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- rdf:value = " El señor MORENO.-
Como lo hemos demostrado esta mañana, el conflicto que aqueja a los trabajadores del mineral El Teniente es netamente gremial. Para demostrar la veracidad de lo que estoy declarando, pido la inserción en el Diario de Sesiones de la comunicación emitida por todos los dirigentes de los nueve sindicatos mineros de El Teniente, los cuales, con fecha 28 de octubre de 1972, hicieron presentes a la Sociedad Minera El Teniente sus derechos establecidos en la ley 17.713 y, al mismo tiempo, optaron por que se les aplicara la letra P) del artículo pertinente y no la escala móvil ni se les desconociera ningún otro beneficio que ellos hubieran obtenido en el pasado.
Ahora, los dirigentes comunistas y socialistas se hacen los lesos.
Como lo voy a probar a continuación, la Unidad Popular, el Gobierno y sus órganos de prensa han tratado de tergiversar el carácter de este conflicto, motivo por el cual es indispensable dejar estampados en el Diario de Sesiones para que lo lean todos los chilenos los nombres y las firmas de los dirigentes sindicales, militantes socialistas y comunistas, a quienes hoy día sospechosamente les ha bajado un ataque de sordera y que, al parecer, no recuerdan lo que estaban repitiendo hace muy pocos días.
Pido la inserción de tal documento.
El señor PALMA (Presidente).-
Si le parece a la Sala, se aprobaría la inserción señalada. Acordado.
-El documento cuya inserción se acuerda es el siguiente:
Firmas dirigentes sindicales
Vicepresidente Ejecutivo de la Sociedad Minera El Teniente, compañero Armando Arancibia.
Presente.
De nuestra mayor consideración:
La Zonal El Teniente, que agrupa a los nueve Sindicatos de la Empresa, comunica a usted que por acuerdo de la Zonal El Teniente, como asimismo por resolución de las respectivas Asambleas Sindicales, hemos decidido acogernos a las disposiciones de la ley Nº 17.713, de fecha 2 de septiembre de 1972, y que en su letra p otorga el derecho a los trabajadores sujetos a régimen convencional para acogerse por una sola vez y en el plazo de 60 días, al reajuste del 100% entre el inicio del convenio y el 30 de septiembre de 1972, por el alza del costo de la vida.
Asimismo, hacemos presente que la ley 17.713 nada dice sobre imputación de cantidades recibidas durante la vigencia de un convenio, acta, de avenimiento o fallo arbitral; por lo tanto, el reajuste que se establece en la ley antes mencionada debe calcularse sobre los sueldos y salarios vigentes al 30 de septiembre del año en curso, sin considerar ninguna variación experimentada por aquéllos durante la vigencia del acta de avenimiento que se prorroga por el período señalado en la ley 17.713.
Por otra parte, confirma indirectamente lo anterior, lo dispuesto en el artículo 84 de la ley 17.654 que repite la norma contenida en leyes de reajustes anteriores que otorga la facultad a los empleadores para imputar a los reajustes establecidos en ella los aumentos otorgados como anticipo a aquéllos, En consecuencia, al no establecer la ley Nº 17.713 una disposición similar, confirma el que dichos aumentos no se imputan al reajuste establecido en ella.
En virtud a lo expresado, quedamos a disposición de los representantes de la Sociedad Minera El Teniente, para reunirnos y ponernos de acuerdo sobre el modo y forma en que se otorgarán los reajustes de sueldos y salarios para los trabajadores de El Teniente.
Atentamente.
Sindicatos Sewell y Mina:
Etiel Moraga Fuentealba.- Jaime Arros C.- Luis Vergara C.- Julio Gálvez A.- Horacio Maldonado V.- Humberto Barrera L.- Jaime Araya A.- Carlos Vargas M.- Héctor Lagos P.- Luis Arredondo S.
Sindicatos Caletones:
Orlando Moraga Fuentealba.- Manuel Tapia A.- Armando Garrido F.- Aníbal Vargas G.- Rosendo Valencia.- Arturo Latuz F.- Eduardo Díaz S.- Osvaldo Rofusta J.- Carlos Robles.- Hugo Guzmán V.
Sindicatos Coya y Pangal:
Emilio Torres T.- Luis Gracia A.- Héctor Herrera M.- Hernán Castillo A.-Roberto Muñoz R.- Manuel Marín C.- Manuel Donoso P.- Reinaldo Villalobos O.- Víctor Liberona O.- Marcial Poblete P.
Sindicato Santiago:
Mario Escalona G.- Haroldo Muñoz S.- Guillermo Solís M.- Jorge Negrete B.- Gaspar Lueje V.
Sindicatos Rancagua:
Carlos Arellano J.- Milton Puga S.- Juan Pincheira C.- Guillermo Medina G.- Miguel Lee U.- Luis Guzmán C.- Manuel Jorquera O.- José Lillo V.- Marcos Pezoa S.- Octavio Cisterna R.
El señor MORENO.-
Los trabajadores recurrieron a todos los procedimientos normales para que se les cancelara lo que les otorga la ley 17.713. A los parlamentarios por la zona, nos consta cómo los dirigentes gremiales, con seriedad, ponderación y responsabilidad, fueron agotando todas las instancias, los mecanismos y los métodos oficiales u oficiosos para evitar la generación del conflicto.
A nadie le conviene la huelga del cobre.
Las infamias contra los mineros de El Teniente.
Yo rechazo la infamia que se lanza contra los trabajadores de El Teniente en el sentido de que ellos son agentes movidos por los hilos internacionales para tratar de socavar el prestigio y la solidez de este Gobierno. Creo que nunca esos asalariados habían sufrido las injurias y groserías que daré a conocer, publicadas en La Nación, en El Siglo y en Puro Chile.
Quienes llegaron al Gobierno haciendo gárgaras con el nombre de los trabajadores y se sacaron fotos con los mineros de El Teniente para hacer grandes posters y mandarlos al extranjero, hoy día les vuelven las espaldas y los tapan de injurias, calumnias y epítetos, porque, a juicio de ellos, tales trabajadores se les atravesaron en el camino al pedir que se respetaran la Constitución y la ley. ¡Estos son el clima que estamos viviendo hoy día y los métodos que se aplican para quebrar la resistencia de todos los trabajadores!
La grave trascendencia de este conflicto.
El conflicto, como lo hemos manifestado en esta Sala, tiene Una trascendencia mucho mayor que los legítimos derechos de los propios trabajadores de ese mineral. Si el Gobierno quiebra la huelga de El Teniente atropellando la ley y la Constitución, no habrá sindicato alguno en Chile que se pueda defender, no habrá organización gremial que pueda plantear sus legítimos derechos y reivindicaciones, no habrá negociación colectiva nunca más, pues, de acuerdo con la creación de la Junta Central de Sueldos y Salarios, desde las oficinas se les dirá a los asalariados lo que recibirán, lo que les conviene y lo que no les conviene. ¿En qué quedaron las luchas sindicales y los miles y miles de dirigentes gremiales que hicieron de una vida entera una causa de dolor y sacrificio para lograr tales conquistas?
Los democratacristianos levantamos con fuerza nuestra voz en esta Sala, porque siempre hemos estado junto a los derechos de los trabajadores. Inclusive en la época en que fuimos Gobierno y afrontábamos conflictos laborales, jamás recurrimos al expediente innoble de dividir los movimientos obreros o de comprar a los dirigentes, como está ocurriendo en la actualidad.
La estrategia del Gobierno en el conflicto.
Deseo ir demostrando cuál ha sido la estrategia que el Gobierno ha usado para manejarse en este conflicto que hoy día entra en su vigésimo octavo día. Creo que la pista la tomamos al analizar la publicación del diario Ultima Hora, de propiedad de los Ministros del Partido Socialista señores Almeyda y Tohá, y del Ministro independiente allendista, ex alessandrista, don Luis Matte Valdés, el cual, en su edición del 25 de abril pasado, muestra su sorpresa por el conflicto, diciendo: El Jueves Santo una apreciable mayoría de diez mil trabajadores de El Teniente son catorce mil acordaron iniciar una huelga exigiendo el pago de un pretendido reajuste que la empresa nacionalizada se habría negado a cancelar en octubre del año pasado. El paro, que no fue acatado por los sindicatos industriales de Coya, donde funciona la Central Eléctrica ni por la fundición de Calefones, pilló de sorpresa a los ejecutivos de El Teniente. ¡Tómese nota de esto en el Senado de la República: el paro, que ya llevaba varios días, pilló de sorpresa a los Ejecutivos de la sociedad! ¡Tamaña sorpresita...!
¿Y qué dice ese diario a continuación? El conflicto que a la luz de los antecedentes constituye una aberración fue preparado subterráneamente y con habilidad por sectores de oposición que trabajan en el yacimiento, los que lograron crear un clima de suspicacia y de falso gremialismo. Al respecto, vuelvo a recordar a los señores Senadores las firmas de los 45 dirigentes sindicales, muchos de ellos la mayoría, numéricamente socialistas y comunistas, con carné al día. ¡No sabía yo que se trataba de niños tan ingenuos, a quienes se podía pasar gatos por liebres y que no se daban cuenta de lo que estaban pidiendo y firmando...!
El conflicto no lo quieren arreglar.
¿Qué más dice ese artículo tan interesante, cuyo texto citó también en parte el Honorable señor Valenzuela? El trabajo político de captación y convencimiento ha funcionado mal y ahora recogemos los frutos, con un paro peligrosísimo por las implicancias futuras que representa. Es decir, no se quejan por el conflicto en sí, sino por lo que puede pasar después, como lo manifesté al comenzar mi discurso. Esta huelga continúa la publicación la podemos arreglar sin embargo, llevaba ya 28 días y no la querían arreglar, y aquí declaran que la pueden solucionar, pero ¿cómo solucionaremos el próximo pliego de peticiones que debe ser presentado en dos meses más? Y a continuación agrega algo que no lo hubiéramos imaginado jamás: En El Teniente operan nueve sindicatos, lo que constituye un pesado lastre heredado de la administración norteamericana. O sea, para la administración de la Unidad Popular constituye un pesado lastre la organización sindical. ¡Y nosotros creíamos que era motivo de orgullo para los comunistas y socialistas! Yo lo creía sinceramente, y me he desayunado con esa comunicación. Para ellos la lucha de los trabajadores chilenos de El Teniente en contra de los norteamericanos, que eran los dueños del yacimiento, es un pesado lastre.
La señora CARRERA.-
Es una tergiversación absurda.
El señor MORENO.-
Estoy leyendo en forma textual el diario de su partido, y si Su Señoría lo desea, se lo puedo enviar para que lo revise.
¿La indefensión del Gobierno?
¿Qué dice en seguida ese artículo, publicado cuando se iniciaba la huelga? Ha quedado demostrada la gran indefensión del Gobierno de este Gobierno de los trabajadores, indefenso frente a éstos frente a los trabajadores del cobre, los que siguen operando como si negociaran con los patrones yanquis. El Gobierno no ha elaborado una estrategia para resolver los graves problemas laborales de la Gran Minería del Cobre y sólo ha recurrido a mecanismos de parche para resolver problemas parciales y evitar un enfrentamiento qué será inevitable tarde o temprano. Aquí el Partido Socialista les dice a sus propios militantes y a los comunistas, y también al resto de los trabajadores que en número apreciable no militan en esas colectividades, que habrá un enfrentamiento inevitable con ellos. ¿Cuál es el enfrentamiento? El que se producirá al quitarles sus derechos; porque si no, ¿de qué enfrentamiento me hablan? ¿Y cuál es la aspiración de los trabajadores? Mantener las conquistas logradas en las reformas constitucionales. Y en el diario del Partido Socialista se les notifica que tarde o temprano les va a llegar al pihuelo, porque no podrán seguir subsistiendo los derechos de los trabajadores, porque viene un enfrentamiento inevitable a fin de impedir que ellos sigan ganando lo que estaban ganando, de acuerdo con sus conquistas gremiales de más de treinta, cuarenta y cincuenta años. Por eso, dicho artículo, que es, a mi juicio, el inicio de la pista ideológica y política del manejo del conflicto, termina diciendo: Porque cabe preguntarse ¿es posible seguir permitiendo que elementos antipatriotas los trabajadores del cobre son los antipatriotas sigan paralizando los minerales por motivos fútiles, provocando pérdidas cuantiosas a la economía chilena y al pueblo?
Será interesante para los trabajadores de El Teniente y para todos los chilenos leer tales publicaciones, las cuales, probablemente por la escasa circulación del diario Ultima Hora, pasaron inadvertidas para mucha gente.
Primera tarea: descalificar a los mineros.
En los días siguientes, en el mes de mayo, es posible apreciar el manejo ambivalente del Gobierno frente al conflicto. Primero trata de descalificar a los trabajadores de El Teniente manifestando que son privilegiados. El mismo diario Ultima Hora, en su edición del 2 de ese mes relata que el PresidenteAllende acaba de recibir en La Moneda a esos trabajadores antipatriotas que están en conflicto, y ha conversado con ellos para ver lo que ocurre. Al día siguiente, el diario Puro Chile, del Partido Comunista, expresa que en El Teniente los paleros ganan 18 millones de pesos mensuales como sueldo base. La declaración la hizo ese periódico, y los trabajadores presentes pueden imponerse de ello. Y se compara esa remuneración con lo que ganan los mineros de Lota en el carbón, los cuales sólo perciben dos vitales. En seguida viene una comparación muy curiosa en el Puro Chile del 3 de mayo, donde se expresa: Asimismo, debemos señalar que los trabajadores que ingresan a trabajar al mineral El Teniente perciben un sueldo de 11 millones de pesos, cantidad que percibe mensualmente un funcionario del Banco de Chile con 10 años de servicios, sin considerar que el Banco de Chile es una de las instituciones bancarias donde se pagan mejores salarios. En realidad, nunca había visto que para defender la posición del Gobierno se comparara a los del Banco de Chile con otros trabajadores. También ello ha constituido una sorpresa para mí.
Más agresividad: Los mineros de El Teniente son traidores de la clase obrera.
El 4 de mayo se ponen más agresivos, en vista de que su táctica anterior no les da resultados. El diario Ultima Hora, que se ha encargado, en nombre del Partido Socialista, de decir las peores cosas en contra de los trabajadores de ese mineral, señala: Trabajadores de El Teniente están traicionando los postulados de la clase obrera. La verdad es que nunca pensé que el hecho de pedir el cumplimiento de la ley y la mantención de los beneficios que los trabajadores han conquistado constituyera una traición a la clase obrera. Y bajo ese título se expresa que un dirigente de una mina de carbón del sur manifestó lo siguiente: Digo responsablemente, en nombre de todos los trabajadores del carbón, que la huelga del cobre es para nosotros una de las huelgas más antipatrióticas que esos trabajadores con mentalidad economicista en extremo están manteniendo. Este es un término muy interesante que hoy en día está circulando en las esferas de Gobierno. En el Ministerio del Trabajo, siempre que los obreros llegan a pedir un reajuste o a solicitar alguna reivindicación, se les dice que tienen criterio economicista. ¿Y en qué consiste ese criterio? En tratar de comer, de vivir y de defenderse de la inflación. Economicismo es luchar para que a la gente no se la coma ese monstruo que el propio Gobierno ha definido, en todos los términos, como el peor enemigo de los trabajadores, y en el cual los sueldos y salarios van perdiendo valor en la medida en que suben los precios de las cosas que la gente debe consumir y gastar para su diaria subsistencia. En realidad, el término economicismo resulta ridículo porque no sólo en el conflicto de los trabajadores de El Teniente, sino que en cualquier otro de los profesores, de los trabajadores de la educación y de la salud, la presión, que se ejerce sobre el Gobierno no se debe a que la gente quiera ganar más que antes, sino a que desea recuperar por lo menos un mínimo de lo que el Gobierno, mediante la inflación desatada, ha quitado hoy día a la mayoría de los trabajadores que viven de un sueldo o salario.
A continuación la mentira: ¡La huelga se terminó!
Pero siguiendo con el hilo del pensamiento que estoy desarrollando, ¿qué dice el diario La Nación? El 4 de mayo expresa que la huelga se termina. En esta materia pienso que si uno se guiara por las publicaciones de El Siglo, La Nación, Puro Chile, Canal Nacional de Televisión, Radio Portales y Radio Corporación, llegaría a la conclusión de que los mineros de El Teniente han vuelto a trabajar alrededor de 23 días seguidos, y cada día vuelven más. Sin embargo, a pesar de ello, cada día hay menos laborando.
El diario de Gobierno La Nación, en su edición del 4 de mayo, afirma que Más del 75 por ciento de los trabajadores del mineral de El Teniente se han reintegrado. El 5 de mayo Puro Chile publica el siguiente título: El 60 por ciento de los trabajadores ha vuelto al trabajo. Ese mismo día La Nación expresa: Principio de solución en paro de El Teniente. Por su parte, El Siglo del 5 de mayo afirma: Sindicato Sewell y Mina de El Teniente vuelve al trabajo. Después de ese título se relata una de las asambleas más grotescas que se conocen, a juicio de los propios afiliados a ese sindicato, y se afirma que los mineros gritaban con entusiasmo: Volvamos a trabajar.
El 6 de mayo Puro Chile afirma: Mineros en huelga vuelven al trabajo, y más adelante señala que El 70 por ciento de los trabajadores de la Gran Minería del Cobre que se encontraban en huelga desde hace catorce días, se reintegran al trabajo mañana lunes. Por su parte, El Siglo, en su edición del 7 de mayo, publica el siguiente título: Mineros de El Teniente vuelven hoy al trabajo. Es decir, no lo habían hecho en los días anteriores. Al día siguiente, el mismo diario, en un acceso de optimismo, declara: Mineros de El Teniente volvieron al trabajo. Y a continuación manifiesta que El mineral de El Teniente recuperó ayer su marcha normal cuando alrededor de 10 mil. de sus 13 mil trabajadores o sea, el 80 por ciento retornaron al trabajo. Esta es la cifra más alta que se da al respecto. Es decir, el conflicto había terminado y sólo quedaban algunos pocos despistados que no habían retornado a sus labores. Sin embargo, al día siguiente parece que se dan cuenta de que las cosas no eran como las describían, y Puro Chile destaca que El 61% ya está en la pega. Es decir, bajaron del 80 por ciento al 61 por ciento. Al día siguiente se afirma en El Siglo lo siguiente: Le estamos poniendo firme el hombro. Y el porcentaje sigue bajando ahora del 60 por ciento.
El método totalitario: ocultar la verdad e impedir la información.
Si uno va revisando los diarios de Gobierno por lo demás, fui testigo de ello, pues estuve en Rancagua, puede imponerse de cómo se ha bloqueado la información, cómo se han transmitido cadenas de radio a costos increíbles, cada quince minutos, declarando a los trabajadores que se ha arreglado la huelga y pidiéndoles que vuelvan a trabajar. Ello me consta. porque estuve a fines de la semana pagada conversando con algunos camaradas nuestros de Chuquicamata, quienes nos manifestaron que en el Norte la gente escuchaba las radios de Gobierno y pensaba que el conflicto se encontraba resuelto, y sólo gracias a que sintonizaban las transmisiones de la radio Cooperativa desde la medialuna de Rancagua, en donde se informaba que se encontraban reunidos más de 8.000 trabajadores de El Teniente y que la huelga seguía, pudieron enterarse de que el paro, a diferencia de lo que afirmaba el Gobierno, no sólo no estaba paralizado o quebrado, sino que era cada día más amplio.
Por eso, y en nombre de cientos de trabajadores que hoy están en conflicto con quienes he conversado en Rancagua, elevo mi protesta por esta campaña de falsedades, de tergiversaciones, de ocultamiento de la verdad. Entiendo que al Gobierno no le guste esta situación, que no le convenga y que daría cualquier cosa por evitarla, pero ello no justifica la faramalla grotesca de presentarse ante el país y la opinión pública diciendo algo que a cualquiera que vaya a Rancagua le consta que no es efectivo.
El Presidente del Senado, testigo de la verdad.
Pongo por testigo al señor Presidente del Senado, don Ignacio Palma, quien fue invitado por los obreros del mineral el lunes 14 de mayo a concurrir a la asamblea realizada en la calle Lastarria, de la ciudad de Rancagua. El podrá atestiguar si quienes allí estaban eran dueñas de casa, escolares u ociosos. Había más de ocho mil trabajadores con sus tarjetas en la mano, lo que es la prueba más fehaciente de que actualmente el conflicto no sólo mantiene su magnitud inicial, sino que, no obstante sus esfuerzos, el Gobierno no ha podido quebrarlo, ni siquiera con el ofrecimiento de un bono que tendía a chantajear y a comprar en Eº 24.000 la renuncia de los derechos consagrados en la Constitución y la ley.
Lo expresado significa que no podemos aceptar esta fórmula, de manejar problemas que revisten gravedad para todo el país.
Las injurias en forma oficial.
¿Cómo permanecer silenciosos cuando en los editoriales de la prensa oficialista se han escrito las peores procacidades en contra de los trabajadores? ¿Qué dice, por ejemplo, el editorial del diario La Nación no él comentario de un periodista, cronista o articulista cualquiera del 11 de mayo? Refiriéndose a La agitación en el cobre, título del editorial, expresa: En estos momentos es difícil ser neutral frente a la angustia de un pueblo que se empina ansiosamente hacia una meta socialista, y que se ve asediado por la jauría reaccionaria e imperialista. Ya no se trata de intenciones o de disensiones, porque el que se atraviese en el camino, comete, lisa y llanamente, una traición. ¡Que lo escuchen los trabajadores de El Teniente que se han atravesado en el camino, según el diario de Gobierno La Nación: son calificados y considerados traidores a la patria!
Ese mismo día, siguiendo la línea de provocaciones, el periódico Las Noticias de Ultima Hora, de propiedad del Partido Socialista, llegó a los excesos más increíbles al titular Paro del cobre es la clave de conspiración contra Allende. En esos días estaba de moda el complot número 38 denunciado por esta Administración, por lo que los trabajadores del cobre eran fascistas, como se los describía, que instigaban la caída del Gobierno; eran personas que no tenían derecho a llamarse trabajadores.
El mismo 11 de mayo, sincronizadamente con los periódicos mencionados, el órgano oficial del Partido Comunista, el diario El Siglo que normalmente se caracterizaba por su ponderación, también perdió los estribos y publicó que grupos de provocadores manejados por los reaccionarios se esfuerzan por crear condiciones para prolongar el conflicto. Para esto obstruyen los caminos de acceso al mineral con barricadas, se toman locales de la empresa, apedrean y roban vehículos. Más adelante agregaba: Estos rufianes que ahora amenazan con un paro nacional de todos los trabajadores de la Gran Minería del Cobre, a falta de patria y patriotismo, sirven en los hechos a los planes de los enemigos de Chile.
¡Sí, señor Presidente; estoy leyendo textualmente el editorial del órgano de prensa del Partido Comunista! Se refiere a los rufianes que están en huelga en el cobre, cobrando dice a continuación los sueldos de la traición...
El señor VALENTE.-
No, señor Senador. Eso no se dice en contra de los trabajadores.
El señor MORENO.-
¡Escuche lo que viene en seguida, señor Senador, por si tiene alguna duda de a quién se refieren! Cobrando los sueldos de la traición, los dirigentes reaccionarios que pretenden romper nuestra economía, atentando contra la principal de nuestras riquezas básicas, se dedican a contabilizar con ánimo macabro las pérdidas que su miserable complot causa a nuestro país. Y a continuación, añade: Hay un complot contra Chile, y el paro de El Teniente tiene, sin que la inmensa mayoría de los que allí trabajan se lo hayan propuesto, todas las características de una pieza clave en él. Se produjo en los mismos días en que el fascismo redoblaba su política de violencia y preparaba el vuelo hacia Chile de Roberto Thieme, el difunto, para encabezar la rebelión de los vivos.
No sabía que los mineros de El Teniente se habían puesto de acuerdo y que estaban en contacto con el señor Thieme.
El señor VALENTE.-
¡No se trata de los trabajadores en conflicto, sino de los dirigentes reaccionarios!
El señor MORENO.-
¿Qué señala La Nación del día siguiente?
Es el periódico oficial del Gobierno.
El señor VALENZUELA.-
No haga esas afirmaciones, Honorable señor Valente, porque hay dirigentes en huelga que militan en la Unión Socialista Popular.
El señor VALENTE.-
No he dicho eso. He mencionado a los dirigentes reaccionarios.
El señor FONCEA.-
Los dirigentes son los representantes de los trabajadores, señor Senador.
El señor MORENO.-
Voy a terminar en seguida, aunque podría estar toda la mañana proporcionando antecedentes.
Creo que es decisivo, para la historia de los conflictos gremiales en Chile, dejar constancia escrita de cuál ha sido la conducta de este Gobierno Popular respecto de los organismos más populares, que son, precisamente, los sindicatos de los trabajadores del cobre, porque muchas veces la gente no lee estas cosas o las pasa por alto.
¿Qué expresa el editorial de La Nación del 12 de mayo, al día siguiente de las publicaciones que mencioné? Dice: Crimen contra Chile y, aparte hacer un exordio del conflicto mismo, manifiesta en un párrafo: Eso es de una injusticia irritante la petición de los trabajadores de que no se les hagan descuentos en virtud de la escala móvil y la clase trabajadora chilena toma debida nota de la actitud antipatriótica y anticlasista de aquellos que, engañados en los propósitos finales del movimiento del cobre, se han mantenido remisos a cumplir con la tarea de sostener el esfuerzo productivo que está realizando todo Chile.
Continúa: Y al momento de escribirse este editorial, se estaban desarrollando fuertes presiones sobre sectores desprevenidos de Chuquicamata, para detener la marcha de ese mineral, en un gesto de mal entendida solidaridad con los de El Teniente. Es decir, el diario La Nación declara que los organismos sindicales no podrían otorgar su apoyo a otros movimientos, porque eso sería una mal entendida solidaridad.
La publicación finaliza: Para sus maniobras en el exterior, el imperialismo se basta solo. Pero para sus ataques en el interior de nuestro país, necesita aliados chilenos que le sirvan incondicionalmente. Y en eso están ahora los imperialistas y sus agentes criollos, la burguesía nacional y sus partidos políticos sirvientes: atacando el cobre desde adentro, con la ayuda a veces inocente y otras veces culpable de ciertos sectores laborales que, por servir al amo extranjero y al viejo patrón criollo, no vacilan en traicionar a su propia clase.
Esta es una injuria que tampoco podemos dejar pasar y, por los miles de trabajadores independientes, democratacristianos y militantes en los partidos de la Unidad Popular que no son traidores a su patria, no puede permitirse ese tipo de imputaciones gratuitas y groseras en contra de los mineros de El Teniente.
Los mineros se han topado con una verdad distinta.
A lo largo de las muestras que he entregado a la Sala del Senado se observa que en torno del conflicto se ha ido creando determinado ambiente. Muchos asalariados en huelga se han llevado sorpresas al comprobar que la verdad que están viviendo y sufriendo es sistemáticamente desconocida y negada por los propios voceros oficiales del Gobierno.
En esto se ha llegado, a mi juicio, a situaciones realmente increíbles e inaceptables, como las ocurridas en los propios sindicatos en huelga. Es verdad que, como lo han publicado distintos órganos de prensa, el conflicto no partió simultáneamente en todos los organismos gremiales. Se inició con la paralización de cuatro sindicatos profesionales: Rancagua, Coya, Caletones y Sewell, y el Sindicato Industrial de Sewell y Mina. Pero con posterioridad llegó un instante en que casi la totalidad aprobó la paralización, en votaciones secretas. Hubo uno solo que no lo hizo: el Sindicato Industrial de Coya, en el que 264 trabajadores se opusieron y 113 manifestaron su conformidad. Pero, cosa paradójica, la propia empresa, por intermedio del gerente general señor Exequiel Ramírez y de uno de sus funcionarios, señor Jorín Pilowsky, propuso a los trabajadores: Párense ustedes, también, para evitar que haya problemas y dificultades con él resto de los obreros, insinuación que fue aceptada.
El Gobierno politiza el conflicto: da orden de quebrarlo.
¿Qué ocurrió después? Cuando el Gobierno adoptó la decisión de politizar el conflicto y dio instrucciones a los dirigentes socialistas y comunistas de romper el movimiento, ahí se produjo el cortocircuito. Y observamos que muchos de los que defendían la democracia dentro de sus organismos gremiales, mientras los controlaban, ahora volvieron la espalda y se olvidaron de sus propias actitudes sindicales anteriores.
El método marxista en operación.
Un ejemplo claro es lo sucedido en el Sindicato Industrial de Sewell y Mina, que agrupa a 4.500 obreros. Se citó a una reunión en la sede sindical, en la ciudad de Rancagua, a la que se invitó al señor Arrate, Vicepresidente de CODELCO, y a ejecutivos de la empresa. Llenaron la asamblea con personas ajenas al sindicato en su mayoría, obreros de la construcción de esa ciudad adictos a la Unidad Popular y allí, a gritos, dijeron que se debía volver al trabajo. No permitieron votación alguna, con lo que se impidió a los trabajadores ejercer su derecho a pronunciarse después de tan prolongado conflicto, y ni siquiera dejaron ingresar a la sede sindical a cientos de asalariados y mineros, con sus tarjetas, porque encontraron ocupado el local y no pudieron manifestar su oposición. Fue tal la violencia generada, que hubo conatos inclusive, agresiones con arma blanca, se destruyeron las butacas del sindicato y, además, agredieron al propio señor Arrate, quien, según el diario El Siglo que relató esa reunión, habría sido ovacionado por los trabajadores que querían volver a sus labores. ¡En realidad, no conocía esa manera de ovacionar a la gente...!
Posteriormente, ¿qué sucedió? El Gobierno va tratando, sistemática y persistentemente, de crear las condiciones para que los huelguistas desconozcan la verdad y magnitud de su propio conflicto. Ya he denunciado el ocultamiento de informaciones. Pero también se ha engañado a los obreros y a sus familias, y hacemos pública la tenebrosa campaña que se ejerce sicológica y físicamente en su contra. Activistas de la empresa y personas vinculadas a los Partidos Socialista y Comunista, de la Unidad Popular, recorren y visitan casa por casa diciendo que si los obreros no vuelven al trabajo, serán expulsados y se les aplicará la cláusula 8º de sus contratos, lo que significa que al no reincorporarse perderán sus derechos a continuar laborando en el mineral.
Esto se realiza con un despliegue increíble de recursos económicos. Estoy seguro de que si se saca la cuenta del dinero gastado en diarios, radios y televisión, en la campaña en contra de los huelguistas, se obtendría una cantidad suficiente para solucionar el paro.
El fin del Gobierno: quebrar los sindicatos de El Teniente.
Pero el Gobierno persigue otro propósito, actúa bajo otra perspectiva: si quiebra la huelga de El Teniente y obliga a los trabajadores a renunciar a sus derechos, atrepellando la Constitución y la ley, no sólo habrá creado los mecanismos de control totalitario y centralizado para los trabajadores de El Teniente, sino que habrá condenado a muerte a todos los sindicatos chilenos que están sometidos a negociaciones colectivas y que luchan por sus reivindicaciones sobre la base de su organización gremial.
¡Eso es lo que está en juego! ¡Eso es lo que les duele escuchar a estos caballeros de la Unidad Popular que ayer defendían a los trabajadores y que hoy defienden al patrón, a la empresa, y que no saben qué postura adoptar en su sillón; porque, ¡por Dios que debe ser incómodo recordar los textos de los muchos discursos que se pronunciaron aquí hablando de los derechos de los trabajadores, de esos derechos que hoy día aparecen pisoteados por los mismos que antes hablaban en Hombre de aquéllos...!
El señor MONTES.-
¿Me concede una interrupción, señor Senador?
El señor MORENO.-
No se la doy, porque voy a terminar.
El señor MONTES.-
¡Muy democrático...!
El señor MORENO.-
Esta es la situación que hoy queremos precisar y denunciar en el Senado. Y, por eso, reiteramos la solicitud hecha por el Honorable señor Valenzuela, en nombre de los Senadores democratacristianos, de que la Comisión de Legislación evacúe un informe sobre la interpretación del artículo P de la ley 17.713 y respecto de las atribuciones y medidas constitucionales consignadas en la reforma promulgada el 10 de julio de 1971 y que consagra los derechos de los trabajadores.
Que el Gobierno solucione de inmediato el conflicto.
No queremos la prolongación de este conflicto; no queremos que la producción siga perdiéndose; no queremos que se siga engañando al país, aunque parece que todos los representantes oficiales están sufriendo un ataque de gripe, porque desde hace mucho tiempo que están mudos. En esta materia, el Gobierno sabe que está enfrentado a una situación insostenible. Por más que el Gobierno y el señor Arrate, en CODELCO, digan todos los días que la producción aumenta, ello no es efectivo. Me permitiré dar brevemente algunas cifras al respecto.
El señor MONTES.-
¡Qué feliz está el señor Moreno porque no sube la producción!
El señor MORENO.-
Ruego al señor Presidente pedir al Senador señor Montes mantener la calma durante unos pocos minutos más.
Sus Señorías están inscritos a continuación.
El señor PALMA (Presidente).-
Ruego al Honorable señor Montes no interrumpir. Está con la palabra el Honorable señor Moreno.
La producción baja violentamente.
El señor MORENO.-
En los concentradores de Sewell y Colón, desde el 18 de abril al 6 de mayo, hubo cero producción. En consecuencia, no es cierto el número de obreros que, según se ha dicho, han vuelto al trabajo. Desde el 7 al 14 de mayo se han procesado sólo 30 mil toneladas de mineral. Al respecto, quiero aclarar que los concentradores de Sewell y Colón tienen una capacidad normal de procesamiento diario de 55 mil toneladas. Es decir, desde el 7 al 14 de mayo, o sea en siete días, durante los cuales el Ejecutivo ha hecho los esfuerzos más desesperados por quebrar la huelga, sólo se han podido procesar 30 mil toneladas. ¿A qué lleva esto? A demostrar lo que anteriormente manifesté: que el retorno de los obreros a sus labores no es como el Gobierno falsamente lo está presentando.
Si políticamente hubiera que encasillar a quienes dirigen formalmente los sindicatos de Sewell, de Colón y de muchos otros campamentos y lugares de trabajo, habría que decir que la mayoría de ellos son socialistas y comunistas. Y la vuelta al trabajo de que aquéllos han hablado y que los propios dirigentes reiteran en sus declaraciones públicas, no es tal. Esto es lo que hoy nosotros tampoco podemos callar ni ocultar.
Queremos terminar nuestras palabras respaldando la declaración que el Obispo de Rancagua hizo hace pocos días llamando al Gobierno a poner término al conflicto. Lo hacemos porque compartimos el espíritu con que dicha declaración fue formulada y porque entendemos que no es posible estar provocando en estos momentos el enfrentamiento, la violencia en contra de las familias de los trabajadores, la desesperación de todos ellos.
Nosotros lo decimos como chilenos no estamos contentos con este conflicto. A nadie le conviene esta huelga. Pero al mismo tiempo decimos, como Senadores y representantes de provincias cupreras, que jamás permitiremos que, so pretexto de crear la organización centralizada de la política de sueldos y salarios, se atropellen la Constitución Política y la ley y se violenten los legítimos derechos de los trabajadores chilenos y de los obreros del Mineral de El Teniente. Nos podrán injuriar y atacar, pero no lograrán nuestro silencio, porque levantaremos nuestras voces en nombre de miles de personas que hoy no pueden hacerlo y porque nuestro deber, como Senadores y representantes de ellos, es traer la verdad a este recinto y hacer que ella sea conocida en toda nuestra patria.
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