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El señor MONTES.-
Señor Presiden te, constatamos que la citación de hoy día expresa que el Senado ha sido convocado a fin de ocuparse en el análisis de la violencia en la aplicación de la ley de Reforma Agraria. Nosotros queremos referir nos a esto. No tenemos tiempo para andar los mismos caminos que recorrieron los señores Senadores que han hablado antes, refiriéndose a diversos problemas. Sin embargo, tenernos necesariamente que hacer mención de algunas observaciones formuladas aquí esta mañana.
El Honorable señor Duran ha dicho que nosotros inventamos la lucha social, de clases y los despojos de que, supuestamente, según él, serían víctimas los "explota dos". Nosotros estimamos que la historia de nuestro país señala, de manera irrefutable, que mientras en este país la Derecha dominó política y económicamente, pocos miles de privilegiados mantuvieron a millones de pobres despojados de todo. Y ésta es una verdad que ningún discurso, ni aún de hora y media, que se pronuncie en este Senado, podrá desvirtuar, podrá señalar como falsa, como no verdadera. Es como cuando se señala, como lo ha hecho el Honorable señor Duran, que cuan do alguien entra a la casa de uno, cualquier hombre se defiende, como tal, con dientes y uñas.
¿Quiénes han sido los despojados en este país? Aquellos a los cuales el propio Senador señor Duran, poniéndose un poco el parche antes de la herida, llama "ladrones de tierras", y a quienes en la propia provincia de Cautín, que él representa, les quitaron lo que era suyo. ¿Acaso los indios, tan despreciativamente tratados por el Senador Duran...
El señor DURAN.
¡Eso no es verdad!
El señor MONTES.-
...son los dueños de las tierras robadas?
El señor DURAN.-
Ruego al señor Presidente llamar al orden al Honorable señor Montes, porque está diciendo cosas falsas.
El señor MONTES.-
Pido que, se haga respetar mi derecho, señor Presidente.
El señor SILVA ULLOA (Presidente accidental).-
La Mesa estima que el Honorable señor Montes no ha usado expresiones inconvenientes.
El señor DURAN.-
Me está imputan do cosas que no he dicho.
El señor MONTES.-
Es mi juicio y mi opinión; y tengo derecho a interpretar el sentido de las palabras que se pronuncian.
El señor DURAN.-
Pero Su Señoría no puede inventar.
El señor MONTES.-
No sólo los de más, sino también nosotros, tenemos derecho a dar una interpretación de lo que se dice, de lo que se plantea.
Nosotros también estimamos en esto estamos de acuerdo con lo señalado por el Senador de la Democracia Radical que cuando se entra en la casa de uno, cuan do se es despojado de lo propio, es necesario defenderse con dientes y uñas. Es lo que hicieron o trataron de hacer, señor Senador y Su Señoría lo sabe muchos campesinos de nuestro país en diferentes épocas terribles y dramáticas de la historia del agro chileno. ¿No recuerdan Lonquimay, señores Senadores? ¿No recuerdan Ranquil o San Gregorio? ¿No recuerdan las matanzas de campesinos de nuestro país por las denominadas fuerzas de orden, aquellas fuerzas que, según ellos mismos, defendían la ley? ¿Qué palabra de condenación a esos hechos ha surgido, en el Senado de la República o en cualquier tribuna, de parte de los que hoy día se alzan para atribuir al Gobierno popular de Salvador Allende las peores atrocidades que, supuestamente, se estarían cometiendo en el campo?
Lo que ocurre es que los supuestos defensores de la ley están contra ella. La ley de Reforma Agraria fue dictada no bajo este Gobierno, sino antes, bajo la Administración democratacristiana. Nosotros es tuvimos por su aprobación, y la apoyamos, porque nos parecía fundamental para re mover el gran obstáculo que se ha opuesto siempre en nuestra patria al desarrollo de la sociedad chilena: la existencia del latifundio.
En Chile hay sectores que siempre defendieron la ley que hicieron ellos mismos en defensa de sus privilegios; pero la ley que afecta a sus bolsillos no vale, y es legítimo alzarse contra ella. Esa es la teoría de quienes ahora anatemizan la ley de Reforma Agraria. Y entran a la explicación de detalles y particularidades de los hechos, en los cuales puede haber errores no los desconocemos sólo para enfrentar lo principal, para tratar de desprestigiar este proceso, absolutamente necesario al desarrollo de nuestro país para re mover los obstáculos que, como he dicho, se han opuesto siempre en nuestra patria al auge económico nacional.
El señor DURAN.-
Deseo formular a la Mesa la siguiente consulta: ¿no está negado suponer intenciones a los Senadores?
Si el Honorable señor Montes, al hacer uso de la palabra, nos supone intenciones, el señor Presidente tiene el deber de advertirle que no lo haga.
El señor MONTES.-
Pido que se res pete mi derecho, señor Presidente.
El Honorable señor Duran dijo muchas barbaridades en esta sesión; sin embargo, guardamos la calma y silencio. Y nosotros tenemos el derecho a refutar esas barbaridades, por lo menos algunas de ellas, ya que el tiempo no nos da para más. ¡Nos han dejado muy poco tiempo los defensores de la libertad de expresión!
El Honorable señor Duran expresó en tono dramático y compungido. "Tenemos miedo en este país; qué nos irá a pasar si decimos algo", como tratando de presentar un cuadro que en otras oportunidades, en relación, con otros problemas, también quiso mostrar al país. En esta ocasión, como en otras anteriores, no han sido felices sus palabras. El señor Senador mu chas veces ha hecho el ridículo ante el país con sus aseveraciones. Hoy día, una vez más, insiste en presentar un cuadro trágico, que, a nuestro juicio, no corresponde a la realidad de los hechos, a lo que real mente no ha ocurrido ni ocurre en el campo chileno. La suya es una versión particular, estrecha, muy singular, de acuerdo a su criterio, que aquí ha tratado de plantear como fenómeno general, como verdad sin discusión. Esto de "qué nos irá a pasar si decimos algo" es un juicio parcial de Su Señoría.
Si miramos un poco hacia el pasado, ¿no recuerdan los señores Senadores las gestas negras de los obreros de este país? Fueron perseguidos por una idea. Muchos compinches de alguna gente que se llama "de orden" pasaban de una industria a otra lis tas de personas que no debían ser contratadas por tener una idea. ¡Las condenaron por pensar diferente: siempre al hambre, siempre a la miseria, a ellos y a sus familiares! En ese entonces no se detuvieron a pensar que un niño rubio o moreno tu viese en sus rodillas los pantalones gasta dos.
Hoy día se hace cuestión de un hecho real que nosotros también deploramos. Lo afirmamos aquí de manera directa y franca; pero rechazamos la condolencia parcial de los que hoy día lloran la tragedia que vive alguna gente, mientras ayer, de una u otra manera, fueron cómplices de lo que a muchos miles de niños chilenos les ocurrió por la acción, precisamente, de aquellos que ellos apoyaban en forma entusiasta. El drama, la cesantía y la muerte también caminó por cientos y miles de hogares. Pesadilla para los campesinos, pues los terratenientes los vendían incluso junto con la tierra. Y no hablemos de todos los latifundistas, para dar en el gusto a algunos señores Senadores, sino de aquellos que lo hicieron porque por su cabeza la más pasó la idea de que en nuestro país, en nuestra América o en el mundo algo cambiaba; que no vivíamos en los tiempos del feudalismo, cuando los señores eran dueños de la vida y hacienda de quienes vivían en las tierras de su propiedad. Para recoger las propias palabras del Senador Duran, aplicadas muy parcialmente por Su Señoría a los hombres del campo, en nuestro país éstos también comenzaron a entender que tenían el derecho de ser libres y a sentir alguna vez la dignidad de seres humanos. Es precisamente el proceso que no nace solo, sino que más bien se desarrolla de manera muy clara y nítida en Chile con la ley de Reforma Agraria dictada en el Gobierno del Presidente Frei. Es el sentimiento que se alza contra la injusticia, la arbitrariedad y el abuso de los señores poderosos de la tierra, que durante tantos años mantuvieron al campesino chileno bajo la férula de su dominio implacable, porque todavía hoy hay muchos grandes señores de la tierra que siguen viviendo con esa misma anquilosa da mentalidad de antaño.
Deploro que el Honorable señor Duran, que había siempre de manera tan franca lo reconozco, no haya señalado el nombre de aquella persona que visito el Hospital Regional de Temuco para averiguar quién era el herido a propósito de los hechos ocurridos en Carén. Lo digo porque el ¡Senador que habla estuvo en Temuco ese mismo día, por otros motivos. Y al conocer el baleo producido y saber que había un herido, fui al hospital. Pregunté quién era el accidentado y si podía verlo. El médico de turno me expresó que, estando recién operado y en observación, no podía visitarse al paciente ni preguntársele nada. En esas condiciones, no era posible realizar gestión alguna. Eso fue a las diez u once de la noche. Al día siguiente regresé a Santiago, y por los diarios me impuse de quién era el herido y qué había sucedido realmente.
Usando las mismas palabras empleadas aquí por algunos Senadores para enjuiciar las actitudes de otras personas, considero lamentable que algunos deduzcan ciertas conclusiones miserables de tal hecho. Lo lamento, porque pienso que las cosas deberían hablarse de manera clara. ¡Allá ellos con su mente putrefacta! ¡Que crean lo que quieran respecto de nuestra actitud o nuestros sentimientos! ¡Que piensen, de manera equivocada, que si no fuimos al día siguiente a visitar a aquel herido, fue porque supuestamente sentíamos profundo odio hacia la burguesía! Al escuchar tales palabras, no es odio lo que sentimos; es un poco de lástima por aquella gente que, pese al transcurso del tiempo y de la historia, precisamente acumulan odio en su corazón y son incapaces de interpretar la actitud de otras personas como no sea desde el mezquino punto de vista de sus propios intereses.
¿De dónde viene la violencia en el campo chileno? ¿Cuándo surgió? ¿Quiénes fueron sus protagonistas?
Quiero utilizar los veinte minutos que quedan de esta sesión para referirme a una crónica de un periodista, que probable mente será refutada por quienes estiman que es delito ser comunista y que lo que escriben, piensan, dicen o interpretan los militantes de nuestro partido no tiene validez; está fuera de foco. Corremos ese riesgo.
Nos parece que los hechos ocurridos en nuestro país a raíz de la violencia en la aplicación de la ley de Reforma Agraria no comenzaron sólo a partir del 4 de noviembre de 1970. Ya en enero y septiembre de ese año la violencia en el campo estalló día tras día. De esto trata la pequeña historia relatada en forma de crónica por el periodista comunista Eduardo Labarca. Ella está recogida en un libro recién editado. Narra la situación real acontecida en esos días, cuando aún gobernaba a Chi le el Presidente democratacristiano señor Frei.
Dice el periodista:
"El asesinato del ingeniero agrónomo Hernán Mery Fuenzalida no era el comienzo. Simplemente culminó con él la escalada de la violencia.
"La resistencia se había iniciado des de el día mismo en que el gobierno del Presidente Frei pusiera en marcha su tímida reforma agraria.
"Los hacendados obstaculizaron duran te dos años la tramitación de la ley respectiva en el Parlamento, a través de la acción de diputados y senadores del Partido Nacional y también de algunos demócrata cristianos.
"Paralelamente en los campos procuraban atraerse de su lado a algunos sectores de agricultores medianos y pequeños y también a grupos de campesinos sin tierra, frente a los cuales los terratenientes se tornaban súbitamente magnánimos y generosos.
"El empresario hacendado y senador del Partido Nacional, Pedro Ibáñez Ojeda, recorría el país participando en la organización de las llamadas "trincheras", mediante las cuales grandes agricultores y grupos de campesinos atraídos por sus ofrecimientos, resistían de hecho durante semanas y meses la expropiación y la toma de posesión material de fundos por la Corporación de la Reforma Agraria, CORA.
"Pero la resistencia adquirió dimensión nacional el 15 de enero de 1969 con el "taconazo".
"Ese día, a las 3 de la tarde, hacendados de la provincia de Linares bloquearon con sus automóviles, camionetas, camiones, tractores y carros de arrastre, el puente de la carretera Longitudinal Sur, sobre el Río Achibueno."
"Intentos similares se llevaban a cabo a la misma hora en las proximidades de la localidad de Teño, en el puente del Río Lircay,, en la provincia de Talca, y en otros lugares. Al día siguiente los incidentes se extenderían hasta la zona de Lautaro, llegando a abarcar 6 provincias: Colcha gua, Talca, Linares, Biobío, Malleco y Cautín. La interrupción durante más de cinco horas del tránsito de vehículos en la única carretera que va desde Santiago al sur del país, había provocado el más gigantesco "taco" de vehículos que se recuerde en Chile.
"El "taconazo" fue organizado por las directivas provinciales dependientes de la Confederación Nacional de Sindicatos de Empleadores Agrícolas. Los grandes hacendados lograban atraer de su lado a numerosos pequeños y medianos agricultores, levantando como bandera principal la demanda de un mayor precio para el trigo. Pero a la vez, planteaban otras peticiones que perseguían la paralización de las expropiaciones y de la reforma agraria.
"El gobierno de Frei ordenó detener y someter a proceso a 25 participantes en el movimiento, los que no tardaron en salir en libertad.
"Entre los detenidos se contaban el di rector del conservador matutino "El Diario Ilustrado" de Santiago y el presidente de la Federación Provincial de Empresarios Agrícolas de Linares, Carlos Montero Schmidt, que al año siguiente se vería di rectamente implicado en el asesinato de Mery.
"En el mismo sitio del "taconazo", el diputado democratacristianoGuido Castilla fue golpeado y amenazado con un puñal por el hacendado Gabriel Benavente, futuro protagonista principal del atentado contra Hernán Mery.
"Coordinaban la ofensiva nacional de los terratenientes el juvenil presidente de la recién creada Confederación Nacional de Sindicatos de Empleadores Agrícolas, Manuel Valdés, el ex senador derechista Hugo Zepeda Barrios, el presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura y el presidente del Consorcio Agrícola del Sur. Domingo Duran, hermano del senador de la derecha radical, Julio Duran."
"Al mes siguiente, reunidos en la chacra Ancoa, los dirigentes de todas las organizaciones de terratenientes del país daban al gobierno un ultimátum hasta el 30 de marzo de 1969. Si a esa fecha no se acogían sus planteamientos suspende rían las siembras. Manuel Valdés declaraba que el movimiento es "hasta las últimas consecuencias". Y Joaquín García Huidobro, agresivo vicepresidente de la Confederación Nacional de Empleadores Agrícolas, confidenciaba a los periodistas que "en Chile hay necesidad de un Gobierno fuerte de carácter militar".
"Al poco tiempo el mismo García Huidobro declaraba:
"A nosotros nos quedan dos caminos: o resistir por la fuerza, o emigrar al extranjero. Si no resistimos con violencia, nos convertiremos en prostitutas de la CORA y aceptaremos el pago del silencio".
"De ahí en adelante, en los campos que daba declarada la guerra.
"En octubre de 1969 en el acto de inauguración de la Feria Internacional fie Santiago, FISA, más de un centenar de grandes propietarios agrícolas impidieron hablar al ministro de Agricultura Hugo Trivelli y vejaron a otros tres ministros del gobierno de Frei. Los hacendados provocaron una batalla campal, golpeando a varios altos funcionarios del régimen.
"Se iniciaban los despidos de campesinos en todo el país. Los propietarios de fundos se negaban a entregar a las organizaciones sindicales campesinas los aportes y descuentos que la ley los obligaba a realizar.
"En la provincia de Curicó y otras zonas, los hacendados internaban armamento de contrabando desde Argentina a través de pasos cordilleranos. En algunos fundos, se acumulaban arsenales clandestinos que incluían pistolas, revólveres, es copetas, rifles automáticos, todos de fabricación argentina, y metralletas de calibre 7.65, marca "Tala", de igual procedencia.
"En distintas zonas del país, las organizaciones campesinas denunciaban a las gobernaciones e intendencias la existencia de esos arsenales, y el hecho que los hacen dados amenazaban resistir la reforma agraria por las armas. La demora en la toma de posesión material por la CORA de los fundos expropiados tardaba a veces hasta dos y tres años facilitaba las maniobras de los grandes propietarios.
"Los focos de resistencia se extendieron a fines de abril de 1969. En pocos días, grupos de hacendados asaltaron en la zona de Rengo el local del Sindicato Campesino "Luis Emilio Recabarren", golpearon a fierrazos en el fundo "El Tránsito" de Ruin a un ¡campesino y al ingeniero agrónomo de la CORA, Luis Rivero; balearon a un regidor comunista en la localidad de Frutillar y amenazaron con armas de fuego o agredieron de hecho a varios campesinos en diversos lugares.
"Uno de los focos de tensión se encontraba en la hacienda "La Piedad" de Longaví. Se hallaba situada en la provincia de Linares, en la cual se desempeñaba como jefe zonal de CORA el ingeniero agrónomo de 30 años de edad, y militante de la Democracia Cristiana, Hernán Mery Fuenzalina.
"El asesinato de Hernán Mery fue el primer crimen que se haya cometido en Chile ante ministro de fe. Sus pormenores constan en acta detallada levantada por el notario Jaime Morando Orrego, que participó en el trámite legal de toma de posesión material por la CORA, del fundo "La Piedad", de la comuna de Longaví en la provincia de Linares.
"Además, presenciaron los hechos un general de Carabineros Rolando Santos Wittke un coronel, tres mayores, ocho capitanes, ocho tenientes y doscientos carabineros de tropa. Los incidentes fueron fotografiados por dirigentes de los patrones y por periodistas de diarios y revistas y registrados los sonidos y las voces en cinta magnetofónica por los empresarios.
"Carlos Montero Schmidt, presidente de la Federación Provincial de Empleadores Agrícolas de Linares, Joaquín García Huidobro, vicepresidente de la Confederación Nacional de Empleadores Agrícolas y otros connotados dirigentes del movimiento de resistencia de los hacendados jugaron par te activa en los hechos.
"Con la toma de posesión de "La Pie dad" culminaban más de dos años de trámites interminables, en los cuales ya los tribunales habían declarado nula en una ocasión la expropiación acordada por la CORA.
"El fundo de 300 hectáreas pertenecía a la sucesión de Gabriel Benavente Benavente, y lo administraba su hijo, Gabriel Benavente Palma.
"Este último aparecía como uno de los más exaltados cabecillas de la tenaz resistencia que los hacendados de la provincia de Linares venían oponiendo a la reforma agraria. Las andanzas de Benavente se habían iniciado cuando éste participó activamente en la organización del "taconazo" en el puente del Río Achibueno, en enero de 1969, agrediendo y amenazando con un cuchillo en ese lugar al diputado democratacristiano Guido Castilla.
"Más tarde Benavente persiguió e hirió de un balazo en el tobillo al funcionario del Instituto de Desarrollo Agropecuario Guillermo Quintero. Participó en la agresión de hecho a dos periodistas del diario "El Mercurio", en un camino de la zona, los que fueron confundidos con funcionarios de la reforma agraria. El 2 de septiembre de 1969, Benavente había encabezado el asalto a mano armada de las oficinas de la Corporación de Reforma Agraria en la ciudad de Linares, cometido por una veintena de hacendados. Los atacantes se tomaron las oficinas de la CORA, amenazaron con revólveres a los funcionarios y Benavente abrió a puntapiés la puerta de la oficina del jefe zonal, en busca de Hernán Mery, quien ese día no se encontraba allí.
"En mayo de 1968, cuando la mayoría de los campesinos de su fundo se afiliaron al Sindicato "Bernardo O'Higgins" de Longaví, Benavente procedió a despedir a 14 de ellos. Enganchó entonces a un grupo de habitantes del caserío próximo de. Los Cristales y les entregó para que los trabajaran en mediería, algunos potreros.
"Así surgió una tensa situación."
El relato continúa narrando hechos de talladamente, con nombres y fechas.
Este libro se refiere también a la vida y muerte de Hernán Mery Fuenzalida, asesinado por los compinches de los modernos catones que hoy levantan sus voces para decir que en el campo chileno surgió la violencia desde que asumió el Gobierno la Unidad Popular. Olvidaron esa y otras muertes, frutos de la violencia desatada por ellos en el agro chileno para evitar que se hiciera realidad alguna vez en nuestra patria la aplicación de una re forma agraria que, en último término, He vara al campesino chileno a una nueva dimensión de su condición humana. A eso, precisamente, se oponen los representantes de los grandes terratenientes del país.
Hoy el Honorable señor García, de un modo catalogado ya por el Honorable señor Gumucio quien no deseó referirse a los hechos ocurridos, relató con mucha fruición lo acontecido. Nosotros tampoco queremos decir una palabra frente a ello. Aunque no nos crea ni un solo representante de la Derecha de este Parlamento, algún respeto tenemos por los muertos. No deseamos vincular esa muerte a la lucha partidista estrecha, a fin de obtener ganancias politiqueras del sacrificio de un hombre que fue respetado.
Por eso, descalificamos lo que alguna gente ha pretendido hacer de este hecho dramático.
Pido a la Mesa que solicite el asentimiento de la Sala para incluir en la versión las páginas 264 a 272, inclusive, de este pequeño libro que relata todos los hechos acaecidos en la Hacienda Longaví.
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