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- rdf:value = " INTERNACION DE 200 AUTOMOVILES POR PROVINCIA DE CHILOE.
El señor FIGUEROA (Secretario).-
Proyecto de ley, iniciado en moción del Honorable señor Lorca, que autoriza la importación de 200 automóviles por la provincia de Chiloé.
La Comisión de Hacienda, en informe suscrito por los Honorables señores Ballesteros (Presidente), García y Lorca, recomienda aprobar la iniciativa en los términos consignados en el boletín correspondiente.
La discusión de este proyecto quedó pendiente en la sesión de ayer, y con la palabra el Honorable señor Luengo.
Los antecedentes sobre el proyecto figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley (moción del señor Lorca):
En primer trámite, sesión 6ª, en 5 de abril de 1972.
Informe de Comisión:
Hacienda, sesión 19ª, en 27 de junio de 1972.
Discusión:
Sesión 48ª, en 8 de agosto de 1972.
El señor PALMA (Presidente).-
Ofrezco la palabra.
El señor OCHAGAVIA.-
¿Me permite, señor Presidente?
El señor PALMA (Presidente).-
Puede hacer uso de la palabra Su Señoría.
El señor OCHAGAVIA.-
Señor Presidente, en la tarde de ayer se inició la discusión de este proyecto de ley, que autoriza la importación por Chiloé de una cuota de automóviles para ser usados en esa provincia. Esta internación permitirá, mediante los impuestos que la operación permita recaudar, realizar algunas obras públicas en la provincia mencionada.
Algunos de los señores Senadores que intervinieron en la sesión de ayer dieron ciertos antecedentes y plantearon puntos de vista tendientes a demostrar que el proyecto sería inaplicable, en razón de que el monto de los derechos aduaneros, más los depósitos de importación, dejaría a los vehículos prácticamente fuera del alcance comercial.
Como en esa misma ocasión yo pedí la palabra y no pude formular mis observaciones por haber terminado el tiempo destinado a esta materia, quiero ahora dar algunos antecedentes sobre el particular.
En realidad, si el precio de los vehículos es de 3.500 dólares, con un cambio de 80 escudos, que es el que corresponde a este tipo de transacciones, se llegaría a un costo cercano a los 280 mil escudos, suma a la cual habría que agregar el pago de los de los derechos de internación correspondientes.
Sobre el particular, quiero rectificar a algunos señores Senadores que intervinieron ayer - entre ellos, me parece, el Honorable señor García -, quienes afirmaron que era preciso hacer un depósito previo. La verdad es que Chiloé no está afecto a dicho tipo de depósito, que equivale a 10 mil por ciento en el resto del país. Sólo habría que considerar el pago de los derechos de aduana, que alcanzan al 200 por ciento.
El señor SILVA ULLOA.-
Cuatrocientos por ciento.
El señor OCHAGAVIA.-
De acuerdo con los antecedentes que yo tengo, son de 200 por ciento, lo que significa que el costo de estos vehículos llegaría a 560 mil escudos.
El señor VALENTE.-
Quinientos sesenta mil es el monto de los impuestos. Si a ello se suman los 280 mil por concepto de precio del vehículo, éste alcanzaría un valor total de 840 mil escudos.
El señor OCHAGAVIA.-
Me agradaría que aclaráramos este aspecto, pues la cifra que ayer se dio elevaba el valor de los vehículos a un precio que realmente está por encima de las posibilidades de adquisición.
No sé si el autor de la iniciativa podría aclararnos estas dudas. Yo, por lo menos, quiero decir que en este caso no rige el depósito previo, sino sólo el pago de los derechos de aduana correspondientes. Yes verdaderamente importante precisar a cuánto ascenderían éstos.
El señor LORCA.-
¿Me permite una interrupción, señor Senador?
El señor OCHAGAVIA.-
Con el mayor agrado.
El señor PALMA (Presidente).-
Con la venia de la Mesa, puede hacer uso de la palabra Su Señoría.
El señor LORCA.-
Señor Presidente, los cálculos matemáticos respecto de lo que costaría un automóvil, si el valor original es de 3.500 dólares, indican que es acertado lo que ha dicho el Honorable señor Ochagavía. Porque si el dólar ha subido de 25 a 80 escudos, es indiscutible que también ha aumentado el valor del vehículo. Pero entiendo que esto se subsana en forma muy fácil, pues basta con suprimir en el artículo 1º lo relativo al valor del automóvil y dejar que el Banco Central decida qué autos autoriza importar. En esta forma, podrán ser autos pequeños o con un precio más bajo, que podría ser, por ejemplo, de 2 mil dólares.
Yo no soy técnico en materia de precios de las diversas marcas de automóviles. Pero si el problema está en el precio, podríamos redactar la disposición sin referirnos al valor, y decir, simplemente: Autorízase, por una sola vez, la internación por la provincia de Chiloé de 200 automóviles. Y esto, como es lógico, sólo estará afecto al pago de los derechos aduaneros. Y quien adoptará las resoluciones para hacer posible la internación y para que haya compradores, tendrá que ser el Banco Central o los que dirigen la política automotriz del país.
Ayer conversé con el Diputado señor Tapia, quien me expresó que estaba de acuerdo con el proyecto. El parlamentario señalado, como se sabe, representa en la Cámara a la provincia de Chiloé. Él me dijo – repito - que le parecía conveniente la iniciativa, pues creía que ella implicaba la posibilidad de construir, de una vez por todas, el liceo de Castro.
A mí me parece que en este asunto hay dos caminos: o se fija el valor mínimo de internación de los autos -no sé si será 1.500 ó 2.000 dólares-, o no se fija dicho valor, y se permite que esto se haga oportunamente, cuando el Banco Central autorice la importación.
Pienso, sí, que lo anterior no constituiría motivo suficiente para rechazar la iniciativa, sino que sólo sería necesario modificar el artículo.
El señor OCHAGAVIA.-
Señor Presidente, la verdad es que al intervenir yo estoy manifestando mi posición favorable a la idea contenida en el proyecto. Sólo he querido aclarar algo, pues el Honorable señor García planteó la absoluta imposibilidad de materializar el proyecto en razón del depósito previo. Sin embargo, yo he estado sacando la cuenta y, aunque el valor actual del vehículo fuera de ,2 mil dólares - no lo hay de menor valor -, habría que multiplicar esa cantidad por 80, lo que da 160 mil escudos. Si a esto agregamos el 200 por ciento, que serían 320 mil escudos, se obtendría un total de 480 mil escudos.
El señor SILVA ULLOA.-
Le falta algo, Honorable Senador.
El señor OCHAGAVIA.-
En realidad, no sé a qué se refiere Su Señoría.
El señor SILVA ULLOA.-
A los gastos de embarque, desembarque y flete.
El señor OCHAGAVIA.-
Exacto. El hecho es que llegamos a un precio de 480 mil escudos para un vehículo del valor de una Citroneta, en circunstancias de que el precio de ésta, de acuerdo con lo fijado por el Estanco Automotriz, es de 99 mil escudos.
Quiero decir al colega señor Lorca que no sólo estoy dispuesto a tratar de buscar algún financiamiento para la construcción del liceo y las demás obras que se prevén en este proyecto, sino que estoy obligado a hacerlo, para que este proyecto no se convierta en una mera formulación de propósitos; pero que no tengo, en la práctica, ninguna posibilidad de concretar un financiamiento. Por eso preguntaba a Su Señoría si yo estaría equivocado. Yo creía que el impuesto de Aduana era del 100%, pero los señores Valente y Silva Ulloa dicen que es del 200%. En este caso, repito, el vehículo más barato resultaría a 480 mil escudos, contra el precio de 99 mil escudos a que se paga el que se arma en el país.
Señalo lo anterior porque estamos dispuestos a aprobar el proyecto, ojalá con algún financiamiento que sea real y no una especie de engaño.
El señor SILVA ULLOA.-
¿Me permite una interrupción?
El señor PALMA (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Valente.
El señor VALENTE.-
Concedo una interrupción al señor Silva Ulloa, con la venia de la Mesa.
El señor LUENGO.-
Yo había quedado con la palabra.
El señor PALMA (Presidente).-
Sí, señor Senador. Así lo hice presente, pero Su Señoría no estaba en la Sala en el momento oportuno.
El señor SILVA ULLOA.-
Seré muy breve.
Tengo mucho respeto por las obras que se hacen en provincias y por norma voto favorablemente los proyectos que se relacionan con estas materias. Sin embargo, debo reconocer que el propio autor del proyecto no está seguro en cuanto a los alcances del mismo. Creo que el financiamiento no es bueno, porque lo que ha dicho el colega señor Ochagavía es cierto: el impuesto de 200%, más los gastos de embarque, desembarque, fletes y seguros y, naturalmente, la ganancia del importador, elevarían el precio del vehículo a una cantidad que no está en relación con el mercado nacional. Esto, desde el punto de vista formal.
Pero además hay otro inconveniente, del que todos somos testigos, y que es muy importante: no hay dólares para importar. Entonces, estaríamos señalando en la ley una inversión de unos 600 mil a 700 mil dólares, para importar 200 automóviles para Chiloé, sabiendo a ciencia cierta que los registros de importación respectivos no se aprobarán, porque el país sufre una crisis angustiosa por falta de moneda dura.
En consecuencia, yo propondría, si el Honorable señor Lorca lo acepta, porque no quiero estar en contra de él, que volviera el proyecto a Comisión, para buscar un nuevo financiamiento, que sea real, efectivo, que permita resolver los problemas, pues justo es hacerlo, a que se refiere el inciso segundo.
El señor VALENTE.-
Señor Presidente, recupero el uso de la palabra.
Quiero agregar algunas palabras a la intervención que tuve ayer.
No queremos obstaculizar el trámite del proyecto ni privar a los habitantes de Chiloé del beneficio de que se trata.
Nos oponemos terminantemente a que se importen vehículos. Por lo tanto, sugiero lo siguiente: que el proyecto vuelva a Comisión, a fin de que se tratara de concretar una fórmula - si el señor Lorca presta atención, a lo mejor le interesa lo que propongo - consistente en otorgar facilidades y un tratamiento especial a los habitantes de Chiloé para que puedan adquirir vehículos armados en el país, con cierto recargo en su valor que permitiera financiar las obras que se proponen. Me parece que esto es mucho más factible que la importación. En realidad, esta iniciativa nació muerta, pues aunque la mayoría del Congreso Nacional la aprobara, no hay duda de que sería objeto de veto, y de que si éste se rechazara y se insistiera, como se trata de una mera autorización para el Banco Central, seguramente no se haría uso de ella y no habría tal importación.
Es preferible, en vez de crear una ilusión en la gente de Chiloé, aprobar un proyecto mucho más concreto, más sólido, que dé más posibilidades de que el beneficio llegue a esos sectores.
Hago la proposición, que no sé si sea realizable; pero creo que es una fórmula para resolver el problema.
El señor PALMA (Presidente).-
Si Su Señoría formula indicación, le ruego hacerla llegar por escrito a la Mesa.
El señor VALENTE.-
Lo que propongo es que el proyecto vuelva a Comisión, para darle una redacción adecuada a la realidad.
El señor PALMA (Presidente).-
Está inscrito a continuación el Honorable señor Gumucio.
El señor GUMUCIO.-
Me parece bastante inútil hacer observaciones a proyectos en períodos preelectorales, cuando se legisla con rapidez en una serie de iniciativas que pueden interesar para la reelección. Pero me siento obligado a formular algunos reparos.
No tengo ninguna observación que hacer, desde el punto de vista jurídico, al inciso primero del proyecto, es decir a que por ley se autorice la internación de mercaderías que está prohibido importar. Pero en cuanto al financiamiento de las obras, creo que se falta gravemente a una obligación del Congreso Nacional, porque la totalidad de los fondos derivados de los derechos de Aduana está considerada en el cálculo de entradas y gastos de la ley de Presupuestos; y, por lo tanto, no cabe financiar proyectos especiales con tales impuestos. El hecho de que el Banco Central pueda, en un momento dado, autorizar la entrada al país de una mercadería cuya importación esté prohibida no altera dicha obligación. No se podría, por ejemplo, financiar tampoco, con el impuesto global complementario, gastos especiales por parte del Congreso, porque el total del rendimiento de ese impuesto está considerado en la ley de Presupuestos, así como lo está el total de los derechos aduaneros.
Por lo tanto, no se cumple con la obligación de financiar gastos, si para ello se recurre a derechos aduaneros; y no es argumento decir que este proyecto permitirá internar un artículo de importación prohibida, porque es facultad del Banco Central permitir en cualquier momento la internación al país de una mercadería cuya importación esté prohibida. Ello no altera el hecho de que el cálculo total de las entradas por derechos aduaneros ya está considerado en la ley de Presupuestos.
Hago estas observaciones a pesar, repito, de que las considero inútiles en este período preelectoral. A mi estimado y simpático amigo Honorable colega Alfredo Lorca, en estos días le ha dado un entusiasmo muy grande por los automóviles, porque acabamos de despachar otro proyecto tendiente a proporcionárselos a todos los periodistas. O sea, la internación de automóviles está resultando masiva; no sólo para todos los periodistas de Chile, sino también para los habitantes de Chiloé.
El señor LUENGO.-
Quiero, en primer lugar, excusarme por no haber estado presente en la Sala al momento en que se reinició el estudio de este proyecto. Había salido ocasionalmente, y no me imaginé que se iba a tratar inmediatamente de nuevo.
Después del debate de esta tarde, me he convencido una vez más de la real inutilidad de esta iniciativa. Ayer tuve ocasión de formular una serie de observaciones y dije que el proyecto me parecía inconveniente; primero, porque no veo razón que justifique dar a Chiloé una ventaja adicional a las que ya tiene en materia de trato aduanero, y, segundo, porque si se quiere autorizar por una vez la importación de determinada cantidad de automóviles, no veo por qué hayan de traerse precisamente por la provincia de Chiloé y no por cualquiera otra de las aduanas del país.
Finalmente, considero que algunas de las observaciones que se han oído aquí demuestran que este proyecto no ha de tener ninguna aplicación práctica, ya que la gente que pudiera interesarse en adquirir esos vehículos no lo haría por su alto precio.
No quiero extenderme más sobre el particular, y señalo que, en mi opinión, este proyecto no debe aprobarse. Creo que nacía se obtendría con mandarlo de nuevo a Comisión, porque sólo se le haría alguna pequeña modificación, manteniendo, en el fondo, el mismo criterio que se está expresando aquí; de modo que, repito, de todas maneras el proyecto será inútil.
Votaré, pues, negativamente.
El señor PALMA (Presidente).-
¿Hay oposición para enviar el proyecto de nuevo a Comisión?
El señor LORCA.-
Señor Presidente, lo más desacertado y erróneo que ha dicho el señor Gumucio es que el Senador Lorca es simpático.
Lo que me parece imprudente, sobre todo si hay tanta cordialidad en el Senado, es que para argumentar contra un proyecto de ley se empiece por decir que éste es preelectoral. Creo que el único Senador a quien no puede decírsele esto es el que habla. Desde que fui Diputado presenté proyectos para la zona de las provincias de Chiloé, Aisén y Magallanes, y más de alguna vez me acerqué a los parlamentarios para rogarles que aprobaran mis iniciativas que favorecían a esa zona. Entonces también me decían que esos proyectos eran preelectorales. No sé qué puede hacer este Senador de la República para legislar sin que se prejuzgue a su respecto de este modo.
Yo tendría que pensar que, al revés, el colega Gumucio no presenta proyectos porque no es candidato; que si lo fuera, tal vez, también estaría presentando proyectos. Me parece injusto el procedimiento de criticar un proyecto empezando por decir que la intención de su autor es preelectoral. Su Señoría es tan exagerado en sus puntos de vista, que cree ver fantasmas: que se aprobó el proyecto para los periodistas. La iniciativa de importar mil automóviles para los periodistas necesita patrocinio del Ejecutivo, y no se ha discutido ni en Comisión ni en la Sala. O sea, el señor Gumucio no sólo se equivoca en fustigar a este modesto Senador respecto de sus proyectos, sino que inventa o ve, como digo, fantasmas: dice que se ha aprobado importar mil automóviles. No se ha aprobado importar ninguno. Todos sus argumentos caen por su propio peso, porque están equivocados.
En cuanto a lo que aquí se plantea, de que no hay dólares, bueno, yo no soy quien fija el precio del cobre ni soy el que fija el valor del dólar, que estaba a veinticinco escudos cuando presenté este proyecto de ley, que no es de ayer, sino de hace tres meses. Yo no me imaginaba que estaba tan bien dirigido este país que los dólares subirían por decreto de un momento a otro. Eso es un problema de Gobierno. Ahora, no sé si algún Senador es pitoniso y me puede decir que el cobre nunca más va a subir, que seguirá bajando. Habría entonces que suprimir, incluso, la dieta de los parlamentarios, y ninguno de nosotros deberíamos comer, porque no habría alimentación si el cobre bajara a un centavo.
O sea, no se puede estar prejuzgando ni planteando opiniones sobre lo que está sucediendo en el país en estos momentos, ya por culpa del Gobierno o por un problema internacional, respecto del precio del cobre. Yo estoy legislando para lo futuro.
Ahora, en cuanto a este problema de la autorización, ¿quién ha de resolver si se importan automóviles? Eso es de resorte del Banco Central, y la política económica incumbe al Presidente de la República.
Yo no comparto la proposición del colega señor Valente, porque es contraria a la política automotriz del Gobierno. ¿Cómo puede él defender una teoría en el sentido de que la gente de Chiloé compre automóviles con determinado gravamen, cuando se ha fijado una lista y se ha hecho mucha propaganda todos los días por televisión, prensa y radio, diciendo: Señor, de acuerdo con la nueva política automotriz se ha fijado una lista, y al que esté en primer lugar le tocará primero? ¿Cómo cambiar todo esto por un modesto proyecto para Chiloé
Es decir, siempre se aparenta el ánimo de ayudar en el despacho de un proyecto y, en el fondo, se le quiere obstruir. No uso la expresión tan fuerte que hemos oído a un colega, a pesar de que es muy castellana, muy chilena. No la voy a decir.
Creo que si existe el ánimo de ayudar a la provincia de Chiloé, se debería tomar en cuenta lo que yo le decía recientemente al colega señor Ramón Silva Ulloa, uno de los Senadores más talentosos, con facilidad infinita para presentar indicaciones: ¿Por qué no modifica la indicación? ¿Por qué no dice que se autorizará la importación de esos doscientos automóviles, sin fijar su valor, o fijando el mínimo, el menor costo de un auto, y se autoriza también que los derechos de aduana, en vez de ser del 200%, sean de 20%?
¡Si lo que necesita Castro para el liceo son seis millones de escudos!
Parece una especie de delirio de persecución de estos puristas de las leyes que hemos encontrado en el Senado el de considerar que todo hay que perfeccionarlo, perfeccionarlo..., menos cuando se trata de proyectos de ley presentados por ellos, que uno, con bondad -no sé si es bondad u otra cosa- siempre aprueba. Pero cuando se trata de otro Senador, le ponen dificultades y empiezan a discutir todos los problemas del mundo a propósito de una proyecto de ley para una provincia - Chiloé, que tiene 90 mil habitantes -, y destinado a financiar la construcción de un liceo en la ciudad de Castro.
Si el Gobierno que preside el Excelentísimo señor Allende fuera tan creador y tan inmensamente amante de la juventud y de la educación, no tendríamos desde hace tres años este problema -reconozco que tampoco pudimos resolverlo, por cuanto este Gobierno lleva dos años en el Poder-, y ya se habría construido un liceo para 2.500 alumnos en esa ciudad, pues en el actual edificio estudian más de mil niños, en circunstancias de que su capacidad es sólo de trescientos. Desde abril he planteado esta necesidad, y he invitado a los señores Ministros, quienes han venido y han mostrado su aprobación al proyecto. Seguramente, no hay financiamiento para abordar la obra. No lo discuto. Pero no es posible que para una cosa tan pequeña, de acuerdo con la capacidad del Senador que presentó el proyecto, se venga a hacer toda una tragedia nacional. Creo que debe legislarse sobre la materia y seguirse los trámites pertinentes. El Parlamento está para mejorar la iniciativa, y el Ejecutivo para vetarla, si así procede. Pero debo hacer presente -y se lo digo con todo respeto al Honorable señor Gumucio-, que yo estoy aquí porque me eligieron los trabajadores y el pueblo para colaborar con las provincias, y los proyectos que presento, de acuerdo con mis posibilidades, no son voladores de luces. Si el Gobierno no puede resolver estos problemas, ello es cuestión de él; pero no puede decirse a los legisladores que deben abstenerse de patrocinar iniciativas. De acuerdo con mis posibilidades, debo presentar proyectos que sirvan a las provincias que represento.
Pido a los señores Senadores, si así lo desean, que modifiquen y mejoren la iniciativa, pero que no la obstaculicen enviándola a Comisión, pues ya fue tratada en ella. Y resulta que si se envía nuevamente a Comisión, el proyecto volverá en la misma forma, porque los Senadores que lo piden después no asisten a las sesiones de la Comisión.
El señor CONTRERAS.-
Me parece que ninguna de las personas que ocupan una banca en el Senado obstruye un proyecto de ley por estar en contra de las provincias. Todos sabemos que a lo largo del país hay múltiples problemas; pero lo importante es que cada uno de nosotros piense en los beneficios o en los perjuicios que puede producir un proyecto de ley.
Algunos señores Senadores dicen que todos están en contra de las iniciativas que ellos patrocinan, lo cual no es efectivo. Modestamente, hemos tratado de mejorarlas formulando algunas indicaciones.
El señor FONCEA.-
¡Me rechazaron tres iniciativas!
El señor CONTRERAS.-
Pero en la sesión de la mañana le aprobamos una, de manera que Su Señoría no debe quejarse tanto, porque también sacó su tajadita.
El señor FONCEA.-
Se equivoca, señor Senador.
El señor CONTRERAS.-
También se afirmó que al resto de los Senadores le aprueban todas sus iniciativas. Yo afirmo que esto no es efectivo.
El señor LORCA.-
Dije que yo contribuía a la aprobación de todos los proyectos.
El señor CONTRERAS.-
Yo presenté una modesta iniciativa en la Comisión de Trabajo, no porque no cuente con una persona que me ayude a redactarlas. No es por eso, pues hay personas de buena voluntad que contribuyen a legislar junto a nosotros. Sin embargo, ¿qué ganamos con presentar un proyecto en dicha Comisión, cuando contamos con un solo representante, contra cuatro de la Oposición? Deseo citar un solo ejemplo. Se encuentra en esa Comisión una iniciativa solicitada por la Federación de Tripulantes de Valparaíso. Se nos dice que se tratará en determinada reunión, pero ésta no se efectúa y después se imparten instrucciones para modificar inclusive dicho acuerdo. En consecuencia, no es tan efectivo que logramos sacar adelante todas nuestras iniciativas.
Por otra parte, debemos pensar que ya hemos parcelado bastante al país. Seguramente ello se ha hecho con justa razón, debido a la centralización administrativa existente; pues si en el país hubiese un sistema que permitiera a las provincias desenvolverse en mejor forma probablemente no se habría dividido el territorio en juntas de adelanto, corporaciones de desarrollo y, en fin, en una serie de organismos que no han resuelto integralmente los problemas de aquéllas, pero que han contribuido a aliviarlos en algún grado.
También se dice que el Gobierno debe resolver los problemas. Pero ya somos viejos para jugadores de fútbol, pues estamos aquí aprobando algo...
El señor FONCEA.-
Viejos cracks.
Él señor CONTRERAS.- No creo que seamos viejos cracks. Tal vez seamos viejos cracks de otras cosas, pero no de fútbol.
Cuando se está en la Oposición, a los parlamentarios, que son bastante duchos en hacer sus cosas, no les importa la aprobación de determinada iniciativa, pues quien se quema las manos es el Gobierno. Por ejemplo, en este caso, en Chiloé doscientas personas dirán lo siguiente: Señores, a iniciativa del Senador fulano de tal se dictó un proyecto de ley, pero el Gobierno y el Banco Central no han cumplido sus disposiciones. ¿Quién es el responsable?: el Gobierno.
El señor PABLO.-
¡De todas maneras...!
El señor CONTRERAS.-
De todas maneras, como dice el Honorable señor Pablo.
Por lo tanto, llamo a los señores Senadores a recapacitar sobre el problema.
Si bien es cierto que se favorecerá a doscientos abnegados funcionarios que viven en el extremo sur del país y a quienes nadie les discute su derecho a gozar de una comodidad, no lo es menos que, ante la aguda escasez de divisas existente en el país, es mucho más importante tratar de resolver el grave problema de la movilización en el plano nacional. Considero más importante que la gente que se moviliza todos los días, a las seis de la mañana o a medianoche, para concurrir a sus lugares de trabajo, cuente con la locomoción suficiente.
Por nuestra parte, no insistiremos en nuestros puntos de vista, ni solicitaremos postergación de la votación ni segunda discusión. Sus Señorías pueden aprobar el proyecto. Pero los habitantes de Chiloé deben saber que sus problemas no serán resueltos por el hecho de que doscientos funcionarios tengan la posibilidad de contar, por este camino, con un automóvil.
Sus Señorías pueden votar el proyecto de inmediato, si es necesario; pero dejamos constancia de que a lo largo del país hay necesidades primordiales. Nadie discute la urgencia de construir las graderías, cierros y tribunas, y de dotar de iluminación al Estadio Municipal de Castro, de habilitar la Cancha Municipal Cuarto Centenario, de construir un estadio en Ten-Ten, un estadio en la población COR- VI de Castro y otro en la Escuela Agrícola Cuarto Centenario de Castro, así como financiar los gastos que irrogará la celebración en la ciudad de Castro del Campeonato Nacional de Fútbol del año 1973.
Siempre se han dictado leyes especiales con motivo de los centenarios de alguna localidad, y todos hemos dado nuestros votos favorables para celebrarnos cuando se propone un financiamiento adecuado. Me parece que todas las iniciativas que se han presentado a favor de las provincias del extremo sur han contado con nuestros votos; pero no queremos aprobar aquellas que sean simplemente un volador de luces, como lo es la que estamos discutiendo. En efecto, los habitantes de la ciudad de Castro quedarán con la ilusión de que las obras mencionadas se llevarán a cabo, pero ellas no se materializarán, ya que, de acuerdo con las condiciones económicas del país, no se cuenta con los recursos necesarios para efectuar tales importaciones.
El señor PALMA (Presidente).-
Ofrezco la palabra.
Ofrezco la palabra.
Cerrado el debate.
En votación general el proyecto.
(Durante la votación).
El señor CONTRERAS.-
Por las razones que he dado a conocer, no estamos de acuerdo con el proyecto. Si éste no se modifica ni se le busca un financiamiento adecuado, las personas que aspiran a poseer un automóvil no tendrán posibilidad alguna de obtenerlo. De acuerdo con las expresiones que aquí se han vertido, especialmente por el alto valor que tendrán esos vehículos una vez internados al país, los doscientos aspirantes que están ilusionados en contar con un medio de locomoción propio no verán resuelto su problema.
Por estas razones, voto en contra.
El señor OCHAGAVIA.-
Ya manifesté mi disposición favorable a la aprobación del proyecto, y ella se funda en el hecho de que represento ante el Senada a la zona que será beneficiada con los recursos que se obtengan mediante aquél. Sin embargo, he formulado al autor del proyecto una observación que considero seria, por cuanto no tiende a impedir su despacho, sino a que la iniciativa no constituya un engaño para los interesados. En este caso, de acuerdo con cálculos que yo mismo he entregado, y dado que un vehículo importado paga 200% de derechos de internación, una Citroneta, importada, que es el de menor valor, a la cual el Estanco Automotriz le ha fijado un precio de 99 mil escudos, alcanzaría un valor de 480 mil.
Debo manifestar al señor Senador autor del proyecto que estamos votando, que no comparto la opinión de algunos Honorables colegas en el sentido de que lo anima una intención preelectoral. Pero fundado en el hecho de que la iniciativa carece de financiamiento, creo que su aprobación frustrará los anhelos de doscientas personas de contar con un medio de locomoción. La verdad es que, dicho con honestidad, ésta es la situación que se configura claramente. Sin embargo, dada la posibilidad de que el Ejecutivo proporcione los recursos necesarios, por la vía del veto, ya que no hubo acuerdo para volver el proyecto a Comisión, lo votaré favorablemente, dejando constancia de que la iniciativa no tiene financiamiento alguno, de acuerdo con lo que aquí se ha dicho y que no ha sido rebatido.
Espero que pueda construirse el nuevo liceo en la ciudad de Castro, por constituir una necesidad muy importante, como también las demás obras que se consignan en el proyecto, especialmente las de carácter deportivo. Pero no me parece serio legislar en esta forma. Creo que ello no prestigia al Parlamento, pues así la opinión pública se forma la impresión de que el Congreso despacha leyes sin financiamiento.
Voto que sí.
El señor AGUIRRE DOOLAN.-
Votaré favorablemente el proyecto, porque he recibido numerosos telegramas de mis correligionarios de Chiloé, quienes han visto con alegría la preocupación e interés del Honorable señor Lorca por satisfacer las inquietudes y anhelos de progreso de esa región. Como nosotros no tenemos representantes en esa zona, ellos se sienten interpretados por el señor Senador, pues consideran auspicioso para la ciudad de Castro la construcción de un nuevo liceo.
En 1958 - en esto quiero rectificar a mi Honorable colega, que habló del cuarto centenario de la ciudad, que en realidad se cumplió ese año -, por desgracia, los fondos no llegaron. Tal vez fue porque ese año era de transición, ya que terminaba un Gobierno e iniciaba su mandato otro: terminó el período de Ibáñez y se inició el de Alessandri.
Decía que he recibido telegramas de correligionarios de la zona, hombres de esfuerzo, de trabajo, como los profesionales, los profesores y, en fin, toda la gente de la región que está bajo las banderas del PIR, en los que se nos pide nuestros votos favorables para este proyecto del Honorable señor Lorca, en quien ven un luchador incansable por llevar progreso, beneficio y prosperidad a la zona que con tanto brillo representa en el Senado. Por eso, cumpliendo con la petición expresa de esos correligionarios de Chiloé, que ven en este proyecto un elemento de beneficio para la zona - especialmente en cuanto permite que sus hijos cuenten con un establecimiento educacional más confortable que los proteja de las inclemencias del tiempo mientras reciben educación de los esforzados profesores que se trasladan hasta esa zona, como asimismo en cuanto la iniciativa satisface ciertas necesidades en el aspecto deportivo -, votaré favorablemente el proyecto.
Se aprueba en general el proyecto (13 votos por la afirmativa, 3 por la negativa y 2 pareos).
El señor FIGUEROA (Secretario).-
Hay una indicación del Honorable señor Lorca para rebajar el valor máximo a que se refiere el artículo único a la suma de 2. 500 dólares. La disposición, entonces, quedaría redactada en la siguiente forma:
Autorízase, por una sola vez, en la provincia de Chiloé, la importación de 200 automóviles de un valor CIF no superior a 2. 500 dólares cada uno....
Se aprueba.
El señor FIGUEROA (Secretario).-
Finalmente, hay una indicación del Honorable señor Hamilton para agregar al precepto un inciso del siguiente tenor:
La asignación de los automóviles cuya importación autoriza esta ley se hará por puntaje, de acuerdo con la reglamentación respectiva, y el proceso de asignación será público.
El señor CONTRERAS.-
¿Qué tipo de puntaje?
El señor PALMA (Presidente).-
En votación.
(Durante la votación).
El señor LORCA.-
Pido la palabra.
El señor PALMA (Presidente).-
Solicito el acuerdo de la Sala para que pueda fundar su voto de inmediato el Honorable señor Lorca.
El señor LORCA.-
El Honorable señor Hamilton me hizo presente que formularía una indicación, pero la verdad es que yo no la había leído. Incuso, el señor Senador me dijo que si con ello se corría el riesgo de tener que enviar al proyecto nuevamente a Comisión, la retiraría. Afortunadamente, eso no ocurrirá.
Como digo, no había leído el texto de la disposición que propone el señor Senador en realidad, ella impedirá la aplicación del proyecto, porque si éste llega a convertirse en realidad, y si hay ciertas personas que pueden comprar esos autos porque están en condiciones de pagar el 200% de recargo, no se les podrá exigir otros requisitos que los señalados en la ley: que tengan 10 años como mínimo de residencia en la zona y que no saquen el vehículo al resto del país. Si además de esto se va a entrar a problemas de puntaje, esta disposición no podrá operar, de modo que tampoco el erario se beneficiará con el ingreso.
Por estas razones, ya que la indicación echa por tierra los objetivos del proyecto, pediría que se rechazara.
El señor VALENTE.-
Yo voto a favor del señor Lorca.
El señor CONTRERAS.-
No quiero enemistarme con ninguno de los dos; por lo tanto, me abstengo.
El señor PABLO.-
Aprobar esta indicación sería la mejor forma de dejar sin efecto la ley, porque si no se dicta el reglamento del puntaje, no se podrá hacer nada.
El señor VALENTE.-
¡Entonces, cambiamos nuestros votos!
El señor OCHAGAVIA.-
¿Sería tan amable de volver a leer la indicación el señor Secretario?
El señor FIGUEROA (Secretario).-
Dice como sigue, señor Senador:
La asignación de los automóviles cuya importación autoriza esta ley se hará por puntaje, de acuerdo con la reglamentación respectiva, y el proceso de asignación será público.
El señor OCHAGAVIA.-
No sé a qué reglamentación se refiere la indicación. Creo que el proyecto no sirve para nada, y la indicación tampoco.
Se rechaza la indicación (11 votos por la negativa, uno por la afirmativa, 2 abstenciones y 2 pareos).
El señor PALMA (Presidente).-
Terminada la discusión del proyecto.
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