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- rdf:value = " PRESIONES INDEBIDAS AL SENADO CON MOTIVO DE DESAFUERO DE INTENDENTES DE COLCHAGUA Y AISEN.
El señor AYLWIN (Presidente).-
Continúa la sesión.
Señores Senadores, me he permitido informar a los señores Comités, y ahora lo hago a la Sala, de que poco después del mediodía, por una llamada telefónica del señor Subsecretario del Interior me enteré de que manifestantes venían en tren desde Colchagua y de que iban a congregarse cerca del Parlamento. Solicité que la autoridad tomara las medidas del caso, a fin de que el acto de solidaridad previsto se realizara en un lugar apartado de este edificio, lo cual el señor Subsecretario encontró razonable, y me dijo que así se dispondría. Sin embargo, se ha producido el hecho de que estas personas han llegado hasta el Senado y han ocupado parte de las calles Morandé y Compañía.
En el curso de la tarde, he tenido diversas conversaciones con el señor Ministro y el señor Subsecretario del Interior, quienes me dijeron que a su juicio debían despejarse las calles adyacentes al Congreso, y que lo han solicitado a los manifestantes, por la vía de la petición, del requerimiento persuasivo. Pero, hasta el momento, no lo han logrado.
Su Excelencia el Presidente de la República me avisó hice poco rato de que dio la orden de hacer un nuevo intento y de que se usen los medios necesarios para despejar las calles, pero sin que esto signifique el empleo de la fuerza.
Personalmente, la Mesa piensa que nos encontramos en el caso previsto en el artículo 23 de la Constitución Política del Estado, que dispone:
"Toda resolución que acordase el Presidente de la República, la Cámara de Diputados, el Senado o los Tribunales de Justicia, a presencia o requisición de un ejército, de un jefe al frente de fuerza armada o de alguna reunión del pueblo que, ya sea con armas o sin ellas, desobedeciere a las autoridades, es nula de derecho y no puede producir efecto alguno."
En vista de ello me he permitido suspender en dos oportunidades la sesión para plantear el problema a los Comités. Como reglamentariamente sólo tengo facultad para suspenderla por veinte minutos, me parece que el asunto debe someterse a la resolución de la Sala.
Personalmente estimo que el Senado no debe tratar esta materia mientras haya una manifestación frente a sus puertas, que, nos presione o no nos presione, en el hecho intenta hacerlo.
Por eso, solicito el acuerdo de la Sala para que, en conformidad a lo dispuesto en el inciso segundo del artículo 47 del Reglamento, se suspenda esta sesión hasta que estén despejadas las calles que dan acceso al Senado.
Hago presente que el plazo para el despacho de los dos desafueros no vence hoy, como se ha insinuado, sino el jueves 13.
La señora CAMPUSANO.-
Pero, ¿no deben tratarse en sesión ordinaria, señor Presidente?
El señor AYLWIN (Presidente).-
Si no se alcanzaran a despachar hoy, habrá que citar a una sesión especial para hacerlo dentro del plazo correspondiente. En todo caso, la Mesa no propone dejar pendientes los desafueros para otra sesión, sino sencillamente suspender la de hoy, hasta que estén despejadas las calles adyacentes al Senado, y luego continuarla para tratar específicamente esta materia.
En votación lo propuesto por la Mesa, es decir si se suspende la sesión por más de veinte minutos.
- (Durante la votación).
El señor MONTES.-
Los Senadores comunistas votaremos en contra de lo sugerido por la Mesa, porque estamos convencidos de que la reunión que se efectúa en la calle Morandé por parte de algunas personas que han llegado desde Colchagua a expresar su adhesión al Intendente Codelia, no constituye, al revés de lo que aprecia el Presidente del Senado, presión sobre el Congreso; y porque creemos que el Senado de la República en esta misma sesión puede abocarse perfectamente al problema de los desafueros.
Como el señor Presidente puede observar, incluso las pequeñas anécdotas que pueden ocurrir durante esta sesión -como la que acabamos de presenciar en la Sala, de la caída de un escritorio- nos demuestran que efectivamente el Senado puede, de manera tranquila, cordial, sin estar sometido a esa especie de presión que a Su Señoría le parece existir en este instante, tratar el asunto que está en tabla, sin que ello signifique la posibilidad de interrumpir la sesión, ni de adoptar otras medidas o dar interpretaciones que vayan más allá de la realidad y normalidad de lo que ocurre en la calle.
Nosotros hemos estado afuera. La gente grita; la gente canta, pero no hay ningún tipo de manifestación que realmente nos pueda sugerir peligro o inminencia de que se desate lo que el Presidente del Senado estima como presión en cuanto al pronunciamiento que esta rama del Congreso debe adoptar con relación a estos desafueros.
Por las razones expuestas, los Senadores comunistas consideramos innecesario suspender en forma indefinida la sesión. No vemos inconveniente a que la Sala se aboque de inmediato a conocer, tratar y votar el problema a que estamos enfrentados.
Voto que no.
La señora CAMPUSANO.-
A lo dicho por el Honorable señor Montes quisiera agregar que no me explico por qué se considera que existe presión, en especial cuando en tribunas y galerías del Senado no hay nadie. Por lo tanto, los señores Senadores podrán votar sin presión alguna. Además, resulta insólito suspender nuestro trabajo, pues nunca se ha hecho por un motivo como el que se invoca. Creo que ello no ayuda a que la opinión pública se forme buen concepto del Parlamento. Los que somos políticos y estamos en la lucha desde hace muchos años, permanentemente hemos podido observar alrededor del Congreso manifestaciones del pueblo, ya que no se puede negar a éste que exteriorice su opinión, porque se trata de ciudadanos que han elegido a los parlamentarios, y nosotros tenemos la obligación de escuchar el parecer de nuestros representados.
Por ejemplo, recuerdo que cuando se discutió el proyecto sobre el Pacto Militar, las mujeres hicimos piquete alrededor del Parlamento durante quince días o durante- el lapso en que se debatió el asunto. Creo que nunca se les ocurrió a los congresales de ese entonces o a la policía echarnos. Estuvimos aquí.
Por lo tanto, considero incorrecto suspender la sesión. Pienso que debemos hacer oír nuestra voz, enfrentar a la opinión pública. Si los señores Senadores están tan conscientes de que actúan bien al votar por el desafuero, que lo hagan, y los que lo consideramos desacertado, votaremos en contra. Y eso hay que hacerlo a la luz pública, y no estar en esa actitud que el pueblo llama "entre gallos y medianoche".
Por tales motivos, voto en contra de la suspensión.
El señor JEREZ.-
Con el Honorable señor Gumucio también votaremos en contra de la suspensión de la sesión.
Aparte las razones dadas por la Honorable señora Campusano y el Honorable señor Montes, el Honorable señor Gumucio y el que habla consideramos que las gestiones hechas por el Presidente del Senado no han sido afortunadas. Nos parecen desproporcionadas, porque éstas son las cosas que ayudan a que se tenga una imagen distinta de lo que realmente ocurre. Si acaso en las tribunas y galerías del Senado hubiera gente que estuviera, de palabra o de hecho, atacando o planteando su disconformidad en contra de los Senadores que votaran a favor del desafuero, encontraría razonable que se hiciera uso de las atribuciones reglamentarias; pero la verdad es que esto, en vez de significar un resguardo a la dignidad y a las prerrogativas del Parlamento, es lo contrario: permite formarse la impresión de un cuerpo colegiado que tiene temor de las resoluciones que adopte, en circunstancias de que los hechos están demostrando lo contrario. La gente está ahí afuera en un acto de solidaridad con un intendente. En realidad, nadie puede sentirse amenazado por tal actitud, correcta y moderada.
Por otra parte, se coloca al Gobierno en una situación bastante difícil, porque las informaciones entregadas por el Presidente del Senado son como para creer que la situación es tan caótica que es preciso despejar las calles adyacentes al Congreso. Y en verdad no es así. Hemos salido a la calle y hemos podido comprobarlo.
Por eso, reitero que esto es contraproducente, porque en definitiva da una mala imagen del Congreso y de nosotros mismos, como ciudadanos, pues aparecemos como gente temerosa.
Voto que no.
El señor REYES.-
En la reunión de Comités, tuve oportunidad, de expresar el parecer de la Democracia Cristiana sobre la proposición que ahora nos formula el señor Presidente del Senado.
En primer lugar, debo dejar constancia de que no ha sido sólo la iniciativa del Presidente de la Corporación la que ha mediado para estimar inconveniente, o como una presión indebida, la que ahora se ejerce sobre el Senado, sino que la primera información provino del señor Subsecretario del Interior, y conversaciones posteriores tuvieron origen en el señor Ministro. Incluso, en presencia de todos nosotros, el propio Presidente de la República expresó que, a su juicio, debía despejarse la vía pública a fin de que el Senado se pronunciara libremente.
En seguida, pienso que en esta circunstancia, como en cualquier votación ulterior, quienes integramos el Congreso requerimos absoluta libertad para ejercer nuestro mandato. Y no es que estemos temblando. Ya lo declaré: nadie influirá en nuestra decisión, ni siquiera la presencia de gente que pueda discrepar o concordar con los criterios que aquí se sustenten mayoritariamente. Sin embargo, estimo que si se pretende coaccionarnos con actitudes irresponsables, es deber de la autoridad, no de nosotros, resguardar que nuestras opiniones puedan emitirse con absoluta libertad.
Por eso, respaldamos la proposición de la Mesa.
El señor PALMA.-
Quiero agregar a las razones dadas por el Honorable señor Tomás Reyes Vicuña que la situación planteada en el momento actual no ha sido causada por una simple manifestación, como podría deducirse de las palabras de los Honorables señores Montes y Jerez. Nos encontramos frente a una manifestación perfectamente configurada y desarrollada. Según mis informaciones -no lo puedo decir con exactitud- uno o más trenes expresos fueron movilizados desde San Fernando, y entiendo que a la cabeza de ellos venía el Diputado señor Joel Marambio.
Señor Presidente, se trata de una manifestación preparada con el fin preciso de presionar al Senado. Habría sido perfectamente lícito hacer una reunión de solidaridad con el señor Codelia en San Fernando o en cualquier otro lugar de la capital.
Ninguno de nosotros, ni los demás señores Senadores, está preocupado por la presión que se quiere ejercer o la que se ejercerá posteriormente.
El Senado es una institución importante, que fue dirigida en su oportunidad por el propio Presidente de la República. Por ello debe ser respetada su jerarquía, en la forma en que habitualmente lo ha sido.
¡Me imagino la reacción del señor Allende, como Presidente del Senado, ante una circunstancia como ésta! Por eso, me explico muy bien que haya sido solidario con la actitud del actual Presidente de la Corporación, Honorable señor Aylwin, y le expresara que va a hacer despejar la vía pública. Como lo señalara varias veces, el señor Allende vivió durante muchos años en esta casa legislativa, y sabe lo que son las presiones al Senado y lo que son las manifestaciones públicas de tipo transitorio, que muchas veces no dicen relación a las materias mismas de que se trata en este hemiciclo.
Al votar que sí, solidarizo con la actitud del Presidente del Senado. No podemos desdibujar hechos políticos que van configurando un proceso que estoy seguro de que el Presidente de la República no desea que viva el país.
El señor LORCA.-
La verdad de las cosas es que ningún señor Senador siente miedo de actuar en el Senado, de expresar su opinión, ni de emitir su voto. Por lo menos, así pensamos los que votamos el desafuero en la Comisión. A pesar de que ese pronunciamiento es secreto, lo sabe todo el país, de modo que no nos preocupa cómo votaremos. Lo que me extraña es que Senadores de la Unidad Popular pretendan dar la sensación en esta sala - inclusive de culparlo por ello- de que el Presidente del Senado ha creado una imagen da peligrosidad. Eso no es exacto.
Sus Señorías no han querido recordar aquí que concretamente el Subsecretario del Interior -entiendo que pertenece al Partido Comunista- se encargó de comunicar a las doce del día al Presidente del Senado que estaba preocupado porque venía un tren -no sé si uno o dos- con personas que harían manifestaciones carca del Senado. Posteriormente, el señor Ministro del Interior- entiendo que pertenece al Partido Socialista- y el Intendente señor Codelia -creo que es miembro del MAPU- han venido con la intención de convencer a estas personas.
Inclusive en ello intervino la Honorable señora Carrera, Senadora distinguida que todos apreciamos. El Ministro del Interior -tampoco se ha dicho aquí- llamó a la Honorable colega para que con su talento y simpatía consiguiera que se retirara toda esa gente, pero en reunión de Comités ella expresó que no lo hizo porque no conocía a los dirigentes.
Es decir, esta imagen terrorista ha sido creada por el Gobierno, y el Presidente del Senado ha tratado, con prudencia, de resguardar y proteger la libertad de esta Corporación.
Su Excelencia el Presidente de la República, que entiendo que pertenece a la Unidad Popular, llamó al Honorable señor Aylwin y le dijo que había enviado al Subsecretario del Interior, comunista, al Intendente, socialista y al Intendente, mapucista, o sea, a tres líderes, a convencer al pueblo para que se aleje del Senado y a expresarles que si no obedecen a esta política de persuasión, recordando que esta Corporación debe actuar con absoluta libertad y que el Presidente de Chile y líder de la Unidad Popular hace algún tiempo la presidió, ordenará despejar la vía pública con bombas lacrimógenas.
En otras palabras, el problema, todo este terrible planteamiento que imaginó el Honorable señor Jerez, nació del Subsecretario, del Ministro del Interior y de los Intendentes de Izquierda.
Compartiendo la opinión del Presidente del Senado, voto que sí.
El señor PABLO.-
Apoyo ampliamente la actitud de la Mesa, pues creo que hace bien al proceder a suspender la sesión. Me felicito también de la conducta del Presidente de la República.
Lo que de ningún modo deseo que se establezca en esta oportunidad es el precedente de que celebremos sesión en estas condiciones. Hoy nos corresponde pronunciarnos sobre desafueros; mañana, podría ser acerca de una acusación contra un Ministro de Estado u otras autoridades que señala el artículo 39 de la Constitución Política.
Si ahora sentamos este precedente, ampliaremos el cauce a manifestaciones que hoy son reducidas en cuanto a su monto -lo reconozco- , pero que pueden ir "in crescendo" en lo futuro.
Por eso, estoy con la posición de la Mesa.
El señor GARCIA.-
El problema es de tipo legal. El artículo 23 de la Carta Política no exige que haya presión sobre el Senado. Basta que en los alrededores del Parlamento estén presentes personas que no obedezcan a la autoridad, para que los acuerdos que adopten los tribunales de justicia, el Presidente de la República y las dos ramas del Congreso sean nulos. No quisiera que alguien alegara después en los tribunales de justicia la nulidad de los acuerdos que podamos adoptar, porque es evidente que este movimiento no está destinado a manifestar solidaridad al Intendente. Para llegar a esta conclusión me bastó asomarme a una ventana: fui - para usar las palabras del Honorable señor Duran- agredido, es decir, insultado. Creo que no es posible que los señores Senadores sean insultados en la puerta del Senado.
El señor MONTES.-
¿Se asomó a la puerta o a la ventana?
El señor GARCIA.-
No quise vivir la experiencia de asomarme a la puerta, a pedido especial del señor Edecán.
Como digo, el problema jurídico no admite dudas.
Este movimiento está tan bien preparado, que ayer se tomaron la radio de San Fernando para convocar a la gente. El tren no salió de San Fernando, sino del ramal de Pichilemu, y ha venido recogiendo a personas en todas las estaciones. Todos los funcionarios públicos, las camionetas de INDAP y de CORA han estado cooperando a fin de que tenga éxito esta manifestación, que se inició a las seis de la mañana en el ramal ferroviario que señalé.
Frente a una manifestación de ese género, permitida por las autoridades -seguramente no conocida por el Primer Mandatario, aunque su actitud es distinta de la asumida por algunos funcionarios que prepararon la manifestación- , la única forma de protestar por esa presión en contra del Senado es conducirse como lo hizo el Presidente de la Corporación.
Por lo tanto, estamos de acuerdo en que se suspenda la sesión.
Voto que sí.
El señor OCHAGAVIA.-
Quiero señalar, además de lo expresado por el Honorable señor García, que es importante dejar muy bien establecido en la Sala que los manifestantes congregados en la puerta del Senado y que ocupan toda la calle Morando, no están en una actitud de reunión, sino con la finalidad muy clara de ejercer una presión. No constituyen un grupo de personas, como se quiso demostrar en la reunión de Comités, sino un millar de manifestantes. Así lo pudimos constatar desde las ventanas del Senado.
Quiero relatar la siguiente experiencia personal: solicité que mi automóvil fuera llevado a mi casa. Desgraciadamente, los encargados de ello no pudieron cumplir con mi pedido, porque el estacionamiento de la Corporación está clausurado y el personal de Carabineros se encuentra resguardando los vehículos de los señores Senadores y de los funcionarios de la Corporación, por cuanto los participantes de la reunión están premunidos de piedras y botellas. Este .hecho pueden corroborarlo personalmente los señores Senadores.
Quiero destacar también la absoluta falta de concordancia entre la actitud del Gobierno, que yo aplaudo, tanto por la advertencia al Presidente del Senado como por las posteriores actitudes de los señores Subsecretario y Ministro del Interior, y la actuación del Intendente de Santiago. Como expresó el Honorable señor Bulnes Sanfuentes en la reunión de Comités, desde las dos de la tarde se autorizó por la Intendencia de Santiago la suspensión del tránsito en las calles Morandé y Compañía. Esto demuestra una discordancia absoluta entre lo obrado por las autoridades del Ejecutivo y quien permitió esta reunión en esas calles.
Asimismo, estimo absolutamente inaceptable que debamos emitir opiniones en estas condiciones sobre el asunto que votaremos esta tarde. Ya en la Comisión de Legislación manifesté mi pensamiento al respecto. Por ello, si no ocurre el desalojo, deberíamos dejar pendiente nuestro pronunciamiento.
Por último, deseo destacar la prudencia con que actuó la Mesa. Quiero avalar mis palabras no con el juicio que pueda emitir un Senador, sino con el del Presidente de la República. El señor Allende, que como primera autoridad del Estado debe estar muy bien informado de los hechos, llamó al Presidente del Senado en presencia de todos los señores Comités de la Corporación para manifestarle su pensamiento de Jefe de Estado y calificó de inaceptable la presión a que estamos sometidos en este momento.
Por esa razón, voto que sí.
El señor BULNES SANFUENTES.-
Me parece indiscutible que la manifestación que se está desarrollando' frente al Senado no es una reunión inocente, como la califican los Senadores de la Unidad Popular.
En primer lugar, ya sabemos cómo se gestó: vino un tren especial desde el fondo de la provincia de Colchagua, desde el extremo del ramal que la atraviesa de oriente a poniente, desde Pichilemu, recogiendo gente en todas las estaciones, con la cooperación de diversos vehículos fiscales. El grupo llegó aquí alrededor de las dos veinte de la tarde. Tan pronto como llegaron los primeros manifestantes -me consta, porque me encontraba en mi oficina, que tiene ventana a la calle Compañía- , se procedió a suspender el tránsito. Los manifestantes proferían gritos en defensa del Intendente, y gritos bastantes ofensivos respecto de los sectores políticos que en la Comisión se manifestaron a favor del desafuero. Por lo tanto, es una manifestación organizada con el propósito deliberado de ejercer presión sobre los Senadores.
Ahora bien, el Ejecutivo tiene el control de la fuerza pública. Debe resguardar el orden público y tiene la obligación de velar por que el Senado pueda desempeñar sus funciones, efectuar sus deliberaciones y tomar sus acuerdos con la dignidad e independencia necesarias.
Creo que habría sido una tremenda lenidad de parte del señor Presidente del Senado haber permanecido impasible ante una manifestación de esta naturaleza. Por lo tanto, considero que el Presidente de la Corporación ha actuado en cumplimiento de sus deberes cuando planteó que el Senado no puede proceder a realizar una votación ni abrir el debate respectivo mientras la manifestación no sea disuelta. De otro modo, mañana nos podríamos ver con manifestaciones no ya de mil doscientas personas, que ya es un número bastante crecido, en gran parte armadas de piedras y botellas, sino de número mucho mayor de gente y con toda clase de armas. Creo que basta que haya un grupo considerable de personas, que se ha reunido durante toda la tarde con el propósito deliberado y manifiesto, en forma inequívoca, de ejercer presión sobre los señores Senadores, para que este Senado reclame del Ejecutivo la mantención del orden público y que resguarde su dignidad, y que no tome sus acuerdos mientras el Gobierno no cumpla con su deber.
Voto que sí.
El señor RODRÍGUEZ.-
Aunque estoy pareado, voy a fundar el voto como Comité de los Senadores Socialistas.
Como lo han anticipado algunos colegas de la Unidad Popular, pensamos que se han exagerado excesivamente los términos del problema planteado.
Es cierto que ha llegado un grupo apreciable de campesinos de la zona de Colchagua, en defensa de lo que ellos estiman el legítimo fuero de su Intendente, acusado, desde el punto de vista jurídico, como se verá en el debate de mañana, de manera ilegal, en términos tales que no le correspondería al Senado pronunciarse siquiera sobre su desafuero. Esto se analizará oportunamente, cuando se trate el informe mismo o el acuerdo de la Comisión.
Sin embargo, quiero recordar que, dentro de la dinámica social chilena, en numerosísimas ocasiones y en muchas circunstancias, el Congreso en su conjunto y cada rama en su caso, han sesionado bajo lo que podría estimarse presión o descontento de apreciables grupos humanos y sociales.
Si esta sesión no hubiera sido secreta, la gente que se encuentra en la calle tendría perfecto y legítimo derecho a estar en las tribunas y galerías y expresar su desagrado, si la resolución aprobara el desafuero, o su satisfacción, en caso de rechazarse. Sólo la circunstancia de ser secreta la sesión ha impedido a esa gente tener acceso al recinto mismo del Senado.
Por haberse hecho mucho hincapié al respecto, quiero recordar ahora la actitud del compañero Salvador Allende cuando fue Presidente del Senado. No cabe duda •de que con su actuación el doctor Allende resguardó el fuero del Senado y del Congreso; pero junto con ello demostró también una gran condición humana. Nunca estimó, por ejemplo, que hubiera presión indebida o injusta a los fueros del Congreso o del Senado cuando el personal de Correos y Telégrafos declaró una huelga de hambre en el recinto del Parlamento. Incluso les facilitó los mecanismos administrativos necesarios para que esas personas pernoctasen en el edificio. Creo que lo mismo ocurrió con las mujeres de los obreros de SABA.
Puede que se me escape algún detalle, pero estoy señalando el hecho concreto de que una vez el Salón de Honor fue ocupado por mujeres que estaban comprometidas en una lucha social directa, como en el caso de correos y telégrafos, y en forma indirecta, como en el caso de los trabajadores de SABA.
Tampoco podemos olvidar el caso más reciente de descontento producido en las tribunas y galerías tanto del Senado como de la Cámara de Diputados: los jubilados de las Fuerzas Armadas hicieron manifestaciones por el trato que ellos estimaron injusto al ser burlados por el Gobierno anterior en cuanto al compromiso que habían adquirido con el ex Ministro de Hacienda, si no me equivoco. Lo mismo ocurrió con el personal de la Salud y con los funcionarios del Magisterio.
Siempre habrá más de algún ejemplo en el que estuvo presente la protesta popular, tanto en las tribunas como en los alrededores del Congreso, por las decisiones de éste.
Por otra parte, creo que aquí siempre se está operando con un sentido de clases. Por ejemplo, debo recordar lo que llamaría "presión invisible" en tanta legislación pasada: presión de los banqueros para obtener preceptos a su favor; presión de las grandes finanzas nacionales para impedir la rebaja en los intereses bancarios; presión de los latifundistas en el Gobierno pasado para impedir los mecanismos de la reforma agraria -la Democracia Cristiana sabe bien que más de alguna víctima le cuesta la oposición a la reforma agraria- ; presión de los monopolios para obtener algunos artículos que los favorecieran. De manera que si de presión estamos hablando, no podemos olvidar la que desarrollaron realmente los intereses que ahora están heridos por la política de este Gobierno.
Por último, desde el punto de vista reglamentario -en esto no señalo una crítica, ni menos una censura para la Mesa- , opino que la Mesa ha procedido mal al suspender más de una vez la sesión por veinte minutos. Creo que en conformidad al artículo 47 del Reglamento, puede hacerlo una sola vez. El precepto es muy claro: "El Presidente podrá, en cualquier instante, suspender la sesión hasta por veinte minutos.". Ni un minuto más. Sin embargo en el curso de la tarde ha suspendido dos o tres veces la sesión. Aceptar un criterio distinto significaría prorrogar indefinidamente la sesión, cada vez por veinte minutos. Incluso se podría llevar al vencimiento del plazo constitucional, sin que el Senado pudiese pronunciarse, suspendiendo la sesión por veinte minutos en forma consecutiva.
Para concluir mi intervención, rogaría que por lo menos se consultara a la Comisión técnica respectiva sobre el particular, porque creo que la interpretación de la Mesa es absolutamente errada.
El señor LUENGO.-
Quiero decir dos cosas sobre el particular, con el objeto de dejar establecido de que aquí se han dado una serie de informaciones contradictorias.
Se ha sostenido que la manifestación realizada fuera del Senado habría sido preparada; que se habrían traído trenes desde Colchagua, de distintos lugares de esa provincia, y que la gente habría sido recogida por camionetas de INDAP y de CORA. Sin embargo, sabemos que tales vehículos son conducidos por funcionarios democratacristianos, porque en esas reparticiones son muy pocos los militantes de la Unidad Popular, ya que Sus Señorías aprobaron una ley de inamovilidad que ha posibilitado a mucha gente mantenerse en los mismos cargos. De manera que ellos habrían sido quienes estuvieron trayendo a ese grupo de personas.
En seguida, resulta que cuando la gente empezó a congregarse fuera del recinto del Senado, las autoridades de Gobierno suspendieron el tránsito por las calles Morandé y Compañía, para los efectos de facilitar la reunión.
Luego que se hizo todo esto, del apoyo "logístico" -como dijo el Presidente del Senado en la reunión de Comités- , el propio Gobierno llama por teléfono al Presidente de esta Corporación para darle cuenta de que se estaba reuniendo gente aquí afuera.
Creo que esto parece una historieta cómica.
Lo que ha ocurrido es que alguna gente, en alguna forma, ha querido manifestar su apoyo a los Intendentes cuyos desafueros debíamos votar hoy día. Pero de ninguna manera se puede atribuir a esa reunión el propósito de presionar al Senado, como se pretende.
No se venga a sostener, como lo ha hecho el Honorable señor García, que basta con que haya una reunión para que exista presión, según lo establecería el artículo 23 de la Carta Fundamental. No cabe duda de que el espíritu con que fue dictada esa disposición fue impedir que se tome una resolución cuando evidentemente existe la intención de presionar.
Me alegro mucho de que el Honorable señor Rodríguez haya recordado algo que yo pensaba hacer a través de mis palabras: en forma permanente, en las reuniones del Senado hemos tenido las tribunas y galerías repletas de gremios preocupados de los problemas que los afectan. En muchas oportunidades aprobaron o reprobaron la actitud tomada por la Sala. Ante tal circunstancia, el Presidente del Senado o quien dirigía la sesión - muchas veces me correspondió a mí hacerlo- debió llamar la atención a los asistentes y decirles que les estaba prohibido hacer manifestaciones dentro de la Sala. Por lo tanto, creo que ese grupo reunido afuera en cierto modo viene a facilitar a la Oposición el hacer un escándalo mayor respecto de estos desafueros.
Conozco los antecedentes de uno de los desafueros. Los del otro no los he estudiado. Respecto de aquél, creo que no tiene ningún asidero en la mínima disposición legal para haberlo solicitado, como tendré oportunidad de decirlo cuando se trate.
Por eso, creo que de ninguna manera se puede sostener que tengamos afuera una reunión destinada a presionar al Senado en su decisión. Por lo demás, el Honorable señor Reyes se ha encargado de declarar que no se siente presionado. Otros señores Senadores también han manifestado lo mismo. De manera que se aprovecha un hecho circunstancial para decir que es el pueblo quien está presionando a fin de que el Senado vote en un sentido determinado.
Por estas consideraciones, voto en contra de la suspensión.
El señor PRADO.-
Apoyaré la indicación propuesta por el señor Presidente del Senado a la consideración de la Sala.
Francamente considero que el debate en la forma como está siendo llevado por los Senadores de Gobierno, es un poco inútil y hasta poco constructivo, y que hasta podría ser contradicho por la realidad dentro de pocos minutos.
¿Qué pasaría si al salir de la Corporación algunos Senadores que no son de Gobierno fueran agredidos? ¿Qué explicación habría?
No cabe duda de que ante la letra de la Constitución Política, como dijo alguien, no sólo basta la presencia de un grupo de personas, aunque no haya otro tipo de manifestaciones, para estimar que se está ejerciendo presión ante el Congreso, sino que, además, la Carta Fundamental declara nula de derecho toda resolución que adopte la Corporación en tales circunstancias. Ni siquiera nos deja a nosotros decidir si tal resolución es o no es nula. No importa lo que nosotros digamos. Es una protección que anticipadamente concedió la Ley Fundamental del país para asegurar que el Congreso pueda sesionar con absoluta libertad.
Tampoco se trata de que estemos diciendo uno por uno si estamos asustados o no. Se trata de otra cosa.
Algunos señores Senadores han recordado reuniones en los jardines de la Cámara de Diputados y desfiles alrededor del Congreso. Las más de las veces se ha tratado de testimonios frente a problemas de carácter social, en que se ha querido llegar al Congreso fundamentalmente como buscando protección, no para presionar directamente. Creo que nunca como en este caso deberá tenerse muy claro que no se trata de una discrepancia entre una rama de un Poder del Estado, como lo es esta Corporación, y otro, como lo es el Ejecutivo. No hay discrepancias. Lo que he oído hoy día en esta Sala, es que ello se califica como inconveniente.
Por mi parte, al igual que todos los señores Senadores, y aunque estuviéramos hasta la hora que fuera, votaré en conciencia. Pero no es posible que cuando juzgamos y calificamos la conducta de dos intendentes que están siendo acusados por trasgresiones a preceptos básicos relativos, a las garantías individuales y constitucionales, y en ciertos casos a las libertades; que cuando este Senado juzga en conciencia si deben o no deben ser procesados por algo tan importante como es la aplicación de las disposiciones constitucionales, haya una fuerza de mil personas en lugares donde en unos momentos más deberemos pasar.
Creo que ningún señor Senador se quedará un minuto más después de que votemos, y que nadie desea que ocurra nada cuando atravesemos la calle, porque no es bueno para la salud política y moral de la democracia chilena que así ocurra. Sin hablar de temores de ninguna especie, considero inconveniente que ello pueda suceder. Tampoco considero bien que los Senadores de Oposición desvaloricen la actitud del Ejecutivo. Y yo me alegro de que el Presidente de la República haya sido tan claro. Como político, nadie podrá acusarlo de nada, frente a una actitud tan limpia como ésta y con la cual concordamos ampliamente.
Voto a favor de la indicación del señor Presidente.
El señor AGUIRRE DOOLAN.-
Usaré de la palabra en mi calidad de Comité del Partido Radical para precisar nuestra abstención.
El Presidente del Senado nos invitó a una reunión, de acuerdo con el artículo 47 del Reglamento, según el cual "El Presidente podrá, en cualquier instante, suspender la sesión hasta por veinte minutos. Para suspenderla por más tiempo se requerirá el acuerdo de la Sala.
"Tal resolución o el acuerdo no perjudicarán la duración de la sesión ni la de cualquiera de sus partes."
Nosotros no concurrimos a elegir la Mesa que nos rige, pero tenemos respeto por las autoridades que mayoritariamente se da el Congreso Nacional.
Debo dejar constancia de que aunque la gente reunida afuera está defendiendo legítimamente a uno de sus representantes, en este momento el Congreso, a nuestro juicio, está presionado directa o indirectamente.
En cuanto al sentir de los Senadores radicales, éste fue dado a conocer en la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento, en la cual nuestro representante, junto con el Honorable señor Gumucio, que también pertenece a ella, fueron partidarios de rechazar tanto la acusación contra el Intendente de Aisén como la del de Colchagua. En esta oportunidad, siendo la votación secreta, procederemos en consecuencia.
Pedro no sería honesto con nosotros mismos si no declarara que en este momento no hay plena libertad para que el Congreso Nacional actúe en la sesión de hoy. Así también lo ha reconocido el Jefe del Estado, quien, como todos saben, fue parlamentario durante más de un cuarto de siglo. Hace algunos instantes, cuando estuvimos reunidos en la Sala de la Presidencia del Senado con motivo de la sesión de Comités, oímos la conversación sostenida entre el compañero Allende y el Presidente del Senado, en la cual el Jefe del Estado dijo claramente que seguiría realizando gestiones por medio del IntendenteConcha Lois, del señor Codelia y del Subsecretario del Interior, y que, en fin tomará todas las medidas necesarias para que la sesión se pueda efectuar con la mayor tranquilidad. Inclusive el Primer Mandatario manifestó que, a fin de que esta sesión se realice, estaba dispuesto a ordenar el empleo de bombas lacrimógenas para despejar las calles.
En consecuencia, nosotros, que hemos concurrido con nuestros votos entusiastas a elegir Presidente al compañero Allende y que estamos por el respeto del programa de la Unidad Popular y por mantener con nuestros compañeros de los demás partidos de la Unidad Popular la más perfecta y cordial armonía, hemos preferido, en este contrapunto, abstenernos respecto de la indicación del señor Presidente del Senado.
El señor TEITELBOIM.-
Deseo formular una consulta a la Mesa.
¿Cuántas veces en la historia parlamentaria, o en lo que se recuerda durante los últimos años, la Mesa de la Cámara y, sobre todo, la del Senado han aplicado el artículo 47 del Reglamento en concordancia con el artículo 23 de la Constitución Política del Estado?
El señor AYLWIN (Presidente).-
Recuerdo a Su Señoría que estamos en votación. No obstante, no tengo inconveniente en contestar su pregunta.
Tengo noticias de que el Senado procedió en esta forma en cierta oportunidad en que presidía la Corporación don Arturo Alessandri Palma. Así se me ha informado, y no sé de otro caso.
El señor RODRÍGUEZ.-
¡Arturo Alessandri suspendía las sesiones sin ceñirse al Reglamento ni consultar a nadie! Ese no es precedente.
El señor AYLWIN (Presidente).-
Su Señoría está con el uso de la palabra para fundar su voto, y su tiempo está corriendo. Para que no haga cuestión al respecto, se lo computaré desde este momento.
El señor TEITELBOIM.-
Agradezco la información de Su Señoría, aunque el Honorable señor Luengo me agrega que, según versiones de la historia del Senado y de los Comités de aquel entonces, don Arturo Alessandri suspendía las sesiones por su propia cuenta.
Lo único que deseo establecer con mi pregunta es que nos hemos puesto delicados de repente. Para mí, ése es el problema, porque el Senado y la Cámara han sesionado centenares de veces teniendo alrededor, en las calles, multitudes de personas, y en innumerables ocasiones mucho más numerosas que el grupo que se encuentra hoy día en Morandé. Esto es lo que a mí me parece sospechoso: que nos pongamos delicados de repente. Porque, al fin y al cabo, no se trata de una votación en conciencia, ya que si así fuera, habría votos discordantes dentro de los partidos, pues la conciencia no se puede uniformar. Se trata de una votación política, partidaria, en que todos los miembros de una colectividad están votando en la misma forma.
El señor PALMA.-
No será así en esta oportunidad.
El señor TEITELBOIM.-
Me estoy refiriendo a esta votación. Yo he visto toda esta votación, y no me he equivocado. En el fondo, ésta forma parte también de la otra votación y de una actitud frente a la cual creo que el Senado tiene que reflexionar un poco, porque se trata de extremar todas las posibilidades de interpretación de la Constitución y del Reglamento para atacar a un movimiento que ha llegado a la Presidencia de la República. Y el Primer Mandatario manifiesta una paciencia infinita ante las peticiones inmoderadas, en muchos casos. Porque hay "palos porque bogas y palos porque no bogas."
Aquí se ha hablado de las actuaciones de algunos funcionarios -hecho que no me consta- de la Corporación de la Reforma Agraria que habrían facilitado la movilización de campesinos de la provincia de Colchagua hacia Santiago.
En la tarde de hoy, con gran alborozo, el diario "La Tarde" publica en un gran recuadro la noticia de la enorme victoria de la Democracia Cristiana en el Ministerio de la Vivienda. Ello me parece enteramente lógico, porque, al fin y al cabo, este Gobierno tan perverso, tan terrible, que no respeta nada, tiene un 95% de la Administración Pública que no es de la Unidad Popular. Eso no me parece una tragedia, porque el funcionario democratacristiano o nacional o sin partido que trabaja bien, que cumple su deber, en buena hora que continúe en la Administración Pública. Pero, ¡por favor!, no lloremos tanto, no nos convirtamos en Magdalenas profesionales, porque nunca una Oposición ha puesto el grito en el cielo, cada día, cada minuto, como ésta de ahora.
Por eso, no estoy de acuerdo con los delicados de repente. Después de centenares de ocasiones en que el pueblo se ha reunido para manifestar una opinión en torno del Parlamento, nada ha sucedido como para que se pongan ahora tan quisquillosos y acuerden, a proposición de la Mesa, suspender una sesión en virtud del artículo 23 de la Constitución Política del Estado. El propio Presidente del Senado ha tenido que hacer un recuerdo para decirme que don Arturo Alessandri hace 35 años, o no sé cuántos, una friolera de años, hizo lo mismo.
Por tales razones, voto en contra.
El señor TARUD.-
Deseo fundar mi voto para expresar al Senado mi pensamiento sobre el particular.
Personalmente, no me siento presionado. Si bien debemos reconocer que la disposición constitucional tiene gran amplitud, a mi juicio no es atinente al hecho que hoy nos preocupa.
Quiero también traer al recuerdo de los señores Senadores dos sucesos que me tocó vivir. Uno de ellos aconteció en 1958, durante el Congreso Pleno en el cual se proclamó al candidato que había obtenido la mayoría, poco más de la tercera parte de los votos: Jorge Alessandri Rodríguez. En esa oportunidad, las cuatro calles que rodean al Parlamento estaban repletas de partidarios del señor Alessandri. Más aún: también lo estaba el Salón de Honor. Y no puedo olvidar que cuando me correspondió votar, y como ya sabían que lo haría, naturalmente, por el candidato al que había apoyado en la elección, Salvador Allende, recibí de la galería la más grande rechifla, total y unánime que ha podido recibir ser humano en su vida. No sé si esa era presión o no lo era.
Todavía más. Aquí hay muchos Senadores que en esa época eran Diputados. En 1953, luego de abandonar mi cargo de Ministro de Economía y Comercio, fui acusado por ciertos sectores de la Honorable Cámara de Diputados. Durante los diez días que demoró el estudio de la acusación, hubo compañeros obreros apostados en la calle Compañía. Y el día de la votación se realizó una manifestación que, en cuanto a número de personas, superaba tres veces a la de hoy. Puedo afirmarlo porque en esta oportunidad me asomé a la puerta, y no a la ventana como lo hizo el Honorable señor García. Aún más: se estaban sacando los adoquines de la citada calle, y había muchos obreros que tenían piedras en sus manos.
Pues bien: se realizó la votación correspondiente, con los resultados que conoce el Senado, y en ningún momento la Cámara se sintió presionada.
A mi juicio, el ámbito de aplicación del artículo 23 de la Carta Fundamental, como dije, no alcanza a la situación producida en el día de hoy.
Por eso, voto en contra de la proposición de la Mesa.
El señor HAMILTON.-
Quiero fundar mi voto, y me siento con bastante libertad para hacerlo, porque la opinión que tengo respecto de las dos peticiones de desafuero, expresada con claridad en la Comisión, la conoce toda la ciudadanía.
En la misma Comisión fui objeto, por parte de un señor Senador, de improperios e insultos a causa del criterio que estaba expresando. Y desde entonces se desató públicamente, no sólo contra mí, sino contra los demás miembros de ese organismo que había acogido las solicitudes de desafuero, una campaña orquestada a través de todos los diarios y medios de difusión de que disponen los partidos de la Unidad Popular.
Es verdad que las presiones -si de ellas se trata- influyan o no en el ánimo de los Senadores, ya habían comenzado antes de las manifestaciones callejeras que han motivado los incidentes que conocemos y las suspensiones de esta sesión.
En consecuencia, personalmente, no me siento presionado.
Pero no se trata de eso -aunque tal vez podría ocurrir que ningún señor Senador", cualquiera que sea la posición política que sustenta, se sintiera presionado- , sino de la naturaleza política de esta manifestación, que no es, como se dijo, de apoyo a los Intendentes afectados, que sería justificada y que podría estar realizándose, con las facilidades que da el Gobierno, en cualquier parte, menos en las puertas del Senado. Sea cual fuere el resultado que se alcance, es un acto mediante el que se pretende, al menos -y eso nadie lo puede desconocer- , influir en el ánimo de los Senadores.
Y eso el Senado no lo acepta. Por ello la Mesa adoptó las resoluciones que conoce la Sala.
Escuché al Honorable señor Prado decir algo que me llamó la atención y que me parece muy cierto. Ahora nos sentimos muy libres para opinar. Pero si no se hubieran adoptado esas medidas, ¿quién podría garantizar que no fuera a producirse algún hecho del que después todos pudiéramos lamentarnos?
Si la fuerza pública hubiera actuado en Aisén con la diligencia que la caracteriza, con el control que sobre ella ejerce la autoridad civil, hoy día no estaríamos lamentando la muerte del joven Juan Milla- lonco. Nada habría sucedido si se hubiera tenido la prudencia demostrada esta tarde por el señor Presidente del Senado.
Creo que más que de un problema legal, se trata de una cuestión de prudencia. Por eso, me parece que la Mesa del Senado ha actuado bien, y estoy de acuerdo con su determinación.
Se ha dicho aquí que no es la primera vez. Pero quiero decir al Honorable señor Teitelboim que sí es la primera vez, que yo sepa, al menos, que un Subsecretario
del Interior, actuando con mucha responsabilidad -quiero reconocerlo- , en ejercicio de su función, como hombre de Gobierno más que como militante de un partido, ha llamado al Presidente del Senado, le ha advertido de lo que se trata y ha tomado todas las medidas conducentes a impedir hechos que pudieran haber sido bochornosos para el propio Gobierno.
El Senado, está claro, debe actuar con independencia y al margen de presiones. La circunstancia de que en otras épocas y en otras ocasiones hayan ocurrido hechos como los señalados por el Honorable señor Tarud no hace sino confirmar que el Senado y sus autoridades proceden bien al tomar resguardos para que esas situaciones no se produzcan.
Por lo demás, no estamos solos en esta posición. Porque sucede que del mismo modo como lo ha entendido casi la mayoría del Senado lo han entendido el propio Presidente de la República, el Ministro del Interior, el Subsecretario de esa cartera, y aquí -para que no se diga que estamos jugando a la política partidista- , con mucha franqueza, los miembros de la representación radical también han reconocido que se ha actuado con ponderación y prudencia, por lo cual, pese a integrar la combinación política que constituye la "Unidad Popular, se abstuvieron de participar en esta votación.
Voto que sí.
- Se aprueba la proposición de la Mesa (19 votos contra 11, 4 abstenciones y 4 pareos.)
El señor AYLWIN (Presidente).-
Se suspende la sesión.
- Se suspendió a las 20.30.
- Se reanudó a las 21.12.
El señor AYLWIN (Presidente).-
Continúa la sesión.
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