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- rdf:value = " El señor PALMA (Presidente).-r
Puede hacer uso de la palabra el Honorable señor García.
El señor GARCIA.-
Estimo esta sesión como un jalón más en el camino que sigue un grupo muy grande de chilenos empeñado en terminar con la violencia en Chile y en dar paz, tranquilidad y seguridad a sus habitantes. Estoy cierto de que el ánimo de la inmensa mayoría del país, representada por todos los partidos de Oposición -creo que tal vez sea el común denominador que podríamos tener- no es otro que el de extirpar el violentismo en Chile.
¿Por qué citamos a sesiones extraordinarias y por qué acusamos al Gobierno? Porque el Gobierno es cómplice expreso, por actitud o por omisión, de los grupos de pandilleros existentes en nuestro país, de gente desorbitada, canallesca, que no titubea en usar la pistola o la metralleta y en suprimir al adversario por cualquier molestia que le ocasione. Y cuando vemos que esas personas son indultadas; que se las nombra en la Administración Pública y se las admite en los partidos políticos de la Unidad Popular, sin encontrar un rechazo violento de esos partidos, creemos, con razón, que existe lo que yo llamo complicidad en la violencia.
Y quiero hacer un llamado a los partidos de Gobierno. No sé si será inútil; sin embargo, lo creo necesario. Al país no le conviene, ni a ustedes tampoco, que exista este grupo de gente armada, porque no pueden gobernar teniendo un clima como el que admitió el señor Ministro del Interior, quien dijo que ese clima era producto del contexto en que se desarrolla la revolución que se estaba haciendo.
No hay sistema económico de ninguna especie -ni comunista, ni socialista, ni liberal ni de economía social de mercado- que pueda funcionar cuando se hallan incrustados en él los desorbitados, los violentistas, los que usan armas, los que permanentemente están fuera de la ley, los que roban y matan impunemente. No hay régimen alguno que lo admita o que pueda sobrevivir en esas circunstancias, porque los habitantes de un país prefieren, a cualquier cosa, la tranquilidad y el orden.
Aquí se habló y se contó acerca de un complot, respecto del cual no se sabe bien si fue originado por grupos a los que el señor Ministro del Interior calificó de simples ladrones, rateros o asesinos, y no políticos. Sin embargo, empezó su discurso hablando de la delincuencia con antecedentes políticos.
Quiero agregar otros antecedentes que aclaran más aún lo que estoy diciendo: el amparo del Gobierno a esta clase de grupos. Y voy a demostrarlo, señor Presidente.
En la mañana del domingo ocurrió el hecho a que hizo referencia el señor Ministro del Interior: un autobús del recorrido Lo Barnechea chocó levemente a un automóvil Austin Mini. Fue suficiente nada más que la rotura de un pequeño vidrio, para que el grupo violentista que viajaba en el auto -al que yo llamo, tal vez con mejor nombre, grupo de pandilleros- persiguiera al chofer y, subiéndose al vehículo, lo atacara a golpes hasta dejarlo malherido, razón por la cual debió ser defendido por los pasajeros y por otros choferes y enviado a la Posta. En presencia de decenas de personas, esos tres hombres armados que se bajaron del Austin Mini, no trepidaron en tomar una pistola y descerrajar un tiro a boca de jarro, matándolo, a un joven obrero de 21 años, recién casado, cuya mujer espera un hijo.
¡Después de los 25 muertos que hay en este Gobierno por causas semejantes, no sé si éste ha llegado como a rebasar la copa! No sé qué me impresionó más; si la protección prestada por el Gobierno a este grupo de asesinos; la modestia de la víctima; su extrema juventud; o el arranque prepotente de aquellos que no permiten la destrucción de un pequeño farol de su auto sin hacerse justicia inmediata por sí mismos. Pero el hecho es que por ese motivo me puse a indagar quiénes eran las personas que habían cometido ese delito.
¿Qué de raro tiene ese delito, distinto de un vulgar hecho de riña callejera, como lo estimó la Dirección General de Investigaciones? Hallé las siguientes circunstancias extraordinarias, que hacen de ese delito algo que debe preocupar al Senado de la República y a todo el país.
En primer lugar, ese vehículo llevaba radiotransmisor.
En Chile cuentan con equipos de esa índole sólo los radioaficionados -los que se hallan controlados en dos formas: por la Dirección General de Servicios Eléctricos y por un club que los agrupa-; ciertos vehículos del Gobierno, y los radiotaxis, que también tienen autorización de ese organismo. En nuestro país debe de haber seis automóviles Austin Mini equipados en esa forma. Pertenecen a la Dirección General de Investigaciones y están a su disposición.
Todos los testigos de aquel hecho vieron que el referido vehículo portaba un radiotransmisor.
En segundo término, varias personas se percataron de que en el piso y en los asientos del citado automóvil había metralletas y otras armas, lo que configura algo distinto de un hecho vulgar.
¿Dónde buscaron refugio los hechores? En el Hospital de la Fuerza Aérea. Y para ingresar a él exhibieron una credencial que nadie ha podido saber en qué consistía, pero que fue suficiente para que se les brindara protección. Esto deberemos investigarlo, consultando a Carabineros de la Comisaría Nº 24, de Las Condes, qué razón hubo para tratar a aquéllos como personas con autoridad.
Durante más de 24 horas no se dio información a nadie sobre el nombre de quienes habían cometido ese delito.
Cuando se trata de un delito normal, corriente, vulgar, minutos después de ocurrir el hecho se conocen los nombres de los implicados y su procedencia. Pero en este caso, cuando los periodistas -ninguno de ellos me podrá desmentir- fueron a buscar informaciones a Carabineros y al Hospital de la Fuerza Aérea, se encontraron con que había orden -esto también debemos investigarlo- de no proporcionarles información alguna.
Uno de los autores del hecho, según supimos hoy, fue -éstos son mis datos- Luis Benavente Arnouli; se trata del que disparó. Tiene 27 años y está casado con doña Ximena Morales, secretaria del Centro de Estudios Estadísticos y Matemáticos de la Facultad de Economía de la Universidad de Chile (CEDEM). Este centro lo dirige Raimundo Beca, a quien todos los señores Senadores deben de conocer, por sus actuaciones como interventor. Benavente es, además, estudiante de economía; no se ha recibido, pero es profesor ayudante. En 1970 fue vicepresidente del Centro de Estudios, cuando la presidencia la ocupaba una persona llamada Diego Portales, que pertenece al MAPU; y a este respecto, quiero dejar constancia de que fue Director del Instituto de Economía don Pedro Vuskovic. Se estima que Benavente fue uno de quienes tomaron parte en el asalto a la Escuela de Economía que culminó con la destrucción de la Biblioteca Se dice también que es funcionario público, contratado por el INDAP. Sin embargo, al entregar los datos pertinentes la policía, se usa simplemente ¡a expresión funcionario público.
Otro de los autores fue don Sergio Arancibia Valenzuela, funcionario de la Cancillería, egresado de Economía en 1970. Participó en un curso de egresados en la Escuela Latinoamericana de Pos- graduados, en el cual tiene activa participación y dirección don Pedro Vuskovic. Además, es profesor de Teoría Económica en la Facultad de Economía. También es miembro de la Brigada Universitaria Socialista.
Es preciso recordar que Benavente, Beca, Vuskovic y Pío García dirigieron la acción destinada a lograr una nueva estructura para la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad de Chile.
Esos dos universitarios, con esa trayectoria y con tales profesores, me hacen recordar algo que conté un día en el Senado.
Antes de relatarlo nuevamente, como puede ponerse en duda lo que expresaré más adelante, ruego al señor Secretario hacer traer de las Comisiones una grabadora que permita reproducir una cinta magnetofónica que tengo en mi poder, mediante la cual se demuestra la complicidad del Gobierno en el referido hecho.
Entre tanto, relataré lo acontecido después que tres japoneses balearon a un grupo de pasajeros en el aeropuerto principal de Tel Aviv. El rector de la universidad japonesa, porque dos de los hechores estudiaban allí, presentó su renuncia al Ministro de Educación japonés, basado en que si en ese establecimiento se impartía instrucción de esa índole, él no podía dirigirlo. Aceptada la renuncia por el Gobierno, éste pagó además una indemnización, porque el Japón se sintió responsable de lo que habían hecho subditos suyos mediante un acto de terrorismo.
Desearía que esa misma responsabilidad asumiera el Ministro de Relaciones de Chile, que ha nombrado a personas que usan impune, violenta y agresivamente las armas para matar a cualquier ciudadano.
Quiero demostrar que dicho grupo está amparado por la autoridad, porque se ayudó a Benavente a salir del enredo judicial en que se vería implicado, pues sil delito lo presenciaron entre 50 y 60 personas.
¿Qué hacer? ¿Cómo evitar que un hombre de esa categoría estuviera en boca de todo el mundo? El propio Director de Investigaciones, el señor Paredes, habla con él por teléfono. La conversación fue la siguiente:
-Usted va a guardar la placa. El equipo de radio es un equipo de radioaficionado. ¿Me entiende? -dice Paredes.
-Sí, le entiendo. Si -contesta Benavente.
-Yo, desgraciadamente, no puedo aparecer por allá. Este es el trámite regular., No más -agrega Paredes.
No entiendo qué significa la expresión No más.
-Ya -responde Benavente.
-Nosotros veremos mañana el asunto del abogado -añade Paredes.
-Correcto -contesta Benavente.
-Es un lío entre particulares -agrega Paredes.
-Correcto -contesta Benavente.
-¿Está claro? -pregunta Paredes.
-Sí -responde Benavente.
-Locos sueltos. Sin filiación política. Eso sería todo. La placa va a desaparecer -manifiesta Paredes.
-Ya. Conforme -dice Benavente.
-Chao.
-Chao.
Esa fue la conversación telefónica.
Desearía que los funcionarios púbicos supieran que en todas las ramas de la Administración Civil hay muchos empleados antiguos y prestigiosos que no están dispuestos a tapar delitos. Y así como funcionarios de Aduana denuncian el ingreso ilegal de bultos al país, existen funcionarios de Investigaciones, de Teléfonos, de las Comisarías, que cuando se presentan situaciones anormales, formulan las denuncias correspondientes ante los parlamentarios, con el objeto de defender lo que para ellos importa más: la honra funcionaría.
Aquí está la cinta magnetofónica obtenida de la conversación que el señor Paredes, desde su automóvil, sostuvo con el señor Benavente, quien habló desde el lugar donde se hallaba detenido. Y las expresiones que acabo de leer las puede oír el Senado de boca de quienes las pronunciaron.
El señor HAMILTON.-
Escuchémoslas.
El señor GARCIA.-
Entregaré a la justicia este antecedente. Y si hay alguna duda, los expertos dirán si es o no es la voz del Director General de Investigaciones.
¡Esto es lo que tiene atemorizada a la población! Y nosotros no podemos eludir el cumplimiento de nuestro deber.
Me dirijo a los demás partidos de Oposición, con los cuales tenemos diferencias muy profundas en muchos aspectos. El país nos pide a todos nosotros hacer cesar este tipo de violencia; perseguir a todos los funcionarios que la amparan y que son cómplices de actos como ése, y dar a la nación tranquilidad para promover debate en torno de las diferentes ideas y doctrinas.
Pero, por sobre todo, el país está pidiendo unidad y tranquilidad. Y ésta es una prueba de que el señor Director General de Investigaciones no puede seguir en su cargo, porque a todo lo que se ha dicho de él se agrega este nuevo antecedente.
El señor Secretario puede hacer funcionar la grabadora.
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