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El señor GUMUCIO.-
Yo sólo quiero manifestar mi extrañeza por la falta de concordancia entre el objetivo de la citación misma y la actitud asumida por el Honorable señor Fuentealba, quien se retiró de la Sala después de pronunciar su discurso.
Cuando recibí la citación, pensé que los objetivos posibles de esta sesión eran tres: uno, como ha sucedido siempre en Chile cuando se trata de problemas internacionales, dar apoyo al Mandatario, que representa a todos los chilenos, y que ese apoyo...
El señor PAPIC (Vicepresidente).-
¿Me permite, señor Senador?
En realidad, la Mesa cometió un error, ya que esta sesión no termina a las 13.30, como expresé hace un momento, sino exactamente a las 13.
El señor GUMUCIO.-
Esa fue la razón por la cual advertí que no dispondría de tiempo suficiente para exponer mis ideas.
El señor PAPIC (Vicepresidente).-
Si Su Señoría lo desea, puede usar de la palabra en el tiempo que resta de la sesión.
El señor GUMUCIO.-
Creo que no vale la pena. Como no dispondría de tiempo suficiente para hacerlo, la verdad es que preferiría referirme a la materia en la hora de Incidentes o en otra oportunidad. Porque, ¿qué se puede decir en tres o cuatro minutos?
El señor RODRIGUEZ.-
Por lo menos, diga lo que alcance a expresar en el tiempo de que dispone.
El señor GUMUCIO.-
Bueno.
Como decía, creí que uno de los objetivos de esta sesión podría consistir en dar apoyo al Presidente de la República, en nombre de todos los chilenos; en manifestar un desacuerdo de fondo sobre las ideas que en materia de política internacional sostiene el Gobierno, o en plantear una acusación por inconstitucionalidad en los trámites que el Presidente de la República está obligado a cumplir cuando viaja fuera del país. Este último objetivo según parece, fue el que se tuvo para citar a esta sesión, ya que al final de su discurso el Honorable señor Fuentealba, casi con claridad, dijo que el Jefe del Estado había atropellado la Carta Fundamental en la forma cómo señaló a la Sala.
Al respecto, cabe hacer notar que el Honorable señor Silva Ulloa fue bien claro: en primer lugar, el Primer Mandatario envió su comunicación hace seis días al Honorable señor Palma, que es el Presidente de la Corporación. Y no lo hizo como procede la persona que comunica a un amigo íntimo que va a salir del país, sino que con la intención precisa de que el Presidente del Senado informara de ella a la Sala.
Además, menciona la obligación que la Carta Fundamental impone al Jefe del Estado de comunicar el objeto del viaje. Puede discutirse si la nota, oficio o carta enviada por el Primer Mandatario no es suficientemente satisfactoria para un sector del Senado. Según parece, ése es, en el fondo, el motivo que indujo a citar a esta sesión.
Pero examinemos un poco aquello de que se acusa al Jefe del Estado en esta materia. Primero, en lo relativo a su estadía en Lima y en Argel. Se trata de dos estadías técnicas: una de una hora, y otra de un poco más de una hora de duración. En ambas, y como ocurre siempre cuando un Presidente de la República, Jefe de Estado o Mandatario pasa por un país y es recibido por las más altas autoridades del mismo, el señor Allende podrá, naturalmente, sostener las conversaciones protocolares del caso y hablar de lo que estime conveniente. Es decir, la acusación en tal sentido es absurda, por secundaria y pequeña.
Luego después, el Honorable señor Fuentealba dijo que los objetivos que se perseguían al hablar en las Naciones Unidas ya se habían alcanzado, que la protesta ya se hizo. En realidad, el Senador democrata cristiano mencionado, que en dos oportunidades presidió la Delegación de Chile ante la Asamblea de las Naciones Unidas, sabe la importancia internacional que tiene el hecho de que un Presidente de la República, como el señor Salvador Allende, pueda exponer ante ese organismo internacional el boicot económico de que está siendo víctima Chile, no sólo de parte de las empresas transnacionales, sino de intereses imperialistas, de tipo mundial. Por consiguiente, no hay duda de que la nación entera aplaude y respalda la posibilidad de que el Jefe del Estado pueda exponer en ese alto organismo la situación que hoy día hace pasar a Chile por una crisis.
También se ha dicho que no hay necesidad de retribuir visitas a México y a Cuba. Sin embargo, ante la realidad de que dos naciones amigas han enviado a nuestro país a sus respectivos Mandatarios, y si dentro del itinerario que es posible puede retribuirse una visita, tampoco me parece que sea una crítica tan de fondo como para objetar el viaje del Presidente de la República.
Después viene el problema del gasto de divisas. Sobre el particular, el Honorable señor Contreras fue bastante franco e hizo presente que, en realidad...
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