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- rdf:value = " El señor PABLO (Presidente accidental).-r
Tiene la palabra e: Honorable señor García por diez minutos.
El señor LUENGO.-
Si Su Señoría me concediera la interrupción, tal vez podría hacer algunas rectificaciones.
El señor GARCIA.-
Recogeré dos frases del Honorable señor Luengo.
El señor LUENGO.-
¿Me concede sólo un minuto, señor Senador?
El señor GARCIA.-
Dispongo nada más que de diez minutos para mi intervención.
Decía que recogeré dos frases del Honorable señor Luengo.
Su Señoría manifestó que el camino de las suposiciones no es un buen camino. Por consiguiente, le digo, a mi vez, que no es buen camino el adoptado por el Presidente de la República al suponer que 57 personas conspiraban para asesinarlo y al decir que sus nombres estaban en una notaría, sin darlos a conocer. Estas son suposiciones. No es buen camino suponer que algunas señoras pueden ser muertas en el transcurso de la marcha, o que lo pueden ser algunos Senadores -esta parte no me gusta mucho- de los partidos que la organizan.
Todo eso se encuentra también en el camino de las suposiciones, y el Honorable señor Luengo se manifestó en desacuerdo en seguir por ese camino.
En el fondo, se trata de algo que todo el país debe saber: quieren que haya temor frente a la marcha. Y no habrá temor, porque no se producirán incidentes, no habrá muertos y ella se desarrollará con plena tranquilidad y alto espíritu cívico. El país entero sabrá que las grandes mayorías están en contra del Gobierno, porque piden democracia y libertad. Todo lo que se haga para asustar a la gente a fin de que no acuda a ese acto cívico, será inútil.
No sigamos por el camino de las suposiciones.
El Honorable señor Luengo manifestó que las denuncias debían investigarse. ¿Cuál es el objetivo de esta sesión? Tratar algunas denuncias, como aquella de que se va a asesinar el Presidente de la República. ¿Qué es lo que solicitamos al respecto? Que se realice una investigación. Y el primero que tiene decir cómo se investigará es el propio Jefe del Estado, porque está en el secreto de los 57 nombres que son claves y que corresponden a los confabulados en este terrible complot. De modo que esta sesión persigue tal fin. Por consiguiente, lo lógico habría sido, siguiendo con estas mismas palabras, que todos hubiéramos dicho: Investiguemos la denuncia y pidamos al Presidente de la
República que proporcione los nombres que servirán de cabeza de proceso.
En el fondo, no se abordó la materia central para la cual fue convocado el Senado. Después de las concretas denuncias formuladas por el Honorable señor Prado, quien señaló las investigaciones que ha habido, los complots denunciados, ¿en qué han quedado todas esas actuaciones gubernativas? ¿Cuál es la posición del Ministro del Interior, quien un día califica de gravísimo el atentado en contra del Director General de Ferrocarriles y después reconoce, igual como los diarios de Izquierda, que se trataba de un autoatentado? Esto es lo que nosotros llamamos falta de seriedad en las denuncias.
Pero sigamos adelante con el problema, pues de todo lo que se ha dicho aquí, no hemos oído ninguna palabra constructiva, después de las denuncias del Honorable señor Prado, que diga: Vamos a investigar y a precisar en qué consisten las denuncias. Por lo contrario, se ha hablado de otras cosas: de la I.T.T., de una cortina de humo y de la marcha que se realizará el 12 del mes en curso.
Se ha dicho: Investiguemos la llegada de armas a Pudahuel ¡Si lo que debe investigarse es otra cosa! El señor Ministro confesó que se encontraba en Pudahuel cuando arribó el avión, y él, personalmente, debe aclarar por qué dio orden para que los bultos descargados de la aeronave se entregaran a las patrulleras de Investigaciones, sin pasar por la Aduana. Esto es lo que el señor Ministro debe contestar primero que nada, porque él constituye el primer testigo, junto con los funcionarios de la Aduana. No se trata de un problema de la Contraloría General de la República. Es un problema político, porque el propio Ministro del Interior se encontraba en el lugar en el mismo instante en que descendió el avión, como posteriormente lo ha reconocido. Él debe decir qué estaba haciendo allí y detallar qué bultos estaba esperando. No debe afirmar un día que contenían cuadros, y otro que se trataba de regalos para funcionarios, para terminar expresando que se investigará la naturaleza del cargamento. Ya no es posible investigar al respecto, porque las propias fuerzas policiales del Estado se han encargado de ocultar qué es lo que venía en dichos bultos. En consecuencia, tenemos derecho a pensar cualquier cosa, cuando vemos que el propio Ministro del Interior ampara un contrabando, porque el hecho de introducir mercaderías sin pagar los correspondientes derechos de Aduana o sin tener las resoluciones de liberación conforma tal delito.
En cuanto a lo relacionado con la I. T. T. anuncio que trataremos exhaustivamente el problema. Sin embargo, debemos ponernos de acuerdo en ciertas cosas. ¿Qué hecho auténtico se desprende hasta el momento de los documentos de esa empresa? Lo auténtico es que se trata de memorándum internos enviados por altos ejecutivos de la firma en América Latina a su gerencia central en Estados Unidos. Casi todos ellos están dirigidos a Nueva York, desde Santiago o Buenos Aires. Es decir, lo único fidedigno y claro es que se trata de papeles internos de esa empresa.
De lo anterior podemos sacar algunas conclusiones. Una de ellas es que contienen opiniones de esos altos ejecutivos, algunas de las cuales son ofensivas para el Primer Mandatario. ¿Por qué vamos a creer lo que ellos dicen? No se pueden dividir estas confesiones. O se estima que todo lo que en los documentos se afirma es cierto, porque lo ponen en boca de un alto ejecutivo de la I. T. T., o ponemos todo en duda. A mi juicio, es justo dudar, porque si uno aprecia los errores que han cometido, concluye en que dichos ejecutivos recogieron opiniones de la calle y los rumores existentes, que después los ordenaron y los enviaron a Nueva York. Y de ahí nacen nuestras dudas; ante todo, cuando hablan en la forma como lo hacen respecto del Presidente de la República en esos memorándum. Y estoy seguro de que nadie pensará que son veraces dichas palabras, porque ninguno de nosotros las acepta.
"
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