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- rdf:value = " MODIFICACION DE LEY 16.426 EN LO RELATIVO A DETERMINACION DEL VALOR ANUAL DE LAS PATENTES DE AUTOMOVILES.El señor FIGUEROA (Secretario).-
Proyecto de ley de la Cámara de Diputados que modifica la ley Nº 16.426, en lo relativo a la determinación del valor anual de las patentes de automóviles.
Los antecedentes sobre el proyecto figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley:
En segundo trámite, sesión 57ª, en 29 de agosto de 1972.
Informe de Comisión:
Hacienda, sesión 66ª, en 5 de septiembre de 1972.
El señor FIGUEROA (Secretario).-
La Comisión de Hacienda, en informe suscrito por los Honorables señores Ballesteros (Presidente), Aguirre Doolan, García, Hamilton y Silva Ulloa, recomienda a la Sala aprobar el proyecto, que consta de un artículo único, en los mismos términos en que lo hizo la Cámara.
El señor PALMA (Presidente).-
En discusión general y particular.
Ofrezco la palabra.
Ofrezco la palabra.
El señor VALENTE.-
Pido segunda discusión.
El señor PALMA (Presidente).-
En la primera discusión, ofrezco la palabra.
El señor PABLO.-
El Honorable señor Valente no es Comité.
El señor PALMA (Presidente).-
¿Su Señoría es Comité?
El señor VALENTE.-
Haré llegar por escrito la petición.
El señor MORALES ADRIASOLA.-
Pero resulta que ésa no es petición de un Comité.
La señora CAMPUSANO.-
En este momento estamos enviando esa petición por escrito.
El señor FIGUEROA (Secretario).-
Lo que pasa es que el Honorable señor Valente ya no es Comité, y la solicitud de segunda discusión tiene que suscribirla un Comité.
El señor VALENTE.-
En este momento estoy haciendo llegar la petición por escrito con la firma de un Comité.
La señora CAMPUSANO.-
¡El señor Secretario no puede ser más papista que el Papa, pues basta la palabra de un Senador!
El señor PALMA (Presidente).-
En la primera discusión, ofrezco la palabra.
Ofrezco la palabra.
El señor GARCIA.-
El señor Secretario, en el momento en que se hizo la solicitud de segunda discusión, que solamente puede ser formulada por un Comité, procedió bien al advertir, como ministro de fe, que el Honorable señor Valente no era Comité, porque se escuchó una voz en la Sala advirtiendo que no lo era. Tan pronto como un Comité firmó el documento respectivo, se formalizó la petición.
Tiene toda la razón la Honorable señora Campusano: desde el momento en que ella dijo que, como Comité, hacía suya la petición, se subsanaba el inconveniente y quedaba todo arreglado.
De paso quiero decir que en los últimos tres días he notado tanto de las bancas del Partido Socialista como del Comunista una hostilidad hacia el señor Secretario, que quiero dejarla de manifiesto, porque me gusta decir las cosas claramente. Esa hostilidad es inaceptable cuando se ataca a un funcionario que no puede defenderse ni decir nada en la Sala, porque sólo es ministro de fe: él no resuelve ningún problema; él no es presidente; él sólo tiene que testificar y autentificar lo que hacen los demás, y señalar al señor Presidente los derechos de cada cual. Y el Presidente es quien resuelve. De manera que atacar al Secretario no es adecuado.
Ahora bien, si, como dijo el Honorable señor Rodríguez, el señor Secretario no les merece confianza, Sus Señorías pueden hacer valer el derecho que les franquea el Reglamento cuando se desconfía de un funcionario; pero no es admisible que a cada instante tengamos en la Sala un espectáculo que no me parece digno del Senado; que se estén lanzando pullas al señor Secretario y se le ataque como si fuera uno de nosotros, que podemos defendernos, alegar y contestar. Eso, a mi juicio, no se puede seguir soportando en el Senado. Si los señores Senadores no tienen confianza en el Secretario, hagan valer los derechos que les franquea el Reglamento. Nosotros veremos si la mayoría le otorga su confianza o se la niega, y sigamos trabajando en paz.
La señora CAMPUSANO.-
Pido la palabra.
El señor PALMA (Presidente).-
Antes de conceder la palabra a la Honorable señora Campusano, pido autorización de la Sala para formular breves observaciones.
Yo asumo la responsabilidad de haber dicho que no había llegado ninguna solicitud firmada por un Comité para pedir segunda discusión. Con posterioridad a mis palabras, efectivamente se hizo llegar a la Mesa un documento, firmado por el Honorable señor Luengo, con ese objeto. Aun cuando la Mesa lo recibió después de declarar cerrado el debate, estimó prudente, ya que lo pedía un Comité, acceder a que el proyecto quedara para segunda discusión. En esta materia el señor Secretario no ha hecho sino confirmar, aclarar y explicar la situación reglamentaria en el momento en que se había declarado cerrado el debate.
La señora CAMPUSANO.-
Lamento que mi intervención haya dado motivo para que el Honorable señor García pronunciara todo un discurso en defensa del señor Secretario, atribuyéndome palabras que no estaban en mi ánimo decir.
Su Señoría, como yo y los demás señores Senadores, hemos sido elegidos por la votación del pueblo y tenemos nuestros derechos. Por lo tanto, aquí somos todos iguales; pero a veces hay ciertos privilegios, como a mí me tocó sufrirlos en la Cámara de Diputados: en algunas oportunidades ni el personal de servicio como éramos patipelados, gente pobre y modesta que había llegado al Parlamento nos trataba con la misma deferencia que observaba respecto de otros parlamentarios.
El señor PABLO.-
Pido la palabra.
La señora CAMPUSANO.-
Por eso dije lo que expresé y, además, porque ni los Senadores ni el señor Presidente escucharon cuando el Honorable señor Valente manifestó que contaba con la firma de un Comité para pedir segunda discusión. Por eso reclamé, porque Su Señoría no escuchó que el Honorable señor Valente estaba haciendo la nota.
El señor PALMA (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Pablo. Antes debo señalar a la Honorable señora Campusano que no escuché lo que dijo el Honorable señor Valente, e ignoro si alguien en la Mesa o algún Senador lo haya escuchado.
El señor PABLO.-
Fui Presidente de la Corporación y debo manifestar que, en general, tanto el personal de Secretaría como el de Comisiones y el señor Secretario de la Corporación siempre han dado todo tipo de garantías a los distintos señores Senadores. No conozco la experiencia que sufrió en la Cámara la Honorable señora Campusano ni sé que haya llegado ningún Senador actual como patipelado a esa Corporación. Cuando yo fui Diputado había en la Cámara parlamentarios comunistas, a los cuales siempre se les respetó su investidura. Sacar a relucir cosas del pasado que debieron plantearse oportunamente en la Corporación correspondiente no dicen relación, en mi concepto, a la situación actual.
Por otra parte, lo expresado por el Honorable señor García es cierto. Desde hace tres o cuatro días, hemos observado una extraña conducta de parte de un grupo de Senadores de Gobierno: porque el Reglamento no se ajusta a sus exigencias, el Secretario informa sobre el particular y el Presidente actúa y toma decisiones, ya que es éste quien manda en la Corporación, se endilgan ataques al señor Secretario. Este proceder no me parece correcto, en primer lugar porque el funcionario en referencia no puede contestar. Aquí todos los Senadores somos iguales, pero los funcionarios no pueden participar en el debate. Contra esa actitud de algunos colegas reclamo.
Por otra parte, el hecho de que el Honorable señor Valente no quiero hacer cuestión sobre el particular haya enviado a la Mesa una petición firmada por un Comité que no está en la Sala, haciendo uso de papeles firmados en blanco eso lo he visto, los que ha llenado de su puño y letra, tampoco se ajusta al Reglamento. No reclamo por ese procedimiento; sin embargo, debo protestar de la conducta insistente de algunos colegas en esta materia. Cualesquiera que puedan ser las diferencias que tengamos entre nosotros en particular, cualesquiera que sean las simpatías o antipatías, las adhesiones o afinidades con algunos funcionarios, debo declarar que, mientras fui Presidente del Senado y en todos los años que llevo como Senador, siempre he recibido de parte de todos ellos un trato deferente e igualitario. Mientras dirigí la Corporación, nadie se quejó de que el personal del Congreso tuviera marcada deferencia respecto de cualquier sector del Senado. Por estas razones adhiero a las palabras del Honorable señor García.
El señor PRADO.-
Muy brevemente quiero expresar que encuentro negativo que la Mesa haya adoptado una conducta aunque reconozco que se trató de una deferencia para con el Honorable señor Valente que significó de hecho haber dado lugar a la segunda discusión en condiciones irregulares. No digo lo anterior en relación con este caso particular ni porque me interese dejar constancia de nada en contra de la Mesa, pues reconozco, comprendo y justifico su deferencia; pero considero peligrosa esa actitud, porque en votaciones más complejas que impliquen otro tipo de responsabilidades, una conducta similar puede significar, en un momento dado, la aprobación o rechazo de un asunto de más importancia.
Quiero dejar constancia, pues, de que no debió haberse dado lugar a la segunda discusión. Lo digo así, aunque creo que la situación no puede repetirse, ya que puede causar más daños que beneficios.
Por otro lado, no creo correcto que los Senadores de Gobierno sigan con este tipo de acusaciones indirectas en relación con el Secretario y con la Mesa. Ha sido tradicional, como lo ha dicho el Honorable señor Palma, que sólo el Presidente del Senado sea responsable de las decisiones que adopte la Mesa. En consecuencia, de cualquier actitud debe responder la Mesa y quienes políticamente la sustentan.
Digo claramente que no es correcta la imputación que se ha hecho, porque aunque alguna decisión pueda no justificarse desde el punto de vista de los Senadores de Gobierno, no es ésta la manera responsable de reaccionar. Y nosotros no podríamos quedar en silencio frente a una situación como ésa. El Honorable señor Palma ha sido muy claro al expresar que la Mesa asume todas las responsabilidades del caso, y es así como deben juzgarse las cosas.
Por eso me sumo también porque creo que vale la pena a quienes no estiman normal, regular ni reglamentario el procedimiento de disponer de hojas en blanco, firmadas por otro Comité, porque éstos existen para algo y no para dejar poderes en blanco, estar ausentes de la Sala cuanto tiempo quieran y permitir que un par de líneas escritas produzca efectos que tal vez ni estuvieron en la mente de quien dejó su firma. Esto es válido para todos los Senadores, pues no estamos hablando de grupos distintos, de parlamentarios de primera, segunda ni tercera clase. Se trata de cumplir ciertas formalidades en el ejercicio de nuestras funciones y de preservar los derechos de todos los Senadores y de todos los partidos políticos representados en esta Corporación.
El señor VALENTE.-
Lamento que se haya vuelto a debatir esta materia, porque fuimos muy claros. Creo que fue en las sesiones del martes o del miércoles cuando se objetó la forma como la Mesa había convocado a la Sala, a nuestro juicio atropellando el Reglamento de manera flagrante, para celebrar sesiones cada media hora, de martes a sábado, en forma inusitada, lo que nunca había acontecido en el Congreso, con el objeto de despachar algunos proyectos que interesaban a la mayoría que prácticamente controla el Senado.
En esa oportunidad hicimos una clarísima objeción al procedimiento observado por la Mesa y dijimos también, con absoluta claridad lo repetimos ahora con bastante franqueza que estimábamos que el Secretario de la Corporación era parte comprometida en este manejo irregular del Reglamento y que había perdido nuestra confianza como ministro de fe. Y eso lo sostenemos igualmente ahora, señor Presidente. No ocultamos nuestro malestar por tal situación.
Declaramos en esa oportunidad que cada vez que tengamos la posibilidad de utilizar los mecanismos reglamentarios de la Corporación, lo haremos para impedir que el señor Secretario, el ministro de fe del Senado, continúe en la testera, junto al Presidente de la Corporación. No nos da confianza. Y como Senadores responsables de nuestras actuaciones, lo decimos en sesión pública, porque éste es nuestro parecer y nuestro sentimiento.
Ahora se ha dicho que nuestra petición se formuló en forma irregular y antirreglamentaria. No es efectivo. Tal vez demoramos un minuto o un segundo en hacerla en forma oportuna. Reconozco que la Mesa actuó con deferencia; pero en ninguna parte del Reglamento se impide que un Senador haga llegar por escrito, esté o no esté en la Sala, su solicitud de segunda discusión, como lo ha hecho el Honorable señor Luengo, que ratificaba una petición mía formulada verbalmente. En el Reglamento no hay absolutamente ninguna disposición que prohíba un procedimiento semejante.
El señor PRADO.-
Lo que encuentro delicado es que se haga uso de un papel en blanco, con una firma.
El señor VALENTE.-
Tengo varios.
El señor REYES.-
Debe de tener un block.
El señor VALENTE.-
No es un block.
El señor PRADO.-
Eso puede servir para muchas cosas: un recibo de dinero, o para que le traigan un paquete de la Cooperativa...
El señor VALENTE.-
Esa es otra cosa distinta. Yo sabré cómo manejo la firma de otro Senador.
El señor PRADO.-
Por lo menos, si están con la firma, debe indicarse también para qué objeto.
El señor VALENTE.-
Es así. Aquí muestro a Su Señoría las proposiciones que me dejaron para solicitar segunda discusión en diversos proyectos, y lo estoy cumpliendo. De manera que el procedimiento es absolutamente reglamentario.
Hay otras situaciones a que me quiero referir. ¿Acaso en las Comisiones no hemos visto las mayores irregularidades, desde el punto de vista reglamentario, que uno ha podido apreciar en cuanto a su funcionamiento? ¿Acaso no hemos visto que un solo Senador presente en una Comisión a veces aprueba o rechaza cualquier tipo de proyectos, porque otros colegas le han dejado sus votos.
El señor VALENZUELA.-
Eso rige para todos.
El señor VALENTE.-
Exacto; pero no es una norma regular, porque se supone que los Senadores que aprueban o rechazan un proyecto tienen que estar presentes en la Sala durante la votación. Eso es mucho más censurable que la actitud asumida en cuanto a atender una petición de un Senador, que se dejó por escrito, para hacerla llegar a la Mesa en el momento oportuno.
El señor PALMA (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Pablo.
El señor PABLO.-
A mi modo de ver, lo expresado por el Honorable señor Valente deja en claro que es efectivo lo que yo expresé y que es del todo irregular la forma como Su Señoría se está conduciendo, porque el señor Senador está usando firmas estampadas en un papel en blanco y operando como Comité de acuerdo con su real saber y entender, en circunstancias de que no lo puede hacer en la Sala.
El señor VALENTE.-
Estoy utilizando papeles firmados en que se indica para qué proyecto se solicita segunda discusión. Están aquí.
El señor PABLO.-
Me gustaría ver si en la indicación que llegó a la Mesa concuerda con la firma con la letra de la petición correspondiente.
No me explico por qué el Comité que ha querido formular la solicitud que el señor Senador señala, no la entregó en forma oportuna a la Mesa, sino que la dejó en manos de Su Señoría.
Además, el Honorable señor Valente ha ampliado la base de su censura. Ya no es sólo el Secretario quien no le da garantías, sino además los Secretarios de Comisiones. ¡No deja de ser curioso! Me ha tocado presidir Comisiones en las que Su Señoría ha dejado su voto a otros señores Senadores, proceder que nunca se ha objetado, porque ése es el sistema bajo el cual hemos actuado permanentemente. Si el señor Senador está en contra de esa forma de trabajar en las Comisiones, que presente la enmienda reglamentaria que corresponda: la discutiremos y resolveremos sobre el particular. Pero aquí se está haciendo cuestión de las personas.
Diré algo más: creo que la mejor manera de forzar a funcionarios a cumplir con su deber, es, precisamente, asumir la conducta que está adoptando Su Señoría. El actual Secretario de la Corporación fue el mismo que tuvo el ex Senador señor Allende. Y cuando ese mismo funcionario estimó en una oportunidad en que yo estaba interviniendo, que se debía cerrar un debate, se dijo que se estaba apartando del Reglamento. En esta Sala, en 1968, me tocó experimentar esa situación; pero en esa oportunidad no adopté la actitud de Su Señoría, porque estoy cierto de que se estaba cumpliendo el Reglamento.
El señor VALENTE.-
Si usted tiene razones para defender al Secretario, nosotros tenemos las nuestras para no hacerlo.
El señor PABLO.-
No defiendo a la persona del Secretario, sino al funcionario, porque al proceder en esa forma Su Señoría está sembrando una duda permanente en la Corporación sobre una persona que, de acuerdo con el Reglamento, tiene el carácter de ministro de fe. Y si el señor Senador la plantea, hágalo formal y derechamente: plantee la censura y la votaremos en su oportunidad,...
El señor VALENTE.-
Lo haremos cuando queramos. No ahora.
El señor PABLO.-
... pero, señor Senador, no haga un juego que me parece muy feo, porque es muy feo adoptar la conducta que ustedes asumen en este momento. Inclusive, yo la calificaría de cobardía moral, pues atacan a un hombre a sabiendas de que no puede defenderse desde la Mesa. Sin embargo, permanentemente le están con pullas. Esa es la prepotencia que usan quienes tienen mayor poder para apabullar a otros. ¡Censuro esa actitud a Su Señoría! Ustedes, que dicen tener conciencia social, actúan como vulgares patrones y grandes señores y rajadiablos respecto de un funcionario que, repito, no puede defenderse.
La señora CAMPUSANO.-
¿Me permite, señor Presidente?
El señor PALMA (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Reyes.
El señor REYES.-
Desde nuestro punto de vista, damos pleno respaldo a la Mesa, a la Secretaría y a todos los funcionarios que desempeñan en forma responsable en esta Corporación las tareas que en ellos recaen. No podríamos hacer otra cosa, no sólo por lo que significa el respaldo de la mayoría del Senado, que en parte importante nosotros representamos, sino por creer que han ejercido sus funciones correctamente.
A nuestro juicio, esta sistemática campaña desarrollada por un grupo de parlamentarios de esta Corporación en contra, más que de la Mesa misma, de determinados funcionarios del Senado,...
El señor VALENTE.-
En contra de uno solo, señor Senador. Y no de la Mesa ni de los otros funcionarios.
El señor REYES.-
O de un solo funcionario, lo que es mucho peor, porque en la medida en que esa campaña se centre en él, en esa misma medida nosotros más lo respaldaremos.
El señor VALENTE.-
Ustedes tienen sus razones para hacerlo.
El señor REYES.-
Y lo respaldamos no por arbitrariedad, sino porque estimamos que sus actuaciones han sido correctas.
El señor VALENTE.-
Pero nosotros no, señor Senador.
El señor REYES.-
Perfecto, señor Senador. Y si quieren afrontar responsablemente una definición sobre quién tiene o no tiene la razón o, por lo menos, un pronunciamiento de la confianza de este Parlamento, hagámoslo de una vez.
El señor VALENTE.-
Vamos a recurrir a ello cuando lo estimemos conveniente.
El señor REYES.-
¡Si pretende obtener la mayoría, nunca lo logrará, pues aquí nunca la tendrá!
El señor FONCEA.-
¡Cuando tengan mayoría, ya no va a quedar ningún funcionario, porque no habrá Parlamento...!
El señor REYES.-
En esa misma medida señalo que las actuaciones de la Mesa han sido absolutamente concordantes con el Reglamento de la Corporación. Y al decir de la Mesa, incluyo en ella al personal responsable y que colabora en sus decisiones.
El señor VALENTE.-
Pido la palabra, señor Presidente.
El señor MORALES ADRIASOLA.-
En vista de que el debate se ha llevado al extremo de censurar, aunque no formalmente, la conducta de un funcionario que eso ministro de fe en el Senado, creo que todos los que somos Comités tenemos la obligación de dejar constancia de nuestra opinión, aunque sabemos que aquella actitud sólo es consecuencia de un exabrupto.
Estimo que tanto en el Senado de la República como en la Cámara hay un personal de selección, que, no obstante cualquier diferencia ideológica que pueda mantener particularmente y en privado, ejerce sus funciones ajustando su conducta sólo al Reglamento y al propósito de cumplir en forma eficiente sus labores.
En el Senado hay funcionarios de todas las tendencias políticas: los hay comunistas, socialistas, nacionales, democratacristianos y radicales. Sin embargo, jamás a ningún Senador como tampoco, en la Cámara, a ningún Diputado se le ha ocurrido embestir en contra de un funcionario dejando caer un manto de sospecha sobre una posible resolución, cuando a él le compete adoptarla.
Por ende, creo que nuestra experiencia parlamentaria, tanto en la Cámara como en el Senado, nos deja una convicción y una conclusión: que los funcionarios son fieles servidores del Reglamento y eficientes empleados que olvidan cualquier posición ideológica y que jamás la dejan siquiera entrever en alguna actuación de tipo funcionario.
En todo caso, creo que ese exabrupto, que, consecuencialmente, ha provocado este debate, por lo menos ha dejado un hecho positivo en esta Sala: que la gran mayoría de los Senadores y de los Comités han tenido la oportunidad de expresar su confianza y su solidaridad respecto del Secretario de la Corporación. A mi juicio, por su trayectoria, él cuenta con la confianza de todos los sectores, y bien lo dijo recientemente el Honorable señor Pablo: se ha desempeñado como ministro de fe en diversas Mesas de la Corporación, tanto en la que presidió el señor Allende, por ejemplo, como en otras que la sucedieron, y jamás su actitud ha merecido siquiera la sospecha de equívoca por parte de alguna banca o de algún sector dentro del Senado.
En el caso específico que se planteó, el señor Secretario ha procedido bien, y el hecho de lanzarle una acusación, así a la bandada, sin que en este instante pueda él terciar en el debate y defenderse, me parece una soberana cobardía.
El señor PALMA (Presidente).-
Tiene la palabra la Honorable señora Campusano.
La señora CAMPUSANO.-
Propongo que, por una unanimidad, se autorice al Secretario para usar de la palabra, si él quiere defenderse.
El señor PABLO.-
No corresponde hacerlo.
La señora CAMPUSANO.-
Si lo han ofendido, que haga su defensa.
El señor MORALES ADRIASOLA.-
¡Cómo se va a defender de un exabrupto!
El señor PALMA (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Juliet.
El señor JULIET.-
No obstante que momentáneamente estuve fuera de la Sala y, por lo tanto, desconozco la razón que dio motivo a este corto debate, en nombre de los cinco Senadores de la Izquierda Radical, a quienes creo interpretar, aun cuando no soy Comité, adhiero a las palabras expresadas por los Honorables señores Reyes, Morales y Pablo. Y procedo así no sólo en este instante. Ya en dos o tres ocasiones he levantado mi voz para dejar testimonio de la admiración que tengo por todos los funcionarios de este Congreso, pues los sé hombres capaces, responsables y leales, que dejan fuera de este edificio sus banderías políticas para colocarse al servicio de un poder público.
Llevo bastantes años en el Parlamento. Quizás sea el Senador que más tiempo ha estado en el Congreso. Me correspondió desempeñar la Presidencia de la Cámara por más de tres años. Y nunca he advertido ni he tenido la más leve sospecha alguna falta a esas condiciones que, a mi juicio, poseen los funcionarios. De modo que si hoy es la oportunidad para expresar nuestra adhesión, nuestro respeto y nuestra solidaridad al señor Secretario y a todos los funcionarios, el Partido Izquierda Radical, por mi intermedio, aun cuando no tengo su representación como Comité, se los brinda con el objeto de que aquél continúe en su cargo aportándonos su experiencia.
El señor PALMA (Presidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Valenzuela.
El señor VALENZUELA.-
Sólo quiero hacer presente dos o tres puntos.
En primer lugar, considero verdaderamente inusitado lo que ha ocurrido hoy, y, como bien lo señaló el Honorable señor Morales Adriasola, creo que se trata de un exabrupto. Es del todo injusta la interpretación que se ha dado a la forma como han procedido la Mesa y el señor Secretario respecto del problema específico que se planteó, pues en esa materia ha sido correctísima su actuación y su interpretación del Reglamentó.
En segundo término, quiero hacer presente que el Secretario de la Corporación goza de merecido prestigio en los años que se desempeña como tal y es funcionario de carrera. Por su eficiente colaboración en las labores del Senado, todos los Senadores, de todas las bancas, a menudo recurrimos a su ayuda para muchos asuntos que puedan considerarse en la Corporación.
Además, quiero señalar que el Honorable señor Valente también ha sido injusto al hacer extensivas sus apreciaciones a las Comisiones y a los funcionarios que trabajan en ellas.
El señor VALENTE.-
¿Me permite una interrupción?
El señor VALENZUELA.-
Con todo agrado, señor Senador.
El señor VALENTE.-
Quiero que no se tergiversen mis palabras. No he hecho un solo cargo a ningún funcionario, sino al Secretario de la Corporación. Absolutamente. Yo objeté un procedimiento, pero de ese procedimiento no son responsables, en ningún caso, ni los Secretarios de Comisiones ni algún otro funcionario. Es el sistema que por muchos años se sigue en el Congreso Nacional el que he impugnado.
Por ello, quiero que Su Señoría me entienda bien, igual que los demás señores Senadores: no hay absolutamente cargo alguno, porque no tenemos ninguna razón para hacerlo, en contra de otros funcionarios. Que eso quede muy claro.
El señor VALENZUELA.-
Me alegro de haber concedido una interrupción al Honorable señor Valente, porque, en verdad, lo que Su Señoría expresó fue otra cosa. Me felicito de que se haya rectificado.
El señor VALENTE.-
No me he rectificado, señor Senador.
El señor VALENZUELA.-
Creo que si una persona honorable y honesta se equivoca, debe rectificarse.
El señor VALENTE.-
Cuando se equivoca sí, pero yo no me he equivocado.
El señor VALENZUELA.-
Así debemos proceder todos, señor Senador, no sólo en nuestra vida parlamentaria, sino que también en nuestra vida privada. Así debemos actuar.
Quiero ser muy honesto y limpio en esta materia. En el Senado hay funcionarios de todas las ideologías. Yo mismo no sé muchas veces qué ideología política profesa determinado funcionario, pero siempre encuentro en ellos confianza, lealtad y amabilidad para dar solución a los problemas que debemos resolver tanto en la Sala como en las Comisiones.
Yo quiero decir a Su Señoría que en las Comisiones no actuamos con criterio discriminatorio. Y deseo que esto quede en claro.
El señor VALENTE.-
¿Y quién ha dicho eso?
El señor VALENZUELA.-
Se desprende de sus palabras.
Hoy mismo hemos tenido una reunión espacial de la Comisión de Gobierno para descachar un mensaje del Ejecutivo y un proyecto del Honorable señor Luengo. ¡Dígame usted que hemos procedido en forma discriminatoria! Hemos actuado absolutamente con espíritu de colaboración para con nuestros colegas y el Ejecutivo en la solución de los problemas a que dicen relación los respectivos proyectos de ley.
El señor MORALES ADRIASOLA.-
Y allí había mayoría de Senadores de Oposición.
El señor VALENZUELA.-
Asistió el señor Luengo, pero se cambió de Comisión.
La señora CAMPUSANO.-
Aquí tienen mayoría en todas partes. Además, no es ninguna gracia.
El señor PALMA (Presidente).-
Ruego a los señores Senadores no interrumpir.
El señor VALENZUELA.-
Por otra parte, en la Comisión de Educación Pública hemos estudiado en la misma forma el mensaje del Ejecutivo sobre el proyecto de la Junta de Auxilio Escolar y Becas.
Y al Honorable señor Valente le consta que con el Honorable señor Ferrando estábamos a la espera, en la sala de la Comisión, del tercer miembro de ésta, y cuando Su Señoría pasó y entró a la Sala, le pedimos que reemplazara al Honorable señor Montes, que había presentado algunas indicaciones, Su Señoría manifestó que era posible, pero después nosotros mismos estimamos que no era conveniente, porque a lo mejor el Honorable señor Montes, que no estaba presente en la Sala, podía interpretar mal lo que nosotros habíamos hecho y a lo cual había accedido el Honorable señor Valente.
Es así como estamos actuando. Esa es la forma caballerosa y limpia como procedemos en el Senado, tanto en las Comisiones como en la Sala. Y así debe ser.
Si se tienen discrepancias, bueno, las discrepancias se manifiestan y se votan; pero no tenemos por qué adoptar procedimientos que no sean absolutamente claros y limpios.
El señor PALMA (Presidente).-
En la primera discusión del proyecto que modifica la ley 16.426, ofrezco la palabra.
El señor GARCIA.-
Después de este incidente, quiero hacer uso de la palabra para referirme a la materia que nos preocupa.
Sin embargo, debo señalar que este incidente ha servido de satisfacción al señor Secretario, ya que gran número de Senadores, casi los dos tercios, le han manifestado su confianza y su respaldo en forma que pocas veces un funcionario los ha recibido. Y el respaldo que se ha dado por la Sala en esta oportunidad también debe extenderse a todos los funcionarios del Senado.
Refiriéndome al asunto que nos ocupa, debo decir que se ha pedido segunda discusión para el proyecto que modifica la ley 16.426, en lo relativo a la determinación del valor anual de las patentes de automóviles. En verdad, éstas tienen un valor subido, no porque lo establezca una ley de la República, sino porque Impuestos Internos, muchas veces en forma arbitraria, fija el monto de aquéllas, sin considerar ni el estado de los ¡automóviles ni su uso. Simplemente Impuestos Internos fija el valor que cree adecuado de acuerdo con la antigüedad del automóvil, olvidando que la Constitución Política dispone que sólo en virtud de una ley se pueden imponer contribuciones de cualquier clase y naturaleza. Y aquí se ha impuesto un nuevo gravamen a los automóviles, que el país no puede soportar.
Pequeños, medianos y grandes vehículos, todos están afectos a las patentes más monstruosas que pueda imaginarse. Hasta el más pequeño pagará por ese concepto seis mil a siete mil escudos en el mes de marzo del próximo año. Este proyecto determina que las patentes de los automóviles deben ser las mismas de este año más un reajuste equivalente al alza del costo de la vida, lo que ya es bastante, porque significará un aumento de 60%, 70% u 80%. Eso es suficiente, pero es demasiado subirla en 400% o en 500%.
Digo esto para que el país y todas las personas que tiene un automóvil como instrumento de trabajo, como una forma para llegar a su oficina y a los locales donde laboran, sepan que el proyecto no se ha podido despachar aunque prácticamente interesa a toda la población, porque un grupo de Senadores ha pedido segunda discusión para una materia tan obvia y sencilla, que debería tratarse en Fácil Despacho, pues consta de un solo artículo, y todo el mundo comprende, de su simple lectura, que responde a necesidades evidentes del país.
El grupo marxista gobiernista de este Senado impidió, a pesar de que dice tener inmensa sensibilidad social, que las patentes no suban a un valor tan catastrófico.
La gente de la clase media, y aun de la clase humilde, incluso el obrero que tiene sólo una motocicleta, no va a poder gozar de su vehículo porque el alza de las patentes se lo van a impedir.
¡Este es el proyecto para el cual se ha pedido segunda discusión!
El señor PALMA (Presidente).-
Perdón, señor Senador.
Ha terminado el tiempo del Orden del Día destinado a la discusión de estos proyectos, porque hay varias iniciativas que, por acuerdo de Comités, deben tratarse en los últimos minutos.
En consecuencia, queda pendiente la primera discusión del proyecto, y con la palabra el Honorable señor García.
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