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El señor FIGUEROA (Secretario).-
Proyecto de ley de la Cámara de Diputados que otorga recursos a las Universidades de Valparaíso.
-Los antecedentes sobre el proyecto figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley:
En segundo trámite, sesión 46a, en 12 de agosto de 1970.
Informes de Comisión:
Educación, sesión 50ª, en 8 de setiembre de 1970.
Hacienda, sesión 50ª, en 8 de setiembre de 1970.
Hacienda (segundo), sesión 53ª, en 16 de setiembre de 1970.
Discusión:
Sesión 51ª, en 9 de setiembre de 1970 (aprobado en general).
El señor FIGUEROA (Secretario).- La Comisión de Hacienda, en segundo informe suscrito por los Honorables señores Palma (presidente), Ballesteros, Bossay, Ochagavía y Silva Ulloa, hace presente a la Sala que no fueron objeto de indicaciones ni modificaciones los artículos 4º, 6º, 7º y 8º.
El señor PABLO (Presidente).-
En conformidad al Reglamento, quedan aprobados.
El señor FIGUEROA (Secretario).-
En seguida, la Comisión señala que hubo acuerdo unánime para rechazar todas las indicaciones presentadas y advertir al Ejecutivo, en el momento en que haga uso de su derecho a observar la iniciativa, sobre la necesidad de consignar en el veto algunas ideas contenidas en las indicaciones y otras expresadas en la Comisión, referentes al financiamiento.
El señor PABLO (Presidente).-
Como no hay indicaciones renovadas, la Mesa sugiere aprobar los artículos que fueron objeto de indicaciones y poner éstas en conocimiento del Ejecutivo mediante un oficio que se envíe en nombre de los señores Senadores.
El señor MONTES.-
¿Y las indicaciones?
El señor PABLO (Presidente).-
Ninguna de ellas fue renovada.
El señor MONTES.-
Aceptamos la proposición de la Comisión, porque es absolutamente clara y fue adoptada por la unanimidad de sus miembros. Pero la del señor Presidente no es la misma.
El señor PABLO (Presidente).-
La Comisión propone someter a conocimiento del Ejecutivo las ideas que se expusieron, para que las acoja si las estima atendibles. Pero, ¿cómo puede estimarlas atendibles si las desconoce? Por eso considero necesario transcribir las indicaciones al Ejecutivo, para que analice cuáles considerará en sus observaciones.
El señor CORVALAN.-
Estimo que el Presidente de la República puede conocer esas proposiciones sin necesidad de que el Senado se las comunique. De lo contrario, en cierta medida esta Corporación estaría patrocinándolas o insinuando que se estudien, lo cual podría originar dilación en el despacho del proyecto, en circunstancias de que sobre su contenido ha habido virtual acuerdo unánime entre los representantes de todas las corrientes políticas del Parlamento, en especial entre los parlamentarios de la provincia de Valparaíso. Sólo ha habido reparos o reservas sobre su financiamiento, pero queda el expediente He subsanar tal problema por la vía del veto. Ya el representante del Ministerio de Hacienda ante la Comisión respectiva, el Jefe del Servicio de Aduanas, manifestó que el Ejecutivo estudiaría este aspecto y que se reservaba el derecho de modificar o sustituir el articulado de la iniciativa. En estas circunstancias, considero que debemos aprobarla tal como está. Ya verá el Presidente de la República si además de un veto sustitutivo envía uno aditivo, haciendo suyas las indicaciones. Pero, repito, comunicárselas oficialmente significaría una especie de patrocinio que podría conducir a una dilación en el despacho del proyecto.
El señor PABLO (Presidente).-
¿Hay acuerdo para aprobar el informe de la Comisión?
El señor FONCEA.-
¿Me permite, señor Presidente?
La verdad es muy diferente de lo que ha señalado el Honorable señor Corvalán, quien no asistió a la sesión que celebró esta mañana la Comisión de Hacienda para estudiar esta iniciativa.
Deseo expresar mi absoluta disconformidad -no siento malestar, sino irritación- con la forma como se ha tramitado el proyecto. No podemos inducir a engaño a ningún colega ni al Parlamento.
Aquí se comenzó diciendo que este proyecto, proveniente de la Cámara de Diputados, no tenía ninguna posibilidad de ser aprobado. Yo escuché a ciertos parlamentarios, incluso de Valparaíso -y no creo ser infidente al decirlo-, señalar que esta iniciativa estaba mal planteada y que, aún más, atentaba en contra de ciertos convenios internacionales sobre materias aduaneras suscrito por el Gobierno de Chile. A pesar de todo, presenté, junto con el Honorable señor Juliet, algunas indicaciones que me parecieron de justicia inobjetable, con el fin de incorporar al proyecto a las universidades de la provincia de Talca que, evidentemente, están en situación económica mucho más precaria que las de Valparaíso. Presentamos tales indicaciones, pero sucede que los autores de la iniciativa y los Honorables colegas que la han defendido dijeron no tener una idea clara acerca de cuál sería el rendimiento del gravamen. Pues bien, el informe de la Comisión de Educación Pública sobre el proyecto primitivo expresa que las universidades de Valparaíso -o sea, las Universidades de Chile, Católica y la Técnica Federico Santa María- requieren fondos ascendentes a 30 millones de escudos, en circunstancias de que se estimaba que el proyecto, tal como había sido aprobado por la Cámara, produciría recursos por 37 millones de escudos. Se solicitaron en la Comisión de Hacienda los antecedentes relativos al rendimiento de este aumento de 3% de la tasa de despacho de algunos artículos importados y, por medio de las informaciones que recibimos, los miembros de ella nos impusimos de que el producto del gravamen no era ni de 30 millones ni de 37 millones, sino que, sólo en el primer semestre del año en curso -vale decir, hasta junio recién pasado-, el incremento del porcentaje ha producido 49.278.000 escudos, o sea, casi 50 millones.
El señor VALENTE.-
No es así, señor Senador. Su Señoría se refiere al producto del impuesto vigente, de 5%. No puede tratarse del aumento de la tasa, pues éste todavía no está en vigencia.
El señor FONCEA.-
No lo sé. Desde luego, concedo una interrupción al Honorable señor Valente para que me explique esta información proveniente del Ministerio de Hacienda.
Me acaba de señalar el Secretario de la Comisión, el señor Pedro Correa, que el producto del aumento del tributo es de 60 millones. Ello me permite insistir en lo que he venido sosteniendo durante la discusión del proyecto: que el rendimiento es muy superior al señalado en el informe de la Comisión de Educación Pública del Senado. Si consideramos que las universidades de Valparaíso necesitan 30 millones de escudos, veremos que el rendimiento de la iniciativa es precisamente el doble.
Creo que vivimos en un país unitario. Esta no es una república federal. A mayor abundamiento, deseo referirme a ciertos antecedentes que me proporcionó la Oficina de Informaciones del Senado.
Según tenía entendido, la Universidad Técnica Federico Santa María se financiaba mediante una fundación. Muchas veces se ha hablado sobre este punto en el Senado. En la Comisión se expresó que se trataba de un plantel de alta especialización, que preparaba profesionales excepcionalmente dotados. Pues bien, el año pasado esa universidad contaba con 1.067 alumnos y tenía un presupuesto total de 33.852.400 escudos, de los cuales el aporte fiscal -y esto es lo que más me ha extrañado, porque, insisto, dentro de mi desconocimiento pensaba que se financiaba en gran parte con el producto de la fundación- alcanza a 30.275.000 escudos. En otras palabras, el aporte de la fundación -y para qué hablar del aporte de la provincia de Valparaíso- es prácticamente nulo. ¡Comparen Sus Señorías esta situación con la de la Universidad de Chile, que tal vez no prepara profesionales tan especializados como los de ese plantel!
En la Comisión se daba un argumento de perogrullo: que la Universidad Técnica Federico Santa María acepta alumnos de todo Chile. No sé qué se quiso decir con esto. No creo que haya ninguna universidad que pretenda aceptar únicamente alumnos de su respectiva zona. En nuestras universidades hay, incluso, estudiantes de las repúblicas hermanas de Latinoamérica, de modo que tal argumento no es ninguna novedad. Lo que ocurre en las universidades de Valparaíso sucede en las de Talca, de Valdivia, del Norte, etcétera.
Como decía, esa universidad recibe un aporte fiscal de 30.275.000 escudos, mientras que la Universidad de Chile de Talca, que tiene 1.519 alumnos -quinientos estudiantes más, un tercio más que la Universidad Técnica Federico Santa María- cuenta con un presupuesto -¡ óiganlo, Honorables colegas!- de 3.643.362 escudos, de los cuales 401.000 los aporta el escuálido y siempre precario presupuesto de la Municipalidad de Talca, cuyo personal en estos momentos, o hasta hace muy pocos días, estaba en huelga porque no se le habían podido cancelar sus remuneraciones.
Quisiera decir a mis Honorables colegas de Valparaíso, que con tanto énfasis defienden su provincia, y con el respeto que ellos me merecen, que últimamente se está legislando con el sistema de las sorpresas. Sucede que, por primera vez desde que estoy en el Congreso, desde hace 19 años, la Cámara de Diputados paraliza sus funciones una semana antes del término de la legislatura ordinaria, hecho que nunca antes había ocurrido, pues recuerdo que esa Corporación trabajaba hasta un minuto antes de las 12 de la noche del 17 de setiembre.
El señor CORVALAN.-
Convendría que el señor Senador se remitiera a la materia en debate, o en caso contrario estaremos toda la tarde discutiendo este proyecto.
El señor PABLO (Presidente).-
Está haciendo uso de su derecho reglamentario, señor Senador.
El señor FONCEA.-
Por lo demás, Su Señoría ya habló bastante, y en cambio yo he estado mucho tiempo "en receso"...
No deseo hacer otras comparaciones, porque ya son irritantes.
Tengo mucho cariño por Valparaíso. No niego que allí me eduqué; pero no me parece conveniente aceptar favoritismos tan escandalosos y provocadores para el resto de las provincias del país.
La Universidad Técnica de Talca hasta hace muy pocos meses estuvo en huelga, porque funciona en un local -el Honorable señor Juliet y los demás Honorables colegas de la agrupación pueden confirmarlo- declarado insalubre por el Servicio Nacional de Salud. Sin embargo, aquí se otorgan, de acuerdo con el informe, no los 30 millones requeridos por el proyecto, sino 60 millones de escudos. En cambio, cuando presentamos con el Honorable colega señor Juliet una modesta indicación para considerar también a los tres colegios universitarios de Talca, inmediatamente surgen toda clase de dificultades: que termina la legislatura ordinaria, que cualquier indicación que se presente significa un nuevo trámite, etcétera. ¡Como que si el próximo Gobierno no fuera a considerar este problema!
Estimo que si queremos legislar con cierta seriedad, debemos hacerlo para todas las Universidades y colegios universitarios existentes en Chile. Me parece que Valparaíso, provincia que aprecio y que no pretendo atacar con mis observaciones, no puede continuar gozando de esta serie de privilegios, pues así los parlamentarios aparecemos ante la opinión pública como absolutamente incapaces frente a lo que logra esa provincia.
No quiero entrar en debate al respecto porque sería muy extenso; pero si los señores Senadores me replican, puedo dar algunos antecedentes sobre las ventajas que logra Valparaíso, que ni siquiera produce muchas materias primas. Según estudios hechos por ciertos economistas -que están muy de moda-, las posibilidades económicas de tal provincia son insignificantes. Sin embargo, para ella se construyó el túnel Lo Prado, con un costo de 23 millones de dólares. Como faltaron fondos para su terminación, se paralizaron todas las pequeñas obras que se estaban realizando en las provincias que represento, que son el "granero de Chile", por ser agrícolas. ¡Para esa obra de vialidad nunca podían faltar recursos! De esos 23 millones de dólares, el Estado aportó, tengo entendido, algo más de 16 millones. También se construyó el camino internacional a Mendoza. Sin duda que esa obra es muy necesaria. Pero nosotros venimos hablando del Paso del Pehuenche desde el siglo pasado, sin que hasta la fecha se haya pavimentado un centímetro.
La construcción del camino de Valparaíso a Viña del Mar ha costado más de 10 millones de escudos. Al comienzo se hablaba inocentemente de un costo de tres millones de escudos. ¡Se han gastado más de 10 millones, y aún no se han terminado los trabajos!
¿Por qué estos privilegios?
Se dice que en el Congreso defiendo los juegos de azar y la actividad hípica, pero ello no lo hago inspirado en lo que suponen algunos Honorables colegas. Resulta que aquí yo aparezco como el único partidario de la hípica, pero quienes me han atacado en ese aspecto se han dado maña para presentar proyectos de ley financiados con carreras extraordinarias.
En el Casino de Viña del Mar se juega hasta durante el invierno. Sin ir más lejos, hoy aparece en los diarios la noticia de que la primera bolita para la temporada que se inició ayer fue "negro el 20". ¡El único lugar donde no se considera inmoralidad barajar las cartas y se estima incluso como totalmente correcto, es la provincia de Valparaíso! Pero si se pretende instalar un casino en Constitución, de manera hipócrita se sostiene que eso sería una ignominia y un escándalo.
Incluso se aprobó, también de manera hipócrita, la creación de diversos consejos regionales de turismo. En la zona que yo represento hay uno. Sin embargo, no se le han dado fondos ni siquiera para comprar un lápiz para el secretario de dicho organismo. De esto se deduce que sólo la provincia de Valparaíso mantiene el turismo, por contar con el Casino de Viña del Mar.
Protesto por estos privilegios. Haré un análisis muy serio al respecto, porque tengo algunos antecedentes -estoy acumulando otros- acerca de la postergación de que han sido objeto las provincias que yo represento. Lo digo con hidalguía, porque no pretendo postular nuevamente a un cargo parlamentario. Hace mucho tiempo que lo anuncié, pues quiero jubilar en definitiva. Pero me indigna la postergación de una zona tan pobre como la mía, en beneficio de otras que son privilegiadas en el país.
El proyecto relacionado con las universidades de Valparaíso, en mi opinión, implica una injusticia. Al respecto, quisiera escuchar opiniones contrarias, no con argumentos dialécticos ni sustentados en las condiciones oratorias que, sin duda, tienen algunos parlamentarios. Ojalá que desvirtuaran los hechos que he señalado y los guarismos que he dado a conocer, referentes a los colegios universitarios de Talca en relación con el presupuesto de las universidades de Valparaíso.
El señor PABLO (Presidente).-
¿Me permite, señor Senador?
La Mesa está enfrentada a un problema de procedimiento.
El señor FONCEA.-
Debió advertírmelo al comienzo de mi intervención, porque ahora ya he terminado de hablar.
El señor PABLO (Presidente).-
Al parecer, hay acuerdo en la Sala para oficiar al Ejecutivo en conformidad a lo propuesto por la Comisión. La Mesa propone enviar otro oficio en nombre de los señores Senadores que presentaron las indicaciones pertinentes.
El señor FONCEA.-
No concuerdo con esa idea, porque no quiero hacer el ridículo.
El señor PABLO (Presidente).-
Si le parece a la Sala, se enviará el oficio, en la forma señalada.
El señor BALLESTEROS.-
Pido la palabra.
El señor PABLO (Presidente).-
La Mesa ofrece la palabra exclusivamente para referirse al procedimiento, porque si respecto de esta materia se va a entrar a un debate exhaustivo, no alcanzará el tiempo para despachar todos los proyectos pendientes.
El señor HAMILTON.-
Pido la palabra para referirme a la cuestión de procedimiento.
De acuerdo con los antecedentes que ha entregado la Mesa, la Comisión no sólo rechazó las indicaciones, sino que modificó algunas, porque se supo que habría veto del Ejecutivo. Por lo tanto, cualesquiera que sean las limitaciones con que el Gobierno pueda conocer las indicaciones y las enmiendas que se les hicieron en la Comisión de Hacienda y resolver respecto de ellas, soy partidario de que el Presidente de la República y el Ministro de Hacienda las conozcan. Ahora, si hay oposición en la Sala, pido que el oficio se envíe en nombre de quienes patrocinamos tales indicaciones o las enmiendas a ellas.
El señor PABLO (Presidente).-
Esa es la proposición de la Mesa.
Si le parece a la Sala, el oficio relacionado con el informe de la Comisión se enviará en nombre de todos los Comités del Senado, y en lo referente a las indicaciones, en nombre de los señores Senadores que lo soliciten.
Acordado.
Terminada la discusión del proyecto.
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