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El señor GARCIA.-
Señor Presidente, ¿de cuántos minutos dispongo?
El señor PALMA (Presidente).-
De quince minutos, señor Senador.
El señor GARCIA.-
Señor Presidente, para los que estuvimos en la sesión de ayer y en la de hoy nunca resultaron más nítidas, más claras las dos posiciones del Gobierno, que parece que no fuera una unidad, sino algo disperso. Los mismos discursos de ayer, de comunistas y socialistas, y el que ha pronunciado hoy el señor Ministro, son muestra de la justicia con que en todas partes se dice que este Gobierno tiene dos caras.
Y no estoy inventando. Sus Señorías oyeron al señor Ministro de Justicia hablar del patriotismo del Senado, de las amistades que hay aquí entre unos y otros, con diferencias ideológicas pero con respeto. Veamos qué dijeron ayer los comunistas. Sostuvieron que organizaciones como la Sociedad de Fomento Fabril, la Confederación de la Producción y del Comercio, la Sociedad Nacional de Agricultura, la Asociación de Industriales Metalúrgicos y otras son la expresión gremial de la Derecha, y que la expresión política de estos grupos es el Partido Nacional. Está borrado del ejemplar que se entregó a la prensa lo que se decía a continuación. A pesar de ello, puedo leerlo: y un sector empresarial influyente de la Democracia Cristiana. Parece que el acuerdo se hubiera producido momentos antes y que hubo necesidad de borrar esa parte del discurso.
¿Qué más se dijo? Que esos grupos, con su forma de actuar incesante, metódica, alienante, persistente, reciben el oxígeno, el acertamiento en dólares de la Anaconda, de la I. T. T., de la CIA y del PresidenteNixon. Y se agrega que éstas son actuaciones bandidescas.
¿Qué dice el Partido Comunista de los políticos, de los Gobiernos antecesores del actual? Los Gobiernos oligárquicos y los Gobiernos reformistas no sé para quién será esto de Gobiernos reformistas que orientaron el proceso económico nacional dispusieron todo el poder político y financiero del Estado para trabajar en beneficio de un puñado de capitalistas privados y de poderosos monopolios extranjeros.
Ayer el Honorable señor Sepúlveda no tengo todavía copia de su discurso se dirigió a nosotros mostrándonos con el dedo, y especialmente al Senador señor Ibáñez, para decir: Allí están los que defienden sus propios intereses. Han venido al Parlamento a eso: a defender sus intereses.
Tan oscurecidos por la pasión están, que no se dan cuenta de que, para defender sus intereses, hay que hacer como el señor Luksic, que se entiende con la Corporación de Fomento y le pagan treinta mil millones por sus acciones. ¡Esto es defender sus intereses! Los que están aquí no están defendiendo sus intereses, sino que los están perdiendo, porque defienden algo muy superior, y a veces pienso que no son capaces de comprenderlo Sus Señorías.
Ayer, en una extensión de cincuenta páginas, se trató de estudiar los Clanes. Y lo curioso es que se nombran cien empresas, y de estas cien empresas se destacan sólo los apellidos que tienen alguna significación política: Matte, Alessandri, Bulnes: clan Matte, clan Alessandri, clan Bulnes, se dice. Y llegan a tanto la torpeza y la tontería, que se coloca al señor Jorge Alessandri, al parecer, dentro del clan Alessandri, nada menos que como persona influyente y decisiva en empresas como Chiprodal, que todo el mundo sabe que pertenece a la Nestlé, que es suiza.
En la lista de empresas que dan del clan Alessandri figuran: la Compañía de Aceros del Pacífico, Papeles y Cartones, Polpaico, Melón, Cemento Bío-Bío, Pizarreño, INSA, Mademsa, Farmoquímica del Pacífico, Madeco, Mecánica Industrial, Grupo Pesquero Eperva, Fábrica de Pernos, Textil Sumar, Textil Hirmas, Oveja Tomé, Banvarte, Hilos Cadena, Rayón Said, Compañía Industrial El Volcán, Compañía Nacional de Teléfonos, Maderas Masisa, Maderas Cholguán, Chiprodal y Sudamericana de Vapores. Este sería el clan Alessandri.
No sé si buscando hasta la tercera o cuarta generación de antepasados, entre todos los parientes del señor Alessandri, que son gente toda inteligente y preparada, se encontraría a alguien que tuviera que ver con esas empresas. Ellos lo llaman clan. Pero no sé por qué no incluyeron en la lista a la CUT, porque durante muchos años el abogado de la CUT fue no sé si lo será hoy día un Long Alessandri. Si era cuestión de parentesco, debía colocarse en la lista a que me referí.
¡Para qué decir del clan Bulnes, ese clan financiero Bulnes! Don Francisco Bulnes fue un gran abogado, que empezó modestamente, tuvo una gran actuación profesional, su consejo fue muy oído, y así fue cómo llegó a ser director de muchísimas empresas. Pero no sólo no era clan, sino que, después de su doloroso fallecimiento, nadie heredó ninguno de sus directorios. No existe en parte alguna grupo de ninguna especie en que siquiera aparezca el apellido Bulnes, en las altas finanzas.
Así, pues, se menciona todo este conjunto de empresas, en más de cuarenta páginas, para, tratar de demostrar que existen clanes y más clanes, grupos de familias que las manejan. Y entre esas empresas se cita la American Screw, que es absolutamente norteamericana, y con la cual le gusta tanto al Gobierno tener relaciones, pues, según acabamos de saber, les han concedido un préstamo de 300 millones. Se trata, como digo, de mezclar a los políticos, de mezclar a las familias, cosa de poder tener argumentos de desprestigio, no de defender las verdaderas causas, porque todo el mundo ha de preguntar cómo se explica que, mientras entre toda esta gente bandidesca, canalla, aceitada por la CIA, por la I. T. T. y por el PresidenteNixon está el nombre de Hirmas repetido cinco veces, el Presidente de la República ofrece a esta firma, el domingo pasado, en una reunión, porque no hay telas, que instale una nueva fábrica en Coquimbo; y, todavía, hace un juego un poco dudoso de palabras: Crean dijo que aquí va a haber una fábrica de crea. Perdón que tenga que repetir esto parece que el señor Ministro lo encuentra divertido; a mí no me lo parece para demostrar que a los mismos que con una cara se los insulta, con la otra se les dice: Vamos a hacer negocio juntos. Le voy a dar a usted una fábrica, porque le voy a pagar todas sus fábricas, y este dinero servirá para que hagamos otra empresa. No sé qué habrá contestado el señor Hirmas frente a este requerimiento público.
Pasando a otra materia, el fondo de toda la exposición comunista, amén de estas injurias que estoy señalando, fue otro. En ella se dice que todas esas empresas recibieron ayuda de la Corporación de Fomento, que, por consiguiente, eran de la CORFO, y se añade que, por lo tanto, la empresa privada se apoderó se usa la palabra despojo al Estado de Chile. Pero se les olvida que la Corporación de Fomento fue creada expresamente para prestar dinero e impulsar negocios particulares, como lo hacen todos los países socialistas del mundo que no sean los que están tras la Cortina de Hierro. Cualquiera de los otros hace este género de operaciones. Prestan dinero en donde creen que es necesario apoyar algo, y cuando el dinero ha sido devuelto, sirve para emplearlo en otra fábrica, no como sucede hoy aquí: que se expropia y no se crea nada. En otros tiempos, la Corporación de Fomento prestaba dinero, se creaba la empresa, ésta devolvía el dinero a la Corporación y se hacía otra empresa.
He ido a buscar la ley Nº 6. 640, que fue la que fijó el texto definitivo de la ley de la Corporación de Fomento de la Producción, que había contado con el apoyo de la Izquierda, que hoy día reclama del despojo. En ella se establece, entre las finalidades de la Corporación, la de: Estudiar los medios de financiamiento general del plan de fomento de la producción o de financiamiento particular de las diferentes obras contempladas en él... Y, más adelante, dice: La Corporación podrá conceder préstamos en las condiciones que en cada caso determine, a personas naturales o jurídicas chilenas.
De manera que en cumplimiento exacto de su misión, la Corporación de Fomento prestó el dinero y se lo devolvieron. Esto no significa lo que se ha machacado todos los días en el Senado: que la Corporación haya ayudado a los ricos. Ayudó a un plan de industrialización del país que llegó a tal extremo, que yo diría que la casi totalidad de las empresas que se expropian han nacido en los últimos treinta años, después de 1940.
En consecuencia, el proceso de industrialización del país en parte ha sido ayudado por la Corporación de Fomento de la Producción. No es el momento de decir si eso fue o no fue fundamental, o señalar el porcentaje de ayuda. Lo claro es que fue ayudado por la CORFO.
El señor MONTES.-
Por suerte ahora lo reconoce.
El señor GARCIA.-
Ese organismo actuó así en cumplimiento de una ley votada por ustedes. Por lo tanto, no rasguen ahora las vestiduras diciendo que ha habido despojo a la CORFO y que ella sólo ha servido exclusivamente para enriquecer más a los ricos. Sus propósitos fueron otros: crear trabajo, técnica y bienes donde no los había. Y cuando llega el instante en que esto se detiene, ocurre lo que está pasando en Chile: que ya no queda nada de nada.
Cuando dicen que es la Derecha la que está acaparando, y cuando hablan de que los refrigeradores los tienen llenos de cosas determinados sectores, yo también les puedo hacer presente que en Santiago no hay ataúdes. Yo les pregunto, ¿quiénes los están acaparando? ¿O será por los temores que algunos tienen de la revolución, que ya los han comprado? Esa podría ser la explicación.
El señor LUENGO.-
¿Por qué no se refiere a las expresiones del señor Ministro de Justicia?
El señor GARCIA.-
Ya me voy a referir a ello en el minuto que me queda.
Señor Ministro de Justicia, antes que usted llegara al hemiciclo, alabé sus palabras, pero agregué que era una de las caras del Gobierno y dejaban al descubierto cuál era la otra.
No sé cómo esto se llama Unidad Popular, porque cuando son tan distintas las versiones que sobre un mismo asunto dan dos personas de ese movimiento, quiere decir que en él hay pensamientos distintos.
El señor RODRIGUEZ.-
Eso es pluralismo.
El señor GARCIA.-
¿Pluralismo? Entonces, nos entendemos con una parte del Gobierno, Honorable colega. Esto podría suceder.
Deploro que no esté presente en la Sala el Honorable señor Pablo, pero quiero decir a Sus Señorías que no deben tener temor a revueltas de ninguna especie, porque en Chile existe hoy un mecanismo, que es expedito, bueno, que evita todas estas cosas terribles que nos han anunciado, como los cuajarones de sangre de que a veces hablan los Senadores de enfrente.
Risas.
Lo que se requiere es una cosa: llamar a plebiscito, para que todo el país sepa si el Gobierno tiene o no tiene la razón. Si la tiene, viviremos en un régimen socialista y pasaremos todas las empresas al Estado; si pierde el plebiscito, el Gobierno tendrá que cambiar el rumbo y pensar que el pueblo no quiere la estatificación.
Ese es el camino. No tengamos miedo al enfrentamiento, tengamos sí valor para sostener con convicción nuestras propias ideas delante del pueblo soberano, a fin de que él diga quién tiene la razón.
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