REPUBLICA DE CHILE DIARIO DE SESIONES DEL SENADO PUBLICACION OFICIAL. LEGISLATURA 315ª, EXTRAORDINARIA. Sesión 8ª, en jueves 6 de abril ele 1972. Especial. (De 11.14 a 13.38). PRESIDENCIA DE LOS SEÑORES PATRICIO AYLWIN AZOCAR, PRESIDENTE, Y TOMAS PABLO ELORZA, PRESIDENTE ACCIDENTAL. SECRETARIOS, EL SEÑOR PELAGIO FIGUEROA TORO, Y EL PROSECRETARIO, SEÑOR DANIEL EGAS MATAMALA. INDICE. Versión taquigráfica. I.- ASISTENCIA II.- APERTURA DE LA SESION III.- LECTURA DE LA CUENTA ... IV.- ORDEN DEL DIA: Denuncias de atentados a la vida del Presidente de la República . . Anexos. 1.- Proyecto de ley, en cuarto trámite, qué establece normas para agilizar el otorgamiento de beneficios de la seguridad social . .VERSION TAQUIGRAFICA. I.- ASISTENCIA. Asistieron los señores: Aylwin Azócar, Patricio Bulnes Sanfuentes, Francisco Carrera Villavicencio, María Elena Chadwick Valdés, Tomás Durán Neumann, Julio Foncea Aedo, José Fuentealba Moena, Renán García Garzena, Víctor Gormaz Molina, Raúl Gumucio Vives, Rafael Agustín Hamilton Depassier, Juan Irureta Aburto, Narciso Jerez Horta, Alberto Luengo Escalona, Luis Fernando Miranda Ramírez Hugo Musalem Saffie, José Noemi Huerta Alejandro Pablo Elorza, Tomás: Palma Vicuña, Ignacio Prado Cesas, Benjamín Reyes Vicuña, Tomás Sepulveda Acuña, Adonis Sule Candia, Anselmo Tarud Siwady, Rafael Teiteboim Volosky, Volodia Valente Rossi, Luis, y Valenzuela Sáez, Ricardo. Actuó de Secretario el señor Pelagio Figueroa Tero y de Prosecretario, el señor Daniel Egas Macanuda, II.- APEICTURA DE LA SESION. -Se abrió la sesión a las 11.14, en presencia de 13 señores Senadores. El señor AYLWIN (Presidente).- En el nombre de Dios, se abre la sesión. III.- LECTURA DE LA CUENTA. El señor AYLWIN (Presidente).-Se va a dar cuenta de los asuntos que han llegado a Secretaría. El señor PROSECRETARIO,-Las siguientes son las comunicaciones recibidas: Oficios. Siete de la Honorable Cámara de Diputados. Con el primero comunica que ha tenido a bien aprobar, en los mismos términos en que lo hizo el Senado, el proyecto de ley que concede amnistía a don Rodrigo Bustos Díaz. Se manda comunicarlo a Su Excelencia el Presidente de la República. Con el segundo comunica que ha tenido a bien aprobar, con las excepciones que señala, Lis enmiendas introducidas por el Cenado al proyecto de ley que establece normas para agilizar el otorgamiento Ce los beneficios de la seguridad social (véase en los Anexos, documento 1). Queda para, tabla. Con los cuatro que siguen comunica que ha tenido a bien prestar su aprobación a los proyectos de ley que benefician por gracia, a las personas que se indican: Maximiliano Aburto Jaque Margot Benavente Pérez María Estela Godoy Silva y Edmundo Horta Lucabeche Pasan a la comisión de asuntos de gracia Con el último comunica que ha tenido a bien acceder a la solicitud del Honorable Cenador señor Prado, en el sentido de designar una Comisión Investigadora de los hechos ocurridos en Pudahuel el día 11 de marzo último, relativos al aterrizaje de un avión de la Compañía Cubana de Aviación. Se manda archivarlo. Uno del Tribunal Constitucional, con el que remite copia del fallo despachado en relación al requerimiento por inconstitucionalidad del D.F.L. Nº 1 de 1971, que fija normas sobre industrias electrónicas. Queda a disposición die los señores Senadores. Dos del señor Contralor General de la República. Gen el primero remite un ejemplar del Balance General de la Hacienda Pública correspondiente al ejercicio del año 1971. Con el segundo acompaña una copia de la Cuenta de Inversión correspondiente al mismo ejercicio. Pasan a la Oficina de Informaciones. Informe. Uno da la Comisión de Relaciones Exteriores recaído en un mensaje con que Su Excelencia el Presidente de la República solicita el acuerdo constitucional necesario para designar como Embajador Extraordinario y Plenipotenciario ante el Gobierno de la República Popular de Hungría al señor Oscar Jiménez Pinochet. Queda en tabla. El señor AYLWIN (Presidente). - Terminada la Cuenta. IV.- ORDEN DEL DIA. DENUNCIAS SOBRE ATETADOS A LA VIDA BEL, PRESIDENTE DE LA REPUBLICA.-OFICIOS. El señor AYLWIN (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Prado. El señor PRADO.- Señor Presidente, corno en esta sesión especial importaba tanto al Senado como al país que estuviera presente el Ministro del Interior, señor Hernán del Canto, porque recogeremos precisamente su última denuncia para hacer un examen de las denuncias de atentados en contra de la vida del Presidente de la República, quiero preguntar a la Mesa si se invitó a ese Secretario de Estado y si contestó algo respecto de dicha invitación. El señor AYLWIN (Presidente).- El señor Secretario dará una información sobre el particular. El señor FIGUEROA (Secretario).- El oficio con la invitación se cursó y se llevó anteayer personalmente al despacho del señor Ministro, donde lo recibió a las 6 de la tarde su secretaria, ya que él en eso3 instantes estaba con una delegación. Hasta el momento no hemos tenido noticia alguna con relación a la posible presencia del señor Ministro. El señor PRADO.- Lamento mucho que no esté el señor Del Cauto y considero -seré duro en Íes términos que voy a emplear- una falta de responsabilidad suya no concurrir al Senado, no obstante habérsele cursado una invitación con casi 48 horas de anticipación, y sobre todo porque, según la información que acaba de dar el señor Secretario, el señor Ministro ni siquiera se ha dignado dar a conocer a la Corporación las razones que le han impedido asistir. El señor AYLWIN (Presidente).- ¿Me permite, señor Senador? Solicito el acuerdo de la Sala para empalmar esta sesión con la siguiente a que está citado el Senado. Acordado. Puede continuar Su Señoría. ¿Por qué era necesaria la presencia, del Ministro del Interior? El señor PRADO.- Creo que un Ministro del interior que denunció hace pocos días un atentado en contra de la vida del Presidente de la República -uno de los muchos atentados denunciados en Chile a partir desde este Gobierno, y aun desde ?nts3 de la asunción del mando por el señor Presidente, don Salvador Allende-, por lo menos debería concurrir cuando se intenta, por parte de la Democracia Cristiana, un examen de esta situación, que nos parece particularmente grave. El señor Del Canto no debería permanecer en silencio frente a una situación como la que nos ocupa; no debería marginarse de un debate público, porque lamentablemente, en nuestra opinión, no bastan sus afirmaciones ni las denuncias que ha hecho, para que el país estime con seriedad que ha existido un atentado en contra de la vida del Primer Mandatario. El señor Ministro, por desgracia, parece haber adoptado ya la práctica del silencio: no contestar ni siquiera cuando se formulan acusaciones que lo responsabilizan personalmente. Yo deseaba que él hubiera estado presente en esta sesión, porque, además de los antecedentes que daremos, quería preguntarle por qué razón permaneció en silencio durante 19 días, en circunstancias de que el país le estaba diciendo -por mi parte, también lo denuncié con mucha claridad en el Senado- que presionó con su presencia y su palabra a un funcionario que yo nombré aquí, el señor Manuel Sepúlveda, para sacar determinados bultos desde el aeropuerto de Pudahuel, en vehículos de Investigaciones; bultos que aún el país ignora en qué consistían y respecto de cuyo contenido ningún funcionario chileno ha podido informar. La única respuesta del señor Ministro, la más inteligente y responsable, fue la que dio al responder en la Cámara de Diputados: No puedo contestar lo que se me pregunta, porque no es el objeto de la citación. Todavía más, según leí al día siguiente, después de interrogar y reinterrogar al señor Ministro, un periodista logró sacar por conclusión el reconocimiento de ese Secretario de Estado de que había estado efectivamente en Pudahuel, en el día y a la hora de desembarque del avión cubano. ¡Veinte días sin decir nada! ¡Veinte días durante los cuales el señor Subsecretario de! Interior había negado que hubiera ocurrido algo £n Pudahuel! ¡Veinte días durante los cuales el Subdirector de Investigaciones había sostenido que se trataba de algo muy distinto y baladí, sin importancia alguna! Al final descubrimos que el señor Ministro estuvo en Pudahuel; que el Director de Investigaciones venía en el avión; que sacaron los bultos haciendo que vehículos de Investigaciones entraran al recinto de la zona primaria, lo que es irregular; que los cargaran directamente en las camionetas de ese servicio, lo que es irregular; que trataran de presionar al funcionario de losa para que los dejara salir sin revisión, lo que es irregular; que se discutió alrededor de una hora con el funcionario encargado de la sección revisión, quien también se negó, y que, finalmente, fue el propio Ministro, el que ahora formula la denuncia y quiere que le creamos que se planeaba matar al Presidente de la República en esos días, quien se acercó al funcionario don Manuel Sepúlveda, según información que esperamos que sea confirmada en las investigaciones que realiza la Contraloría General de la República y en el proceso que se iniciará con la designación de un tribunal especial por la Corte Suprema, responsabilizándose de la salida de esos bultos, los que efectivamente salieron, sin que el país sepa si se trataba de whisky, que paga derechos; o de ron, que también los paga; o, según se dice, de regalos enviados por Fidel Castro para agradecer las atenciones de muchos funcionarios chilenos. Desde luego, no debe de haber sido una botella o dos. Me alegro de que el Honorable señor Luengo se halle presente en la Sala, pues él se refirió en la última sesión a esto mismo, sin asignarle importancia alguna. Debo manifestarle que, por desgracia, no es bueno ni sano en absoluto para el país ni para la convivencia democrática que continuemos con este tipo de actitudes del Gobierno y sus personeros, que nos induce a tener una sólida y fundamentada duda moral acerca de las afirmaciones que están haciendo. Por eso, debo expresar. . . El señor LUENGO.- ¿Me permite una interrupción, señor Senador? El señor PRADO.- Excúseme. Su Señoría puede intervenir una vez que termine. Quiero desarrollar mis ideas principales. Protesto por el hecho de que el Ministro olvide un deber fundamental, como es el de responder públicamente. Me parece raro que un Secretario de Estado se abstenga de concurrir al Parlamento cuando se le invita. Conozco pocos casos al respecto. La señora CARRERA.- Yo, varios. El señor PRADO.- De todos modos, protesto. Creo que ello implica falta de responsabilidad del Ministro, lo que es muy grave, porque la solvencia de las informaciones que nos ha dado sobre los atentados contra el Presidente de la República, gravita en él. La verdad es que nos habría agradado recibir una información directa de su parte en esta Sala y que nos respondiera a muchas preguntas que deseábamos formularle. Por desgracia, nos encontramos con que el señor Ministro ni siquiera ha tenido la deferencia de dar una explicación por su inasistencia. El señor AYLWIN (Presidente).- ¿Me permite una pequeña interrupción, señor Senador? En estos momentos ha llegado a la Mesa un oficio del señor Ministro del Interior, al cual me parece conveniente dar lectura. El señor FIGUEROA (Secretario).- Dice: Santiago, 5 de abril de 1972. Ha llegado a mi poder, con fecha de hoy, una invitación que me formula esa Honorable Corporación, por oficio de 4 del actual, para concurrir- a los debates que ocuparán al Senado el día de mañana, entra las 10.30 y las 13.00 horas, y que se refieren a las denuncias sobre atentado a la vida de S. E. el Presidente de la República. Lamento que la invitación haya tenido lugar con tal escasa antelación que me impide concurrir a dichas sesiones, ya que compromisos ineludibles contraídos con anterioridad y que afectan a asuntos impostergables del ámbito de responsabilidad de este Ministerio no me lo consienten. No puedo menos de expresar, con todo, mi mayor complacencia por la circunstancia de que esa alta Corporación exteriorice su preocupación por la vida de S. E. el Presidente de la República, destinando al tema una sesión especial, y me es grato hacer constar asimismo que algunos de los riesgos concretos que, no sólo la persona del Jefe del Estado sino todo el régimen institucional, han afrontado recientemente, han sido conjurados y están siendo objeto de una profunda y rigurosa investigación por los organismos de seguridad del Estado y los Tribunales de Justicia. Aprovecho esta oportunidad para manifestar mi disposición para concurrir a toda reunión a que el Honorable Senado tenga a bien invitarme y en que mi presencia sea necesaria, siempre que ello me sea comunicado con la debida oportunidad. Saluda atentamente al Honorable Senado. Hernán del Canto, Ministro del Interior. El señor AYLWIN (Presidente).- Debo reiterar que la Secretaría me informa que, según consta en los libros de entrega de correspondencia, la invitación al señor Ministro se entregó a las seis de la tarde del martes 4, que es la misma fecha de la citación, a su Secretaria, señorita Peñailillo. Puede continuar Su Señoría. El señor PRADO.- Creo que pocas preocupaciones puede haber de más importancia y seriedad que un debate público acerca de un hecho como el que es objeto de esta sesión, que nosotros queremos que se trate con mucha seriedad. Y por eso nos habría gustado la presencia del señor Ministro del Interior. En todo caso, quisiera. .. El señor LUENGO.- Pueda concurrir a otra sesión, y lo dice. Podemos acordarla ahora mismo para que venga el señor Ministro en unos días más. El señor PRADO.- Ojalá que sea así. Elseñor FONCEA.- Nosotros no podemos estar a disposición de un Ministro. Ni señor LUENGO.- Si io acuerda la Sala, es obligación de Su Señoría concurrir a la sesión. NI señor AYLWIN (Presidente).- Ruego a los señores Senadores evitar los diálogos. El señor PRADO.- Rogaría al Senador señor Luengo que hiciera gestiones para que asista el señor Ministro, pero que no interrumpiera la sesión. Duda moral. Según la prensa y según declaraciones oficiales del señor Ministro del Interior, el día miércoles 29 de marzo, Los conspiradores planeaba, asesinar al Presidente Allende. El título que acabo de leer corresponde a El Mercurio. Según el diario El Siglo, Golpistas planeaban asalto a La Moneda. Ministro del Interior revela alcances criminales del complot. Confesiones. Un detonante para desencadenar la violencia. . . . Según el diario La Nación, Ministro Del Canto contó entretelones del complot: Demencial intento de asesinar al Presidente de la República. Leo estos títulos sin entrar al análisis de su contenido, porque quiero subrayar que se trata de denuncias que muchas veces se han oído en el país y porque a los Señores que hemos pedido esta sesión nos interesa que este tipo de afirmaciones no queden, frente a la opinión pública del país, como flotando en la nada, con el carácter de un recurso momentáneo que se utiliza en la contienda política para aliviar la tensión del momento. Nos interesa que no se juegue con la vida del Presidente de la República, ni muchos menos con su muerte. Eso interesa que cuando un Ministro del Interior u otro personero importante del Gobierno denuncie un hecho tan serio como éste -no necesito repetir que la seriedad y gravedad del mismo revisten un carácter mucho más hondo y crítico por la situación política que vive el país-; nos interesa, digo, que este tipo de denuncia no quede simplemente en el olvido, como, por desgracia, han quedado algunas que se han tratado demasiado ligeramente aquí, en el Senado, y sobre las cuales creo que deben hacerse algunos alcances. Nosotros no queremos tomar a broma los atentados contra la vida del Presidente de 3a República. Nos interesa realmente que haya responsabilización, y por eso solicitamos la sesión de hoy. Lamentablemente, se ha abusado demasiado del recurso de las denuncias, y pasan los meses. Yo quisiera preguntar a los señores Senadores si alguno suele tener noticia de lo que ocurre en definitiva con ellas; si se ha llegado a establecer en algún momento un fundamento mínimo que justifique afirmaciones que han caducado tanta conmoción en el país. No es así. Por ello he usado la expresión duda moral: porque cuando uno examina a fondo algunas de las denuncias formuladas se da cuenta de que, lejos de tener base, a menudo son increíblemente infundadas. El señor LUENGO.- ¿Me permite una interrupción, señor Senador? El señor PRADO.- Excúseme, señor Senador. Tendrá Su Señoría oportunidad de hablar en este debate, y apenas empiezo a exponer ideas. El señor LUENGO.- ¡Usted pregunta directamente a los -Senadores! El señor PRADO.-No creo que pueda contestarlas Su Señoría, por una serie de razones. Me referiré a muy pocas denuncias, porque no quiero hacer una larga enumeración, como se suele proceder, tal vez demasiado ligeramente. El señor LUENGO.- ¿Se refiere al señor Moreno? El señor PRADO.-Me refiero al señor Altamirano, Secretario General del Partido Socialista. Lo ocurrido en el Estadio Chile. El señor Altamirano hizo una denuncia en marzo de 1971: la de que en el Estadio Chile se había pretendido asesinar al Presidenta de la República. Lo dijeron de la misma manera corno lo dijo el señor Ministro del Interior hace pocos días: que en marzo de 1971 quisieron matar a Allende en el Estadio Chile, con dos bombas. La señora CARRERA.- ¿Me permite? El señor LUENGO.- No concede interrupciones el señor Senador. El señor NOEMI.- A las damas no se les puede negar. . . El señor LUENGO.- Estoy de acuerdo. La señora CARRERA.- Presencié ese atentado en el Estadio Chile, cuya capacidad estaba colmada. No sé cuánta gente cave: siete mil u ocho mil personas. Poco después de llegar, cuando el Presidente de la Republica estaba pronunciando su discurso, empezó a incendiarse el techo sobre el escenario por dos puntos, a una distancie, de más o menos 18 o 20 metros, simultáneamente. Si eso no es un atentado, señor Senador, no sé qué otra cosa podría serlo. Y cuando nuestros jóvenes, de la Juventud Socialista, subieron al tejado a apagar ese incendio, vi con mis propios ojos -cerno caía un muchacho, desde una altura de más o menos 25 metros, al escenario, sobre la gente que estaba ahí. Fuera de eso, pudo haberse producido un pánico tremendo, una estampida, quién sabe con qué consecuencias. Así, pues, negar que aquello fue un atentado me parece de una ligereza bastante grande. El señor PRADO.- Me alegro mucho de haberle concedido una interrupción, señora Senadora, porque nosotros no venimos a este debate a hacer lo mismo que a veces hacen Senadores de Gobierno: a lanzar voladores de luces. Tengo aquí los antecedentes necesarios para respaldar mis aseveraciones. Repito que el señor Altamirano declaró responsablemente que se había Querido matar al Presidente de la República, con dos bombas. Y el diario Puro Chile del 14 de marzo de 1971 habló de las dos bombas preparadas para tal efecto e hizo una gran relación acerca de ellas y del atentado en sí. Tengo a la vista el oficio Nº 22, de 20 de abril de 1971, de la Dirección General de Carabineros; el oficio Nº 386, de 20 de abril de 1971, de la Secretaría General de la Dirección General de Investigaciones; y, lo que es más importante, el informe Nº 655 de la Dirección General de Investigaciones, Laboratorio ele Policía Técnica, Sección Química y Física. Este informe es del 15 de marzo de 1971. Se establece en eses documentos que a la salida del Presidente de la República del Estadio Chile se produjeron, según examen posterior -y esto consta en el informe de Investigaciones-, des focos de incendie en el techo, aislados uno del otro, y se comprobó la existencia de queroseno, o sea, parafina, en el lenguaje chileno. Agrega dicho informe: Podemos indicar que el principio de incendio -soy honesto al leerlo igual- fue provocado intencionalmente. En seguida dice lo siguiente, que subrayo: Personal del Estadio entregó un envase mediano de Nescafé que contiene aproximadamente 120 centímetros cúbicos de kerosene, el que, según informaciones -recalco: según informaciones- se habría encontrado en la Galería Norte. El hecho de que una persona subió al tejado y se cayó, es verídico. Efectivamente, una persona. . . La señora CARRERA.- Cuando comenzó el incendio subieron varios muchachos. El señor PRADO.- Cuando ocurría el hecho, subió al tejado una persona cuya identidad política no conozco. No sé quién era. La señora CARRERA.-Acabo de decirlo: un muchacho de la Juventud Socialista se cayó. El señor PRADO.- Entonces, con esos antecedentes, me asalta una duda moral muy grande. En primer lugar, porque esto no constituye una tentativa de asesinato: dos pequeños focos -no quiero leer todos los informes-, con muy poco humo, a muy poca distancia uno de otro, provocados con un tarrito de Nescafé y no con dos bombas; y un tarro de Nescafé que se encontró después en otra parte. Y, según se dice, los que expresaron eso son empleados del Estadio, quienes posteriormente declararon que la única persona que subió al techo fue la que ha mencionado Su Señoría: un militante de las filas de la señora Senadora, que trataba de apagar el incendio, según lo que usted expresó. Yo no he hallado nada que habilite al señor Secretario General del Partido Socialista, don Carlos Altamirano, para proclamar con un mínimo de seriedad que se haya cometido un atentado contra la vida del Presidente de la República, a raíz de un acontecimiento más nimio que otros que han ocurrido muchas veces en el país; y mucho menos que autorice a los diarios para opinar como lo hicieron. Porque, cuando se trata de bombas ¡por Dios, ahí sí está en peligro la vida del Presidente de la República! Pero no cuando se trata de un pequeño tarro de Nescafé, que después se encontró en otra parte, y los testimonios son de dichos, de terceros, y no se sabe quién encendió la cantidad de queroseno que estaba en el tarro. Acerca de todo esto el señor Altamirano, dice: Atentado en contra de la vida del Presidente de la República. Dos bombas. ¿Es ésa una manera seria de denunciar al país que se pretende asesinar al primer ciudadano chileno, al Presidente de la República? ¿O es una manera irresponsable? La señora CARRERA.- ¿Me permite una interrupción? El señor PRADO.- Ojalá fuera la última. Tendrá oportunidad de hablar más adelante Su Señoría. La señora CARRERA.- Evidentemente. El señor AYLWIN (Presidente).- Con la venia de la Mesa, puede hacer uso de una interrupción la Honorable señora Carrera. La señora CARRERA.- Quiero dejar en claro una cosa. Su Señoría ha leído todos los detalles de un atentado, ¡y después dice que no hay atentado! Le oí leer que se comprobó la existencia de restos de parafina no en ese tarrito, sino que en otro que después se halló en otra parte. Ahora bien, ¿qué tarro había allí? No lo sé y no lo dice el análisis. Pero, para mí, todo eso fue un atentado. Yo, que viví ese momento, sé que lo fue. Eran dos focos simultáneos en el techo, sobre el proscenio; y después se produjo el hecho de que, en forma heroica, muchachos de nuestra Juventud subieron a apagar el incendio y uno de ellos cayó desde el techo abrazado a un extinguidor de incendios -afortunadamente no murió-, sobre las personas que ahí estábamos, sobre mi propia cabeza poco menos. ¡Y usted trata de decir algo así como si ese muchacho hubiera ido a encender el fuego! Entonces, si de este modo se tergiversan los hechos, para yo saber qué seriedad puedo atribuir a lo que seguirá diciendo, señor Senador, quisiera que me dijera si cree o no cree que aquél fue un atentado. A mí me parece que fue un atentado en contra de la vida del Presidente de la República; y si no, peor todavía, en contra de toda la gente que estaba ahí, que pudo haber salido en estampida de ese estadio. Quisiera saber si usted no lo cree así, para poder medir más o menos cómo razona y cómo irá sacando sus conclusiones, porque realmente, yo que viví ese momento, sé que fue un atentado. Delo que acaba de leer usted, se desprende que el hecho tuvo ese carácter. Sin embargo, Su Señoría lo niega. Quisiera saber si así lo cree, señor Senador, y de ese modo tener un patrón de cómo seguirá analizando otros hechos. El señor PRADO.-Señora Senadora, si tiene un poco de paciencia y menos pasión, y espera hasta escuchar más antecedentes, sabrá por qué he dicho que tenemos razones para que nos asalte gran duda moral acerca de la veracidad de ese tipo de denuncias. Y no las estoy minimizando, porque las encuentro muy graves: por eso estamos desentrañándolas. El caso del Estadio Chile pudo ser, efectivamente, un atentado. En tal caso, fue un atentado muy tonto, muy torpe, muy inocente y de muy poco riesgo para la vida de nadie. El señor SEPULVEDA.-Perdón. ¿Me permite una interrupción, señor Senador? El señor PRADO.-No, señor Senador, excúseme. Simulación de atentados. Y si fue un atentado simulado, fue muy torpe, y digo simulado porque a continuación voy a dar cuenta de atentados simulados, y ustedes me escucharán nombres de personeros de su partido que intervinieron en ellos. Si tienen paciencia, lo oirán y sabrán qué razones tengo para hablar de duda moral. Sigamos adelante, porque no quiero quedarme en la parte anecdótica. El señor José Tohá, en el diario El Siglo de 19 de enero de 1971, afirma que El Gobierno Popular se mantiene alerta y vigilante para aplastar intentos sediciosos. Alude al hallazgo de una bomba a veinte o veinticinco metros de la casa presidencial de Viña del Mar, y cita, entre otros atentados criminales sediciosos y fascistas, el asalto perpetrado en contra del entonces Director de Ferrocarriles del Estado, señor Nahum Castro. El 14 del mismo mes de enero, el diario El Siglo habla de Sedición en marcha. Paquete de dinamita en Cerro Castillo. Se menciona el hecho de Cerro Castillo y el atentado criminal en contra de Nahum Castro, Director de Ferrocarriles del Estado. El hecho ocurrido en Viña del Mar quedó en absoluto silencio, y en la opinión pública se formó la impresión de que había sido -excúsenme la palabra- una patraña. Porque quien conoce ese recinto -creo que todos alguna vez hemos estado ahí- sabe de más que es uno de los más custodiados y fáciles de vigilar. El Presidente de la República nunca baja de su automóvil sino cuando está frente a la puerta interior, distante por lo menos cien metros desde la entrada. Además, afuera hay una reja, una puerta enorme y una oficina especial de custodia de Carabineros, y nadie puede estacionar autos en ese lugar, porque es un espacio redondo que tiene alrededor de cincuenta metros de fondo desde la calle transversal y exclusivamente utilizada por el Palacio. Resulta que alguien puso un artefacto detonante en una planta afuera, y ello se convirtió en determinado momento en un atentado en contra del Presidente de la República, y se hicieron toda clase de alusiones, como la que estoy indicando. Supongo que sobre el particular se realizó un investigación. Yo quería que en esta sesión hubiera estado presente el Ministro del Interior para preguntarle quién fue el responsable del atentado criminal del Estadio Chile y quién el responsable del atentado criminal de Cerro Castillo. Porque no sabemos nada al respecto. Ahora tengo que referirme a un episodio que va un poco dándonos la razón en la duda que tenemos frente a estos hechos. Respecto del atentado contra el señor Nahum Castro, el diario El Siglo de 16 de enero de 1971 dijo: Estos son los demócratas de la reacción. Criminal asalto a Director de FF. CC. El atentado se produjo en las puertas mismas del domicilio de Kalium Castro. En el interior, el periódico publicó lo siguiente: Tajearon al Director de -Ferrocarriles del Estado. Reaccionarios continúan marcha sediciosa. Leo expresamente estas cosas para que vayamos empapándonos de los términos usados y que se repiten cada cierto tiempo. El diario Puro Chile de 16 de enero manifestó: Intentaron asesinar al Di- re de Ferrocarriles. -No admitiremos comunistas ni un régimen castrista en Chile: dijeron. -Mátalo, ordenó el jefe. -No puedo -contestó el otro-. Sabes que aún no tenemos órdenes de disparar a matar. Leeré un poco más, porque es importante este capítulo. El diario sigue diciendo: El atentado. Ayer de madrugada esperaron a pocos metros de su domicilio al Director General de ferrocarriles del Estado, Nahum Castro Henríquez, cesado, cuatro hijos. Este llegó a su casa alrededor de las dos de la madrugada. Venía en una citroneta, luego de sostener una reunión en la casa del abogado de los servicios. Había salido de la Dirección General alrededor de las diez y media de la noche. Como tenía esa reunión privada, y contaba con su citroneta, particular, le dijo al chofer que no lo esperara. Cuando se detuvo frente a su casa, apagó las luces. Y en ese momento, según nos cuenta un hermano de Nahum Castro, se la apareció un desconocido que lo amenazo con una pistola. Lo hicieron bajar, y dos individuos que surgieron de las sombras, lo tomaron de los brazos. Y allí empezaron los golpes. Al mismo tiempo que lo flagelaban, se murmuraban amenazas contra los cubanos, y que se evitaría en Chile un régimen de corte castrista. Este atentado fue tan bien investigado per alguien -no sé por quién-, que en el mismo diario aparece un apartado sobre cómo se produjeron los incidentes mismos. Dice: El hombre detuvo su citroneta frente al número 1660 de la avenida Crescente Errázuriz. Piran las dos de la madrugada y quince minutos. Apagó las luces, y se aprestó a bajar, para abrir la puerta del garage. En ese momento, apareció un rostro pálido y delgado, junto a la ventanilla derecha. ¡Momento, quiero hablar con usted! dijo el desconocido. ¡Bájate!, ordenó. Cuando se bajó, dos hombres se le abalanzaron la espalda y !e doblaron los brazos. Un tercero le colocó un pañuelo en la boca. Intentó una resistencia. Pero un violento golpe en el cráneo, lo dejó fuera de combate. Algo lejana, escuchó una vez que decía: ¡Esto es pa que sepai que no aguantaremos ningún régimen cubano en Chile! Otro golpe lo derribó al sucio. Allí lo patearon sin compasión al tiempo que le decían. . . Desgraciado. Vamos a terminar con todos los comunistas y castristas. Todo eso está entre comillas en el diario Puro Chile. Francamente, cuando leí esto y lo guarde, me pregunté quién estaba tomando nota de todo lo anterior. Porque si a Nahum Castro lo estaban golpeando en ese momento, o la información la dieron los que le estaban pegando, o había un a graba dora, o un periodista tomaba nota de todas estas cosas, que son bastante interesantes y detalladas. En tocio caso, no necesité esperar hasta más allá del 16 de octubre de 1971 para leer en el mismo diario Puro Chile el siguiente título: Detenido Nahum Castro y el resto de la FAR. El Comandante Serapio -que es el señor Nahum Castro- y sus bomberos locos fueron interrogados por el Ministro Sumariante. En el párrafo segundo, señala: Entre los detenidos aparece el ingeniero Nahum Castro Henríquez, quien se hacía llamar Comandante Serapio y que desempeñó, tiempo atrás, las funciones de Director de los Ferrocarriles, institución de la cual fue expulsado per autoridades del gobierno. Además, dice: Confesó haber preparado el autoatentado de hace algunos meses es decir, el que acabo de leer. En seguida, sobre el particular el periódico expresa: La policía ha logrado detectar y destruir la organización que se hacía llamar Fuerzas Armadas Revolucionarias y que rendía implantar un clima de terror en el país Quien aparecía como jefe de esta organización terrorista era Nahum Castro Henriquez, conocido dentro de la organización: como Comandante Serapio. Como se recordará, Castro fue atacado por desconocidos hace unos meses, sufriendo lesiones de gravedad. Ahora se ha podido comprobar que el atentado lo preparó el mismo y con los mismos jóvenes que ahora se encuentran detenidos. Fue el propio Castro quien planeó el autoatentado y hasta el final los jóvenes creyeron que se trataba de una broma o bien de una prueba de disciplina a que los había sometido su Comandante Serapio. Perpetrado el autoatentado, Castro se enojó con los asaltantes porque no lo habían golpeado suficientemente ni le habían cortado la cara como él quería. El diario Puro Chile de 6 de octubre dice: Los otros cinco, con Serapio a la cabeza, esperan turno: Declarados reos cinco bomberos locos. Castro se hacía llamar comandante cuando está caro para boy Scout. Falta de seriedad de la denuncia del Ministro del Interior. Quiero acercarme a la denuncia que hizo el señor Ministro del Interior, corroborada por el señor Director General de Investigaciones. El 29 de marzo, el señor Ministro del interior declaro que los conspiradores planeaban asesinar al Presidente Allende. Ese mismo día, el diario El Siglo, señalo: Golpistas planeaban asalto a la moneda y asesinar al Presidente Allende. Por su parte, La Nación de ese mismo día público lo siguiente: Demencial intento de asesinar al Presidente Allende. Cuando uno examina y se da el trabajo de recordar algunas de estas cosas y de vincular datos, le va entrando una duda horrible acerca de la responsabilidad con que está actuando algunos sectores del Gobierno. Yo no estoy hablando de todos; no quiero expresarme en términos que signifiquen una imputación injusta. Estoy hablando de los peligrosos dentro del Gobierno; de ésos a los cuales debería atadnos más directa y claramente. Estoy hablando de aquellos a quienes no se puede dejar seguir actuando como lo han estado haciendo hasta hace algunos días, Al respecto tendré que decir algunas palabras sobre los hechos ocurridos en Curimón, que son los más frescos en relación son este tema. Cuando uno lee la denuncia del señor Ministro del Interior, no sabe qué pensar, y hubiera querido que él estuviera presente en esta sesión para que contestara. No quiero restar importancia a la existencia de grupos de personas pagados por la CIA o por cualquier otro grupo, que quieren que el Gobierno del señor Allende termine bruscamente; que vehementemente desean que termine, aunque sea a balazos. Yo no quiero restar importancia a estas cosas, ni tomarlas en un tono de mofa. Pero según la información que da el diario El Mercurio, que es una repetición de la del diario Clarín, al hacer la denuncia el señor Ministro del Interior dijo: Ha quedado demostrado que los conspiradores pretendían asesinar al Presidente Allende. Luego, la información señala: El citado Secretario de Estado desmintió, además, que existieran en este momento miembros activos de las Fuerzas Armadas y Carabineros detenidos o retenidos en sus unidades. Más adelante, se dice: Finalmente, reiteró que el personal en servicio activo que supo lo que ocurría, denunció el hecho a los mandos regulares de los Institutos Armados. Estas son palabras del señor Ministro del Interior. El señor Eduardo Paredes, Director General de Investigaciones, al referirse a este mismo atentado, en una parte dijo: Los planes de la gente implicada en el desbaratado complot incluían el asesinato del Presidente Allende, un asalto a La Moneda y el rescate desde la Penitenciaría de Roberto Viaux. La información señala que en seguida agregó que había participado gente de ultra derecha y miembros de las Fuerzas Armadas. El más destacado -acotó- es Arturo Marshall, siguiendo con el General (R), actualmente incomunicado, Alberto Greene y Roberto Viaux. Lo anterior está en abierta contradicción con lo que acababa de declarar el señor Ministro del Interior. Añadió el señor Paredes que el día fijado era el viernes pasado, después de la marcha y que luego de asesinar a Allende, rescatarían a Viaux de la Penitenciaría y que por último implantarían una dictadura militar. O sea, bien suelto de cuerpo, el señor Paredes - y esto es lo grave- declaró que luego de asesinar a Allende, rescatarían a Viaux de la Penitenciaría y que por último implantarían una dictadura militar. ¿Cómo lo iban a hacer, si uno recuerda que el señor Ministro del Interior declaró que no había militares detenidos, ni tropas de ninguna especie, ni armas importantes? Además, como todo el mundo sabe, las armas incautadas en el allanamiento fueron mínimas, y fue una desilusión ver las que se había logrado recoger. Por eso, nos extraña la declaración del señor Director de Investigaciones en el sentido de que los golpistas instaurarían una dictadura militar. ¿Cómo lo iban a hacer? ¿Dónde está la seriedad de la denuncia? ¿Cómo se entra a La Moneda, con cuánta gente? Bueno, ¿no hay militares, no hay carabineros, no hay Fuerzas Armadas que defiendan al Presidente de la República? ¿Por qué esto constituye un atentado? ¿Dónde está la seriedad de la denuncia? ¿La gente va a creerlo? ¿Por qué voy a creer yo que ése es un atentado? ¿Dónde están los antecedentes concretos, probados? ¿En qué parte? Se está investigando, me van a decir. Sí, pero ocurre que se han investigado muchos otros hechos anteriores que después quedan en el olvido. Yo he querido advertir estas cosas porque al final pediré tomar determinadas medidas o resoluciones para responsabilizar a quien corresponda. Uno no puede dejar pasar este tipo de denuncias, porque se está jugando con la vida del Presidente de la República; o a lo mejor, se está jugando con su muerte, expresión mucho más macabra. Alcances de orden político. Hace un tiempo tuvo lugar un episodio sobre el cual tengo que formular algunas consideraciones de tipo político. Porque, en verdad, ninguno de estos atentados constituye simples incidentes de tipo anecdótico o el empleo de determinados recursos por parte de un Gobierno que está o pudiera estar a veces -no lo afirmo, para que nadie me interrumpa- eventualmente apurado porque le va mal en el cuadro político nacional y recurre a estas cosas, como lo han hecho, según se dice -es una frase ritual-, casi todos los Gobiernos. Pero cuando uno ve que era Nahum Castro la víctima de los fascistas -y el libreto entero está escrito en ese tono- y después resultó que él era el jefe de un grupo terrorista y tuvo que ser destituido y expulsado del Partido Socialista, según informaciones que leí en la prensa, entonces empieza a pensar que hay cosas ocultas que tienen que salir alguna vez a la luz. Y a mí me interesa que así ocurra. Yo no creo que todas las fuerzas que están en el Gobierno sean golpistas y extremistas; pero hay golpistas y extremistas en él, creándole problemas y desafiando y retando a los grupos de ultra dereeha para encontrarse en cualquier momento. Y tengo derecho a creer que en estos momentos le está yendo tan mal al Gobierno que esa gente está seriamente pensando que la Administración del Presidente Allende, aun con los atropellos que ha cometido, sigue siendo un Gobierno burgués, que no representa la vía revolucionaria que se buscó. Están descontentos, y lo dicen en los documentos publicados por las fuerzas extremistas. Están en pugna, abiertamente, y creando problemas muy graves y comprometiendo a funcionarios que trabajan al lado de la persona del Presidente de la ¡República, que puede ser asesinado cualquier día, y nadie va a saber quién lo mató, ni por qué, ni qué buscó. Por eso, nosotros nos estamos metiendo a fondo en este debate. En Curimón acaba de ocurrir un hecho que se está investigando, porque todo se está investigando. Pero lo que se está averiguando no es una cosa vaga ni que esté en el aire. Se está investigando que a las dos de la mañana, en el camino de Curimón, chocó una camioneta. Según constancia de Carabineros y del Comandante del Regimiento Yungay, que llegó al lugar, viajaba en ella un grupo de personas; dos o tres de ellas presuntamente son -y digo presuntamente porque todo es presunto mientras no se pruebe- funcionarios del dispositivo de seguridad del Presidente de la República del GAP. Por lo menos, así lo dicen sus credenciales. Naturalmente, el Intendente, señor Nelson Avila, en una declaración que aparece en la prensa de hoy, dice que se investigará la autenticidad de los documentos, porque no cabe duda de que son falsos o apócrifos. ¿Cómo sabe que son apócrifos o falsos? Son documentos, son credenciales que portaban. Esas personas llevaban en la camioneta granadas y botas del Ejército, vainillas disparadas... El señor SEPULVEDA.- Una sola. Lo dice El Mercurio de ayer. El señor PRADO.- Aunque fuera una. También llevaban listas o documentos. No afirmaré que eran auténticos; pero en ellos aparecían nombres de personas y lugares de Aconcagua, que es una zona campesina donde muy fácilmente -y no estoy haciendo una afirmación en el aire- puede repetirse la experiencia campesina revolucionaria de regiones del Sur, en abierta contradicción con la palabra y la política oficial del señor Presidente de la República. Esto puede ocurrir en la provincia de Aconcagua dentro de pocos días, y por eso lo estamos haciendo presente. Hay algo más serio todavía. Las personas que hace pocos días formularon la denuncia mencionada, son el Ministro del Interior y el Director de Investigaciones, quienes todavía no dan una explicación valedera sobre los hechos de Pudahuel. Yo quiero ser duro. ¿Por qué les vamos a creer? ¿Por qué vamos a hacer fe en las palabras de un Ministro que no ha tenido respeto frente al país para explicar su situación? ¿Por qué debo creer yo que los bultos desembarcados en Pudahuel contenían ron, o whisky, o regalos, en circunstancias de que La Nación, diario de Gobierno, afirmó rotunda y categóricamente, a toda columna, que se trataba de cuadros? En sesión pasada traje los documentos de internación de dichos cuadros, y les di lectura. Resulta que esos cuadros se habían internado legalmente, porque venían consignados a la Embajada de Cuba, y por lo tanto estaban liberados de derechos. No se trataba de equipaje de persona alguna. De lo que estoy hablando es del equipaje del señor Paredes; de por qué el señor Ministro se fue calladito a Pudahuel y esperó en la sala YIP. Él no ha dicho por qué. Yo quiero que lo diga, y deseaba que estuviera presente en esta sesión para que lo explicara. No expresé que se trataba de armas; pero quiero saber qué contenían los bultos —porque si se trataba de ron o “whisky”, sacaron las mercaderías sin pagar derecho—, cómo declararon el equipaje y cuánto pesaban los bultos. Deseo saber todo eso, porque el clima que vive el país es demasiado serio como para estar jugando. No formulamos la denuncia por jugar ni porque nos agrade el golpe de Estado. Tenemos derecho a hacerla, porque en Chile hay grupos que s-e hallan dispuestos a romper la normalidad democrática, y facciones de la ultraizquierda que están desilusionadas definitivamente, por considerar que la vía democrática no es la que permitirá llevar a .cabo la revolución, y han preconizado su fe más •absoluta en el enfrentamiento armado. Y para que exista enfrentamiento armado se requieren armas. Y si el Ministro del Interior y el Director de Investigaciones están implicados físicamente en hechos como el señalado, lo menos que pueden hacer es dar una explicación, en lugar de guardar sil sucio, como ha ocurrido hasta la fecha. La denuncia del Presidente de la República. También quiero recordar la primitiva denuncia que formuló el propio Presidente de la República, don Salvador Allende, quien lo hizo muy responsablemente. Y pido ante el Senado una investigación —de ahora en adelante pediremos toda clase de investigaciones—, para que se inicie un proceso de “responsabilización”. Porque si esto no se hace, puede ocurrir lo mismo que en el cuento del lobo: si alguna vez sucede algo, nunca se sabrá realmente de dónde provino la bala asesina. La Democracia Cristiana desea que el señor Allende termine su período presidencial, para que los marxistas y quienes lo han acompañado sean juzgados por su gestión de Gobierno. Pero, por supuesto, queremos que esto ocurra con plena vigencia de la democracia; no con atropellos que la niegan absolutamente. Eso es lo que deseamos, porque es lo permanente. Y estamos y estaremos —porque somos democráticos, lo hemos sido y seguiremos siendo lo- fundamentalmente en contra' de todo intento loco, homicida, en contra del Presidente de la República. Nada tenemos que ver ni nunca tendremos que ver con gruñes de chilenos que piensan que las Fuerzas Armadas van a sustituir a los civiles en el Gobierno de Chile. Es monstruoso implicar en esto a los institutos armados. Por supuesto, sé que no pasa por la mente de los militares. Pero es monstruoso pensar siquiera que ésa es solución. Esa no es solución para nada. La única solución en Chile es la subsistencia del régimen democrático, y eso es lo que hay que afirmar. No se debe discurrir ni actuar para terminar con el régimen democrático. Nada cuesta ponerle término; mantenerlo sí que cuesta. Nosotros estamos por mantener ’&l régimen democrático hasta las últimas consecuencias. Y no lo hacemos- con debilidad. Por eso traemos al debate estos hechos, para responsabilizar a quien corresponda. El 13 de septiembre de 1970, el señor Allende dijo en Valparaíso: En dos notarías están los nombres de quienes hablaron de matarme”. A este respecto, 'el diario “El Siglo” publicó lo siguiente: “El Presidente electo doctor Salvador Allende denunció en el Parque Italia que poseía antecedentes sobre un atentado que buscaba su eliminación personal y que documentos en tal sentido había depositado en dos notarías de Santiago para que, si se consumaba el atentado contra el candidato victorioso, el pueblo conociera los nombres de quienes participaron en reuniones hablando de matarlo y se hiciera justicia definitiva. En Santiago, el 14 de septiembre de 1970, en una concentración pública realizada en la Alameda Bernardo O'Higgins con Cumming, el señor Allende se refirió de nuevo a ese hecho y formuló, pública y responsablemente, una segunda denuncia. Dijo El Diario Ilustrado sobre el particular: Denunció el candidato la existencia de reuniones orientadas a preparar un atentado contra su persona. Tengo los nombres -éstas son palabras del Primer Mandatario- de quienes participaron en esas reuniones. Por eso, depositaré en una notaría de Santiago un sobre con bs nombras de esas personas para que el pueblo r-spa quiénes son los culpables si me pasa algo. El 12 de octubre de 1970 hubo un acto en el Teatro Caupolicán, en el cual hicieron uso de la palabra el Senador Aniceto Rodríguez y Su Excelencia el Presidente de la República. El Primer Mandatario manifestó: En Valparaíso hay un señor Montero que perteneció a una de las ramas de las Fuerzas Armadas, y que se ha ido de lengua: ha dicho que el 17 me asesinarán en Valparaíso. Voy a ir a Valparaíso el 17, y el señor Montero y sus secuaces no van a poder cumplir con ello. Pero si algo me pasara que lo sepa el pueblo de Chile: sabe perfectamente que yo soy tan sólo uno de ustedes. Y siguió su discurso. Por último, la Unidad Popular, como tal, como organización responsable, emitió una declaración a través de su Comando Nacional. Esa denuncia fue objeto de una publicación por parte del diario Clarín, que, bajo el título Comando Nacional de la UP denuncia: Si algo le pasa a Allende hay 57 culpables con sus nombres, expresa: El Comando Nacional de la Unidad Popular denunció ayer que el Presidente Electo, Dr. Salvador Allende, había depositado en Santiago, en dos notarías, escritos-denuncias acerca de cómo grupos ultras de la derecha complotaban contra la vida del legítimo y limpio vencedor del acto eleccionario pasado. En las denuncias, entregadas en sobres cerrados a las notarías, se incluyen 57 nombres, con los domicilios respectivos, de los bellacos que retarían dispuestos a atentar contra la vida del líder de la izquierda chilena. La declaración del Comando Nacional de la UP agrega que si algo le ocurre al presidente Electo, Dr. Salvador Allende, los 57 sujetos acusados, que son, por supuesto, reaccionarios y muy conocidos, tendrán que atenerse a las consecuencias futuras. Yo estimo que tenemos perfecto derecho o impedir que sigan haciendo denuncias obre atentados contra la vida del Presidente de la República, menos en los términos en que la ha hecho él mismo, sin que... El señor LUENGO.- ¿Le habría gustado que fuera cierto? El señor PRADO.- Es tan pobre su declaración, señor Senador, que me da pena. Por eso no se la contestaré. No diré que carece de veracidad lo que denunció el señor Allende, sino que pediré al Senado oficiar a la Corte Suprema, para ene se designe un tribunal especial. Porque aquí hay una denuncia responsable de un ciudadano chileno responsable que se llama Salvador Allende; porque los nombres de los asesinos están en una notaría, lo que revela que se trata de personas conocidas; y porque se amenazó con matar a esas 57 personas -no significa otra cosa la denuncia del Comando Nacional de la Unidad Popular- si algo sucedía al señor Allende. Designación de Ministro en visita. El panorama político existente es tal, que uno no sabe de dónde puede salir la mano asesina; así está de conflictiva y crítica la situación. Por eso, creo que no debemos dejar pasar esto. Y pido oficiar en nombre nuestro a la Corte Suprema, porque deseo que se abran los referidos sobres. Quiero saber qué nombres figuran dentro de ellos, porque tal vez me encuentre con alguna sorpresa, como sucedió en el caso de Nahum Castro; se denunció que pretendieron asesinarlo -entregué detalles en forma minuciosa sobre el particular-, y después resultó que ese señor era jefe de una fracción golpista armada que se llama Fuerzas Armadas Revolucionarias. Reitero mi solicitud de oficiar a la Corte Suprema, y anuncio que de ahora en adelante siempre pediremos investigar y la designación de un Ministro en Visita. Y lo solicito en este caso particular, porque se configuran los requisitos necesarios para que la Corte Suprema designe un tribunal especial; porque se trata de un delito pesquisable de oficio; porque hay una denuncia responsable formulada por una persona de cuya palabra no podemos dudar; porque existen documentos en una notaría -a mi juicio, la demostración más fehaciente de que constan los nombres del caso-; y porque se dice que dentro de los sobres cerrados se individualiza a personas conocidas, quienes se conjuraron para matar al hombre que iba a ser Presidente de la República, al que nosotros, los democratacristianos, no oponíamos ningún inconveniente para asumir el primer cargo de la nación, sino todo lo contrario: de acuerdo con él, llegamos a un entendimiento respecto de una reforma constitucional satisfactoria para ambas partes, y en definitiva le dimos la Presidencia de la República, todos los parlamentarios de la Democracia Cristiana, y no hubo. . . El señor SEPULVEDA.- ¡Se la dio el pueblo de Chile! El señor PRADO.- ¡No, señor Senador: se la dimos nosotros, en el Parlamento, en el nombre del pueblo de Chile! Por lo tanto, frente a esto, no pueden decir todo lo que quieran con relación a nosotros. Creo que empresas norteamericanas capitalistas, imperialistas, han tratado muchas veces y van a seguir tratando de intervenir en la vida política interna de muchos gobiernos. Pero en Chile, antes de atacar irresponsablemente a un partido político y a la Administración anterior, debe tenerse presente -es preciso subrayarlo dos veces- que lo concreto y lo que sabe el pueblo es que hoy día el señor Allende es Presidente, no posible Presidente, ni frustrado Presidente, ni fallido Presidente. Y es Presidente de la República porque en el Congreso Pleno nosotros votamos por él. Esto lo sabe todo el país. De manera que aquí no hay patraña ni nada que ocultar. En consecuencia, no puedo dejar de decir, en nombre de los Senadores democratacristianos, que deseamos que esto se aclare, porque la situación que vive el país es muy grave y en cualquier momento puede ocurrir algo muy serio. Por ejemplo, un enfrentamiento armado, que es lo que muchos grupos buscan, sobrepasando la legalidad y la palabra y la política oficial del Primer Mandatario. Y sé que a causa de cuanto está pasando no sólo existe preocupación en los partidos opositores al Gobierno, sino también en algunas colectividades que lo apoyan. Hechos que es necesario aclarar. Personalmente, me interesa, por ejemplo, saber con certeza si son o no miembros del GAP algunos de los detenidos en Curimón. Algunos llevaban credenciales de una oficina de desarrollo social, o algo así, de la Presidencia de la República, y otros, credenciales que serían del GAP. ¡Cómo no me va a alarmar que gente como esa ande por todas partes con el Presidente