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- rdf:value = " El señor TARUD.-
Señor Presidente, Honorable Senado:
El Comité Nacional Ejecutivo de mi partido -la Acción Popular Independiente- y la Unión Socialista Popular, me han encargado testimoniar aquí, en el Senado de nuestra patria, el respetuoso y fraterno homenaje de ambas colectividades a uno de los más decididos y efectivos capitanes del proletariado nacional, el compañero Oscar Astudillo.
Hijo de clase obrera, combatiente de la revolución y militante comunista, el que fuera Subsecretario General del partido de Recabarren, Fonseca, Lafertte y Galo González, estuvo siempre en las primeras trincheras de los sucesivos combates del pueblo por alcanzar su liberación, derrotar la miseria, el atraso y la explotación imperialista extranjera. La vida de ese hombre modesto, amigo, compañero y ca-marada, tiene el sello del partido en que militó desde 1934 y está marcada por la recia y generosa decisión de los trabajadores chilenos, que han sabido en mil batallas conquistar el derecho a ser los gobernantes del país, los titulares legítimos del Poder.
Resulta extraordinariamente difícil hablar de Oscar Astudillo. Su figura humana y política sobrepasa cualquier posibilidad de intentar siquiera un boceto aproximativo de esa vida tan chilena y esforzada, modestamente grande, que se inicia el 14 de agosto de 1909 en la heroica e histórica ciudad de Rancagua. La capital de la provincia de nuestro Padre de la Patria, O'Higgins, vio nacer y dar los primeros pasos al que fue sucesivamente dirigente de los mineros del cobre, del gremio de la construcción, de los trabajadores chilenos, de su partido y de la Unidad Popular, que él ayudó a construir en forma decisiva con su actitud permanentemente unitaria, fraterna, de una honradez a toda prueba, abierta y sin dobleces, como es la actitud de nuestra clase obrera, de nuestros trabajadores, de los hijos de nuestro pueblo.
El período histórico que le tocó recorrer y que cubre, en gran parte, nuestro Chile del siglo XX, es de una complejidad y riqueza extraordinarias. Cuando el río Cachapoal iniciaba un nuevo recorrido por los campos de Rancagua y el cocinero de la estación ferroviaria invitaba a sus compañeros de trabajo a celebrar el nacimiento de su hijo Osear, la pampa salitrera, el Norte de las minas y el desierto se estremecían con la palabra y la acción ardiente y visionaria de Luis Emilio Recabarren, fundador del movimiento obrero y del Partido Comunista de Chile.
Ya a los diez años, cuando todavía los niños sueñan con los cuentos de hadas o de brujas, Osear debió comenzar a trabajar, ganando tres pesos a la semana para una jornada de diez horas diarias. En la fábrica de calzados Parré Hermanos, empezó a germinar la semilla innata de dirigente de su clase que llevaba en sí el joven trabajador. Eran los años en que en las calles de las principales ciudades del país los aires del "Cielito Lindo" anunciaban la emergencia de un candidato popular-burgués que se alzaba en contra de la alianza oligárquica, produciendo la primera quiebra en el sistema minoritario demoliberal. Arturo Alessandri mira hacia las clases populares, que buscan un lugar en la escena política y que, recibiendo el impacto de la revolución soviética de 1917, empiezan a comprender que solamente su organización y unidad posibilitará su ascenso hacia los niveles superiores del gobierno y del poder.
En los años veinte, surge el Partido Comunista, los militares derriban a Alessandri, el General Carlos Ibáñez asume por primera vez la presidencia y se acentúa la presencia del pueblo en nuestra vida pública. Astudillo estudia y trabaja, y las fábricas, de calzado Etchepare, La-borde, etcétera, conocen a este muchacho bondadoso, de mirada lúcida de hombre bueno, que trabaja duro y tiene tiempo para preocuparse de sus compañeros. En esta época, teniendo 15 años, integra un Comité de la Segunda Comuna que luchaba por la rebaja de los arriendos de las habitaciones para obreros.
Al iniciarse la década de los años treinta, deja la industria del calzado y su oficio de gasfiter, para integrarse a la construcción como oficial de estucador. En las obras del Hospital Arriarán conoce a Juan Vargas Puebla, que trabajaba como "maestro". Se inicia así una amistad que durará de por vida.
En 1933 sube al mineral El Teniente y vuelve a desempeñarse como gasfiter. Las condiciones de vida, el trato discriminatorio de los empresarios hacia los trabajadores chilenos, los conflictos sociales que se producen como consecuencia del acelerado desarrollo de acontecimientos cada vez más complejos, lo conducen en 1934 a afiliarse al Partido Comunista, ilegal en la época, que combatía con intransigencia y virilidad los desbordes de la segunda Administración de Arturo Alessandri.
Ocupa diversos cargos en la Dirección Local del Partido, se integra a las tareas sindicales y sus compañeros lo eligen, durante períodos sucesivos, director, tesorero y presidente del sindicato obrero. Conoce, a Galo González -que más tarde sería Secretario General del Partido- que tiene a su cargo la Comisión Nacional de Control y Cuadros y que, para cumplir con su tarea, viaja por todo el país, penetrando a todos los lugares, aunque sea bajo el disfraz de vendedor ambulante. De él aprende que la unidad del partido debe guardarse como cosa preciosa, ya que allí, en esa unidad monolítica, reside su fuerza, poderío y cohesión. Además, de ese gran dirigente de la clase obrera Astudillo asimiló la forma sencilla, coherente, al alcance del obrero o trabajador menos instruido, de explicar la política y el desarrollo de los acontecimientos contingentes que tiene que enfrentar toda organización popular.
En 1943 es elegido dirigente nacional de la C. T. CH. (Confederación de Trabajadores de Chile), cargo que ocupa hasta 1952, fecha en que comienza a gestarse la. Central Unica de Trabajadores (CUT). Durante la represión al movimiento obrero y al Partido Comunista, Oscar Astudillo pasa a la clandestinidad y organiza la resistencia de la C. T. CH.
La elección presidencial del año 1952 hace posible el ascenso al poder de un multitudinario movimiento popular democrático encabezado por el General Ibáñez. Aunque mediatizado por la composición social de su dirección, el período ibañista abre las puertas a una incipiente masificación política, cuya expresión más radical fue la creación de la CUT, la ampliación del derecho de sufragio, la derogación de la "ley maldita" y la habilitación del Partido Comunista para actuar en la vida pública. Desde 1948 hasta 1958, el compañero Osear Astudillo se desempeña en importantes tareas sindicales que lo llevan a miembro del Consejo de la Confederación de Trabajadores de América Latina (CETAL), y a la Secretaría General de la FINC, que aglutina a los trabajadores de la construcción.
En el Décimo Congreso de su organización, realizado en la clandestinidad, es elegido miembro del Comité Central y de sus principales órganos políticos: la Comisión Política y el Secretariado. Permanece en el Comité Central hasta su muerte, ocurrida cuando se encontraba desempeñando la Subsecretaría General. La silicosis adquirida en las minas del cobre logra doblegar a ese incansable dirigente de los trabajadores que había resistido persecuciones, cárcel, represión y fuego de los enemigos de su patria y del progreso. A las 6.50 del sábado 14 de agosto, falleció en el Hospital Clínico de la Universidad Católica el amigo, cama-rada y compañero Oscar Astudillo.
Fue un hombre que vivió para su clase y su partido.
Si Galo González fue un espejo de combatiente; si Elias Lafertte fue el compañero y el alumno de Luis Emilio Recabarren, a Osear Astudillo podemos catalogarlo, sin ninguna duda, como ejemplo del 'militante comunista. El, mejor que nadie, resume el valor, espíritu de sacrificio, amor a su patria y a su pueblo. Personalmente, puedo decir que el compañero Astudillo era para mí más que un amigo. Siempre encontré en él comprensión y sinceridad. Nuestro Partido, y la Unión Socialista Popular, sentimos y nos duele la desaparición de un hombre tan hombre, tan hermano y tan lleno de bondadosa bonhomía y franqueza plena.
Reciban el Partido Comunista y los familiares del querido y recordado compañero Oscar Astudillo nuestro pesar. El ha muerto, aunque sí, estamos seguros, continuará viviendo en cada obra de la revolución y en cada nuevo avance del socialismo libertario, democrático y humanista que empezamos a construir y por el cual Oscar Astudillo no dejó esfuerzo sin realizar ni sacrificio por hacer.
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