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El señor
(Secretario).-
FIGUEROA
Proyecto de ley, iniciado en moción del ex Senador señor Luis Fernando Luengo, que financia el plan de desarrollo fronterizo de las provincias de Bío-Bío, Malleco y Cautín, e incentiva las actividades turísticas de la región.
Los antecedentes sobre el proyecto figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley (moción del señor Luengo):
En primer trámite, sesión 60ª, en 30 de agosto de 1972.
Informe de Comisión:
Gobierno, sesión 98ª, en 14 de septiembre de 1972.
El señor, FIGUEROA (Secretario).-
La Comisión de Gobierno, en informe suscrito por los Honorables señores Lorca (Presidente), Luengo y Valenzuela, recomienda a la Sala aprobar la iniciativa contenida en el boletín Nº 26.710.
El señor AGUIRRE DOOLAN (Vicepresidente).-
En discusión general el proyecto.
Ofrezco la palabra.
El señor OCHAGAVIA.-
Señor Presidente, como, al igual que en el caso anterior, los Senadores nacionales no tuvimos representante en la Comisión durante la discusión de este proyecto, quisiera pedir a uno de sus miembros que nos informara de qué se trata. En caso contrario, solicitaríamos al señor Secretario que diera lectura al articulado.
El señor GARCIA.-
Pido la palabra, señor Presidente.
El señor AGUIRRE DOOLAN (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor García.
El señor GARCIA.-
Señor Presidente, generalmente, cuando se autorizan juegos de azar en el país, se emplean los Términos más ponderados, eufemísticos y sofisticados, para que nadie advierta de qué se trata.
Así, el proyecto, en su artículo 1º, establece: Autorízase al Consejo Regional de Turismo de Cautín para instalar, habilitar y explotar u otorgar en concesión un establecimiento para la recreación y esparcimiento con fines turísticos y de financiamiento del Plan de Desarrollo de las Zonas Fronterizas de Bío-Bío, Malleco y Cautín y del Consejo Regional de Turismo de Cautín.
¿Qué es un establecimiento para la recreación y esparcimiento?
El señor DIEZ.-
¡Eso da para todo!
El señor JEREZ.-
Pueden ser baños turcos.
El señor GARCIA.-
¡Tengo bastante imaginación, y puedo imaginar cosas peores...!
En todo caso, esta iniciativa no tiene ningún valor práctico, porque no deroga ni modifica las disposiciones penales que prohíben el juego. Ello significa que no tendría aplicación, porque el esparcimiento y la recreación de que se habla tendrían que encuadrarse dentro de las normas legales y, repito, como el juego de azar no se permite, la ley en debate no surtirá efectos de especie alguna.
Soy partidario de la línea de estudiarla más a fondo, a menos que algún señor Senador nos proporcione información adicional.
El señor JEREZ.-
Puede tratarse de baños turcos.
El señor DIEZ.-
Lo sofisticado, eufemístico y tranquilo del proyecto termina en su artículo 3º, que dice: El Reglamento fijará las normas a que deba someterse el funcionamiento del Casino de la ciudad de Pucón.
El señor GARCIA.-
Casino no significa juego.
El señor DIEZ.-
Personalmente, considero que no hay ninguna causa, por legítima que sea, que justifique una medida de esta naturaleza.
Si mediante la instalación de casinos, sea cual sea el lugar donde se hallen ubicados y, en especial, si lo están al interior del pa��s, se pretende fomentar el turismo nacional, se estará, por otra parte, ocasionando el empobrecimiento de los chilenos y alentando malos hábitos.
En consecuencia, soy contrario a esta iniciativa, cualesquiera que sean las consecuencias o deseos de los ciudadanos de la región. Por razones de moralidad pública, no podemos permitir que se multipliquen los casinos en el país.
El señor RODRIGUEZ.-
Pido la palabra, señor Presidente.
El señor VALENZUELA.-
Voy a pedir segunda discusión, señor Presidente.
El señor RODRIGUEZ.-
Concedo una interrupción al Honorable señor Schnake.
El señor AGUIRRE DOOLAN (Vicepresidente).-
Puede usar de una interrupción el Honorable señor Schnake.
El señor SCHNAKE.-
El Honorable señor García tiene toda la razón al señalar que esta iniciativa es absolutamente innocua, no produce efectos de ninguna naturaleza.
No se necesita ley para crear un establecimiento de esparcimiento o recreación pública. Lo puede crear cualquiera que obtenga la patente municipal correspondiente.
Para cualquier excepción a las normas que prohíben el juego de azar en el país se requeriría, naturalmente, una ley, pero ello no está considerado en este cuerpo legal. Por lo demás, si lo estuviera, los parlamentarios socialistas, como lo hemos manifestado en anteriores oportunidades, seguiríamos sosteniendo que éste no es el mejor sistema para financiar iniciativa alguna, ya que significa hacerlo a costa de los esfuerzos del pueblo, que deja su' dinero, obtenido en el trabajo, en estas instituciones de juego, que se constituyen en una verdadera exacción de sus recursos.
En consecuencia, no nos daremos el trabajo de analizar el proyecto, porque no crea un casino de juego, pero dejamos sentado el principio de que no nos parece correcta ni buena una iniciativa de esta naturaleza.
El señor BULNES SANFUENTES.-
Votemos, señor Presidente.
El señor GARCIA.-
Parece que hay ambiente para rechazar la iniciativa.
El señor VALENZUELA.-
Pido la palabra, señor Presidente.
El señor AGUIRRE DOOLAN (Vicepresidente).-
Tiene la palabra Su Señoría.
El señor VALENZUELA.-
Concedo una interrupción al Honorable señor Rodríguez.
El señor RODRIGUEZ.-
En verdad, las palabras del señor Schnake me han ahorrado gran parte de lo que iba a decir y sólo deseo ratificar lo expuesto por el colega señor Diez.
Nosotros, en forma reiterada, hemos rechazado con nuestros votos cualquiera forma de financiamiento basada en el juego. Por ejemplo, cuando se discutió en el Parlamento la extensión de la temporada de juego del Casino de Viña del Mar, la votamos negativamente. Cuando se estableció en mi propia zona, el Casino de Puerto
Varas, me pronuncié también por su rechazo.
Hemos sostenido que por este camino se está transformando al país en un garito, puesto que cada zona desea tener su propio casino de juego.
Insisto en que el procedimiento es erróneo, y cualquier legislador serio debe oponerse a él. No es más que un escapismo de algunos colegas, para financiar obras bien inspiradas, de orden regional, pero que no pueden hacerse a costa del bolsillo, de los asalariados, especialmente de los empleados, que van a malgastar su dinero en estos centros de juego. .
Por eso, anticipamos nuestros votos contrarios a esta legislación.
El señor LORCA.-
Pido la palabra, señor Presidente.
El señor AGUIRRE DOOLAN (Vicepresidente).-
El Honorable señor Valenzuela la había solicitado antes.
El señor VALENZUELA.-
Con la venia de la Mesa, concedo una interrupción al Honorable señor Lorca.
El señor AGUIRRE DOOLAN (Vicepresidente).-
Tiene la venia de la Mesa Su Señoría.
El señor LORCA.-
Como Presidente de la Comisión de Gobierno, debo decir que, en cierta medida, soy responsable de este proyecto -contó incluso con mi voto-, pero también señalar, en todo caso, que se originó en moción de un respetable ex Senador de la Unidad Popular, muy distinguido por sus colegas de Gobierno, que fue Vicepresidente de nuestra Corporación y que es amigo de los señores Senadores aquí presentes.
A mi juicio, este proyecto no es inicuo, ni representa tampoco un escapismo. Sencillamente obedece a que ese ex parlamentario de Gobierno creyó servir con él a sus provincias.
El señor RODRIGUEZ.-
¿Es moción sólo de él, señor Senador?
El señor LORCA.-
Sí, Honorable colega.
Y precisamente por esa debilidad de que usted hablaba denantes refiriéndose al Vicepresidente del Senado, nosotros aprobamos la iniciativa del señor Luengo. ¡En todo caso, puedo rectificar esta debilidad y votar en contra... !
No estimo acertado que los parlamentarios socialistas sostengan que siempre se han opuesto a los financiamientos mediante carreras o juegos de azar. Al respecto -y aunque se enoje el señor Foncea- puedo decir que el Ejecutivo envió recientemente al Parlamento un mensaje por el que se financian con carreras hípicas -de las que se obtienen importantes cantidades de dinero- obras de adelanto local o comunal.
El señor RODRIGUEZ.-
Respecto de lo que Su Señoría ha sostenido, debo responderle que nunca he votado proyectos cuyos fondos provengan de carreras hípicas. Jamás. Y si lo ha hecho nuestro Gobierno, lo lamento, pues creo que ha procedido mal.
El señor AGUIRRE DOOLAN (Vicepresidente).-
Está cori el uso de la palabra el Honorable señor Lorca.
El señor LORCA.-
Me alegro de las palabras del colega señor Rodríguez, pues en su oportunidad, cuando se trató este proyecto, hice presente parecidas consideraciones,- a riesgo de provocar la molestia de mi amigo el señor Foncea, quien opina que la hípica es juego de príncipes y de reyes y que no es un vicio.
Sin embargo, como esta actividad produce dinero que sirve para financiar obras de adelanto social, el Ejecutivo presentó una iniciativa de esa naturaleza.
Deseo dejar constancia de que comparto el criterio de los Senadores de la Unidad Popular y del Senado, en general, quienes discrepan de esta manera de legislar para servir a las provincias, motivo por el cual votaré negativamente.
En todo caso, es necesario reconocer que los proyectos sobre la materia nacen de la Unidad Popular.
El señor JEREZ.-
Pido la palabra, señor Presidente.
El señor AGUIRRE DOOLAN (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Jerez.
El señor VALENZUELA.-
Yo estaba con el uso de la palabra y había concedido una interrupción al señor Lorca.
El señor AGUIRRE DOOLAN (Vicepresidente).-
Perdón, Honorable señor Jerez.
El Honorable señor Valenzuela recupera el uso de la palabra.
El señor FONCEA.-
Pido la palabra, por haber sido aludido.
El señor AGUIRRE DOOLAN (Vicepresidente).-
A continuación del Honorable señor Jerez podrá Usar de la palabra Su Señoría.
El señor VALENZUELA.-
En verdad, este proyecto fue iniciativa del ex Senador señor Luengo, representante de la zona en la que se establecería este casino de juego.
El señor Luengo nos hizo presente en la Comisión las necesidades de la zona y los parlamentarios que integrábamos la Comisión...
El señor AGUIRRE DOOLAN (Vicepresidente).-
Tres señores Senadores no más, en ese momento.
El señor VALENZUELA.-
Efectivamente, señor Presidente.
Decía que los parlamentarios que integrábamos la Comisión, que somos de provincia, consideramos que lo expresado por el señor Luengo significaba dar satisfacción a necesidades imperiosas de la zona y. por eso, estimamos conveniente aprobar la iniciativa para que pudiera considerarla el Senado.
Lo hicimos, naturalmente, cumpliendo más bien con un precepto de orden reglamentario. No queríamos oponernos a la moción de nuestro ex colega para que él no pensara que lo hacíamos por sectarismo, porque él pertenecía a la Unidad Popular, y nosotros el señor Lorca y el que habla, a la Democracia Cristiana, por lo que adoptamos un criterio bastante amplio, a fin de permitir, repito, que la Sala conociera el proyecto en estudio. Esa es la razón que tuvimos para dar nuestra aquiescencia; pero, naturalmente, reservamos nuestro derecho a cambiar nuestro pronunciamiento en la Sala. Como se trata, indudablemente, de un asunto que tiene implicaciones de ética, podemos modificar nuestra opinión si del debate concluimos que no debe aprobarse el proyecto, en consideración al modo de financiarlo.
En verdad, muchas veces en los cuerpos legislativos hay una especie de preferencia por algunas zonas, debido a situaciones especiales. Yo no represento a las provincias de Bío Bío, Malleco y Cautín, sino a las de O'Higgins y Colchagua, pero comprendo el problema de las zonas alejadas del centro del país, que requieren una vía de progreso, y, por lo tanto, de la mayor comprensión para darles esa posibilidad.
Tales son las razones por las que facilitamos que el proyecto del señor Luengo llegara a debatirse en la Sala: en primer lugar, para que el señor Senador no creyera que teníamos un criterio sectario frente a su iniciativa, y, en seguida, por el problema de índole regional que he planteado.
A mi lado se sienta un Senador que representa a la agrupación respectiva, el señor Lavandero, a quien concedo una interrupción, con todo agrado.
El señor AGUIRRE DOOLAN (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Jerez.
El señor VALENZUELA.-
Señor Presidente, he dado una interrupción al Honorable señor Lavandero.
El señor JEREZ.-
¡Al parecer, el señor Valenzuela está dirigiendo el debate... !
El señor VALENZUELA.-
No, señor Senador; pero el Honorable señor Lavandero me había pedido una interrupción.
El señor AGUIRRE DOOLAN (Vicepresidente).-
Perdón, Honorable señor Jerez. Tiene la palabra el Honorable señor Lavandero.
El señor LAVANDERO.-
El proyecto que nos ocupa, iniciado en moción del ex Senador señor Luengo, refleja una vieja y sentida aspiración de la zona, especialmente de Pucón, Villarrica y Caburgua, y de todo el sector enclavado en la cordillera de la provincia de Cautín.
Al considerar la iniciativa, no se ha actuado con afán discriminatorio ni político. Se trata de una finalidad que la región ha perseguido durante 20 o 25 años, ya que, por una u otra razón, la inmensa mayoría de los Gobiernos -no quiero excusar a ninguno- ha dejado en el abandono a Cautín. La Administración actual no ha sido una excepción, pues tampoco ha contribuido a dictar una legislación que permita surgir y levantarse a la provincia.
Por otra parte, se trata de una región turística por excelencia. Se ha logrado la pavimentación de la carretera, lo que permite llegar hasta allí a muchos visitantes, no sólo chilenos, sino fundamentalmente extranjeros. Además, hay en la zona hoteles de lujo, algunos de los cuales incluso cobran en dólares. De manera que no se divisa la inconveniencia de permitir un establecimiento de juego, máxime si el criterio del actual Gobierno, representado por los partidos de la Unidad Popular, ha variado sustancialmente respecto del que tenía hace algunos años en el sentido de no financiar iniciativa alguna por medio del juego. Hemos visto, repito, que ha variado el criterio del Gobierno, en mi opinión con resultado benéfico; para otros, no tan bueno, y así es como se ha dado curso a la Polla del Deporte y se ha financiado con carreras hípicas un torneo latinoamericano. En consecuencia, si se ha recurrido a ese expediente para algunos casos importantes, no veo por qué negar la posibilidad de que tenga acceso a él una provincia que, desde hace tanto tiempo, formula peticiones de la misma naturaleza.
En la zona no existe, por el momento otra riqueza que pueda explotarse. Los señores Senadores comprenderán que la ganadería -actividad fundamental de la provincia-, a un precio de dos centavos de dólar el kilo de carne, no permite hacer nada a los productores, que son la inmensa mayoría de los habitantes. De manera que quienes pretendan vivir de los recursos de la tierra -medianos y pequeños agricultores, asentados o quien sea- no tienen otros destino que el de morirse de hambre.
El señor VON MÜHLENBROCK. -
Y se trata de ganado gordo.
El señor LAVANDERO.-
Exacto, señor Senador.
Otra riqueza de que dispone la provincia es el trigo, pero el Gobierno ha determinado sacrificar a quienes lo producen para poder alimentar al resto del país y, en realidad, se otorga una especie de...
El señor JEREZ.-
Las interrupciones son breves, señor Presidente.
El señor SCHNAKE. -
Me gustaría saber si algunos se van a ir a comer la carne y el trigo al Casino, porque no veo la relación que el tema pueda tener con el proyecto en debate.
El señor AGUIRRE DOOLAN (Vicepresidente).-
Señores Senadores, el Honorable señor Lavandero está haciendo uso de una interrupción.
El señor SCHNAKE.-
Dicen que la hora de Incidentes sirve para plantear esos problemas.
El señor AGUIRRE DOOLAN (Vicepresidente).-
Puede continuar el Honorable señor Lavandero.
El señor LAVANDERO.-
Si Su Señoría desea alguna interrupción, puede pedirla al Honorable señor Valenzuela.
El señor AGUIRRE DOOLAN (Vicepresidente).-
Ruego a los señores Senadores no entablar diálogos.
El señor LAVANDERO.-
Yo he sido cortés con Su Señoría y no le he dicho ningún improperio. No veo por qué pretende menoscabar mi intervención, inspirada en un propósito regionalista, en apoyo de un proyecto del que es autor un miembro de la Unidad Popular. No veo cómo se puede ser; tan sectario y hacer prácticamente un barrido y un fregado con una persona que fue Senador en representación de la Unidad Popular, cuyos proyectos ahora se critican, cuando él no está presente. Tampoco comprendo por qué no se tiene un mínimo de deferencia con un Senador de Oposición que, como el que habla, interviene con criterio regionalista para defender un proyecto que, como digo, tuvo origen en un personero de Gobierno.
Decía que los únicos ingresos que en estos instantes se pueden obtener en la zona son los considerados en este proyecto de ley. La iniciativa que patrocinó el señor Baltra, mientras era Senador de un partido de la Unidad Popular, y que produjo mucho cacareo, en verdad sólo creó un organismo burocrático, por determinarlo así precisamente este Gobierno. De modo que no ha dado ningún resultado positivo. Allí no se ha levantado una sola industria, y sólo se habla de planes que se pondrán en ejecución.
Fui dieciséis años Diputado por la zona en cuestión y he visto pasar numerosos Gobiernos y parlamentarios. Creo que la iniciativa del ex Senador señor Luengo es loable y me felicito de que la haya presentado. Por lo menos yo contribuiré con mi voto a aprobarla, pues refleja una sentido aspiración de la zona y no sólo la opinión particular de un ex representante de la combinación de Gobierno, como lo fue el ex Senador señor Fernando Luengo.
El señor AGUIRRE DOOLAN (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Jerez.
El señor JEREZ.-
En primer lugar, es necesario reconocer un hecho. El expediente de autorizar carreras hípicas extraordinarias para financiar algunas obras constituye la excepción. Todos los Gobiernos -por lo menos, que yo recuerde, fue el criterio de los Presidentes Alessandri, Freí y ahora, el de Allende- han sido renuentes o contrarios a facilitar este tipo de iniciativas. Debemos reconocer que ha sido esencialmente por la presión de nosotros mismos, los parlamentarios, que hemos tratado de resolver por este medio problema de algunas zonas o enfrentar situaciones especiales, que se han autorizado carreras de esta naturaleza. No ha sido, pues, por iniciativa de ningún Gobierno, por lo menos no de los tres que he mencionado. Tenemos- el ejemplo del caso concreto que nos preocupa, pues el proyecto se originó en moción de un parlamentario de la Unidad Popular: del ex Senador señor Luengo.
Incluso, recuerdo que yo mismo patrociné un proyecto de ley de esta naturaleza, destinado a resolver problemas previsionales y salariales de los trabajadores del Club Hípico de Concepción. Después de muchas dificultades, con la colaboración del Ministro de Economía de esa época, don Carlos Figueroa, logramos convencer al Presidente Freí de que patrocinara la iniciativa. Por eso afirmo que, en general, todos los Jefes de Estado han sido contrarios a este tipo de legislación. Hemos sido los parlamentarios quienes hemos obtenido la aprobación de proyectos de esta naturaleza, y como excepción.
En cuanto a la ardorosa y casi sentimental defensa que ha hecho el señor Lorca del ex Senador señor Luengo, la verdad es que el hecho de que nosotros mantengamos una línea y nos opongamos a este proyecto aun siendo de un ex Senador de estas bancas -por último, no lo conocimos antes de que lo presentara-, no significa de manera alguna desconocer ni la trayectoria parlamentaria del señor Luengo, que fue brillante, ni su posición leal para con la Unidad Popular en sus años de lucha por nuestra causa. En cuanto a la actitud del señor Lavandero, no entro a pronunciarme, porque reconozco al señor Senador pleno derecho, como parlamentario de una región del país, a jugarse por una iniciativa que él considera beneficiosa para su zona. Pero no compartimos su criterio. Yo respeto, eso sí, su posición, porque sé que es un hombre que ha luchado por su zona. Es natural, entonces, que aproveche un proyecto de otro parlamentario si estima que con ello favorece a las provincias que representa. Pero insisto en que, sin perjuicio de que el gesto del señor Lorca pueda haber sido muy noble, lo cierto es que el señor Senador no necesitaba refrescarnos la memoria respecto de quién fue el señor Luengo y qué estimación le debemos en estas bancas.
El señor FONCEA.-
No me he preocupado especialmente de este proyecto, pero he escuchado las críticas de diferentes Senadores a toda esta legislación tendiente a financiar ciertas obras con recursos provenientes del juego. Quiero rectificar al señor Jerez en su afirmación de que, para autorizar las reuniones hípicas extraordinarias -vale decir, las que se celebren en días de semana- todos los Presidentes de la República y todos los Gobiernos han sido renuentes. Agregaba el señor Senador que sólo por la presión de los parlamentarios, que han pretendido con ello servir a sus respectivas zonas, los diversos Jefes de Estado se han visto obligados a ceder a este respecto. Creo que esto es efectivo sólo hasta cierto punto, porque, como lo señalaba hace muy pocos días, durante el Gobierno del señor Allende -y no pretendo hacerle una crítica, sino simplemente dejar las cosas en su lugar-- se han autorizado varias reuniones de esta naturaleza. El 80 o el 90% de los proyectos respectivos tuvieron origen, no en mociones de parlamentarios, sino en mensajes del Ejecutivo, cosa que antes nunca había ocurrido, por lo menos desde que yo estoy en el Congreso Nacional. Acabo de estar en la Cámara de Diputados, y he visto allí cosas realmente inverosímiles. Por ejemplo, un mensaje del Ejecutivo inicia un proyecto para financiar los autobuses para la locomoción de los estudiantes, mediante carreras hípicas extraordinarias. Lo mismo ocurre con el financiamiento del Instituto del Cáncer y de diversos otros organismos, cuyas finalidades son muy nobles y altruistas, pero que deben financiarse con cargo al Presupuesto Nacional.
El señor FONCEA.-
Este Congreso Nacional, donde tiene mayoría la Oposición, ha otorgado al actual Gobierno presupuestos que no tienen parangón en la historia de Chile.
En 1970, al final de la Administración de la Democracia Cristiana, en que fuimos objeto de muchas críticas de la Oposición de la época, teníamos un Presupuesto de unos 19 mil millones de escudos; y nunca el Gobierno del señor Frei patrocinó proyectos para carreras extraordinarias. Ahora el Ejecutivo cuenta con un Presupuesto de 141 mil millones de escudos, a lo cual debe agregarse el reajuste, que alcanza a 38 mil millones o a 40 mil millones de escudos -según el Gobierno, a más-, con lo que se llega a cerca de 180 mil millones de escudos. Lo digo para que no se siga repitiendo lo que acaba de insinuar el señor Jerez: que la Oposición ha estado recortando los recursos del Ejecutivo.
No ha habido nunca en Chile un Gobierno con más recursos ni más incapaz e inoperante que el actual. En las cuatro provincias que represento, no se realiza ninguna obra pública nueva, y ni siquiera se han continuado las que inició la Administración anterior. Están todas paralizadas.
De manera que no se venga a decir aquí que se recorta el Presupuesto. Está bien este tipo de argumentos para una tribuna de barrio, donde la gente no está impuesta de los hechos, pero no aquí, en donde se legisla y se hace la ley de Presupuesto.
Repito: al final de la Administración anterior el Presupuesto ascendía a 19 mil millones de escudos, y ahora vamos en18O mil millones. ¡Este Gobierno no se atora ni con el Latorre.. ! ¡Todos los recursos que se le entregan son pocos!
Hace poco aprobamos un proyecto de nuevas rentas para las municipalidades.
No sé cuánto significarán esos tributos para las corporaciones edilicias, pero darán una suma muy importante.
Es decir, uno se explica perfectamente por qué no puede haber inversiones privadas en Chile. ¿Quién va a invertir cuando prácticamente el Fisco y sus instituciones se están llevando toda la riqueza nacional?
Por eso -volviendo al tema concreto en debate- creo que debe terminar esto de aprobar nuevas carreras extraordinarias.
Hace pocos días, a raíz de otro proyecto de ley, pedí a los hipódromos los antecedentes del caso, y puedo decir que están copados todos los días miércoles del año, que son los días en que esas competencias se celebran.
Sin embargo, se siguen aprobando proyectos de esta naturaleza. Pronto habremos de pronunciarnos sobre uno que favorece a la Federación de Atletismo, y respecto de otro que otorga recursos para la realización de los Juegos Panamericanos. ¡Porque todo se pretende hacer con lo que produzcan las carreras extraordinarias!
¿Que soy un defensor de la hípica? Evidentemente. Pero nunca he ido, como lo han hecho otros políticos que mucho atacan a la hípica, a proclamarme candidato, en períodos preelectorales, al Hipódromo Chile, con los cuidadores y preparadores, que es la gente más modesta. En verdad, yo he ido a servir a ese gremio, que está muy postergado.
Cuando yo llegué al Parlamento, en ese deporte, que se decía el deporte de los' reyes, colaboraba gente en condiciones realmente miserables. Tengo la satisfacción de poder decir que, gracias a legislaciones que principalmente patrocinamos los parlamentarios de estas bancas -por ejemplo, los Senadores Musalem, Valenzuela y el que habla, y muchos otros colegas- se ha ido favoreciendo a este gremio. También el señor Jerez, que en dicha época era parlamentario dé la Democracia Cristiana, participó en esas iniciativas.
No estoy defendiendo ningún vicio, pero debo señalar a los parlamentarios de Gobierno que ya no hay cómo financiar las instituciones benéficas. El año pasado, la Casa de Huérfanos no cerró sus puertas porque los congresales le conseguimos una asignación de 200 mil escudos. Y esta entidad se financiaba -es conveniente que los colegas lo sepan- con las utilidades que producía un fundo que recibió por herencia hace muchos años. Pues bien, el fundo se expropió y, por cierto, la Casa de Huérfanos está esperando todavía el 5% que, del valor de lo expropiado, debe pagarse al contado.
El señor JEREZ.-
Lo recortan mucho.
El señor AGUIRRE DOOLAN (Vicepresidente).-
Perdón, señor Senador.
Ha terminado el tiempo del Orden del Día, y queda pendiente la discusión del proyecto.
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