REP�BLICA DE CHILE DIARIO DE SESIONES DEL SENADO PUBLICACI�N OFICIAL LEGISLATURA 323�, EXTRAORDINARIA Sesi�n 50�, en mi�rcoles 8 de abril de 1992 Ordinaria (De 10:45 a 13:57) PRESIDENCIA DE LOS SE�ORES GABRIEL VALD�S, PRESIDENTE, Y BELTR�N URENDA, VICEPRESIDENTE SECRETARIO, EL SE�OR JOS� LUIS LAGOS L�PEZ, PROSECRETARIO ____________________ � N D I C E I. ASISTENCIA. II. APERTURA DE LA SESI�N. III. TRAMITACI�N DE ACTAS. IV. CUENTA. Homenaje a la Corte de Apelaciones de Valpara�so con motivo del centenario de su fundaci�n (se rinde). Homenaje en memoria del ex Gobernador de Limar� don Omar Elorza Smith (se rinde). Situaci�n en Per�. Proyecto de acuerdo (se aprueba). V. ORDEN DEL D�A: Observaciones, en segundo tr�mite, al proyecto que modifica la ley N� 18.768 y establece disposiciones relativas al Sistema de Pron�sticos Deportivos (se despachan). Proyecto de acuerdo, en segundo tr�mite, que aprueba el Acuerdo entre Chile y la Organizaci�n Internacional para las Migraciones relativo al funcionamiento, privilegio e inmunidades de dicha organizaci�n en el pa�s (pasa a las Comisiones de Relaciones Exteriores y de Hacienda). Proyecto de ley, en segundo tr�mite, que extiende beneficios del Instituto de Normalizaci�n Previsional a la Caja de Previsi�n de la Defensa Nacional y a la Direcci�n de Previsi�n de Carabineros de Chile (pasa a la Comisi�n de Trabajo). VI. TIEMPO DE VOTACIONES: Convenio entre Chile y Argentina que autoriza actividades remuneradas en pa�s receptor a familiares dependientes de personal de misiones diplom�ticas y consulares. Tr�mite a Comisi�n de Constituci�n (vuelve a Comisi�n de Relaciones Exteriores). VII. INCIDENTES: Desaf�o del bosque nativo. Propuestas para el futuro (observaciones del se�or Vald�s). Tropiezos en reconstrucci�n de democracia en Am�rica Latina (observaciones del se�or Sule). Desaf�o del bosque nativo. Propuestas para el futuro (observaciones dEl se�or D�EZ). Reforma de leyes org�nicas de Fuerzas Armadas y de Carabineros de Chile (observaciones del se�or Thayer). VERSI�N TAQUIGR�FICA I. ASISTENCIA Asistieron los se�ores: -Alessandri Besa, Arturo -Calder�n Ar�nguiz, Rolando -Cantuarias Larrondo, Eugenio -Cooper Valencia, Alberto -D�az S�nchez, Nicol�s -Diez Urz�a, Sergio -Feli� Segovia, Olga -Fern�ndez Fern�ndez, Sergio -Gazmuri Mujica, Jaime -Hormaz�bal S�nchez, Ricardo -Huerta Celis, Vicente Enrique -Jarpa Reyes, Sergio Onofre -Larre Asenjo, Enrique -Lavandero Illanes, Jorge -Letelier Bobadilla, Carlos -Martin D�az, Ricardo -Mc-Intyre Mendoza, Ronald -N��ez Mu�oz, Ricardo -Ortiz De Filippi, Hugo -Otero Lathrop, Miguel -Pacheco G�mez, M�ximo -Papi Beyer, Mario -P�rez Walker, Ignacio -Prat Alemparte, Francisco -R�os Santander, Mario -Romero Pizarro, Sergio -Ruiz De Giorgio, Jos� -Siebert Held, Bruno -Sinclair Oyaneder, Santiago -Sule Candia, Anselmo -Thayer Arteaga, William -Urenda Zegers, Beltr�n -Vald�s Subercaseaux, Gabriel -Vodanovic Schnake, Hern�n -Zald�var Larra�n, Andr�s Actu� de Secretario el se�or Jos� Luis Lagos L�pez, y de Prosecretario, el se�or Carlos Hoffmann Contreras. II. APERTURA DE LA SESI�N --Se abri� la sesi�n a las 10:45, en presencia de 35 se�ores Senadores. El se�or VALD�S (Presidente).- En el nombre de Dios, se abre la sesi�n. III. TRAMITACI�N DE ACTAS El se�or VALD�S (Presidente).- Se dan por aprobadas las actas de las sesiones 47a, y 48a, ordinarias, la segunda en sus partes p�blica y secreta, en 31 de marzo �ltimo y 1� del actual, respectivamente, que no han sido observadas. IV. CUENTA El se�or VALD�S (Presidente).- Se va a dar cuenta de los asuntos que han llegado a Secretar�a. El se�or HOFFMANN (Prosecretario subrogante).- Las siguientes son las comunicaciones recibidas. Mensaje De Su Excelencia el Presidente de la Rep�blica con el que retira y hace presente nuevamente la urgencia, con car�cter de "Simple", al proyecto de ley que modifica la ley N� 17.336, sobre propiedad intelectual. --Queda retirada la urgencia, se tiene presente la nueva calificaci�n y se manda agregar el documento a sus antecedentes. Informe De la Comisi�n de Derechos Humanos, Nacionalidad y Ciudadan�a, reca�do en la solicitud de rehabilitaci�n de ciudadan�a de don Hugo Jos� Cordero Naranjo. --Queda para tabla. Mociones Una del Honorable se�or Otero, con la que inicia un proyecto de ley sobre contaminaci�n visual y ac�stica. --Pasa a la Comisi�n de Medio Ambiente y Bienes Nacionales, y en virtud de lo dispuesto en el art�culo 16 de la ley N� 18.918, Org�nica Constitucional del Congreso Nacional, se manda poner en conocimiento de la Excelent�sima Corte Suprema. Dos de los Honorables se�ores Diez, Fern�ndez, Letelier, Pacheco y Vodanovic: Con la primera, inician un proyecto de ley que modifica el art�culo 25 de la ley N� 18.918, Org�nica Constitucional del Congreso Nacional, con el objeto de establecer expresamente la facultad del Presidente del Senado y de la Sala para declarar admisibles indicaciones declaradas inadmisibles en Comisiones. Con la segunda, inician un proyecto de acuerdo que introduce modificaciones al Reglamento del Senado, en relaci�n con el art�culo 25 de la ley N� 18.918, Org�nica Constitucional del Congreso Nacional. --Pasan a la Comisi�n de Constituci�n, Legislaci�n, Justicia y Reglamento. El se�or VALD�S (Presidente).- Terminada la Cuenta. HOMENAJE A LA CORTE DE APELACIONES DE VALPARA�SO CON MOTIVO DEL CENTENARIO DE SU FUNDACI�N El se�or VALD�S (Presidente).- El Honorable se�or Romero rendir� homenaje a la Ilustr�sima Corte de Apelaciones de Valpara�so con motivo de conmemorarse su centenario. Saludamos muy atentamente a sus miembros, quienes se encuentran en tribunas, encabezados por su Presidente. Tiene la palabra el Honorable se�or Romero. El se�or ROMERO.- Se�or Presidente, se�ores Senadores: El pasado 1� de abril se han conmemorado los 100 a�os de la Corte de Apelaciones de Valpara�so. Las celebraciones de este centenario congregaron a las m�s altas autoridades del pa�s, y presidi� la ceremonia oficial Su Excelencia el Presidente de la Rep�blica, el Excelent�simo se�or Presidente del Senado y el Excelent�simo se�or Presidente de la Corte Suprema. Tan significativa fecha nos hace recordar los primeros a�os de este Tribunal de Alzada, que inici� sus actividades con cinco Ministros. Su primer Presidente fue don Leoncio Rodr�guez, a quien acompa�aron los Ministros se�ores Enrique Foster Recabarren, Braulio Moreno y Manuel R�os Ega�a. Esta Corte, en sus inicios, funcion� en su ubicaci�n actual, en un antiguo inmueble ocupado por el Convento de San Agust�n, el que en 1892 fue acondicionado para el funcionamiento de los tribunales. La Corte de Apelaciones permaneci� all� hasta 1930, fecha en que fue trasladada al edificio de la Estaci�n Bellavista, mientras se constru�a el actual, inaugurado en 1938, que se caracteriza por su majestuosidad e imponente estilo. De esta Corte han surgido connotadas figuras de la judicatura nacional, tales como el ex Presidente de la Corte Suprema, don Miguel Aylwin Gajardo, as� como el actual Presidente de la Corte Suprema, don Enrique Correa Labra, quien desarroll� una fecunda labor a lo largo de los 19 a�os en que le correspondi� ejercer el cargo de Ministro de la Corte de Apelaciones de Valpara�so. Si realizamos una evaluaci�n objetiva y serena respecto de la situaci�n del Poder Judicial, se llega a la conclusi�n de que, m�s all� de describir si la actual realidad que enfrenta es motivo de crisis o no, resulta innegable que hay consenso en el sentido de que se requiere para este Poder del Estado un respaldo real que facilite su mejor desarrollo. Lo que es igualmente innegable es la extraordinaria dedicaci�n con que los jueces y Ministros de Corte, as� como el personal mismo de la Administraci�n de Justicia, se abocan a la tarea de atender y resolver las crecientes y numerosas causas que llegan a su conocimiento. Hace 100 a�os naci� la Ilustr�sima Corte de Apelaciones de Valpara�so -a la que rindo hoy un justo homenaje- como respuesta a la necesidad de dar una m�s r�pida y mejor defensa a los derechos de las personas en una ciudad que, a fines del siglo pasado, emerg�a pujante como el principal puerto del Pac�fico, con un desarrollo econ�mico y un crecimiento demogr�fico tal que el nacimiento de este Tribunal de Alzada vino a solucionar los naturales conflictos que nacen de las relaciones humanas. Hoy, cien a�os m�s tarde, esta Corte se encuentra en un momento en que se enfrenta con denuedo por cumplir con el papel de una administraci�n de justicia que sea eficaz y accesible a cada uno de los habitantes de la Quinta Regi�n, que es la segunda m�s poblada del pa�s y cuyas relaciones econ�micas se vuelven hoy m�s complejas debido a que es una de las regiones puntales del desarrollo exportador chileno. Ello exige una mayor dedicaci�n a los jueces tanto en horas de trabajo como en conocimiento de materias especiales acordes a las actividades minera, frut�cola y portuaria que se desarrollan principalmente en la zona. Creemos que en su oportunidad debiera ser esta misma Corte la que analice y estudie la posibilidad de descentralizar su trabajo, que se ve incrementado por la enorme extensi�n de su territorio jurisdiccional, a fin de facilitar a las provincias del interior de la Regi�n el contar con una administraci�n de justicia que resuelva los problemas que hoy, a cien a�os de su creaci�n, pareciera equitativo plantearse. En el centenario de la Ilustr�sima Corte de Apelaciones de Valpara�so, debemos expresar nuestra admiraci�n y respeto por la sacrificada labor que los magistrados cumplen dentro de lo que se ha denominado, por la Corte de Apelaciones de Santiago, "limitaciones irritantes que hacen improbable la labor de ejercer la jurisdicci�n que constitucionalmente les corresponde". Y para ello es indispensable asignarle los recursos suficientes para respaldar el enorme esfuerzo que realizan los miembros del Poder Judicial en general y de la Ilustr�sima Corte de Apelaciones de Valpara�so en particular. Al concluir este homenaje, se�or Presidente, debo reiterar mis sentimientos de reconocimiento y respeto, en estos cien a�os de la Ilustr�sima Corte de Apelaciones de Valpara�so, a su Presidente, se�or Luis Contreras Hax, y a los ilustres Ministros de Corte que hoy nos acompa�an. He dicho. El se�or VALD�S (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Urenda. El se�or URENDA.- Se�or Presidente, en nombre de mi Partido y en el m�o propio, quiero sumarme al homenaje que rinde el Senado de la Rep�blica a la Ilustr�sima Corte de Apelaciones de Valpara�so con motivo de haber cumplido el pasado 1� de abril 100 a�os de fruct�fera existencia. Por mi calidad de Senador de la Regi�n donde tiene su asiento este centenario Tribunal de Alzada; por haber tenido la suerte, como porte�o, de desarrollar el ejercicio libre de la profesi�n de abogado en inn�meras ocasiones en esta Ilustr�sima Corte -ante ella tuve oportunidad, hace ya m�s de 50 a�os, de alegar en causa propia-, a cuyas dependencias he debido concurrir desde que fuera entregado en 1938 el edificio que hoy ocupa, y muy especialmente por haberme correspondido participar en el trabajo cotidiano de la misma como abogado integrante en dos oportunidades, las que me dieron la valiosa y enriquecedora ocasi�n de conocer de cerca la enorme val�a de los hombres y mujeres que la integraban y de apreciar c�mo, con muchas limitaciones materiales, cumpl�an a cabalidad su alta funci�n de dar a cada cual lo suyo, creo estar en una situaci�n excepcional para apreciar lo que este Tribunal ha representado y representa en la sociedad regional. Menciono lo anterior, porque al recordar estas vivencias personales no puedo olvidar c�mo en aquella �poca, al igual que hoy, los se�ores ministros, secretarios, fiscales, relatores y dem�s personal de ella conoc�an, respetaban y enriquec�an con su sabidur�a y buen criterio la historia institucional que les hab�an legado los jurisprudentes antecesores suyos en esa labor, esto es, aquellos que tuvieron la enorme responsabilidad de construir diariamente el Derecho en beneficio, concretamente, de una comunidad que ya surg�a como una de las m�s importantes de la Rep�blica. En efecto, ya desde su fundaci�n el 1� de abril de 1892, conforme lo ordenaron la ley N� 4.142 y posteriores modificaciones en su composici�n, que nuevas leyes fueron introduciendo, inalterablemente se distingui� como un tribunal colegiado en el que las virtudes de la justicia, la equidad y la prudencia siempre tuvieron el lugar m�s esencial. En ese Tribunal, las palabras de Arist�teles, relativas a la raz�n y a la justicia, constituyeron un valioso pilar de su inalterable accionar. All� se entendi�, antes como hoy, que "la justicia es la base de la sociedad; el juicio constituye el orden de la sociedad; por lo tanto, el juicio es la aplicaci�n de la justicia.". Asimismo, en la noble tarea de proteger los bienes y los derechos de todos y de cada uno, con independencia y con la recta raz�n propia de los hombres buenos, esta Ilustre Corte no pocas veces fue se�era en la correcta soluci�n de los complejos conflictos entregados a su conocimiento y resoluci�n, a partir de los cuales los estudiosos, las Escuelas de Derecho, e incluso los legisladores, recogieron ese acervo de sapiencia jur�dica, llev�ndolo a los textos y consagr�ndolo en las normas jur�dicas. Muchos de sus Ministros y abogados integrantes fueron, o son hoy, prestigiosos miembros del m�ximo tribunal de la Rep�blica, esto es, de la Excelent�sima Corte Suprema, o fueron, o son tambi�n, egregios maestros de generaciones de juristas y abogados, no s�lo en las antiguas Escuelas de Derecho de este puerto, sino en aquellas situadas en la capital. Quisiera nombrarlos a todos; sin embargo, la memoria podr�a seguramente traicionarme, y no deseo cometer un acto de injusticia con ning�n preterido. Todos ellos, sin duda alguna, constituyeron un sensible aporte en la ya larga historia de esta Ilustr�sima Corte de Apelaciones de Valpara�so, y han sido un pilar silencioso, riguroso y austero del leg�timo ordenamiento jur�dico de la naci�n, de la tranquilidad ciudadana y de la necesaria estabilidad y orden de las relaciones de los miembros de la comunidad en la que esa Corte se encuentra inserta. Desde hace un siglo a esta parte, como es natural, nuestra patria y nuestro Derecho han evolucionado, y muchas de tales transformaciones se han debido, precisamente, a los rumbos que en los fallos emanados de ese Tribunal se suger�an, especialmente en lo tocante a la protecci�n de los derechos individuales, de los derechos inherentes a la persona humana. En suma, esta Ilustr�sima Corte no ha dejado de ser un efectivo custodio de la ley y una vital promotora de los principios informadores del Derecho. No puedo dejar de subrayar en esta ocasi�n, se�or Presidente, que este Tribunal de Alzada, en sus or�genes, extend�a su territorio jurisdiccional a lo que fuera la antigua provincia de Magallanes, toda vez que el eje del desarrollo y las comunicaciones de la �poca -esencialmente mar�timas- justificaban que fuera aqu�, precisamente en Valpara�so, donde estuviera radicada la alta funci�n revisora de las resoluciones y sentencias de los tribunales sitos en dicha lejana provincia chilena. Su importante labor entonces represent� un instrumento fundamental para su desarrollo, desde que la certeza jur�dica anhelada por cuantos all� ve�an surgir los connaturales conflictos entre los hombres, les era dada por la sabidur�a de nuestros magistrados mediante el ejercicio de su funci�n jurisdiccional. Por lo mismo, extra�a que hoy su natural competencia se encuentre cercenada, al punto de que es uno de los pocos lugares donde se advierte una severa incongruencia con el proceso de regionalizaci�n que rige en nuestro pa�s. En efecto, no se explica por qu� en la actualidad su territorio jurisdiccional no alcance a toda la Quinta Regi�n, ya que se encuentra exceptuada de �l la provincia de San Antonio, con la salvedad de las comunas de El Quisco y Algarrobo. No parece atendible argumento alguno en virtud del cual se entregue a una Corte de la Regi�n Metropolitana de Santiago el conocimiento de las causas de diverso car�cter que tienen su origen en la se�alada provincia de San Antonio, con actividades tan semejantes a las de Valpara�so. Estimo que es hora de entregar dicha atribuci�n a este centenario Tribunal de Alzada, al cual hoy rendimos un muy merecido homenaje. Por �ltimo, se�or Presidente, estimo de justicia aprovechar esta ocasi�n en que rendimos homenaje a la Ilustr�sima Corte de Apelaciones -que tiene su asiento en la misma ciudad donde lo tiene este Congreso- para hacerlo extensivo a todos quienes integran el Poder Judicial de nuestro pa�s, por la forma en que, no obstante las limitaciones y privaciones materiales y la incomprensi�n de muchos, desempe�an con entrega y abnegaci�n la noble, dign�sima e irremplazable funci�n que la Constituci�n y las leyes les encomiendan. He dicho. El se�or VALD�S (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Pacheco. El se�or PACHECO.- Se�or Presidente, a nombre de los Senadores de la Democracia Cristiana adherimos al homenaje que rinde hoy el Senado de la Rep�blica con motivo del centenario de la Corte de Apelaciones de Valpara�so. Durante cien a�os dicho Tribunal se ha distinguido por la probidad de los Ministros que la han integrado, algunos de los cuales fueron incluso profesores de la Facultad de Derecho o llegaron a ser Ministros de la Excelent�sima Corte Suprema. La Corte de Apelaciones de Valpara�so ha constituido durante este per�odo un prestigio para el Poder Judicial y para Chile. Por eso, en representaci�n de los Senadores de mi Partido, rindo reconocimiento a la Corte de Valpara�so y a los Ministros que actualmente la integran. He dicho. El se�or VALD�S (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Martin. El se�or MARTIN.- Se�or Presidente, el Comit� de Senadores institucionales adhiere muy sinceramente al sentido homenaje que se tributa a la Ilustr�sima Corte de Apelaciones de Valpara�so con motivo de conmemorarse el centenario de su fundaci�n. Ese Tribunal de Alzada, uno de los m�s antiguos del pa�s, integrado siempre por magistrados dignos, probos y plenos de prestigio, sabidur�a jur�dica e independencia, ha sabido estructurar permanentemente en sus fallos la m�xima sentencia del Supremo Juez: dar a cada uno lo que es suyo. Que ese ejemplo de sabidur�a y de plena y sana justicia, y el principio irrenunciable de su independencia, iluminen siempre a la judicatura chilena en el camino de la responsabilidad y total entrega de lo que a cada uno corresponde. Muchas gracias. El se�or VALD�S (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Gazmuri. El se�or GAZMURI.- Se�or Presidente, a nombre de los Senadores de los Partidos por la Democracia y Socialista, adhiero al homenaje que se ha rendido aqu� con ocasi�n del centenario de la instalaci�n en Valpara�so de la Corte de Apelaciones. El se�or VALD�S (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Sule. El se�or SULE.- Se�or Presidente, los Senadores del Comit� Radical-Social Dem�crata nos sumamos en forma muy respetuosa y profunda al homenaje rendido al trabajo realizado por la Corte de Apelaciones de Valpara�so, y expresamos un especial reconocimiento a su actual Presidente y a todos sus integrantes. He dicho. El se�or VALD�S (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Thayer. El se�or THAYER.- Se�or Presidente, en nombre del Comit� Independiente de 3 Senadores, adhiero a este muy sentido y sincero homenaje tributado a la Corte de Apelaciones de Valpara�so. Nada m�s, se�or Presidente. El se�or VALD�S (Presidente).- Se�or Presidente y se�ores miembros de la Ilustr�sima Corte de Apelaciones de Valpara�so, esta Corporaci�n ha manifestado un�nimemente sus expresiones de saludo con motivo del centenario cumplido por ese Tribunal, y hace presente su satisfacci�n por haber contado con vuestra presencia. Muchas gracias. HOMENAJE EN MEMORIA DEL EX GOBERNADOR DE LIMAR� DON OMAR ELORZA SMITH El se�or VALD�S (Presidente).- El Honorable se�or Hormaz�bal rendir� homenaje en memoria de don Omar Elorza Smith, ex gobernador de Limar�, recientemente fallecido. Tiene la palabra Su Se�or�a. El se�or HORMAZ�BAL.- Se�or Presidente, esta Alta Corporaci�n ha sido la tribuna adecuada para que representantes de diversos sectores del pa�s reciban el homenaje que merecen por su contribuci�n a los fines de car�cter nacional y por su aporte intelectual al desarrollo de la justicia, de las artes y de la pol�tica. Ayer habl�bamos de una folclorista. Hace pocos minutos nos refer�amos a una instituci�n tan valiosa, y que concita tanto respeto, como es la Corte de Apelaciones de Valpara�so. Hoy debo rendir homenaje a un pol�tico, y lo hago con orgullo, en nombre de sus camaradas Senadores. Y hablo de un pol�tico que fue capaz de entregarse al servicio de su patria con su talento, virtudes y limitaciones. Un diario de Ovalle, al escribir sobre Omar Elorza, dec�a: "Fue apasionado, pero nunca sectario; tozudo, pero jam�s obcecado. Con tales atributos pudo escuchar, promover y actuar en un mareo de respeto y altura que hoy podemos palpar en la expresi�n de luto que acusan por igual todos los sectores de la comunidad ovallina. Acept� la cr�tica como parte necesaria del juego de la funci�n p�blica y hasta lleg� a renunciar a muchas de sus propias opciones en beneficio de los dem�s.". Esta cr�nica, escrita con tinta, fue reflejo de la realidad que describieron, con la emoci�n plasmada en los rostros, los habitantes de Ovalle, los que, el d�a en que lo recibieron a su regreso del hospital de La Serena, ya s�lo en su envoltura material, se agolparon en las calles para rendirle un mudo testimonio de aprecio y de respeto. Obviamente, esa no fue, a mi juicio, la t�pica expresi�n con que los chilenos saludamos la muerte. Pareciera ser que a la vista del Juez Supremo cada uno de nosotros busca encontrar, en quien ya ha abandonado este mundo, las virtudes y talentos que nos hacen resaltar sus aspectos positivos para que all� el Supremo Hacedor pueda, en la balanza de la justicia eterna, ponderar adecuadamente tambi�n esos logros. �No! Creo que Omar Elorza pertenece a esa clase de hombres de la cual pueden sentirse orgullosos no s�lo quienes fuimos sus camaradas de partido, ni, por cierto, s�lo su familia. �l fue, en mi opini�n, un hombre de Estado, porque �ste no es �nicamente el que ocupa las m�s altas investiduras en el Gobierno y la Administraci�n de un pa�s: tambi�n lo es quien, recogiendo el sentido de responsabilidad patri�tica, es capaz de hacerlo carne en cada uno de los �mbitos de su realidad. �l fue intendente subrogante en la Cuarta Regi�n. Se desempe�� como gobernador hasta el d�a de su muerte, y no hay ning�n partido de Oposici�n, o sector de la comunidad ovallina, que no haya sabido reconocerle su capacidad para escuchar y trabajar en com�n. Omar, por esas cosas singulares, era capaz de entregar mucho afecto y amor. Particularmente, me siento honrado de haber recibido la gratificaci�n de su amistad. Su hogar fue mi casa en Ovalle. El y su mujer fueron complemento indispensable de lo que es el sentimiento de acogida humano, cuando uno va a cumplir funciones determinadas. Pero no basta el hecho de que sea amigo de un Senador para que merezca un homenaje en el Senado. �Qu� es lo que hace posible que un hombre de esta envergadura pueda ser recordado en esta Tribuna? Hablando con varios amigos, quisieron recordar quiz� algo que fuera lo m�s permanente de la conducta de Omar, aparte de su experiencia de vida. Y dec�an que hab�a una frase que lo representaba: "Todo a su tiempo, con equidad". �Hizo todo a su tiempo, con equidad? Fue leal a la fe que asumi� desde joven. Sus servicios a las tareas de la Iglesia Cat�lica, instituci�n a la cual prest� notable colaboraci�n, fueron permanentes a lo largo de su vida. Y la Iglesia contribuy� a darle fortaleza en los momentos de angustia, y a renovar su fe para servir a los dem�s en los momentos de esperanza. Fue leal a su patria, porque, habiendo nacido en Cha�aral, en un peque�o lugar llamado Llanta -dicen que ya ni siquiera existe-, entreg� al servicio de todo el norte y de buena parte del pa�s su vocaci�n amplia. Fue un hombre que sirvi� a su patria desde su papel profesional: era constructor civil. Pero tambi�n fue agricultor, director de cooperativas pisqueras, presidente del Club de Deportes de Ovalle; estuvo en la Sociedad de Arqueolog�a y se vincul� a todas las actividades culturales de la zona. Sirvi� a su patria, pero, como ha se�alado Mounier, se pueden mostrar m�ltiples aspectos de un hombre, como m�ltiples fotograf�as, pero aun as� no se alcanza a dimensionar su globalidad. Fue todas esas cosas, pero esencialmente fue un hombre al servicio de los dem�s. Fue leal al Dios en que crey�, a la Iglesia de la cual nosotros formamos parte, y ayud� a sus semejantes con desinter�s. Fue leal a su familia. Con Graciela constituy� un matrimonio feliz durante muchos a�os. M�s de treinta. Ella estuvo, como lo ha hecho siempre la mujer chilena, donde fuera necesario. Porque as� se construye la experiencia de la pareja, la cual, vinculada a planes y tareas, proyecta su amor de casa al amor � los dem�s. Trabaj� con su marido en las funciones de la gobernaci�n, donde se desempe�aron juntos en pro de los intereses compartidos. Y porque fue leal a su familia, recibi� la retribuci�n, no buscada, pero hermosa, de que sus hijos se educaran, sirvieran fielmente a la patria y fueran reconocidos en los distintos �mbitos del saber y del quehacer empresarial o intelectual en que se desenvuelven. Fue leal a su Partido. Ingres� a la Falange en 1950, ocupando todos los cargos que era posible asumir, y renunci� a los honores todas las veces que lo precisaba el establecimiento del bien com�n de su colectividad pol�tica. Vivi� la experiencia del militante sin ser sectario, como lo recordaba el diario ovallino. Entonces, la "flecha roja", que nos emociona a quienes integramos el Partido, perdi� el car�cter de ser lanzada para herir a otros y asumi� el de un s�mbolo indicador de una direcci�n abierta a recoger las sugerencias de los que siguen un camino distinto, as� como a acoger con fraternidad y amor a los que deseen participar de su proyecto. No naci� en Ovalle, pero le fue leal. Trabaj� intensamente en todos los aspectos derivados del quehacer m�ltiple de una ciudad de provincia, pero no provinciana. Porque este �ltimo concepto ha sido superado por los hechos, y hombres de talento y de vocaci�n universal llenan las ciudades y el campo de Chile gracias a los grandes progresos que han sido el patrimonio de la creaci�n colectiva de nuestros pueblos. �Hay alg�n otro motivo para que esta Corporaci�n rinda homenaje en memoria de Omar Elorza? Es verdad que no todos los se�ores Senadores lo conocieron. No importa. Es parte de la vida. Pero, �saben, Honorables colegas? Muchos de ustedes compartieron sus ideas. �S�! Porque aqu� aprobamos la ley N� 19.061, modificatoria de la que fomenta obras de riego, siendo aqu�lla -como lo dije oportunamente en el debate- obra del gobernador Elorza. Este, preocupado de lo que pasaba en una zona semi�rida, ante el problema de la sequ�a que azotaba la Cuarta Regi�n, fue el impulsor y motor de una iniciativa que, acogida tanto por el se�or Subsecretario como por el se�or Ministro de Obras P�blicas, se transform� despu�s en un proyecto que la unanimidad del Senado y de la C�mara de Diputados acogieron. Omar Elorza est� presente -repito- en estas obras. Y Sus Se�or�as pr�ximamente, cuando debatamos el proyecto de ley de comunidades agr�colas -situaci�n hist�rica, particular y especial, que afecta a buena parte de los habitantes de la Cuarta Regi�n-, podr�n descubrir nuevamente el sello de un hombre de Estado que, viviendo en una provincia, pensaba en Chile y estaba al servicio de todos. Se�or Presidente, un 13 de marzo lleg� el tiempo para Omar Elorza. A las 16:45 de ese d�a -algunos nos encontr�bamos en Salamanca, al interior del Choapa, cumpliendo nuestras tareas- recibimos la noticia de su fallecimiento. Desde Santiago, un avi�n dispuesto por el Gobierno se aprontaba a volar para traerlo, a fin de que se le diera la mejor asistencia m�dica. Pero el avi�n m�s moderno no habr�a podido alcanzarlo. Porque Omar, en su sustancia, hab�a iniciado el vuelo m�s alto, que s�lo tiene para los hombres una sola direcci�n, en tanto que para el Creador es de ida y vuelta. No fue posible alcanzarlo: se hallaba muy alto. "Todo a su tiempo, con equidad". Y advino el tiempo de Omar Elorza, quien nuevamente abre rutas y caminos: lleg� a donde todos iremos. Y lleg� con su generoso coraz�n de hombre bueno, que dej� de latir un d�a de marzo, a pocos meses de que celebremos los quinientos a�os del encuentro de dos culturas (su familia proven�a del pa�s vasco); a dos a�os de iniciado el Gobierno que hab�a contribuido a establecer. "Todo a su tiempo, con equidad". Hoy, cuando rindo este homenaje en el Senado, me permito, adem�s, respaldar lo que la comunidad de la zona ha pedido: que la obra magn�fica que permite realizar la ley N� 19.061, aprobada por unanimidad en el Congreso Nacional, se traduzca en que, a trav�s de los canales alimentadores, el embalse La Paloma -cuyas aguas a�n son de propiedad del Estado- entregue el l�quido vital necesario para que el Cogot� y el Recoleta lo suministren, a su vez, a la tierra generosa de la provincia de Limar�, con el objeto de producir los frutos que dan trabajo y generan riqueza. De nuevo, Omar Elorza se encuentra presente con el concepto de solidaridad. Y en este instante, cuando los canalistas piden que esas obras reciban el nombre de "Gobernador Elorza", no lo hacen porque compartan sus ideas pol�ticas. �No! Lo hacen porque en alg�n momento del tiempo, a veces mayoritariamente en el de la muerte, los hombres tenemos la capacidad de aceptar y reconocer lo que otros aportan. Se�or Presidente, los Senadores democratacristianos rendimos hoy homenaje en memoria de Omar, y transmitimos nuestros agradecimientos a su familia por el ejemplo que signific� para nosotros, nuestros agradecimientos por lo que no pudo dedicarle al servir a los dem�s. Queremos se�alar que rezamos por su descanso y, adem�s, por el de la madre de do�a Wilna Saavedra, ex Diputada y actual Embajadora en Panam�. En este �ltimo caso, los restos van camino al cementerio en este momento, acompa�ados de una delegaci�n de nuestros Senadores. He dicho. El se�or COOPER.- Pido la palabra, se�or Presidente. El se�or VALD�S (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Cooper. El se�or COOPER.- Se�or Presidente, quiero asociarme a este homenaje en memoria de don Omar Elorza Smith, quien se caracteriz� por su calidad humana y fue muy destacado en la Cuarta Regi�n. Todos reconocieron sus condiciones como empresario y como dirigente de la Cooperativa Agr�cola Control Pisquero, al igual que sus actividades al servicio de la comunidad y su desempe�o como gobernador de la provincia de Limar�. Creo que este homenaje se rinde a un hombre que representa el esp�ritu de nuestra Regi�n: de esfuerzo, de sacrificio y de gran amor a la tierra. El Senado, al o�r estas palabras, no hace otra cosa que reconocer sus m�ritos y su contribuci�n al desarrollo de la Cuarta Regi�n. Gracias, se�or Presidente. El se�or VALD�S (Presidente).- Terminado el tiempo de los homenajes. SITUACI�N EN PER�. PROYECTO DE ACUERDO El se�or VALD�S (Presidente).- Ha llegado a la Mesa un proyecto de acuerdo suscrito por los Comit�s y, adem�s, por 12 se�ores Senadores, que se�ala: "El Senado de la Rep�blica de Chile, ha acordado hacer p�blica la siguiente declaraci�n: "El Senado: "1.- Expresa su preocupaci�n por los acontecimientos ocurridos recientemente en la hermana Rep�blica del Per�, que han quebrantado su ordenamiento institucional, suspendido la vigencia de las garant�as constitucionales e interrumpido el funcionamiento de su sistema democr�tico. "2.- Deplora y rechaza las medidas restrictivas de la libertad de informaci�n, y la violencia ejercida en contra de representantes de instituciones c�vicas, especialmente la detenci�n de los Presidentes del Senado y de la C�mara de Diputados, a quienes el Senado expresa su solidaridad. "3.- Hace votos para un pronto restablecimiento de la normalidad institucional en un clima de paz, unidad y convivencia democr�tica, que haga posible el pleno respeto de los derechos humanos y la soluci�n de los graves problemas de subdesarrollo e inseguridad que han venido afectando al pueblo hermano del Per�. "El Senado de la Rep�blica de Chile expresa su convicci�n de que la estabilidad pol�tica y la eficiencia de las instituciones democr�ticas son factores determinantes para promover la cooperaci�n, la convivencia solidaria, el progreso de la regi�n y la defensa conjunta de los intereses comunes de las naciones latinoamericanas en el �mbito mundial.". Ofrezco la palabra. El se�or SINCLAIR.- �Me permite, se�or Presidente? El se�or VALD�S (Presidente).- Tiene la palabra el Senador se�or Sinclair. El se�or SINCLAIR.- Se�or Presidente, sugiero sustituir el t�rmino "subdesarrollo", en el punto 3, por "desarrollo". El se�or VALD�S (Presidente).- �Habr�a acuerdo para realizar la modificaci�n propuesta? La Honorable se�ora Feli� hab�a solicitado la palabra. La se�ora FELI�.- Iba a proponer el mismo cambio, se�or Presidente. --Se aprueba por unanimidad el proyecto de acuerdo, con la enmienda planteada. V. ORDEN DEL D�A El se�or VALD�S (Presidente).- El primer proyecto en tabla, que establece obligaciones a entidades que indica, en materia de seguridad p�blica, ha sido calificado de "simple urgencia". Se encuentra pendiente en la Comisi�n de Constituci�n, Legislaci�n, Justicia y Reglamento. SUSTITUCI�N DE ART�CULO 90 DE LEY N� 18.768, EN LO RELATIVO A DISTRIBUCI�N DE INGRESOS DE SISTEMA DE PRON�STICOS DEPORTIVOS. VETO El se�or VALD�S (Presidente).- Corresponde tratar las observaciones del Presidente de la Rep�blica, en segundo tr�mite, al proyecto que modifica la ley N� 18.768 y establece disposiciones relativas al Sistema de Pron�sticos Deportivos, con urgencia calificada de "Simple", materia informada por la Comisi�n de Defensa Nacional. --Los antecedentes sobre el proyecto figuran en los Diarios de Sesiones que se indican: Proyecto de ley: En segundo tr�mite, sesi�n 49a, en 8 de mayo de 1991. En tr�mite de Comisi�n Mixta, sesi�n 10a, en 12 de noviembre de 1991. Observaciones en segundo tr�mite, sesi�n 48a, en l� de abril de 1992. Informes de Comisi�n: Hacienda, sesi�n 31a, en 21 de agosto de 1991. Hacienda (segundo), sesi�n 4a, en 16 de octubre de 1991. Mixta, sesi�n 29a, en 19 de diciembre de 1991. Defensa Nacional, sesi�n 49a, en 7 de abril de 1992. Discusi�n: Sesiones 34a, en 3 de septiembre de 1991 (queda para segunda discusi�n); 35a, en 4 de septiembre de 1991 (se aprueba en general); 5a, en 17 de octubre de 1991 (queda para segunda discusi�n); 7a, en 23 de octubre de 1991 (se despacha); 29a, en 19 de diciembre de 1991 (se aprueba el informe de la Comisi�n Mixta). El se�or LAGOS (Prosecretario).- La Comisi�n, por unanimidad, recomienda aprobar la primera observaci�n, que sustituye la frase final del inciso segundo del art�culo 1� por la siguiente: "La mitad del resto, en aquella parte que se defina anualmente para inversi�n, se incluir� en los �tem de inversi�n sectorial de asignaci�n regional a que se refiere el inciso tercero del art�culo 104 de la Constituci�n Pol�tica de la Rep�blica.". La frase del texto aprobado por el Congreso Nacional era del siguiente tenor: "La mitad del resto ser� regionalizado, para ser invertido por los Gobiernos Regionales en el desarrollo del deporte.". El se�or VALD�S (Presidente).- En discusi�n. Ofrezco la palabra. El se�or D�EZ.- �Me permite, se�or Presidente? El se�or VALD�S (Presidente).- Tiene la palabra Su Se�or�a. El se�or D�EZ.- Se�or Presidente, quienes fuimos autores -calidad que tambi�n tiene el Senador se�or Cantuarias- de la frase que es reemplazada lamentamos el veto del Ejecutivo. Y lo sentimos muy profundamente. La idea de nuestra indicaci�n -aprobada por la C�mara de Diputados y por el Senado y que estaba a punto de transformarse en ley- consist�a en entregar efectivamente a los gobiernos regionales una cantidad importante de recursos, para que impulsaran el desarrollo del deporte y para que interviniesen en ello, por su intermedio, las municipalidades respectivas. El veto del Ejecutivo -que estamos obligados a aceptar, porque si no lo hacemos, despu�s que la C�mara de Diputados lo aprob�, nos quedar�amos sin ley sobre la materia- restringe enormemente los montos de que se trata y puede hacer verdaderamente ilusorio el prop�sito del inciso al expresar que "La mitad del resto, en aquella parte que se defina anualmente para inversi�n, se incluir� en los �tem de inversi�n sectorial"... Es decir, limita la cantidad que va a los gobiernos regionales exclusivamente a lo determinado para inversi�n, y no se considera la aplicaci�n completa de los fondos, que, l�gicamente, en su mayor parte financian entidades deportivas, concursos, competencias, etc�tera, todo lo cual es gasto y no inversi�n. Es evidente, entonces, que el excedente queda otra vez al criterio del Gobierno central, y fuera de la competencia de los gobiernos regionales. Pareciera que la idea de la regionalizaci�n es algo que hay que ir imponi�ndole a la fuerza al Gobierno, y que �ste se resiste en cada oportunidad en que se procura traspasar fondos a los gobiernos regionales. Creo que en este caso no tiene raz�n el Presidente de la Rep�blica. La idea aprobada en la C�mara de Diputados y en el Senado tend�a a la regionalizaci�n de una parte de estos recursos. No los ped�amos todos, por comprender que hay gastos que corresponden a la representaci�n del pa�s en competencias en el exterior, etc�tera, pero s� pretend�amos que una fracci�n de los gastos y de la inversi�n fuera traspasada a la administraci�n de los gobiernos regionales. Con la salvedad que hemos expuesto, y dejando constancia de nuestra protesta por la situaci�n planteada, as� como de nuestro deseo de que en materias tan obvias como el funcionamiento del deporte se logre imponer la regionalizaci�n en el criterio del Ejecutivo, votaremos favorablemente este veto, a fin de evitar el mal mayor de quedarnos sin ley en esta materia. El se�or VALD�S (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Zald�var. El se�or ZALD�VAR.- Se�or Presidente, personalmente no llego a la conclusi�n a que arriba el se�or Senador que me antecedi� en el uso de la palabra. Creo que es una interpretaci�n un poco estricta decir que el Ejecutivo no quiere destinar determinados recursos al nivel regional. En efecto, se mantiene la idea del proyecto original respecto a las regiones, expresada en la frase "La mitad del resto ser� regionalizado, para ser invertido por los Gobiernos Regionales en el desarrollo del deporte.". �Y qu� es lo que dice el veto? Que "La mitad del resto, en aquella parte que se defina anualmente para inversi�n, se incluir� en los �tem de inversi�n sectorial"... Es decir, tiene una redacci�n m�s jur�dica. Lo que suprime el veto es otra cosa, esto es, un porcentaje no inferior a 13 por ciento destinado "a las Federaciones Nacionales Deportivas, y 2% al Comit� Ol�mpico de Chile, para sus fines propios.". El se�or D�EZ.- Esa frase no la toca. El se�or CANTUARIAS.- Est� equivocado, se�or Senador. El se�or ZALD�VAR.- Tiene raz�n, Honorable colega. En todo caso, la redacci�n del veto no tiene por objeto limitar el aporte regional. En mi opini�n, ella reviste un car�cter m�s jur�dico... El se�or D�EZ.- Desgraciadamente, no es as�, se�or Senador. El se�or ZALD�VAR.-... y tiende a una adecuaci�n a la realidad del tema regional. Lo que deseo dejar claramente establecido es que no existe un prop�sito por parte del Gobierno de evitar la destinaci�n de recursos a la inversi�n regional. El se�or D�EZ.- �Me permite una interrupci�n, se�or Senador? El se�or ZALD�VAR.- Con mucho gusto. El se�or VALD�S (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Diez. El se�or D�EZ.- Deseo puntualizar al Senador se�or Zald�var que en el Presupuesto existe un presupuesto de gasto y otro de inversi�n. El veto deja reducida la participaci�n regional al de inversi�n, mientras que el texto del acuerdo primitivo inclu�a ambos. En consecuencia, los recursos para el fomento del deporte que iban a ser manejados por los gobiernos regionales aparecen disminuidos. Dios quiera que el Director General de Deportes, despu�s de o�r al Honorable se�or Zald�var, traspase todos los fondos a inversi�n... El se�or ZALD�VAR.- Recupero el uso de la palabra, se�or Presidente. No hay ninguna intenci�n como la que cree ver el Senador se�or Diez. He estado inform�ndome con el Diputado que tuvo a cargo este proyecto en la C�mara, quien me ha dicho que el objeto del veto es, m�s que nada, adecuar la disposici�n a la legislaci�n regional existente, pero no limitar la transferencia de fondos a la inversi�n regional. En mi opini�n, �se es el sentido del veto, y no otro. El se�or VALD�S (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Cantuarias. El se�or CANTUARIAS.- Se�or Presidente, como aqu� se ha dicho, la verdad es que la introducci�n de esta norma en el art�culo 1�, que en el fondo obligaba a regionalizar una buena parte de los recursos que obtiene DIGEDER, ha disminuido vigorosamente el monto de �stos. Tengo en mis manos la propuesta presupuestaria para el a�o 1992, y en ella vemos que el subt�tulo "Inversi�n Real" contempla un cantidad aproximada de 800 millones de pesos a nivel nacional, y que los ingresos de la Direcci�n General de Deportes son del orden de los 8 mil millones de pesos. En consecuencia, cuando nos estamos refiriendo a la "inversi�n", caemos a menos del 10 por ciento de los ingresos, y �sta es la relaci�n que tuvimos en cuenta al pretender asignar los recursos en el proyecto. Dese�bamos que las Regiones -y �se fue el objetivo de la indicaci�n que patrocinamos con el Honorable se�or Diez- recibieran, en todos los �tem y en toda la gama de gastos que pueden incluirse, los recursos correspondientes. La forma como se ha llevado adelante el proyecto nos obliga, sin embargo, a aprobar este veto. Lo lamentamos, porque al hacerlo se centraliza inconvenientemente un gasto. Soy de aquellos que ven con esperanza el promisorio futuro de la regionalizaci�n, ya que me parece descubrir en el Senado una actitud proclive a ella. Y deseo destacar que ese proceso suscita acuerdos de naturaleza distinta a lo estrictamente doctrinario o ideol�gico. En consecuencia,... El se�or ZALD�VAR.- �Me permite una interrupci�n, se�or Senador? El se�or CANTUARIAS.- Con la venia de la Mesa, con mucho gusto. El se�or VALD�S (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Zald�var. El se�or ZALD�VAR.- Nuevamente, para que no queden confusas las cosas, debo decir que no es efectivo lo que se�ala el Senador se�or Cantuarias cuando dice que la inversi�n s�lo asciende al 10 por ciento. Porque todo es inversi�n, salvo el gasto ordinario en sueldos y salarios o los gastos corrientes, en servicios... El se�or CANTUARIAS.- Sucede, se�or Senador, que... El se�or ZALD�VAR.- Y es inversi�n -por lo tanto, tendr� que considerarse en la mitad aludida- todo lo que se refiere al desarrollo de eventos deportivos. No se trata s�lo de lo destinado a la construcci�n. Cuando Su Se�or�a se refiere al 10 por ciento, est� pensando en la parte del Presupuesto relativa a construcciones y habilitaciones de recintos; pero hay otro tipo de inversi�n. De modo que es bueno que quede bien claro que aqu� se trata del 50 por ciento del total del gasto menos el gasto corriente. El se�or VALD�S (Presidente).- Recupera el uso de la palabra el Honorable se�or Cantuarias. El se�or CANTUARIAS.- Debo se�alar al Honorable se�or Zald�var que se volvi� a equivocar. Cuando el veto del Presidente de la Rep�blica dice: "La mitad del resto, en aquella parte que se defina anualmente para inversi�n", se est� refiriendo a la parte del Presupuesto correspondiente al subt�tulo 31, que se denomina "Inversi�n Real", el cual se divide en "Requisitos de Inversi�n para Funcionamiento" y en "Inversiones no regionalizables". Este �ltimo �tem, de paso, conforma alrededor del 90 por ciento de la cifra que cit�. Entonces, si Su Se�or�a desea, podemos abrir una discusi�n -que puede ser muy enriquecedora- con respecto a los destinos de Inversi�n; pero en las leyes de Presupuestos se llama "inversi�n" a algo bien determinado, y, en el caso del Presupuesto vigente, la que nos ocupa constituye menos del 10 por ciento del total de los ingresos. Esa era toda mi afirmaci�n. Lo que quiero decir es que la indicaci�n que hab�amos formulado se refer�a a una cifra, cualquiera que fuese la que resultara, y que ella, por los t�rminos en que ha sido enviado este veto, queda reducida al 10 por ciento. Eso es lo que estimo lamentable desde el punto de vista de las posibilidades de los Gobiernos Regionales, cuando estamos en v�speras de perfeccionar una institucionalidad tras la reforma constitucional respectiva, los cuales han perdido una fuente de recursos que podr�an haber invertido en los fines que se persiguen. Anticipo que votar� favorablemente, sin embargo, por la raz�n que expuse al intervenir antes. El se�or ZALD�VAR.- Exc�seme, se�or Senador. �Me permite una interrupci�n? El se�or CANTUARIAS.- Estoy dispuesto a concederle una nueva interrupci�n. El se�or VALD�S (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Zald�var. El se�or ZALD�VAR.- Creo necesario precisar las cosas, se�or Presidente -incluso, con el objetivo que el se�or Senador est� se�alando-, a fin de que de esto quede constancia en la historia de la ley. La duda del Honorable colega sobre aquellos recursos que hoy no denominamos inversi�n puede perfectamente clarificarse en la Ley de Presupuestos del pr�ximo a�o, donde debemos determinar cu�les van a ser los montos de inversi�n y cu�les los gastos corrientes. Entonces, si lo que pretende el Ejecutivo es precisar el art�culo y adecuarlo a la normativa jur�dica en materia regional, establezcamos claramente en esa oportunidad que se trata de la mitad del total de los recursos que se destinen a inversi�n, comprendida la que tiene por objeto la construcci�n -y la "Inversi�n Real" que se�ala, efectivamente, la Ley de Presupuestos-, la organizaci�n de campeonatos, etc�tera. El se�or CANTUARIAS.- Se�or Presidente, recupero el uso de la palabra, desgraciadamente para hacerle presente al Honorable se�or Zald�var que se ha equivocado por tercera vez. El se�or HORMAZ�BAL.- Bueno, San Pedro neg� a Jesucristo tres veces... El se�or D�AZ.- Y lleg� a ser Papa. El se�or CANTUARIAS.- No estoy llevando la contabilidad de las equivocaciones del Senador se�or Zald�var, sino simplemente refiri�ndome al tema del Presupuesto de la DIGEDER. Por supuesto, con mi alusi�n no estoy procurando ocultar las muchas limitaciones personales que me hacen equivocar en numerosas oportunidades. Para evitar confusiones, deseo leer parte de los �tem y subt�tulos en que se divide el presupuesto de gastos de esa entidad: "Gastos en Personal", "Bienes y Servicios de Consumo", "Transferencias Corrientes", "Salas Cunas", "Deporte y Recreaci�n Popular", "Espect�culo", "Aporte Art�culo 5� letra E, DL N� 1298", "Administraci�n y Coordinaci�n General", "Transferencias a otras Entidades P�blicas", "Impuestos", y, adem�s, "Inversi�n Real", "Inversi�n Financiera", "Compra de T�tulos y Valores", "Anticipos a Contratistas", "Recuperaci�n de Anticipos a Contratistas", "Aportes Financieros Reembolsables", "Transferencias de Capital", "Aportes al Sector Privado", "Aportes a otras Entidades P�blicas", etc�tera. No tengo ning�n inconveniente en hacer en el Presupuesto del a�o 1993 la precisi�n que Su Se�or�a ha formulado, pero lo que estamos tratando es un veto enviado por el Presidente de la Rep�blica, que, a pesar de sus buenas intenciones, no dice lo que aqu� se se�ala. Apenas expresa: "La mitad del resto, en aquella parte que se defina anualmente para inversi�n, se incluir� en los �tem de inversi�n sectorial de asignaci�n regional"..., etc�tera. En consecuencia, este debate, que puede ser muy enriquecedor para el deporte regional, sobre todo si en el pr�ximo ejercicio presupuestario procedemos como se ha propuesto, se refiere a una materia distinta. Ahora nos estamos pronunciando respecto de las realidades que enfrentamos hoy, y, una vez m�s, repito que, no obstante las objeciones que hemos planteado y dejando constancia de ellas, vamos a tener que aprobar el veto, porque, de lo contrario, nos quedamos aun sin ese porcentaje menor y reducido que establece para las Regiones. Ello, por el hecho de haber bajado del total del resto de los recursos a apenas aquello correspondiente a inversi�n, parte que, seg�n he demostrado, representa menos del 10 por ciento. Ahora bien, en lo que respecta a la segunda observaci�n que contiene el veto, quiero manifestar mi concordancia con lo propuesto por la Comisi�n en el sentido de rechazarla. En efecto, no s�lo resultan disminuidas las cifras en la forma que he explicado, sino que se agrega un art�culo 4� que posterga hasta el a�o 1993 lo dispuesto en el inciso segundo del art�culo 1� del proyecto. Felizmente, la Comisi�n -al parecer, en forma un�nime- ha rechazado esta observaci�n, y lo mismo hizo la C�mara de Diputados. Me propongo, pues, aprobar el informe en ambos sentidos, obligado por las circunstancias, y haciendo constar que las Regiones, en su autonom�a y en su capacidad, en las materias relacionadas con los recursos deportivos, han perdido una oportunidad. Sin embargo, debemos aprobar el veto, porque de lo contrario se quedar�n sin nada; perder�n, incluso, ese casi 10 por ciento que hoy se les entrega. Algo han mejorado. Y que los recursos se otorguen a contar de este ejercicio presupuestario. Por lo tanto, rechazar� la introducci�n del art�culo 4� sugerida en el veto. He dicho. El se�or URENDA (Vicepresidente).- Ofrezco la palabra. Tiene la palabra el Honorable se�or Zald�var. El se�or ZALD�VAR.- Se�or Presidente, no quiero quedar con la acusaci�n efectuada por el se�or Senador que me antecedi� en el uso de la palabra en el sentido de que me he equivocado tres veces. Deseo invitar a Su Se�or�a a leer con precisi�n el veto, que dice: "La mitad del resto, en aquella parte que se defina anualmente para inversi�n"... Esto hay que hacerlo coherente con la observaci�n relativa a la vigencia a contar del 1� de enero de 1993. �Qu� expresa el Ejecutivo? Que en la Ley de Presupuestos deber� definirse lo que anualmente se entiende por inversi�n. Pero no podemos referirnos a lo que se catalog� como inversi�n en la de 1992, pues cuando se dict� no exist�a esta legislaci�n. Por tanto, si �sta empieza a regir, en la pr�xima Ley de Presupuestos deberemos preocuparnos de determinar con exactitud, en la parte relativa a la Direcci�n General de Deportes y Recreaci�n, el �tem correspondiente a inversi�n y los fondos destinados para tal efecto, a fin de que la mitad se asigne a inversi�n regional. Y eso es lo que he querido precisar respecto al veto. El se�or CANTUARIAS.- �Me permite una interrupci�n, Honorable colega? El se�or ZALD�VAR.- Con la venia de la Mesa. El se�or URENDA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador se�or Cantuarias. El se�or CANTUARIAS.- Se�or Presidente, podemos componer presupuestariamente aumentando o disminuyendo valores. Sin embargo, en la indicaci�n que presentamos con el Honorable se�or Diez dec�amos que, del resto de los fondos destinados a la DIGEDER, una vez hecha la distribuci�n, la mitad iba a regiones. Ese era el alcance de la indicaci�n y as� se aprob�, entiendo que por gran mayor�a, tanto en la C�mara de Diputados como en el Senado. �Y cu�l es el sentido del veto? Asignar a las regiones la mitad del resto s�lo en la parte que se destina a inversi�n. Ahora bien, yo no he hecho m�s que se�alar la proporci�n que en el presupuesto corriente de la Direcci�n General de Deportes y Recreaci�n se destina a inversi�n. Y esa cifra, conforme lo he demostrado -nadie ha discutido la veracidad de la informaci�n-, es de 790 millones de pesos para 1992, respecto de un presupuesto de 8 mil 170 millones de pesos. Por eso manifest� que ahora se repartir� menos de 10 por ciento de lo que ten�amos previsto, lo cual era una esperanza para las regiones. Ese es exactamente el significado. Si ampliamos el �tem de inversi�n, seguramente esa cifra aumentar�; pero siempre ser� un subconjunto. En lugar de 10 por ciento, podr� ser de 20, 30 � 50 por ciento del presupuesto. Y nosotros nos est�bamos refiriendo al marco presupuestario completo. En consecuencia, el deporte en las regiones, de cualquier forma, ha disminuido su posibilidad de recibir recursos. El se�or D�EZ.- Pido la palabra. El se�or URENDA (Vicepresidente).- Tiene la palabra Su Se�or�a. El se�or D�EZ.- Se�or Presidente, el veto no s�lo disminuye nuestras expectativas de tener recursos en las regiones para el desarrollo del deporte y pretende postergar para el a�o siguiente lo poco que deja, sino que la oferta de incluir los fondos en la futura Ley de Presupuestos es dif�cil de cumplir, porque la nomenclatura de �sta se halla fijada en la legislaci�n sustantiva, y no podremos cambiar la n�mina de inversi�n por la de gastos en los �tem que la legislaci�n positiva define como gastos. Los �tem destinados al fomento del deporte popular, del deporte educacional, etc�tera, son los correspondientes a gastos de la Direcci�n General de Deportes y Recreaci�n; y dentro de la definici�n de las leyes sustantivas del presupuesto as� est�n determinados. Nunca ser�n inversiones. Para que lo fueran, deber�amos cambiar totalmente el sentido l�gico de las definiciones que rigen toda la Ley de Presupuestos. Por lo tanto, el Gobierno se circunscribe a decir: "Se�or, yo conservo absolutamente el poder central para el desarrollo del deporte, y s�lo la mitad del resto de los fondos destinados a inversi�n real ser� resuelta por los gobiernos regionales a fin de fomentar esa actividad". Es cierto que antes ten�amos menos. Empero, hay que dejar constancia -como lo hemos se�alado- de que, cada vez que se trata de enviar fondos a las regiones, el Gobierno de la Rep�blica se muestra renuente, por la concepci�n l�gica de los funcionarios que desean conservar centralizados el poder y los fondos. S� que es dif�cil imponer esta verdadera revoluci�n que significa una administraci�n regional distinta. Hoy celebramos una peque�a victoria: parte de los fondos de la Direcci�n General de Deportes y Recreaci�n ser� regionalizada. Sin embargo, lo grande del deporte -tan importante para las regiones- sigue sometido a una direcci�n central y no ha sido entregado -como dese�bamos- preponderantemente a los gobiernos regionales y, a trav�s de ellos, a las comunas. Nosotros reclamamos por la incomprensi�n que los mandos medios y la burocracia centralizada -estoy seguro- tienen sobre el significado de la regionalizaci�n. Y luchamos, por ejemplo, contra el prejuicio de que un funcionario ubicado en el piso 7� de un edificio en Santiago conoce m�s de las necesidades del deporte local que la comuna donde est� la cancha de f�tbol o que el organismo regional presidido por el intendente y con personas elegidas conforme al sufragio universal. La regionalizaci�n topa siempre con el prejuicio de creer que el funcionario central administra mejor que la autoridad local. Eso hoy es absolutamente falso. Y para llevar el progreso que anhelamos para las regiones -lamentamos la centralizaci�n en cada minuto- no tomamos las medidas conducentes a repartir la riqueza nacional a trav�s de ellas. He dicho. El se�or PAPI.- �Me permite, se�or Presidente? El se�or URENDA (Vicepresidente).- Tiene la palabra Su Se�or�a. El se�or PAPI.- Se�or Presidente, lo m�s interesante que se ha se�alado es el reconocimiento de que antes hab�a menos fondos. Porque ocurre que se pone en tela de juicio justamente a quienes est�n impulsando un proyecto que significa regionalizar recursos. �Y cu�l es la actitud asumida ante una iniciativa de tal naturaleza? "Aumentemos la medida", para as� demostrar ser m�s regionalista. Si bien es cierto que el proceso de regionalizaci�n es complejo, no lo es menos que el Ejecutivo lo est� llevando adelante y destinando fondos a las regiones. �Qu� expresa en sus fundamentos el veto? Se�ala: "Si bien el Supremo Gobierno coincide plenamente con la idea de impulsar la regionalizaci�n del pa�s, la redacci�n de dicha frase no es compatible con los criterios y mecanismos de regionalizaci�n impl�citos en la reforma constitucional recientemente aprobada por el H. Congreso Nacional, en la cual se fija claramente la participaci�n de los Gobiernos Regionales en la inversi�n de los recursos p�blicos y en la ejecuci�n de las pol�ticas nacionales sobre las diversas funciones que le son propias al Estado.". Sin duda alguna, muchas de las opiniones aqu� formuladas complotan contra la celeridad de un proyecto de regionalizaci�n; pero, a la vez, estamos en todo un proceso de cambio y ajuste. Por tanto, la prudencia tambi�n parece aconsejable en esta materia. Coincido plenamente con la Comisi�n de Defensa Nacional en cuanto a aprobar la primera observaci�n. Lamento la segunda, pues no veo por qu� se dilata la entrada en vigor. Y en el informe no se se�ala si se hicieron las consultas ni cu�les fueron las razones que se tuvieron en vista para ello. En todo caso, ni del fundamento del veto ni del informe podemos extraer razones que expliquen la prolongaci�n de la entrada en vigencia. En consecuencia, nosotros votaremos tal como lo propone la Comisi�n; es decir, aprobaremos la primera parte del veto y rechazaremos la segunda. He dicho. El se�or URENDA (Vicepresidente).- Ofrezco la palabra. Ofrezco la palabra. Cerrado el debate. Corresponde votar la primera parte del veto, que ya fue aprobada por la C�mara de Diputados. Por ende, si el Senado la rechazare, no habr�a ley al respecto. El se�or PAPI.- Exc�seme, se�or Presidente. �C�mo votaremos? El se�or D�EZ.- Votamos el informe. El se�or URENDA (Vicepresidente).- Exactamente. El se�or PAPI.- Aprobamos el informe. El se�or URENDA (Vicepresidente).- Corresponde aprobar o rechazar la primera observaci�n del Ejecutivo. Si no se pidiere votaci�n, se entender�a aprobada conforme lo recomienda la Comisi�n. --Por unanimidad, se aprueba. El se�or URENDA (Vicepresidente).- Corresponde pronunciarse sobre la segunda observaci�n. El se�or LAGOS (Prosecretario).- La segunda observaci�n de Su Excelencia el Presidente de la Rep�blica tiene por objeto agregar al proyecto un art�culo nuevo del siguiente tenor: "Art�culo 4�.- Lo establecido en el inciso segundo del art�culo 1� regir� a contar del a�o 1993.". Esta observaci�n fue rechazada por la Honorable C�mara de Diputados y, tambi�n, por la unanimidad de la Comisi�n de Defensa. En consecuencia, el pronunciamiento del Senado no surtir�a efecto. El se�or URENDA (Vicepresidente).- En discusi�n. Ofrezco la palabra. El se�or LAVANDERO.- Pido la palabra. El se�or URENDA (Vicepresidente).- Tiene la palabra Su Se�or�a. El se�or LAVANDERO.- Se�or Presidente, s�lo deseo se�alar, a t�tulo informativo, que la expresi�n "el inciso segundo del art�culo 1� regir� a contar del a�o 1993" es s�lo parte de la t�cnica legislativa y administrativa. Como se trata de asignaciones que ya est�n determinadas en la Ley de Presupuestos, la norma pertinente no podr�a entrar en vigor en este momento si no alter�ramos el desarroll� del presupuesto. En consecuencia, cualquiera que sea la resoluci�n, el precepto entrar� a regir en 1993. He dicho. El se�or D�EZ.- Pido la palabra. El se�or VALD�S (Presidente).- Tiene la palabra Su Se�or�a. El se�or D�EZ.- Se�or Presidente, el pronunciamiento del Senado da lo mismo, no por el veto, sino porque ya lo rechaz� la C�mara de Diputados. Y lo expresado por el se�or Senador que me antecedi� en el uso de la palabra no es del todo exacto, pues la ley entrar� en vigor desde el momento de su publicaci�n. Por tanto, la Direcci�n General de Deportes y Recreaci�n tendr� m�s recursos y deber� modificar su presupuesto. De manera que el rechazo del veto significa que dicho organismo, en la rectificaci�n de aqu�l, debe considerar la mitad del resto de los fondos para inversi�n regional. En consecuencia, es importante el rechazo del veto. Y, al respecto, me sumo al pronunciamiento en contra emitido por la C�mara de Diputados. El se�or URENDA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador se�or Ruiz De Giorgio. El se�or RUIZ (don Jos�).- Se�or Presidente, s�lo intervendr� para se�alar que los Senadores de esta bancada estamos de acuerdo con el informe de la Comisi�n de Defensa y, por tanto, rechazaremos la segunda parte del veto. El se�or URENDA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Papi. El se�or PAPI.- Se�or Presidente, s�lo deseo hacer una observaci�n al Senador se�or Lavandero: la Ley de Administraci�n Financiera del Estado permite -justamente se pone en el caso- que, respecto de los proyectos que se aprueben durante el a�o, se hagan los traspasos y adecuaciones presupuestarias mediante decreto supremo. De modo tal que no existir�a un impedimento jur�dico para que la ley en tr�mite entrara en vigor de inmediato. He dicho. --Por unanimidad, se rechaza la segunda observaci�n del Ejecutivo. ACUERDO ENTRE CHILE Y ORGANIZACI�N INTERNACIONAL PARA LAS MIGRACIONES El se�or VALD�S (Presidente).- En seguida, corresponde ocuparse en el proyecto de acuerdo, en segundo tr�mite constitucional, iniciado en mensaje de Su Excelencia el Presidente de la Rep�blica e informado por la Comisi�n de Relaciones Exteriores, que aprueba el Acuerdo entre la Rep�blica de Chile y la Organizaci�n Internacional para las Migraciones relativo al funcionamiento, privilegios e inmunidades de esta Organizaci�n en nuestros pa�s, suscrito en Santiago el 15 de enero de 1991. --Los antecedentes sobre el proyecto figuran en los Diarios de Sesiones que se indican: Proyecto de acuerdo: En segundo tr�mite, sesi�n 39a, en 12 de septiembre de 1991. Informe de Comisi�n: Relaciones Exteriores, sesi�n 49a, en 7 de abril de 1992. El se�or VALD�S (Presidente).- En discusi�n general y particular el proyecto. Ofrezco la palabra. Tiene la palabra el Honorable se�or Urenda. El se�or URENDA.- Se�or Presidente, en la preparaci�n del informe a la Sala y tras contactos que los integrantes de la Comisi�n tuvimos con otros se�ores Senadores, llegamos a la conclusi�n de que, por tratarse de materias de suyo delicadas y que sientan precedentes -ya existe un nuevo proyecto en el mismo sentido- al establecerse privilegios e inmunidades muy importantes, aqu�lla deber�a tener la oportunidad de realizar un segundo estudio. A v�a de ejemplo, puedo se�alar que las inmunidades de que gozar�an los funcionarios de la Organizaci�n Internacional para las Migraciones exceder�an las que los propios Parlamentarios de la Rep�blica tenemos en virtud del art�culo 58 de la Constituci�n Pol�tica. Por ello, solicito al se�or Presidente que recabe el asentimiento de la Sala para que el proyecto vuelva a Comisi�n para un nuevo informe. Adem�s, por contener amplias exenciones tributarias, nuestra impresi�n es la de que puede ser oportuno que la iniciativa sea analizada por la Comisi�n de Hacienda en esos aspectos. El se�or VALD�S (Presidente).- Si le parece a la Sala, se aceptar� la proposici�n del Honorable se�or Urenda en el sentido de que el proyecto vuelva a la Comisi�n de Relaciones Exteriores para nuevo informe y, adem�s, pase a la de Hacienda. Tiene la palabra el Senador se�or Alessandri. El se�or ALESSANDRI.- Se�or Presidente, en atenci�n a que el texto no puede cambiarse, por corresponder a un Acuerdo, sugiero que ambas Comisiones lo estudien simult�neamente, para ganar tiempo. El se�or ZALD�VAR.- �Me permite, se�or Presidente? El se�or VALD�S (Presidente).- Tiene la palabra Su Se�or�a. El se�or ZALD�VAR.- Sin �nimo de discrepar con el Senador se�or Alessandri y s�lo con el objeto de dar un buen tratamiento a la iniciativa, preferir�a que ella volviera a la Comisi�n de Relaciones Exteriores, para ser revisada en su contexto y adaptada a la jurisprudencia en materia de tratados, y que una vez que ella evacuara su informe pasara a la de Hacienda para su an�lisis en las materias espec�ficas de su competencia. Prefiero el doble tr�mite, pese a entender el objetivo de la proposici�n del Senador se�or Alessandri de agilizar el despacho. El se�or VALD�S (Presidente).- Por lo tanto, el proyecto volver�a a la Comisi�n de Relaciones Exteriores para nuevo informe, y, de ser necesario, pasar�a a la de Hacienda. Tiene la palabra el Honorable se�or Thayer. El se�or THAYER.- Se�or Presidente, deseo aprovechar la oportunidad para hacer una observaci�n de car�cter general. Ser�a conveniente que en los informes de la Comisi�n de Relaciones Exteriores se tuviera siempre en vista -quiz� ellos deber�an contener una referencia expresa- si el texto aprobado crea dificultades con relaci�n a lo dispuesto en el art�culo 5� de la Constituci�n. Porque, trat�ndose de acuerdos que sean ratificados y que de alguna manera afecten los derechos humanos -ellos son muy amplios-, se puede producir una situaci�n constitucional muy dif�cil. Considero importante que la Comisi�n de Relaciones Exteriores tenga siempre presente ese punto e incluya en su informe una menci�n expresa en tal sentido. Nada m�s. El se�or VALD�S (Presidente).- Si le parece a la Sala, el proyecto pasar� a las Comisiones de Relaciones Exteriores y de Hacienda, en las condiciones establecidas. Acordado. EXTENSI�N DE BENEFICIOS A CAJA DE PREVISI�N DE LA DEFENSA NACIONAL Y A DIRECCI�N DE PREVISI�N DE CARABINEROS El se�or VALD�S (Presidente).- A continuaci�n, corresponde tratar el proyecto, en segundo tr�mite constitucional, sobre extensi�n de los beneficios del Instituto de Normalizaci�n Previsional a la Caja de Previsi�n de la Defensa Nacional y a la Direcci�n de Previsi�n de Carabineros de Chile, informado por la Comisi�n de Defensa Nacional. --Los antecedentes sobre el proyecto figuran en los Diarios de Sesiones que se indican: Proyecto de ley: En segundo tr�mite, sesi�n 39a, en 28 de enero de 1992. Informe de Comisi�n: Defensa Nacional, sesi�n 49a, en 7 de abril de 1992. El se�or LAGOS (Prosecretario).- La Comisi�n propone, por unanimidad, aprobar el proyecto en los mismos t�rminos en que lo hizo la C�mara de Diputados. El se�or VALD�S (Presidente).- En discusi�n general y particular la iniciativa. Ofrezco la palabra. Tiene la palabra el Honorable se�or Thayer. El se�or THAYER.- Se�or Presidente, deseo manifestar cierta aprensi�n frente a proyectos de ley que tratan espec�ficamente asuntos laborales o previsionales y no pasan por la Comisi�n de Trabajo y Previsi�n Social. S� que no siempre es sencillo ni lo m�s expedito; pero ha acontecido en m�s de una oportunidad que iniciativas que se relacionan de manera muy principal con asuntos de esa �ndole, por no pasar por la Comisi�n t�cnica correspondiente, llegan a la Sala y son objeto de discusiones bastante complejas. Tradicionalmente, las Fuerzas Armadas y Carabineros han estado dentro de un r�gimen especial en materia previsional. En la actualidad, ello no es exactamente as�, pues las nuevas normas sobre la materia est�n abiertas a la posibilidad de una aplicaci�n m�s amplia. Y, precisamente, este tema de hacer o no aplicables determinados preceptos del antiguo r�gimen a los sistemas de aquellas Instituciones debiera ser analizado por la Comisi�n de Trabajo y Previsi�n Social. Como muestra de lo expuesto, deseo mencionar un caso, que todo el Senado conoce: el Estatuto Docente, por su naturaleza, pas� a la Comisi�n de Educaci�n y no a la de Trabajo, sin tenerse en cuenta que, en estricto rigor, era un estatuto laboral para los profesionales de la docencia; y se aprob� una serie de normas -algunas, por consenso- que creaban enormes dificultades en relaci�n al r�gimen laboral com�n. Por lo anterior, manifiesto mi aprensi�n y formulo la sugerencia de que la iniciativa sea estudiada por la Comisi�n de Trabajo y Previsi�n Social. He dicho. El se�or VALD�S (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Hormaz�bal. El se�or HORMAZ�BAL.- Ser� muy breve, se�or Presidente. He consultado a los integrantes de la Comisi�n de Trabajo y comprobado que su opini�n coincide con la del Senador se�or Thayer. Por ello, en nombre de sus miembros, pido concretamente que el proyecto sea analizado por el �rgano especializado en esa �rea. El se�or VALD�S (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Gazmuri. El se�or GAZMURI.- Se�or Presidente, el proyecto, aprobado por unanimidad en las Comisiones tanto de la C�mara como del Senado, es bastante simple, pues se trata de corregir dos situaciones, de alguna manera inexplicables, producidas en la Caja de Previsi�n de la Defensa Nacional y en la Direcci�n de Previsi�n de Carabineros con relaci�n al resto del sistema, adscrito al Instituto de Normalizaci�n Previsional. La primera se refiere a la declaraci�n de que los bienes de esas instituciones previsionales son inembargables -cuesti�n de toda l�gica-; y la segunda, a que ante fallos judiciales que las condenen a pagar cualquier prestaci�n pecuniaria, los pagos se hagan con cargo a sus propios presupuestos, y en caso de no haberlos, con cargo al Fisco. Las normas que se sugiere aprobar rigen para el antiguo sistema (hoy asimilado al Instituto de Normalizaci�n Previsional), pero no para el de la Defensa Nacional y Carabineros, lo que puede significar problemas para el patrimonio de las respectivas instituciones. Ahora bien, el r�gimen previsional de las Fuerzas Armadas debe ser objeto de otra discusi�n. Aqu� se trata de dos disposiciones muy simples, que permiten la extensi�n se�alada. Por lo tanto estoy por aprobar el proyecto en esta sesi�n. El se�or VALD�S (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Diez. El se�or D�EZ.- Se�or Presidente, por las mismas razones que expuso el Honorable se�or Gazmuri, los Senadores de estas bancas votaremos favorablemente la iniciativa. El se�or VALD�S (Presidente).- Tiene la palabra el Senador se�or Thayer. El se�or THAYER.- Se�or Presidente no deseo porfiar en este caso concreto, porque quiz� puede darse la circunstancia de que, por ser un proyecto tan simple, no tenga justificaci�n lo que en principio estoy planteando. En todo caso, expondr� lo siguiente, y tal vez lo puedan aclarar los se�ores miembros de la Comisi�n de Defensa. En la actualidad, la Comisi�n de Trabajo y Previsi�n Social conoce de un proyecto muy delicado, que se relaciona con situaciones producidas en el Instituto de Normalizaci�n Previsional a ra�z de juicios que afectan al Fisco en raz�n de cobros provisionales. Se trata de montos cuantiosos, y me preocupa que las normas que se adopten en esa iniciativa sean concordantes con las contenidas en la que ahora nos ocupa, cuyo alcance desear�a tener claro. El art�culo 8� de la ley N� 18.768 se refiere a la ejecuci�n de los fallos judiciales que condenen al Instituto de Normalizaci�n Previsional al pago de cualquier prestaci�n pecuniaria. Es precisamente uno de los temas que estudia la Comisi�n de Trabajo. Entonces, quisiera que no estuvi�ramos legislando de manera inarm�nica. Esa Comisi�n analiza un proyecto que, como bien saben los se�ores Senadores, y en especial sus miembros, involucra sumas cuantios�simas: hay sobre 4 mil juicios que afectan al Instituto de Normalizaci�n Previsional y unos 600 que defiende el Consejo de Defensa del Estado, y los montos cobrados suman varios centenares de miles de millones de pesos. Ahora, no ser�a conveniente que legisl�ramos r�pidamente sobre lo informado por la Comisi�n de Defensa -organismo que merece todo mi respeto- y que despu�s ello no resultara arm�nico con el criterio que pueda adoptar la de Trabajo y Previsi�n Social respecto de algo que va a informar en pocos d�as m�s. He dicho. El se�or VALD�S (Presidente).- Tiene la palabra la Honorable se�ora Feli�. La se�ora FELI�.- Se�or Presidente, en relaci�n al proyecto, se est�n planteando distintos problemas. En primer lugar, se ha solicitado remitirlo a la Comisi�n de Trabajo. Y no tengo ninguna duda al respecto, pues considero que �se es el organismo t�cnico al que debi� ir la iniciativa, por referirse a una materia de orden previsional. La distribuci�n de las iniciativas en el Parlamento se realiza sobre la base del Ministerio de que emanan, atendiendo a una raz�n, de car�cter formal, no sustantivo. En este caso, el proyecto se refiere a un asunto propio del sistema previsional, que, trat�ndose de los personales de las Fuerzas Armadas y de Carabineros de Chile, no se relaciona con el Ministerio del Trabajo, sino con el de Defensa. Por eso fue enviado a la Comisi�n de Defensa. Sin embargo, la materia que aborda es netamente previsional: tiene por objeto hacer aplicables a la Caja de Previsi�n de la Defensa Nacional a la Direcci�n de Previsi�n de Carabineros la norma que declara la inembargabilidad de los bienes del Instituto de Normalizaci�n y el art�culo 752 del C�digo de Procedimiento Civil atinente a la ejecuci�n de fallos que comprometan al Fisco. Ambas disposiciones se hallan vigentes para el mencionado Instituto, pero no rigen para la CAPREDENA ni para la DIPRECA. Esta materia, a mi juicio, compete a la Comisi�n de Trabajo. Se�or Presidente, ser�a �til analizar este problema -a lo mejor con ocasi�n del debate del proyecto de acuerdo que modifica el Reglamento del Senado de que se habl� ayer en la Sala-, porque se presenta con mucha frecuencia. Lo hice presente tiempo atr�s, por ejemplo, cuando discutimos una j iniciativa relativa a las plantas de la Administraci�n del Estado, que se envi�, de acuerdo con el m�todo empleado hasta ahora, a la Comisi�n correspondiente al Ministerio de que se trataba, en circunstancias de que el tema de fondo era el sistema de organizaci�n de la estructura del Estado, que incumbe, en mi opini�n, a la Comisi�n de Gobierno. Es un asunto muy importante. Y no tengo dudas de que, en este caso, la materia que trata el proyecto, tal como lo se�al� el Senador se�or Thayer, compete a la Comisi�n de Trabajo. En cuanto a la consulta planteada en la Sala acerca de la relaci�n de la iniciativa en discusi�n con aquella que est� estudiando en este momento la Comisi�n de Trabajo, la verdad es que est�n absolutamente vinculadas. En efecto, tanto la Caja de Previsi�n de la Defensa Nacional como la Direcci�n de Previsi�n de Carabineros han sido demandadas por numerosos ex imponentes, quedando comprometidos cuantiosos recursos. Y de hecho en uno de esos juicios fueron embargados los bienes de la CAPREDENA. De ah� surgi� la necesidad de extender la norma de inembargabilidad que se aplica al Instituto de Normalizaci�n a las entidades de previsi�n de las Fuerzas Armadas y de Carabineros, que no manejan fondos previsionales y que s�lo se limitan a recibir cotizaciones y pagar pensiones; son meras cajas pagadoras de beneficios con recursos aportados, todos, por el Fisco de Chile. En consecuencia, la extensi�n de la norma de inembargabilidad que rige para el Instituto de Normalizaci�n, por id�ntico motivo, est� correcta, pues los organismos previsionales en cuesti�n carecen de recursos propios para esos fines. Y tambi�n es procedente aplicar el art�culo 752 del C�digo de Procedimiento Civil en la ejecuci�n de las sentencias. Reitero, se�or Presidente, que esta iniciativa debi� ser enviada a la Comisi�n de Trabajo -propongo analizar el tema a futuro-; pero, para no dilatar su despacho, podr�amos aprobarla. He dicho. El se�or VALD�S (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Hormaz�bal. El se�or HORMAZ�BAL.- Se�or Presidente, mi �nimo no es obstaculizar la tramitaci�n del proyecto, pero �ste, seg�n se ha expresado aqu�, es propio de la especialidad de la Comisi�n de Trabajo. Sin embargo, no fue examinado por ella. Por eso, reclamo nuestro derecho, que como Comisi�n nos asiste, para analizarlo. Primero. Segundo: la Sala, obviamente, puede acordar, en un momento determinado, eximir una iniciativa del tr�mite de Comisi�n -podr�a hacerlo en este caso-, pero creo que ser�a un error, porque, como se ha indicado, la de Trabajo est� tratando un tema estrechamente vinculado. En consecuencia, los antecedentes relativos a esta materia ilustrar�an los debates de la Comisi�n de Trabajo. Si por el af�n de lograr un despacho r�pido aceptamos que este asunto no pase a la Comisi�n especializada, nosotros mismos nos estar�amos imponiendo limitaciones en el conocimiento de una materia, compleja y relevante, que podr�a servir para el estudio de una iniciativa de car�cter general que hoy estamos abordando en la Comisi�n de Trabajo. En tercer lugar, el proyecto contiene una norma relativa a los mayores recursos de que tendr�a que disponer el Estado, pues, si la caja respectiva no cuenta con los suficientes en su presupuesto, deber�n serle entregados. Entonces, hay incidencia en el manejo presupuestario. �Se pronunci� sobre ello la Comisi�n de Hacienda? Hago este reclamo, se�or Presidente, en la b�squeda de mayor eficiencia. Porque, por ejemplo, trat�ndose del proyecto que la Comisi�n de Trabajo se encuentra analizando, la Secretar�a dispuso que lo relativo a las cotizaciones previsionales y a la caducidad y prescripci�n de ciertos derechos de seguridad social fuera remitido a la Comisi�n de Constituci�n y, adem�s, a la de Hacienda. �Por qu� se aplica un criterio A, en un caso, y B, en otro, cuando se trata de materias que inciden en este tipo de cosas? Como Presidente de la Comisi�n de Trabajo, solicito formalmente que la iniciativa en discusi�n sea enviada a este organismo especializado para su examen, no s�lo porque corresponde de acuerdo con el Reglamento, sino adem�s por constituir un aporte para el an�lisis del proyecto que en este momento est� estudiando la Comisi�n que presido. El se�or VALD�S (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Gazmuri. El se�or GAZMURI.- Se�or Presidente, entiendo la cuesti�n de procedimiento planteada ac� y no tendr�a inconveniente en que la iniciativa fuera vista por la Comisi�n de Trabajo. Eso, como criterio hacia adelante. No obstante, a mi juicio el proyecto es bastante simple y podr�a ser aprobado ahora. En cuanto a que tambi�n el texto deber�a ser conocido por la Comisi�n de Hacienda, ello no necesariamente tiene que ser as� en la medida en que no hay gasto calculable involucrado. De esta iniciativa pueden derivarse egresos del Estado siempre que se ganen juicios. Pero son gastos eventuales y, por tanto, deben imputarse a cargos fiscales generales. En conclusi�n, el proyecto no requiere pasar por la Comisi�n de Hacienda. El se�or VALD�S (Presidente).- Se ha solicitado que tambi�n emita informe la Comisi�n de Trabajo. Sin embargo, algunos se�ores Senadores han pedido que sea despachado s�lo con el informe de la Comisi�n de Defensa. El se�or D�EZ.- �Me permite, se�or Presidente? El se�or VALD�S (Presidente).- Tiene la palabra Su Se�or�a. El se�or D�EZ.- Yo entiendo que algunos se�ores Senadores, con raz�n, han se�alado que, en general, estos proyectos debieran ir a la Comisi�n de Trabajo, pero nadie ha expresado su desacuerdo con la iniciativa en discusi�n ni su falta de entendimiento o comprensi�n respecto de la misma, ni su deseo de que se remita a la Comisi�n de Trabajo. Lo que se ha dicho es que, como pol�tica general, se atienda al fondo de la materia y no al Ministerio del cual emane, y que, seg�n ese criterio, el proyecto en debate debi� ser conocido por la Comisi�n de Trabajo. De manera que creo interpretar al Senado cuando decimos: "Aprobemos esta iniciativa y tengamos en consideraci�n la opini�n de Secretar�a al momento de decidir a qu� Comisi�n enviar un determinado asunto". El se�or HORMAZ�BAL.- �Me permite, se�or Presidente? El se�or VALD�S (Presidente).- Tiene la palabra Su Se�or�a. El se�or HORMAZ�BAL.- Lamento que las intervenciones del Senador se�or Thayer, de la Senadora se�ora Feli� y la m�a no hayan sido entendidas. El se�or VALD�S (Presidente).- Yo las entend�, se�or Senador. Se pide que... El se�or HORMAZ�BAL.- Porque el Honorable se�or Diez nos dice expresamente que los Senadores mencionados no tenemos objeciones. Lo que hemos se�alado es que la materia en discusi�n incide en un tema que la Comisi�n de Trabajo se encuentra estudiando y sobre el cual no hay criterio definido. Nadie tiene obst�culos en dar car�cter de inembargables a tales y cuales bienes, porque es la norma general seguida en distintos casos. Pero nos preocupa cuando se trata de comprometer recursos. �Por qu� tendr�amos que tratar lo atinente a CAPREDENA y DIPRECA -m�s all� del asunto de inembargabilidad- de manera diferente de los compromisos fiscales a que han dado lugar las demandas de los jubilados de la Caja de Previsi�n de los Empleados Particulares, de las Cajas bancarias, de la de la Marina Mercante? �Cu�l es la raz�n por la cual estamos preocupados de que no haya un gasto excesivo e injusto en esas Cajas? Y de repente decimos que, en todo aquello donde la Caja de Previsi�n de la Defensa Nacional y la Direcci�n de Previsi�n de Carabineros no tengan recursos, el Estado los colocar�. �Cu�l es la raz�n? No podemos pronunciarnos ahora sobre eso. Yo no quiero votar en contra de un proyecto cuyo fondo y antecedentes no hemos examinado. No se trata s�lo de un aspecto formal. Creo que la forma no puede afectar nunca el fondo. El fondo es legislar bien, y para hacerlo bien debemos estudiar los proyectos en sus distintas dimensiones. Eso es lo que reclamo del Senado. La Comisi�n de Trabajo se compromete a despachar esta iniciativa el pr�ximo martes, atendidas precisamente sus caracter�sticas. El se�or VALD�S (Presidente).- �Habr�a consenso para enviar la iniciativa a la Comisi�n de Trabajo, que la despachar�a el martes venidero? Acordado. Terminado el Orden del D�a. VI. TIEMPO DE VOTACIONES CONVENIO ENTRE CHILE Y ARGENTINA QUE AUTORIZA ACTIVIDADES REMUNERADAS EN PA�S RECEPTOR A FAMILIARES DEPENDIENTES DE PERSONAL DE MISIONES DIPLOM�TICAS Y CONSULARES. TR�MITE A COMISI�N DE CONSTITUCI�N El se�or VALD�S (Presidente).- En el d�a de ayer el Senador se�or Diez formul� indicaci�n para enviar a la Comisi�n de Constituci�n, Legislaci�n, Justicia y Reglamento el proyecto de acuerdo, en primer tr�mite constitucional y que cuenta con informe favorable de la Comisi�n de Relaciones Exteriores, que aprueba el Convenio sobre Autorizaci�n para que los Familiares del Personal Diplom�tico, Consular, Administrativo y T�cnico de las Misiones Diplom�ticas y Consulares Acreditadas puedan desempe�ar actividades remuneradas en el Pa�s Receptor, suscrito entre los Gobiernos de Chile y de Argentina el 29 de agosto de 1990. Ayer hubo dos empates. Por lo tanto, hoy corresponde dirimir el punto. En votaci�n. --(Durante la votaci�n). El se�or OTERO.- Se�or Presidente, ayer manifest� una opini�n contraria a que el proyecto de acuerdo fuera enviado a la Comisi�n de Constituci�n, por el principio de que las Comisiones deben tener la autonom�a y la responsabilidad que les corresponden cuando informan materias de su competencia. Sin embargo, no se puso en votaci�n el proyecto de acuerdo. En ese caso, yo habr�a votado en contra, pues me merece serios reparos de car�cter jur�dico, especialmente respecto a la inmunidad. No contiene ninguna referencia a qu� pasa con la inmunidad de las personas que tienen la calidad de diplom�ticos y que, no obstante, son autorizadas para efectuar actividades remuneradas en el otro pa�s. �Mantienen la inmunidad o no la mantienen? Parad�jicamente, si la mantienen y quedan facultadas para actuar en todos los �mbitos, esas personas gozar�n de trato privilegiado y se abre la puerta a diversas situaciones bastante conflictivas. Cuando se discuten estos tratados, es muy importante considerar todas las consecuencias que se producen internamente en el pa�s, en particular en lo que ata�e a las inmunidades. Porque el proyecto sobre el que debe resolver el Senado me merece serios temores, voy a rectificar mi votaci�n de ayer: me pronuncio favorablemente para que pase a la Comisi�n de Constituci�n, a fin de que analice los problemas que acabo de se�alar. El se�or VALD�S (Presidente).-Tiene la palabra el Honorable se�or Urenda. El se�or URENDA.- Se�or Presidente, he escuchado con mucha atenci�n al se�or Senador que me ha precedido en el uso de la palabra. Que Su Se�or�a rechace algunos aspectos relativos al fondo del proyecto no debiera significar la creaci�n de un precedente inadecuado en el sentido de que este tipo de materias deban ser tratadas, siempre y necesariamente, por la Comisi�n de Constituci�n, porque es obvio que todo tratado o acuerdo internacional reviste alguna importancia de orden legislativo. Si un Senador estima que hay disposiciones que merecen un estudio m�s profundo, en su oportunidad podr� solicitar, por �ltimo, un nuevo informe de Comisi�n, o simplemente votar a favor o en contra del proyecto de acuerdo. Pero eso no tiene nada que ver con la votaci�n que debemos realizar ahora, vinculada exclusivamente con la posibilidad de que materias que normalmente conoce la Comisi�n de Relaciones Exteriores puedan ser sometidas a una especie de tutela por parte de la Comisi�n de Constituci�n. Como estamos votando una indicaci�n -y no el proyecto de acuerdo, por no estar en tabla-, debemos abocarnos exclusivamente a ese pronunciamiento y no a formular observaciones sobre el fondo de la materia. De lo contrario, estar�amos complicando el trabajo del Senado y, pr�cticamente, haciendo perder autoridad a las Comisiones cuando act�an en la esfera de sus competencias. Reitero: en esta oportunidad s�lo corresponde resolver si la iniciativa debe remitirse a la Comisi�n de Constituci�n. Si hay objeciones que lo ameriten, come las que plante� el se�or Senador que me antecedi� en el uso de la palabra, o las que ayer formul� otro Honorable colega, podr�a justificarse un nuevo informe. Voto que no. El se�or THAYER.- Se�or Presidente, tenemos que evitar que se susciten cuestiones de competencia o suspicacia entre Comisiones. Dir�a que todos estos organismos t�cnicos merecen la m�s amplia respetabilidad. Pero, ya lo ha expresado con la claridad que acostumbra la Honorable se�ora Olga Feli�: aqu� hay una cuesti�n de forma y otra de fondo. Los proyectos se asignan a las Comisiones por su procedencia formal de un Ministerio, pero los temas que abordan a veces exceden sus funciones propias. Entonces, no es extra�o que la Sala estime conveniente que un proyecto vuelva a la misma Comisi�n que lo inform� para que considere observaciones formuladas, por razones t�cnicas, desde otros puntos de vista, o que otra Comisi�n solicite analizarlo por considerarlo de su espec�fica competencia, como ocurri� reci�n con una iniciativa que resuelve problemas a las instituciones previsionales de la Defensa Nacional y de Carabineros. Francamente, quisiera evitar que el Senado resuelva la indicaci�n mediante una votaci�n estrecha, por tratarse de un asunto que requiere mayor acuerdo. Vot� ayer favorablemente remitir la iniciativa a la Comisi�n de Constituci�n, porque me pareci� respetable el criterio de algunos se�ores Senadores que, con experiencia y mucho conocimiento, quer�an examinarlo m�s a fondo desde una perspectiva que a lo mejor exced�a la competencia de la Comisi�n de Relaciones Exteriores, y no porque estimara no id�nea a esa Comisi�n. El proyecto de acuerdo objeto de la indicaci�n que se vota alude a materias laborales extraordinariamente delicadas que me gustar�a que fueran examinadas, no por la Comisi�n de Trabajo, sino por la de Relaciones Exteriores, con el objeto de que dilucidara lo que significa en los reg�menes laborales argentino y chileno el sistema de garant�as, obligaciones e inmunidades que consagra el Convenio. Porque sabemos -y el se�or Presidente mejor que todos nosotros- que este tipo de normas se rigen por un principio de reciprocidad. Pero ocurre que en este caso la reciprocidad debe aplicarse seg�n legislaciones laborales y previsionales distintas. Es posible que el problema planteado por el Senador se�or Otero, sobre la incidencia de la inmunidad diplom�tica en la dependencia con que se presta un servicio y las atribuciones de mando que tenga el superior sobre su dependiente, no se trate igual en Argentina que en Chile. A m�, lo confieso, me bastar�a que el proyecto de acuerdo volviera a la Comisi�n de Relaciones Exteriores para un nuevo informe, que considere lo manifestado por se�ores Senadores de distintas bancadas. Nada m�s, se�or Presidente. El se�or VALD�S (Presidente).- Quiero hacer presente que ha terminado el Tiempo de Votaciones; es un tiempo corto, de manera que hay que tomar una decisi�n. Debo hacer notar, con el mayor respeto, que, escuchando a la Sala, se concluye que todos los proyectos son complejos. Nunca hay uno tan puro como para que lo estudie una sola Comisi�n. Pero, si el Senado adoptara el criterio de que todos, por contener materias vinculadas con otras, deben pasar por sucesivas Comisiones, no podr�amos trabajar ordenadamente. Los miembros de una Comisi�n son los encargado de informar a la Sala, que es el lugar apropiado para que los se�ores Senadores no pertenecientes a ella formulen observaciones. De otra manera, trabajar�amos solamente en Sala o en Comisiones sucesivas. Quer�a hacer presente mi preocupaci�n por la competencia de las Comisiones. Tiene la palabra el Honorable se�or Ruiz De Giorgio. El se�or RUIZ (don Jos�).- Se�or Presidente, respaldo la posici�n del Senador se�or Thayer. Si se han formulado objeciones al proyecto, hay que dar la oportunidad para que se analicen. Por eso, concordamos con la solicitud de que vuelva a la Comisi�n de Relaciones Exteriores para que all�, en el �rgano competente, se planteen todas las opiniones y pueda ser tratado debidamente. Estamos de acuerdo con ese procedimiento. El se�or VALD�S (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Zald�var. El se�or ZALD�VAR.- Se�or Presidente, respaldando la tesis del Senador se�or Ruiz De Giorgio y lo que el se�or Presidente se�alaba con relaci�n al funcionamiento del Senado, creo importante que el estudio de las materias se radique en la Comisi�n especializada y t�cnica. Pero la iniciativa objeto de la indicaci�n que se vota contiene un tema que despierta preocupaci�n, y lo entiendo: el personal diplom�tico que trabaje renuncia a las inmunidades civil y administrativa; pero nada se dice de la penal. Y en el ejercicio de un cargo pueden cometerse delitos, que quedar�an exentos de responsabilidad penal. Es un punto que debemos revisar. Como este Convenio se perfeccion� mediante intercambio de Cartas Reversales entre el Ministro de Relaciones Exteriores de Argentina de la �poca se�or Cavallo y el Canciller chileno, a lo mejor, por esa v�a podr�a introducirse esa precisi�n, por supuesto si la Comisi�n de Relaciones Exteriores llega a la misma conclusi�n. Por eso estimo relevante que el proyecto de acuerdo vuelva a la Comisi�n de Relaciones Exteriores para aclarar ese punto. El se�or D�EZ.- Pido la palabra, se�or Presidente. El se�or VALD�S (Presidente).- Tiene la palabra Su Se�or�a. El se�or D�EZ.- Se�or Presidente, en la sesi�n de ayer plante� la necesidad de que este asunto volviera a la Comisi�n de Constituci�n por la inconveniencia que presentaba -es un Convenio con un pa�s lim�trofe con el que Chile comparte una extensa frontera- el hecho de que, como lo acaba de reiterar el Senador se�or Zald�var, seg�n las Cartas Reversales, se permite a familiares dependientes del personal diplom�tico desarrollar actividades remuneradas, quienes renuncian a las inmunidades civil y administrativa, pero no a la penal. La responsabilidad penal tiene gran injerencia en algunos negocios, representaciones o cargos. Por tal raz�n, cre�a que este aspecto jur�dico deb�a ser analizado detenidamente. Sin embargo, se�or Presidente, no tengo ning�n inconveniente, como autor de la indicaci�n, en rectificarla en el sentido de pedir que la iniciativa vuelva a la Comisi�n de Relaciones Exteriores, donde hay abogados de reconocido prestigio que pueden examinar debidamente el punto. El se�or VALD�S (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable se�or Huerta. El se�or HUERTA.- Se�or Presidente, por formaci�n profesional soy respetuoso de las normas reglamentarias. En la sesi�n de ayer hubo tres empates en las votaciones sobre este mismo tema. Por eso, conforme al Reglamento, corresponde decidir en la siguiente sesi�n, que es �sta. En consecuencia, creo que se debe votar. El se�or SULE.- Ya fue retirada la indicaci�n, se�or Presidente. El se�or VALD�S (Presidente).- Lo que sucede, se�or Senador, es que se retir� la indicaci�n que dio origen a la votaci�n. Parece que habr�a consenso en volver la iniciativa a la Comisi�n de Relaciones Exteriores, donde se conocer�n las observaciones formuladas en la Sala, y por cierto, las que en aqu�lla den a conocer los dem�s se�ores Senadores que se interesen en el tema. �Habr�a acuerdo para proceder as�? El se�or SULE.- S�, se�or Presidente. S�lo quiero dejar constancia de que lo relativo a la inmunidad penal est� resuelto en una serie de acuerdos, precedentes y costumbres del Derecho Internacional, y �se es el motivo por el cual no se incluy� ac�. Pero ahondaremos en el tema en la Comisi�n de Relaciones Exteriores. --Se acuerda remitir el proyecto de acuerdo a la Comisi�n de Relaciones Exteriores para un nuevo informe. El se�or VALD�S (Presidente).- Terminado el Tiempo de Votaciones. VII. INCIDENTES El se�or URENDA (Vicepresidente).- En el tiempo que corresponde al Comit� Radical-Social Dem�crata, que lo ha permutado con el Dem�crata Cristiano, tiene la palabra el Honorable se�or Vald�s. DESAF�O DEL BOSQUE NATIVO. PROPUESTAS PARA EL FUTURO El se�or VALD�S.- Agradezco al Comit� Radical-Social Dem�crata el cambio de su turno en el orden de las intervenciones. Se�or Presidente y Honorables colegas, mi intenci�n es tratar un tema que, a mi juicio, requiere la atenci�n del Senado -o merece requerirla- por su relevancia. Por lo dem�s, creo que esta Corporaci�n es el lugar adecuado para tratar materias de inter�s general, aun cuando no hay en proyectos que nos permitan expresar nuestro pensamiento sobre asuntos de significado nacional. Me referir� al desaf�o que representa hoy la situaci�n del bosque nativo. Luego, me permitir� formular algunas propuestas que he estado estudiando en los �ltimos meses. No cabe duda de que en los �ltimos a�os se ha venido manifestando en la opini�n p�blica un inter�s creciente por la situaci�n actual y futura del bosque nativo. Esperamos que el Ejecutivo env�e pronto al Congreso Nacional un proyecto de ley sobre recuperaci�n del bosque nativo y foment� forestal, que ha estado discuti�ndose en los �ltimos meses. En tanto, dada la importancia y trascendencia del tema, creo necesario formular algunas observaciones en mi calidad de Senador por una zona donde se encuentran extensas �reas de bosque nativo. Pienso que es esencial dictar normas basadas en grandes consensos, pues est� en juego un valor fundamental de Chile, que afecta profundamente su futuro. �Cu�l es nuestra realidad forestal? Cuando se trata de describir la situaci�n actual del bosque nativo, base ineludible para fundamentar una pol�tica, la primera dificultad se encuentra en el terreno de las cifras. En efecto, aunque parezca incre�ble, estando en las puertas del siglo XXI, el pa�s a�n no cuenta con un catastro actualizado de sus recursos forestales. Por esta raz�n, todav�a no se tiene un conocimiento confiable respecto de la superficie cubierta con bosques nativos y tampoco de su calidad, accesibilidad, estado sanitario y distribuci�n geogr�fica, entr� otros muchos factores que es necesario conocer para poder planificar una adecuada ordenaci�n y manejo que permitan su aprovechamiento y conservaci�n. Los �ltimos estudios serios y de cobertura nacional fueron realizados por el Instituto Forestal entre los a�os 1964 y 1965, tomando como referencia el proyecto aerofotogram�trico de 1961. A pesar de esta limitaci�n, los antecedentes disponibles demuestran que en Chile se ha producido un amplio desarrollo de las plantaciones, basado en las especies pino radiata y eucalipto. En la actualidad, alcanzan a 1,4 millones de hect�reas. La tasa de plantaci�n anual -ha ido creciendo paulatinamente-, entre 1982 y 1990, fue de 80 mil 500 hect�reas. Esto ha permitido consolidar una industria forestal moderna que ha logrado conquistar los mercados internacionales, transformando las plantaciones de pinos y eucaliptos en uno de los pilares fundamentales y m�s din�micos de la econom�a nacional, cuyos retornos por concepto de exportaciones alcanzaron a 913 millones de d�lares, en 1990. Para 1992, estimaciones preliminares se�alan un retorno del orden de los mil 126 millones de d�lares. Se presume que en los pr�ximos a�os la madera y sus subproductos constituir�n la segunda exportaci�n m�s importante de Chile, previ�ndose que en el futuro llegar� a ser de la misma cuant�a, o mayor, que la de cobre. La inversi�n forestal proyectada entre 1987 y 1997 se materializar� en 66 proyectos, por un monto total de 3 mil 946 millones de d�lares -�casi 4 mil millones!-. Alrededor de 75 por ciento de estas inversiones contemplan como materia prima el pino radiata y el eucalipto. De esta forma, el desarrollo del sector se ha basado casi exclusivamente en las plantaciones de las dos especies mencionadas, postergando la participaci�n del bosque nativo, cuyo uso y aprovechamiento es m�s bien marginal. Su aporte en la producci�n forestal equivale a 5 por ciento. Entre 1987 y 1990 la superficie plantada con bosque nativo alcanz� al 0,3 por ciento de la plantaci�n total. Esta participaci�n, indudablemente, podr�a ser mayor si se considera la magnitud del recurso, que ocupa una superficie varias veces superior a la de plantaciones: sobre 7 millones 600 mil hect�reas. De �stas, seg�n CONAF, 4 millones 700 mil hect�reas corresponden al bosque nativo potencialmente productivo, de las cuales casi la mitad se encuentra en la Regi�n de Los Lagos. Sin embargo, 90 por ciento se estima como bosque degradado. �Y �sta es la situaci�n dram�tica que experimenta nuestro bosque: una superficie tan grande, una riqueza tan extraordinaria est� constituida en 90 por ciento por bosque degradado! El bosque nativo es un recurso renovable que cumple m�ltiples funciones necesarias para la comunidad. A aqu�llas m�s tradicionales de producir bienes tangibles como madera, frutos, hojas y cortezas, debe agregarse la protecci�n del suelo, la regulaci�n del r�gimen hidrol�gico y, como consecuencia, la reducci�n de los fen�menos torrenciales y sus secuelas de inundaciones, y de los embancamientos de r�os y puertos; la protecci�n de la fauna y flora silvestres; la recreaci�n; el turismo, y, en general, el papel fundamental que cumple en el equilibrio ambiental. Ya no cabe la menor duda de que la causa principal de la poluci�n de los lagos, por ejemplo, no es la crianza de salmones, sino los abonos y desechos de la producci�n agr�cola, que pervierten el equilibrio de la flora de los lagos, y tambi�n de los r�os, al escurrir desde la tierra al agua, cuando aqu�llos no experimentan un cambio r�pido de su caudal. Esta situaci�n es tan antigua, tan conocida en Chile, que ya el Presidente don Arturo Alessandri, en 1937, dict� un reglamento que prohib�a la explotaci�n forestal en una zona no menor de 200 metros de la orilla de lagos y r�os. Y esto tiene una excelente fundamentaci�n cient�fica, pues se ha determinado que las plantaciones a la orilla de los cursos de agua protegen a �stos de todo el sedimento que escurre, especialmente en �reas monta�osas o de pendientes altas, que pervierten la ecolog�a y la vida propia de aqu�llos. Sin embargo, desde 1937 a la fecha -hay incluso antecedentes legales anteriores- nada de eso se ha hecho, y grandes lagos quedan sin protecci�n. Es del caso se�alar que, seg�n los �ltimos estudios, el lago Villarrica es uno de los m�s contaminados. Y no por la crianza de salmones, ni porque tenga otros vicios en s�, sino porque el escurrimiento de la producci�n agr�cola de desecho y, particularmente, de los abonos, que escurren por las vertientes y las riberas hacia el lago, est� creando una situaci�n de poluci�n creciente, dif�cil de manejar, porque se estima que el cambio total de agua del lago Villarrica se produce entre los 60 a 80 a�os, debido a que tiene poca entrada y escasa salida. Ese es tambi�n un fen�meno conocido en el lago Llanquihue, y menor en el Ranco, que tarda en cambiar sus aguas entre 4 y 6 a�os. Pero, en definitiva, constituye un problema de todos los lagos. Es lamentable el limitado avance que la sociedad chilena ha realizado en la comprensi�n de la din�mica interna de los ecosistemas m�s fr�giles presentes en nuestra geograf�a, como son aquellos monta�osos o de monta�as. Habitamos uno de los territorios m�s fr�giles de la tierra, en que las diferencias de altitud, en cortos espacios transversales, provocan frecuentes calamidades p�blicas. Transformar nuestros paisajes serranos exige generosidad y, sobre todo, una apelaci�n profunda al sentido nacional y a nuestra capacidad de objetivar, a trav�s del aporte de la ciencia y la tecnolog�a, las exigencias que derivan del tr�nsito de la explotaci�n de los bosques al cultivo de los bosques nativos. Desde que se titulara el primer ingeniero forestal en una universidad chilena hasta hoy, no ha transcurrido el tiempo suficiente para contemplar el crecimiento, a un estado -digamos- adolescente, de una palma chilena, y mucho menos el necesario para que una araucaria haya alcanzado cuatro metros de altura, o un alerce, la talla de una persona. Sin querer convertirnos en jueces de nuestra historia, es notable la distancia -dir�a, el vac�o- entre las normativas que regulan la explotaci�n de los bosques y las intervenciones que distintos actores han realizado en ellos. Siempre la intenci�n ha sido utilizar reguladamente nuestra riqueza forestal. Sin embargo, el desierto, las dunas y la erosi�n han aumentado, desplazando progresivamente la frontera boscosa desde el norte hacia el sur. Podr�amos afirmar que el bosque nativo ha sido reducido a espacios cada vez m�s escarpados y dif�ciles. El testimonio de los organismos p�blicos encargados de velar por un tratamiento razonable de los bosques, muestra con abundante evidencia que las normas han sido constantemente transgredidas. S�lo en 1991 la CONAF debi� cursar 763 infracciones ante los juzgados de polic�a local (por varios centenares de millones de pesos de multa), lo que representa un aumento del ciento por ciento con relaci�n a 1990. A lo anterior se agrega la evidencia de un continuo proceso de alteraci�n de los bosques nativos. Es posible se�alar diferentes causas de su degradaci�n. Entre ellas cabe destacar: su uso para le�a, los incendios, el avance urbano y las plagas. A veces se sugiere o afirma que han sido los campesinos pobres quienes han destruido los bosques. Yo quiero decir, despu�s de investigar esta materia, que es la naci�n entera la que debe asumir la responsabilidad de lo ocurrido en el pasado y de lo que suceda en el futuro, porque ha habido falta de inter�s de toda la comunidad. La preocupaci�n por este recurso debe buscar, en �ltima instancia, que �l cumpla su funci�n social de producir bienes y servicios para la comunidad de hoy y del futuro. La protecci�n del suelo, de las aguas, de la fauna y flora; la recreaci�n; la producci�n de ox�geno, y, en general, la contribuci�n al equilibrio ecol�gico constituyen funciones que solamente el bosque puede cumplir. Y la poblaci�n cada d�a toma m�s conciencia de ello. Como ejemplo de esto �ltimo, se est� acentuando el conflicto de intereses entre los propietarios de bosques nativos y la sociedad, la que cada d�a adhiere con mayor fuerza al discurso ecol�gico. Para tener una visi�n acertada del bosque nativo, de su riqueza y de las distintas posibilidades que existen para su uso, debemos tomar en cuenta distintos criterios. Primero, el biol�gico; segundo, el edafol�gico, esto es, de la formaci�n del tipo de suelo; tercero, el geol�gico, es decir, del origen de la formaci�n del espacio f�sico; cuarto, los criterios geogr�fico e hist�rico, o sea, la relaci�n entre el espacio f�sico y la transformaci�n realizada por el hombre; quinto, el demogr�fico, es decir, la relaci�n entre los bosques y la formaci�n de los asentamientos humanos y las din�micas poblacionales -que son muy fuertes- en materia de bosques, de plantaciones y de explotaci�n moderna en estas materias, y sexto, el criterio econ�mico, que es la forma c�mo aprovechamos los recursos forestales, c�mo cosechamos el bosque nativo. Porque no se puede cosechar sin cultivar. No se puede hacer miner�a con el recurso forestal. Debemos ser capaces de renovar el bosque. �Ese es el gran desaf�o! Las sociedades desarrolladas se distinguen, en esta materia, por su capacidad de crear una disciplina social; un comportamiento cultural; conductas econ�micas respetuosas de los bosques, de las aguas, de los ecosistemas y, en general, de la naturaleza. Es posible afirmar que no hay modernidad sin una convivencia armoniosa, l�cida, vital entre el hombre y la tierra. Es necesario se�alar que ninguna intervenci�n puede hacerse con una mirada parcial, reductora, incoherente, interesada, sino en la perspectiva de toda la complejidad que encierran estos ecosistemas. El propietario desear�a, naturalmente, valorar su bosque s�lo como un recurso econ�mico, y manejarlo gui�ndose por lo que considera racionalidad econ�mica. El dispone de los recursos suelo y bosque, y la renta que puede obtener proviene, b�sicamente, de los productos que ellos entregan. De acuerdo a las cifras que se manejan, la mayor parte del bosque nativo se encuentra degradada, es decir, intervenida en forma no racional. Debido a esto, los rendimientos en madera son escasos en volumen y calidad, y la posibilidad de incrementarlos depende de inversiones cuantiosas y de plazos que normalmente exceden su horizonte comercial. En el hecho, estamos ante un c�rculo vicioso: el bosque se deteriora porque no se invierte en �l, y no se invierte por el fuerte deterioro que presenta, que hace antiecon�mico cualquier proyecto de aprovechamiento. Felizmente, la Universidad Austral y empresas forestales privadas han comenzado, con bastante �xito, a reproducir �rboles nativos. Com�nmente se pensaba que demoraban entre 100 y 150 a�os en madurar, pero se ha demostrado emp�ricamente que llegan a su maduraci�n completa en 30 � 35 a�os. Esto los hace econ�micamente atractivos, por su mayor valor, y confirma la enorme significaci�n que tienen tales investigaciones, que de todas maneras habr�a que estimular en forma muy vital. La reciente aparici�n de una alternativa de uso productivo del bosque nativo definido como degradado, el mercado de las astillas, ha desencadenado un conflicto en que las posiciones tienden a radicalizarse cada vez m�s. Otro tanto se produce en torno del tema de la sustituci�n del .bosque nativo por especies ex�ticas. Ante �stos y otros conflictos debe alcanzarse un verdadero pacto social que d� origen a una pol�tica de Estado, porque la considero tan importante como una pol�tica de defensa, puesto que si �sta es frente al exterior, aqu�lla es frente a nuestra propia capacidad de subsistencia y de mantenimiento de la poblaci�n en el territorio, donde todos los actores tienen la obligaci�n de renunciar a parte de sus aspiraciones. Desde luego, parece razonable plantear que la sociedad debiera estar de acuerdo en asumir parte del costo que supone este esfuerzo, en m�rito de los beneficios que pueda alcanzar. Por su lado, los propietarios de los bosques deben estar dispuestos a desarrollar un esfuerzo sin pretender ganancias de corto plazo, es decir, sin exigir rentabilidades equivalentes a otras alternativas de inversi�n. En relaci�n al desarrollo forestal, hay que considerar, por otra parte, que la silvicultura puede reducir el empleo de las poblaciones agr�colas y someterlas a estacionalidad, como, asimismo, inducir migraciones desde el �mbito rural hacia los pueblos o grandes ciudades. Esta realidad se est� viendo ya en las Regiones Duod�cima, Und�cima y D�cima en forma muy fuerte: la concentraci�n urbana de poblaciones migrantes, por explotaci�n de los bosques. La articulaci�n entre las poblaciones rurales, el cultivo de los bosques y las industrias forestales debe estar organizada de manera tal que no se afecte la estabilidad y el progreso de las poblaciones rurales, y a un ritmo que permita que la fuerza laboral sea absorbida en actividades productivas, tr�tese de urbanas, de servicios o industriales. Este es uno de los equilibrios que los viejos pa�ses industriales o las nuevas econom�as industrializadas han procurado preservar a lo largo de su evoluci�n socioecon�mica. Y es el caso reiteradamente tratado, desde los siglos XVIII y XIX, en las econom�as europeas y, en forma reciente, en aqu�llas industrializadas del sudeste asi�tico. El contexto social espec�fico del pa�s debe ser un par�metro sustantivo para las empresas que vienen realizando inversiones significativas en los �ltimos a�os en Chile. Sobre la silvicultura de los pa�ses n�rdicos, por ejemplo, se han construido econom�as industriales altamente empleadoras de mano de obra. La tarea de Chile es cultivar sus recursos, pero, sobre todo, abrir posibilidades de trabajo dignas, condiciones de vida atractivas y oportunidades cada vez mayores en el �mbito industrial y de servicios, para crear los grandes equilibrios sociales que el pa�s requiere, simult�neamente con los equilibrios macroecon�micos y ambientales. Para estos efectos, se hace indispensable proseguir en la tarea de dar mayor valor agregado al uso del bosque nativo. No es concebible, se�or Presidente, mantener una situaci�n donde 70 por ciento de la cosecha anual -vale decir, 70 por ciento del bosque que se explota- se destina al uso de le�a, que es el empleo m�s vulgar y menos aprovechable de una riqueza viva. En ello no s�lo se utilizan renovales y ramas, sino, tambi�n, troncos. Quien ha vivido en el sur y lo conoce puede darse cuenta de que la mejor le�a que se produce se destina a chimeneas y a cocinas, o sea, normalmente se la emplea en eso. Tal situaci�n se da en la Novena, D�cima y en otras Regiones del pa�s. Nada m�s que 15 por ciento de lo que se llama "cosecha del bosque" se utiliza para fines industriales. Debo reiterar que el uso de le�a es el trato m�s pobre que se puede dar a una materia tan noble. A lo anterior se vincula evidentemente el problema de la energ�a. Al respecto, estimo conveniente estudiar para el sur -y necesario para la zona a la cual me refiero- la posibilidad de integraci�n con Argentina en cuanto al uso del gas natural, que es extremadamente abundante en las provincias colindantes con la D�cima y Und�cima Regiones. Este puede transportarse, a trav�s de gasoductos, a las poblaciones y a las industrias, evitando as� que ese 70 por ciento de la cosecha anual se destine a le�a. No deseo cansar a los se�ores Senadores extendi�ndome en lo que significa econ�micamente ahorrar esa cantidad de madera en funci�n de crear un abastecimiento de gas, el que, adem�s, tiene ventajas de limpieza, de manejo y de convertirlo en gas licuado. Para nadie es un misterio que las ciudades de Temuco y Osorno se encuentran invadidas por una poluci�n -�sta se aprecia a la distancia- que est� haciendo dif�cil la vida para sus habitantes. Los pa�ses desarrollados no son necesariamente los que poseen una gran cantidad de recursos naturales, sino aquellos que han incorporado inteligencia a los bienes que producen. Propuestas Para terminar, me permitir� formular algunas propuestas muy generales como criterio para abordar estos temas. El decreto ley N� 701 contempl� un conjunto de disposiciones que deben ser adecuadas a las circunstancias actuales, salvaguardando el inter�s de la comunidad en t�rminos de preservar el recurso, procurar su recuperaci�n y hacer posible la concreci�n de aquellos proyectos industriales sustentados en �l mismo. Ninguna propuesta podr� implementarse si no se dispone de la informaci�n adecuada. Al respecto, debo decir que la preparaci�n de estas notas cont� con la participaci�n de generosos colaboradores: universidades especializadas durante decenios en estas materias, servicios p�blicos, CONAF, CODEFF y otros. Y llegu� a la conclusi�n de que ninguna cifra es igual a otra, y de que nadie sabe cu�l es la situaci�n del bosque nativo. El �ltimo estudio aerofotogram�trico lo realiz� la Fuerza A�rea en 1961. Se est� tratando de hacer nuevamente un levantamiento. Hay una gesti�n en curso para que Chile pueda recibir las fotograf�as a�reas que diariamente toman los sat�lites, lo que nos permitir�a contar con una imagen perfecta hasta de cada �rbol y de cada especie, en la medida en que existan las estaciones adecuadas para ello. El costo no es muy elevado, y la gesti�n se est� llevando a cabo ante las Naciones Unidas. Realmente, el pa�s tiene una ignorancia en �l tema, y es lamentable. El catastro nacional de los recursos forestales es la primera exigencia para formular cualquier pol�tica. Y temo mucho que las legislaciones que podamos discutir acerca de la materia est�n basadas en suposiciones, y no en datos exactos. Porque decir que el 90 por ciento del bosque nativo de Chile est� degradado es usar una terminolog�a de expertos, pero no corresponde a una verificaci�n precisa en el sentido de qu� se entiende por degradaci�n, por qu� ha sucedido ello y cu�les son los elementos para terminar con la misma. Quiero hacer presente que la Fuerza A�rea, con la cual he tenido contacto respecto de este tema, posee todos los medios t�cnicos y equipos humanos para comenzar a levantar r�pidamente el catastro. En estos momentos, se encuentra llevando a cabo por segunda vez en la Rep�blica de Panam� un censo de esta naturaleza. Solamente faltan algunos recursos financieros para que pueda hacer el levantamiento respectivo en Chile. Y a partir de esos antecedentes, los sectores privado y p�blico podr�n tomar las determinaciones correspondientes. Deseo reiterar la necesidad de establecer un programa de investigaci�n a corto, mediano y largo plazo, que sirva de base para el manejo racional del recurso. Este esfuerzo deber�a comprender el fortalecimiento del Instituto Forestal y el apoyo a las universidades y a centros de investigaciones especializados. Dicho Instituto fue creado para estos efectos, pero cuenta con muy pocos recursos. Adem�s, considerando el aspecto de regionalizaci�n, me parece que no es lo m�s adecuado que se encuentre ubicado en una calle del centro de Santiago. Deber�a estar instalado donde surgen los problemas, porque as� se puede actuar con eficiencia. Es necesario reforzar la institucionalidad del sector, como tambi�n los organismos encargados de la administraci�n forestal, de manera que se concilie la modernidad del sector productivo exportador con el resto de los part�cipes en el desarrollo de ese rubro. En todos los pa�ses avanzados los servicios forestales tienen una importancia extraordinaria y gran dignidad. Es as� como en Estados Unidos cuentan con todos los recursos imaginables: helic�pteros, legislaci�n especial, porque la conservaci�n de esa riqueza en aquella naci�n es algo considerado como un valor de primera calidad para la vida. Lo mismo pasa en Francia; en Espa�a -este pa�s dispone del Servicio Real de Bosques, que tiene una dignidad enorme-; en Italia -donde est�n los guardabosques- y en Canad�, naciones donde se da a tales servicios gran importancia. En Chile existe CONAF, corporaci�n de derecho privado que cuenta con mil 500 funcionarios y una planta de s�lo 600 personas. Me parece que debe revisarse la estructura de este organismo, aumentar su financiamiento, dotarlo de recursos y vincularlo -no obstante que vive de fondos fiscales- con los sectores privados, que cada vez est�n realizando m�s inversiones e investigaciones. Actualmente, dispone de recursos menores, tiene una d�ficit de mil 100 millones de pesos y un presupuesto de 3 mil 400 millones de pesos. O sea, el d�ficit alcanza a 30 por ciento, lo cual significa menos atenci�n en caso de incendios, poco control de los bosques y dejar que todo el proceso de corte y tala -esto se puede apreciar en los peque�os y grandes caminos que van hacia los puertos- se realice para convertir los �rboles en astillas. Se dice que las astillas son producto de renovales o de especies de poca monta. Pero la verdad es que provienen de toda clase de �rboles, aspecto que requiere un cierto control de origen para saber de d�nde vienen. Porque las astillas en s�, a juicio de quien habla, se�or Presidente, no constituyen un da�o para Chile, ya que pueden exportarse, siendo, en todo caso, mejor ese destino que el de le�a. Lo anterior depende del tipo de madera, de su naturaleza, del sector donde �sta se encuentre y del grado de maduraci�n y de vejez de la misma, porque evidentemente, convertirla en astillas no es el mejor uso que pueda d�rsele para exportarla en metros-ruma, como se hace. Todos sabemos que lo m�s apropiado es emplearla en la confecci�n de muebles, como lo han hecho pa�ses que han desarrollado una industria en el rubro sin tener materia prima para ello. Personalmente, pude conocer el caso de Dinamarca, uno de los mayores productores de muebles del mundo, el que, como no cuenta con bosques ni madera, debe comprarla en Chile, Paraguay y la India. En ese pa�s tuvieron acceso a una tecnolog�a que les proporcion� Italia, y hoy d�a los mejores fabricantes de muebles de oficina en el mundo son los daneses. En todo caso, esa situaci�n deber�amos superarla; ello involucra un problema de ingenier�a, de imaginaci�n y de conservar una riqueza y darle mayor valor agregado. Como demostraci�n de la pobreza de medios de CONAF, cabe destacar que su oficina en Valdivia, para la enorme cantidad de miles de kil�metros de bosques, cuenta con siete veh�culos y carece de equipamiento computacional. Es necesario -as� lo he propuesto- que tanto CONAF como INFOR tengan sus direcciones generales en el sur. Si se desea hablar de regionalizaci�n, hay que comenzar por trasladar servicios a las provincias. El Programa de Manejo del Fuego debe ampliar su cobertura, y cualquier propuesta debe referirse al Sistema Nacional de �reas Silvestres Protegidas del Estado. Existe m�s de una treintena de ecosistemas en el pa�s que carecen de representaci�n en reservas forestales, parques nacionales y �reas protegidas. Entre ellas cabe mencionar el subtipo olivillo-costero, como tambi�n el tipo roble-raul�-coig�e del ex Complejo Maderero Panguipulli, de gran importancia por constituir una reserva gen�tica de alto valor para el pa�s (como reserva homog�nea, tal vez es la m�s importante de Chile). El mundo entero est� haciendo un esfuerzo descomunal por vigilar, conservar, reproducir y defender la biodiversidad. La humanidad no puede seguir sacrificando d�a a d�a especies animales, vegetales u otras, porque se est� destruyendo el mismo planeta, y a nosotros nos corresponde cuidar la parte de �l que nos pertenece. En relaci�n a los terrenos forestales de propiedad privada que conservan formaciones arb�reas nativas, creo en la posibilidad de estratificarlos para velar por que su necesario aprovechamiento productivo no conspire contra su sustentaci�n. Hay una gran comprensi�n de las empresas -sobre todo de las m�s grandes- respecto a la fragilidad del bosque nativo. Es positivo -como he sostenido- que se incluya tambi�n el establecimiento de un sistema de bonificaciones para el manejo de renovales (bosques nativos juveniles); para el enriquecimiento del bosque nativo degradado (plantaci�n de especies nativas bajo el dosel arb�reo); para el ordenamiento del bosque nativo, y para la reforestaci�n y forestaci�n con especies nativas. Como alternativa de la bonificaci�n, para ser empleado con los peque�os y medianos propietarios, deber�a existir un sistema de convenios de manejo por el cual la CONAF, dotada de los recursos necesarios, efectuara las faenas de manejo, quedando un porcentaje del suelo (arbolado) futuro a beneficio de la propia Corporaci�n. Esta experiencia se realiz� y dio muy buen resultado. El bosque nativo no puede desaparecer -y as� suceder�- convertido en le�a. Urge establecer una pol�tica energ�tica nacional, de Estado. Finalmente, deseo expresar que una propuesta viable para la recuperaci�n de ese bosque supone una visi�n integradora del sector. Esto pasa por la participaci�n del �rea privada, de las universidades, del Instituto Forestal, de la CONAF, del INDAP, del SAG y de todos los institutos especializados. Tales organismos son extremadamente independientes y desconectados entre s�, pero de alguna u otra manera tienen inter�s en el futuro del bosque nativo, lo cual requiere de una pol�tica forestal. Considero que �ste es un deber nacional. Nadie puede quedar excluido de �l. Me atrevo a afirmar que el bosque es la vida de un pa�s. Cuidemos y desarrollemos el nuestro, porque sin bosque no hay agua pura ni riqueza de los suelos: habr� desierto. Y en Chile �ste avanza. S�lo protegiendo y desarrollando los bosques nativos ser� posible fomentar la vocaci�n forestal del pa�s. Muchas gracias, se�or Presidente. El se�or URENDA (Vicepresidente).- Ha terminado el tiempo del Comit� Dem�crata Cristiano, y se han ocupado algunos minutos correspondientes al Radical-Social Dem�crata, el que recupera su turno. Tiene la palabra el Honorable se�or Sule. TROPIEZOS EN RECONSTRUCCI�N DE DEMOCRACIA EN AM�RICA LATINA El se�or SULE.- Se�or Presidente, Honorables colegas, ciertamente, los acontecimientos de Per�, como los intentos golpistas del 4 de febrero en Venezuela, e incluso las actitudes anteriores de los "carapintadas" en Argentina, ensombrecen el panorama de reconstrucci�n democr�tica que tan laboriosamente hemos venido desarrollando en Am�rica Latina. Recordemos que los primeros nubarrones surgieron con el derrocamiento del Presidente Aristide en Hait�. Sin embargo, no es posible asimilar f�cilmente tales acontecimientos -desde el punto de vista de sus causas de fondo- a lo que fue la oleada golpista de los a�os 60 y 70, que signific� la instalaci�n de reg�menes de fuerza en zonas completas de la regi�n. Estos �ltimos estuvieron encuadrados en un orden mundial globalmente confrontacional que felizmente ya no existe. Obedecieron a una estrategia continental o hemisf�rica, a una crisis estructural generalizada y de perfiles muy parecidos -casi semejantes- en toda la regi�n; e incluso -no lo olvidemos- a una justificaci�n te�rica o doctrinaria com�n: la doctrina de seguridad nacional. Hoy, cada caso presenta much�simas m�s diferencias que semejanzas; aun cuando, en todos ellos, de alg�n modo, se presentan herencias de situaciones que la fase anterior no logr� saldar del todo. En Hait�, por ejemplo, el peso de una suerte de "tradici�n" dictatorial dificulta la transformaci�n de esa naci�n -llevada a cabo por primera vez en ese pa�s- en una verdadera rep�blica, a partir de la especie de "finca" duvalierista que era. En Argentina, la motivaci�n de fondo la constituyeron los s�ntomas claros de crisis econ�mica, derivados de una insuficiente adecuaci�n de la econom�a trasandina a los que han terminado siendo los par�metros econ�micos predominantes en el continente. Felizmente -y lo digo desde el punto de vista de la estabilidad pol�tica de ese pa�s, sin avanzar juicios acerca de su conveniencia econ�mica para los argentinos-, all� el ajuste ha logrado discurrir sin quebrantos institucionales. En Venezuela el asunto tiene cierto parecido. Recordemos que la situaci�n que eclosion� el 4 de febrero �ltimo tuvo sus inicios hace tres a�os cuando, a consecuencia del malestar provocado por los efectos del ajuste, se produjo un profundo descontento popular que, con la consiguiente represi�n, dej� alrededor de 300 muertos. Desde entonces, la situaci�n no ha podido estabilizarse y, en cambio, ha derivado en un deterioro continuo. Hay que decir que desde el punto de vista de los indicadores macroecon�micos, las metas de ajuste que se dio el Gobierno de Carlos Andr�s P�rez se han ido cumpliendo. El asunto es que su costo social ha sido enorme, lo que provoca el descontento que no ha permitido estabilizar la situaci�n. Ello se ha visto agravado por la intentona militar y, con posterioridad a ella, por exigencias pol�ticas muy costosas que la Oposici�n ha hecho al Gobierno. En Per�, en cambio, se da una mezcla de causales diversas: narcotr�fico, terrorismo, corrupci�n, etc�tera. No hay nada, desde luego, estimados colegas, que justifique un golpe de Estado. Pero, desde el punto de vista de los que lo dieron, �sas son las razones que se esgrimen, y hay que reconocer que los argumentos -aunque s� den de manera falaz- corresponden a problemas reales que el vecino pa�s tiene desde hace ya un buen tiempo. Yo lo he dicho en forma reiterada, aunque a veces mis queridos hermanos peruanos se enojan. Pero creo que Per� es la �nica naci�n de Am�rica Latina donde casi el 50 por ciento de sus habitantes no est� en condiciones de ser sujetos del proceso de crecimiento y desarrollo de su propio pa�s y de su propio pueblo. Por eso hace un tiempo anunciaba a algunos colegas periodistas que trabajan en el Senado la posibilidad de que en el Per� se diera lo que ha ocurrido en estos �ltimos d�as. Y ojo, se�or Presidente y estimados colegas, porque una situaci�n parecida, muy similar, se est� empezando a producir en Brasil. En Venezuela, hasta ahora se ha salvado la situaci�n, en gran medida, porque all� las dos principales fuerzas pol�ticas -Acci�n Democr�tica, en el Gobierno, y COPEI, en la Oposici�n- tuvieron la suficiente visi�n y madurez pol�tica como para constituir un Gobierno de unidad nacional. Ellos mismos han explicado que se trata, en todo caso, de una medida extrema ante una situaci�n de emergencia, que no implica la gestaci�n de una alianza pol�tica. Inclusive, en un sesgo que da la medida de la extrema complejidad de la situaci�n, COPEI ha dicho que su actual participaci�n en el Poder no le cambia para nada su car�cter de fuerza opositora. Por ello, estando en el Gobierno, contin�a oponi�ndose tenazmente al hecho de que el Presidente P�rez siga adelante con sus planes de ajuste econ�mico. Hace poco impulsaron, junto a otras bancadas, la censura por el Parlamento de todo el gabinete econ�mico. Por otra parte, m�s recientemente -tambi�n junto a otras fuerzas pol�ticas, e incluso con la participaci�n de ciertos dirigentes y sectores del propio partido de Gobierno- han impulsado la idea de que el Presidente P�rez acorte constitucionalmente su mandato, ante lo cual ese Mandatario ha hecho valer firmemente su decisi�n de cumplir el per�odo para el cual fue elegido. Y, adem�s, de continuar con su plan de ajuste econ�mico, reconoce que en tal decisi�n, inclusive, algo hay de compromisos adquiridos internacionalmente, en particular con el Fondo Monetario Internacional. En Per�, en cambio, es el propio Presidente quien aparece impulsando las medidas de represi�n, d�ndole todo el control operativo del pa�s a las Fuerzas Armadas. Su �nica alianza es �sa, porque desde el punto de vista pol�tico, todos los partidos rechazan el golpe. En nuestra prensa comienzan a aparecer resultados de supuestos sondeos de opini�n p�blica que le dan a las medidas adoptadas por Fujimori hasta 73 por ciento de respaldo en la poblaci�n civil. Puede ser, puede no ser. Personalmente, me permito restar validez a sondeos hechos tan apresuradamente y en condiciones de privaci�n de las libertades ciudadanas. Nosotros algo sabemos de ese tipo de "consultas" hechas bajo ocupaci�n. Las motivaciones que da Fujimori pueden ser muy valederas; nos consta que la situaci�n peruana ten�a algo de insostenible. Pero no hay nada, absolutamente nada, que justifique un golpe de Estado. Para m�, como Senador de la Rep�blica, desde ning�n punto de vista, puede justificarse ni la clausura del Parlamento, ni much�simo menos el arresto de sus principales autoridades. Es imposible que alguien pueda convencerme del hecho de que hasta ahora se ignore el paradero de Alan Garc�a, no s�lo porque en lo personal es un gran amigo m�o, sino porque se trata de un ex Mandatario y, por �ltimo -lo m�s importante- de una persona. Yo, desde esta tribuna, se�or Presidente, me permito exigir que se d� cuenta de la suerte corrida por �l y que le garanticen todos los derechos a sus familiares. Pero el rechazo del golpe de Estado no s�lo es de principios, pues tiene tambi�n una motivaci�n pr�ctica: ninguno de los problemas que afecten a un pa�s, por graves que sean, ser�n solucionados, jam�s, por la fuerza. Peor a�n, probablemente se agraven. De partida, el golpe es una justificaci�n que se regala en bandeja al terrorismo. La corrupci�n del Poder Judicial no la resolver�n los militares ni el autoritarismo. Al contrario, s�lo la democracia, con sus sistemas fiscalizadores y de contrapeso de Poderes, puede hacerlo. Si ahora Fujimori dice que su prop�sito principal es reformar la Constituci�n, para lo cual ofrece un plebiscito en poco tiempo, menos justificaci�n entonces tiene lo ocurrido. Todos los Estados de Derecho poseen mecanismos institucionales para reformular su orden constitucional. Nunca los tanques en las calles podr�n dar a luz un orden constitucional m�s democr�tico, justo, moderno y eficaz que lo que pueda hacer el soberano -es decir, el pueblo- y sus representantes con la plena vigencia de garant�as, derechos y libertades. Termino estas palabras diciendo que estoy muy complacido, feliz y orgulloso del Senado de mi Patria por el acuerdo que sobre esta materia adoptamos hace algunas horas. Ayer presentamos un voto. Y yo me retir� con el convencimiento -tuve que concurrir a mi zona, porque inaugur�bamos la actividad electoral de concejales- de que no se iba a votar. Por desgracia, as� sucedi� y hubo un debate ingrato, percibido por los Parlamentarios y por representantes del Poder Ejecutivo, pero fundamentalmente lo fue por el pueblo. Creo que ayer quedamos en deuda con Chile. Hoy la hemos pagado con el acuerdo que adoptamos. Y me alegra confirmar una vez m�s la extraordinaria calidad c�vica de mis colegas Senadores que se traduce globalmente -reitero- en la resoluci�n que aprobamos, rechazando el quiebre de la institucionalidad en nuestro hermano pa�s de Per�. El se�or URENDA (Vicepresidente).- Ha terminado el tiempo del Comit� Radical-Social Dem�crata. Corresponde el tiempo al Comit� Renovaci�n Nacional. Tiene la palabra el Honorable se�or Diez. DESAF�O DEL BOSQUE NATIVO. PROPUESTAS PARA EL FUTURO El se�or D�EZ.- Se�or Presidente, nos alegramos enormemente de que el Presidente del Senado, don Gabriel Vald�s, haya iniciado hoy un an�lisis sobre el tema de nuestros bosques y riquezas forestales. Nosotros vamos a participar en tal debate. Desde hace bastante tiempo, hemos estado solicitando al se�or Ministro de Agricultura la presentaci�n de un proyecto de ley -tenemos su oferta en tal sentido- relacionado con el bosque nativo. El problema tiene las dimensiones se�aladas por el Presidente del Senado, pero algunas -creo- a�n mayores. Poseemos una informaci�n sumamente contradictoria de nuestros bosques. Conocemos solamente una parte de la realidad sobre ellos. No tenemos a�n la t�cnica ni la pr�ctica para manejar el bosque en determinadas zonas. Y no hemos adquirido con respecto a �l la cultura que poseemos sobre nuestra riqueza minera. La que represento en el Senado es una zona en la cual los bosques nativos son de importancia ecol�gica, humana y econ�mica. Conozco la situaci�n no s�lo en mi calidad de Senador por la Novena Regi�n, sino porque mi vida entera he tenido contacto, por diversos motivos, con el problema del bosque chileno. Y me he dado como norma conducta -en lo que me ha tocado intervenir personal y profesionalmente- la defensa de ese patrimonio irremplazable que es el bosque. Como pa�s hemos tenido poco conocimiento de por qu� se produjo �l problema. En la Novena Regi�n, parte importante de �l deriva de la subdivisi�n de la propiedad ra�z, primero, por la colonizaci�n y, despu�s, por la aplicaci�n de preceptos del C�digo Civil que permitieron dividir las propiedades de los colonos. Estos, para poder vivir, formar una familia y educar a sus hijos debieron limpiar la tierra y obtener de ella el m�ximo, lo que signific� en grandes extensiones de la Araucan�a y aun en lo que es hoy la Octava Regi�n, la desaparici�n del bosque nativo, con todas sus nefastas consecuencias. En la legislaci�n hemos tenido -yo dir�a- una actitud negativa con respecto al bosque nativo: prohibimos la exportaci�n de algunas especies y regulamos la explotaci�n de otras; pero no hemos incentivado a las personas naturales o a las empresas poseedoras de bosques nativos a obtener de ellos la riqueza que el pa�s espera. Y cuando hablo de "riqueza", me estoy refiriendo al resguardo ecol�gico, a la riqueza ambiental, a la riqueza tur�stica, y no s�lo a la riqueza maderera. Por eso, es importante el proyecto sobre el bosque nativo que nosotros esperamos. Creemos que debe ser, esencialmente, de car�cter positivo, y destruir los diversos prejuicios que nosotros mismos hemos ido creando. Si se proh�be la explotaci�n de una especie, se est� impidiendo la plantaci�n de la misma y tambi�n su cultivo y mejoramiento, porque nadie tendr� inter�s en sembrar, cultivar o desarrollar �rboles que, en definitiva, no se pueden explotar. Cuando se produce el aprovechamiento de las astillas -tema al cual se refiri� tambi�n el se�or Senador que me antecedi� en el uso de la palabra-, vemos el nacimiento de los prejuicios pero olvidamos que la mantenci�n del bosque nativo pasa necesariamente por el raleo; que �ste produce algunas materias que son destinadas a le�a; que otras, por su dimensi�n y calidad, son susceptibles de transformarse en astillas o en madera. Porque, cuando se inicia una tarea de reconstrucci�n del bosque nativo degradado, las especies importantes deben mantener la debida distancia para su desarrollo. Y eso genera a quien lo hace con cuidado y cari�o un subproducto que es la le�a; o el metro-ruma para astillas, o madera elaborable. Con satisfacci�n he podido apreciar que est� surgiendo una especie de cultura del bosque, que nosotros necesitamos, y que esa riqueza natural se est� aprovechando mucho mejor que antes. Es cierto que todav�a se deja un porcentaje muy grande para le�a, lo cual nos crea problemas ambientales y de destrucci�n en el bosque; pero eso es la consecuencia, muchas veces, de falta de cultura. Tambi�n debemos considerar que en la Novena Regi�n, por ejemplo, se han multiplicado las industrias elaboradoras de madera, principalmente las manufacturadoras de muebles, las cuales generan cantidades importantes de divisas por la exportaci�n de ellos y de maderas y partes de piezas para su fabricaci�n. Y estoy hablando quiz�s de decenas de industrias de mediana o de gran importancia dedicadas a ese rubro. Ser�amos injustos si, en lo atinente a esta materia, dej�ramos de mencionar la labor realizada por la Fundaci�n Chile, de la cual tuve el honor de ser su vicepresidente durante muchos a�os. Acaba de inaugurarse en Temuco una empresa denominada CENTEC, que tiende a incorporar todos los adelantos cient�ficos y tecnol�gicos a la elaboraci�n de la madera, a su secamiento, al aprovechamiento de todos sus trozos, e incluso a producir piezas para estructuras de construcci�n de gran longitud y resistencia. Es decir, aparte la exportaci�n de muebles, la madera podr� utilizarse para la elaboraci�n de piezas de estructuras de edificios que son muy resistentes por la forma de su tratamiento y por la manera de juntar las maderas y presentarlas. En esta primera intervenci�n sobre el tema, queremos manifestar nuestro prop�sito de contribuir positivamente al mejoramiento de nuestro bosque nativo. Deseo dejar constancia de que mi preocupaci�n en este sentido -aunque parezca extra�o- es muy antigua. La frase que en el art�culo pertinente de la Constituci�n establece la obligaci�n del Estado de conservar la naturaleza fue propuesta y redactada por el Senador que habla en la Comisi�n de Estudio de la Nueva Constituci�n, porque estimaba que la materia deb�a estar consignada en la Carta Fundamental como obligaci�n primordial del Estado, y que son inseparables el vivir en un ambiente libre de contaminaci�n y la preservaci�n de la naturaleza. A mi juicio, no s�lo tenemos que combatir los aspectos negativos de la contaminaci�n, sino tambi�n preocuparnos de los factores positivos como el de preservar el medio. Por eso, a mi juicio, la legislaci�n futura debe tener tambi�n un punto de vista distinto del de ayer. Comprendo que deben ponerse limitaciones y controles a la explotaci�n del bosque nativo; pero, fundamentalmente, ante la cantidad de bosque degradado existente, debe fomentarse e incentivarse el bosque nativo y ayudar a su recuperaci�n. Y, de acuerdo con las ideas econ�micas hoy d�a en boga y que tienen �xito en el mundo desarrollado, en esa acci�n corresponde papel principal a las personas, a las familias y a las empresas. Y hablo de "personas" y "familias", porque mucha parte del bosque nativo no est� en manos de una empresa grande o mediana: se encuentra en poder de muchas familias, las cuales tienen que recibir educaci�n e incentivo. Hoy d�a sucede absolutamente al rev�s: se tasan, se pagan contribuciones, se eval�an los bosques y sobre eso la familia sabe que no tiene ninguna posibilidad de obtener renta, salvo que aplique una pol�tica economicista, la cual, aunque hace da�o al pa�s, es indispensable para que esa familia viva. Debemos plantear tal alternativa no s�lo a las empresas, sino a nivel de muchos medianos y peque�os propietarios cordilleranos. El otro problema absolutamente unido a la defensa del sistema ecol�gico del bosque es el relacionado con los caminos. Muchos bosques no pueden ser mejorados ni tratados por la mano del hombre dada la inexistencia de caminos secundarios. Capacitaci�n: Necesidad para el desarrollo Me parece, se�or Presidente, que debemos fijar prioridades para el desarrollo, no me cabe la menor duda de que la primera de ellas es la capacitaci�n. Quiero anunciar al respecto que sobre esta materia intervendremos tambi�n pr�ximamente en el Senado, porque estamos preparando un trabajo con el Instituto Libertad y Desarrollo acerca de la capacitaci�n, considerando el tema desde un punto de vista mucho m�s imaginativo y distinto del actual. No se trata s�lo de preparar t�cnicos en ciertos rubros, sino de dar determinado nivel de educaci�n t�cnica juntamente con la educaci�n b�sica y media. Importancia de caminos secundarios El otro gran tema relacionado con el desarrollo se refiere a una pol�tica sobre caminos secundarios, cuya carencia, en muchas partes, constituye el principal obst�culo para el progreso. Del B�o-B�o al sur, donde el clima los hace m�s necesarios, son pr�cticamente inexistentes. Los caminos de tierra o de ripio en la zona norte que reciben un menor impacto durante el invierno, constituyen, indiscutiblemente, un problema tambi�n de rango menor. Sin embargo, por el desarrollo de la agricultura, de los asentamientos humanos y de la fruticultura, se han multiplicado las v�as pavimentadas o asfaltadas, mientras que en la zona sur la falta de caminos secundarios se ha transformado no s�lo en un problema econ�mico, sino fundamentalmente en uno de car�cter humano. Represento, se�or Presidente, a una Regi�n que es la mayor productora de trigo en el pa�s, una de las m�s grandes productoras de leche y que cuenta con las m�s importantes industrias forestales. Sin embargo, la mortalidad infantil m�s alta de Chile es la de la Novena Regi�n. A mi juicio, una de las causas de ella es la falta de caminos secundarios. No se puede acceder a los centros de cultura. Las mujeres no pueden llegar a los hospitales ni a las postas. No se puede recibir auxilio. Aunque parezca raro, es inconcebible que, al terminar el siglo XX -mientras Santiago habla de nuevos Metros, de v�as elevadas y r�pidas que crucen las comunas- haya a�n miles de chilenos que durante meses no puedan salir de sus casas, a no ser que sea a pie o a caballo; o que, por la inexistencia incluso de caminos de ripio, no sea posible recurrir ni siquiera a una modesta carreta para trasladar a un enfermo. Por eso, me parece que en defensa de nuestra ecolog�a y nuestros bosques es necesario implementar una pol�tica social de caminos secundarios. Y tenemos que empezar a convencer a la opini�n p�blica de que, junto al problema social de la vivienda, la educaci�n y la salud, est� el de la comunicaci�n, y el de la comunicaci�n f�sica, del camino, sin la cual todav�a decenas de miles de nuestros conciudadanos, principalmente de origen mapuche en nuestra zona, no tienen acceso a las condiciones m�nimas de la civilizaci�n en el siglo XX. En resumen se�or Presidente, nos alegramos de que se haya iniciado un debate sobre problemas de fondo. Creo que est� bien y que le corresponde al Senado de la Rep�blica ocuparse de esas materias fundamentales, aunque todav�a no se haya dictado la ley respectiva. Quiz�s podemos ser precursores y, a trav�s del conocimiento que la opini�n p�blica y el Gobierno tienen de nuestros debates, podamos despertar iniciativas y que el Senado no s�lo sea un cuerpo legislativo y consultivo, como indica la Constituci�n Pol�tica, sino tambi�n un lugar donde se debatan, conversen y analicen los grandes problemas nacionales. Hoy hemos comenzado con el discurso del Presidente de esta Corporaci�n sobre la ley de bosques. Nos alegramos de ello, y pretendemos participar con dos temas, que tambi�n deben ser estudiados en profundidad: el de la capacitaci�n y el de los caminos secundarios. Con la venia de la Mesa, conceder� una interrupci�n al Honorable se�or Thayer. REFORMA DE LEYES ORG�NICAS DE FUERZAS ARMADAS Y DE CARABINEROS DE CHILE El se�or THAYER.- Se�or Presidente, voy a ocupar los minutos que, con mucha gentileza, me ha cedido Renovaci�n Nacional para referirme a un asunto que merece, a mi juicio, un an�lisis en el nivel superior que corresponde, habi�ndose ya iniciado una etapa -as� lo espero- destinada a aprovechar el tiempo de la mal llamada "hora de Incidentes" y analizar problemas de real inter�s nacional. Hay una frase que se viene repitiendo constantemente y que, de cuando en cuando, conviene ahondar en ella: el respeto de las instituciones nacionales. Este es un pa�s que ha desarrollado fuertemente su institucionalidad. Es bueno saber cu�ndo existe una instituci�n. Y advierto que no pretendo efectuar ante esta Alta Tribuna una clase universitaria sobre un tema de mucho inter�s jur�dico, sino que me voy a referir concretamente a un asunto relacionado con un proyecto de ley cuyo env�o se ha anunciado y que se relaciona con las instituciones armadas. Se trata de una iniciativa legal que reforma las leyes org�nicas de las Fuerzas Armadas y de Carabineros de Chile. Cuando en un ente se pueden distinguir algunos elementos como el que haya una autoridad que lo dirige, una normatividad que lo estructura y lo relaciona, un reconocimiento p�blico que lo ampara por su importancia y una estabilidad que le permite perdurar, estamos frente a una instituci�n. Las constituidas por seres humanos se denominan "corporativas", en oposici�n a otras que tienen un car�cter meramente jur�dico o sociol�gico. Son instituciones la familia, la municipalidad, la universidad, el Ej�rcito, la Marina, el Gobierno, el Senado, etc�tera. Dentro de nuestro sistema institucional, el Presidente de la Rep�blica, como instituci�n, goza de una indiscutible preeminencia, pero no es un dictador. No tiene todos los poderes, aunque no han faltado quienes afirman que son tantas sus atribuciones que equivalen a las de un dictador elegido por un per�odo determinado. Personalmente, no participo de esa opini�n. Me gusta que el Presidente de la Rep�blica tenga clara supremac�a en el mando y, por lo mismo, plena responsabilidad. De igual modo, considero indispensable que existan contrapesos a su poder, tales como la divisi�n de los Poderes, el Tribunal Constitucional, la fiscalizaci�n pol�tica de la C�mara de Diputados, las funciones de la Contralor�a General de la Rep�blica, el acuerdo del Senado para ciertas designaciones y, por sobre todo, un tiempo limitado del mandato y el respeto a las instituciones republicanas. Entre las .instituciones claves de una democracia destacan -como he se�alado- las Fuerzas Armadas y las de Orden y Seguridad. Su relaci�n con la Presidencia es muy precisa: deben obediencia y respeto al Primer Mandatario. Pero �ste es superior jer�rquico y no amo y se�or para manejarlas a su antojo. En su trato debe respetare la institucionalidad, lo que precisamente no persigue -en mi concepto- el proyecto que sobre la materia anunci� el Ejecutivo. Se ha se�alado, adem�s, que la iniciativa no tendr� urgencia, pues al Gobierno le interesa que al respecto haya un debate y maduraci�n profundos, y, en ese sentido he aprovechado estos minutos para iniciar esas reflexiones. �Qu� ocurre en Chile con la relaci�n entre el Jefe del Estado y los jefes de las Instituciones de la Defensa Nacional? Sucede algo que, a mi juicio, no se ha advertido suficientemente. En el transcurso del tiempo, la sociedad chilena se ha institucionalizado; esto es, se han configurado y han tomado consistencia muchos organismos que en los comienzos de la Rep�blica carec�an de vigor o identificaci�n jur�dica y social: la Administraci�n P�blica, los partidos pol�ticos, la empresa, los sindicatos y Carabineros de Chile, los cuales tardaron d�cadas en instituirse. En la Constituci�n de 1833, la funci�n del Presidente de la Rep�blica -m�s que la de la Presidencia misma- estaba claramente delineada. En cambio, el Ej�rcito y la Marina exist�an sin discusi�n y ostentaban ya una tradici�n, pero no lograban su completa institucionalizaci�n. Por eso, el art�culo 82, N� 16�, de dicha Carta Fundamental establec�a algo que hoy d�a nos causar�a casi hilaridad, al se�alar que es atribuci�n del Primer Mandatario "Disponer de la fuerza del mar y tierra, organizarla y distribuirla seg�n lo hallare por conveniente.". Al respecto, cabe recordar que hasta el Gobierno de Manuel Montt, en 1851, todos los Jefes de Estado fueron militares, y podr� ser una coincidencia, pero el Presidente Montt -primer civil en el cargo- fue recibido y despedido con sendas revoluciones y gobern� la mitad de su decenio mediante facultades extraordinarias. La Constituci�n Pol�tica de 1925 conten�a una d�bil referencia a lo que hoy denominamos Fuerzas de la Defensa Nacional. Su art�culo 22 -usando otro concepto- dispon�a lo siguiente: "La fuerza p�blica es esencialmente obediente. Ning�n cuerpo armado puede deliberar.". Esto corresponde a lo que aprendimos los menos j�venes en nuestros estudios universitarios. Cuando triunf� don Salvador Allende en 1970 y se celebr�, entre �l y la Democracia Cristiana, un convenio que se concret� en el llamado "Estatuto de Garant�as Constitucionales", hubo un poderoso avance institucional, porque ese Partido, con toda raz�n, quiso prever un aprovechamiento pol�tico de las Fuerzas Armadas y de Orden seg�n la doctrina marxista-leninista vigente en esa �poca. S�lo entonces se consagraron constitucionalmente las caracter�sticas irrenunciables de las Instituciones Armadas y de Orden: profesionalismo, jerarquizaci�n, disciplina, obediencia y no deliberaci�n. El nuevo art�culo 22 de la Carta de 1925, reformada en 1970 y vigente desde 1971, dispon�a lo siguiente: "La fuerza p�blica est� constituida �nica y exclusivamente por las Fuerzas Armadas y el Cuerpo de Carabineros, instituciones esencialmente profesionales, jerarquizadas, disciplinadas, obedientes y no deliberantes. S�lo en virtud de una ley podr� fijarse la dotaci�n de estas instituciones. "La incorporaci�n de estas dotaciones a las Fuerzas Armadas y a Carabineros s�lo podr� hacerse a trav�s de sus propias escuelas institucionales especializadas, salvo la del personal que deba cumplir funciones exclusivamente civiles.". En las Actas del Senado puede revisarse la destacad�sima y principal participaci�n, del entonces Senador y actual Presidente de la Rep�blica, don Patricio Aylwin, defendiendo ese importante progreso institucional que defin�a en la Constituci�n las caracter�sticas de las Fuerzas Armadas y de Orden y Seguridad. Los conceptos reformados del citado art�culo 22 fueron recogidos y reiterados en el inciso cuarto del art�culo 90 de la Carta Fundamental vigente, la que, adem�s, complet� el proceso de precisi�n institucional en otros preceptos del Cap�tulo X y en el XI. Por falta de tiempo no puedo comentar ese proceso en esta oportunidad. Sin embargo, es pertinente recordar el art�culo 94 vigente y compararlo con el primitivo art�culo 82, n�mero 16�, de la Carta de 1833 -al que poco antes me refer�- para ver c�mo se ha progresado institucionalmente durante este siglo y medio. El art�culo 82, n�mero 16�, de la Carta del 33 se�alaba -repito- como facultad del Presidente de la Rep�blica la de "Disponer de la fuerza de mar y tierra, organizar�a y distribuirla seg�n lo hallare por conveniente.". �Qu� es lo que rige actualmente, conforme a la Constituci�n aprobada el a�o 80 y reformada el 89 y el 91? Expresa: "Art�culo 94.- Los nombramientos, ascensos y retiros de los oficiales de las Fuerzas Armadas y Carabineros, se efectuar�n por decreto supremo, en conformidad a la ley org�nica constitucional correspondiente, la que determinar� las normas b�sicas respectivas, as� como las normas b�sicas referidas a la carrera profesional, incorporaci�n a su plantas, previsi�n, antig�edad, mando, sucesi�n de mando y presupuesto de las Fuerzas Armadas y Carabineros. "El ingreso, los nombramientos, ascensos y retiros en Investigaciones se efectuar�n en conformidad a su ley org�nica.". La reforma propuesta para modificar los art�culos 53 y 76 de la Ley Org�nica de las Fuerzas Armadas y 10 y 40 de la Ley Org�nica de Carabineros implica, de alguna manera, volver a la normativa constitucional de 1833, a un per�odo preinstitucional en la materia, y otorgar al Presidente de la Rep�blica la facultad de disponer los nombramientos, ascensos y retiros de los oficiales de las Fuerzas Armadas y de Carabineros con s�lo hacer constar que se ha o�do al respectivo jefe institucional. Con ello se destruye el sistema emanado del "Estatuto de Garant�as", convenido en 1970 y consagrado en la reforma de 1971, que conserva la Carta vigente. En efecto, el jefe respectivo se transforma en un mero consultor, que ser� o�do antes o despu�s de un nombramiento, ascenso o retiro. De esta manera se erosionan, o se destruyen, al mismo tiempo, sin darse cuenta, la carrera profesional, la jerarqu�a institucional, la disciplina, la obediencia y la no deliberaci�n en las instituciones uniformadas. �Por qu� esto es as�? Porque ineludiblemente los oficiales afectados buscar�n el amparo pol�tico, donde est� el poder decisorio, cuando tengan un problema, prescindiendo de un jefe superior, cuya voluntad deviene irrelevante al perder la facultad privativa de proponer, �nica compatible con los dos par�metros del asunto: la superioridad presidencial y el ordenamiento jer�rquico institucional. El Presidente manda, pero ejerce su autoridad con respecto a una instituci�n y no a su ama�o, sobre un grupo inorg�nico que le est� subordinado. La reforma propuesta -insisto-, y con esto termino, se�or Presidente, yerra al olvidar que el mando presidencial se ejerce sobre instituciones como tales y no arbitrariamente respecto a quienes las integran. Eso -repito- es preinstitucional y hoy d�a no es aceptable ni en la Administraci�n civil del Estado, ni siquiera en una empresa moderna, ni mucho menos en las Fuerzas Armadas y de Orden, donde, gracias a la jerarquizaci�n, la obediencia del Comandante en Jefe es la obediencia de toda la Instituci�n. En resumen, dir�a que Chile, pa�s joven, ha sabido suplir con riqueza institucional lo que otros pueblos han afianzado tras una larga experiencia hist�rica. He dicho. El se�or URENDA (Vicepresidente).- Corresponde el tiempo al Comit� Independiente. No har� uso de �l. El turno siguiente es del Comit� Mixto, que tampoco intervendr�. A continuaci�n, corresponde usar de la palabra al Comit� Partidos por la Democracia y Socialista, cuyos integrantes no se encuentran presentes en la Sala. En consecuencia, no habiendo m�s asuntos que tratar, se levanta la sesi�n. --Se levant� a las 13:57. Manuel Oca�a Vergara, Jefe de la Redacci�n.