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- rdf:value = " El señor SCHNAKE.-
Señor Presidente, los parlamentarios socialistas queremos decir, prácticamente al término de este debate, que en realidad nos alegramos mucho de esta coincidencia de pareceres que afecta hoy día a todos los sectores de la Cámara de Diputados, en orden a aprobar en general el proyecto de ley que da personalidad jurídica a la Central Unica de Trabajadores. Y decimos que realmente nos alegra, porque para nosotros, socialistas, no constituye ninguna gracia el estar patrocinando y apoyando este proyecto del Gobierno, ya que es consustancial con la historia del Partido Socialista, con su nacimiento a la vida política, con su esencia misma, el tratar, por todos los medios posibles, de dar una organización adecuada a los trabajadores chilenos, de dar una robustez al movimiento de los trabajadores de nuestra patria, para que puedan legítimamente ejercer sus derechos y hacer pesar, alguna vez, sus intereses de clase, por tantos años, por tantas decenas de años desplazados por intereses mezquinos de pequeños grupos minoritarios.
Por eso, para nosotros, el votar favorablemente en general este proyecto de ley, no es sino una obligación, no es sino el cumplimiento de un deber que arranca de la esencia misma del partido, confundido con la clase obrera chilena.
Lamentamos por qué no decirlo que a través de algunas pequeñas argucias, que se parecen un poco a la historia del gato pardo, se haya venido dilatando por tantos años una cosa tan justa, como es entregarle personalidad jurídica a la única organización que legítimamente los trabajadores se habían dado y que legítimamente los estaba representando en todas sus luchas.
Hoy día, como cuando se nacionaliza el cobre, como cuando se hace la reforma agraria, realmente es fácil estar de acuerdo. Es la presión de largos años, de decenas de años de lucha y de martirologio de la clase obrera. No es uno, dos, ni diez; son muchos miles de obreros chilenos que murieron para lograr que algún día sus representantes tuvieran una organización como la que hoy detenta la Central Unica de Trabajadores, para que su representación fuera oída y tuviera participación real en las decisiones de poder de este país.
Y en eso, tenemos el orgullo de decirlo, por primera vez en la historia, no por segunda, ha sido el Gobierno de la Unidad Popular el que, en su ánimo real de hacer participar a los trabajadores en el poder, ha llevado, ha elevado, mejor dicho, a la Central Unica de Trabajadores a la categoría de un verdadero poder político, más que de un poder gremial, como siempre se le había considerado; porque, para nosotros, los militantes de la Unidad Popular, los que pensamos que Chile está preparado para iniciar el camino hacia el socialismo, el verdadero poder lo deben ejercer los trabajadores, y no las superestructuras políticas que, por años, se han burlado de la auténtica correlación de fuerzas que en este país existe. Sólo había pequeños rasgos de participación. Se llamaba a la Central Unica de Trabajadores cuando había problemas extraordinariamente conflictivos, cuando se quería evitar que la tensión y la presión de la clase obrera chilena hiciera crisis, hiciera estallar al caldera ardiente que este país.
Desde la instauración del Gobierno de la Unidad Popular, con legítimo orgullo podemos decir que la Central Unica de Trabajadores no es una cosa de parche ni algo transitorio; está incorporada en el seno del Gobierno mismo, en el seno del camino que queremos emprender en la lucha por el socialismo.
Por eso, creemos que entregarle hoy día, a través de la aprobación en general de este proyecto de ley, personalidad jurídica, es ratificar, en una medida muy grande, el camino que la Unidad Popular y el compañero Presidente Allende han emprendido para sentar las bases del socialismo en Chile, bases reales, con participación efectiva de la clase obrera chilena.
Deseo, antes de terminar, concederle una interrupción, con cargo al Comité Socialista, al compañero Jaramillo, de la Izquierda Cristiana.
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