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- rdf:value = " El señor SILVA ULLOA.-
Resulta materialmente imposible analizar el Presupuesto de la Nación y la política económica del actual Gobierno en los pocos minutos de que se dispone, porque puede ser absolutamente injusto no entregar todos los antecedentes que justifican un criterio frente a este problema, que es eminentemente dinámico.
Quiero referirme a algunas observaciones formuladas en la mañana de hoy por el Honorable señor Musalem en lo relativo al financiamiento del Presupuesto fiscal con empréstitos internos y externos en los años precedentes al actual, el que se produjo en 1971 y lo proyectado para 1972.
No voy a poner en duda los antecedentes que ha logrado recopilar el Honorable señor Musalem. Pero hay un juicio sobre la materia que podríamos confirmar con hechos. Es el caso del Presupuesto de Entradas y Gastos de la Nación del año 1970, pues tenemos en nuestro poder el informe sobre ese ejercicio presupuestario, elaborado por la Contrataría General de la República, con cifras precisas, sobre una materia tan importante.
El señor Senador sostuvo que en el año 1970 el financiamiento mediante empréstitos externos e internos llegaba al 4%. De acuerdo con los antecedentes proporcionados por la Contraloría General de la República, ese año el Presupuesto en moneda nacional, con los suplementos que otorgan todas las leyes que se aprueban durante el desarrollo del ejercicio financiero, fue de 17 mil 937 millones 648 mil 948 escudos y 27 centésimos. ¿Y qué agrega el señor Contralor General de la República en cuanto al déficit de ese Presupuesto? Señala que el déficit que se produce al 31 de diciembre de 1970, en moneda nacional, asciende a 6 mil 032 millones 241 mil 458 escudos y 72 centesimos. Resulta que en un Presupuesto de 18 mil millones, en cifras redondas, se produce, también en cifras redondas, un déficit presupuestario contabilizado de 6 mil millones.
El señor IRURETA.-
¿De cuántos años es esto?
El señor SILVA ULLOA.-
Del año 1970, exclusivamente.
El señor IRURETA.-
Eso incluye el déficit de arrastre.
El señor SILVA ULLOA.-
No. También tengo el dato del déficit de arrastre.
O sea, hubo un déficit presupuestario del 33 %, bastante diferente del de sólo 4% que ha señalado nuestro Honorable colega el señor Musalem.
Y el déficit presupuestario de los años anteriores -de 1959 a 1969- también está aquí: es de 3 mil 783 millones 553 mil 642 escudos y 31 centésimos. No está, pues, incorporado a los 6 mil millones. La suma global al 31 de diciembre de 1970 viene a ser de unos 9 mil millones de escudos.
Luego, también consta en ese informe el déficit presupuestario en dólares al 31 de diciembre de 1970, y al respecto dice la Contraloría que "se mantiene, como se demuestra en el Estado Nº 1-2, en la misma cantidad producida hasta el Ejercicio de 1958;".
El señor MUSALEM.-
Cuatro meses son imputables a la Unidad Popular-
El señor SILVA ULLOA.-
"que asciende a 14 millones 753 mil 604 dólares y 82 centavos."
El señor MUSALEM.-
Pero hay un tercio de responsabilidad de la Unidad Popular, desde que empezó la política de préstamos. . .
El señor ZORPJLLA (Ministro de Hacienda).-
Saca mal la cuenta Su Señoría.
El señor CHADWICK.-
Son dos meses, no más.
El señor MUSALEM.-
Los otros dos meses son efecto de la campaña...
El señor SILVA ULLOA.-
He señalado estas cifras y la fuente de la cual las he obtenido, que creo no puede merecer dudas a nadie, porque son el producto del estudio, del análisis de-la contabilidad fiscal que lleva la Contraloría General de la República. De tal manera que resulta poco serio estar manejando cifras en forma caprichosa.
Quiero referirme a otro aspecto que tiene singular importancia en una política económica destinada a reactivar la economía, a disminuir la cesantía y a generar una mayor justicia social, como es la que, a nuestro juicio, ha impulsado el actual Gobierno a algo que sostuvo cuando intervenía en forma brillante, como lo hace siempre, el Honorable colega señor Aniceto Rodríguez: que la participación de los trabajadores en el producto geográfico bruto, que es del 6 % de aumento este año, es similar a la del año 1965.
Es cierto que el mismo porcentaje es similar, pero resulta incompleta la comparación, porque en 1965 el Gobierno del señor Frei, aplicando las medidas contenidas en su programa, logró una variación favorable a los trabajadores, comparada esta participación con la que tenían en el Gobierno anterior, que presidió el Excelentísimo señor Alessandri. Pero en ningún caso la participación de los trabajadores en el producto geográfico bruto alcanzó al 50%. En cambio, en 1971, año en que han existido dificultades extraordinarias, en que han tenido que afrontarse problemas que, si los magnificamos, nos permiten decir con mucha justicia que el esfuerzo realizado para aumentar la participación de los trabajadores en la distribución del ingreso nacional es realmente espectacular, por primera vez en la historia de Chile, cualesquiera que sean los antecedentes que se manejen, de los sectores del Gobierno o de los de Oposición, se llega a la conclusión irrefutable de que esta participación en el producto nacional ha superado la barrera del 50%. Estos son hechos de extraordinario valor.
Podrá discutirse podrá argüirse que no han sido felices las iniciativas destinadas a aminorar la cesantía en el país que, en vez de realizar lo que el Gobierno ha hecho, podría haberse buscado otro camino que hubiere resultado mucho más lucrativo, mucho más justo en un proceso económico de tipo empresarial. Pero esto para nosotros no constituye ningún antecedente que merezca siquiera respuesta.
Frente al problema de la cesantía, queremos ir derecho al grano. A fines del año pasado, aquélla alcanzó, con relación a las fuerzas del trabajo, porcentajes realmente peligrosos: cientos de miles de cesantes en el país. Y la cesantía es el impuesto, no establecido en ley alguna, más injusto que paga la clase trabajadora, porque el obrero o empleado cesante, cuando ya ha agotado toda su capacidad de resistencia, cuando se han terminado los auxilios que puede obtener de nuestra legislación previsional, recurre a la solidaridad del familiar, del amigo o, simplemente, del compañero, y las puertas del hogar del trabajador en actividad se abren de par en par para compartir con el familiar, con el amigo o compañero cesante, y muchas veces con su familia, la escasa remuneración que percibe.
Por eso, desde un punto de vista filosófico, de contenido político, de cómo debemos afrontar las cosas, nosotros siempre hemos sostenido que la cesantía, repito, es el impuesto más injusto que paga la clase trabajadora. Y hay que reconocer a este Gobierno que, por buenos o malos caminos, ha hecho algo que estaba en la obligación de hacer, porque se conforma con la ideología que sustenta el realizar esfuerzos dinámicos que permitan eliminar para siempre la cesantía en Chile, y convertir en efectivo el principio de plena ocupación.
Señor Presidente, resulta también majadero, incomprensible, estar analizando y repitiendo- cifras. Es preferible expresar conceptos, para que la ciudadanía, que juzga nuestros actos, tenga una visión de lo que está ocurriendo y de cómo nosotros, que somos sus representantes en este Poder, interpretamos esos hechos.
Es cierto que el Presupuesto de la Nación ha crecido, no sólo en términos monetarios, sino también en términos reales, de modo considerable. Pero este crecimiento, ¿A qué obedece? Fundamentalmente, a que hoy día se está gastando mucho más que antes en educación, en defensa de la salud, en construcción de viviendas, en capitalización del país.
El señor MUSALEM.-
Ninguna de estas cosas es efectiva.
El señor AYLWIN (Presidente).-
Ha terminado el tiempo de Su Señoría.
El señor SILVA ULLOA.-
Según el Honorable señor Musalem, no son efectivas, pero a mi juicio y por los antecedentes que tengo, sí lo son.
Lamento no disponer de tiempo para hacer un análisis más profundo al respecto.
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