-
http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/588410/seccion/akn588410-po1-ds3-ds19
- bcnres:tieneTipoParticipacion = bcnres:Intervencion
- bcnres:tieneEmisor = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/677
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/588410/seccion/akn588410-po1-ds3-ds19-sp70
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/588410/seccion/akn588410-po1-ds3-ds19-sp66
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/588410/seccion/akn588410-po1-ds3-ds19-sp69
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/588410/seccion/akn588410-po1-ds3-ds19-sp67
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/588410/seccion/akn588410-po1-ds3-ds19-sp65
- bcnres:tieneSeccionRecurso = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/588410/seccion/akn588410-po1-ds3-ds19-sp68
- bcnres:tieneCalidad = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/cargo/2
- rdf:type = bcnres:SeccionRecurso
- rdf:type = bcnres:Participacion
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/cargo/322
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/2435
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/2218
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/cargo/177
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/677
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/2836
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/3580
- rdf:value = " El señor LUENGO.-
Quiere decir, entonces, que no se estaba jugando derechamente. Se jugaba con el ánimo de que las cosas favorecieran sólo a determinadas personas o posiciones políticas, no a todas. Estimo que si un político quiere merecer el respeto de la ciudadanía y de quienes actúan a su nivel, siempre debe actuar en la misma línea, esté en el Gobierno o en la Oposición, debe proponer siempre las mismas cosas, porque las reglas del juego son buenas si se observan desde cualquiera de las dos trincheras en que se esté.
El señor BULNES SANFUENTES.-
¿Me permite, una interrupción, señor Senador, o piensa seguir mintiendo?
El señor LUENGO.-
No se la permito.
El señor BULNES SANFUENTES.-
Entonces, siga mintiendo.
El señor LUENGO.-
Lo que afirmo son hechos claros, que se pueden comprobar en los diarios de la época. No estoy mintiendo.
Ahí tenemos, por ejemplo, el caso de Schneider. ¿Alguien puede decir que eso fue una invención? ¿Acaso no está su cadáver en el cementerio? ¿Acaso su muerte no causó consternación pública? ¿Y a quién beneficiaba su muerte? ¿Acaso la Unidad Popular o el señor Allende necesitaban que Schneider muriera para llegar al Poder? ¡Evidentemente que no! Por el contrario, ese fue un hecho que puso en peligro el ascenso de Salvador Allende a la Presidencia.
Pues bien, resulta que el General Schneider, cuando todavía estábamos en la campaña presidencial, sostuvo que él respetaría la Constitución Política, que el Ejército no intervendría y que se acataría el resultado de la elección. El 4 de septiembre no hubo mayoría absoluta y el Congreso, en consecuencia, quedó con la facultad de elegir entre las dos más altas mayorías relativas. Entonces, las palabras del General Schneider, que afirmaba que respetaría la Constitución y agregaba aún que acataría a quien eligiera el Congreso, empezaron a sonar sediciosas para determinados sectores. En ese momento ya no les gustó lo que declaraba Schneider, y desde ese instante quedó condenado a muerte. Y que conste que la Unidad Popular hizo presente que este peligro existía. Según antecedentes de la época y lo que obra en el proceso, Schneider fue advertido también por sus inferiores jerárquicos en el sentido de que debería contar con mayor guardia para proteger su vida. El General Schneider, que fue hombre muy respetuoso de la Constitución -precisamente por eso hacía estas declaraciones públicas, en su calidad de Comandante en Jefe-, creyó que en Chile todos eran como él y que, en consecuencia, todos respetarían la Constitución. Por eso no aumentó su guardia personal, como debió haberlo hecho. De haberla aumentado, tal vez no se habría consumado el crimen.
Lo mismo ocurrió con Edmundo Pérez Zujovic. Él era nuestro adversario político, y lo respetamos como tal. Muchas veces, cuando estábamos en la Oposición, fuimos a hablar con él, en su calidad de Ministro del Interior. La verdad es que, aun cuando a veces fueron muy duras las circunstancias que nos llevaron a su gabinete, siempre terminamos en armonía la conversación. ¿Para qué iba a querer la Unidad Popular su muerte? ¿En qué iba a beneficiarnos? Todo lo contrario, ella podía producir una brecha aún más profunda entre el Gobierno y la Democracia Cristiana. Con ese fin, evidentemente, se
movían los sectores que tramaron su muerte y que son, precisamente, los que siguen tramando más y más cosas en contra del Gobierno, para que la Oposición se distancie aún más de él, para que no haya ninguna posibilidad de diálogo, para que en cualquier instante un desalmado o un grupo de desalmados pueda prender la mecha que lleve a Chile a una guerra civil que nadie desea, o que, por lo menos, no deseamos quienes tenemos espíritu democrático y hemos luchado permanentemente por que los hechos se desarrollen dentro de la normalidad institucional.
El señor NOEMI.-
¿Y quién crea ese clima?
El señor LUENGO.-
¿Puede Su Señoría decir que lo crea la Unidad Popular?
¿Y por qué no la Democracia Cristiana, que, en cierta medida, a través de algunas declaraciones, está tratando de hacer más profundas sus diferencias con el Gobierno? Yo no digo que esté en una actitud sediciosa; pero, si examinamos sus declaraciones públicas a fondo, veremos que, en dorio mudo, también pueden contribuir a provocar el clima duro que estamos viviendo en Chile. En este sentido, cuando se empieza a caer por el despeñadero, uno nunca sabe dónde puede ir a terminar. Por eso nosotros reclamamos de aquellos hombres más cereños dentro de la Democracia Cristiana que, ojalá, sean ellos calenes impongan en definitiva un criterio en su partido, tal como nosotros lo hacemos dentro de la Unidad Popular, porque dentro de ésta también puede haber elementos que intenten exaltar las cosas. No pensamos que dentro de la Unidad Popular todos somos ángeles. A veces, algunos de nosotros perdemos la conciencia y decimos cosas de las que más tarde podemos arrepentimos un poco. Pero hay que saber distinguir entre lo que significa una actitud pasional momentánea y lo que implica una actitud fría, calculadora, de personas o de grupos como Patria y Libertad, que permanentemente están provocando situaciones difíciles y tratando de llevar al país a extremes que nadie desea, mucho menos ahora, pues se celebrará aquí una conferencia mundial que, dígase lo que se diga, ha sido un éxito para el Gobierno de Chile. En efecto, ha sido un triunfo que las Naciones Unidas hayan acordado realizar aquí en Santiago la Tercera Conferencia de la UNCTAD.
Ayer, no más, tuve oportunidad de rendir homenaje, en la hora de Incidentes, a los técnicos, obreros y profesionales chilenos, a todos los sectores, al Congreso y al Ejecutivo, que han hecho posible que estemos ahora a las puertas de la inauguración de este torneo, al que vendrán delegados de ciento treinta y tantos países representados por más de tres mil personas, que observarán cómo es Chile y cómo, se desenvuelve esta democracia, la que -es nuestro deseo- ojalá jamás sufra ningún golpe, ningún quebranto.
El camino de las suposiciones no es el mejor. Lo digo tanto por el Gobierno como por la Oposición, porque, insisto, las reglas del juego deben ser siempre las mismas, ya se esté a uno u otro lado de la trinchera.
Y si se trata de ir por el camino de los reproches, tendríamos mucho que decir, nosotros a la Democracia Cristiana y 3a Democracia Cristiana a nosotros, o a cualquier otro sector.
Aceptamos las críticas, aunque duras y -enérgicas, pero siempre democráticas, respecto del Gobierno. Sin embargo, no podemos permitir que a través de actos programados por determinadas personas, que muchas veces resultan irresponsables, sectores interesados en subvertir el orden público se inmiscuyan en concentraciones, sin que después nadie sepa cómo sujetar las hordas que en ellas pueden desbordarse.
Nosotros estamos abiertos al diálogo para aclarar todo lo que se desee, tanto las actitudes del Gobierno como de la Oposición; pero siempre debemos tener una posición objetiva frente a estos problemas. Si hay alguna denuncia, ella debe investigarse. Puede ser que, en definitiva, resulte sin asidero. Pero, ¿y si no es así? ¿Y si hay una confabulación, un complot, una sedición? ¿Cómo podrían investigarse si no se hace la denuncia previa? Según el criterio del Honorable señor Prado, ésta debería formularse después de producidos los hechos.
Para preservar la democracia, es necesario que en cada oportunidad en que haya sospechas de algún acto sedicioso, de un complot, se denuncie. Tanto mejor si, en definitiva, resulta que el complot no existía. Pero tenemos que mantenernos alertas. Creo que éste es el primer deber de un ciudadano que desea conservar la continuidad democrática en este país.
Nada más, señor Presidente.
"
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/588410/seccion/akn588410-po1-ds3
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/588410