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- rdf:value = " 1.- REFORMA CONSTITUCIONAL.- SEGUNDO TRAMITE
El señor SANHUEZA (Presidente).-
En conformidad con el objeto de la presente sesión, corresponde seguir ocupándose del proyecto de reforma constitucional que modifica los números 10 y 16 y agrega un número 18 al artículo 10 de la Constitución Política de la República.
Diputado informante es el señor Salinas, don Anatolio.
-El proyecto, impreso en el boletín Nº 1.405-72-2, aparece publicado en la, versión oficial de la sesión 36ª.
El señor CERDA, don Eduardo (Vicepresidente).-
Continúa la discusión general del proyecto.
Se encontraba en el uso de la palabra el señor Fuentes, don César Raúl, a quien restan nueve minutos de su segundo discurso.
Puede continuar el señor Fuentes.
El señor FUENTES (don César Raúl).-
Señor Presidente, me estaba refiriendo en la sesión anterior al derecho a la casa y al cerco que tiene el campesino, y decía que estaba claramente señalado este derecho en el inciso que estoy comentando. De esta manera, nosotros entendemos que se va a respetar plenamente el sentido y la filosofía de la ley de reforma agraria, para que sean los campesinos los dueños, de la tierra, los campesinos, el hombre que trabaja la tierra, quien tenga poder sobre ella, quien la administre y también reciba sus frutos.
Ahora bien, en el número 2, esta disposición establece la garantía, constitucional ahora, de la inexpropiabilidad absoluta de los predios de 40 hectáreas de riego básicas. Quiero manifestar que es lamentable que, sobre esta materia, no hubiéramos tenido acuerdo con el Gobierno; primero, porque durante la discusión de la ley Nº 16.640, el SenadorLuis Corvalán, en nombre del Partido Comunista, señaló que ese era el criterio de su partido. En segundo lugar, porque el Gobierno reiteradamente ha señalado también que ese es su criterio. Pero ahora se hace un agregado que en la práctica significa abrir una puerta, y estamos todos conscientes de que esto puede prestarse a abusos cuando se califique un predio de abandonado o mal explotado. Sabemos que, cada vez que el Gobierno quiera expropiar un predio de cabida inferior a 40 hectáreas de riego básicas, será cuestión de señalar que hay un predio mal explotado, será cuestión de señalar que el predio está abandonado, y el propietario perderá la posesión de ese predio, ya que la CORA toma rápidamente posesión de él y el propietario puede ganar el juicio para el año de las "calendas griegas".
Por lo tanto, realmente se pierde la garantía y seriedad que se señaló cuando se dictó la ley Nº 16.640. De esto está consciente la Unidad Popular, porque sabe que el problema fundamental de ello está en los mandos medios. La Unidad Popular sabe que los mandos medios arman conflictos para preparar la "toma" de un predio. Entonces, el dueño prefiere ofrecer el predio en forma voluntaria, porque así al afectado, si ofrece en forma voluntaria el predio, no se le arma conflicto. Si no lo hace, le arman conflicto o huelgas y se "toman" la tierra. El pequeño propietario no tiene más que ofrecer el predio voluntariamente para sacar algo de él.
En consecuencia, a pesar de que sostengo que hay recursos legales para que el propietario recupere un predio expropiado en caso de mala calificación del predio, a pesar de ello, considero necesaria esta garantía, que no significa que la reserva se rebaje de 80 a 40 hectáreas, porque es un problema distinto. ¡Si el Gobierno puede expropiar por exceso de superficie los predios que tengan más de 80 hectáreas! No puede expropiar los de menos de 80, salvo que estén abandonados o mal explotados. De manera que ahí está la inexpropiabilidad. En concordancia con esto, en el caso de expropiar un predio de más de 80 hectáreas cuyo propietario trabaja bien el predio, se le debe dejar la reserva de 80 hectáreas.
Precisamente el problema de la reserva tiene relación con la causal de exceso de superficie. Si no se puede expropiar al propietario de hasta 80 hectáreas porque trabaja bien y no tiene el predio abandonado, habría que dejarle la reserva de 80 hectáreas, en el caso de que ese propietario o agricultor tuviera más de 80 hectáreas de superficie. Y esto significa que la garantía de inexpropiabilidad absoluta que se está proponiendo en este proyecto se establece para todos los predios de hasta 40 hectáreas básicas, y, entre 40 y 80 hectáreas, solo podría expropiarse en el caso de que los predios estuvieran mal explotados o abandonados, es decir, se mantienen las mismas causales establecidas en la ley de reforma agraria. Ahora se añade aquí una causal de expropiabilidad a las que existen en la ley de reforma agraria y en la reforma constitucional. En el caso de la garantía para los pequeños propietarios.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
¿Me excusa, señor Diputado?
El señor FUENTES. (Don César Raúl).-
Con el mayor agrado.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
El señor Fuentealba, don Clemente, le solicita una interrupción.
El señor FUENTES (don César Raúl).-
Cómo no.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
Tiene la palabra el señor Fuentealba.
El señor FUENTEALBA (don Clemente).-
Gracias.
Quiero hacer una consulta al Diputado Fuentes.
Resulta que la modificación que estamos debatiendo establece la inexpropiabilidad para todos los predios de 40 hectáreas de riego básicas, y hay algunas causales en la ley de reforma agraria por las que se puede expropiar predios, por ejemplo, para un programa de reforma agraria en alguna zona. Más claro, si hay algún sector de microclima o condiciones especiales para realizar un programa de reforma agraria, la ley da atribuciones para poder expropiar por medio de la CORA todos los predios que queden en esa zona.
Además, la causal del número 3 establece que en las áreas de riego la expropiabilidad debe ser determinante, porque si, por ejemplo, el Estado determina construir un embalse en algún sector, en una provincia, y que éste abarque 50 ó 60 mil hectáreas, hay ya dentro de ellas algunos predios que no podrían ser expropiados de acuerdo con esta disposición, en circunstancias que se trata de que la plusvalía de la inversión que va a hacer el Estado no la aprovechen los particulares, sino el Estado. ¿En qué condiciones quedarían el artículo Nº 10 y el Nº 13 de la ley de reforma agraria?
El señor FUENTES (don César Raúl).-
Con el mayor agrado le respondo con los argumentos que ha respondido el Gobierno de la Unidad Popular, que precisamente señala que mantiene la garantía de inexpropiabilidad sobre las cuarenta hectáreas básicas de superficie, salvo casos de mala explotación o abandono. En el caso de zona de riego, si el Estado va a hacer una gran obra, se presenta un caso teóricamente discutible, porque la verdad es que estas obras no están dentro de lo programaticamente conocido y esta causal es un tanto teórica, para cuando se produzca el caso. Si quiere mi respuesta concreta, prefiero la garantía constitucional absoluta y total, porque es la única manera de que no se "cuelguen" falsas calificaciones, inclusive, se puede llegar a esta calificación de zona de riego que, reconozco, es la única causal de carácter discutible. Habría una reforma a esto, y yo presenté una iniciativa en el sentido de mantener esa excepción para este particular, para la zona de riego.
Ahora, en cuanto a la declaración de zona de reforma agraria, la verdad de las cosas es que estamos frente al mismo problema. Si el Gobierno quiere hacer nula la garantía de inexpropiabilidad para los pequeños propietarios, es cuestión de que declare zona de reforma agraria. Y declara zona de reforma agraria porque quiere, y desaparece la garantía.
Realmente, hay un problema de confianza, porque si nosotros entendiéramos -y estamos hablando con franqueza que los mandos medios de la Unidad Popular, aunque algunos dicen que no sólo los mandos medios, actúan en relación con lo que todos estamos de acuerdo, y actuaran de acuerdo con las directivas, de acuerdo con las políticas generales que elabora el Gobierno, entonces yo diría que sí. Pero conocemos la realidad, y creo que tienen experiencia ustedes, los radicales, en el sentido que los mandos medios no responden. Sabemos que se establecen querellas entre funcionarios radicales, por ejemplo, y algún Director General, que puede ser comunista o socialista, y sabemos que no se obedece la política. Este es un hecho concreto y real.
Frente a esta consulta, y frente a esta cláusula de carácter teórico, reconozco que hay razones poderosas para establecer una excepción, pero como esto es teórico, no es práctico, prefiero mantener la garantía absoluta y total. Este es el sentido del número dos. Hablo del sentido de entender que se refiere a las cuarenta hectáreas de riego básico porque, evidentemente, esto se refiere también a las 40 hectáreas físicas; ya que en muchos casos.
El señor SANHUEZA (Presidente).- ¿Me excusa, señor Diputado? Ha llegado a su término el tiempo de su segundo discurso
El señor SANHUEZA (Presidente).-
¿Me excusa, señor Diputado? Ha llegado a su término el tiempo de su segundo discurso.
Ofrezco la palabra.
El señor MUÑOZ BARRA.-
Pido la palabra.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
Tiene la palabra el señor Muñoz Barra.
El señor TEJEDA.-
Había pedido la palabra.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
¿Me excusa, señor Diputado?
A continuación, el señor Tejeda.
El señor MUÑOZ BARRA.-
Señor Presidente, el proyecto de reforma constitucional que hoy día comenzamos a debatir, incide no sólo en una enmienda de la Carta Fundamental, sino, en especial, en un problema de la gran política económica nacional: en la política agraria del país.
Nuestro país -todos lo sabemos- se debate en una profunda encrucijada derivada de la carencia y escasez de alimentos, de la imposibilidad de importar otros; como, asimismo, de las graves dificultades que enfrenta el desenvolvimiento de la actividad agropecuaria, a raíz de la inestabilidad e inseguridad que afecta a los cientos de miles de pequeños y medianos agricultores de nuestro país, y, sumada a ello, la anarquía existente en los organismos del agro encargados de llevar adelante la reforma agraria, y de suministrar los elementos e insumos para que esta agricultura pueda desenvolverse en el coeficiente de positividad que el desarrollo del país necesita y requiere.
Nadie puede discutir que el manejo de la actividad agrícola chilena y la ejecución de la reforma agraria, llevados a cabo por militantes de la Unidad Popular, hasta este instante, han implicado un notorio fracaso, que, aparte de haber involucrado una enormidad de injusticias que todos conocemos, ha colocado al país en una situación extraordinariamente delicada, sometiéndolo a una dependencia extranjera, curiosamente por parte de quienes siempre han sostenido una firme actitud en contra de todo tipo de dependencia. Y cuando hablo de dependencia extranjera, colegas, me refiero al hecho de que Chile, por ejemplo, en el año 1970 tuvo que gastar, aproximadamente, un millón de dólares diarios para la compra de alimentos. Esta importación se complica aún más frente a la gran demanda mundial existente y a la falta de disponibilidad de divisas a que se ha conducido al país.
En cuanto a nuestra economía de reserva, repito, en el año 1970 Chile necesitó importar aproximadamente 140 millones de dólares en productos agropecuarios, lo que ha sido reconocido por el propio Primer Mandatario. Esta cifra, según
estas estadísticas oficiales del Gobierno, se elevó en el año 1971 -reconocido por los organismos oficiales de Gobierno- a 270 millones de dólares, y en el año 1972 alcanzó a cerca de 400 millones de dólares. Datos entregados, repito, por el propio Ejecutivo. El Primer Mandatario ha señalado, en diversas oportunidades, que las importaciones iban a alcanzar en esa época una suma superior a los 400 millones de dólares. O sea, en dos años de conducción del Gobierno de Chile por la Unidad Popular, el país ha sufrido un terremoto en su actividad agropecuaria, de lo que, evidentemente y patrióticamente, nadie se puede alegrar; lo que lo ha llevado a duplicar sus importaciones, agravando nuestras dificultades de comercio exterior y de balanza de pagos; a la vez que produciendo desabastecimiento y supresión absoluta de algunas importaciones, como carne, mantequilla, etcétera; y un grave racionamiento, llevado a cabo, primero, por medio de vedas, y, ahora, a través de otros sistemas que se están inculcando desde un punto de vista de tipo oficial, a través del racionamiento, de las colas, de las "JAPS", etcétera.
El señor TEJEDA.-
Hasta hace pocos meses, usted defendía al Gobierno popular.
El señor MOMBERG.-
¡Más fuerte!
El señor MUÑOZ BARRA.-
No le escuché, colega.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
¿Me excusa, señor Tejeda? Le ruego dirigirse a la Mesa.
El señor CANTERO.-
Dijo que usted era de la UP antes.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
¿Solicita una interrupción, señor Tejeda?
El señor TEJEDA.-
Sí, señor Presidente.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
¿Me excusa, señor Muñoz? El señor Tejeda le solicita una interrupción.
El señor MUÑOZ BARRA.-
Con cargo al tiempo de su discurso.
El señor TEJEDA.-
¿Qué dice, colega?
El señor SANHUEZA (Presidente).-
No, lamentablemente con cargo a su tiempo, no.
El señor MUÑOZ BARRA.-
¿Es muy larga? Si es corta, se la concedo. Usted es un caballero; le concedo la interrupción.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
Con la venia del señor Muñoz, tiene la palabra el señor Tejeda.
El señor TEJEDA.-
Sencillamente, me dio la impresión de que no oyó lo que le dije, y no quería aparecer diciendo algo que usted no haya oído.
Lo que manifesté fue que me extraña que usted ataque en esos términos a la Unidad Popular, cuando hace pocos meses era uno de los defensores más decididos de la Unidad Popular.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
Puede continuar el señor Muñoz Barra.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
Ruego a los señores Diputados guardar silencio.
El señor MUÑOZ BARRA.-
Quiero decirle al colega señor Tejeda que, efectivamente, nosotros, los hombres que militamos en esta colectividad, fuimos defensores de un programa que se llamó el "Programa de la Unidad Popular", el que, desgraciadamente, ha sido interpretado a su manera por los partidos marxistas, que son muy auténticos, de modo que nadie podría discutir el fin que ellos persiguen: el control y el estatismo total de todo tipo de actividades, incluso la más fundamental del ser humano, como es la educación, que pretenden manejar ahora a través de este proyecto de la ENU. De tal manera que yo le digo al señor Tejeda: los hombres que ayer apoyamos el programa de la Unidad Popular no estamos en una actitud contraria hoy día.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor MUÑOZ BARRA.-
Somos hombres que luchamos por la construcción de una sociedad lejos del sectarismo y del totalitarismo. .
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
Señores Diputados. Ruego evitar los diálogos y dirigirse a la Mesa.
El señor MUÑOZ BARRA.-
En este momento, la concepción socialdemócrata del programa de la Unidad Popular, no existe en esa combinación de gobierno. Y nos sentimos sumamente orgullosos de no ser "tontos útiles", a diferencia de otros que han olvidado la lealtad con un pensamiento humanista y hoy guardan servil silencio frente al control y al estatismo que impúdicamente ha desarrollado la Unidad Popular a través de sus diversas gestiones en este gobierno.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
¡Señores Diputados!
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor MUÑOZ BARRA.-
Continuando con el tema en discusión, en esta área de la economía ocurre exactamente lo contrario de lo que debiera suceder. Los grandes motores del desarrollo dependen en gran parte del manejo de este gobierno, que debiera disponer de una gran variedad de nuevos recursos, entre los cuales se cuentan, por ejemplo, las nuevas utilidades del cobre, que antes iban a manos de grupos internacionales y que hoy están en manos del Gobierno de la Unidad Popular; están también las utilidades derivadas de las grandes empresas vitales incorporadas al Estado, cuyos excedentes debieran beneficiar evidentemente a todos los chilenos; y está todo el control y el manejo de la banca, porque las utilidades de la banca hoy día están en manos del Gobierno de la Unidad Popular, así como prácticamente la totalidad del comercio exterior y de los poderes de decisión en materia económica, que ahora residen integralmente en manos del Estado. Sin embargo, pese a todo ello, el país se debate en la más profunda crisis de su historia, habiendo llegado la economía a una etapa desastrosa, acompañada de un vergonzoso proceso inflacionario que otorga a los "apóstoles" de la conducción de esta etapa de la economía el triste título de ser "campeones mundiales de la inflación", no sólo de toda la historia de Chile sino, incluso, a nivel internacional, lográndose un índice inflacionario superior al de Vietnam, que tenía una inflación muy inferior a la que nos ofrece hoy día el Gobierno de la Unidad Popular.
Quienes ayer movilizaban el país en sus estructuras gremiales, fomentando toda clase de huelgas y conflictos cuando la inflación anotaba varios puntos; hoy, en una actitud de abismante impavidez, congelan la acción sindical de los grupos que controlan, y aplauden y justifican una gestión económica que ha implicado que en los nueve primeros meses de 1972, el alza del costo de la vida haya llegado, en Chile, a la escalofriante cifra de 99,8%, calculada según los precios oficiales.
La Central Unica de Trabajadores guarda silencio, lo mismo que un sinfín de otros organismos gremiales que ayer eran la vanguardia de lucha para oponerse al proceso inflacionario, que la Unidad Popular, cuando nosotros la apoyábamos, denunciaba como el más grande robo que se le hacía a la clase trabajadora y que constituyó una de las 40 mentiras que se le ofrecían al pueblo de Chile, y en la cual confiamos muchos de los hombres de extracción socialdemócrata por lealtad a esa estructura. Hoy día asumimos sin temor alguno esta actitud, que nos llena de orgullo.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor MUÑOZ BARRA.-
Ayer, al tenor de expresiones de los militantes de los partidos Comunista y Socialista, porque cada uno de ellos.
El señor CANTERO.-
¿Cómo les fue en las elecciones?
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
¡Señor Cantero!
El señor MUÑOZ BARRA.-
Puede preguntárselo al MAPU y a la Izquierda Cristiana, estimado colega.
¡Creo que una representación parlamentaria triunfa cuando es consecuente con sus posiciones y hay triunfos que son derrotas cuando se vende la conciencia y se vende la doctrina!
El señor GUERRA.-
¡Muy bien!
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor SANHUEZA (Presidente).-
¡Señores Diputados!
El señor MUÑOZ BARRA.-
Decía que según la Unidad Popular, la inflaci��n significaba robar a los obreros, empleados, jubilados y pequeños y medianos empresarios y comerciantes sus alimentos, sus remuneraciones y su pequeño capital. Esto no podemos discutirlo, porque está escrito en el programa de la Unidad Popular, que hoy día es letra muerta y está guardado en el "papelero del olvido"; pues hoy día queman y borran lo que escribieron ayer.
Hoy, por obra y gracia de los "milagros" de este mismo Gobierno, que tiene al país sumido en la ruina y la desesperación, la inflación no tiene importancia; lo importante, es, como dicen os técnicos marxistas, "el proceso que vive el país", proceso que, en razón del dogmatismo, del extremismo, de la violencia y de la ineficacia, nos lleva, paso a paso, inexorablemente a la miseria, a la destrucción y a la dependencia extranjera; lo que, en el caso de las actividades agropecuarias, tampoco inquieta a quienes conducen a nuestra Patria, porque han elaborado una nueva teoría agropecuaria, cuando señalan que los cereales no deben producirse en la tierra chilena, sino que en el mar. a través de las importaciones que vienen por barcos.
La reforma agraria, que comenzó a aplicarse en 1966, ha sido un proceso de cambios que nosotros impulsamos siempre, absolutamente conscientes de que debía exterminarse el latifundio y mejorarse las condiciones sociales de los campesinos mediante la expropiación, respetándose el derecho a reserva y creando una agricultura en donde se respetaran la propiedad mediana y pequeña, así como la eficiencia de los productores que, habiendo trabajado en grandes propiedades, debieran quedar sometidos a un nuevo tipo de tenencia de la tierra, a fin de aprovechar para Chile, en la medida en que ello fuera posible, su capacidad, inteligencia y experiencia, que ningún país del mundo puede despreciar y dejar de tomar en cuenta.
En este sentido, aprobamos una reforma agraria, como asimismo todas sus modificaciones, y estuvimos de acuerdo en la expropiación legal de los predios mayores de 80 hectáreas de riego básicas o su equivalente en las diversas zonas del país. También aprobamos la idea de constituir asentamientos como etapa previa a la "entrega a los campesinos de las tierras expropiadas. Esto fue lo que aprobamos los hombres del PIR, cuando apoyamos el programa de la Unidad Popular y decidimos aprobar la idea de constituir asentamientos, como digo, como etapa previa a la entrega a los campesinos de las tierras expropiadas, sea en forma individual o cooperativa. Pero, naturalmente, todo este proceso tendía, en nuestro concepto, a cumplir exigencias de desarrollo nacional y de índole social, y no a la satisfacción de objetivos estrictamente políticos-partidistas, como es el caso de la orientación que la Unidad Popular ha dado a la reforma agraria, negando las tierras en propiedad a los campesinos de áreas reformadas. Incluso, a los indígenas que trabajaban en comunidades, hoy día quieren obligarlos, a través de las presiones y de la sangre, a integrarse a los centros de reforma agraria, como ocurre en mi provincia, Malleco, con reducdones altivas que, como ayer, en el pasado, como en los inicios de su historia de valor, siguen planteándose en contra de un sistema que les quita su independencia y su libertad a construir un destino mejor, sobre la base de una sociedad humanista, no sectaria ni totalitaria.
Por eso, señor Presidente, esta idea de la reforma agraria que niega las tierras en propiedad a los campesinos del área reformada y que trata, por todos los medios, de avanzar en un proceso de simple estatización y de crear, muchas veces al margen de la ley y con violencia de ella, las llamadas "haciendas estatales", las que, en un juego de palabras, se retiraron por el hasta ayer Ministro de Agricultura señor Chonchol ante la valiente actitud de los sectores de trabajadores de la tierra, esta idea, digo, evidentemente, nos hace tomar una posición de dureza y de contundencia para no prestarnos, ni siquiera por la vía indirecta, a que se vaya al despojo de aquellos hombres que han entregado una vida de sacrificios y de dolor a través de generaciones.
Por estas razones, estamos en contra de esta concientización del espíritu de trabajo de la tierra, y somos partidarios solamente de aquel sistema de reforma agraria que les posibilita los medios y dignifica a los hombres que están aportando su esfuerzo al desarrollo del país.
Según estudios técnicos del Departamento de Economía Agraria de la Universidad Católica, en los años 1971 y 1972 la producción agrícola chilena disminuyó en un 8%, porcentaje extraordinariamente significativo para un país cuya población crece a un ritmo de un 2% anual.
Dentro de este cuadro de baja de la producción general, adquiere graves dimensiones la disminución en la cosecha de trigo, que bajó en un 16%; la de maíz, en un 10%; la de arroz, en un 4%, la de oleaginosas, raps, en un 13%; y la de maravilla, en un 25%. Todo hace suponer que para el período de cosechas de 1973, los índices de disminución mencionados experimentarán fuertes aumentos; agravando aún más nuestros problemas, en momentos en que tenemos menos divisas para financiar las importaciones y en que debemos concurrir a un mercado mundial de productos alimenticios, cuyas demandas reciben el impacto de las enormes compras de trigo y cereales que, entre otros países, realiza la propia Unión Soviética. En efecto, hace algunos meses, dicho país convino en adquirir en los Estados Unidos grano forrajero por valor de 750 millones de dólares, lo que no pueden discutir en esta Sala los representantes de las bancadas marxistas.
El señor AMUNATEGUI.-
Se quedan calladitos
El señor MUÑOZ BARRA.-
Para comprobar esta afirmación, basta recorrer el país, pues así se verán las graves dificultades que se han promovido en el suministro de maquinaria agrícola, repuestos, semillas y fertilizantes, elementos que, debiendo proveerlos el organismo del Estado correspondiente, han sido objeto de una política anárquica. Hoy día, nos encontramos con pequeños agricultores que, por ejemplo, no pueden obtener del Banco del Estado ni siquiera una modesta plancha de zinc ni ningún tipo de insumo, como que la cosecha y el enriquecimiento de la tierra, en su contenido mineral, estuviera a disposición de la Unidad Popular, desde el instante en que, por obra y gracia de ella, los quisiera otorgar. Así ha ocurrido en algunas regiones: cuando se disponía de abonos, se daba el hecho paradójico de que no había semillas. Diputados que somos sureños y de zonas agrarias, sabemos -y lo hemos comprobado en nuestro contacto diario y permanente con nuestra gente- que, al revés, cuando se contaba, en provincias, Cuántos telegramas envió el Diputado antes.
¡Cuántos telegramas envió el Diputado que habla, presionado por pequeños agricultores de Malleco, a los organismos estatales para que hicieran llegar esos fertilizantes! Sin embargo, no ocurre así. Este hecho sucedía simultáneamente con una manifiesta falta de oportunidad, lo que ha significado no poder sembrar en primavera o en invierno, en ciertas regiones en que, por su clima, no es posible hacerlo en otra temporada.
Todo este proceso, que ha afectado gravemente a los asentamientos, al área reformada y a cientos de miles de pequeños agricultores independientes del país, "en los duros hechos", como dicen los marxistas, ha constituido un verdadero sabotaje a la economía, mucho más grave que todos aquellos que el Gobierno de la Unidad Popular ha sido tan proclive a denunciar, como lo ha hecho periódicamente para distraer a la opinión pública, con el objeto de ocultar su fracaso en la agricultura, el que, hoy día, los parlamentarios de Oposición queremos, patrióticamente, contribuir a solucionar.
Junto a lo anterior, conspira contra el país y su producción la forma arbitraria y la orientación absolutamente político-partidista con que se ha aplicado la ley Nº 16.640, de Reforma Agraria, lo que nadie puede discutir en esta Cámara. En efecto, no se ha respetado el derecho de los agricultores eficientes a la reserva de 80 hectáreas de riego básicas, garantizadas por la ley, pues se ha calificado a la gran mayoría de los predios expropiados como objeto de "mala explotación", confiscándose así, en muchos casos, el fruto del trabajo de toda una vida y lanzando a la calle, aun con el desalojo de sus casas, a algunos agricultores que, desde ningún punto de vista, merecían ese trato.
En el aspecto regional y provincial, en Malleco, en la cordillera de Lonquimay, donde el hombre para hacer producir el trigo primero tiene que escarbar la nieve que cubre 20 hectáreas físicas, superficie que constituye mucho menos que un pedazo de sitio en la tierra, no hace mucho tiempo quisieron despojarlos de ellas a catorce pequeños colonos y a modestos hombres de setenta y cinco años de edad que, en su juventud, habían logrado cerrar sus potreros, construir sus quintas, construir sus caminos, a costa de sacrificios. Querían, en una forma dolorosa y siniestra, sacarlos de esas veinte o treinta hectáreas para mandarlos a construir nuevas quintar, nuevos caminos, para limpiar nuevos campos en la misma cordillera, con el objeto de continuar después arrinconándolos en los más lejanos lugares de ese sector piñonero y de ir, a través de una política estatista, arrebatando el esfuerzo y el impulso de su trabajo.
El señor TEJEDA.-
¡Puros cuentos!
El señor MUÑOZ BARRA.-
Me alegro de que el Diputado comunista señor Tejeda diga que es cuento. Le preguntaré al Senador electo señor Araneda Briones si es cuento esto de la expropiación de los catorce pequeños colonos de la Cordillera, estoy seguro de.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor MUÑOZ BARRA.-
que los valores que motivaron el triunfo de la postulación del señor Araneda Briones y no el del señor Tejeda en Malleco, Bío-Bío y Cautín, harán que ese hombre no desmienta lo que está escrito en una dolorosa experiencia de esos campesinos en Lonquimay.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor MUÑOZ BARRA.-
Esta misma orientación ha implicado destruir lecherías modernas y de alto rendimiento y centros de crianza de ganado seleccionado. Naturalmente, ningún funcionario expresa si sabe cuántos años demorarán en reconstruir esto. Debe haber una fórmula maravillosa que, seguramente, habrá llegado de alguna parte y que la Unidad Popular guarda entre sus manos.
Se suma a ello la expropiación irracional de medianas propiedades, basándose en el hecho de haber sido "tomados". Son tantas las expropiaciones realizadas así a través del país, que incluso el propio Secretario General de Gobierno alertó a la nación abarca de una escalada de nuevas "tomas", tanto de industrias como de propiedades agrícolas. Por lo menos, se señala un hecho que otros, estérilmente, pretenden ocultar.
Si a toda la realidad agraria sumamos la violencia que ha golpeado a las familias campesinas chilenas, el cuadro no puede ser más trágico, producto de todos estos resquicios legales y de todas estas cosas complejas que impiden que la ley actúe y que el derecho a la propiedad se vea respetado por las autoridades representantes del Ejecutivo, las que, aun cuando cuentan con órdenes de lanzamiento de los juzgados respectivos, no les dan cumplimiento; y, por esa vía, se sigue lanzando a la miseria a cientos de hombres, mujeres y jóvenes de nuestra patria.
El señor AMUNATEGUI.-
¡Pero a las autoridades no les importa!
El señor MUÑOZ BARRA.-
Juntamente con asumir la defensa de los asentados y de todos los campesinos del área reformada, los hombres de la Izquierda Radical defendemos también de manera intransigente -sin complejos oportunistas de ninguna clase, los que no pueden llenar de orgullo a nadie, sino que de vergüenza, porque la historia, mañana, tendrá que preguntarles la razón de su actitud- a los pequeños y medianos agricultores que laboran en el campo chileno, en todas las provincias; porque nos parece indispensable y fundamental que, frente a un Gobierno que no respeta integralmente las leyes o que las aplica en forma maliciosa, se establezca una barrera de garantías constitucionales.
En la actualidad el derecho a reserva de las 80 hectáreas básicas o su equivalente no se cumple, señor Tejeda; y, como hemos señalado, son muchísimos los casos de predios que, estando bajo esta cifra de superficie, han sido expropiados en forma abusiva y profundamente irracional, con grave perjuicio, desde luego, para el interés general del país.
Y o oiría que esto es parte fundamental de lo que el ex Ministro de Economía, señor Matus, declaró a una revista alemana, en cuanto a que al marxismo no le preocupan las crisis económicas, sino que, muy por el contrario, ellas favorecían el proceso revolucionario, porque profundizaba el odio de clases.
Por ello, porque propugnamos una política de justicia social que abarque a todos los trabajadores chilenos, no aceptamos el despojo a estos trabajadores independientes. Deseamos establecer sus garantías y el respeto a su derecho al trabajo. Queremos que sean dueños del producto del surco que ellos van abriendo en la tierra. Preconizamos que en la Constitución Política del Estado quede indeleblemente estatuida la inexpropiabilidad, en los predios inferiores a 80 hectáreas de riego básicas, de las 40 hectáreas, junto con la casa-habitación y las instalaciones; una extensión o superficie de 40 hectáreas de riego básicas que les permita mantener sus actividades al margen de cualquier calificación subjetiva, malintencionada o proselitista que, haciéndolos aparecer como sostenedores de un predio "mal explotado", los lleve al despojo, privándolos de sus medios de subsistencia, de sus medios de trabajo.
Hoy día, el campo se encuentra entregado a la actividad política. Sin ir más lejos, se encuentra ahora en Santiago uno de los altos jefes del INDAP de Malleco: un obrero llamado Elíseo Jara, a quien yo respeto, en su oficio de carpintero. Se trata de un artesano evidentemente eficiente en ese rubro y que también aportaba su concurso al desarrollo del país." Hoy día, de la noche a la mañana, en esta nueva política de los "hombres nuevos", este maestro carpintero, capaz y diligente, "es funcionario técnico" del INDAP, y es él quien va entregando toda su "experiencia agraria" a los campesinos, que han trabajado en familia la tierra y que siguen siendo modestos trabajadores.
El señor TEJEDA.-
También hubo otro "carpintero" importante en la historia
El señor MUÑOZ BARRA.-
Correspondió a parlamentarios de la Izquierda Radical redactar indicaciones que establecieran claramente esta disposición en el Senado, para complementar las ideas del proyecto que está en discusión en este momento en la Sala, y que esperamos sea aprobado.
¿Qué decía esta indicación, formulada por el Senador Acuña en el Senado de la República? "Los predios rústicos de una cabida igual o inferior a cuarenta hectáreas de riego básicas o a cuarenta hectáreas tísicas, no podrán ser expropiadas para los fines de la reforma agraria. Por actos administrativos no se podrá privar del uso, goce y administración de estos predios a sus propietarios o a quienes legítimamente los representen.
Cuando la cabida de un predio rústico sea superior a 40 hectáreas de riego básicas o a 40 hectáreas físicas o inferior a 80, la expropiación para fines de reforma agraria sólo podrá realizarse en el exceso de superficie de 40 hectáreas de riego básicas. En la parte no expropiable quedaran incluidas la casa habitación y las instalaciones del predio.
"Tampoco serán expropiables para fines de reforma agraria los predios rústicos ubicados en las provincias de Aisén y Magallanes, y en Chiloé continental, de una superficie igual o inferior a 80 hectáreas de riego básicas.
"Lo dispuesto en los 3 incisos anteriores no se aplicará a los predios rústicos.
El señor CERDA, don Eduardo (Vicepresidente).-
Ha terminado el tiempo de su primer discurso, señor Diputado. Su Señoría puede continuar en el tiempo de su segundo discurso.
El señor MUÑOZ BARRA.-
Muchas gracias, señor Presidente.
Decía que lo dispuesto en los tres incisos anteriores no se aplicará en los predios rústicos que se encuentren comprendidos dentro del área que se declaren de ñadis o de riego, en conformidad a la ley.
Los hombres que militamos en la Izquierda Radical deseamos que estas disposiciones sean filadas como normas constitucionales que den garantías absolutas, defendemos, pues, el derecho al trabajo de estos sectores medios que indudablemente poseen extraordinaria capacidad y eficiencia en el sistema de explotación agraria.
Todo lo anterior, repito, está destinado no a reemplazar lo dispuesto por la Ley de Reforma Agraria que estableció un derecho de reserva de 80 hectáreas de riego básicas para el agricultor eficiente, sino a establecer una barrera de protección constitucional frente a la irracionalidad de ciertos grupos gobernantes.
Corresponde a quienes administran el país, velar por la eficiencia y la acertada conducción de los organismos del Estado, para encaminarlos a tareas que contribuyan a levantar el bienestar y el progreso de la Nación. Ellos son los que deberían ver la inconveniencia de expropiar predios que estando bien trabajados, con eficiencia, sin tener problemas sociales con sus colaboradores asalariados y que no siendo latifundios deben seguir laborando para aumentar realmente la producción nacional. Pero como nos encontramos con personas y orientadores políticos de la acción del Estado, a quienes pareciera no interesar esta meta luchamos los hombres de la Izquierda Radical por la garantía absoluta constitucional de 40 hectáreas de riego básicas, para defender el derecho al trabajo, repito, de los hombres del campo y un sistema de eficiencia que contribuya realmente a levantar la producción agropecuaria del país.
Con ello, nuestro Partido cumple con los campesinos, con sus anhelos reiteradamente planteados, con los asentados, con los pequeños y medianos agricultores y contribuye, junto con defender el cambio social, democrático y nacional, en un esquema de justicia que evite la violencia
y que se ajuste a la legalidad, a crear efectivamente una sociedad más justa, donde la persona humana no se transforme en un simple número para los frío? burócratas, deseamos instaurar un esquema nuevo, liberado de tradiciones negativas, queremos propender al apoyo de un sistema de bienestar de los chilenos que no sacrifique las libertades y los derechos sociales obtenidos en una larga lucha destinada a perfeccionar nuestro sistema democrático, del cual, los verdaderos radicales, no sentimos vergüenza ni tampoco sentimos complejo, porque hemos participado en la historia de ese proceso.
Por eso, los Diputados de la Izquierda Radical votaremos favorablemente esta reforma constitucional, pues la estimamos indispensable en la etapa que estamos viviendo. El peligro de perder el fruto del trabajo por la vía de la ocupación en temporadas de cosechas y la designación de interventores, activistas políticos casi siempre, sin ninguna capacidad o responsabilidad, que han respaldado las tomas, han desfigurado la vida en el campo, haciendo que el trabajo agrícola, inestable en alguna medida por los caprichos de la naturaleza, se tornara en una aventura, en la cual, junto con la miseria o el endeudamiento sin retorno, se hacía presente la intranquilidad por la inseguridad personal del agricultor y de toda su familia. Este clima ha hecho que una enorme cantidad de predios, que no reunían los requisitos de expropiación establecidos en la ley, hayan sido expropiados por el solo motivo de su toma. ¡Cuántas páginas se podrían escribir señalando con nombres y apellidos estas ilegalidades, estas usurpaciones ocurridas en el país, con que el Gobierno, en la práctica, con una irresponsabilidad verdaderamente increíble frente al destino del país, ha aparecido premiando a los violentistas! Todo esto ha significado persecución y arbitrariedades contra agricultores y campesinos asalariados. En diversos campos de Chile se ha lanzado a la calle a obreros que, trabajando en ciertos predios, no participaron en tomas violentas, que eran ilegales e injustas. Y, de este modo, los grupos extremistas han ido imponiendo una política de terror que ha mantenido atemorizados a propietarios y trabajadores asalariados del agro. En los casos de las intervenciones merece recordarse que el desprestigio nacional de estos cargos, en consecuencia, del abuso y de la utilización estrictamente partidista que se ha hecho de tales funciones, corre por cuenta del Gobierno. Para justificar la designación de interventores en el campo, numerosos funcionarios de Gobierno han estimulado y preparado tomas de predios, con el objeto de paralizar sus actividades. Acto seguido, como me consta por los numerosos casos que me ha correspondido denunciar al Ministerio del Interior, con informes de inspectores del Trabajo, a los cuales se ha presionado e incluso, sometido a sumario por no obedecer las instrucciones, se sostiene que los predios están paralizados en sus actividades, omitiendo, naturalmente, decir en los informes que lo están en razón de una toma efectuada por elementos extraños al predio de que se trata.
Sobre este nuevo resquicio legal que está en todos los rubros, basta ver solamente la disputa que existe entre el Ministro señor Millas y el Contralor General de la República, porque un funcionario, haciendo uso de un derecho del Estatuto Administrativo, hizo una consulta porque no aceptaba a rajatabla la orden que le habían impartido representantes del Ejecutivo en su zona. Y, hoy día, los hombres que cuestionan el derecho, por el solo delito de discrepar, son fascistas, traidores, agentes del imperialismo. Esos términos solamente no existen cuando se obedece en actitud servil, cuando se acepta sentarse sobre principios que son permanentes y valederos porque están enraizados con el futuro y la libertad de las nuevas generaciones. Por eso es que no tenemos temor en sostener, aun dentro de nuestra posición, la convivencia o conveniencia de lo que emana de una conciencia ideológica y seguiremos inquebrantablemente en esta actitud y con este espíritu a que nos obliga una sólida y firme moral ciudadana.
De este modo, envileciendo la aplicación de las leyes, torciendo su espíritu, apartándolas de todo criterio técnico, violándolas abiertamente, a veces, los "hombres nuevos" han arrastrado a la agricultura nacional a un clima de convivencia insostenible y a un desastre que hace que en estos momentos, en todas sus intervenciones, el PresidenteAllende nos diga "que por encima de los problemas que tenemos, vendrán días más difíciles y de mayores sacrificios", omitiendo, eso sí expresar las causas de estos sacrificios que han sido originados en la irresponsabilidad, el sectarismo y en el afán de conducir al país a un proceso de estatificación que transforme a todas las actividades en parcelas del Estado manejadas por burócratas y grupos oligárquicos que dicen actuar en nombre del interés general del pueblo.
Yo aún tengo confianza en que sabrán enmendar rumbos y tengo confianza en que así como se expropia a pequeños agricultores independientes de mi provincia en Malleco, se expropie a agricultores de la Unidad Popular, hombres nuevos que han comprado partes de haciendas al lado de los pasos cordilleranos y que se han denunciado en esta Cámara, por la televisión, con documentos notariales, que nadie ha sido capaz de desmentir.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor MUÑOZ BARRA.-
Si existiera justicia aún en la aplicación de un acto de barbarie, ojala también que se produjeran tomas en los campos de los nuevos "momios" marxistas.
El Partido de Izquierda Radical propugna que se cumpla la ley y se entreguen las tierras reformadas a los campesinos.
El señor TEJEDA.-
Pero si Su Señoría. .
El señor MUÑOZ BARRA.-
¿Me pidió una interrupción el colega Tejeda?
¿No quiere hacer uso de ella?
El señor CERDA, don Eduardo (Vicepresidente).-
No desea hacer uso de la interrupción.
El señor MUÑOZ BARRA.-
No quiere. Bien. Señor Presidente, ante la negativa del señor Tejeda de responder a lo que estoy expresando, continúo.
En los momentos de crisis y angustia que vivimos, el Gobierno, por medio de sus voceros más importantes, los representantes del Partido Comunista, ha expresado que se ha concluido con la expropiación de los latifundios y que el área reformada alcanza a 8.996.000 hectáreas.
El señor CERDA, don Eduardo (Vicepresidente).-
¿Me permite, señor Diputado? Ha terminado el tiempo de su segundo discurso.
El señor MUÑOZ BARRA.-
Lo lamento.
El señor TEJEDA.-
Pido la palabra.
El señor CERDA, don Eduardo (Vicepresidente).-
Tiene la palabra Su Señoría.
El señor TEJEDA.-
Señor Presidente, es una lástima que el Diputado informante, don Anatolio Salinas, quien no vuelve al Congreso, en su testamento político que le acabamos de oír, haya "atornillado al revés" y crea ingenuamente que este proyecto favorece a los campesinos.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor TEJEDA.-
En seguida, el señor Fuentes, don César Raúl, dijo algo insostenible y, para quienes conocen la realidad, algo realmente pintorezco: manifestó que este proyecto se había estudiado, ¡estudiado, señores Diputados!, en la Comisión de Legislación y Justicia y que se había debatido. Oportunamente demostraré la falsedad de este aserto, cuando me toque referirme a ese aspecto.
Y, finalmente, el albacea del PIR -el único sobreviviente de la batalla de marzo, de este verdadero "desastre de Rancagua" de su partido, carece de autoridad moral para criticar a la Unidad Popular, porque fue el más decidido impulsor de todas las medidas que él está en estos momentos atacando.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor CERDA, don Eduardo (Vicepresidente).-
Ruego a Sus Señorías no interrumpir.
El señor TEJEDA.-
De tal manera que estos caballeros están, en realidad, fuera de tiesto, no tienen nada que hacer, sobre todo el señor Muñoz Barra que ha perdido su Partido en esta jornada electoral y que anda desorientado sin saber- dónde ubicarse, mirando a ratos hacia el centro, otro rato a la derecha y hasta es capaz de echar su miradita por acá.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor CERDA, don Eduardo (Vicepresidente).-
¡Ruego a los señores Diputados guardar silencio!
Puede continuar el señor Tejeda.
El señor TEJEDA.-
Señor Presidente.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor CERDA, don Eduardo (Vicepresidente).-
¡Señor Clavel, llamo al orden a Su Señoría!
El señor TEJEDA.-
tuve el coraje suficiente para soportar mansamente los discursos de los demás Diputados sin interrumpirlos. Creo que tengo igual derecho; creo que deben soportar lo que yo diga aunque no les agrade; a mí no me gustaba lo que han dicho, pero tuve que escucharlos.
En seguida, señor Presidente, esta apresurada citación a un Congreso agonizante. No nos cabe duda de que esto es obra del sector más reaccionario de la Democracia Cristiana para destruir la reforma agraria y darle un balón de oxígeno a la CODE, que está, virtualmente, dando las últimas boqueadas. Este es el objetivo, digamos, inmediato de apresurar y que se vea ahora, sin previo aviso, en forma sorpresiva, esta reforma constitucional, como si modificar la Constitución de un país fuera una cosa superficial que no tuviera mayor trascendencia.
Esta actitud de citarnos a sesión concuerda también con las franésticas declaraciones hechas en el diario "La Prensa" de hoy por el presidente de la Democracia Cristiana, que amenaza a la Unidad Popular con la guerra total y con las penas del infierno. Es que se quiere, señor Presidente, tender una cortina de humo sobre los gravísimos cargos que pesan sobre los sectores frentístas de la Democracia Cristiana, a raíz de las revelaciones hechas ante la comisión senatorial del Congreso de Estados Unidos en las investigaciones sobre la empresa trasnacional de la I.T.T.
-Hablan varios señores Diputados a, la vez.
El señor CERDA, don Eduardo (Vicepresidente).-
Señores Diputados, ruego guardar silencio.
¡Señor Penna! ¡Señor Sívori!
Señor Tejeda, el Diputado señor Leighton le solicita una interrupción. ¿Se la concede?
El señor TEJEDA.-
Siempre que sea breve. De otra manera, no.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor CERDA, don EduardoVicepresidente).-
Puede continuar el señor Tejeda.
El señor TEJEDA.-
Señor Presidente, a mi juicio, estos cargos no se levantan así no más. No basta con insultar; no basta con decir: "si quieren guerra, querrá le damos"; no basta con amenazar con conflictos constitucionales. La verdad resplandece siempre. Si los cargo son falsos, se hace claridad; pero nada se esclarece con declaraciones frenéticas, con gritos destemplados, con chivateos, como el que acaba de escuchar la Sala, cuando simplemente hemos mencionado uno de los objetivos que se han tenido en vista al presentar este proyecto. No vemos nosotros qué dificultad haya en que hacer claridad en esos problemas; no nos oponemos a que se esclarezca lo que hay en el fondo de esa investigación de la comisión senatorial de los Estados Unidos. Pero no nos vengan a colocar como cortina de humo el obligarnos a discutir apresuradamente esta reforma constitucional.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor CERDA, don Eduardo (Vicepresidente).-
¡Señor Penna, don Marino!
Señores Diputados, ruego guardar silencio.
-Suenan los timbres silenciadores.
El señor CERDA, don Eduardo (Vicepresidente).-
Puede continuar, señor Tejeda.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor CERDA, don Eduardo (Vicepresidente).-
Señor Penna, llamo al orden a Su Señoría.
El señor TEJEDA.-
Señor Presidente, tampoco se mejora la situación inconfortable en que está la Democracia Cristiana, amenazando con seguir adelante la tramitación del proyecto de las tres áreas, implicando esta amenaza un intento de crear un conflicto constitucional que puede ser de muy graves proporciones.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor CERDA, don Eduardo (Vicepresidente).-
¡Señor Sívori!
El señor TEJEDA.-
Señor Presidente, hay gente que no entiende, por lo cual voy a tener que repetir lo que acabo de decir. Reaccionan no sé en qué forma, porque no entienden.
He dicho que no se mejora la situación inconfortable en que está la Democracia Cristiana, amenazando con seguir adelante la tramitación del proyecto de las tres áreas, y que esta amenaza va envuelto un intento de crear un conflicto constitucional que puede ser de muy graves proporciones. No veo que pueda producir ningún chivateo esta afirmación.
Tampoco mejora esta situación inconfortable la citación sorpresiva a una serie de sesiones para destruir la reforma agraria; no se mejora la situación atacando a los campesinos, destruyendo la reforma agraria, porque cuando veamos el fondo de este proyecto vamos a ver que es la destrucción de la reforma agraria y uno de los más viles ataques que han sufrido los campesinos chilenos.
Este sistema de legislar por medio de reformas constitucionales, pretendiendo que pueden imponer sus criterios aunque no cuenten con los dos tercios del Parlamento, es destruir la Constitución, porque si cada ley es una reforma constitucional, ninguna ley nunca podrá ser inconstitucional, ya que la propia ley sería precepto constitucional y no podría ser impugnada. El abuso de este sistema liquida el tan cacareado "estado de Derecho" que la Oposición tiene siempre a flor de labios. Toda la tramitación de este proyecto ha sido ilegal y, me atrevería a decir, inmoral, porque se ha impedido la discusión. La Comisión.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor TEJEDA.-
lo ha tramitado en forma abusiva citando en algunos días a 6, 8, 10 y hasta 11 sesiones diarias, ninguna de las cuales tuvo un Orden del Día con una duración a lo menos de una hora, según lo prescribe el Reglamento, como tuvimos que reclamarlo y como hay constancia en las propias actas, porque se citaba, por ejemplo, de 11 a 12, y era materialmente imposible que, después de leerse la Cuenta y otras formalidades, el Orden del Día pudiera tener una duración de una hora. Esto se hizo en forma.
El señor CERDA, don Eduardo (Vicepresidente).-
Ha llegado la hora de término de la sesión.
Queda con la palabra el señor Tejeda.
Se levanta la sesión.
"