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El señor PALMA (Presidente).-
Entrando al objeto de esta sesión, ofrezco la palabra.
El señor FUENTEALBA.-
Pido la palabra.
El señor PALMA (Presidente).-
Tiene la palabra Su Señoría.
El señor FUENTEALBA.-
Señor Presidente, voy a ser lo más breve posible, porque los Senadores democratacristianos solicitamos esta reunión con el fin de escuchar al señor Ministro de Relaciones Exteriores acerca de los motivos a que obedece el viaje que Su Excelencia el Presidente de la República realizará a diversos países, y el señor Ministro, sea por las razones que fuere, no se encuentra presente en la Sala.
Estimamos que los motivos de esta gira han sido expuestos en alguna medida, pero muy insuficientemente, tanto en el discurso pronunciado en el día de ayer por Su Excelencia el Presidente de la República, como por el propio Canciller señor Almeyda; y, en forma mucho menos satisfactoria todavía, en el oficio que ha conocido el Senado, en el que, en cumplimiento de su deber constitucional, el Primer Mandatario expone a qué obedece su viaje.
Quiero recordar que cuando se discutió la modificación constitucional para permitir que el Presidente de la República y los Ministros de Estado se ausentaran del país por determinado número de días sin necesidad de autorización del Congreso, los más grandes opositores a esa enmienda fueron los partidos que hoy día están en el Gobierno; y, particularmente, en esta misma Sala o en la Comisión respectiva, el Honorable señor Teitelboim, en representación del Partido Comunista, y el Honorable señor Altamirano, en representación del Partido Socialista, manifestaron que ellos no eran partidarios de establecer la posibilidad de que el Presidente de la República o los Ministros de Estado salieran del país sin autorización del Parlamento. No obstante, esa reforma fue aprobada por la mayoría del Congreso. Y al mismo tiempo se acogió una indicación formulada por el Honorable señor Juliet - en ese entonces, miembro de la Comisión correspondiente - destinada a imponer al Presidente de la República la obligación de comunicar al Congreso, con la debida anticipación, su decisión de ausentarse del territorio nacional por menos de quince días, y la de indicar en la comunicación respectiva los motivos y fundamentos que hicieren necesaria y oportuna su ausencia. El Honorable señor Luengo, complementando esa indicación, expresó que el Presidente de la República debía comunicar su decisión de ausentarse del territorio nacional no solamente cuando se tratara de quince días o de un lapso menor, sino también cuando el plazo de ausencia fuera superior, pues, en este caso, junto con solicitar el permiso al Congreso, debía poner en conocimiento de éste las causas y fundamentos que motivaran su viaje. La Comisión, reza el texto respectivo, aprobó ambas indicaciones.
Pues bien, de acuerdo con esa reforma constitucional, es necesario dar a conocer al Congreso Nacional los motivos y fundamentos que hagan necesaria y oportuna la ausencia del Presidente de la República. Pero esto no puede circunscribirse a un oficio tan limitado e insuficiente como el que ha enviado el Primer Mandatario y del cual los señores Senadores se acaban de imponer. En dicho oficio, el señor Presidente expresa que se ausentará del país desde el 30 de noviembre hasta el 14 de diciembre; que efectuará visitas a México, a la Unión Soviética y a Cuba, y que pronunciará un discurso en la XXVII Asamblea General de las Naciones Unidas, que se efectúa actualmente en Nueva York.
Por la prensa, y no por ese oficio, nos hemos impuesto, además, de que el Presidente de la República tendría una entrevista con el señor Presidente del Perú y también con el Primer Mandatario de Argelia, señor Boumedienne. Pues bien, nada se expresa, en consecuencia, en ese oficio, sobre los motivos o fundamentos de estas dos últimas visitas.
Nosotros queremos dejar constancia, en primer lugar, de que no nos oponemos al hecho de que Su Excelencia el Presidente de la República pueda ausentarse del país; en segundo término, de que hemos sido siempre tradicionalmente respetuosos del derecho que tiene el Jefe del Estado a dirigir las relaciones internacionales, así como también hemos sido respetuosos del derecho del Congreso Nacional a intervenir en esta materia en las oportunidades que la propia Constitución establece; y, en tercer lugar, de que no tenemos, por cierto, respecto de esos países, sino sentimientos de afecto, de amistad y de respeto. Más aún: con uno de ellos, la Unión Soviética, que es una gran potencia, nuestro país reanudó relaciones bajo el Gobierno del Presidente Frei, se varió la política tradi-caso de China, por ejemplo, se establecieron relaciones comerciales muy intensas. Incluso, en lo que atañe a este último país, por primera vez, bajo el Gobierno del Presidente Frei se varió la política tradicional de Chile de votar cerradamente, dentro del grupo dominado por el imperialismo norteamericano, en contra de la posibilidad de ingreso de ese gran país a las Naciones Unidas. Es decir, nosotros abrimos las puertas de las relaciones con los países socialistas y facilitamos la manera de que este Gobierno pudiera, por ejemplo, establecer después las que fueran necesarias y convenientes con la China Comunista.
Cuanto más se dice en el oficio del señor Presidente de la República que él asistirá a una Asamblea de las Naciones Unidas, donde defenderá los intereses de Chile respecto de su riqueza fundamental, el cobre y agradecerá la solidaridad que nuestro país ha recibido de otras naciones en estas circunstancias.
Queremos también ser muy claros y explícitos al dejar constancia de que nuestro partido, por intermedio de su Consejo Nacional; de que este Honorable Senado, por la unanimidad de sus miembros; de que, según creo, de la misma manera, la Cámara de Diputados, y diferentes sectores de nuestra colectividad política, como es el caso, por ejemplo, de los sectores laborales y de trabajadores, todos sin excepción, fieles a nuestro pensamiento y a nuestra tradición en esta materia, hemos condenado de la manera más categórica y enfática la torpe actitud de la compañía norteamericana Kennecott, que ha embargado el cobre chileno en puertos extranjeros y se ha negado a reconocer en esta materia las decisiones soberanas del Gobierno y del pueblo de Chile, adoptadas en virtud de una reforma constitucional en la cual nos correspondió participación muy importante, reconocida incluso en esta misma Sala por señores Senadores de Gobierno.
De modo que respecto de ese discurso que el señor Presidente de la República pronunciará en la sede de las Naciones Unidas para solicitar la solidaridad internacional y protestar por el atropello en contra de nuestra soberanía, ha contado, cuenta y contará con la adhesión del Partido Demócrata Cristiano, así como ha contado con la del Parlamento Nacional. Sin embargo, no creo que ello sea, por sí solo, un motivo que pudiera justificar un viaje al extranjero, pues las protestas están hechas, la solidaridad se ha otorgado abundantemente en Chile y en el exterior, de tal suerte que el objetivo que quiere cumplir Su Excelencia el Presidente de la República ha sido ya largamente alcanzado.
Por otra parte, respecto de los viajes a México y a Cuba, en el oficio sólo se expresa que el Jefe del Estado concurrirá allí para retribuir las visitas que realizaron durante su Gobierno el Presidente señor Echeverría y el Primer Ministro señor Fidel Castro. El motivo es laudable, y no nos oponemos a que se estrechen relaciones con esos países, pero no nos parece suficiente para justificar un viaje presidencial al extranjero el solo hecho de retribuir una visita de cortesía. Creo que el Primer Mandatario tiene obligaciones mucho mayores e importantes que la de viajar al exterior con el fin de retribuir visitas de cortesía. Hace años que en Chile se terminaron los días fijos de cada semana en que nuestras antiguas matronas y grandes señoras de la sociedad chilena se dedicaban a recibir visitas en la tarde.
En cuanto al viaje a la Unión Soviética, el señor Presidente de la República no dice absolutamente nada acerca de su objetivo. Sabemos que con ese país se han establecido relaciones comerciales, que se han ido estrechando cada vez más los vínculos que nos unen con él. Tuvimos antes relaciones con la Unión Soviética, las cuales fueron interrumpidas, y después restablecidas por el Gobierno de la Democracia Cristiana. Pero creemos que el Parlamento debe tener el derecho a saber cuáles son los motivos que justifican que el Jefe del Estado viaje a un país tan importante, al que respetamos, como lo es la Unión Soviética. En el oficio no se dice absolutamente nada al respecto.
Por lo demás, no nos deja de llamar la atención el hecho de que, por una parte, el Presidente de la República, en su discurso de ayer por ejemplo, se haya quejado de la gran escasez de divisas que sufre nuestro país, y de que, por otra, se invierta una fuerte cantidad de ellas en un viaje que, indudablemente, por muy módico y económico que sea, ha de reportar un gran gasto al erario. Veo en ello una gran contradicción.
Nos preocupa, además, el hecho de que el Jefe del Estado se ausente del país cuando, a pesar de todos los esfuerzos que hemos hecho diversas colectividades políticas - especialmente la nuestra, que, en este caso, ha buscado el camino del diálogo, de la concordia y de la conciliación - para poner término a las consecuencias del reciente paro nacional, no se ha dado solución total a las derivaciones de ese paro, que afectan a cientos de trabajadores, empleados y funcionarios, que han sido despedidos de sus cargos por haber participado en un acto de solidaridad gremial. Cualesquiera que sean las intenciones que puedan atribuirse a determinadas personas que participaron en dicho movimiento, la verdad es que los trabajadores que solidarizaron con el gremio afectado, todos, sin excepción, lo hicieron en defensa de lo que ellos creían que estaba en peligro: el derecho a existir, el derecho a presentar pliegos de peticiones y el derecho a realizar acciones en apoyo de los mismos.
Como consecuencia del paro nacional y de la conflictiva situación que vivía el país, el Presidente de la República reorganizó su Gabinete. Nosotros expresamos nuestro agrado porque ingresaban al Gabinete tres miembros de las Fuerzas Armadas, no a título personal, sino representando a las instituciones castrenses; y nos produjeron satisfacción las palabras del señor Ministro del Interior, General don Carlos Prats, cuando dirigiéndose al país expresó claramente que ellos no concurrían para contraer compromisos políticos con el Gobierno de la Unidad Popular, sino para restablecer la normalidad y la paz, y también cuando prometió que serían dejadas sin efecto todas las medidas adoptadas en contra de trabajadores.
No ha sido ése el primer paro que se haya producido en el país. Los hubo, muchos, en el pasado. Los partidos de la Unidad Popular los alentaron a menudo. El señor Presidente de la República, como Senador, incluso los encabezó en más de alguna ocasión. Y esos paros tuvieron como objetivo, en ciertas ocasiones, poco menos que producir la quiebra económica del país. Nosotros participamos en el movimiento exclusivamente por motivos de carácter gremial, y en forma permanente estuvimos actuando en torno de él, apoyándolo, solidarizando con quienes lo mantenían y también encauzándolo por la vía democrática, para obtener, por medio de la presión democrática, una solución a los problemas por los que, con justicia, esos gremios reclamaban.
Hasta el momento, no hemos tenido respuesta favorable sobre algunos problemas graves que se han presentado, especialmente los relacionados con el Banco Central, Ferrocarriles del Estado y una serie de funcionarios de organismos dependientes del Ministerio de Agricultura, y con sucesos que ocurren en la ciudad de Los Angeles, en Arica y en algunos otros lugares del país. No ha habido solución ni respuesta satisfactoria.
Algunos pensarán que es necesario tomar medidas más drásticas en vista de esa lenidad del Gobierno. Nosotros, de acuerdo con nuestro espíritu democrático, porque queremos que el pueblo chileno siga teniendo fe en el sistema democrático y en los medios de solución democrática de nuestros problemas, hemos seguido instando al señor Ministro del Interior, abogando ante el Gobierno para que las dificultades se resuelvan pacífica y democráticamente. La negativa ha sido cerrada. El señor Ministro de Hacienda es uno de los principales responsables. Al parecer, el Partido Comunista desea, valiéndose de este paro, tomar el control total y absoluto del principal órgano bancario de Chile, desde donde se diseñan y dictan las políticas económicas y financieras de la nación. Esto constituye para nosotros una preocupación, y tenemos antecedentes de que pudiera negarse la reincorporación de funcionarios que fueron injustamente despedidos, con el propósito de ocultar una serie de irregularidades que se cometieron en el Banco Central durante los días que duró dicho movimiento.
En consecuencia, la situación del país no es tranquila. Los derechos de los chilenos no están garantizados. No hay un tratamiento igualitario para todos. Hay chilenos de primera y de segunda clase. Los hay buenos y malos. Los de primera y los buenos están en la Unidad Popular; los malos, en los partidos de Oposición. Ha habido un ataque directo en contra del Partido Demócrata Cristiano y de sus gremios, a los cuales se ha pretendido descabezar y debilitar por medio del subterfugio de proponer a los funcionarios afectados que cada uno, individualmente, presente una solicitud de reincorporación para que se dejen sin efecto las medidas que se adoptaron en contra de ellos. Esta es una maniobra política destinada, única y exclusivamente, a hacer perder a los miembros de esos gremios la confianza en sus directivas y a descabezarlos de ellas.
Estas maniobras no son propias de un país democrático, y no creo que le den al señor Presidente de la República, en este viaje que piensa realizar por diversos países del extranjero, la autoridad moral necesaria para decir en las Naciones Unidas, o en cualquiera otra tribuna internacional, que aquí en Chile todo se desenvuelve en forma normal y que los derechos democráticos de los chilenos están realmente salvaguardados. No es así, y – repito - el objetivo fundamental de esta sesión era conocer en forma más detallada, como corresponde al Senado y tiene derecho a pedirlo, cuáles son las razones que mueven al Primer Mandatario a visitar a esos países. Sólo conocemos la razón por la cual va a las Naciones Unidas. Al respecto, ya se han dado las suficientes solidaridades, por el extranjero y por los chilenos, a la actitud del Gobierno, y las reiteramos nuevamente en esta ocasión.
El señor Ministro debió concurrir a esta reunión, darnos las explicaciones necesarias, por respeto a este cuerpo legislativo y porque ésa fue práctica inveterada en nuestro Gobierno. Siempre, quienes pidieron permiso para ausentarse del país vinieron a expresar al Parlamento las razones por las cuales querían hacerlo. Incluso, en el caso tan doloroso que vivimos cuando fuimos Gobierno, en que se negó por la mayoría de ese entonces al Presidente de la República Eduardo Frei el permiso para viajar al extranjero, estuvo aquí presente permanentemente el Canciller de la época, señor Gabriel Valdés Subercaseaux, a quien tanto respetan los miembros de la Unidad Popular y el propio Presidente de la República, para dar toda clase de explicaciones acerca de los motivos y fundamentos de ese viaje. En este caso, no ha sucedido así. Es la tendencia permanente a prescindir de la opinión pública y del respeto al Parlamento.
Es la tendencia permanente de ir cada vez más totalitarizando la política del Gobierno e imponiendo su voluntad con prescindencia de la consideración de las opiniones ajenas. Lamentamos que esto haya ocurrido.
Y por lo que a nosotros respecta, no encontrándose el señor Ministro de Relaciones Exteriores, a quien queríamos escuchar, y, por otra parte, no habiendo tampoco sido dirigido el oficio al Senado, como corresponde según la Constitución Política se trata de una simple carta al Presidente del Senado, a quien respetamos, nosotros creemos que el Jefe del Estado ni siquiera ha cumplido con el mandato constitucional de enviar las explicaciones al Senado, en oficio dirigido a esta Corporación; por este motivo, declaramos que nos retiraremos de esta sesión, profundamente heridos por la falta de deferencia del señor. Ministro de Relaciones Exteriores y hondamente insatisfechos de las razones y fundamentos que el señor Presidente de la República nos ha dado, los que, en ningún caso, permiten superar las tremendas dificultades internas que en este momento vive el país y que especialmente afectan a una serie de trabajadores que han sido perseguidos y destituidos de sus cargos como consecuencia del último paro gremial.
Por esta razón, nos retiramos de la Sala.
Hacen abandono de la Sala los Senadores de los Partidos Demócrata Cristiano, Nacional e Izquierda Radical.
El señor PAPIC (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Contreras.
El señor
CONTRERAS.-
Señor Presidente, entiendo que esta sesión fue convocada de acuerdo con el Reglamento y según las atribuciones del señor Presidente de la Corporación; pero pensamos que de parte de los señores Senadores de la Oposición no ha habido, para con sus colegas, la deferencia que ellos reclaman para sí, pues sólo a las diez y media de la mañana de hoy recibí la comunicación en que se convoca a esta sesión. Es cierto que los Senadores de la Oposición tenían antecedentes acerca de la necesidad de celebrarla, puesto que así lo han pedido a la Mesa. Nosotros, desgraciadamente, carecíamos de ellos.
El señor PAPIC (Vicepresidente).-
¿Me permite, señor Senador?
Debo informar a Su Señoría que la citación a esta sesión especial se repartió ayer en la tarde a todos los señores Senadores.
El señor CONTRERAS.-
Lamento tener que decir al señor Presidente que, personalmente, la recibí hoy...
El señor RODRIGUEZ.-
A mí me ocurrió lo mismo.
El señor CONTRERAS.-
... a las diez ¡y media. Ruego a la Mesa que haga fe en mis palabras, porque no estoy dando una información por referencia, sino porque yo, personalmente, recibí la citación a la hora ya indicada.
Por otra parte, el viaje del Presidente de la República no es un asunto que se conoce sólo ahora, sino desde hace varios días, y la carta que recibió el señor Presidente de la Corporación fue conocida por la Comisión de Relaciones Exteriores el miércoles de la semana pasada. En consecuencia, no es tan tardía esa comunicación. No sé si la invitación al señor Ministro de Relaciones Exteriores para que concurriera a esta sesión se formuló oportunamente. Todos sabemos que el señor Almeyda siempre ha sido atento y cordial con esta Corporación. De haber recibido a tiempo la invitación, con seguridad habría por lo menos mandado una excusa al Senado por su inasistencia.
El señor PAPIC (Vicepresidente).-
¿Me permite, señor Senador?
Debo informar a Su Señoría que está en Secretaría el recibo de la comunicación que invitaba al señor Ministro, en el que consta que ella fue recibida a las 18.30 de ayer.
El señor CONTRERAS.-
Ojalá así sea, señor Presidente, porque la invitación a la sesión del jueves de la semana próxima pasada de las Comisiones Unidas que debían estudiar un proyecto de reforma constitucional llegó a manos del Ministro de Justicia el viernes después de almuerzo. En consecuencia, existen antecedentes para afirmar que las comunicaciones no se reparten oportunamente. No quiero hacer cargos a nadie; ni tampoco he podido establecer la razón por la cual no se reciben con la premura debida. Sería bien importante dejar constancia en un libro de registro de la hora en que los funcionarios de Gobierno reciben las comunicaciones. Este es un problema bastante complicado: las citaciones salen de la Corporación a una hora y los funcionarios o Ministros de Estado sostienen que las reciben tardíamente.
El señor RODRIGUEZ.-
¿Me permite una interrupción, señor Senador?
El señor CONTRERAS.-
Cómo no, con la venia de la Mesa.
El señor PAPIC (Vicepresidente).-
Puede hacer uso de una interrupción el Honorable señor Rodríguez.
El señor RODRIGUEZ.-
Deseo formular un breve alcance a las observaciones del Honorable señor Contreras. Ojalá lo tenga presente la Mesa.
No cabe duda de que la Oposición deliberadamente no quiso que asistiese el Canciller. Diría que fue bien tramado y urdido lo que nos ocurrió al Honorable señor Contreras y a mí. Sólo esta mañana supe de la convocatoria a esta sesión tan especialísima.
Si se tenía interés en que viniera el Ministro de Relaciones Exteriores, el Presidente del Senado debió darle a conocer tal propósito por lo menos mediante una conversación telefónica. No basta mandar una circular para citar al Ministro a una sesión que se celebrará en horas próximas, entre otras razones, primero, por el caudal de sus compromisos; segundo, por encontrarse en vísperas de viajar; y, tercero, por estar en estos momentos participando en la transmisión del mando, ceremonia a la que debe asistir.
¿Qué se ha buscado? Un acto de vaudeville: tratar de mostrar a la opinión pública que el señor Ministro no quiso venir y que entonces, con teatralidad, los Senadores de Oposición se retiraron de la Sala.
La maniobra se puede destruir fácilmente. No cabe citar a una sesión especial para considerar el viaje de Su Excelencia el Presidente de la República al extranjero en vísperas de que el viaje se lleve a cabo. ¿Por qué, si querían protestar, no convocaron a una sesión con anterioridad, por ejemplo, con dos días de anticipación? ¿Por qué la citaron en vísperas del viaje? ¿Por qué la comunicaron en forma tan defectuosa al señor Ministro de Relaciones Exteriores? Con el objeto de tratar de probar que el señor Almeyda no quiso venir y formular la protesta ridícula que los Senadores de Oposición acaban de hacer en la Sala.
Protesto por estos métodos que, en realidad, son demasiado burdos para creerlos sinceros.
El señor CONTRERAS.-
Durante el tiempo que he representado a la Primera Agrupación, con insistencia he escuchado decir que el Presidente de la República es el encargado de dirigir las relaciones internacionales. Esta afirmación la he oído durante los Gobiernos de los señores Jorge Alessandri y Eduardo Frei, y en otras Administraciones. Sin embargo, ahora los señores parlamentarios quieren convertirse poco menos que en censores de las actuaciones del Jefe del Estado en esta materia.
Creo que los parlamentarios, así como toda la opinión pública nacional, tienen perfecto derecho a saber los motivos que inducen al Primer Mandatario a intervenir ante las Naciones Unidas con el propósito de dar a conocer el bloqueo de que es víctima el país.
Estimo que no bastan las protestas no tan airadas hechas en este recinto respecto del bloqueo económico de que es objeto Chile de parte del Gobierno de Estados Unidos y de todos sus organismos crediticios. Por ejemplo, hemos visto que la mayoría de los créditos ya acordados, incluso por bancos en los cuales Chile tiene participación, ahora se han rehusado. Las obras públicas proyectadas han debido suspenderse, porque hay una presión de parte del Gobierno de Estados Unidos y de sus organismos crediticios, así como de empresas extranjeras, como en el caso de la Kennecott, que han pretendido embargar nuestra producción de cobre. Felizmente, el cable nos trae la importante noticia para todos los chilenos de que el tribuna] francés ha ordenado levantar el embargo, lo cual nos procura un poco de satisfacción, pues significa que en lo sucesivo nuestro país podrá vender libremente su metal rojo.
Pero esto, ¿a qué obedece? A que los tribunales franceses han debido escuchar 3a presión del pueblo francés, la solidaridad de los trabajadores de Holanda y de otros países que han tenido presente la justicia que asiste a nuestra nación. Porque las minas de cobre no han sido nunca de Estados Unidos; ellas están situadas dentro de nuestro territorio nacional; fueron descubiertas por modestos chilenos, seguramente por pirquineros; más tarde, ante la carencia de recursos de nuestro país, empresas norteamericanas empezaron a explotarlas. Pero ellas son nuestras, y el cobre es extraído de las entrañas de la tierra por manos de trabajadores y profesionales chilenos. En consecuencia, ninguna empresa extranjera, sea norteamericana o de otro país, puede invocar derechos sobre nuestros productos.
Esta mañana quiero valorar la solidaridad internacional de los trabajadores de todos los continentes, agradecer a las organizaciones y a cada una de las personas con sentido patriótico que en estos instantes nos han acompañado en esta lucha a que está abocado el pueblo chileno, y manifestar nuestra satisfacción porque los tribunales franceses acordaron suspender las medidas precautorias. Considero importante que el Presidente de la República concurra a las Naciones Unidas, porque es necesario que allí se escuche una voz representativa del pueblo de Chile. No quiero decir que ella representará sólo al Gobierno de la Unidad Popular, pues, a mi juicio, el actual es el Gobierno de todos los chilenos, aunque muchos no se sientan representados por el Presidente Allende. Él fue elegido por voluntad de la mayoría de los chilenos.
En consecuencia, deseamos que la palabra de los chilenos llegue a esa organización internacional, con el propósito de que se dé a conocer a la opinión pública de todos los continentes cuál es la lucha a que se encuentran abocados y las consecuencias que pretenden provocar el imperialismo internacional y las empresas extranjeras que presionan desde todos los ángulos con el fin de asfixiar la economía de nuestro país.
Se ha dicho en la Sala que el viaje del Presidente de la República significa un desembolso de divisas. Es cierto que cuando se sale del país para asistir a cualquier torneo internacional hay gastos de divisas; pero no veamos sólo la paja en el ojo ajeno. Nosotros, los parlamentarios, también las gastamos. Por lo demás, prácticamente el Primer Mandatario viajará acompañado de una comitiva modesta. No irán todos los que el Gobierno había resuelto que participaran en el viaje. No irá el compañero Luis Figueroa, Ministro del Trabajo, quien representa en el Gabinete a los trabajadores, a la gente que labora y produce en el país, porque una mayoría ocasional de la Cámara de Diputados le negó sus votos para que integrara la delegación que encabeza el Presidente de la República. Seguramente, los trabajadores de todos los continentes sabrán cuál ha sido la causa de que Luis Figueroa no forme parte de la delegación. La oposición a su viaje no se produjo sólo por tratarse de Luis Figueroa, sino por ser éste un representante del Partido Comunista en el Gabinete.
Por otra parte, considero interesante, el hacer críticas a los gastos que irrogará el viaje de esa delegación, mirar un poco hacia atrás. Acaba de realizarse en la ciudad de Roma una Conferencia Interparlamentaria a la cual concurrieron nada menos que 18 representantes del Congreso de nuestro país. Esta delegación tan numerosa no tiene razón de ser, ya que, de acuerdo con la reglamentación del Parlamento Mundial, cada Congreso tiene derecho a 12 votos y, en el supuesto caso de que concurra una delegación inferior a 12 personas, ella tiene la facultad de emitir 12 votos, porque ésa es la cantidad asignada a cada Parlamento. Nosotros no hemos hecho escándalo por esto, señor Presidente, ni hemos calificado la cantidad de parlamentarios que concurrieron a Roma, ni lo que hicieron después. Pero es conveniente que se sepa de qué manera se ventilan las cosas. Los colegas que se han retirado de la Sala - actitud que lamento - perfectamente pudieron tener en consideración que los parlamentarios también gastamos divisas en viajes; gastos que quizás sean tan justificados como los de la gira que hará el Presidente de la República, pues yo no entro a calificarlos.
También se mencionó en la Sala el problema del paro que recientemente debió soportar el país. Por no estar presentes los colegas de la Democracia Cristiana, no deseo calificar sus consecuencias y la responsabilidad que le cupo a cada una de las personas que dirigen o integran la Confederación Democrática. Sin embargo, considero necesario, aunque sea para información de la opinión pública, que la gente que ha sido Gobierno sea, no diría honesta, sino consecuente con sus actuaciones. Ellos han sido Gobierno y han tenido responsabilidades. Por lo tanto, no encontremos todos los defectos a quienes ayer fueron Oposición y hoy son Gobierno. No pretendo que todo lo que se ha hecho durante la actual Administración sea perfecto. Ha habido problemas y los sigue habiendo. Estamos pagando un no viciado, porque no somos expertos en problemas administrativos y nos hemos hecho cargo de una máquina montada durante siglos que, de acuerdo con la legislación vigente, debe mantenerse. Al respecto, debo decir que hay funcionarios que trabajan para el Estado, pero que, en el hecho, lo menos que hacen es trabajar para quien les paga sus sueldos y salarios, frente al cual tienen una responsabilidad.
Además, se han señalado las persecuciones, las tremendas persecuciones de que son objeto ciertos funcionarios.
En primer lugar, debo declarar que en las instituciones estatales no se ha procedido en contra de nadie. Me refiero a la gente modesta, a las personas de base. Pero resulta que hay gente responsable de ciertos hechos. Por ejemplo, un ciudadano se llevó para su casa las llaves de un banco, paralizando las actividades de éste durante tres o cuatro días. ¿Es posible que deban soportarse semejantes actitudes? Además, ¿cuáles son los despidos masivos de que se habla? Se dice que el Partido Comunista quiere apoderarse del Banco Central. Yo no sé para qué. Nosotros nunca hemos estado acostumbrados a manejar tanto dinero. ¿Cuáles han sido las deshonestidades y los tratos abusivos de parte de las autoridades del banco?
En anteriores Gobiernos sí que hubo despidos masivos. Por ejemplo, en Valparaíso hubo un lockout y se despidió a trabajadores. En aquella oportunidad, el erario debió desembolsar diez millones de escudos en jubilaciones prematuras que debieron concederse a gente joven que perfectamente podía seguir produciendo. Otro tanto ocurrió en el mineral de El Salvador. Muchas personas, más de 200, fueron separadas de sus cargos. ¿Se despidió a directivos de la empresa? No. A obreros, a trabajadores.
Para terminar mis observaciones, debo decir que de parte del otro lado hay persecuciones. Y ellas se hacen contra gente modesta. Citaré un caso. Hace once años, durante el Gobierno del señor Alessandri, la Junta de Adelanto de Arica autorizó a una modesta comerciante, una viuda que ha trabajado toda su vida para educar a sus hijos, para instalar una humilde casa a la orilla de la playa, y le dio la concesión de un restaurante de dicha Junta ubicado en la playa La Lisera. ¿Qué ha ocurrido ahora? Durante el paro se la presionó para que cerrara su negocio, para que dejara de dar alimentación principalmente a personas que vienen de la vecina ciudad de Tacna. Su hijo, que en esos días administraba el negocio, no lo aceptó. Después del paro, la mayoría de los comerciantes de Arica le ha negado el abastecimiento para su negocio. Como si esto fuera poco, la Comisión de Turismo de la Junta de Adelanto, presidida por un señor que es a la vez Presidente de la Cámara de Comercio, informó a ese organismo que debería notificarse a doña Inés de Walton que de inmediato debe salir del pedazo de playa en que se encuentra - terreno que ni siquiera es de la Junta de Adelanto, porque es una concesión marítima - y desarmar su casa de material ligero. ¿Quién dirige los hilos de todo esto? Un alemán, Ulrich Bur, llegado a Chile como integrante del Cuerpo de Paz. Este extranjero es quien mueve todos los hilos. Se casó con chilena y, gracias a ello, en estos instantes está disfrutando de los créditos de la Junta de Adelanto por intermedio de su mujer, participando abiertamente en política y presionando para que le quiten la concesión a una modesta comerciante que, repito, ha trabajado toda su vida para educar a su familia. En este caso, ¿se ha buscado el camino legal, la vía administrativa? ¿Se ha recurrido a los tribunales ordinarios para que esa señora entregue los terrenos que está ocupando? No, señor Presidente. Se han utilizado la presión, el hostigamiento diario. Mientras tanto, le han dado dinero al extranjero para levantar un hotel en Arica, y tendrá toda clase de créditos.
A mi juicio, como éste hay decenas y cientos de casos que demuestran las persecuciones de que están siendo objeto los comerciantes que durante el paro abrieron sus puertas al público y siguieron atendiendo regularmente el abastecimiento de la población. ¿O acaso pretendían que la gente de escasos recursos, aquellos que no habían acaparado alimentos, vieran morir de hambre a sus hijos? ¿Ese era su propósito?
Quiero que los señores Senadores de la Oposición piensen que los que ayer gobernaron también tienen sus defectitos, y bastante grandes, y no vengan a encontrar malo todo lo que hace el actual Gobierno, en circunstancias de que ellos nos entregaron toda una herencia del pasado. Sin lugar a dudas, repito, hay defectos; pero tratamos de corregirlos y procuramos que mucha gente demuestre mayor responsabilidad. Pero es difícil poder coordinar la acción gubernativa cuando existe una combinación de partidos. Como es lógico, la situación se simplifica considerablemente cuando un solo partido está en el Poder.
Hubiera querido, para ya hablar las cosas con mayor franqueza, que los colegas no se hubieran retirado de la Sala espectacularmente, como para dar la sensación de desagrado frente a la falta de información de parte del Presidente de la República. Podrá decirse que los antecedentes que se han dado no han sido suficientes; pero quiero expresar que el Senado ha tenido informaciones por intermedio de la Comisión de Relaciones Exteriores. Además, debo destacar que es el Primer Mandatario quien dirige las relaciones internacionales de nuestro país y no los señores Senadores, que quieren convertirse en fiscalizadores. En muchas oportunidades se me ha enseñado que esta Cámara es revisora y no fiscalizadora; pero en la práctica ocurre que deseamos fiscalizar todas las actuaciones del Ejecutivo, cosa que en justicia estimo que no corresponde a esta Corporación.
He dicho.
El señor SILVA ULLOA.-
Señor Presidente, lamento la ausencia de los Honorables colegas de la Confederación Democrática, que solicitaron esta sesión con el objeto de analizar el viaje de Su Excelencia el Presidente de la República al extranjero. Lo lamento sinceramente, porque en muchas oportunidades en que se han producido reacciones más o menos similares de parte de algunos parlamentarios, yo me he mantenido en la Sala, lo cual me da autoridad para protestar por una conducta tan singular.
Respecto de los problemas aquí planteados y a eso obedece mi intervención, debo hacer presente, en primer lugar, en cuanto al oficio del Tribunal Constitucional, organismo que con gran escándalo fue requerido acerca de la no publicación de algunos proyectos despachados en todos sus trámites por el Congreso, que el Senador que habla tuvo la razón al sostener la tesis de que la fecha de promulgación de una ley era distinta de la de su publicación. Y el Senado - por lo menos, la mayoría - quedó en ridículo al requerir al Tribunal Constitucional, con fecha 15 de noviembre, la publicación de leyes que habían sido promulgadas, como lo estableció ese organismo el 8 de noviembre. Pero es una buena experiencia, que ojalá sirva en lo futuro para que, cuando se presenten casos similares, se investigue previamente lo ocurrido y luego, si procede, se formule el requerimiento pertinente al Tribunal Constitucional.
Respecto del viaje del Primer Mandatario al extranjero, estimo francamente lamentable la actitud asumida por los Senadores de Oposición, que viene a dar fundamento a quienes sostienen que el Congreso Nacional no es representativo, que indudablemente no corresponde a la voluntad del pueblo. Y esto tiene una confirmación que podemos establecer en forma inmediata.
Ayer se realizó en Santiago una concentración multitudinaria, con participación de casi un millón de ciudadanos que querían despedir al Presidente de la República y manifestarle su deseo, como chilenos de que tuviera éxito en la empresa que va a cumplir. Y resulta que el Senado, o la mayoría, que es la que decide, ha buscado un pretexto para minimizar el propósito del Gobierno de plantear problemas en el campo internacional por medio de su más alto dignatario: el Presidente de la República.
Muchas veces la pasión política ciega a quienes creen tener la razón. El Honorable señor Fuentealba analizó aquí el espíritu y la letra de la enmienda constitucional aprobada en 1970 que permite al Primer Mandatario ausentarse del país por menos de 15 días sin autorización del Congreso y sólo con la obligación de comunicar los motivos que justifican su viaje al exterior.
Sucede que el fundamento para criticar esta actitud lo encuentran en la oposición que habrían expresado - cosa que es cierta - respecto de dicha enmienda Senadores que hoy día militan en partidos de Gobierno. Personalmente, me correspondió conocer dicha reforma constitucional como Diputado. Y creo - así lo sostuve en la Cámara oportunamente - que ésa era la única modificación favorable, porque adecuaba un precepto constitucional a la época actual, de acuerdo con los avances existentes en el campo de los medios de transporte y que deben aprovechar los Mandatarios de los diferentes países para tener contacto más directo y personal. La norma constitucional anterior establecía que sólo por ley el Presidente de la República podía ausentarse del territorio nacional. Pero la Carta Fundamental de aquel entonces tenía vigencia desde la época en que no se contaba con los modernos medios de transporte, que permiten recorrer el mundo en pocas horas. Tenemos el ejemplo de Mandatarios de muchos países, tanto del área socialista como de la capitalista, que se movilizan a través del mundo para mantener ese contacto. Y nosotros, que formamos parte de un país altivo; que nos sentimos incorporados a la civilización; que, pese a hallarnos en vías de desarrollo, nos sentimos orgullosos de ser chilenos, no podemos pensar que nuestros gobernantes deben manejarse de acuerdo con la política que existía en el pasado.
Se sostuvo después que el texto de la comunicación no era conveniente, que debía haberse informado al Senado, y no al Presidente de esta Corporación, de los propósitos perseguidos por el Primer Mandatario al realizar su viaje. Resulta que el artículo 67 de la Constitución Política dispone lo que ya mencioné:
El Presidente no puede salir del territorio de la República por más de quince días ni en los últimos noventa días de su mandato sin acuerdo del Congreso.
En todo caso, el Presidente de la República comunicará con la debida anticipación al Congreso su decisión de ausentarse del territorio y los motivos que la justifican.
Nada más establece dicha norma, de modo que debemos entenderla de acuerdo con otros antecedentes. Y, en este caso, tenemos que remitirnos al Reglamento del Senado, que en el número 7 de su artículo 24 dice, al señalar las obligaciones del Presidente de esta Corporación: Mantener la correspondencia del Senado con el Presidente de la República,... Contrario sensu, el Jefe del Estado tiene la obligación de mantener su correspondencia con el Senado por intermedio del Presidente de éste. O sea, el Primer Mandatario ha cumplido con una disposición de nuestro Reglamento.
Agrega dicho número 7, en su inciso final. En todo caso podrá actuar en representación del Senado en resguardo del fuero parlamentario y de la dignidad de la Corporación,... El Primer Mandatario ha estimado - y es justo que así lo haga - que el Presidente de la Cámara Alta defienda la dignidad de la Corporación, y por eso le dirigió a él su nota.
La referida comunicación se encabeza diciendo: Tengo el honor de dirigirme a Vuestra Señoría, en virtud de lo establecido en el artículo 67 de la Constitución Política del Estado, para comunicarle que me ausentaré del país entre los días 30 de noviembre y 14 de diciembre próximos. Es decir, el Jefe del Estado ha cumplido expresamente con la disposición constitucional referida.
Por otra parte, se ha argumentado que sólo hoy se conoce la comunicación. Es cierto que se dio cuenta de ella en esta sesión. Pero sucede que dicha nota tiene fecha 22 de noviembre, y fue recibida por el Senado el 23 del mismo mes, o sea, hace seis días. Y si la mayoría de la Corporación consideró insuficiente lo expresado en este documento, tuvo oportunidad para pedir que se citara a sesiones especiales a fin de que el Senado tomara conocimiento de él, e incluso para que lo debatiera porque en la sesión de hoy se dio cuenta de la nota, y sólo en esta oportunidad se ha iniciado la discusión, y con toda seguridad se habrían entregado otros antecedentes que podrían haber sido pertinentes. Porque - lo reitero - la pasión política lleva a extremos tales, que a este Gobierno - parodiando una frase de un político ya fallecido - se le exige tanto y se le da tan poco.
Los objetivos del viaje los señaló Su Excelencia el Presidente de la República al decir, en primer lugar:
He creído, señor Presidente, necesario y conveniente intervenir en el indicado foro mundial - se refiere al discurso que pronunciará en la XXVII Asamblea General de las Naciones Unidas - para exponer, ante la comunidad internacional, la situación chilena frente a presiones y acciones de los intereses foráneos afectados por la política de transformaciones estructurales que se ha puesto en práctica en nuestro país.
Se trata, en especial, de aquellos actos provenientes de consorcios internacionales que tan hondamente afectan al cobre, principal fuente de ingreso de Chile.
Asimismo, desde esa alta tribuna, agradeceré la solidaridad que Chile ha recibido en estas circunstancias, demostrada enfáticamente por numerosos países, y que se ajusta a los principios aprobados por la propia Asamblea General, la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y Desarrollo y el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas. Pienso que la única manera de complacer a la mayoría del Senado habría consistido - cosa que resulta absurda - en que el Jefe del Estado hubiera enviado el texto del discurso que pronunciará en la 27ª Reunión de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Como conocedores profundos del problema que interesa a Chile, creo que debemos darnos por satisfechos con la explicación que nos envió el Primer Mandatario.
En el día de hoy el Tribunal de la Gran Instancia de París ha dictado una resolución que, a pesar de no ser la definitiva, como chilenos la saludamos con optimismo. En un comunicado de la Agencia ORBE, que me ha hecho llegar la Oficina de Informaciones del Senado, se dice lo siguiente:
El Presidente del Consejo de Defensa del Estado, Eduardo Novoa, manifestó que la sentencia del Tribunal de París que ordenó el alzamiento del embargo de los fondos correspondientes a un cargamento de cobre chileno no es una decisión definitiva, y añadió que sólo se trata del primer round.
Novoa se reunió con los periodistas en la Cancillería acompañado del Ministro de Relaciones Exteriores, Clodomiro Almeyda, para referirse a este hecho.
Creo que es un paso positivo, expresó el Ministro Almeyda, El Canciller comentó que la Cancillería había recibido de la Embajada de Chile en París un télex informativo del fallo del tribunal francés.
Novoa acotó que en estos momentos no se tiene una información completa sobre la sentencia, la cual parece ser algo extensa. Añadió que la noticia que llegó de
París es que el tribunal francés ordenó el alzamiento del embargo. Agregó que esta medida va seguida de una petición para que CODELCO mantenga a disposición del Tribunal los fondos correspondientes, aunque éstos continuarán a disposición del organismo chileno y no subsistirán ni retenidos en poder de la firma francesa ni en poder de ninguna otra autoridad judicial. Por consiguiente, añadió Novoa, el embargo ha sido práctica y efectivamente alzado.
En seguida, dijo que en otra parte de la información del télex llegado a la Cancillería, manifiesta que el tribunal francés habría estimado que la inmunidad de jurisdicción que ha invocado CODELCO es una inmunidad de jurisdicción que en estos momentos no puede ser reconocida y ha pedido mayores antecedentes, lo que se conoce como una medida de información para un pronunciamiento definitivo. Esta es la noticia que tenemos en estos momentos a la luz de los cables e informaciones recibidas.
Interrogado Novoa si esto significaba que Francia no podría realizar nuevos embargos, respondió que por este juicio y por esta partida de cobre no y añadió que esto no significaba que no haya posibilidad también de que la firma Braden formule una apelación, pues esta medida es apelable. Luego puntualizó que la decisión del tribunal francés es solamente una etapa de un juicio que tiene alternativas. Hablando en términos boxeriles, es el primer round, no es una decisión definitiva. Por su parte, Almeyda señaló que a su juicio, era necesario esperar el tener conocimiento de la sentencia completa para emitir un juicio más responsable sobre la materia.
En todo caso, reitero que esta información es altamente positiva y que, como es natural, lo que haga el Primer Mandatario en las Naciones Unidas robustecerá la defensa del interés de Chile. De ahí que nosotros esperemos con confianza que nuestro Presidente tenga en esa Alta Tribuna del mundo el mejor de los éxitos.
Respecto de las visitas a México y a Cuba, en el oficio de Su Excelencia se expresa claramente - no puede entenderse en otra forman - que el objetivo es retribuir visitas hechas por el Presidente mejicano, señor Luis Echeverría, y por el Primer Ministro cubano, señor Fidel Castro. Por lo demás, emitir juicios a priori respecto de si el viaje tiene más alcances que los señalados con toda seguridad los tendrá, a juicio del Senador que habla resulta incorrecto. Porque en materia de manejo de las relaciones exteriores, como bien lo señaló el Honorable señor Contreras, es al Presidente de la República a quien compete constitucionalmente la responsabilidad, y nosotros somos respetuosos tanto de la Carta Fundamental de Chile como del orden institucional establecido.
Por eso, nos admira que quienes reclaman porque en Chile no existiría un Estado de derecho, sean los mismos que, mediante actuaciones como las que lamentablemente hemos tenido que presenciar en la mañana de hoy, lo estén vulnerando.
En cuanto al viaje a la Unión Soviética lo reconoció el propio Honorable señor Fuentealba, es una visita conveniente, pues se trata de una potencia mundial que está en disposición de entregar a Chile cooperación que en otras partes no logramos. Y nosotros, como país en vías de desarrollo, y en el deseo de incorporar nuestra patria a un nivel de vida superior en que todos los chilenos puedan disfrutar de los avances de la ciencia y de la técnica que ha impuesto la civilización contemporánea, esperamos éxito también en esta visita.
Por eso, más que producto de una conducta debidamente estudiada para enfrentar al Gobierno, creo que se ha elegido un momento extraordinariamente desfavorable para la Oposición. Porque contrariamente a lo que ésta sostiene en el Senado, millones de chilenos, a lo largo de nuestra geografía, han entregado al Primer Mandatario y al Gobierno un respaldo que nadie imaginaba. Y este respaldo está muy por encima de lo que piensen algunos señores Senadores.
La Unión Socialista Popular, que no es un partido de Gobierno, pero que por principios en muchas oportunidades está coincidiendo con actuaciones que cumple la actual Administración, expresa al Presidente de la República, desde esta Alta Tribuna, los deseos más fervientes de que en su viaje, que resultará sacrificado por la forma apresurada en que tendrá que hacerlo, tenga un éxito extraordinario, porque éste no será sólo de él, sino de todo el pueblo de Chile.
He dicho.
El señor PAPIC (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el Honorable señor Gumucio.
El señor GUMUCIO.-
Señor Presidente, tengo entendido que restan sólo cinco minutos para el término de esta sesión.
El señor PAPIC (Vicepresidente).-
No, señor Senador. La sesión dura hasta las 13.30.
El señor GUMUCIO.-
Yo sólo quiero manifestar mi extrañeza por la falta de concordancia entre el objetivo de la citación misma y la actitud asumida por el Honorable señor Fuentealba, quien se retiró de la Sala después de pronunciar su discurso.
Cuando recibí la citación, pensé que los objetivos posibles de esta sesión eran tres: uno, como ha sucedido siempre en Chile cuando se trata de problemas internacionales, dar apoyo al Mandatario, que representa a todos los chilenos, y que ese apoyo...
El señor PAPIC (Vicepresidente).-
¿Me permite, señor Senador?
En realidad, la Mesa cometió un error, ya que esta sesión no termina a las 13.30, como expresé hace un momento, sino exactamente a las 13.
El señor GUMUCIO.-
Esa fue la razón por la cual advertí que no dispondría de tiempo suficiente para exponer mis ideas.
El señor PAPIC (Vicepresidente).-
Si Su Señoría lo desea, puede usar de la palabra en el tiempo que resta de la sesión.
El señor GUMUCIO.-
Creo que no vale la pena. Como no dispondría de tiempo suficiente para hacerlo, la verdad es que preferiría referirme a la materia en la hora de Incidentes o en otra oportunidad. Porque, ¿qué se puede decir en tres o cuatro minutos?
El señor RODRIGUEZ.-
Por lo menos, diga lo que alcance a expresar en el tiempo de que dispone.
El señor GUMUCIO.-
Bueno.
Como decía, creí que uno de los objetivos de esta sesión podría consistir en dar apoyo al Presidente de la República, en nombre de todos los chilenos; en manifestar un desacuerdo de fondo sobre las ideas que en materia de política internacional sostiene el Gobierno, o en plantear una acusación por inconstitucionalidad en los trámites que el Presidente de la República está obligado a cumplir cuando viaja fuera del país. Este último objetivo según parece, fue el que se tuvo para citar a esta sesión, ya que al final de su discurso el Honorable señor Fuentealba, casi con claridad, dijo que el Jefe del Estado había atropellado la Carta Fundamental en la forma cómo señaló a la Sala.
Al respecto, cabe hacer notar que el Honorable señor Silva Ulloa fue bien claro: en primer lugar, el Primer Mandatario envió su comunicación hace seis días al Honorable señor Palma, que es el Presidente de la Corporación. Y no lo hizo como procede la persona que comunica a un amigo íntimo que va a salir del país, sino que con la intención precisa de que el Presidente del Senado informara de ella a la Sala.
Además, menciona la obligación que la Carta Fundamental impone al Jefe del Estado de comunicar el objeto del viaje. Puede discutirse si la nota, oficio o carta enviada por el Primer Mandatario no es suficientemente satisfactoria para un sector del Senado. Según parece, ése es, en el fondo, el motivo que indujo a citar a esta sesión.
Pero examinemos un poco aquello de que se acusa al Jefe del Estado en esta materia. Primero, en lo relativo a su estadía en Lima y en Argel. Se trata de dos estadías técnicas: una de una hora, y otra de un poco más de una hora de duración. En ambas, y como ocurre siempre cuando un Presidente de la República, Jefe de Estado o Mandatario pasa por un país y es recibido por las más altas autoridades del mismo, el señor Allende podrá, naturalmente, sostener las conversaciones protocolares del caso y hablar de lo que estime conveniente. Es decir, la acusación en tal sentido es absurda, por secundaria y pequeña.
Luego después, el Honorable señor Fuentealba dijo que los objetivos que se perseguían al hablar en las Naciones Unidas ya se habían alcanzado, que la protesta ya se hizo. En realidad, el Senador democrata cristiano mencionado, que en dos oportunidades presidió la Delegación de Chile ante la Asamblea de las Naciones Unidas, sabe la importancia internacional que tiene el hecho de que un Presidente de la República, como el señor Salvador Allende, pueda exponer ante ese organismo internacional el boicot económico de que está siendo víctima Chile, no sólo de parte de las empresas transnacionales, sino de intereses imperialistas, de tipo mundial. Por consiguiente, no hay duda de que la nación entera aplaude y respalda la posibilidad de que el Jefe del Estado pueda exponer en ese alto organismo la situación que hoy día hace pasar a Chile por una crisis.
También se ha dicho que no hay necesidad de retribuir visitas a México y a Cuba. Sin embargo, ante la realidad de que dos naciones amigas han enviado a nuestro país a sus respectivos Mandatarios, y si dentro del itinerario que es posible puede retribuirse una visita, tampoco me parece que sea una crítica tan de fondo como para objetar el viaje del Presidente de la República.
Después viene el problema del gasto de divisas. Sobre el particular, el Honorable señor Contreras fue bastante franco e hizo presente que, en realidad...
El señor PAPIC (Vicepresidente).-
¿Me permite, señor Senador?
Por haber llegado la hora de término, se levanta la sesión.
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