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- rdf:value = " El señor FONCEA.-
Adhiero a esa proposición, dada la premura en el despacho del proyecto hecha presente por la Mesa. Sin embargo, me parece que el procedimiento, que se está poniendo en práctica en forma muy reiterada, no es el más conveniente. ¿Qué interés tendrá el debate sugerido por el Honorable señor Valente, y que se realizará el martes próximo? En realidad, no tendrá importancia alguna, porque ya el proyecto estará aprobado en general. Es lo mismo que si el día de mañana se cumpliera un fallo definitivo en sentencia de muerte, y dijéramos: "Bueno, después del entierro tendrá derecho a hacer uso de la palabra para exponer sus puntos de vista. "
Considero que debe proporcionarse una explicación sobre la materia por parte del Ministro del ramo el de la Vivienda, en este caso, el cual debería asistir, como lo hacían antes los Ministros de Estado. Ya nos estamos acostumbrando a que, por lo general, durante el estudio de proyectos de cierta importancia, brillen por su ausencia los respectivos Secretarios de Estado, precisamente quienes patrocinaron el proyecto, porque en este caso se originó en un mensaje del Ejecutivo, respecto del cual se declaró la urgencia. Sin embargo repito, no se nos ha proporcionado una explicación adecuada.
El señor VALENTE.-
El señor Ministro dio una amplia explicación en la Comisión.
La señora CAMPUSANO.-
Es conveniente que lea el informe.
El señor FONCEA.-
¿Dónde proporcionó la explicación?
La señora CAMPUSANO.-
Figura en el informe, señor Senador.
El señor FONCEA.-
El informe viene llegando: nos fue entregado hace un instante; de manera que no he podido leerlo más allá de la primera página.
Debemos reconocer que no estamos legislando con conocimiento cabal en materias importantes. Al respecto, expondré una duda que tengo sobre ciertos aspectos del proyecto. Se propone un sistema para suprimir o limitar el régimen de reajustabilidad de determinadas deudas habitacionales. Me parece justo, sobre todo por tratarse de viviendas económicas, de escaso valor y pertenecientes a sectores muy modestos. Nadie podría dejar de compartir la idea central del proyecto. Pero deseo señalar algunas dudas. El porcentaje de imponentes del Servicio de Seguro Social y de la Caja de Empleados Particulares que han logrado una vivienda, aspiración tan sentida de todos los sectores de trabajadores, tanto jubilados como en actividad no existe en el informe ningún dato ni antecedente sobre la materia, no llega al 1,5%, en circunstancias de que esos servidores alcanzan en la actualidad a más o menos un millón y medio de personas. ¿A qué se debe que sólo dicho porcentaje haya tenido el privilegio de que se le adjudique una vivienda? Principalmente, a que los excedentes que van de las cajas de previsión, principalmente del Servicio de Seguro Social y de la Caja de Empleados Particulares, a la CORVI no estoy formulando cargo alguno a los actuales ejecutivos de esa Corporación, pues se trata de una situación que se prolonga desde hace mucho tiempo, no han sido utilizados en forma rigurosa y responsable por la Corporación de la Vivienda. Recuerdo que hace un año o dos se señaló en el Congreso que la CORVI no entregaba el número de viviendas correspondiente al aporte sideral proporcionado por la Caja de Empleados. Particulares por concepto de excedentes.
¿Qué ha debido hacer, en cambio, el resto de los imponentes del Servicio de Seguro Social y de la Caja de Empleados Particulares para cumplir la aspiración de la casa propia? Recurrir a un préstamo otorgado por la Caja de Empleados Particulares para depositarlo en alguna asociación de ahorro y préstamo y así poder adquirir una casa.
En consecuencia, lo justo es que la limitación de la reajustabilidad no sólo beneficie a quienes han obtenido casas directamente de los institutos de previsión o de la. CORVI, sino también a aquellos imponentes que no han logrado viviendas en forma directa y han debido recurrir a préstamos en asociaciones de ahorro y préstamo.
¿Por qué se hace una discriminación tan odiosa? Desearía una explicación sobre el particular, y para ello es necesaria la presencia del Ministro del ramo, porque, tal vez, puedo estar equivocado en mis apreciaciones, a pesar de que creo que no es así.
El proyecto tiene, desde luego, mucha importancia. Vastos sectores están reclamando su aprobación. Los parlamentarios de la Democracia Cristiana somos partidarios de él y vamos a aprobarlo. Sin embargo, estimamos que los sectores que no disponen de casa propia y se han visto en la obligación de recurrir al procedimiento señalado, también deben gozar de sus beneficios. De otra manera, estaremos creando un sector privilegiado.
Al examinar el proyecto he podido comprobar que en una de sus partes se refiere a ciertos asalariados que tanto el actual Mandatario como los anteriores han calificado de privilegiados: los trabajadores de la gran minería del cobre. Por lo demás, desde que estoy en el Parlamento siempre se ha dado tal calificativo a ese sector, porque goza de beneficios muy superiores al resto de los trabajadores. No reclamamos de tal situación, pero desearíamos que la justicia fuese pareja. Recientemente se ha informado que en Rancagua se les han entregado casas avaluadas en 11, 12 ó más miles de dólares. Es decir, se trata de habitaciones confortables. Se sabe que perciben buenos salarios, y sus pliegos de peticiones no son muy limitados ni prudentes. El último de ellos, según informaciones de los diarios, es considerable.
Dichos trabajadores están incluidos también entre los beneficiados por este proyecto, lo mismo que aquel modesto poblador que vive en una casa de escaso Valor y que sectores como los imponentes de la Caja de Carabineros y del Servicio de Seguro Social, que son de modesta condición. En este caso, deberíamos haber hecho alguna discriminación.
Nadie ha explicado por qué se fija un metraje determinado para tener derecho a los beneficios señalados por la ley. Primitivamente, la Cámara de Diputados que es muy generosa, como también lo somos nosotros, cuando se trata de recursos que no son nuestros fijó una superficie determinada.
El señor AGUIRRE DOOLAN.-
Su Señoría tendrá tejado de vidrio.
El señor FONCEA.-
No sé qué quiere decir el señor Senador.
El señor AGUIRRE DOOLAN.-
Su Señoría hace el cargo de que algunos son generosos con recursos que no le^ pertenecen.
El señor FONCEA.-
No estoy haciendo cargo alguno a Su Señoría.
He levantado mi voz para referirme a esta materia, por creer de justicia hacerlo. Por eso, a veces, algunos sectores. . .
El señor VALENTE.-
¿Hay debate, señor Presidente?
El señor AYLWIN (Presidente).-
Estamos en debate general, señor Senador.
El señor FONCEA.-
Parece que el Honorable señor Valente no desea que hablemos.
El señor VALENTE.-
Formulé una proposición que había sido aceptada.
El señor AYLWIN (Presidente).-
No lo ha sido hasta ahora.
El señor FONCEA.-
Al Honorable señor Valente le molesta que otros señores Senadores hablen. ¡Si es así, entonces levantemos la sesión, apaguemos la luz y nos vamos!
Yo soy muy deferente; no estoy atacando a ningún parlamentario en particular, y pido la misma deferencia con mi modesta persona.
Mis observaciones se referían al metraje de las viviendas. Puede haber casas de 90 metros cuadrados de superficie edificada que son verdaderos palacios y habitaciones de madera que tienen más de 100 metros cuadrados. En esta materia, es imprescindible también una explicación de por qué se siguió el criterio tan drástico de limitar la superficie de las viviendas a 80 ó 100 metros cuadrados. Estimo que no puede haber una diferencia tan marcada.
Creo que sería importante abrir un debate amplio sobre la materia, e insisto en que somos partidarios, y entiendo que todos los Honorables colegas, de aprobar esta iniciativa.
"