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- rdf:value = " El señor LORCA.-
Antes de entrar a referirme a la materia de que trata el veto a la disposición vigesimoprimera de esta reforma constitucional, quiero decir lo siguiente.
El Honorable señor Gumucio ha dado una explicación al Senado y al Partido Izquierda Radical, porque la situación producida ayer en la tarde fue muy desagradable. El señor Senador empezó culpando a un partido de lo sucedido en esa ocasión y ahora ha querido salvar la situación, diciendo como excusa que lo ha impresionado mucho Jo que oyó en algunos programas de las radiodifusoras, en cuanto a que parecía que el Gobierno...
El señor TEITELBOIM.-
Está repitiendo lo que acaba de señalar el Honorable señor Gumucio. Quiere alargar el cuento en el Senado.
El señor LORCA.-
No me he referido al Partido Comunista; pero si usted desea, voy a bailar con los comunistas también.
Pero vayamos por partes.
El señor TEITELBOIM.-
No tenemos ningún interés en hacerlo. Hágalo usted con el señor Hamilton en Magallanes.
El señor LORCA.-
Pido al Honorable señor Teitelboim que mantenga la serenidad que, como poeta, acostumbra tener en esta Corporación.
Expresaba que el Honorable señor Gumucio estaba muy amargado por las publicaciones de prensa y transmisiones radiales que hacían aparecer al Gobierno en una posición muy mendicante. No sé si el Gobierno ha estado en una posición patriótica o mendicante: Depende de cómo se interprete el interés que tenía hasta ayer de mantener relaciones y diálogos con la Democracia Cristiana, que en ese momento era un partido patriótico, generoso, que se preocupaba por sobre todo por el país. Ahora que estamos de desacuerdo, han cambiado de opinión, y empezamos a ser miserables, traidores, derechistas, reaccionarios.
El señor GUMUCIO.-
¿Quién dijo eso?
El señor LORCA.-
El Siglo, diario que Su Señoría lee todas las mañanas y cuyas afirmaciones repite.
Usted únicamente se refiere a algunos periódicos y radioemisoras cuyas expresiones molestan, y pareciera no leer los diarios de su Gobierno, que permanentemente, cuando no estamos de acuerdo con él, nos injurian e insultan.
El señor TEITELBOIM.-
El Siglo es el diario del Partido Comunista.
El señor LORCA.-
Sí, pero el Partido Comunista, al cualSu Señoría representa en este recinto, es una de las colectividades que apoyan al Gobierno.
Deseo referirme ahora a las amenazas que hemos escuchado al Partido Comunista sobre lo que sucederá de aprobarse la disposición vigesimoprimera en los términos en que la despachó el Congreso. Si esta norma se acoge, no ocurrirá nada, porque el Gobierno tiene que cumplir con esta reforma constitucional, y él verá cómo devuelve las industrias o legisla para entregárselas á los trabajadores. Eso es muy sencillo. Si lo que pasa es que a los democratacristianos no nos gusta el matonaje. No nos asusta oír ahora que ustedes van a morir por el pueblo. Todavía no hemos visto a ningún Senador de la Unidad Popular morir por el pueblo. No han hecho ninguna revolución. Los únicos que han muerto, lo han sido a raíz de las peleas que cada diez años tienen en este país los socialistas con los comunistas. Pero no han tenido una pelea con nosotros.
Lo que resulta grotesco e indignante es la actitud de ustedes por el hecho de que vayamos a aprobar esta disposición, destinada a que todos los actos que ella menciona se realicen por ley, porque ayer estaban dispuestos a hacerlo de esta manera. No se acuerdan de que ayer estaban dispuestos a derogar todo y a dictar leyes para todas estas empresas.
Y lo más grave es que el Partido Comunista, el Partido Socialista, el MAPU, la Izquierda Cristiana, el Honorable señor Gumucio, estaban dispuestos a establecer por ley este tipo de medidas, a fin de que algunas empresas las adquiriera el Estado, otras las administraran los trabajadores, otras fueran mixtas, otras permanecieran en el sector privado. Luego, estaban dispuestos a devolver a sus antiguos dueños las industrias que actualmente están en manos de sus trabajadores. O sea, aparentemente ustedes son traidores al pueblo, porque estaban dispuestos a devolver industrias a sus antiguos dueños.
Este es el lenguaje que le gusta al Honorable señor Teitelboim.
Y cuando se le grita al Honorable señor Musalem que podemos bailar con Sumar, con Yarur, yo les preguntaría cómo han bailado con Hirmas, cómo se compró esta industria, cómo se han adquirido todas las industrias. Yo pediría al Partido Comunista que nos explicara cómo se las arregló ese señor yugoslavo que se llevó treinta mil millones y cuántos millones le pagó la CORFO.
Por último, en el Senado nunca hable de bailar el Partido Comunista, porque siempre recordaré cómo bailaban ellos con Stalin, cómo el Honorable señor Teitelboim le rendía homenaje y le dedicaba poesías, para terminar Stalin siendo un asesino.
Así que, ¿para qué vienen a darnos lecciones a nosotros?
Voto que no.
El señor CONTRERAS.-
¡Cuando he intervenido, nunca he sido, tan grosero!
El señor LORCA.-
¡Claro! ¿No ve que ustedes nunca nos han calificado de vende-patrias, reaccionarios, miserables, asesinos...?
El señor CONTRERAS.-
Yo no lo he dicho nunca.
El señor LORCA.-
Sí, señor; lo dijo. Lo ha dicho siempre.
"
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