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- rdf:value = " El señor NOEMI (Presidente accidental).-
Tiene la palabra la Honorable señora Campusano.
La señora CAMPUSANO.-
Señor Presidente, Honorable Senado:
El pueblo rumano celebró anteayer el 27º aniversario de la liberación de su país del yugo fascista. Y por haberse producido en este período transformaciones socioeconómicas radicales, que se traducen en importantes éxitos en el desarrollo de la economía, la elevación de la cultura y del bienestar material de los trabajadores, la celebración ha tenido y tiene especial significado.
Este aniversario de la liberación del pueblo rumano tiene particular importancia también para nosotros, ya que se realiza cuando nuestro pueblo, su clase obrera, se encuentra en el Gobierno de la nación.
Los acontecimientos de agosto de 1944 significaron un vuelco en la vida del pueblo rumano. Ese mes, en Bucarest fue arrestado el Gobierno profascista que había embarcado al país en una alianza con la Alemania hitleriana contra el primer país socialista: la Unión Soviética. Divisiones de la guarnición de Bucarest y destacamentos armados de obreros tomaron importantes objetivos estratégicos en la capital rumana.
La acción armada, cuyo organizador fue el Partido Comunista, se inició en las favorables condiciones del ataque victorioso del Ejército Soviético en la región de las ciudades de Iassi y Kishiniov. En los meses siguientes, Rumania se incorporó a la coalición antihitleriana y junto con las tropas soviéticas participó en los combates contra la Alemania fascista.
El derrocamiento de la dictadura fascista de Antonescu no significó la destrucción completa del fascismo y de la reacción en el país. El Gobierno establecido en diciembre de 1944, encabezado por el General Radescu, era partidario abierto de la reacción y de los imperialistas extranjeros; protegía a los monopolios y a los especuladores, y saboteaba el cumplimiento de las condiciones de paz.
Tratando de restablecer el régimen pasado y de destruir a las fuerzas progresistas, el 24 de febrero de 1945 la reacción rumana reprimió una manifestación de los obreros de Bucarest, quedando decenas de muertos y heridos. Como resultado de la respuesta combativa de la clase obrera rumana, el Gobierno de Radescu se vio forzado a demitir.
Fue entonces cuando por primera vez en la historia de Rumania se estableció el Gobierno popular, con el papel dirigente en él de la clase obrera. La acción de este Gobierno se guiaba por el programa del Frente Democrático Nacional, donde participaban todas las fuerzas progresistas del país.
El curso de los acontecimientos nos lleva hasta las elecciones parlamentarias del 19 de noviembre de 1946, en que el 84% de los electores votaron por el bloque de los partidos democráticos. Posteriormente, el 30 de diciembre de 1947, a exigencia de los trabajadores, el rey Mijai fue obligado a abandonar el trono. En la misma fecha el Parlamento proclamó la República Popular de Rumania. De este modo se resolvía la no correspondencia entre el nuevo carácter del poder del Estado y la antigua forma monárquica de dirección.
Mirando ahora el camino hecho por el pueblo rumano en los 27 años pasados, se hace especialmente comprensible el significado de los acontecimientos de aquellos días de agosto. En esencia, se abría una una página totalmente nueva en la historia moderna de Rumania; se dio comienzo a profundas transformaciones en la sociedad rumana. El país había entrado rápidamente al período de las transformaciones socialistas.
Como todos los acontecimientos históricos, el 23 de agosto tenía profundas raíces. Lo prepararon muchos hombres, infinidad de personas en diversos años, gentes que creían en el triunfo final de la justicia social. En la vanguardia de la lucha estaban los comunistas, los gloriosos hijos de la clase obrera. El movimiento revolucionario rumano cuenta no pocas páginas de combates heroicos: el alzamiento de los marineros en 1918, que se negaron a participar en la intervención armada contra la joven República Soviética; la acción heroica de los proletarios de Bucarest en febrero de 1933, que transformaron los talleres ferroviarios de Gribitza en cindadela obrera contra la cual las autoridades arrojaron verdugos armados hasta los dientes; y muchas otras.
El heroísmo de los luchadores sociales lo encontramos en cada una de las páginas de la historia de la antigua Rumania. La conmemoración de este aniversario viene a ratificarnos una vez más que el sacrificio de tantos hombres y mujeres no fue en vano.
Al celebrarse los 27 años de la liberación de Rumania, es necesario hacer un breve balance del desarrollo del país por el camino socialista. Para ello, comparemos a grandes trazos la actual Rumania con la Rumania burguesa y latifundista.
Rumania de preguerra era un país agrario atrasado. Una rama de la industria más o menos desarrollada era la extractiva, principalmente la petrolera. En ella tenía posiciones dominantes el capital extranjero: el inglés, el francés, el norteamericano. Desde Rumania se exportaba, a precios muy bajos y desfavorables para esa nación, trigo, maíz y otros productos agrícolas, y también petróleo. Rumania importaba muchas mercaderías industriales, incluso el 95% de las máquinas necesarias para el país.
Despojada por la Alemania fascista, empobrecida por los gastos de la guerra antisoviética, sufriendo las consecuencias de las acciones militares: ésa era Rumania en el año 1944. Sólo en las condiciones de nuevas relaciones sociales era posible restablecer la economía y hacerla avanzar. El pueblo rumano, conducido por los comunistas, apoyándose en la ayuda política, económica y moral permanente de la Unión Soviética, entró al camino del socialismo.
En el desarrollo económico de la posguerra de Rumania se advierten claramente dos tendencias fundamentales: la industrialización y la colectivización de la agricultura. La mayoría de las empresas rumanas son fábricas nuevas. Las antiguas, que quedaron como herencia del pasado, han sido reequipadas. Se ha dado primera importancia al desarrollo de ramas de la industria como la energética, la construcción de máquinas, la metalúrgica y la química.
De acuerdo con la reforma agraria, realizada después de la liberación, hubo grandes transformaciones socialistas en el campo rumano por el paso de la tierra de manos de los latifundistas a manos de los campesinos pobres. El proceso de cooperativismo en Rumania se prolongó 13 años y terminó en 1962. En el país ahora existen alrededor de 4.670 cooperativas agrícolas, con una superficie de cerca de nueve millones de hectáreas. Además, hay 352 empresas agrícolas estatales, cuya superficie supera los dos millones de hectáreas.
En su desarrollo económico, motivado por el esfuerzo sin límites de su pueblo, junto con aportar su capacidad al COME-CON, Rumania recibe los beneficios que da la integración económica socialista. En los 27 años pasados los vínculos han sido particularmente sólidos con la Unión Soviética.
El pueblo rumano terminó para siempre con la sociedad donde el hombre explota al hombre. Allí florece sobre sólidas bases una sociedad nueva: la sociedad socialista.
Estamos ciertos de que el pueblo rumano, rodeado del cariño y la admiración de los trabajadores del mundo, sabrá cumplir con éxito su plan quinquenal, que fortalecerá aún más su laboriosa y pacífica sociedad, y continuará jugando un papel importante en la lucha de la humanidad por la paz y el progreso.
Deseamos nuevos éxitos al pueblo rumano, a la República Popular de Rumania, y hacemos llegar nuestro saludo al señor Embajador de ese país.
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