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- rdf:value = " El señor FERRANDO (Vicepresidente).-
Antes de conceder la palabra al Honorable señor Musalem, solicito el acuerdo de la Sala para empalmar esta sesión con la siguiente a que fue citada la Corporación.
Acordado.
Tiene la palabra Su Señoría.
El señor MUSALEM.-
Con ocasión del despacho del proyecto de la ley de Presupuestos que va a regir durante 1972, creemos indispensable hacer un análisis acerca de la concepción que el Gobierno ha tenido en materia del manejo presupuestario, financiero fiscal y, en general, monetario-crediticio.
En 1964, la ley de Presupuestos tenía un financiamiento basado en 24% en emprestitos, y el 76% restante, en ingresos fundamentalmente tributarios. En 1970, debido a una política racional de ordena-miento financiero en los gastos fiscales, sólo hubo necesidad de financiarla con 4%- de recursos provenientes de empréstitos internos y externos, en moneda nacional o extranjera.
El señor GUMUCIO.-
¿Me permite una interrupción, señor Senador?
El señor MUSALEM.-
Con mucho gusto, siempre que sea con cargo al tiempo de Su Señoría.
El señor GUMUCIO-
Al referirse a la ley de Presupuestos de 1970, ¿Su Señoría se refiere al mensaje enviado por el Presidente Freí o al oficio final enviado por el Gobierno de la Unidad Popular, que fue el que en definitiva rigió para 1971?
El señor MUSALEM.-
Me refiero al resultado global de los seis años del Gobierno pasado.
El señor GUMUCIO.-
Pero Su Señoría, al mencionar el Presupuesto de 1970, ¿se refiere al oficio enviado en el mes de agosto por el Gobierno del señor Frei o al que se aprobó en definitiva?
El señor MUSALEM.-
Me refiero en forma global al período de seis años del Gobierno anterior, y estoy señalando que durante esa época, disminuyó la necesidad de endeudamiento para financiar la ley de Presupuestos, de 24%, a 4%.
Después de todo este esfuerzo de saneamiento de las finanzas fiscales de seis años, observamos que al cabo de un año de Gobierno de la Unidad Popular, la necesidad de financiamiento del Presupuesto Nacional con empréstitos tanto internos como externos aumentó a 33%o sea, prácticamente la actual Administración ha hecho retroceder la situación de la política fiscal del país por lo menos en veinte años. Para 1972 la perspectiva es que el endeudamiento en el Presupuesto fiscal será de 40%. Esto quiere decir que los recursos fiscales no están financiando los gastos del Estado, sino que éstos requieren de grandes contingentes de empréstitos tanto internos como externos para su financiamiento. Así, hemos llegado a la situación de que en la cuenta corriente fiscal, que señala el ahorro de un sector tan importante del país como es el Fisco, hay un déficit de tres mil setecientos y tantos millones de escudos, lo que significa que durante todo este año -en algunos períodos la suma fue mayor- hemos estado pagando los sueldos y salarios, la tinta, el papel, las gomas y toda clase de gastos corrientes, con endeudamiento en el Banco Central y en dólares en el exterior. La situación no puede ser más grave.
Cuando en 1970 discutíamos la ley de Presupuestos que regiría para 1971, hicimos presente la irracionalidad del pensamiento del Ejecutivo en cuanto no le importaban el endeudamiento y el aumento del dinero circulante. El señor Ministró de Hacienda y otros personeros de Gobierno expresaron que para ellos era perfectamente manejable un déficit de seis mil millones de escudos, y calificaron de criterio muy tradicional el de quienes sostenían que debía tenerse cierto ordenamiento en el Presupuesto.
En el Presupuesto de 1971, que alcanzó a 36 mil millones de escudos, hubo un déficit de alrededor de 6 mil millones de escudos por reducción de ingresos tanto de los provenientes del cobre como de los tributarios. A ello debemos sumar el déficit programado, previsto por el Ejecutivo para el Presupuesto de 1971, de 6 mil millones de escudos, lo que hace que el déficit a que hemos llegado en el año 1971 sea de 12.265 millones de escudossuma estratosférica que el país no conocía, por lo menos, desde el año 1930.
Este déficit extraordinario se ha debido, fundamentalmente, a los gastos excesivos en que ha incurrido el Gobierno y que lo han obligado a aumentar el dinero en más de 120%, es decir que ha más que duplicado los saldos de emisión que el país había acumulado en su historia.
Ahora bien, si tal es el saldo del año 1971, el de 1972 no podría ser muy diferente. El Ejecutivo ha presentado un Presupuesto de 42 mil millones de escudos, cantidad a la cual deben sumarse el costo del reajuste, de 7 mil millones de escudos, y una parte de los gastos de la reconstrucción. En consecuencia, el Presupuesto del año 1972 excederá los 50 mil millones de escudos. El Ejecutivo ha planteado en este proyecto un déficit programado, no ya de 6 mil millones de escudos, como el año pasado, sino de alrededor de 12 mil millones: 9 mil 500 millones de escudos en emisiones del Banco Central, o sea préstamos del Banco Central al Fisco, y 2.355 millones de escudos por préstamos externos equivalentes a 100 millones de dólares, y préstamos internos, es decir nuevos préstamos del Banco Central al Fisco, en dólares, por 93 millones.
Partimos, pues, este año, con una emisión de 12 mil millones de escudos.
Como los gastos excesivos y desordenados han ido presionando al Ejecutivo, éste se ha visto obligado a elevar al doble la emisión y los empréstitos para financiar los gastos fiscales. Y creemos que así como el año pasado esa emisión programada se multiplicó por dos, este año también se ha de multiplicar en forma parecida, y de este modo llegaremos a un déficit de 20 mil millones de escudos en un Presupuesto de 50 mil millones de escudos, de lo que se deriva un calculo de 40% de empréstitos para financiar el Presupuesto.
Conclusión de lo anterior es que el gasto público ha sido absolutamente anárquico y excesivo. Ha habido desorden financiero absoluto. El Gobierno había programado un aumento determinado del dinero y del crédito, y se ha visto presionado por una política de gastos en que cada sector de la Administración Pública ha estado haciendo desembolsos sin tasa ni medida para lo que creyó conveniente. Este año no hubo un ordenamiento tendiente a evitar ese gasto excesivo.
Lo más grave de ello es que todo ese gasto cuantioso no se ha destinado a mayor producción. Tenemos conciencia de que, sencillamente, no ha habido inversión, ni en el sector público, que se ha limitado exclusivamente a adquirir determinadas empresas, bienes o acciones, ni en el sector privado. Es decir, hemos hecho gastos excesivos y totalmente improductivos, pues no repercuten en aumento de producción presente ni futuro.
¿Qué efectos ha traído este desorden financiero y este gasto excesivo, que no ha sido destinado a aumentar la producción? Es el verdadero causante del desabastecimiento. No lo es la política de sueldos y salarios, como lo sostienen los representantes de la Unidad Popular. Porque para medir el efecto de los reajustes de sueldos y salarios que ha dado este Gobierno y el mayor reajuste promedio que ha resultado de la presión de los trabajadores a través de los pliegos de peticiones, podemos recordar el año 1965, en que se dio un nivel de reajustes legales superior al que se despachó en esta oportunidad por el Congreso a petición del actual Gobiernoy el promedio de reajustes del año 1965 fue también superior al promedio que se esta alcanzando en el año 1971. No son, pues, los reajustes los que han presionado sobre una oferta limitada, excedida por la demanda. Ha sido precisamente el gasto fiscal excesivo, desordenado.
¿A dónde ha ido, fundamentalmente, este gasto fiscal? A grandes contrataciones, para resolver el problema de la cesantía, deduciéndolo de los presupuestos de inversiones de Obras Públicas y del Ministerio de la Vivienda. También ha ido a contrataciones políticas en las empresas del cobre -en El Teniente ha aumentado en más de 50% el personal-, en toda la Administración Pública y en el sector social que se ha ido creando.
Este gasto desordenado y excesivo también es causante de la pérdida de reservas y del déficit de balanza de 350 millones de dólares que vamos a tener en el año 1971. Y lo es, asimismo, de la política restrictiva de remuneraciones a que el Gobierno está sometiendo a los trabajadores.
El "pato de la boda" de la ineficacia en la administración financiera del Estado están siendo los trabajadores de nuestro país. El Ejecutivo ha manipulado el índice de precios para llegar a un 19% de inflación oficial, sin perjuicio de lo cual otros índices, más veraces: el de la Cámara Chilena de la Construcción y el del Ministerio de la Vivienda y Urbanismo, señalan, el primero, un 40% de inflación para los materiales de construcción, y el segundo, oficial del Ministerio de la Vivienda, un 30%. Y resulta paradójico que en este Presupuesto el Gobierno esté reajustando el Presupuesto fiscal en 40%, y dé en cambio a los asalariados sólo 19% de reajuste. Me parece que esto es bastante ilustrativo para los trabajadores. Si el Fisco necesita reajustar en 40% sus gastos, no existe razón para que los trabajadores se vean limitados, en el reajuste de sus remuneraciones, a un 19%.
El señor GUMUCIO.-
¿Me permite, señor Senador?
Me parece interesante hacer preguntas para ir aclarando los temas que se vayan planteando.
El Honorable señor Musalem ha sostenido que el mayor gasto fiscal, que considera desordenado, no ha ido a mayor producción y, en segundo lugar, que los aumentos de sueldos y salarios no han tenido incidencia en el aumento del consumo. . .
El señor IRURETA.-
En el aumento de la inversión.
El señor GUMUCIO.-
Dijo que no habían tenido incidencia en mayor consumo que se había gastado el dinero, entre otros rubros, en la contratación de personal para absorber la cesantía. Es indudable que siempre, para este objetivo, tiene que recurrirse a contrataciones en obras públicas, que es el sistema clásico de absorber la cesantía en una primera etapa.
Pero quisiera que el señor Senador me explicara a qué se debe el hecho real, evidente, de que ha habido aumento de consumo y de la producción, como lo demuestran las cifras oficiales y hasta las de la Sociedad de Fomento Fabril. Hay que dar una explicación de este fenómeno, y no cabe sostener sencillamente lo que hemos oído al Honorable señor Musalem.
El señor MUSALEM.-
Sabido es que, desde el punto de vista económico, el Fisco también es consumidor y determina el nivel de la demanda. Si el Fisco, como lo hemos probado -el señor Ministro ni nadie lo podrá desmentir-, se ha excedido en los gastos respecto de sus ingresos, en
12.265 millones de escudos, ha presionado sobre los bienes del mercado con esta demanda, que obedece a un desorden financiero que he estado explicando. De ahí la demanda extraordinaria sobre los productos existentes en el mercado.
Ahora, voy a responder al Honorable señor Gumucio en el aspecto de la producción. Según el Ejecutivo, ésta tendrá este año un aumento de 12%. Creo que la producción industrial no llegara a ese porcentaje, y menos aún el crecimiento del producto geográfico bruto, el que apenas ha de alcanzar al 6%. Pero aunque la producción industrial llegara a subir en 10% ello no significaría que la Unidad Popular hubiera cumplido una meta de producción acorde con las necesidades del aumento de la población siquiera, por una razón muy simple: si vemos las estadísticas de producción industrial, comprobamos que hasta agosto de este año subió en 4,2%, y que de septiembre en adelante empezó a subir en forma más importante, pues el de 4,2% es un aumento mucho menor que el normal que ha tenido el país en ese sector. Pero el aumento de septiembre en adelante, que sí aparece más importante, se debe a que de septiembre a diciembre del año pasado bajó la producción, se detuvo la construcción, porque nadie compraba viviendas, se paró el consumo de toda clase de bienes, tales como la vestimenta prácticamente, la gente redujo su consumo a los alimentos indispensables. Por esto, la producción tuvo que bajar ostensiblemente en los últimos cuatro meses del año pasado. Aparte el hecho de que en Chile la producción normalmente baja en los años de elección presidencial, hubo de ella un descenso muy grande en esos cuatro meses. De manera que la circunstancia de que los cuatro meses finales de este año aparezcan como de mayor producción con referencia a igual período del año anterior, absolutamente anormal, no quiere decir que este año los chilenos hayan dispuesto de más bienes que los que tenían en 1969 o en cualquier otro año anterior a 1970.
Quiero terminar mis palabras respondiendo a una acusación que los diarios de la Unidad Popular, con la falta de moral con que actúan, han hecho respecto de la Democracia Cristiana. Han dicho que estamos utilizando la ley de Presupuestos para chantajear al Gobierno. .
Yo he hecho una exposición en el Senado sobre cuales son las magnitudes del déficit del Presupuesto: más de 12 mil millones de escudos. He señalado que en cuenta corriente, el desahorro del sector fiscal ha sido de casi 4 mil millones de escudosque este Gobierno ha más que duplicado -aumentado en 120%- los saldos de emisión histórica de este paísy que en 1972 llegaremos a un déficit de 20 mil millones de escudos, en un Presupuesto de 50 mil millones.
No sé si un Parlamento puede ser tan irresponsable como un Ejecutivo que plantea un déficit de esta cuantía como para despachar el Presupuesto sin hacer las reducciones que eviten que los trabajadores, que este año están pagando en los reajustes de sus remuneraciones las consecuencias de una política de desacierto, de desorden financiero, vayan a seguir en lo futuro siendo mermados en esos reajustes, precisamente para compensar la ineficacia del Ejecutivo en materia de manejo de los dineros del país.
Nosotros, sencillamente, con responsabilidad, queremos hacer los recortes indispensables en este presupuesto elefantiásico, superior en más de 40% al del año en curso, para ponerlo más a tono con la realidad del país y con los reajustes que el Gobierno está dando a los trabajadores. Creemos que con ello le hacemos un servicio al país en su aparato productor y a los trabajadores en su condición social. Por eso, sin importarnos la difamación de la prensa, la radio y la televisión controladas por la Unidad Popular, procederemos a aplicar un criterio de ordenamiento Financiero en una parte mínima, ya que a mi juicio, con mayor responsabilidad, deberíamos haberlo hecho en mayor proporción.
He dicho.
"