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    • rdf:value = " El señor DURAN.- Señor Presidente, comparto el criterio del Honorable señor García, pero quisiera formular un alcance a las palabras del Honorable señor Palma. Acabamos de imponernos de que se han interpuesto, según expresó el señor Senador, seguramente de acuerdo con la ley, algunos reclamos o peticiones de reconsideración del fallo del Tribunal Calificador. Sin el ánimo de imputar a Su Señoría, ni a ningún otro señor Senador en particular, cargo alguno respecto de los derechos que ejerza, quiero expresar que ese hecho resulta curioso y sintomático, ya que el régimen de pactos establecido en el proyecto en debate es absolutamente arbitrario e inconstitucional, y esto fue, por lo demás, lo que motivó mis palabras en la discusión general. En efecto, si se lee la sentencia del Tribunal Calificador que permite la fórmula de federaciones o confederaciones, se observa que ella aboca a los partidos federados o confederados a una elección con una cifra repartidora y, de la misma manera, circunscribe el número de candidatos al de personas por elegir en determinada zona o circunscripción. En cambio, este proyecto sobre pactos electorales estatuye un procedimiento distinto, como ya lo señalé: aumenta en 50% con relación a los representantes que corresponda elegir en cada circunscripción las posibilidades de cada partido pactante para inscribir candidatos, con lo que favorece a las grandes colectividades políticas, en contraposición con lo que hoy prescribe la Ley Electoral. Digo que de esta manera se favorece a los partidos grandes, porque se los autoriza para llevar dentro del pacto mayor número de candidatos y, como hay una segunda cifra repartidora, pueden sumar a favor de sus propios candidatos el número de votos que obtengan. Y con esta segunda cifra repartidora aplastan a los partidos chicos. Se podrá decir, por cierto, que éste es un problema de conversación; que en algunas localidades los partidos grandes restringirán el número de sus candidatos para, de este modo, permitir a los chicos tener opción a elegir representantes en alguna lejana circunscripción de Chile. He querido dejar constancia de este hecho, a raíz del anuncio formulado por el Honorable señor Palma, para que puedan conocerlo quienes estudien más tarde la historia del establecimiento de la ley en debate. Ellos, sin duda, lo comentarán con espíritu crítico, justo, en contra, precisamente, de los partidos grandes, máxime cuando tal procedimiento viola el espíritu de la Constitución. A causa de esta martingala ideada por los partidos grandes, con la que pretenden eliminar del Parlamento las voluntades de colectividades pequeñas en número pero proporcionalmente respetables, los partidos chicos tendrán que enfrentar la elección en circunscripciones reducidas, no obstante contar a lo largo del país con una buena cantidad de votos. Y es extraño también quiero dejar constancia de ello que un partido que nació pequeño, al menos en el número muy grande en la respetabilidad de sus tesis, de su espíritu combativo, de su corrección y de su limpieza, y que conoció las horas duras del encajonamiento electoral de los grandes grupos políticos, se transforme ahora, cuando ha llegado a ser grande a consecuencia del desarrollo de la historia, en un partido como los que antes combatió porque pretendían aprovechar el sistema en contra de los partidos pequeños. En la hora en que tal modo de proceder sorprendió a la que se llamaba Falange Nacional, que tenía un conjunto de votos en el pa��s pero no mucho en cada circunscripción electoral, se encontró con que algunos partidos, siendo grandes, tuvieron con ella siempre una actitud abierta, lo que le permitió, a pesar de no tener cifras repartidoras en numerosas circunscripciones, contar con dos o tres Diputados. Y más tarde, en la medida en que logró aglutinar un conjunto de otras fuerzas, fue convirtiéndose en un partido grande: se transformó, de Falange Nacional, en Partido Demócrata Cristiano, al fusionarse con algunos grupos que constituían el Partido Agrario Laborista y el Partido Social Cristiano. He querido pronunciar estas palabras dolidas, para que la historia recoja una enseñanza: la que arranca de la actitud de un partido que hoy pretende, en su condición de partido grande, aplicar determinada política que anteriormente combatió; que hoy, repito, por lo contrario, junto a fuerzas que no comparten su ideología, encajona a partidos chicos que luchan por la democracia. "
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