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Muchas gracias, señor Presidente:
Quinientas metralletas.
Donde la participación del Senador señor Morales Adriasola queda totalmente al descubierto, en lo que su participación está resueltamente acreditada y es en lo que respecta a la aventura de las armas que se intentó traer desde Argentina.
El asunto comienza con una conversación entre Julio Fontecilla Rojas, cuñado del General Viaux, y un personaje misterioso, residente en Venezuela, que ahora en Chile se ofrece para financiar la compra de las armas, todo ello por "amor a la patria".
Se llama José Olalqueaga Reyes y es agente de la Central de Inteligencia norteamericana; amigo, según las propias palabras del señor Senador que aquí acabamos de escuchar, del Honorable señor Raúl Morales Adriasola.
Dice Fontecilla ante el Tribunal:
"Que tuvo una entrevista con una persona que le ofreció proveer de armas para ayudar al movimiento y le hizo ver que era chileno residente en Venezuela."
Añade:
"En base a este ofrecimiento, yo me entrevisté con algunas personas para estudiar las formas de entrar las armas a Chile, y recuerdo haber conversado con Bouchon y Vinet a fin de elegir un lugar al cual podría llegar este armamento... por esta razón también tuve una reunión con Carey, Jorge Arce, Cosmelli y Bouchon, y en la cual cambiamos ideas respecto de cómo traer este armamento de Argentina.".
Aparece la CIA.
También Bouchon explica la entrevista, y dice sobre el particular:
"Que Fontecilla le planteó que había un señor que iba a financiar la adquisición en el exterior, Buenos Aires, de 500 metralletas y se quería emplear su avión "Pi- per azteca", posibilidad que se descartó porque era prácticamente imposible. Al descartarse su avión, se procedió a hablar de contratar el avión directamente en Buenos Aires.
"Aparentemente"- añadió Bouchon Sepúlveda- "la persona que iba a financiar tal operación correspondía a un ciudadano chileno que, residiendo desde hacía largos años en un país extranjero, se sentía en la obligación de contribuir con su aporte a objeto de evitar que el país cayese en manos del marxismo. Ignorando sí y no estimándolo de tal forma, que tal financista fuese miembro del "CIA" o de algún otro grupo de organización foránea que quisiese intervenir en los problemas internos del país."
Esta entrevista tuvo lugar en la casa de Fontecilla - Bouchon estaba en el Hotel Carrera- y asistieron, además de Carey Tagle, Jorge Arce y Cosmelli.
Fontecilla declara:
"Ignoro si Marcial Rivera fue o no la persona que puso en contacto a Jorge Ares con el Senador Morales Adriasola, previamente a la reunión que se efectuó para tratar la traída de armas desde Argentina,"
El Senador Morales, por su parte, expresa en su declaración, explicando la relación de Rivera con Arce:
"En una oportunidad Marcial Rivera me solicitó que le concediera entrevista a un pariente lejano de él, que después supe que se llamaba Jorge Arce."
¿Quién era ese "pariente lejano" a quien tan despreocupadamente, al parecer, se refiere el Honorable Senador Morales Adriasola?
Todos saben que Marcial Rivera es primo hermano del General Viaux. Y también se sabe que Jorge Arce es casado con una de las hermanas del General Viaux. Esto, por cierto, no podía ignorarlo el angelical Senador de la "demorada" radical.
Continúan los ajetreos sediciosos.
El Senador señor Morales Adriasola quedó de acuerdo en reunirse nuevamente con Jorge Arce al día siguiente en el Hotel Crillon, aproximadamente a las once horas. Así relata Bouchon esta nueva entrevista:
"En esta oportunidad el referido Jorge Arce me hizo subir al departamento 302 ó 312, donde me fue presentado un señor llamado José Olalqueaga y otra persona de nombre Raúl y que posteriormente me impuse se trataba del Senador del Partido Radical o Democracia Radical, Raúl Morales Adriasola. De acuerdo con lo conversado, este señor Raúl Morales se encontraba en antecedentes y conocía la forma de adquirir u obtener las armas en Argentina. Por otra parte, el otro participante, José Olalqueaga, hizo presente en forma ostentosa que, dadas sus disponibilidades económicas, él financiaría cada internación de armas como un aporte a esta acción que se realizaría en su patria, ya que se trataba de un industrial chileno residente en Venezuela. De resultado de esta reunión, se acordó que al día siguiente viajaría con el referido José Olalqueaga a Buenos Aires, viaje que realizaríamos en mi avión desde Cerrillos".
Bouchon viaja esa tarde con Cosmelli a San Fernando y Marchigüe, zona donde presumiblemente debían desembarcar las armas.Regresa a la mañana siguiente a Cerrillos, con Cosmelli y Callis, donde es esperado por Morales Adriasola y su grupo.
Cosmelli relata así la llegada a Cerrillos:
"En el "hall" del aeropuerto, esperaban Bouchon y diversas personas, entre las que pude reconocer en ese instante al Senador Raúl Morales Adriasola, por cuanto realicé trabajos políticos en su circunscripción. Entre las personas que también allí había se encontraba una de nombre José Olalqueaga, ya que me impuse porque su pasaporte estaba extendido a su nombre. Entre las personas también se encontraba Jorge Arce, que a la fecha no lo conocía, pero que pude identificarlo posteriormente en la casa de Julio Fontecilla. Le consulté a Bouchon acerca de qué se trataba ese ajetreo, a lo que éste me informó que se trataba de un viaje a Argentina con el objeto de gestionar la traída de armamento de que me había hablado. Dejé a Bouchon, que en compañía de Olalqueaga viajaría a Argentina, y me retiré con uno de los participantes del grupo." Esto lo dice Cosmelli.
Bouchon, por su parte, expresa:
"En el aeropuerto de Los Cerrillos, habiendo quedado de acuerdo en la reunión realizada en el Hotel Crillon para ello, lo estaban esperando el Senador Morales Adriasola, Jorge Arce y Olalqueaga, por cuanto inmediatamente procederían a volar con Olalqueaga a Argentina. Cosmelli, Morales Adriasola, Jorge Arce y otras personas procedieron a retirarse".
Morales decide viajar.
Bouchon relata las dificultades de su vuelo para traspasar la cordillera, que los obliga a regresar a Los Cerrillos.
Se trasladan Olalqueaga y él al Hotel Crillon, y llaman al Senador señor Morales, quien decide viajar con Olalqueaga, para lo cual, con influencias, logra dos pasajes en Aerolíneas Argentinas: uno a su nombre, el otro para Olalqueaga. No lo dice sólo Bouchon, sino también Julio Fontecilla, cuñado de Viaux:
"Para lo anterior, se conversó de que Bouchon se pusiera en contacto con otras personas con el propósito de viajar a Buenos Aires, sin que en esa oportunidad me haya impuesto del nombre de las personas con las cuales viajaría Bouchon. Posteriormente supe que este viaje a Argentina no había dado resultado y, por conversaciones, me parece que con Jorge Arce, me impuse de que en este viaje a Argentina, irían, además, un venezolano y Raúl Morales Adriasola. Pero no supe posteriormente quiénes efectuaron efectivamente el viaje".
Bouchon explica:
"Morales Adriasola llega de nuevo al Hotel Crillon y habla él mismo con Olalqueaga, para lo cual utilizando influencias obtiene pasajes para el día siguiente en Aerolíneas Argentinas, quedan de juntarse al día siguiente en el Crillon por no haber seguridad, por no haber posibilidad absoluta de obtener los pasajes, en cuyo caso se vería la posibilidad de volar nuevamente en su propio avión. Llega atrasado a la cita, encontrándose nuevamente Jorge Arce, Olalqueaga y Morales. Morales informa que no puede viajar y que debe ir Bouchon en vez de él. El mismo Morales conduce su automóvil hacia Pudahuel, pero se detienen un instante en el Hotel Carrera, para que Bouchon informe a su mujer. Llegan a Pudahuel a las 12.10 "sin los pasajes", y bastante pasada la hora de partida del avión, que los estaba esperando sólo a ellos para partir. Procediendo a comprar los pasajes de su bolsillo en el mismo aeropuerto, por cuanto existía la reserva correspondiente."
Todos sospechan, menos la Corte Suprema.
Con la relación hecha hasta aquí, aunque incompleta, creo que es más que suficiente para ver, a través de las declaraciones de Vinet, Fontecilla, Cosmelli y Bouchon, que el Senador señor Morales Adriasola no es, como se pretende, una inocente paloma. A lo menos, en cuantos conocen las declaraciones de los reos queda una sospecha: alguna participación ha tenido el Senador señor Morales en este proceso. Toda la opinión pública sospecha; todo el país, menos los magistrados de la Corte Suprema. Ellos han resuelto que el Senador señor Morales no ha tenido ni tiene nada que ver en nada. Todo lo dicho por los conspiradores no sirve en absoluto. Y aquí lo tenemos, en gloría y majestad, dispuesto a seguir conspirando.
El fondo del asunto.
Queremos señalar que la discusión y comentario sobre el fallo de la Corte Suprema deben centrarse en lo que constituye el fondo del asunto: que esa decisión coarta la acción de la justicia militar, entorpece la investigación del crimen más condenable de nuestra historia y contribuye a crear condiciones de impunidad para los criminales que siguen en sus afanes sediciosos y continúan alentando propósitos antidemocráticos, sin tener escrúpulos ni siquiera ante el asesinato.
A nuestro juicio, tal es el quid del asunto. El problema del desafuero del Senador señor Morales importa en cuanto incide en aquél, ya que, debido a la disposición procesal que dispone el sobreseimiento definitivo, la justicia militar se ve del todo impedida de continuar en ese sentido la investigación.
Algunos personeros de la Derecha, como el ex Diputado señor Diez, insistiendo en llevar la cuestión fuera de su médula, se han referido a la extrema gravedad que implicaría el desafuero de un parlamentario. Se ha dicho, incluso, que sería una decisión más grave que una declaratoria de reo. Nada más inexacto, a juicio nuestro. El desafuero significa sólo la posibilidad de la formación de causa respecto de un parlamentario y los requisitos que establece la ley son, naturalmente, menos estrictos que los necesarios para encargar reo a una persona.
¿Doble privilegio?
Para detener a una persona, la ley exige sospechas fundadas de que ha tenido intervención en un hecho que presenta caracteres de delito.
Para que proceda el desafuero, deben existir antecedentes suficientes para decretar su detención; esto es, sospechas fundadas.
Ahora, ¿dónde está el privilegio para el parlamentario? En que no basta el criterio del juez sobre la existencia de las sospechas. El pleno de la Corte debe decidirlo. El privilegio está, pues, en el hecho de que, por ejemplo, en el caso del Senador señor Morales, dieciocho Ministros debían deliberar si existían o no sospechas, y no una sola persona, el juez. Pero las sospechas que bastan para detener a un hombre común no son menores, no son más tenues que las requeridas para un parlamentario, morque esto llevaría a un doble privilegio, a una violación de la igualdad ante la justicia.
Lo que es sospechoso en un hombre común, también es sospechoso en un parlamentario. Este no requiere sospechas más contundentes. Lo que cambia es el organismo que decide. No lo hace sólo el juez, sino además la Corte en pleno.
Se trata da poder investigar aquí la actuación de un Senador. Este parlamentario puede defenderse, demostrar su inocencia y ser sobreseído o absuelto. Podría incluso no llegar a ser declarado reo siquiera. Es más: si el Senador señor Morales Adriasola fuera efectivamente inocente respecto de las sospechas que sobre él recaen, no tendría por qué temer al desafuero. Por el contrario: hasta podría renunciar voluntariamente al fuero, a fin de dejar su persona fuera de sombras. Ello sería consecuente con el pretendido respeto por la administración de justicia de que blasonan él y sus defensores.
El desafuero procedía.
Pero el asunto es precisamente al revés. Lo grave no es el desafuero. Lo grave es la negativa al desafuero, porque produce un efecto judicial mucho más amplio. Por aquél se permite procesar e investigar y el afectado puede probar su inocencia. Por éste se sobresee definitivamente y se atan así las manos a la justicia. Ello podría ser decisivo para la falta de éxito final del proceso. Para el propio Senador Morales, si fuera inocente, resulta más grave la negativa de la Corte Suprema a su desafuero. Porque dado todos los antecedentes acumulados, para el pueblo chileno, en su abrumadora mayoría resulta claro que él es culpable y que un tribunal se las ha arreglado para dejarlo impune. Su nombre está manchado ante el juicio ciudadano, y carece de la posibilidad de demostrar que no es así.
La opinión pública ha conocido la decisión del Fiscal Militar que solicitó el desafuero. Se ha impuesto de la opinión del Juez Militar, General de la República señor Urbina, quien aprobando ese criterio dispuso la elevación del proceso a la Corte de Apelaciones. Tomó conocimiento del fallo de esta Corte, adoptado por acuerdo de 17 Ministros, en que afirma que "del proceso original tenido a la vista se desprende que existen datos que establecen la existencia de hechos que presentan caracteres de delitos regidos por la Ley de Seguridad Interior del Estado y fundadas sospechas para reputar al Senador Raúl Morales Adriasola como partícipe de estos hechos". Después de todo esto y de los antecedentes dados a conocer a raíz del fallo de la Corte Suprema, nadie, de buena fe, puede creer en la inocencia del señor Morales.
El voto disidente de los dos Ministros de la Corte Suprema que estuvieron por confirmar la decisión de la Corte de Apelaciones, deja en su justo lugar el alcance del desafuero. En efecto, esos Ministros se pronunciaron por confirmar aquella resolución con el mérito de su propia fundamentación, aquella que dio la Corte de Apelaciones, y expresaron que "apreciados los elementos probatorios producidos en el proceso, en conciencia, como lo dispone el artículo 27 de la ley de Seguridad Interior del Estado, aparecen justificados los requisitos legales que hacen procedente el desafuero de que se trata, sin perjuicio de que en la oportunidad procesal que corresponda se concreten las formas o medios empleados para cometer el delito contra la seguridad interior del Estado que se imputa a Morales Adriasola."
Lo que afirman estos Ministros en la última parte de su fundamentación es de pleno sentido común. No es necesario ser- abogado para apreciar esto: con el desafuero se abre la puerta a la investigación, pero no se juzga y, por lo tanto, durante el desarrollo del proceso, se concretarán o no se concretarán las formas o medios empleados para cometer el delito que se imputa. En el juicio mismo se aclararán y concretarán las cosas; pero, en todo caso, si la Corte Suprema quería mayor precisión, ella misma podía incluirla al corregir el fallo apelado, reproduciendo o perfeccionando, si así lo deseaba, las observaciones de varios Ministros de la Corte de Apelaciones que concurrieron al fallo que aprobó el desafuero, indicando figuras delictivas concretas. Así, los Ministros señores Erbetta y Jordán "estuvieron por concretar los hechos con caracteres de delito causantes del desafuero del Senador Morales Adriasola, a lo establecido en el artículo 4º, letra d), y artículo 6º, letra e), de la ley 12.927. Este último en grado de conspiración y en lo tocante a los cuales existen a su respecto sospechas fundadas de su responsabilidad."
Los delitos están claros.
La configuración de los dos delitos a que hacen referencia los dos Ministros citados es clarísima en el proceso.
La figura delictiva del artículo 4º, letrad), se refiere a los que "inciten, induzcan, financien o ayuden a la organización de milicias privadas, grupos de combates y otras organizaciones semejantes y a los que formen parte de ellas,...
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