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El señor EGAS (Secretario Subrogante).-
Corresponde ocuparse, en primer lugar, en el proyecto de acuerdo de la Cámara de Diputados que aprueba el Protocolo Modificatorio del Tratado de Montevideo (ALALC), denominado Protocolo de Caracas, informado por la Comisión de Relaciones Exteriores, la cual, en informe suscrito por los Honorables señores Juliet (Presidente subrogante), Bulnes Sanfuentes e Irureta, resolvió, por unanimidad, recomendar la aprobación del proyecto de acuerdo en los mismos términos en que viene concebido.
Los antecedentes sobre el proyecto figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de acuerdo:
En segundo trámite, sesión 44ª, en 29 de noviembre de 1972.
Informe de Comisión:
Relaciones Exteriores, sesión 64ª, en 9 de enero de 1973.
El señor AGUIRRE DOOLAN (Vicepresidente).- En discusión general y particular.
Ofrezco la palabra.
El señor BALTRA.- Pido la palabra.
El señor AGUIRRE DOOLAN (Vicepresidente).- Tiene la palabra Su Señoría.
El señor BALTRA.- Señor Presidente, respecto del Protocolo Modificatorio del Tratado de Montevideo, que se denominó Protocolo de Caracas, en nuestro concepto sólo procede votarlo favorablemente, pero teniendo en cuenta qué significa.
En virtud del Protocolo de Caracas se oficializa, si pudiéramos decirlo así, el fracaso de ALALC. El Protocolo de Caracas se pactó en vista de que fracasó la segunda negociación para el establecimiento de la lista común. Es decir, los países no pudieron ponerse de acuerdo en las mercaderías que iban a incluirse en la lista común; lista que, según lo dispuesto en el Tratado de Montevideo, es irreversible, pues las mercaderías que se incluyen en ella ya no pueden excluirse, lo que no sucede con las listas nacionales, que se negocian anualmente y en las cuales las mercaderías que se incluyen en ellas pueden retirarse posteriormente, previa renegociación entre las partes. La imposibilidad de llegar a negociar las mercaderías que iban a formar parte de la lista común fue lo que indujo a los países que integran la ALALC a proponer el llamado Protocolo de Caracas.
Dicho Protocolo significa varias cosas. En primer lugar, de acuerdo con el artículo 2º del Tratado de Montevideo, la zona de libre comercio, llamada ALALC, debió quedar perfeccionada en 1962, o sea, en doce años. En dicho lapso deberían haber desaparecido todas las restricciones aduaneras y otras restricciones cuantitativas en el comercio entre los diversos países. Como ello no sucedió, se prorroga el plazo hasta el 31 de diciembre de 1980.
Dispone además este Protocolo que el Comité Ejecutivo Permanente de ALALC realizará antes del 31 de diciembre de 1973 los estudios previstos en el artículo 54 del Tratado, o sea los estudios que permitan que el Tratado de Montevideo siga caminando. Pero, en nuestro concepto, constituye también otro rasgo grave y de importancia dentro del Protocolo de Caracas, el que la tasa de desgravación anual, que en el Tratado de Montevideo era de 8%, se reduce a 2,9%, lo que lisa y llanamente significa el fin de ALALC. Todavía más, se contienen disposiciones en virtud de las cuales cualquiera de las partes podrá excepcionarse aun de esta tasa del 2,9%. En efecto, el Protocolo de Caracas dice que la parte contratante que desee acogerse al régimen de excepción… deberá ponerlo en conocimiento del Comité Ejecutivo Permanente con anterioridad a la celebración de la Conferencia Ordinaria correspondiente, presentando la información que justifique la utilización de este régimen. De modo que cualquier país puede excepcionarse sin necesidad de autorización.
Votaremos favorablemente el Protocolo de Caracas, pero con la conciencia bien clara de que él viene a oficializar el fracaso de ALALC.
El señor RODRIGUEZ.- Creo que el Honorable señor Baltra tiene mucha razón en cuanto a la falta de éxito de no pocas directrices iniciales que se trazaron en la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio.
Sobre el particular, me permitiría solicitar que el Ministerio de Relaciones Exteriores nos enviara, con la prudencia de tiempo requerida, una especie de evaluación de lo que, a juicio de dicha Cartera, son los avances o retrocesos, los aspectos positivos y negativos de lo que ha ocurrido en conjunto con el sistema de la ALAC, así como en el Pacto Andino. Respecto de esta última materia, sabemos que, al parecer, afortunadamente las resistencias venezolanas a ingresar al Pacto Andino se están debilitando y que habrá mayor propensión a ingresar a dicho sistema, que a juicio personal del Senador que habla es de más validez, de más posibilidades reales para el desarrollo económico chileno en cuanto a la integración de esos países del Pacífico, que la propia ALALC.
Sin embargo, creo que al Honorable señor Baltra le faltó señalar un aspecto: el de las dificultades. A mi juicio, entre estas está la presencia política de los diversos Gobiernos latinoamericanos. Es indudable que cuando haya regímenes más homogéneos, con mayor presencia popular, con mayor contenido democrático, con propósitos comunes más ambiciosos - entre los cuales no se excluya el pensamiento bolivariano, que para muchos aparece distante, idealista y utópico -, caminará paralela y realmente la integración económica. Pero mientras haya regímenes, incluso con ciertas rivalidades y disputas entre sí, como ocurre con las preeminencias que aparecen a cada paso entre Brasil y Argentina, por ejemplo, no cabe duda de que existirá un factor negativo para la integración general en el continente. Además, yo diría que la integración está un poco prisionera en las inversiones europeas y norteamericanas, que constituyen grandes centros de inversión, de monopolio, de exclusivismo para el empresario nacional, muchas veces, en que se crea una especie de servidumbre económica que, por lo tanto, impide el desarrollo de las fuerzas integradoras.
Por lo expuesto, pienso que es bueno que el Senado disponga en algunas semanas más de una especie de resumen elaborado por nuestra Comisión de Relaciones Exteriores, que contenga una evaluación de lo que se ha caminado y de lo que no se ha caminado, como de las dificultades creadas en torno de ALALC y el Pacto Andino. Por ejemplo, se había señalado que la integración centroamericana había tenido pleno éxito; sin embargo, ha caído en bancarrota; ha venido deteriorándose, porque, como se hizo presente, estaba bajo la sombra del imperialismo y no pudo prosperar ese sector integrador. Por eso, creo útil para nosotros tener una visión clara sobre la materia, a fin de que, sin prejuicios ni anteojeras, veamos concretamente cuál sería el papel más dinámico de Chile para promover la integración.
Por eso, pido oficiar, en mí nombre o en el del Comité Socialista, a fin de pedir el mencionado resumen. Inclusive, sería útil citar al Senado, tal vez después de marzo no antes, dadas las próximas elecciones parlamentarias, en que medio Senado está postulando y la otra mitad debe ayudar a los candidatos a Diputados, a una sesión de jerarquía y de importancia, en la que podamos examinar en profundidad estos problemas y, en forma muy responsable, hacer sugerencias y proponer las modificaciones que estimemos de rigor, además de las que proponga el Gobierno.
El señor AGUIRRE DOOLAN (Vicepresidente).- Si le parece a la Sala, se enviará el oficio solicitado por el Honorable se��or Rodríguez.
Acordado.
El señor BALTRA.- Adherimos a la petición del Honorable señor Rodríguez.
En cuanto a lo expresado por el señor Senador, quiero añadir algunas breves palabras.
En primer lugar, no cabe duda de que el Pacto Andino, propiciado principalmente por el Gobierno de Chile, se constituyó a consecuencias del fracaso de ALALC, pues dentro de ésta conviven países no sólo con pensamientos políticos diferentes, sino también - lo que es muy importante - con mercados distintos y grados de desarrollo muy desiguales. En mi concepto, el fracaso de ALALC se debe principalmente a la falta de voluntad política de los países de mayor mercado dentro de América Latina para poder llevar adelante un proceso de integración generalizada.
Además de esta causa política, que en mi opinión es fundamental, en otras oportunidades he señalado otras, que me permitiré volver a señalar. Ellas son: 1. Los diferentes niveles de desarrollo y de potencialidad económica, como ya dije, que determinan agudas disparidades en las posibilidades relativas de los países para aprovechar efectiva y equitativamente los beneficios de la integración. 2. Las pronunciadas desigualdades en el desarrollo de las zonas o regiones de cada país o de algunos países, lo que dificulta que sus problemas puedan plantearse en términos definidamente nacionales. 3. Las deficiencias en las infraestructuras de vinculación, que limitan o impiden las relaciones económicas zonales. 4. Las disparidades en las medidas económicas, financieras, monetarias, laborales y sociales adoptadas por los países y que, sumándose a los desequilibrios estructurales ya señalados, determinan costos muy heterogéneos, que generan poderosas resistencias al avance del programa de desgravación. 5. El conocimiento muy precario, e incluso el desconocimiento, de los mercados del área. 6. La escasa vocación exportadora de los empresarios y el consiguiente temor ante cualquiera modificación de las condiciones imperantes. 7. Los problemas de varios países en cuánto a sus balanzas de pago, lo que ha determinado la imposición de medidas restrictivas al intercambio. Y 8. Las distintas tasas de inflación y las diferencias en el poder adquisitivo real interno de las monedas nacionales.
Es este conjunto de factores el que, sumándose a la falta de voluntad política por parte de los países con mayores mercados internos dentro de la zona, el que ha conducido al fracaso de ALALC. Por eso, también, los países de mercados medianos y de subdesarrollo económico más acentuado convinieron en el llamado Pacto Andino o Pacto de Cartagena.
Son de mercado mediano Chile, Perú, Colombia y también Venezuela, que, a pesar de que en sus comienzos expresó su adhesión a la idea, después tuvo problemas internos, muy respetables, que han impedido su integración al Pacto Andino; pero, como acaba de anotar muy acertadamente el Honorable señor Rodríguez, al parecer ahora el Gobierno de Venezuela ha logrado vencer esas resistencias internas y podrá incorporarse al Pacto Andino. Ello significa que en él estarán representadas todas las naciones de América del Sur con mercado mediano. También lo integran Bolivia y Ecuador, que son dos países de menor desarrollo económico relativo, que encuentran dentro del Pacto Andino un instrumento que, sin ser el más perfecto, permitirá sin embargo a todas nuestras naciones avanzar en la integración que necesitan para desarrollar sus industrias.
Por último, reitero que coincido con la petición del Honorable señor Rodríguez, en cuanto a que oficialmente se haga una evaluación de los resultados de la ALAC y del Pacto Andino, así como de las proyecciones o posibilidades de este último instrumento de integración.
El señor AGUIRRE DOOLAN (Vicepresidente).- La Mesa interpreta las expresiones del Honorable señor Baltra en el sentido de que el señor Senador se suma a la solicitud del Honorable señor Rodríguez respecto del envío del oficio. Asimismo, los antecedentes solicitados se tendrán en consideración en su oportunidad, para los efectos de la sesión que se ha pedido realizar durante el mes de marzo.
Tiene la palabra el Honorable señor Reyes.
El señor GARCIA.- ¿Me permite, señor Presidente?
El señor AGUIRRE DOOLAN (Vicepresidente).- El Honorable señor Reyes la solicitó con anterioridad, señor Senador.
El señor REYES.- Concedo una interrupción al Honorable señor García.
El señor AGUIRRE DOOLAN (Vicepresidente).- Con la venia de la Mesa, tiene la palabra el Honorable señor García.
El señor GARCIA.- Primero, quiero preguntar si el proyecto tiene urgencia.
El señor REYES.- Sí, señor Senador: vence el 11.
El señor JULIET.- Tiene suma urgencia.
El señor AGUIRRE DOOLAN (Vicepresidente).- Tal como figura en la tabla de hoy, el plazo constitucional vence el 11 de enero de 1973.
El señor JULIET.- Y si no lo aprobamos, quedamos fuera de la ALALC.
El señor GARCIA.- Sólo quiero agregar unas pocas consideraciones al respecto.
Siempre he pensado que uno de nuestros grandes defectos es buscar excusas a las cosas que no podemos realizar, bañándonos en palabras sobre la visión de Bolívar o sobre la integración total de América Latina. Soy partidario de hacer las cosas pequeñas, porque si no somos capaces de ello, nunca podremos hacer ni las grandes ni las medianas.
En un país como el nuestro, que no está integrado, que tiene cuatro o cinco zonas distintas con diversos regímenes aduaneros; donde no pueden pasar los productos de una provincia a otra, como sucedía quizás en Francia en la época de la Revolución Francesa, donde cada provincia tenía aduanas, como sucede hoy en Chile; donde no se puede pasar gran parte de las mercaderías de Chiloé a Puerto Montt, o de Antofagasta o Atacama a La Serena; es decir, donde todo el territorio está dividido en esta forma, ¿no sería preferible, pregunto yo, la integración interna antes de pensar en establecerla con otros países de América? En suma, una vez que seamos capaces de eso, sigamos avanzando. Ese es el fondo del problema.
A mi juicio, eso constituye un escapismo frente a la realidad, porque ésta es muy dura y porque lo que he señalado cuesta mucho hacerlo.
El Honorable señor Baltra - deploro que no esté en la Sala - citó las causas varias son efectivas de que no hayamos podido triunfar en la ALALC, pero no dijo que es muy difícil que exista intercambio entre países que tienen 60%, 80%, 100% o más de inflación. Si desean realizar intercambio, deben tener monedas duras, estables; regímenes monetarios que les permitan cumplir ese propósito. No nos escapemos de las tremendas realidades. ¿Qué intercambio puede haber en naciones como Argentina, que termina el año con 60% de inflación, o como Chile, donde a fines de 1972 aquélla alcanzó 150%? No conozco en estos momentos la cifra exacta de la inflación en Uruguay, pero llegó a tener 90%. En esas condiciones, ¿qué posibilidades existen de hacer intercambios reales, de integrarse? Habría que establecer una moneda común.
Entre las opiniones expresadas en la Sala, se dijo que falta empuje empresarial en Chile. En mi opinión, nuestro país tiene un empuje empresarial exportador tremendo, como pocas naciones. ¿Saben los señores Senadores, por ejemplo, que nuestro vino se exporta a cuarenta países?
El señor JULIET.- ¡Se exportaba!
El señor GARCIA.- Sí, porque ahora no hay qué exportar; pero antes cuarenta países recibían nuestro vino.
Pero ahora hemos exportado lo mejor que teníamos, que son los empresarios, quienes, cuando vieron que no podían trabajar en Chile, empezaron a montar sus empresas en países integrantes del Pacto Andino en busca de facilidades que no se les habían dado en su nación. Esta es una terrible realidad. Si, por ejemplo, uno entra en bancos de Brasil, se encontrará con que los chilenos son gerentes; en Argentina, grandes granjas avícolas pertenecen a chilenos, y en la industria vitivinícola de Mendoza, los mayordomos, los expertos y los llaveros también son compatriotas nuestros. Se ha echado de Chile a esa gente y se le han quitado sus bienes, sin ganancia para nadie.
Por lo expuesto, si el Gobierno no nos tuviera abocados al plazo de la urgencia, como acaba de informar el Honorable señor Juliet, yo habría pedido segunda discusión, a fin de debatir, precisamente, todo lo que he señalado.
Formulo votos a fin de que, primero, consigamos integrar a nuestro país, pues, simplemente, prefiero que se pueda viajar con carne entre Rancagua y Santiago, en vez de pretender libertad de comercio entre Argentina, Brasil, Uruguay, Chile, Perú o Colombia. Cuando se encuentre integrado nuestro país, entonces pensemos cómo se puede integrar el resto del continente.
El señor AGUIRRE DOOLAN (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Reyes.
El señor RODRIGUEZ.- ¿Me permite una interrupción, señor Senador?
El señor AGUIRRE DOOLAN (Vicepresidente).- Con la venia de la Mesa, puede hacer uso de una interrupción el Honorable señor Rodríguez.
El señor RODRIGUEZ.- Deploro que un debate que hemos planteado con altura de miras y con mucha seriedad, el colega señor García lo rebaje con la pequeña guerrilla politiquera, con el ejemplo maligno y con la oposición sin sentido.
Cuando intervenimos el Honorable señor Baltra y el Senador que habla, lo hicimos con otras miras, con otro horizonte. Sin embargo, el colega tenía que bajar al barro y al lodo de la disputa estéril.
Por último, si alguien se ha ido del país, nadie lo echó. Se fue por cobarde y por saboteador. Además, nadie ha dicho nada contra el nivel empresarial chileno.
El señor GARCIA.- ¿Son cobardes los que se van del país?
El señor JULIET.- ¿Y la fuga de cerebros?
El señor RODRIGUEZ.- Los que se fueron de Chile, lo hicieron por su propia cuenta.
El señor GARCIA.- ¡Claro! ¡Por su propia cuenta!
EL señor RODRIGUEZ.- Pero no vengan a decir que los hemos echado de Chile, porque eso es mentira.
El señor JEREZ.- El Senador señor García está muy exaltado.
El señor GARCIA.- Estoy muy tranquilo contando lo que ha pasado, señor Senador.
El señor AGUIRRE DOOLAN (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Reyes.
El señor REYES.- Como miembro de la Comisión de Relaciones Exteriores, acepto creo que todos sus integrantes también lo harán con gusto que se realice un estudio completo del desarrollo del Pacto Andino y del proceso de la ALALC.
Al señalar que la ALALC no ha progresado en los términos deseados por todos nosotros, debemos tener en cuenta que la negociación que debió cumplirse en 1967, que se prolongó hasta 1970, tendiente a rebajar hasta 50% las franquicias aduaneras, en esa fecha no dio el resultado apetecido. Es así como hemos llegado a este año y, por eso, se pide la prórroga. No otra cosa es este tratado: una prórroga del plazo para establecer las mismas rebajas aduaneras estipuladas por la ALALC.
Por otra parte, es evidente, como aquí se ha señalado, que la desigualdad de los recursos industriales, financieros y técnicos de algunas naciones obliga a que existan países con trato preferencial. Así está considerado dentro de la ALALC y del Mercado Andino. También es un hecho que si se recurrió a la formación de la ALALC y del Mercado Andino, ello se debió a que a las naciones con mercados muy pequeños les es imposible desarrollar procesos de industrialización mayores. Sin lugar a dudas, el ejemplo del Mercado Común Europeo promovió el desarrollo del Mercado Común en Latinoamérica. Cabe hacer notar cuánto ha costado para que el Europeo llegue a tener éxito, y como sólo recientemente se han incorporado países tan sólidamente establecidos como Gran Bretaña y otros.
El señor JULIET.- Dieciséis años.
El señor REYES.- Transcurrieron dieciséis años antes que esos países pudieran incorporarse al proceso del Mercado Común Europeo.
En nuestro caso, se trataba de naciones con industrias incipientes, casi todas amparadas por regímenes proteccionistas muy fuertes y muy difíciles de alterar. En el mismo caso de Venezuela, que, como se ha señalado, está por incorporarse al Mercado Andino, ese proceso fue muy difícil, precisamente por la presión de las industrias establecidas, que no quieren enfrentarse a competencias que puedan ocasionarles daño económico, sobre todo en un país que ha tenido un régimen de desarrollo industrial más bien retardada, ya que hasta hace poco tiempo vivía sobre la base de la riqueza del petróleo e importando todo del exterior, principalmente desde Estados Unidos.
Como decía, dado que el Protocolo de Caracas es una simple prórroga de las cláusulas establecidas en el Protocolo de ALALC, no hay inconveniente alguno de nuestra parte para aprobarlo. Por lo demás, debemos tener en cuenta que aquí se destaca la existencia del Pacto Andino como un hecho importante. Sin duda, es trascendental que se haya establecido, pero, precisamente, el Pacto Andino pudo llevarse adelante inspirándose en el procedimiento de la ALALC. O sea, si no hubiera existido ese tratado previo de Montevideo, que ahora se prorroga por el Protocolo de Caracas, tampoco se habría podido establecer el Mercado Andino en los términos en que se pactó. Por lo tanto, nosotros manifestamos nuestro acuerdo con el proyecto en debate, que prorroga el Protocolo de Caracas.
El señor AGUIRRE DOOLAN (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Contreras.
El señor CONTRERAS.- Nosotros daremos nuestra aprobación al proyecto en debate, principalmente por las explicaciones e informaciones dadas por el Honorable señor Reyes.
Su artículo 1º. amplía hasta el 31 de diciembre de 1980 el plazo a que se refiere el artículo 2º del Tratado de Montevideo; es decir, el período de 12 años señalado en dicha norma. En el 2º establece que la ampliación dispuesta en el artículo anterior abarca todas aquellas disposiciones que conforman la estructura jurídica de la Asociación en cuanto tengan relación con el artículo 2º del Tratado. Y su artículo 3º dispone que el Comité Ejecutivo Permanente realizará antes de fines del presente año los estudios previstos en el artículo 54 del Tratado de Montevideo.
A mi juicio, si el Mercado Común Latinoamericano ha tenido defectos en cuanto a los contactos y resoluciones que hayan podido realizar los países, ello tiene una explicación. Como aquí se ha dicho, ni siquiera podemos ponernos de acuerdo como chilenos, internamente, en cuanto a problemas nacionales. Esta situación me da la razón para votar favorablemente el proyecto, pues si difícil es ponerse de acuerdo respecto de los intereses que deben prevalecer en cada país, mucho más lo es conciliar los de diversas naciones que, por diferentes motivos, no tienen intereses comunes. Por lo tanto, tales contactos son difíciles, y también lo es llegar a una conclusión práctica que pueda conciliar los intereses de todas las naciones pertenecientes al Mercado Latinoamericano. Sabemos que en el último tiempo se han realizado esfuerzos por incorporar a él a Venezuela, lo que creo que se conseguirá. Además, hay acuerdo en principio para la incorporación de Argentina. Reitero que esta no es tarea fácil. En el Mercado Común por ejemplo, ¿cuánto tiempo se estuvo discutiendo y tratando de unificar puntos de contacto, para que sólo ahora, después de una cantidad de años, se haya permitido el ingreso de Inglaterra a dicha organización?
Entiendo que esos contactos no son fáciles de lograr, por lo que me parece plausible la ampliación del pazo, a fin de que podamos aunar intereses y desarrollar nuestra atrasada economía.
Los Senadores comunistas votaremos favorablemente.
Se aprueba.
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