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El señor CORNEJO (Presidente).-
Tiene la palabra el diputado Enrique Jaramillo.
El señor JARAMILLO.-
Señor Presidente , hoy estamos logrando algo fundamental del programa de gobierno ofrecido al país por la Presidenta de Chile , señora Michelle Bachelet , en ese entonces candidata de la gran mayoría de los chilenos.
Deberíamos reconocer eso y dar gracias por estar viviendo este momento.
También quiero hacer un reconocimiento especial al ministro de Hacienda , don Alberto Arenas , por su tiempo, labor y empeño para lograr ese objetivo del programa de gobierno que todos deseamos.
Al parecer, las desigualdades comienzan a ser historia. Esperamos que, más temprano que tarde, ellas sean un mal recuerdo. Por ello, el ministro será un artífice de esta historia que vive el país en lo económico.
Debemos reconocer y felicitarnos, porque a través de este proyecto de reforma tributaria se procurarán los recursos que aseguren el financiamiento requerido para las reformas estructurales en educación, salud y otros programas sociales, como mejorar de una vez por todas las pensiones de los jubilados, las que requieren recursos económicos permanentes.
Permite, además, incrementar la contribución de quienes tienen más recursos económicos, generando condiciones de una mayor equidad tributaria. El impuesto a las empresas sube de 20 por ciento a 25 por ciento o 27 por ciento, según el sistema al que opten los contribuyentes.
Se pone fin al sistema de tributación sobre la renta distribuida, en primera categoría, reemplazándolo por la renta devengada, eliminando una de las principales fuentes de elusión de nuestro sistema tributario, que generó inequidades entre personas que tienen iguales ingresos.
Sin duda, las demás innovaciones que se introducen en materia de regímenes especiales para empresas de menor tamaño y en materia de renta presunta, por nombrar aquellas de mayor relevancia, constituyen perfeccionamientos legislativos coherentes con el nuevo régimen impositivo.
Las demás modificaciones aseguran el necesario incremento de la recaudación fiscal. Con ellas se alcanza la meta de los 8.200 millones de dólares. También se corrigen inequidades tributarias y se gravan actividades o hechos que producen efectos nocivos para las personas o para la sana convivencia.
Sin embargo, existen algunas materias que, al parecer, requieren ser discutidas en más profundidad en el futuro, las que evidencian que aún nos falta para alcanzar mayores grados de equidad tributaria. Me refiero, por ejemplo, al royalty a la minería. Varios expertos que nos asistieron en estas materias coincidieron en que este debería ser incrementado sustancialmente.
El evidente menoscabo y deterioro de nuestra riqueza minera requiere un mayor resarcimiento, sobre todo considerando el notable incremento en el precio de los minerales. Nos queda tarea. Fue especial preocupación de los parlamentarios de las regiones mineras. No puedo dejar de mencionar lo que escuché y aprendí de mi colega Marcos Espinosa.
Me refiero, también, a la falta de una discusión profunda sobre equidad tributaria regional, hoy ya en debate en la bancada regionalista. En este punto, me gustaría citar al diputado Rodrigo González , gran gestor y presidente de la bancada regionalista.
En este sentido, además del aspecto relacionado con la recaudación, la política tributaria debería tener por objetivo generar las condiciones para un mayor desarrollo de las regiones menos favorecidas.
Hago notar algunas diferencias con las modificaciones del Senado, las que se introdujeron para lograr la unanimidad en el proyecto. Por ejemplo, las franquicias que, en materia de IVA, se otorgan a la construcción, en cierta forma me resultan incomprensibles. Establecen diferencias artificiales para el desempeño de las diversas actividades económicas y colocan en serio entredicho el no beneficiar con medidas similares a actividades culturales, tan venidas a menos, lo que comparativamente tendría un efecto recaudatorio muy menor.
Finalmente, no puedo evitar referirme a dos materias que, a mi juicio, constituyen equivocaciones que probablemente deberán ser corregidas en el futuro. Vuelvo a hacer notar que me identificaba con las medidas que logramos en la Cámara de Diputados, pero me sumo a la política de los acuerdos.
La primera es la mantención de las franquicias tributarias contempladas en el artículo 107 de la Ley sobre Impuesto a la Renta, que benefician a personas de altos ingresos que obtienen ganancias por el mayor precio que logran por la venta de las acciones más transadas en bolsa.
La segunda es la implementación legislativa de un programa de registro de capitales sacados ilegalmente del país, que ni siquiera obliga a los beneficiados a repatriar dichos capitales, en el contexto de un conjunto de reformas orientadas a incrementar los recursos permanentes con que el Estado de Chile debe enfrentar nuevos gastos, también permanentes, como tantas veces se nos dijo.
Tal normativa establece una amnistía injustificada a contribuyentes que maliciosamente eludieron el cumplimiento de obligaciones tributarias. En el contexto mundial, tales beneficios o condiciones no son aceptados. Los programas desarrollados en estos mismos días, por ejemplo, en Francia, no contemplan rebajas tributarias y han sido exitosos en materia informativa sobre la base de la colaboración entre los países de la Unión Europea.
Chile comienza a cambiar el sistema económico que lo rige y, más temprano que tarde, las actuales desigualdades serán solo un mal recuerdo.
He dicho.
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