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- rdf:value = " El señor SULE.-
El cobarde y criminal atentado que se perpetró en la mañana de hoy en contra del señor Comandante en Jefe del Ejército, General Rene Schneider, ha conmovido hondamente a los Senadores radicales, quienes abordaron formular, para conocimiento de la opinión pública y de los partidos políticos, la siguiente declaración:
"1º.- El criminal intento de asesinar al señor Comandante en Jefe del Ejército de Chile no es sino la culminación de un largo y planeado proceso destinado a impedir que la combinación de Partidos y Movimientos Políticos que' integran- la Unidad Popular asuma, bajo la presidencia de don Salvador Allende, el poder político y ponga en práctica sus planes de gobierno, destinados a perfeccionar la Democracia mediante la eliminación de los privilegios y de las restricciones impuestas hasta ahora al país, directa o indirectamente, por los sectores reaccionarios.
"Los numerosos atentados cometidos mediante el uso de explosivos, en circunstancias que fácilmente pudieron originar catástrofes de imprevisibles consecuencias para la vida de muchas personas; las campañas de rumores sediciosos en el ámbito nacional e internacional; las declaraciones de personeros de movimientos como el llamado "Patria y Libertad"; la acción deliberada destinada a producir el caos y el pánico financiero; la guerra psicológica realizada a través de amenazas contra la vida de dirigentes políticos de izquierda o de sus familiares, son partes de un plan sedicioso y criminal que ofende las bases, principios y valores más fundamentales y tradicionales de la nacionalidad chilena.
"2.- El Partido Radical reclama con orgullo el reconocimiento de su constante, valerosa e irreductible defensa y sostén de la Democracia chilena y de los principios que constituyen la esencia del concepto democrático. El significa la vigencia plena del Estado de Derecho, la sujeción de los Poderes del Estado, de las Fuerzas Armadas y de todos los ciudadanos a la Constitución y a las leyes. Significa también el más claro y sincero respeto a los derechos y garantías del hombre, especialmente a su vida. Significa la posibilidad de coexistir, no en la forma fácil que franquea el que coincide con nuestras opiniones e intereses, sino con aquellos que desafían nuestros esquemas y que creen en otras formas de organización política y social. Significa el acatamiento de la voluntad de la mayoría, producida por las vías o a través de las instituciones que la Constitución señala. Significa garantizar la seguridad de vivir sintiéndose libre, de alcanzar el grado de desarrollo intelectual, cultural y material que a cada hombre otorguen sus propias condiciones en un medio en que las posibilidades son comunes a todos. Significa, en una palabra, la posibilidad cierta de encontrar en cada otro hombre un ser solidario, amistoso y leal y sincero en el acuerdo o en la discrepancia.
"Estamos convencidos de que hemos logrado que esta concepción radical de la Democracia prenda en la mente y en el corazón de todos los chilenos, hasta llegar a conformar un pueblo cuya idiosincrasia no puede ser definida fundamentalmente de otra manera que como la más genuina, amplia y definitiva vocación para vivir en libertad y para respetar la vida y derechos del ser humano.
"3º.- Los atentados que la ultraderecha o la ultraizquierda han planeado y ejecutado con los propósitos que expresamos al comienzo, descalifican a sus autores como integrantes de la comunidad chilena. Ellos han introducido métodos de acción ajenos a nuestra idiosincrasia, que revelan su propia alienación. Quien, con la facilidad con que han procedido los victimarios del General Schneider, hace caso omiso de nuestras más dignas tradiciones democráticas, demuestra con su acción que nunca se ha sentido incorporado a la nacionalidad chilena, que nunca ha vivido y sentido con sinceridad la libertad, el sentido de respeto y el deber de solidaridad en que debe basarse la existencia y el progreso de nuestra Nación. Los que hipócritamente han sembrado los ideales de Patria, Libertad y Democracia los olvidan hoy rápidamente, cuando la Democracia no les ha permitido alcanzar el Poder Político, para demostrar definitivamente que ni Chile ni ningún otro país es su Patria y que sólo los motiva, en cualquier época y lugar, la protección egoísta de sus propios intereses y privilegios.
"4°.- Los Senadores radicales rechazan con indignación y, a la vez, con el dolor que produce el ver conculcados principios y valores tan caros para la chilenidad, el atentado cometido en contra del señor Comandante en Jefe del Ejército, General Rene Schneider, y exigen de las autoridades el más pronto y drástico castigo de los culpables.
"Al mismo tiempo hacen un llamado al pueblo de Chile, a sus instituciones armadas y civiles y a los partidos políticos progresistas, para que en estas difíciles circunstancias por las que atraviesa el país, mantengan la calma y serenidad indispensables para consolidar el triunfo del Senador Salvador Allende, y eviten ser arrastrados a la situación de anarquía en que se desea envolver al país para impedir la continuidad de la vida democrática y la asunción del Poder por el pueblo."
Señor Presidente, Honorable Senado:
Circunstancias políticas de público conocimiento han hecho posible el acuerdo mayoritario del Congreso Nacional para dar pronta tramitación a la reforma constitucional que discutimos, sin duda una de las más trascendentales entre las producidas desde la dictación de la Carta Fundamental de 1925. Nuestro propósito es dar expresión más clara a las garantías que la Constitución otorga a los habitantes de nuestro territorio y ampliar su ámbito tanto en el orden individual como en el social.
Es importante señalar que este proyecto no es el resultado de un estudio improvisado y reciente, sino la consecuencia final de un dilatado proceso de discusión e información a nivel nacional.
La ciudadanía, preocupada en forma legítima por el carácter marcadamente individualista del artículo 10 de la Carta Fundamental, busca desde hace años consagrar, del mismo modo en que lo hacen tantas otras constituciones del mundo, una gama de derechos que no miran tanto a los intereses del hombre como individuo, cuanto a sus facultades y posibilidades como persona socialmente vinculada a todos los procesos de interés colectivo.
Ya en el proyecto de 1965, aprobado con los votos de los mismos partidos que hoy concurren a la sanción de esta reforma constitucional, se reconoció esa necesidad. Hoy, en gran parte, se reproducen, actualizadas, muchas disposiciones de aquella iniciativa, varias de las cuales, en lo referente a derechos sociales, fueron impulsadas en la Cámara de Diputados por el actual presidente de nuestro partido, DiputadoCarlos Morales Abarzúa.
Abocados a la preparación de este proyecto, las colectividades que lo patrocinan se hicieron asesorar por expertos en materias constitucionales, y, luego de una intensa discusión, dieron forma a una iniciativa que no deja lugar a dudas sobre la coincidencia de la mayoría de los partidos políticos chilenos en el propósito de perfeccionar nuestro régimen democrático.
En efecto, la iniciativa establece las bases del Estatuto de los Partidos Políticos, garantizando su existencia y autonomía, programando su intervención decisiva en los procesos electorales y asegurándoles libre acceso a los medios de comunicación masiva. La libertad de opinión es enriquecida mediante la consagración constitucional de normas que, en su mayoría, están establecidas en leyes vigentes. Se expresa sí, clara y definitivamente, que nuestro país reconoce la más amplia e irrestricta libertad para criticar los actos públicos y privados y para formar opinión mediante la divulgación de las propias, todo ello dentro de los márgenes que la ley establezca para sancionar los abusos y excesos.
El derecho a reunión y la libertad ambulatoria adquieren el rango que les negó la Constitución de 1925, al establecerse ahora que ello sólo podrán ser regulados, por ley, en lugar de serlo por la vía del reglamento del Presidente de la República.
En materia de enseñanza se establecen, con el alto rango que la Ley Fundamental supone, las bases de un sistema nacional de educación, metodológica y económicamente planificado.
En esta materia queremos ser muy precisos. No sólo hemos querido una expresión formal, "de papel", del derecho que asiste a todo habitante para profesar y dar instrucción en el país. Por el contrario, pretendemos asegurar, a quienes altruistamente dedican su vida a la enseñanza, el respaldo del Estado, en cuanto éste no pueda, por diferentes razones, asumir en forma directa la totalidad de la función docente. Deseamos también asegurar el carácter objetivo, laico, no discriminatorio, libre, en una palabra, de la función educativa, como única vía para producir, mediante la formación de nuestra juventud sobre bases científicas y culturales fundamentales e irrenunciables, la verdadera integración social y nacional que el país requiere y que hoy día se ve dificultada por verdaderas "élites" o "aristocracias de educandos".
A propósito de esto, me extraña -me amarga un poco, como joven ciudadano y como Senador de la República- que un acuerdo logrado sobre bases tan elevadas entre los partidos de la Unidad Popular y la Democracia Cristiana, sin ninguna razón subalterna, sin interés mezquino, sino con la idea fija de construir una patria mejor, de liberar al hombre, de otorgar justicia, no sólo a los sectores minoritarios y privilegiados, sino a toda la ciudadanía, haya sido comentado en la mañana de hoy, en esta Sala, por un antiguo e inteligente parlamentario -el Honorable señor Bulnes Sanfuentes, miembro de la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia- con tanta liviandad, restándole tantos méritos y suponiendo, al parecer, motivos subalternos.
Hay aspectos de la iniciativa que contaron con el apoyo de Su Señoría cuando se discutió la reforma constitucional del año 1965. Estuvo de acuerdo, por ejemplo, en dar rango constitucional a los partidos políticos mediante un nuevo estatuto. Y respecto de los derechos sociales -lo que fue objeto de largo debate-, se logró en definitiva acuerdo unánime, sobre la base de la redacción propuesta en la Cámara por el Diputado señor Morales Abarzúa.
A mi juicio, es equivocado el análisis del señor Senador respecto de la situación en que quedarían las universidades privadas. ¡Si nosotros no hemos entrado en un juego de niños hoy en la mañana ni cuando discutimos en la Comisión de Constitución este asunto, o en las que designaron la Unidad Popular y la Democracia Cristiana! Siempre se dio a las universidades un tratamiento específico y determinado.
No obstante ser suficiente lo que se ha dicho, o debería bastar con ello, quiero también señalar, para tranquilidad de los señores Senadores, que la única interpretación que cabe -si Sus Señorías lo desean lo dejamos en la historia fidedigna de la ley- es la que dio a este problema el Honorable señor Aylwin. Evidentemente, no tiene otro alcance.
No se puede ver, en el tratamiento que han dado al problema partidos serios -que representan sectores importantes de la ' ciudadanía: campesinos, obreros, trabajadores, profesionales, artistas, intelectuales, es decir, al pueblo mismo- un juego político destinado, por la vía de la transacción, a engañar al pueblo. Sin duda, habrá de reconocerse en el futuro, que no es ésa la finalidad que se perseguía cuando se adoptó un acuerdo de tan vas- tas proporciones.
El señor BULNES SANFUENTES.-
Quiero pedir al Honorable señor Sule que me ceda 5 minutos de su tiempo, porque hemos sido aludidos durante todo el día y sólo tenemos breves minutos para hacernos cargo de las alusiones.
El señor SULE.- Depende del tiempo que ocupe en el resto de mi discurso. Si no lo utilizo todo, con mucho gusto, le cedo tiempo, pues se trata de aclarar conceptos que serán normas constitucionales.
En cuanto a lo que he dicho, advierto que son apreciaciones meramente subjetivas. Tal vez el Honorable colega pueda dilucidar mis dudas respecto del tratamiento que Su Señoría dio al problema.
En realidad, creo que algo de tiempo me quedará, y si así sucede, se lo cederé.
El señor BULNES SANFUENTES.- Señor Senador, ¿me concede una interrupción con cargo a nuestro tiempo?
El señor SULE.- ¿De cuántos minutos dispongo, señor Presidente?
El señor NOEMI (Vicepresidente).- De 37, señor Senador; y le restan alrededor de 20 minutos.
El señor BULNES SANFUENTES.- Concédame una interrupción con cargo a mi tiempo, Honorable colega.
El señor SULE.- Con todo agrado, porque me va a alcanzar el tiempo.
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