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- rdf:value = " El señor FERRANDO (Vicepresidente).-r
Tiene la palabra el Honorable señor Ibáñez.
El señor IBAÑEZ.-
Precisamente, yo iba a hacer un comentario sobre lo expresado por el Honorable señor Baltra.
Yo había solicitado la palabra para hacer una pregunta pública al Ministro de Hacienda pero previamente deseo hacerme cargo de algunas de las observaciones que escuchamos al Honorable señor Baltra.
No quiero poner en duda las cifras que Su Señoría dio sobre crecimiento del producto nacional bruto, repitiendo las señaladas por el Director de la Oficina de Planificación Nacional, señor Gonzalo Martnerpero es evidente, como se ha dicho en la Sala, que esas cifras son una estimación anticipada, y que los resultados definitivos se conocerán primero, cuando termine el año calendario, y, después cuando se computen los datos que no son fáciles de reunir, hasta establecer en definitiva en cuanto creció el producto nacional bruto.
Los cálculos hechos por nuestro partido le permiten estimar que dicho producto aumentara en 1971 en 6,5%. Pero no basta con ciar estas cifras globales, porque lo que interesa para realizar un diagnóstico certero de la situación económica es conocer la composición de ese producto nacional bruto. ¿Qué ha aumentado en el curso del presente año: la producción o los servicios?
El consumo real, dice el señor Martner, ha tenido un incremento de 12,5%. Es probable que esa cifra sea superior a la del producto nacional bruto, puesto que se han consumido todas las existencias que tenía el país debido a la desorbitada emisión hecha en 1971 por el Gobierno. Si el circulante se aumenta en 120%, es perfectamente comprensible que haya dinero en abundancia para comprar hasta las piedras botadas en las calles. Eso es lo que ha sucedido y ha producido la tremenda escasez que se observa en rubros cada vez más amplios de la actividad económica del país.
Quiero hacerme cargo también del aumento de 2,5% en la producción agrícola mencionada por el señor Martner en la publicación aparecida en "El Mercurio" de hoy.
En realidad, no puedo compartir esa cifra, porque quienes conocemos la realidad del campo estamos observando una situación diametralmente distinta de la que anuncia el Director de ODEPLAN. Por de pronto -y el señor Ministro de Hacienda lo sabe tan bien como yo o mejor que yo-, este año se sembraron doscientas mil hectáreas menos de trigo, lo que significa una reducción cuantiosísima de la producción triguera, hasta el punto de que no se puede contar con un abastecimiento nacional por un período mayor de cuatro meses en el año. En el curso de 1972 será preciso importar trigo para subvenir las necesidades de pan de la población durante ocho meses.
En consecuencia, no veo ni creo en absoluto que haya aumento de la producción agrícola. Por el contrario, los antecedentes que tenemos demuestran que hay una fuerte caída de ella. Este hecho se comprueba, además, por la circunstancia de que en 1971 las importaciones aumentaron en 114%, según cifras que aparecen en el Estado de la Hacienda Pública que presentó el señor Ministro de Hacienda. Dichas cifras contrarían las afirmaciones de ese Secretario de Estado, quien aseguró en el texto de su discurso que el incremento de las importaciones de alimentos llegaba sólo a 49%, en circunstancias de que los cuadros explicativos de dichas afirmaciones demuestran que el referido aumento fue de 114% en 1971. Y debe tenerse presente que durante 1972 las importaciones de alimentos deberán superar los 300 millones o 350 millones de dólares.
En consecuencia, no hay explicación posible para la cifra que da el señor Gonzalo Martner, quien tiene categoría de Ministro de Estado, y según la cual en 1971 aumentó la producción agrícola.
En cuanto a la minería, es preciso señalar que entraron en funcionamiento todas las ampliaciones de la gran minería efectuadas en el curso de los últimos años. El Gobierno de la Unidad Popular estimó que la producción de cobre llegaría en 1971 a cerca de 850 mil toneladas, según antecedentes detallados que entregó a comienzos del año en curso el Vicepresidente de CODELCO, señor Max Nolff. En sesiones de la Comisión de Hacienda donde se analizaron detenidamente los programas económicos del actual Gobierno, quedó establecido de manera categórica que el Ejecutivo contaba con que la producción cuprera superaría las 850 mil toneladas, conforme a lo proyectado. Sin embargo, ahora el jefe de ODEPLAN registra un aumento de sólo 3,4% en dicha producción, lo que implica una caída pavorosa del rendimiento de algunas de las principales minas de cobre del país, ya que su producción es bastante inferior a la del año anterior. O sea, la producción de cobre no se ha incrementado ni siquiera merced a las nuevas explotaciones iniciadas en el curso de 1971.
El caso de Exótica, por ejemplo, reviste los caracteres más alarmantes, pues el propio Presidente de la República ha hecho presente la necesidad de paralizar el mineral, ya que las dificultades técnicas no las han podido superar el personal improvisado, los burócratas políticos que reemplazaron a los técnicos de alta capacidad que tenían a su cargo el desarrollo de esas explotaciones mineras.
Además, toda la minería del cobre atraviesa por la situación más alarmante que es dable imaginar, desde el momento en que los propios dirigentes que el Gobierno de la Unidad Popular designó para que tomaran a su cargo las principales explotaciones del país acaban de renunciar a sus puestos, como consecuencia de la imposibilidad en que se encuentran para manejarlas en forma medianamente acertada.
Finalmente, quiero referirme a las cifras de importaciones y de exportaciones.
El señor Martner deja testimonio de que las exportaciones disminuyeron en 100 millones de dólares, debido a la baja del precio del cobre. Pero es preciso recordar que esa baja estaba prevista y debió quedar holgadamente compensada con el aumento de la producción, aumento que no se produjo a causa del desquiciamiento, la indisciplina, la anarquía y los controles da tipo político, que hacen irrespirable el ambiente en los minerales de cobre-
Por consiguiente, estamos enfrentados a un déficit de comercio exterior de una cuantía impresionante, porque mientras las exportaciones bajan, las importaciones han aumentado considerablemente, y deberán incrementarse mucho más todavía en el curso de 1972, como consecuencia ele! déficit de la producción agrícola.
Considero de suma importancia que el señor Ministro de Hacienda nos dé a conocer el resultado de las gestiones de renegociacíón de la deuda externa. Porque, evidentemente, si se llegara a algún arreglo conveniente que permitiera posponer determinados compromisos, tal vez estaríamos en condiciones de sobrellevar la difícil situación que la balanza de pagos tendrá en 1972. Pero si esos arreglos no se materializan, temo que en el curso del año que se inicia Chile no disponga de los recursos necesarios ni siquiera para satisfacer sus más elementales necesidades de alimentación.
De ahí, entonces, que acoja con especial interés las palabras que acabamos de escuchar al Honorable señor Baltra, quien hizo presente la necesidad de dar garantías para que la actividad privada pueda desarrollarse y efectuar un aporte sustancial a fin de enderezar la maltrecha economía y la situación caótica en que se encuentra el país después de un año de Gobierno.
El señor BALTRA.-
¡He dicho "confianza", señor Senador!
El señor IBAÑEZ.-
Yo he sido más preciso. El señor Senador sostuvo que era preciso dar confianza. Pero, al menos para mí, la confianza se otorga a través de garantías.
En consecuencia, suscribo las expresiones formuladas por Su Señoría en cuanto a que mientras no retorne la confianza a las actividades privadas no habrá en la economía un impulso vigoroso que permita al país salir de la situación caótica en que se halla.
Ahora bien, de todos los factores que influyen en la vida económica de un pueblo, la falta de inversión es quizás el que en este momento reviste mayor gravedad.
Se ha hecho gran caudal de la ocupación de la capacidad ociosa de las empresas. Esta es una frase que suena muy bien, pero que tiene poco sentido. Toda economía sana debe tener un margen de elasticidad para absorber una demanda inesperada o repentina. Es plenamente satisfactoria una situación económica en que las actividades económicas marchen a un ritmo equivalente al 80% de su capacidad instalada. Llegar a 100% de la capacidad instalada es extraordinariamente peligroso -como lo estamos comprobando en Chile-, porque se produce un desgaste acelerado de las instalaciones productivas del país, sin que paralelamente se realice una inversión que permita reponer ese desgaste y ampliar las instalaciones industriales para absorber la mayor demanda o un consumo más elevado.
Por lo tanto, mientras no se restablezca la confianza de que hablaba el Honorable señor Baltra, o mientras no se otorguen las garantías de que hice mención yo, en forma más específica, no habrá posibilidad de incrementar la capacidad instalada del país, de aumentar en esta forma la producción ni de hacer frente a una demanda que el país en estos momentos es incapaz de abastecer, situación que será más difícil enfrentar en 1972, debido a las cuantiosísimas emisiones que consigna el proyecto de Presupuestos que estamos debatiendo.
Quiero terminar esta parte de mi intervención sosteniendo que, para restablecer esa confianza, lo menos que podría hacer el Gobierno sería terminar con los desafíos al Poder Legislativo, actitud en la que parece tenazmente empeñado. Y digo esto porque en los mismos momentos en que el propio Gobierno ha debido reconocer la ilegalidad de sus procederes y la arbitrariedad de que se ha valido para apropiarse de actividades económicas privadas, al someter a la consideración del Congreso un proyecto de ley que ya se está discutiendo, en virtud del cual se da patente legal a un sistema que permita adquirir esas propiedades, y en los mismos instantes en que ambas ramas del Parlamento aprobaron una reforma constitucional que prohíbe taxativamente al Ejecutivo hacer lo que ha estado haciendo -reforma que contiene incluso una disposición que deja nulos y sin efectos todos los actos de esa especie a contar del 22 de octubre-, el Ejecutivo continúa publicando avisos en la prensa con el objeto de apoderarse de actividades privadas. A mi juicio, esto e-, simplemente un desafío al Poder Legislativo de nuestro país, una falta de consideración absoluta, una total carencia de respeto hacia el Congreso. Y no puede pretenderse que en Chile vuelva la confianza que reclama el Honorable señor Baltra mientras el Gobierno no tenga el mínimo respeto que debe guardar hacia los legisladores, quienes, dicho sea de paso, representamos a la inmensa mayoría de la opinión pública del país.
Si el Ejecutivo cree que carecemos de autoridad para hablar en nombre de las mayorías nacionales, tiene en su mano la posibilidad de llamar a un plebiscito. Que rechace, por la vía del veto, la reforma constitucional a que hice mención, que el Congreso Pleno deberá ratificar antes de 50 díasnosotros desaprobamos ese veto y el Gobierno podrá convocar a plebiscito. Este es el camino que debe seguir.
Es inaceptable que, aprobada la reforma constitucional a que me estoy refiriendo, el Gobierno continúe con su política de extorsión y despojo, destruyendo así la economía del país y llevando a la ciudadanía al hambre de la manera acelerada en que lo está haciendo el régimen de la Unidad Popular-
Antes de abordar materias que dicen relación directa al proyecto de ley de Presupuestos -lo haré dentro de algunos momentos-, quiero formular una pregunta al señor Ministro, a quien ruego tener la amabilidad de contestarme inmediatamente.
Me refiero a publicaciones aparecidas en el diario "Puro Chile" -órgano cuyo propietario es el Partido Comunista, al que pertenece el señor Ministro de Hacienda- y noticias difundidas por las radioemisoras que controla el Gobierno.
Se ha lanzado una campaña a través de la cual se sostiene que el Partido Nacional, por su actitud patriótica de oponerse a los desbordes y a los disparates económicos que está viviendo nuestro país, está chantajeando al Gobierno.
Pido al señor Ministro de Hacienda explicar en forma taxativa a la Sala del Senado quién le ha hecho alguna petición en nombre del Partido Nacional y en qué consiste si ha habido siquiera la insinuación de una subvención patrocinada por parlamentarios de nuestra colectividad política en qué consiste el chantaje a que se refieren los diarios y las radios del Gobierno, especialmente los órganos del Partido Comunista qué cosa que a nosotros pudiera interesarnos se le ha solicitado y qué se le ha ofrecido en cambio.
Ruego al señor Ministro dar respuesta a estas preguntas. Estoy seguro de que, con la entereza que siempre ha demostrado y la rectitud con que ha procedido siempre, habrá de desmentir en forma terminante esa especie calumniosa que están difundiendo la prensa y radio de su partido.
El señor ZORRILLA (Ministro de Hacienda).-
Con el mayor agrado, señor Senador.
Creo que la pregunta del Honorable señor Ibáñez puede repetirla otra colectividad- Por lo tanto, daré una respuesta global.
El señor IBAÑEZ.-
Yo me he referido al Partido Nacional, señor Ministro.
El señor ZORRILLA (Ministro de Hacienda).-
Bien. Ante todo, debo decir que no he leído ningún diario donde aparezcan tales afirmaciones. En cuanto a las radios, por lo general no las escucho.
El señor IBAÑEZ.-
Aparecieron en el "Puro Chile" de hoy.
El señor ZORRILLA (Ministro de Hacienda).-
No lo he leído, señor Senador-
El señor GARCIA.-
¡Hace bien el señor Ministro...!
El señor ZORRILLA (Ministro de Hacienda).-
Lo leeré a la hora de almuerzo.
Contestando la pregunta del señor Senador, debo decir que no he tenido ninguna conversación con representantes del Partido Nacional en que hayan solicitado o sugerido cualquier tipo de petición con relación al Presupuesto.
¿Es suficiente, señor Senador?
El señor IBAÑEZ.-
Sí, señor Ministro.
Muchas gracias.
No agregaré nada más por el momento. Haré uso de la palabra más adelante, en el tiempo que nos corresponde.
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