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El señor MARIN.-
Pido la palabra.
El señor FUENTES, don César Raúl (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el señor Oscar Marín.
El señor MARIN.-
Señor Presidente, la última Convención del Colegio Médico de Chile estudió un amplio temario relacionado con la salud pública del país. Fundamentalmente, se abocó al estudio del trabajo presentado por las autoridades del Gobierno de la Unidad Popular, que plantea la reestructuración del servicio eje de la salud pública, cual es el Servicio Nacional de Salud.
En primer término, estimamos que el país enfrenta un serio desafío en materia de salud, porque mantener y defender la salud de la población exige una cuantiosa inversión de recursos. Sin embargo, debemos tener presente, ante cualquier otra consideración, que "sólo un alto nivel de salud de una población puede enfrentar con éxito el desarrollo y la prosperidad de los pueblos atrasados o subdesarrollados". Es por esto que, aun cuando el cuidado de la salud es de alto costo, vale la pena hacer cualquier sacrificio, por cuanto no es dable hablar de "gasto en salud", sino que de "inversión en salud".
En relación con esta materia y de acuerdo con nuestra experiencia de 40 años de ejercicio de la profesión y de dirección en los servicios médicos en Chile, podemos decir que, en cuanto a los últimos trabajos realizados por el Servicio Nacional de Salud en la administración anterior, hay que tener plena conciencia de que no es fácil programar una política de salud en breve plazo. Estimamos que se requiere algún tiempo para programar con seguridad, confianza y rendimiento, esta labor, enfocando las prioridades. Es necesario conocer previamente los recursos humanos y los recursos económicos de que se dispone, para saber cuál es, realmente, la demanda médica, junto a otros factores básicos que inciden en la salud pública, como son, el salario, la alimentación, la vivienda, la organización comunitaria y el vestuario, y poder equilibrarla con la capacidad que el país pueda dar.
Es penoso comprobarlo, señor Presidente ; pero desde el comienzo del actual Gobierno se ha ido perfilando una estructura extralegal dentro del Servicio Nacional de Salud y paralela a los organismos administrativos de dicha institución, con la designación de las llamadas "Comisiones Coordinadoras", que dejan al margen al funcionario de carrera...
El señor ATENCIO.-
¿Qué era lo que usted hacía en Valparaíso, doctor Marín?
El señor AMUNATEGUI.-
¡No interrumpa ...
El señor MARIN.-
... en la elaboración y manejo de proyectos en salud, al mismo tiempo que...
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor FUENTES, don César Raúl (Vicepresidente).-
¡Señor Atencio, llamo al orden a Su Señoría!
El señor MARIN.-
... ha sido el mecanismo que les ha permitido desarrollar persecución política hacia la oposición y ha puesto en evidencia el sectarismo que los caracteriza. La creación de estructuras paralelas a la legal ni siquiera está avalada por la legitimidad, ya que éstas son medidas de facto, en las que no se ha consultado a los trabajadores de la Salud, a los profesionales y no profesionales.
Se dictó, en septiembre de 1971, el decreto Nº 602, derogando el decreto N° 250 dictado en la Administración Frei. Consecuentes con su política de facto, transforman el decreto Nº 250 Consejos Comunitarios de la Salud en el decreto Nº 602 Comités Locales de Salud, en el cual establecen una representación paritaria constituida por comunidad y trabajadores de la Salud, profesionales y no profesionales, sin salvaguardiar la necesaria prevalencia técnica que permita hacer operante dichos organismos. Por otra parte, ésta ha sido una medida inconsulta con respecto a todos los que laboran en el sector salud.
Estos antecedentes constituyen el preludio de cómo entiende la Unidad Popular la democratización del Servicio Nacional de Salud.
Los puntos fundamentales en que basan su trabajo los departamentos técnicos de la Unidad Popular son la democratización, la descentralización, para llegar, finalmente, a lo que llaman el "Servicio Único de Salud".
La Democracia Cristiana entiende que la democratización es la participación del pueblo organizado aplicada, en este caso, al área de la salud. Por esto, no puede aceptar que organismos como FENATS, FEPROTEC y la CUT constituyan las vías a través de las cuales se elijan los representantes para la participación, puesto que ninguna de estas organizaciones aglutina a todos los trabajadores que pretenden representar. Por ello, insistimos en que la elección de los representantes debe abarcar a la totalidad de los trabajadores de la Salud, profesionales y no profesionales, procedimiento a efectuarse mediante el voto directo, secreto y con información previa, salvaguardando con la debida ponderación, tanto de la comunidad, como de los trabajadores, la prevalencia técnica que permita una conducción eficiente del Servicio Nacional de Salud.
Si se pretende dar una medicina social integral, oportuna, eficiente, humana, deben tomarse todos los resguardos, porque si no se cumple ese objetivo, surge de inmediato la medicina privada y, con ello, el rechazo a esta medida socializada, el repudio de la ciudadanía toda.
No hay que olvidar que en Cuba, país que ha experimentado una revolución social importante y, para muchos, ejemplo en esta materia, existe medicina privada y pareciera que no tiene tendencia a desaparecer.
Nosotros participamos de la incorporación de la comunidad a los servicios de salud. O sea, estamos con la democratización, pero debemos entender, muy claramente y en forma objetiva, que la comunidad, en el momento actual, no está capacitada para dirigir los servicios donde hay, indiscutiblemente, una prevalencia técnica.
Nadie puede negar el hecho de que en ocasión del surgimiento de nuevas estructuras sociales, se exija que el hombre se sienta incorporado y sea parte integrante de estas estructuras en forma personalizada.
En otras palabras, la incorporación de la comunidad es lógica, puesto que está destinada a promover el bienestar general; pero, repetimos, esta comunidad debe preparase, previamente, en comisiones de trabajo, en estudios complementarios, familiarizarse con las normas de acción, etcétera.
Por esta razón, creemos que en una primera etapa la comunidad debe ser preparada por los entendidos. En todo caso, la acción de ella debe ser de tipo informativo y de asesoría, y sin facultades ejecutivas. Insistimos en esto, porque en el problema de la salud no sólo debe buscarse dar "mejor salud", sino que deben considerarse otros factores importantes que son, fundamentalmente, la educación, los salarios, la alimentación, etcétera.
Respecto de la descentralización del Servicio, se ha dicho que habrá centralización normativa y descentralización ejecutiva. Coincidimos con este pensamiento, siempre que la descentralización sea, fundamentalmente, de tipo administrativo y presupuestario. De ninguna manera debe aceptarse que la descentralización sea por función delegada de la autoridad superior, sino que debe ser establecida por modificación legal o reglamentaria. Sólo así habrá resultados positivos.
Los médicos que hemos dirigido servicios por muchos años sabemos muy bien que sólo la descentralización administrativa y de presupuestos permite la verdadera implementación de las acciones de salud y que sólo de este hecho ha de nacer, consecuencialmente, la desburocratización de las prestaciones.
Señor Presidente, estamos viviendo el monopolio de las diversas actividades del Estado, que impone el gobierno de la Unidad Popular en los niveles económicos e industriales para llevarnos a un estatismo que todos rechazamos. Es evidente que, por este camino, el Gobierno no podía dejar de mano la decisión de estatizar la medicina.
La creación del Servicio Único de Salud conspira contra la existencia misma del Colegio Médico de Chile, único organismo rector de la actividad médica y cuya presidencia desempeñara, en alguna oportunidad, el Primer Mandatario, quien, justo es reconocerlo, defendió siempre con calor la independencia y la autonomía del Colegio y, por cierto, la de todos los colegiados.
El tema a que nos lleva la intención de crear un Servicio Único de Salud es de tal importancia, que estimamos que una decisión sobre esta materia debe plantearse a través de un proyecto de ley con este pensamiento y no por un simple decreto. Debe haber amplio debate entre autoridades de la Salud, Colegio Médico y, sobre todo, con los beneficiarios que son, en última instancia, los que financian las prestaciones. En especial, debe escucharse a los empleados del país que han luchado desde hace muchos años por contar con su propio servicio. Hoy disponen de la ley Nº 16.781, de Medicina Curativa, dictada en la Administración Freí y que cuenta con el beneplácito de todos ellos, porque, fundamentalmente, se aplica y realiza por el sistema de la libre elección, reconociendo el derecho ciudadano a elegir libremente al médico que le dé garantías.
La Unidad Popular, hasta este momento, no ha presentado estudio alguno sobre la materia. No sabemos cómo va a enfocar el problema de la reestructuración del Servicio Nacional de Salud y el camino para llegar a este Servicio Único de Salud.
Los Diputados de estos bancos, que integramos la Comisión de Salud de la Cámara, hemos solicitado, como ya se ha dicho, en forma reiterada, la necesidad de conocer todos estos informes previos. Lamentablemente, nada hemos logrado. Deseamos conocer los estudios de la planta del personal y de encasillamiento, formas de designaciones, condiciones de trabajo, política de construcciones hospitalarias y ele policlínicas, las normas y reglamentos de administración y de operación del futuro Servicio, plan de operaciones y financiamiento que supone la investigación de la demanda satisfecha e insatisfecha de la atención médica y dental, demanda y oferta de los profesionales de la salud, índices de productividad profesional, rendimiento de los servicios y factibilidad de financiamiento. Esto último es básico, porque la inversión y el presupuesto del Servicio Nacional de Salud aumenta en forma abismante y, sin embargo, su real expansión no es efectiva. Como se ha dicho en más de una oportunidad, si se mantiene la línea de los recursos en forma horizontal y la línea de demanda de las prestaciones en forma francamente vertical, indiscutiblemente el Servicio Nacional de Salud vivirá una crisis que lo llevará al colapso total.
Por eso, decimos que la materia es de suyo muy delicada y creemos que lo lógico y racional sería estudiar esta materia a través de un proyecto de ley, lo que lamentablemente no podrá hacerse en este período por estar prohibido. Sólo podríamos intentar, tal vez, una reforma constitucional, o que presente el proyecto el propio Ejecutivo.
El único estudio serio que se conoce lo ha presentado el Colegio Médico de Chile, y es la consecuencia de los principios básicos de discusión de la convención última. Se llama "Sistema Único de Salud" y es, en esencia, un Organización Nacional Coordinadora de todos los servicios de salud del país.
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