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- rdf:value = " El señor BOSSAY.-
Y el Gobierno nada hizo para investigar y erradicar estos grupos armados. Al revés, el Congreso Nacional aprobó la ley de Control de Armas, pero se ha eludido en forma permanente su aplicación.
El Presidente de la República, al saber a temprana hora los sucesos que se desarrollaban en el centro de la ciudad el día 29, perdió todo control y llamó al pueblo a que tome todas las industrias, todas las empresas; y que salga a las calles, se vuelque al centro, con cuanto elemento tenga a mano. Finalizó su llamado con una frase que puso al descubierto a la Unidad Popular. Dijo textualmente: Si llega la hora, armas tendrá el pueblo...
Posteriormente, al ver que la magnitud de los acontecimientos no era la que al parecer pensó inicialmente, pronuncia un nuevo llamado a la ciudadanía, en que reconoce que los partidos de Oposición no tenían participación alguna en los hechos, diciendo: y no quiero vincular a ningún grupo de Oposición con el movimiento subversivo.
Este reconocimiento, como no podía ser menos, dados los hechos, pretende desconocerlo la Unidad Popular hoy día, en que trata infructuosamente de mezclar a la Oposición democrática en los sucesos del día 29.
Pero lo que cabe destacar es que el Presidente señala que el pueblo tendrá armas. Y cabe preguntarse: ¿De dónde saldrán dichas armas? ¿Dónde están esas armas, cuya existencia y destino evidentemente conoce Su Excelencia?
La nerviosidad traicionó al Presidente de la República, y a todos los partidos de Gobierno, que con prisa y desesperación comenzaron a sacar las armas de sus escondites y a repartirlas entre sus partidarios. Está lleno el país de proclamas, circulares e instrucciones de los partidos de Gobierno en que se ordena fabricar armas en las fábricas tomadas, repartir las que tengan sus militantes y todo un plan operativo de defensa y ataques. Algunas de esas proclamas llevan la firma y los timbres de partidos de Gobierno, y todavía no he sabido de ninguna directiva de dichas colectividades que haya dicho que es falsa la existencia de tales proclamas o instrucciones o que las firmas no corresponden a las de los dirigentes.
Hoy se pretende desconocer estos hechos; pero, para desgracia de esos partidos y suerte del país, en su prisa dejaron todas las huellas necesarias para seguirles la pista.
Un Diputado socialista muy allegado a su Comité Central, el señor Barberis, tratando de justificar lo injustificable, el que el Gobierno, mientras clamaba por el estado de sitio al mismo tiempo derogaba la zona de emergencia, dijo que ésta se aplicaba por igual a todos los ciudadanos, dada la imparcialidad de las Fuerzas Armadas, de manera que así se impedía la acción de los elementos que ellos controlan.
Los medios de difusión de la Unidad Popular han tratado de lanzar ahora una cortina de humo para esconder sus acciones. Niegan terminantemente el reparto de armas efectuado; se adelantan a los resultados de las pesquisas realizadas, que corresponden al secreto de los sumarios.
Pero la casualidad se interpone en los planes extremistas de estos aprendices de revolucionarios; y una camioneta de CORA que circula, naturalmente sin disco fiscal y en día domingo, choca con otro vehículo y deja al descubierto todo el operativo.
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