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La señora FERNÁNDEZ, doña Maya (Presidenta).-
Tiene la palabra el diputado Jaime Naranjo .
El señor NARANJO.-
Señora Presidenta, efectivamente, este proyecto de acuerdo fue tramitado por la Comisión de Relaciones Exteriores, Asuntos Interparlamentarios e Integración Latinoamericana, de la cual soy parte, y claramente creo que es una iniciativa que debemos aprobar y respaldar, porque permite intensificar y masificar nuestro comercio internacional con la República Popular China.
Es tan efectivo aquello que las cifras son bastante elocuentes al respecto. Cuando partimos el intercambio con China, una vez que firmamos un acuerdo de libre comercio, nuestro nivel de intercambio era una cifra bastante menor: 6.100 millones de dólares. Sin embargo, hoy hemos superado la barrera de los 30.000 millones de dólares.
De manera que este proyecto, al permitir la rebaja arancelaria para diversos productos de intercambio comercial, acentuará esa línea y la masificación el comercio entre Chile y China. No obstante, en otras oportunidades en que en esta Sala hemos visto proyectos que apuntan en la dirección de intensificar el comercio y mejorar los tratados de libre comercio vigentes, han surgido diversas voces que cuestionan este tipo de tratados por distintas razones, a veces con fundamento, pero en otras no tanto.
Imagino que esas voces dirán algo similar respecto de este proyecto. Hace algunos días ocurrió respecto del tratado con Uruguay, por poner un ejemplo cercano. Lo delicado de eso es que se cuestionen tratados con países con los que las relaciones comerciales son muy intensas, como es el caso de China, que es nuestro principal mercado exportador. Debemos ser muy cuidadoso respecto de lo que pueda ocurrir cuando hagamos ese tipo de comentarios. Alguno podrá decir que es una preocupación permanente en mí, que es una especie de obsesión de mi parte. Allá aquellos que piensen así; solo quiero decir que debemos ser cuidadosos y, al desarrollar el intercambio comercial con otro país, evitar hacernos dependientes absolutos de ese país en el mercado internacional, porque eso puede tener repercusiones en otros ámbitos.
Permítanme traer a colación un ejemplo. No sé si lo saben los señores diputados, pero cuando esta Sala aprobó una resolución de condena por las violaciones de los derechos humanos en China, el señor embajador de ese país en Chile llamó escandalizado a varios senadores y diputados para manifestarles su molestia; incluso amenazó con que podrían generarse diversas dificultades en el comercio bilateral entre nuestros países por referirnos a problemas internos de China.
Esta semana, la ex-Presidenta Bachelet, en su nuevo cargo, vinculado a la protección de los derechos humanos, emitió una opinión en el foro más importante del mundo, como es la Organización de las Naciones Unidas, en donde se refirió a las violaciones a los derechos humanos en China y otros países, y rápidamente las autoridades chinas reaccionaron diciendo que nadie debía meterse en su soberanía, pues ellos, dentro de su país, hacían lo que querían.
Pues bien, esa será la posición de ellos; pero creo que nosotros no podemos permitirnos perder autonomía y opinión, y dejar de condenar la violación a los derechos humanos, sea donde sea que ocurra, y menos debemos dejar de hacerlo por establecer nuestro vínculo comercial con un determinado país, por muy importante que sea. ¡No podemos perder la dignidad! Y creo que a veces se pierde en aras de facilitar, promocionar o intensificar el comercio internacional.
Quiero ser claro: entiendo que mejorar este tratado de libre comercio es importante para nuestra economía, razón por la cual votaré a favor el proyecto de acuerdo, pero también seré claro en señalar que eso no significa comprar mi silencio, en términos de aceptar que los chinos puedan hacer lo que quieran en su país y nadie pueda a decirles algo al respecto, porque no podemos transformarnos en cómplices silenciosos de las graves violaciones a los derechos humanos que pueden ocurrir en ese país.
Una cosa es la cuerda comercial -¡bienvenida! ¡Intensifiquémosla!-; Pero cuando tengamos que alzar nuestra voz para decir determinadas cosas, no porque tengamos un buen y muy fructífero acuerdo comercial van a comprar nuestro silencio y a transformarnos en cómplices silenciosos, especialmente respecto de lo que ocurra en un ámbito en que nuestro país ha alzado las banderas en el campo internacional, como es denunciar las graves violaciones a los derechos humanos que ocurren en cualquier parte del mundo, porque hemos establecido la lógica de que en materia de derechos humanos no hay fronteras, pues los derechos humanos son universales.
Espero que eso no lo perdamos nunca, menos aún para intensificar el intercambio comercial con la República Popular China o con cualquier otro país.
Por lo indicado, votaré a favor. Pero reitero que con esto no compran mi silencio, que no me transformarán en subalterno de las autoridades de ese país por mejorar las relaciones comerciales con ese país.
He dicho.
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