesores y para las escuelas. Ahora habr� un fondo ante el cual van a concursar las distintas escuelas -todas, ya sean p�blicas o privadas- para perfeccionar el proyecto educativo que presenten. �D�nde est� la discriminaci�n? En que si se percibe que en una comuna o en una regi�n el rendimiento educacional es muy negativo, muy diferente al resto, se puede decir: Como los rendimientos son menores -por ejemplo, en la Novena Regi�n-, vamos a asignar ah� una cantidad de recursos tal que el 40 � 50 por ciento de los proyectos sea exitoso, mientras que en otra Regi�n s�lo podr�n serlo el 30 por ciento, ya que tiene un mejor desempe�o. Es decir, se est� discriminando al determinar d�nde asignar m�s recursos, pero no se est� discriminando en el sentido de que tales recursos en definitiva se asignan mediante un mecanismo competitivo entre las distintas escuelas. Y esto debe ser la esencia de los sistemas futuros. Por eso mencion� el tema de la medici�n, que considero tan fundamental. Por lo tanto, no es que se tenga una concepci�n centralista. Lo que estamos planteando es que el Ministerio debe contar con los elementos indispensables para medir el resultado de los esfuerzos educativos, de modo que, a partir de eso, existan patrones objetivos de asignaci�n de recursos que permitan de una manera efectiva que todos tengan iguales oportunidades. En este contexto, estamos conscientes de que hay escuelas que, tal vez, no podr�n beneficiarse con esta propuesta y tener sus propios planes y programas. Luego, ellas deben tener un apoyo para que tambi�n sean capaces de dise�arlos. En cuanto al papel que debe desempe�ar el Estado, preguntaba el Senador se�or D�ez c�mo se corrigen los desequilibrios nacionales: A trav�s de mecanismos de medici�n objetivos y de una asignaci�n de recursos que no sea fruto de una decisi�n del ministro del gobierno de turno, sino de patrones lo suficientemente claros y transparentes, gracias a los cuales los que tienen menos recursos van a poder aspirar a tener m�s mediante proyectos que son definidos por la propia comunidad. Eso es lo que, en mi opini�n, se ha intentado hacer en estos a�os y lo que explica nuestra pol�tica. Una lectura tan simple de la utilizaci�n presupuestaria como la que se ha hecho puede conducir a errores. En todo caso, creo que este tema y otros m�s sustantivos, como los planteados hoy por los se�ores Senadores que han intervenido, podr�n abordarse de una manera m�s profunda en la Comisi�n. Muchas gracias. El se�or URENDA (Vicepresidente).- Agradezco al se�or Ministro su presencia y sus explicaciones. No habiendo otro asunto que tratar, se levanta la sesi�n. -Se levant� a las 15:15. Manuel Oca�a Vergara, Jefe de la Redacci�n